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Psicologíaimpactoenlasaludmental, Schemes and Mind Maps of Environmental Economics

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La salud mental entre las fragilidades y las
rupturas de vínculos afectivos
The mental health between the fragilities and breaks of affective
bonding
Nicolasa M. Durán P1.
1 Psicóloga. Especialista en Psicología. Magister en Psicología. Escuela de Posgrados. Correo electrónico: nicolasa.duran@amigo.edu.co
Recibido: 05 de mayo de 2014. Aprobado: 03 de julio de 2014. Publicado: 15 de marzo de 2015
Durán NM. La salud mental entre las fragilidades y las rupturas de vínculos afectivos. Rev. Fac. Nac. Salud Pública, 2015;
32(supl 1):S143-S153.
Resumen
Este artículo presenta los resultados de un proceso de
investigación cualitativa en el que se pretendió comprender
el impacto que sobre la salud mental tienen las fragilidades
vinculares y la ruptura de lazos afectivos, en la población
consultante del Oriente Antioqueño que recibe ayuda
psicológica en dos instituciones prestadoras de servicios de
salud de la región. Utilizando el método fenomenológico—
hermenéutico, los hallazgos mostraron la existencia de
nuevas formas vinculares que se caracterizan por ser
frágiles, intermitentes e imprevisibles imprimiendo en
la subjetividad de las personas consultantes, un carácter
altamente problemático y significativamente angustiante en
sus relaciones interpersonales.
----------Palabras clave: Salud mental, fragilidad, vínculo,
afectivo, ruptura.
Abstract
This article present the results of a qualitative research process
in which one tried to describe and to understand the impact that
on the mental personal health the fragilities have you will link
and the break of affective bows, in the population consultant
of the East Antioquia who receives psychological help in two
institutions providers of services of health of the region. Using
the method phenomenological - hermeneutic, the finds showed
the existence of new forms bonds that are characterized for
being fragile, intermittent and unforeseeable stamping in the
subjectivity of the persons consultants, a highly problematic
character and significantly distressing in his interpersonal
relations.
----------Keywords: Mental health, fragility, bonding, affective,
rupture.
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La salud mental entre las fragilidades y las

rupturas de vínculos afectivos

The mental health between the fragilities and breaks of affective

bonding

Nicolasa M. Durán P^1_._ (^1) Psicóloga. Especialista en Psicología. Magister en Psicología. Escuela de Posgrados. Correo electrónico: nicolasa.duran@amigo.edu.co Recibido: 05 de mayo de 2014. Aprobado: 03 de julio de 2014. Publicado: 15 de marzo de 2015 Durán NM. La salud mental entre las fragilidades y las rupturas de vínculos afectivos. Rev. Fac. Nac. Salud Pública, 2015; 32(supl 1):S143-S153.

Resumen

Este artículo presenta los resultados de un proceso de investigación cualitativa en el que se pretendió comprender el impacto que sobre la salud mental tienen las fragilidades vinculares y la ruptura de lazos afectivos, en la población consultante del Oriente Antioqueño que recibe ayuda psicológica en dos instituciones prestadoras de servicios de salud de la región. Utilizando el método fenomenológico— hermenéutico, los hallazgos mostraron la existencia de nuevas formas vinculares que se caracterizan por ser frágiles, intermitentes e imprevisibles imprimiendo en la subjetividad de las personas consultantes, un carácter altamente problemático y significativamente angustiante en sus relaciones interpersonales. ----------Palabras clave: Salud mental, fragilidad, vínculo, afectivo, ruptura.

Abstract

This article present the results of a qualitative research process in which one tried to describe and to understand the impact that on the mental personal health the fragilities have you will link and the break of affective bows, in the population consultant of the East Antioquia who receives psychological help in two institutions providers of services of health of the region. Using the method phenomenological - hermeneutic, the finds showed the existence of new forms bonds that are characterized for being fragile, intermittent and unforeseeable stamping in the subjectivity of the persons consultants, a highly problematic character and significantly distressing in his interpersonal relations. ----------Keywords: Mental health, fragility, bonding, affective, rupture.

