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Trata sbre la descripcion del cancer de mama y como abordar el tema nutricional en este tipo de cancer
Typology: Thesis
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. Neoplasia mamaria . Nutrición oncológica . Carcinogénesis . Metástasis KEYWORDS: . Breast neoplasia . Oncology nutrition . Carcinogenesis . Metastasis INTRODUCCIÓN: El cáncer de mama (CM) es la neoplasia maligna más prevalente en mujeres a nivel global, con aproximadamente 2.3 millones de nuevos casos anuales (Giaquinto et al., 2022). No solo ocupa el primer lugar en incidencia, sino que también representa una de las principales causas de mortalidad oncológica en numerosos países. Su etiología es multifactorial, combinando factores no modificables —como la predisposición genética (ej. mutaciones en BRCA1/2) y la exposición prolongada a estrógenos endógenos— con elementos modificables vinculados al estilo de vida. Entre estos últimos destacan la obesidad, el sedentarismo, el consumo de alcohol y una dieta inadecuada, mientras que el consumo de frutas y verduras ejerce un efecto protector. Estos factores nutricionales y metabólicos (ej. exceso de tejido adiposo o aumento de la circunferencia de cintura) son especialmente relevantes, ya que, al ser prevenibles, ofrecen oportunidades clave para estrategias de prevención primaria López, Bermejo, Kohen, Cruz. 2023). En el ámbito terapéutico, los avances recientes —como la inmunoterapia y las terapias dirigidas contra HER2— han
mejorado significativamente el pronóstico incluso en subtipos agresivos, como el CM triple negativo. Estos progresos subrayan la importancia de abordar la enfermedad desde un enfoque integral, que combine prevención, diagnóstico temprano y terapias personalizadas (Valle et al. 2019). ABSTRACT: Breast cancer (BC) is the most prevalent malignancy in women worldwide, with approximately 2.3 million new cases annually (Giaquinto et al., 2022). It not only ranks first in incidence but also represents one of the leading causes of cancer mortality in many countries. Its etiology is multifactorial, combining non- modifiable factors—such as genetic predisposition (e.g., BRCA1/2 mutations) and prolonged exposure to endogenous estrogens—with modifiable elements linked to lifestyle. The latter include obesity, a sedentary lifestyle, alcohol consumption, and an inadequate diet, while fruit and vegetable consumption exerts a protective effect. These nutritional and metabolic factors (e.g., excess adipose tissue or increased waist circumference) are especially relevant because, being preventable, they offer key opportunities for primary prevention strategies. López, B. Bermejo, L. Kohen, V. Cruz, E. (2023). In the therapeutic field, recent advances— such as immunotherapy and HER2-targeted therapies—have significantly improved the prognosis, even in aggressive subtypes such as triple-negative BC. These advances underscore the importance of addressing the disease from a comprehensive perspective, combining prevention, early diagnosis, and personalized therapies (Valle et al., 2019). DEFINICIÓN: El cáncer de mama (CM) es una enfermedad maligna caracterizada por la proliferación anormal y descontrolada de células epiteliales en los conductos o lobulillos mamarios, con capacidad para invadir tejidos circundantes y diseminarse a órganos distantes (metástasis). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2023), representa el 25% de todos los cánceres en mujeres, con
Cáncer de seno inflamatorio: Es poco frecuente y es un tipo de carcinoma ductal invasivo (Hanahan. 2022). Signos y síntomas: Hinchazón y enrojecimiento, causados por células cancerosas que bloquean los vasos linfáticos en la piel, lo que provoca que el seno se vea "inflamado". Hoyuelos o engrosamiento de la piel del seno que pueden ocasionar que luzca y se sienta como la cáscara de una naranja Un pezón retraído o invertido Un seno que luce más grande que el otro debido a la hinchazón Un seno que se siente más caliente y pesado que el otro seno Puede que sienta comezón (picor), sensibilidad, o dolor al palpar el seno Hinchazón de los ganglios linfáticos debajo de los brazos o cerca de la clavícula Inflamación en ganglios linfáticos de las axilas o alrededor de la clavícula Enfermedad Paget del seno : afecta la piel del pezón y la areola (el círculo oscuro que rodea al pezón). Por lo general, la enfermedad de Paget afecta solamente a un seno. Del 80% al 90% de los casos de esta enfermedad, por lo general se descubre un carcinoma ductal in situ (DCIS) o carcinoma ductal infiltrante (cáncer de seno invasivo) (Hanahan. 2022). Signos y síntomas: La piel del pezón la areola con frecuencia se presenta con costras, escamas y está enrojecida. Posiblemente salga sangre o líquido amarillo del pezón. Se ve plano o invertido y puede sentir ardor o comezón. Angiosarcoma del seno : Es un cáncer poco común que se origina en las células que revisten los vasos sanguíneos o los vasos linfáticos.
