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Este documento explora la terapia de juego centrada en el niño, un enfoque terapéutico que se centra en el niño como un individuo único y le permite expresar sus emociones y experiencias a través del juego. El documento destaca la importancia de la observación del juego del niño, la creación de un ambiente seguro y de apoyo, y la comprensión de los símbolos y significados que el niño utiliza en su juego. También se discuten las diferentes etapas de la terapia de juego, la importancia de la supervisión y la formación del terapeuta de juego, y la necesidad de un enfoque holístico que considere al niño en su totalidad.
Typology: Study notes
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Si tan solo pudiéramos aprender a responder de manera efectiva a los niños en el momento de crisis en - sus vidas que los lleva a nosotros, y en momentos criticas subsecuentes que son parte del crecimiento salvariamos a muchos de ellos de convertirse en clientes en un sentido u otro durante el resto de sus vida (Winnicott, 1984, página 19)
Usando a Toby como un estudio de caso, este capítulo introduce al lector a:
¡Aquí estoy! Anunció un rostro sonriente y de aspecto fresco que asomaba por la puerta seguido por un cuerpo ágil en un traje deportivo. Había estado sentada en el cuarto de juegos aclarando mi mente de distracciones, preparándome para no sabía qué, ya que ésta iba a ser la primera sesión de Toby.
el ambiente permisivo del cuarto de juego y las normas a las que se suponía debería adherirse en cualquier otra parte. La terapia de juego podría proporcionarle la experiencia de que se le valorara por lo que era, con todo y sus defectos, y tendría la oportunidad de representar en el juego todas sus preocupaciones, temores y ansiedades. La base teórica auguraba que una vez que Toby hubiera sido aceptado por alguien, como el terapeuta de juego, sería más capaz de aceptarse a sí mismo, mejorarían su autoestima y bienestar, y las diferentes facetas que mostraba se volverían más integradas y apropiadas para su edad, en lugar de fragmentadas y actuadas. e) Aunque su madre había pedido que se recibiera a Toby en custodia, no se le arrojaba de manera inminente del hogar y tanto el niño como su familia estaban preparados para trabajar con sus problemas.
PREPARATIVOS
Después de haber hablado conmigo y de involucrar a Toby y a su madre en la noción de la terapia de juego, el trabajador social me llevó a que conociera a Toby y a su familia a su casa. Se acordó que Toby y yo nos veríamos una hora cada semana, durante el periodo de clases, en el cuarto de juego a donde lo llevaría un taxi y de donde lo recogería el mismo conductor voluntario. Le dije a Toby que estar en el cuarto de juego sería diferente de cualquier cosa que pudiera haber experimentado antes, que éste era un tiempo para que él fuera, dijera o hiciera (más o menos) lo que quisiera. Por una parte yo sabía que existían límites —él no podría lastimarse o lastimarme a mí o destruir voluntariamente el equipo de juego o vagar por el edificio— mismos que se invocarían si fuera necesario. Con aprobación de Toby y de su madre también visité la escuela y escuché acerca de la lista de problemas que condujeron a su suspensión, junto con los planes que se hacían para su regreso. En la escuela no estaban muy seguros de que la terapia de juego pudiera ayudar, pero estaban preparados para dejar que Toby viniera a las sesiones durante el horario escolar. Así, me encontraba al comienzo de mi viaje con Toby, preguntándome qué pasaría.
*N. de T. Viejo Nick es el equivalente inglés de “Pedro Botero” o el Diablo.
PRIMERA SESIÓN DE TERAPIA DE JUEGO
La primera sesión contiene a menudo la clave para el trabajo. Observe la primera cosa que hace el infante. El niño le muestra dónde yacen las dificultades, y cómo pueden ser abordadas. (Véase también capítulo 5.)
Con frecuencia, la sesión inicial indica el trabajo que debe seguirse (capítulo 5). La primera cosa que Toby tomó fue a Darth Vader*, “me gusta éste”, seguido por pistolas y cuchillos, “mis juguetes favoritos”. Utilizaba los teléfonos de juguete para llamar a su mamá y alimentó a un bebé de juguete. Toby armó un taller mecánico y llenó un vehículo amarillo con gasolina. Jugó con coches, después de lo cual continuó explorando el cuarto y realizó una feroz batalla entre Darth Vader y Hombres de Acción. Un tanque le disparó a Darth Vader, que continuó invencible, pateando y empujando al tanque hasta que éste se volcó. Darth Vader era fuerte, otros tanques y vehículos se retiraban cuando levantaba los brazos. En el cajón de arena, con concentración silenciosa, Toby arregló un campo de batalla en el que
fuerzas grandes y furiosas derrotaron al lado desvalido. Al final de la sesión comenté que había existido mucho poder. Toby no había hablado mucho pero al irse musitó, a manera de disculpa, que esperaba que no me hubiera aburrido. Toby había tocado muchas de las áreas problema en su vida que incluían asuntos acerca del poder, fuerza y violencia; su preocupación acerca de su lugar en la familia, su vulnerable “sí mismo” de bebé y su carencia de autoestima.