S144 Universidad de Antioquia Rev. Fac. Nac. Salud Pública V ol. 32 ( supl 1) 2014

Introducción

El universo de las relaciones sociales e interpersonales en el interior de las colectividades humanas se ha visto intensa y rápidamente afectado por los cambios de orden socio- cultural propios de las modernas sociedades capitalistas. El creciente proceso de globalización, el acelerado ascenso de la sociedad del consumo en sus múltiples dimensiones ─identidad, institucionalidad, ética, estética, trabajo, política, cultura─ el rápido acceso a la información y los medios de comunicación vía Internet, plantean condiciones que modifican las prácticas y los modos de relación tradicionales entre las personas. Esta realidad se traduce en ritmos laborales acelerados, en el estrés generado por un número cada vez más elevado de compromisos, en el resquebrajamiento de los tiempos y los horarios para la vida personal o familiar, en el recorrido extenuante de largas distancias entre los lugares de habitación y de trabajo, donde los individuos, cada vez con mayor frecuencia, se encuentran inmersos en una vida cotidiana que merma la disponibilidad para establecer vínculos de armonía y bienestar relacional. En el Estudio de Salud Mental en Colombia de 2003, se halló que en las personas separadas o viudas existe una mayor prevalencia de trastornos mentales: trastornos de ansiedad, del estado de ánimo y abuso de sustancias psicoactivas, con un 45%, seguidas de las personas solteras con un 36%. Lo que reconoce la huella de la fragilidad y ruptura vincular sobre la salud mental. De igual manera, esta revelación se corresponde con otros estudios realizados en el área, en los cuales se reportan mayores prevalencias de factores de riesgo de trastornos mentales en las personas que comparten esta condición 34,35%. En lo relacionado con el intento de suicidio, la prevalencia de vida para la población colombiana estudiada fue de 4.9% y en los 12 últimos meses, 1.3%. Al discriminar por los grupos de edad, se evidencia que las mayores prevalencias de vida, tanto de ideación como de plan e intento suicida, se encuentra en el grupo de 30- 44 años de edad y durante el último año la prevalencia de estas variables es mayor en personas más jóvenes (18 a 29 años de edad). Si prestamos especial atención a los rangos de edad, observamos que el deseo de muerte está presente en la población joven de nuestro país. En consonancia con lo expuesto en párrafos anteriores sobre los acelerados cambios provocados por los procesos de globalización y de la sociedad de consumo, la ideación, plan e intento suicida es una consecuencia común y en ocasiones inevitable en las culturas hedonistas [1, 2, 3]. El último Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Colombia, arroja datos importantes sobre el abuso y la dependencia de drogas. Se reporta un aumento global del consumo de drogas ilícitas (marihuana, cocaína, bazuco, éxtasis o heroína). La prevalencia del consumo pasó del 8.8% en 2008, al 12.2% en 2013. También se destaca el incremento de consumo de bebidas alcohólicas en menores de edad. El 20% de la población con edades entre 12 y 17 años ingiere bebidas embriagantes, pese a que la venta de estas sustancias a menores de edad está prohibida en el país. Este resultado indica, aunque no de manera categórica, una demanda potencial de servicios de atención en salud. Aproximadamente 484 mil personas, estarían en condición de requerir algún tipo de asistencia. El departamento de Antioquia destaca en el aumento significativo del uso de alguna sustancia ilícita, con más de tres (3) veces de incremento en la prevalencia, según sexo, estrato y edad. Los hombres presentan mayor consumo en relación a las mujeres, de un 4.16% en 2008, pasaron a un 5.84% en 2013. Los grupos de edades de 18 a 24 y de 45 a 64 años, también presentaron un aumento considerable en 2013, respecto del 2008. En los jóvenes (18-24 años) la prevalencia en el consumo, pasó de un 5.82% a 8.68%, y en los adultos (45 y 64 años) se incrementó de 0.36% a 0.76%. La población más afectada se ubica en los estratos socioeconómicos 1, 2 y 3 [4]. Los antecedentes de conflictos vividos en la infancia con las personas encargadas de la crianza, son evidenciados en el Estudio Nacional de Salud Mental en Colombia como un factor predisponente al sufrimiento de algún trastorno mental, y, también es sabido que las cifras de maltrato, abandono y abusos en la infancia son bastante altas en nuestro país. Diariamente, a nivel nacional, un promedio de 45 casos de niñas, niños y adolescentes ingresan al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, por maltrato. En total, de enero de 2012 a enero de 2013, se registraron 16.457 ingresos nacionales, y de estos, 1.155 fueron reportados e ingresados al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (icbf ) en Antioquia [5]. Asimismo, según datos del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Regional Noroccidente, las lesiones físicas ocurridas en el marco de la violencia intrafamiliar en Antioquia en 2012, dejaron un total de 1.522 víctimas niñas, niñas y adolescentes, de las cuales el 55% son mujeres. Los menores de edad representan el 83% del total de víctimas de la violencia intrafamiliar en el departamento de Antioquia. Después del área metropolitana de Medellín las subregiones de Oriente y Suroeste son las que más casos de violencia registra contra los menores. El Oriente antioqueño reportó 182 casos de maltrato a menores de edad en 2012, de las cuales 105 fueron mujers. Al explorar la relación de los posibles agresores con las víctimas, los datos señalan a ambos padres como principales victimarios en un 57%. Un análisis más minucioso por rangos de edad, colige a la madre como principal agresora en niñas y niños entre

