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Debemos tener al calentamiento, Lecture notes of Particle Physics

Uno de los problemas de la contaminación ambiental es lo insidioso de sus efectos. Salvo aquellas personas que tienen asma o problemas respiratorios, los demás apenas notan que esté ahí. Ni siquiera cuando la “boina” que cubre las metrópolis se hace tan densa que no se distinguen los coches de la calle desde las torres altas, como ocurre en Pekín, o no deja ver el horizonte, como ocurre en Madrid, la ciudadanía tiene conciencia del peligro que eso representa.

Typology: Lecture notes

2019/2020

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¿DEBEMOS TEMER AL CALENTAMIENTO DE LA TIERRA?
Por Dennis Avery
Todos hemos leído historias sobre el fantasma del calentamiento global. Aunque algunos
científicos insisten en que hay motivos de alarma, las pruebas indican lo contrario. Podría ocurrir
un calentamiento global, pero, en ese caso, no será necesariamente extremo. De hecho, podría
incluso ser benéfico para el ambiente.
Cuando el senador Mitchell presentó su sombrío pronóstico, había burdos modelos
climáticos elaborados por computadora que predecían dos o tres veces más calentamiento que el
que pronostican hoy. Los investigadores están diciendo ahora que es probable que la Tierra se
caliente en cerca de 1.5 grados centígrados durante el próximo siglo.
Aunque parezca mucho, no lo es. El planeta experimentó un calentamiento similar en
épocas recientes de la historia. ¡Y lo cierto es que nos fue bien! Según el Instituto de Ciencias y
Medicina de Oregon, la Tierra se calentó en cerca de 1.5 grados entre 900 y 1300 de nuestra era.
Muchos científicos creen que en ese período la producción alimentaria creció porque los
inviernos fueron más benignos, y las temporadas de cultivo, más largas. Algunas regiones agrícolas
claves experimentaron menos inundaciones y sequías. En muchos lugares decayó la tasa de
mortalidad, en parte por la disminución del hambre y en parte porque la gente pasaba menos tiempo
amontonada en chozas húmedas y llenas de humo que hubieran podido propiciar la propagación de
la tuberculosis y de otras enfermedades infecciosas.
La prosperidad hizo posible un auge de la creatividad: en la arquitectura, en el arte y en las
invenciones de aplicación práctica. En Europa, los artesanos construyeron las imponentes
catedrales que hasta la fecha asombran a los turistas por su belleza y excelente ingeniería. En el
sureste de Asia, el pueblo jemer construyó el enorme complejo de templos de Angkor Wat. Por su
parte, los birmanos edificaron miles de templos en su capital, Pagan. El molino de viento y la rueca
hicieron su aparición en la vida cotidiana.
El comercio floreció, en parte, porque hubo menos tormentas en el mar. Los vikingos
descubrieron Groenlandia cerca del año 950. El clima era tan cálido que los colonos se sostenían
apacentando su ganado en lo que hoy es tundra congelada.
La agricultura se extendió más al norte en Escandinavia, Rusia y Japón. Inglaterra era tan
cálida que pudo sostener una próspera industria vinícola.
Sabemos menos acerca de lo que ocurrió en América del Norte. De lo que tenemos
conocimiento es de que las Grandes Planicies, el valle del alto Mississippi y la región suroeste al
parecer recibían más lluvia que hoy. La civilización anazasi tuvo abundantes cosechas. En África
del Norte existen indicios de que el Sahara se redujo a consecuencia del aumento de las lluvias.
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¿DEBEMOS TEMER AL CALENTAMIENTO DE LA TIERRA?