Signos y síntomas: Cambios en la piel, como nódulos de color morado, una protuberancia en el seno, o ambos. Cambios en la piel, como nódulos de color morado, una protuberancia en los brazos afectados de las mujeres con linfedema (hinchazón que puede surgir después de la cirugía o la radioterapia para tratar el cáncer de seno). Tumores filoides del seno : Son tumores mamarios poco comunes que comienzan en el tejido conectivo (estroma) del seno, y no en los conductos ni en las glándulas (que es donde comienzan la mayoría de los cánceres de seno). La mayoría de los tumores filoides son benignos y sólo un pequeño número son malignos (Waks y Winer. 2019). Se dividen en 3 tipos Tumores benignos (no cancerosos) que representan más de la mitad de todos los casos de tumores filoides. Estos tumores son los que tienen menos probabilidades de crecer rápidamente o propagarse. Tumores limítrofes los cuales tienen características intermedias entre los tumores benignos y malignos (cancerosos). Tumores malignos (cancerosos) representan aproximadamente 1 de cada 4 tumores filoides. Estos tumores suelen crecer más rápido y son los que tienen la mayor probabilidad de propagarse o de regresar después del tratamiento. Signos y síntomas: Se sienten masas con cierta firmeza en los senos que a veces causan dolor y otras no. Desde una perspectiva molecular, el CM se clasifica en cuatro subtipos principales basados en la expresión de receptores:
ATM, NBN y PALB2. Bajo riesgo: Genes como TOX3, APOBEC3, FGFR2, CASP8 y MAP3K1 (Scalia, Colins, Penson y Dizon, 2016). Por otro lado, las hormonas juegan un papel fundamental en el desarrollo y progresión del cáncer de mama. Estas influyen directamente en la enfermedad al modular la estructura y crecimiento de las células tumorales epiteliales. Cabe destacar que los diferentes tipos de cáncer de mama varían en su sensibilidad hormonal, lo que explica por qué el estado hormonal (particularmente la diferencia entre mujeres premenopáusicas y posmenopáusicas) modifica sustancialmente el riesgo de desarrollar la enfermedad (Britt, Cuzick y Phillips, 2020). También los factores de riesgo nutricionales desempeñan un papel fundamental en la modulación del riesgo de cáncer de mama, principalmente a través de su influencia en el desarrollo mamario y la composición corporal. La talla, como marcador del estado nutricional durante el crecimiento, condiciona el desarrollo mamario temprano mediante la acción de hormonas (como la insulina) y factores de crecimiento (especialmente el IGF). Este crecimiento acelerado se asocia con un mayor número de divisiones celulares, incrementando la probabilidad de errores en la replicación del ADN que pueden favorecer la carcinogénesis mamaria. La composición corporal, particularmente el exceso de tejido adiposo, constituye otro factor crítico. Según Namazi et al. (2019), un mayor porcentaje de grasa corporal se relaciona directamente con un aumento del riesgo. Esta asociación es especialmente relevante en mujeres posmenopáusicas, donde se ha observado un incremento del 12% en el riesgo por cada 5 kg/m² de aumento en el IMC (Chan et al. 2019). Los periodos de crecimiento rápido representan ventanas críticas de vulnerabilidad para el desarrollo tumoral, ya que el tejido adiposo excesivo: Eleva las concentraciones de
hormonas circulantes Promueve resistencia a la insulina e hiperinsulinemia Crea un microambiente que favorece la carcinogénesis Suprime los mecanismos de apoptosis celular programada Además, la obesidad induce un estado inflamatorio crónico de bajo grado caracterizado por la secreción permanente de citocinas y adipocinas proinflamatorias, que según Nimptsch y Pischon (2016) establecen las condiciones ideales para la progresión del cáncer de mama. Medidas antropométricas específicas y riesgo La circunferencia abdominal aumentada muestra una asociación dosis-respuesta con el riesgo de cáncer de mama, con incrementos del 11-15% por cada 10 cm de aumento (Chan et al. 2019). Esta relación presenta un patrón no lineal, mostrando una reducción del riesgo al superar los 80 cm en mujeres premenopáusicas. Paralelamente, un índice cintura-cadera (ICC) elevado se ha establecido como predictor independiente de riesgo. Factores dietéticos específicos El consumo de carnes rojas y procesadas representa otro componente modificable del riesgo. La evidencia muestra que: 100 g/día de carne roja aumentan el riesgo en 10% 50 g/día de carne procesada lo incrementan en 18% (Kazemi et al.