S146 Universidad de Antioquia Rev. Fac. Nac. Salud Pública V ol. 32 ( supl 1) 2014 especializada sobre relaciones y vínculos afectivos, salud mental y determinantes sociales de la salud. En el segundo momento de la investigación se seleccionó intencionalmente la población de informantes y se construyó el instrumento de recolección de la información La selección de informantes fue intencional, utilizando como criterios de inclusión aquellos registros de los motivos de consulta psicológica en las que se observara evidentemente una relación entre fragilidad y ruptura de lazos afectivos y algún tipo de deterioro de la salud mental personal o de alguno de los miembros de las familias de procedencia. Participantes/informantes Quince usuarios adultos de dos entidades de servicios de salud mental en dos municipios del Oriente Antioqueño ─Rionegro y La Ceja─, usuarios de los servicios de psicología: Psicoterapia de duración limitada y asesorías psicológicas, entre los años 2012 y 2013. Fueron seleccionados como informantes-entrevistados, aquellos usuarios remitidos por instituciones prestadoras de servicios de salud (ips) con diagnósticos psiquiátrico y/o psicológico ─no inferior a un año─ de trastorno del estado de ánimo, trastorno de ansiedad, fobia específica, trastorno de ansiedad por separación en adultos, abuso de sustancias psicoactivas y/o alcohol. Estos usuarios registraban en sus historias clínicas estos diagnósticos únicos sin antecedentes previos de trastorno mental, pero en el eje IV de la evaluación multiaxial se encontraron dificultades significativas en la red de apoyo familiar y eventos estresantes de aparición cercana al momento de la consulta médica en las que obtuvieron el diagnóstico psiquiátrico y/o psicológico. Los informantes entrevistados pertenecían a los estratos socioeconómicos 1, 2, 3 y 4 en el área urbana y otros pertenecían al área rural de los dos municipios. Siete informantes pertenecían al área rural y ocho al casco urbano de los municipios. Tres del municipio de la Ceja ─ dos mujeres y un hombre─ y cuatro del municipio de Rionegro ─ dos hombres y dos mujeres ─, en ambos casos del sector urbano, y, los ocho del sector rural en proporciones iguales en los dos municipios. El nivel educativo de los usuarios entrevistados fue de básica primaria completa en el sector rural, secundaria completa en el sector urbano y rural. Las ocupaciones estaban entre labores domésticas en las mujeres, mayordomos de fincas en los hombres, en el área rural y en el sector urbano trabajadores independientes y empleados. Se elaboró además un protocolo de consentimiento informado (Resolución Nº 008430. Octubre 4 de 1993) de la República de Colombia. Ministerio de Salud en donde se incluyó la protección de la confidencialidad de las historias personales y familiares, la autorización para la utilización de la información grabada y transcrita con fines investigativos, respetando el derecho a la no permisión y a la no participación en cualquier momento de la investigación. A la información obtenida de los casos de los usuarios participantes en la investigación se les asignó un código de identificación que permitirá la estricta confidencialidad y la protección de la identificación de los usuarios. También se obtuvo el consentimiento y el aval de las dos instituciones en las que se ejecutó la investigación. Instrumentos Se utilizaron los registros de los motivos de consulta de los usuarios de los servicios de psicología de dos instituciones de servicios de salud mental en dos municipios del Oriente Antioqueño, Colombia. De igual manera se grabaron y transcribieron 30 sesiones de 45 minutos de conversaciones clínicas de quince (15) consultantes, previo consentimiento y autorización de los mismos. Es conveniente recordar que los usuarios entrevistados ya tenían en su historia clínica algún diagnóstico psiquiátrico y/o psicológico, en las categorías previamente mencionadas. Tratamiento y análisis de la información Este tercer momento del proceso de investigación implicó el análisis y la codificación completa de los datos obtenidos mediante los motivos de consulta y las sesiones de conversaciones clínicas psicológicas, siguiendo la estrategia del estudio de casos [17], para construir interpretaciones más claras sobre un aspecto problemático de nuestra realidad social, específicamente la trama de las fragilidades vinculares y afectivas, cómo y por qué razones los usuarios entrevistados tomaron decisiones sobre su vida afectiva relacional y cómo intervino en su salud mental. Esta comprensión se fundó en la experiencia de vida de los informantes y la manera cómo la investigadora decidió articular la información obtenida. Para la organización de los datos, y la asignación de códigos se utilizó el software de investigación Atlas Ti.

