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REPORTE DE PRACTICA SOBRE TRANSMISIONDE FITOVIRUS POR VECTORES DE LA FAMILIA APHIDAE
Typology: Study Guides, Projects, Research
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Evaluación De La Transmisión No Persistente De Virus Fitopatógenos Por Áfidos Mediante Observación De Síntomas En Cucurbitáceas Ángel Abigail López Escobar, Dante Martínez Zamora, José Armando Medina Antonio, Oswaldo Mendoza Mendoza, Saira Marlen Martínez Valdez, Thamara Marlen Monroy Castro, Vania Stephany Morales Californias. Universidad Autónoma Chapingo, Departamento de Parasitología Agrícola Introducción Las cucurbitáceas suelen verse gravemente afectadas por varias plagas y enfermedades, entre ellas, los virus. Se destacan no solo por su impacto negativo en la calidad y el rendimiento de los alimentos, sino también por la complejidad de controlarlos de forma eficiente (Juarez, 2023). Aphididae transmite casi el 30% de las especies conocidas de virus fitopatógenos, se ha estimado que estos son responsables de alrededor de 30 000 millones de dólares en pérdidas anuales en los cultivos causando devastadoras consecuencias económicas en el sector agrícola, siendo así que resulta importante conocer su comportamiento. Los virus transmitidos de manera no persistente están estrechamente relacionados con el comportamiento de los Aphididae vectores, en particular a la capacidad de los áfidos de adquirir e inocular el virus durante las sondas de muestreo y su propensión a moverse entre las plantas (Rensburg, 2002). Según este modo de transmisión, los viriones son retenidos brevemente por su vector, se adhieren rápidamente a los hospederos, y suelen transmitirse a plantas sanas durante las sondas de muestreo. Los áfidos transitorios, que se alimentan de varias plantas al día, se consideran los principales vectores de virus de transmisión no persistente. Sin embargo, aquellos que resultan resistentes, pueden completar su ciclo de vida en un solo hospedante y verse afectados por prácticas agronómicas, a pesar de también transmitir virus de manera no persistente (Sridhar, 2022). Objetivo Observar la respuesta sintomática de plantas de cucurbitáceas frente a la transmisión no persistente de un virus, a través de vectores del grupo Aphididae , con el fin de establecer una posible relación entre los síntomas manifestados y un virus específico. Marco Teórico
La transmisión de virus por áfidos es un mecanismo rápido y transitorio, en el que los viriones se adhieren superficialmente a las estructuras bucales del insecto sin atravesar barreras celulares ni replicarse en su interior (Ng & Falk, 2006). Este tipo de transmisión se produce cuando el áfido realiza breves sondas en los tejidos epidérmicos de una planta infectada, lo que permite la adquisición e inoculación del virus en lapsos que pueden ir de segundos a pocos minutos (Fereres & Moreno, 2009). Este proceso de adquisición y transferencia viral está directamente relacionado con la morfología y funcionalidad de las partes bucales del insecto vector. Los áfidos presentan estructuras punzocortantes especializadas que les permiten succionar activamente la savia del floema. El estilete, órgano penetrante, contiene dos canales internos: el canal alimenticio, encargado de la ingestión de la savia, y el canal salivar, que permite la expulsión de saliva durante la alimentación. Este conjunto está protegido por el rostrum y conectado al tracto digestivo mediante el esófago. La penetración del estilete requiere la secreción de saliva, la cual se coagula en el tejido vegetal formando una vaina protectora que facilita su inserción. Se ha reportado que los áfidos pueden tardar hasta media hora en alcanzar el floema. Además, la transmisibilidad de ciertos virus puede estar restringida a un ú nico vector, lo cual denota una alta especificidad entre insecto y virus (Collar et al., 1988; Martínez et al., 2001). Una vez que el estilete entra en contacto con los tejidos vegetales, los viriones se adhieren principalmente al canal alimenticio, lo que permite que sean transferidos a otra planta hospedera durante los primeros contactos posteriores a la adquisición (Powell, 2005). La capacidad infectiva del áfido es de corta duración y se pierde conforme el insecto continúa alimentándose, ya que las partículas virales se desprenden de sus estructuras bucales. Por esta razón, este tipo de transmisión está asociada a una dispersión localizada y a un periodo de transmisión limitado. Ahora bien, aunque el virus logre ser introducido en el tejido vegetal, su sola presencia no garantiza la manifestación de síntomas. Según Hull (2014), muchos virus requieren un periodo de incubación antes de inducir síntomas visibles, por lo que si la infección es reciente, el patógeno puede no haber alcanzado una concentración suficiente para provocar alteraciones fenotípicas. De igual forma, Scholthof (2007) explica que factores ambientales como la temperatura, la intensidad lumínica o la humedad relativa pueden alterar, retrasar o incluso inhibir completamente la expresión sintomática, a pesar de que el virus esté presente en los tejidos. Además de los factores ambientales y del estado de la infección, la eficiencia del proceso también está influida por elementos propios del hospedero y del vector. Existen variedades vegetales que presentan resistencia genética, lo que permite limitar la replicación del virus o tolerar su presencia sin desarrollar síntomas evidentes (García-Arenal & McDonald, 2003). La eficiencia con la que