Los mecanismos propuestos incluyen:
espiculadas (95% de malignidad), clasificadas mediante el sistema BI-RADS (Sociedad Americana de Radiología, 2023). El ultrasonido complementario diferencia lesiones quísticas de sólidas y evalúa vascularización mediante Doppler, mientras que la resonancia magnética se reserva para casos de alto riesgo genético o evaluación de respuesta a quimioterapia neoadyuvante (NCCN Guidelines, 2024). La confirmación histológica se obtiene mediante biopsia por punción con aguja gruesa (BAG), que permite analizar el tipo histológico (ductal infiltrante en 80% de casos), grado tumoral (según escala Bloom-Richardson) y perfil molecular (receptores de estrógeno/progesterona y HER2) (Instituto Nacional de Cancerología Colombia. 2023). En paralelo, la evaluación nutricional es fundamental desde el diagnóstico. Se documenta pérdida de peso >5% en 3 meses (criterio de caquexia), niveles de albúmina <3.5 g/dL (asociado a mayor toxicidad por quimioterapia) y déficit de micronutrientes como vitamina D (presente en 70% de pacientes al diagnóstico) (ESPEN, 2023). La intervención nutricional se personaliza según la fase de tratamiento: durante quimioterapia se recomienda dieta hiperproteica (1. g/kg/día) con suplementos de glutamina para prevenir mucositis, mientras que en radioterapia se enfatiza el consumo de omega-3 (2 g/día de EPA+DHA) para reducir inflamación (Oncology Nutrition, 2024). Alimentos funcionales como semillas de lino (25 g/día) aportan lignanos con actividad antiestrogénica, y hongos como Ganoderma lucidum muestran efectos antiproliferativos in vitro (Journal of Nutritional Oncology, 2023). Sin embargo, se contraindican suplementos antioxidantes en dosis farmacológicas durante quimioterapia basada en radicales libres, y se evita el pomelo por interacciones con taxanos (FDA, 2023). El seguimiento incluye monitorización de parámetros como el índice de masa muscular (mediante BIA) y niveles de 25-OH-vitamina D, ajustando la intervención cada 8 - 12 semanas (Sociedad Europea de Nutrición Clínica, 2024).