Resultados

Del proceso de análisis y asociación interpretativa entre codificación y categorización, emergieron las siguientes categorías: Categoría 1: El vivir juntos y los límites de la convivencia. Categoría 2: Las fragilidades de la trama relacional: no todo lo controlamos. Categoría 3: La salud mental entre fragilidades y rupturas de vínculos afectivos

La salud mental entre las fragilidades y las rupturas de vínculos afectivos Facultad Nacional de Salud Pública S Categoría 1: El vivir juntos y los límites de la convivencia Hasta hace relativamente poco tiempo la configuración de los roles y de las relaciones aportaba casi todo el material necesario para los procesos de subjetivación de los individuos insertos en ellos. La respuesta a la pregunta por el ser del sujeto se podía encontrar en la definición de los roles: ¿qué se es?; se es jefe, se es madre, se es esposa, se es hombre, se es profesor. Sin embargo, en el creciente proceso de individualización y de personalización características del mundo contemporáneo, los roles y las relaciones establecidas por ellos no son suficientes para garantizar el proceso de subjetivación, el cual, además, ya no se fundamenta en la afirmación de una determinada y única identidad. Todos percibimos que somos más, algo más, que la suma de los roles asumidos. En el contexto de esta investigación, el vínculo es entendido como un tejido emocional afectivo singularizante que se moviliza entre los sujetos, y que más parece un flujo, una simpatía, un entramado (sinérgico) de fuerzas que una fijeza o una línea de filiación o identidad, viene a adquirir preeminencia en los procesos de subjetivación e intersubjetivación contemporáneas [18-21]. En las sociedades que han propiciado crecientes procesos de individualización, se hace indispensable considerar la dimensión intersubjetiva de las relaciones cuando de pensar la vida colectiva y la calidad de la convivencia humana se trata. Considerar los vínculos es tener en cuenta aquello que afecta, liga, aproxima y distancia a los individuos entre sí, y, más allá de la conciencia que se tenga de ellos en un momento determinado, se viven profusamente; sus efectos son de gran intensidad y, por lo general, profundos. El vínculo da vida a las relaciones humanas. Existen vinculaciones entre los sujetos que constituyen, tramitan y ponen en movimiento sus deseos y voluntades, que permiten conjugar o distanciar sus devenires, y que implican consideraciones que escapan al lenguaje formalizante y funcional que regula las relaciones. Un lenguaje para los vínculos no describiría ni explicaría una estructura y su funcionamiento; daría cuenta del universo de afectaciones que se movilizan a partir de ellos, de las fuerzas y las sutilezas de sus movimientos, de aquello que podríamos percibir si atendiéramos a estos flujos en los diferentes escenarios de relación. “Sólo llegamos a hacernos humanos en compañía de otros y en ciertas circunstancias”, dijo el psicoanalista Británico D. Winnicott [22]. Sin embargo, aunque nacemos con una imperiosa necesidad de proximidad hacia nuestros semejantes, el vivir juntos no se da de manera inmediata. Tenemos que aprender a convivir con otros. Aunque no seríamos lo que somos sin la compañía de otros en nuestras vidas, nos cuesta dificultad ser y estar con otros. La convivencia es dolorosa, pues implica dejar de ser para ser y dejar ser al otro. Esto se ilustra mejor en esta viñeta: “Desde chiquito mi hijo, el que vive conmigo, cuando yo lo entré al colegio, los profesores me decían que él tenía un problemita para relacionarse. Vea, unas veces llega muy contento a la casa, llega, ahora que estoy operada yo, tiene que venir a hacer su comida, el hace su carne y frita, él hace sus cosas, y hace para mí; y otras veces llega como una fiera porque no ve nada hecho, llega como bravo, pero al ratico le pasa, sí él es así” (Inf. I, 2012). Aprender a vivir juntos, supone reconocer al otro, escucharlo, llegar a acuerdos con él, encontrar métodos consensuados para resolver las diferencias que obstaculizan el convivir. Potencialmente al nacer tenemos la capacidad para humanizarnos, pero la actuación y la actualización de esa potencialidad dependen de la experiencia del vivir con otros. La convivencialidad aunque en ocasiones resulte dolorosa, es el vehículo necesario para el conocimiento propio, el despliegue de la libertad y de la autonomía. Para conocernos a nosotros mismos, necesitamos primero ser reconocidos por otros e incluidos en la comunidad de los humanos por nuestra condición de ser semejantes. Sin embargo, la fragilidad de nuestros vínculos parece la característica más particular entre todos nuestros asuntos humanos. A la pregunta por aquello que vuelve frágiles los vínculos en la familia, una de las informantes responde: “Yo siento que la gente ahora no tiene tolerancia; uno tiene que tolerar mucho al otro porque todas las personas somos distintas, todos pensamos y vivimos distinto. Tanto con los hijos, con el marido, hasta con los vecinos hay que tener tolerancia. Por ejemplo a nosotros nos levantó un papá muy montañero, muy drástico, muy de todo. Cuando mi papá se daba cuenta que estábamos peleando con mis hermanos, nos sentaba y nos decía: ‘qué pasa entre ustedes dos, es que los hermanos no pelean’. O sea, que yo pienso que eso es como usted eduque a los hijos y eduque la familia y usted se levante con sus hermanos. Eso es parte fundamental de la casa, como a usted lo eduquen, como a usted le enseñen a respetar al hermano, a respetar la mamá, el papá, eso va parte mucho desde ahí, ese vínculo afectivo viene desde la casa” (Inf. G, 2012). Según Barthes un vínculo es precisamente un conglomerado de situaciones que desvirtúan esa cadena tajante e implacable de regularidad propia de las estructuras habituales, un estar juntos sin gregarismos, un lugar para la disponibilidad, un juego delicado de las distancias y las proximidades, de las reglas y las libertades, de la comunicación y de la discreción, de los deseos y las abstinencias; un movimiento orientado por el deseo del buen vivir, y una distancia que me permite construir con los demás una socialidad sin alienación, una soledad sin exilio [23].