alimentarse de manera adecuada, ya sea por estrés fisiológico inducido por condiciones ambientales desfavorables como la ventilación excesiva, o por daño físico durante la manipulación, lo cual pudo haber afectado estructuras clave como el estilete. Sin embargo, considerando que incluso una breve inserción del estilete suele bastar para contaminar el aparato bucal del vector (Collar et al., 1997), cobra mayor fuerza la segunda hipótesis: el virus en cuestión no se transmite mediante transmisión no persistente. De acuerdo con lo descrito por Collar et al. (1997), en este tipo de transmisión las partículas virales se localizan en tejidos superficiales, como la epidermis y el mesófilo, lo que permite su rápida adquisición durante la alimentación inicial del áfido. Por tanto, la ausencia de síntomas en nuestras plantas sugiere que el virus podría encontrarse restringido a tejidos más profundos, como el floema, inaccesibles para el vector bajo una alimentación superficial. En concordancia con esto, Pirone y Perry (2002) identifican a los géneros Alfamovirus, Carlavirus , Cucumovirus, Fabavirus y Potyvirus como virus asociados a la transmisión no persistente, por lo que pueden ser descartados como posibles responsables en este caso. Asimismo, el hospedero utilizado refuerza esta hipótesis, ya que diversas especies de cucurbitáceas son comúnmente afectadas por virus como el Squash mosaic virus ( SqMV ), el cual pertenece al género Comovirus , dentro de la familia Secoviridae. Este virus se clasifica como un RNAss(+) (ICTV, 2025) y se transmite mecánicamente o a través de semilla, pero no mediante vectores como los áfidos. Por tanto, si el virus presente en la planta infectada corresponde a un Comovirus , el tipo de transmisión empleado en esta práctica no habría sido adecuado para su diseminación, lo que explicaría la ausencia de síntomas observada. Sin embargo, aún deben considerarse otros virus RNAss(+) con posible localización en floema, por lo que las hipótesis planteadas permiten asentar las bases para su futura identificación. Conclusión El presente experimento permitió profundizar en la comprensión de los procesos de transmisión viral mediados por áfidos, destacando la influencia de factores como el tipo de virus, el comportamiento del vector y las condiciones ambientales. A pesar de que las plantas fueron expuestas a individuos del grupo Aphididae , no se observaron síntomas visibles de infección, lo cual resulta inusual en casos de transmisión no persistente, donde unos pocos minutos de alimentación suelen ser suficientes para lograr la inoculación del virus.
La ausencia de síntomas sugiere que el virus involucrado no se transmite por este mecanismo, sino posiblemente mediante vías alternativas, como la transmisión persistente o mecánica. Esta hipótesis cobra mayor relevancia al considerar que muchas especies de cucurbitáceas son afectadas por virus del género Comovirus, perteneciente a la familia Secoviridae, los cuales se diseminan por contacto mecánico o a través de la semilla, sin participación de vectores como los áfidos. Asimismo, no puede descartarse que algunos áfidos hayan sufrido daño físico durante la manipulación, lo cual habría limitado su capacidad de alimentarse adecuadamente y, por ende, de actuar como vectores eficaces. En conjunto, los resultados permiten descartar la transmisión no persistente como vía eficaz de diseminación en este caso, y abren la posibilidad de realizar estudios complementarios que permitan identificar con mayor precisión el agente viral implicado. Literatura Citada Collar, L., Avilla, C., Martín, B., Duque, M., & Fereres, A. (1997). Behavioural and chemical analysis of host-plant selection by aphids. Journal of Insect Physiology, 43(7), 695–705. Fereres, A., & Moreno, A. (2009). Behavioural aspects influencing plant virus transmission by homopteran insects. Virus Research, 141 (2), 158–168. https://doi.org/10.1016/j.virusres.2008.10. García-Arenal, F., & McDonald, B. A. (2003). An analysis of the durability of resistance to plant viruses. Phytopathology, 93 (8), 941–952. https://doi.org/10.1094/PHYTO.2003.93.8. Hull, R. (2014). Plant virology (5th ed.). Academic Press. International Committee on Taxonomy of Viruses (ICTV). (2025). Listado de especies de virus más comunes que causan enfermedades en plantas. Juárez, M., Aramburu, J., & Aranda, A. (2023). Occurrence, distribution, and management of aphid-transmitted viruses in cucurbits in Spain. Plants, 12(6), 1279. https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC10057868/ Ng, K., & Falk, W. (2006). Virus–vector interactions mediating nonpersistent and semipersistent transmission of plant viruses. Annual Review of Phytopathology, 44 , 183 – 212. https://doi.org/10.1146/annurev.phyto.44.070505. Ochoa, D. (2024). Manual de prácticas: Virus (1.ª ed.). Sociedad Mexicana de Fitopatología. https://doi.org/10.18781/R.MEX.FIT.2024-