El cáncer de mama surge como consecuencia de alteraciones moleculares acumulativas que transforman las células epiteliales normales de los conductos mamarios (80% de los casos) o lobulillos (10-15%) en células malignas con capacidad de proliferación autónoma (Hanahan y Weinberg, 2022). Este proceso oncogénico se inicia típicamente con mutaciones somáticas en genes reguladores clave como TP53 (40% de casos), PIK3CA (35%) y GATA3 (15%), que alteran los mecanismos de reparación del ADN y el ciclo celular (Cancer Genome Atlas Network, 2020 ). La progresión tumoral está mediada por la activación aberrante de vías de señalización como ERBB2/HER2 (en 20% de casos), que promueve la proliferación a través de MAPK y PI3K/AKT/mTOR, y la pérdida de función de genes supresores como BRCA1/2 (15% de casos hereditarios), que normalmente participan en la reparación de rupturas de doble cadena del ADN (Stratton et al. 2021). Los diferentes subtipos de cáncer de mama, determinados por la presencia o ausencia de receptores hormonales (estrógeno y progesterona) y la sobreexpresión del receptor HER2, son cruciales para decidir el enfoque terapéutico. Los tumores con receptores hormonales positivos pueden beneficiarse de medicamentos que bloquean estos receptores, mientras que los tumores con sobreexpresión HER2 suelen responder bien a tratamientos específicos. Las mutaciones genéticas como BRCA1 y BRCA2 son muy importantes en el contexto del cáncer de mama. Estas mutaciones aumentan significativamente el riesgo (hasta un 70%) y ofrecen oportunidades para intervenciones preventivas, como la mastectomía bilateral profiláctica, que puede reducir este riesgo en un 90%. Además, otras mutaciones en genes como CHEK2, PALB y TP53 también elevan el riesgo y son relevantes en las pruebas genéticas Hanahan, (2022).
o caquexia (Arends et al. 2023). En cuanto a macronutrientes, se recomienda un aporte proteico de 1.2-1.5 g/kg/día, priorizando proteínas de alto valor biológico como huevo, pescado y lácteos bajos en grasa, con incremento hasta 2 g/kg/día si existe sarcopenia asociada (Ryan et al. 2020). Los carbohidratos deben representar el 45-55% del valor calórico total, prefiriendo fuentes de bajo índice glucémico como avena, quinoa, mientras las grasas saludables (aguacate, aceite de oliva, nueces) deben cubrir el 25- 35% del aporte energético, con énfasis en ácidos grasos omega-3 (EPA+DHA 2 g/día) por su efecto antiinflamatorio (Rock et al. 2022). Respecto a los micronutrientes, se han identificado necesidades específicas durante el tratamiento oncológico. La vitamina D es crucial, con recomendaciones de suplementación entre 1000-2000 UI/día para mantener niveles séricos >30 ng/mL, dada su relación con mejor pronóstico y respuesta inmunológica (Zirpoli et al. 2022). El hierro debe monitorizarse estrechamente, especialmente en pacientes con anemia por quimioterapia, sugiriéndose 18 mg/día en premenopáusicas y 8 mg/día en posmenopáusicas, preferentemente como hierro hemo (carnes rojas magras) o con coadministración de vitamina C para mejorar su absorción (NCCN, 2024). Los antioxidantes como vitamina E (15 mg/día) y selenio (55 mcg/día) deben obtenerse principalmente de alimentos (almendras, semillas de girasol, pescados), evitando megadosis que podrían interferir con la radioterapia (ESPEN, 2023). La suplementación con probióticos que contengan cepas como Lactobacillus rhamnosus GG (1×10^9 UFC/día) está indicada para prevenir diarrea asociada a antibióticos, mientras que la glutamina ( g/día) ha demostrado reducir la mucositis inducida por quimioterapia (Arends et al., 2023). Es fundamental evitar interacciones entre nutrientes y tratamientos oncológicos. Por ejemplo, los alimentos ricos en tiramina (quesos curados, embutidos) pueden
interferir con los inhibidores de MAO usados en metástasis cerebrales, mientras el pomelo y sus derivados están contraindicados durante terapias con taxanos por inhibición del citocromo P450 (NCCN, 2024). Para pacientes con tumores hormonodependientes (RE+), se recomienda moderar el consumo de fitoestrógenos concentrados (aislados de soja), aunque alimentos integrales como tofu o edamame pueden consumirse en porciones controladas (≤3 porciones/semana) según la Sociedad Americana de Cáncer (Rock et al., 2022). También es importante conocer que un estudio clave de Ryan et al. (2020) demostró que el inicio temprano de soporte nutricional en pacientes con caquexia mejora significativamente los resultados clínicos, destacando la importancia de la evaluación nutricional continua durante el tratamiento