La salud mental entre las fragilidades y las rupturas de vínculos afectivos Facultad Nacional de Salud Pública S que está ligada a los procesos de transformación y necesidades del momento cultural e histórico en el cual se consolida [27]. La OMs, reconoce además que las familias y las redes sociales fuertes capaces de prestar apoyo tienen efectos positivos en la salud de todos los miembros de la familia, mientras el maltrato a los niños, el descuido emocional y físico, la violencia conyugal y doméstica, el abuso de alcohol y otras sustancias, el abandono de las personas mayores y de las personas con discapacidades, las separaciones por largos períodos de tiempo son un importante motivo de preocupación. El número de separaciones y de divorcios refleja la decadencia de las instituciones familiares consuetudinarias, y la comunidad no tiene ni los medios, ni la posibilidad de intervenir en los conflictos conyugales. La crisis de la familia tradicional está ligada al creciente individualismo en las sociedades capitalistas [28]. En otro tiempo la noción de familia incluía padres unidos, hijos, hermanos, tíos, primos. Dicho de otra forma, la familia extensa era un apoyo emocional y económico para sus miembros en tiempo de las adversidades propias del vivir; ahora la familia se ha reducido al núcleo de la pareja, y en algunas ocasiones a la pareja con máximo dos hijos. Según Jelin las tres dimensiones que conformaban la definición clásica de familia: sexualidad, procreación y convivencia, han sufrido grandes transformaciones y han evolucionado en direcciones divergentes [29]. En el contexto de esta investigación se encontró en la cotidianidad de las familias madres que trabajan, divorcios, formación de nuevas parejas con hijos convivientes y no convivientes, madres solteras sin presencia masculina, padres que se hicieron cargo de los hijos después del divorcio, personas que viven solas pero implicadas en complejas relaciones familiares. Lo que se percibió fue una creciente multiplicidad de formas de familias y de convivencia. Muchas personas entrevistadas lo expresaron: “Hoy en día es muy común la unión libre, ya el matrimonio no es un ideal”. (Inf. H, 2013). Yo le digo a mi hijo: usted no es el primero ni el único niño que no tiene papá, y muchos niños viven sin papá, y viven muy bien, porque usted tiene una mamá, unos abuelos y una familia que te quiere mucho. (Inf. S, 2013). Ellos se separaron, cuando ella se vino para acá, estaba en embarazo del niño, de J. P, y ya G. se quedó viviendo con nosotros, tuvo al niño, una belleza de hombre, es la adoración de esta casa. (Inf. MZ, 2013) La incertidumbre, la desprotección y la inseguridad también están presentes en los medios de subsistencia, en particular la forma más básica de estos: trabajo y el empleo. Estos medios de subsistencia se han vuelto tan extremadamente frágiles e inciertos, que las personas viven con la angustia constante de que año tras año las condiciones de continuidad laboral y de subsistencia económica serán más precarias. Por cada nueva vacante laboral que se abre concurren centenares de personas, porque paralelamente se han cerrado anteriores fuentes de empleo. No hay suficiente trabajo para todos. Los antiguos empleados que han quedado sin empleo y los jóvenes profesionales, tecnólogos y técnicos concurren a la mayor brevedad cuando tienen noticia de la existencia de una nueva vacante: “La hija mía está sin empleo desde junio del año pasado, y manda y manda hojas de vida y nada. Entonces si uno no estudia bastante no hay trabajo bueno, y si estudia no hay tampoco, porque no se tiene experiencia, sólo temporales no más” (Inf. N, 2013) En América Latina y el Caribe, la recesión económica (bajas remuneraciones, desempleo) impide al hombre cumplir la función que tradicionalmente le asigna la sociedad. Esta incapacidad trae consigo un sentimiento de fracaso que puede inducirlo a abandonar a su familia. La actitud ‘machista’, que lo lleva a gastar dinero ostentosamente para reafirmar su prestigio masculino, puede inducir al hombre-padre en situación económica precaria a eludir sus responsabilidades e incluso a abandonar el domicilio conyugal [30]. Además de la precariedad de las condiciones laborales y el cada vez mayor difícil acceso a un empleo que brinde estabilidad y seguridad económica para sostener la vida familiar. Hay que resaltar que en esta investigación se hallaron suficientes testimonios, tanto de mujeres como de varones adultos consultantes. Pese a que muchos hombres conviven con una mujer con o sin hijos de la unión conyugal, carecen de la madurez afectiva y no tienen el deseo de subvenir a las necesidades de la familia. Para una de las mujeres entrevistadas, el abuso del alcohol es un elemento insoportable en la convivencia, generador de conflictos permanentes y rupturas definitivas: E: ¿Qué hizo que esa relación de su hija terminara? El marido, ese señor era prácticamente un vicio por completo. ¿Alcohol? Sí, trago, y la maltrataba a veces mucho a ella y a los dos hijos, y no cumplía con sus obligaciones de la alimentación, ni nada de esas cosas. Ellos se separaron porque ya los muchachos crecieron, mi hija se puso a darle el estudio a los muchachos, y el marido tomándose la ‘platica’ (dinero) que se ganaba. (Inf. L, 2012) E: ¿Usted me quiere contar cómo se dieron las cosas para que usted viviera sola hace 14 años? Por mi esposo, que él es drogadicto, él consume bazuco. Pues cuando yo me casé, yo no sabía, yo me vine a dar cuenta a los 3 años de casada, y como yo no vivía por acá, yo no lo conocía, no sabía en realidad quién era él.