Por Dennis Avery

Todos hemos leído historias sobre el fantasma del calentamiento global. Aunque algunos científicos insisten en que hay motivos de alarma, las pruebas indican lo contrario. Podría ocurrir un calentamiento global, pero, en ese caso, no será necesariamente extremo. De hecho, podría incluso ser benéfico para el ambiente. Cuando el senador Mitchell presentó su sombrío pronóstico, había burdos modelos climáticos elaborados por computadora que predecían dos o tres veces más calentamiento que el que pronostican hoy. Los investigadores están diciendo ahora que es probable que la Tierra se caliente en cerca de 1.5 grados centígrados durante el próximo siglo. Aunque parezca mucho, no lo es. El planeta experimentó un calentamiento similar en épocas recientes de la historia. ¡Y lo cierto es que nos fue bien! Según el Instituto de Ciencias y Medicina de Oregon, la Tierra se calentó en cerca de 1.5 grados entre 900 y 1300 de nuestra era. Muchos científicos creen que en ese período la producción alimentaria creció porque los inviernos fueron más benignos, y las temporadas de cultivo, más largas. Algunas regiones agrícolas claves experimentaron menos inundaciones y sequías. En muchos lugares decayó la tasa de mortalidad, en parte por la disminución del hambre y en parte porque la gente pasaba menos tiempo amontonada en chozas húmedas y llenas de humo que hubieran podido propiciar la propagación de la tuberculosis y de otras enfermedades infecciosas. La prosperidad hizo posible un auge de la creatividad: en la arquitectura, en el arte y en las invenciones de aplicación práctica. En Europa, los artesanos construyeron las imponentes catedrales que hasta la fecha asombran a los turistas por su belleza y excelente ingeniería. En el sureste de Asia, el pueblo jemer construyó el enorme complejo de templos de Angkor Wat. Por su parte, los birmanos edificaron miles de templos en su capital, Pagan. El molino de viento y la rueca hicieron su aparición en la vida cotidiana. El comercio floreció, en parte, porque hubo menos tormentas en el mar. Los vikingos descubrieron Groenlandia cerca del año 950. El clima era tan cálido que los colonos se sostenían apacentando su ganado en lo que hoy es tundra congelada. La agricultura se extendió más al norte en Escandinavia, Rusia y Japón. Inglaterra era tan cálida que pudo sostener una próspera industria vinícola. Sabemos menos acerca de lo que ocurrió en América del Norte. De lo que sí tenemos conocimiento es de que las Grandes Planicies, el valle del alto Mississippi y la región suroeste al parecer recibían más lluvia que hoy. La civilización anazasi tuvo abundantes cosechas. En África del Norte existen indicios de que el Sahara se redujo a consecuencia del aumento de las lluvias.

Por su puesto, también hubo aspectos negativos. Por ejemplo, las estepas de Asia y partes de California sufrieron períodos de sequía. Aun así, la experiencia medieval con el calentamiento de la Tierra debería tranquilizarnos. Muchos científicos dicen que los hallazgos más recientes justifican tal optimismo. Es probable que el calentamiento esperado modere las temperaturas bajas de la noche y del invierno en vez de elevar las temperaturas altas del día y del verano. Así pues, casi no sentirán sus efectos las plantas, los árboles y las personas. El aumento que se espera en los niveles de bióxido de carbono (CO 2 ) provocado por la quema de combustibles fósiles podría generar un "paraíso vegetal". El CO 2 actúa como fertilizante para las plantas. Más de un millar de experimentos con cultivos alimenticios en 29 países muestran que si la cantidad de bióxido de carbono existente en el mundo se duplicara, aumentaría en 50 por ciento el rendimiento de los cultivos. Además, la presencia de más CO 2 vigorizaría los bosques y selvas de todo el mundo, y les permitiría sustentar más vida salvaje. La mayoría de los cálculos multimillonarios de lo que costaría un calentamiento global, hechos en los años 80, se basaban en la predicción de que lugares como Nueva York y Bangladesh se hundirían bajo los mares, cuyo nivel subiría a causa del derretimiento de los casquetes polares. Dicen los científicos que eso no ocurrirá. Parecerá paradójico, pero un calentamiento moderado de las regiones polares, normalmente frías y secas, generaría más hielo, no menos. Si las temperaturas suben unos grados, habrá más humedad en el aire, más nevadas y, por consiguiente, más hielo polar. Los alarmistas del calentamiento global también han dicho que un planeta más caliente podría padecer condiciones meteorológicas más extremas. También esto es improbable. Cuanto menor sea la diferencia entre las temperaturas del polo norte y el ecuador, más benigno será el tiempo. De ocurrir, la mayor parte del calentamiento será hacia polos, y muy poco cerca del ecuador. Por tanto, se presentarían menos variaciones de temperatura, que son las responsables de las grandes tormentas. La historia y la climatología demuestran que el único motivo de alarma son los alarmistas mismos. Cualquier calentamiento global que se presente en el siglo XXI será modesto y traerá consigo uno de los mejores ambientes que hayan disfrutado los humanos, los animales y las plantas.