oncológico. La decisión entre SNE y SNP debe basarse en criterios como la funcionalidad gastrointestinal, el pronóstico del paciente y los objetivos del tratamiento, priorizando siempre la vía enteral cuando sea viable y considerando que el SNP tiene mayores riesgos infecciosos y metabólicos (NCCN, 2024). CONCLUSIONES: El cáncer de mama es una enfermedad compleja y multifactorial que representa un desafío significativo en la salud pública global. Su desarrollo está influenciado por una combinación de factores genéticos, hormonales, ambientales y de estilo de vida, lo que subraya la importancia de un enfoque integral para su prevención, diagnóstico y tratamiento. A lo largo de nuestra discusión, hemos explorado desde los aspectos fisiopatológicos, donde alteraciones moleculares como mutaciones en BRCA1/ y la activación de vías de señalización como HER2 juegan un papel central, hasta los diferentes subtipos histológicos y moleculares que determinan la agresividad y respuesta terapéutica de cada tumor. El diagnóstico temprano sigue siendo la piedra angular para mejorar los resultados clínicos, destacándose el uso de herramientas
de políticas públicas efectivas son clave para reducir la carga de esta enfermedad y mejorar la supervivencia y calidad de vida de las pacientes en todos los rincones del mundo. La esperanza sigue creciendo con cada avance científico, pero también con cada conversación informada y cada acción dirigida a la prevención y el diagnóstico oportuno. RECOMENDACIONES: El abordaje nutricional en pacientes con cáncer de mama debe ser integral y adaptado a las necesidades individuales, considerando tanto la fase del tratamiento como los efectos secundarios presentes. La evidencia científica actual respalda que una intervención nutricional adecuada puede mejorar significativamente la tolerancia a los tratamientos oncológicos, reducir complicaciones y optimizar los resultados clínicos. El consumo de ácidos grasos monoinsaturados (aceite de oliva extra virgen, aguacate) y poliinsaturados omega- 3 (pescados azules, semillas de chía y linaza molida), los cuales han demostrado tener efectos antiinflamatorios y potencialmente antitumorales. Es crucial limitar al máximo las grasas saturadas de origen animal y eliminar completamente las grasas trans de productos ultraprocesados. La hidratación adecuada, con un consumo mínimo de 2 a 3 litros de líquidos al día, adquiere especial relevancia durante los tratamientos quimioterapéuticos y radioterápicos. Se recomienda el consumo de agua mineral, infusiones suaves (manzanilla, jengibre) y caldos vegetales, evitando bebidas azucaradas y alcohólicas que pueden interferir con la eficacia del tratamiento. Para el manejo de efectos secundarios específicos, se proponen estrategias nutricionales diferenciadas. En casos de náuseas y
vómitos, se sugiere el consumo frecuente de pequeñas cantidades de alimentos secos y fríos (galletas saladas, pan tostado), junto con el uso de jengibre fresco en infusiones o rallado sobre los alimentos. Para la mucositis, se recomiendan preparaciones suaves y frías como purés, flanes o helados caseros de frutas, evitando alimentos ácidos, picantes o muy calientes que puedan irritar las mucosas. Los alimentos funcionales con potencial onconutricional deben incorporarse de manera estratégica. El consumo diario de 25 gramos de semillas de lino molidas aporta lignanos con actividad moduladora hormonal, particularmente relevante en tumores hormonodependientes. La cúrcuma, con su principio activo curcumina, puede utilizarse como condimento habitual (500 mg/día) por sus propiedades antiinflamatorias. El té verde, rico en polifenoles, puede consumirse en 2 - 3 tazas diarias, preferentemente fuera de las comidas principales para optimizar la absorción de hierro. El consumo de cereales integrales (avena, arroz integral, quinoa), tubérculos (camote, yuca) y vegetales ricos en fibra soluble (brócoli, zanahorias). Estos alimentos no solo proporcionan energía sostenida, sino que además contribuyen al mantenimiento del microbiota intestinal saludable, particularmente importante durante los tratamientos inmunosupresores. Es importante destacar que estas recomendaciones deben individualizarse según el subtipo tumoral, el tratamiento recibido y las comorbilidades presentes. En todos los casos, se recomienda el seguimiento periódico con un especialista en nutrición oncológica para ajustar el plan nutricional según la evolución clínica y garantizar así los mejores resultados terapéuticos. REFERENCIAS
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