S150 Universidad de Antioquia Rev. Fac. Nac. Salud Pública V ol. 32 ( supl 1) 2014 Se mostró uno, y a los 3 años de casada ya me tocó ponerme de detective, detrás de la pista, hasta que yo misma lo pillé porque si no nunca lo hubiera reconocido, se me estaba llevando las cosas de la casa, se volvió agresivo en la casa, no respondía por nada, hasta me vendió la mitad de la casa, que en este momento estoy pagando esa deuda. (Inf. N, 2013) Un elemento comúnmente hallado en esta investigación lo constituyó la relación entre la fragilidad en los lazos afectivos y la violencia ejercida por parte de los hombres surgiendo en gran medida de la labilidad de su identidad masculina. En muchos relatos de hombres consultantes que alguna vez han maltratado a su mujer y a sus hijos se manifiesta en su historia biográfica relacional sentimiento de vergüenza y humillación fundados en la niñez y en un ambiente familiar caótico que desatendió las necesidades emocionales de los hijos en crecimiento. Los hombres describen sus sentimientos de humillación como la reacción inmediata comportamental, toda vez que sienten su masculinidad herida. No obstante, la masculinidad no agota el carácter de ningún hombre y lo que comparten los hombres con las mujeres en la vida familiar es mucho más que una diferencia de géneros, comparten capacidades comunes, intereses comunes y responsabilidades acompañadas respecto al cuidado y a la educación de los hijos: “Sí, ese muchacho es muy inestable, ese muchacho no ha sido estable en ninguna parte, entonces no ha conseguido nada tampoco. Pero sí es casado, tiene un muchacho grande ya. Y ese niño vivió toda la vida con la mamá, porque él hace mucho tiempo que se fue por ahí. Él es muy andariego, le gusta estar en toda parte, y por eso es que no hace nada, porque él en ninguna parte se estabiliza. Una persona que vive pa’ allá y pa’ ca nunca consigue nada”. (Inf. R, 2013) “(…) pues yo le digo mucho -cualquier día se muere uno y vos quedás como una bola en el mundo, mijo por Dios, organícese-. Y me dice, ay, no, yo tengo muchas mujeres y todas me paran bolas, entonces yo pa’ qué me caso. (Risas). Él todavía no piensa casarse, tuvo una novia por ahí muchos años, pero entonces en estos día me dice “ay, por qué no me casé con Inés” porque él no es como bien normal, no sé, él tiene algo, “ay, por qué no me casé con Inés, porque barría la calle conmigo, yo no”… Él dice que las mujeres de ahora quieren que uno las tenga muy bien y yo no puedo” (Inf. R, 2013). Las masculinidades deben contextualizarse en las lógicas de la producción económica, el poder, la autoridad, la sexualidad, las emociones, las identidades y las formas de comunicación de tales identidades [30]. La mayoría de las masculinidades en la región del Oriente Antioqueño han proyectado en el dinero un ideal de poder y prestigio social que muchos hombres no logran conseguir. La influencia de las circunstancias económicas que amenazan o destruyen el medio de vida tradicional, sin ofrecer alternativas, hacen de la violencia, las militancias y la delincuencia opciones atractivas para muchos hombres. Para el caso de la siguiente viñeta, una madre de familia, procedente de un hogar nuclear monoparental, en un contexto sociocultural matizado por la existencia de pandillas, organizaciones sicariales y pobrezas, identifica la conducta delictiva como un elemento altamente perturbador para la vida emocional y la crianza de los hijos : E: ¿Y a ella (la hija) en esa relación de pareja cómo le fue? I: No. A ella le fue un poquito mal, porque fue otro “patán”, me disculpa la palabra, pero fue la experiencia más impresionante que B. pudo haber tenido con ese muchacho. A ella incluso la secuestraron cuando estaba enredada con ese tipo, porque él era muy mala gente. Pero, ahí va bien como mamá. Tener una relación con ese hombre era un peligro. Él es un factor de riesgo. No, no nos dábamos cuenta del modo de ser de esa gente. Eso suele pasar. Las apariencias son muy bravas…. y de resto no, todas bien. (Inf. M, 2012) A, E. mi hermana, también se casó con un malhechor, peor que el de G. yo no fui partidaria de ese matrimonio, porque yo le decía, no me gusta que ese muchacho se case con, usted, -no, él promete que se casa y que deja el vicio- y yo pensaba, ¿ay, lo dejará?, porque todo sucede, pero no crea, a la mamá de él le dije –yo no creo- “no, el promete que deja el vicio”, y yo, lo va a dejar pa’ él; y lo iremos a ver…mire. (Inf. MZ, 2013) Los efectos de las nuevas configuraciones familiares sobre el desarrollo psicológico en los niños y adolescentes, está dado porque tradicionalmente el contexto familiar, se evalúa por la estabilidad emocional que esta pueda ofrecer a sus miembros, como un índice que permitirá desarrollar la autoestima, habilidades sociales, capacidad de autocontrol, buen rendimiento académico y bajos niveles de comportamiento antisocial. La participación de los padres para facilitar las interacciones sociales es un factor importante para la estabilidad en el desarrollo humano, teniendo en cuenta que la calidad de la crianza se reflejará en el comportamiento prosocial y desarrollo de las habilidades sociales. No obstante, el rol y la responsabilidad primordiales que tienen los progenitores, las familias, los custodios legales y otros en el bienestar de los niños, éstos (los cuidadores), deben recibir apoyo para desempeñar sus responsabilidades en la crianza, y en todas las acciones relativas a los niños(as). En los siguientes testimonios estas realidades emergentes se destacan “(…) Yo soy madre viuda hace tantos años, tengo un hijo de 12 años, está diagnosticado desde los 7 años con hiperactividad y déficit de atención, está tomando ritalina; estoy desempleada, vivo con mis tíos y mi mamá, no tengo marido solo el tío recibe una pensión, y yo necesito trabajar, entonces yo necesito saber qué tipo de apoyo,

S152 Universidad de Antioquia Rev. Fac. Nac. Salud Pública V ol. 32 ( supl 1) 2014 a las oportunidades, inseguridad, desesperanza, rápidos cambios sociales, riesgos de violencia y problemas de salud física con el surgimiento de problemas de salud mental en la población. Los países más desarrollados y en vías de desarrollo son los que presentan cifras más alarmantes de incremento de pobrezas y de vulnerabilidades de la salud física y mental [32]. Lo anterior se vislumbra en la siguiente afirmación de una de las personas entrevistadas: “(…) ay mija!, en eso íbamos, como 27 casas andé yo en 27años. Había casas donde nos pasábamos, y a los 15 días, me decía “yo estoy aburrido aquí, caminá vámonos pa’ otra parte. Y yo “sí Ramiro”- yo lo seguía pa’ donde fuera, ese fue el error mío, haberlo seguido…Pues porque…al final pensé yo y dije, “por eso es que mis hijos ni pudieron estudiar en forma ni nada, porque en ninguna parte nos estabilizábamos”. Entonces mis hijos se quedaron pues, casi todos apenas hicieron el bachillerato, apenas hay como 2 ó 3 que estudiaron…/ pues a veces me echan la culpa a mí; a veces me dicen “ay, vea nosotros no conseguimos nada porque teníamos que estar andando, esa inestabilidad tan atroz”… (Inf. R, 2013) La vulnerabilidad y la fragilidad son elementos inherentes a la vida humana. La noción de fragilidad alude a la idea de que somos frágiles porque dependemos unos de otros. Con las acciones somos afectados y afectamos a nuestros semejantes, además de que somos incapaces de tener la total previsibilidad de las consecuencias de las acciones humanas. La imprevisibilidad caracteriza la trama de los asuntos humanos, y es en medio de estas fragilidades, vulnerabilidades e imprevisibilidades en donde se entreteje nuestra salud mental.

Consideraciones finales

Los problemas de salud mental son problemas sociales. El tratamiento de los problemas de salud psicológica supone también la intervención en el medio social inmediato. La familia independientemente de su diversidad a la hora de configurarse, sigue siendo considerada el eje nuclear de la construcción de la salud mental. Las personas sanas psíquicamente hablando son aquellas que se relacionan amorosamente con el mundo, emplean su razón y sus afectos para captar la realidad social de manera objetivable, se sienten personas únicas y a la vez identificadas con sus semejantes, no se someten a ninguna autoridad irracional (fanáticos), se sienten en procesos de madurez mientras viven, y, sienten la vida como una oportunidad para elegir vivir la vida que estiman vivible. Pero para que esto ocurra se necesita también de una sociedad relativamente sana, en la que nadie sea un medio para unos fines, por el contrario, se trata de que siempre y bajo ninguna excepción las personas sean fines en sí mismas. La salud mental no es un ideal o una meta a alcanzar, se trata más bien de un proceso continuado de desarrollo de capacidades, la identificación de oportunidades y la participación en la vida de una comunidad. La salud mental de las personas puede verse afectada por factores y experiencias individuales, pero también lo es por la inadecuada interacción social, las estructuras y recursos de la sociedad y algunos valores culturales tradicionales insostenibles. Los profesionales de la salud mental no se ocupan simplemente de problemas mentales o de enfermedades mentales , escuchan y atienden a personas que viven con otros, que actúan, que afectan con sus acciones y son afectados por las acciones de los demás, incluidas las nuestras. La trama de los asuntos humanos es imprevisible, debido a que al actuar las personas siempre nos movemos entre y en relación con otras personas actuantes, nunca somos simplemente un generador de acciones, sino que siempre y al mismo tiempo padecemos los efectos de las acciones de otros actuantes. Hacer, actuar y sufrir, padecer las consecuencias están íntimamente imbricadas, de ahí la imposibilidad de prever todas las consecuencias de una acción iniciada. La salud mental se teje en la fragilidad, en las limitaciones de nuestra condición humana, por lo tanto se requieren nuevas maneras de pensar la salud mental [3]. Después de las separaciones afectivas el apoyo afectivo del hombre hacia sus hijos casi que desaparece por completo, bien porque los padres están también envueltos en sus propias crisis personales, o bien porque sus condiciones socioeconómicas son desfavorables para asumir la responsabilidad económica que les compete. En los casos en que se da algún tipo de preocupación por las consecuencias de la separación afectiva en los hijos, el apoyo emocional a los mismos tiende a ser irregular. Las relaciones afectivas-emocionales con los niños y niñas, todavía siguen siendo asignadas y reconocidas en las mujeres. En muchas ocasiones, las nuevas formas vinculares son vivenciadas por las personas como problemáticas o desfavorecedoras de las condiciones de vida personales. Sin embargo, también es evidente la tendencia de las personas, quienes en medio de sus problemáticas vitales, buscan los nuevos anclajes afectivos que les faciliten la construcción de una vida y un mundo relacional digno, saludable y gratificante.

Referencias

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