ETAPAS EN LA TERAPIA DE JUEGO
La terapia de juego infantil comúnmente pasa por varias etapas, las cuales nos ayudan a medir el progreso
En el capítulo 10 se presenta un esbozo más completo de las etapas.
El trabajo en terapia de juego rara vez es metódico debido a que, a menudo, los asuntos se manejan simbólicamente (Chetwynd, 1982), apareciendo por partes cuándo y cómo la necesidad lo requiere. En general, en la primera etapa del trabajo, el niño presenta (* Darth Vader es el villano en jefe de la trilogía de la Guerra de las Galaxias.) los “problemas” a través de temas de juego, con frecuencia en forma imperfecta, aún desarticulada. En la etapa media, los temas de juego se desarrollan, con el inicio del surgimiento de soluciones y decisiones de manera fragmentada e irregular. En este momento, por lo general se informan mejorías en algunos aspectos de la vida exterior del niño, pero éste puede encontrarse vacilante en cuanto a sentimientos y afectos. La etapa final muestra análisis constructivos de los temas de juego; la naturaleza del juego y la relación del niño con el terapeuta se vuelve más apropiada a la edad y la conducta del pequeño en el mundo exterior, se muestra más realista.
En la primera etapa de la terapia, Toby jugó mucho con Darth Vader, los Hombres de Acción y tanques pequeños y grandes. Hice conjeturas acerca de los tratos malévolos del “Viejo Nick” a partir de su interés en una película; y, con base en lo que Toby había dicho acerca de sí mismo y sus nombres de pila, concluí que se había identificado en cierto grado con fuerzas negativas y consideré que no era coincidencia que hubiera elegido trabajar con Darth Vader y otras figuras poderosas. Surgió una gran cantidad de juegos acerca de ser incapaz de encontrar su camino, de no tener ningún lugar en el cual vivir y de recibir indicaciones confusas. En cuanto a los cajones de arena (capítulo 8), que podrían considerarse como reflejos del mundo interior de Toby, éstos eran ambivalentes. Hizo su primer cajón de arena cuando su vida exterior era desesperada: consistía en personas en lucha, inundaciones, batallas y devastación. La siguiente semana creó una granja en la que animales salvajes y domésticos se asociaban y se catalogaban como “no peligrosos”. Un par de sesiones después, mostró un
sesiones previas existieron señales de que estaba preocupado con su sí mismo de bebé cuando había sido un buen proveedor para un bebé, que él (o yo) tenía. A medida que llegué a conocer mejor a Toby, sentí que parecía confirmarse mi hipótesis de que su conducta más difícil, en parte, era reactiva a la inseguridad y a los eventos que él consideraba injustos. En las sesiones de juego, Toby había mostrado que podía aprender y jugar, que le importaba lo que sucedía, y su madre, escuela y trabajador social informaron de cualidades similares en su vida cotidiana, en la cual ahora Toby se desempeñaba bien.
ETAPA FINAL Toby se enamoró del juego Misfits, lo cual no me pareció una total coincidencia dado que previamente él se consideraba un inadaptado dentro de su familia. Sin embargo, ahora éste no parecía ser el caso. En la terapia de juego, los juegos de tablero de damas se convirtieron en el principal campo de batalla. Algunos de los role plays aún eran un tanto sobrecompensatorios, con abundantes regalos que prodigaban benefactores generosos. Cuando la terapia de juego estaba llegando a su fin, le presté juegos a Toby para que los llevara a casa para jugar con la familia y le di el Misfits y las damas como regalos para señalar el fin de su terapia de juego. Para esta etapa, Toby y yo platicábamos de manera abierta acerca de las razones que lo habían llevado al cuarto de juegos y lo que había sucedido ahí, y concluimos nuestro trabajo juntos con visitas a un parque de diversiones y a un ferrocarril de vapor.
TRABAJO ARTÍSTICO
El trabajo artístico es una actividad opcional Dibujos, pinturas y cajones de arena pueden propiciar un insight en el mundo interno del niño. (Véase capítulo 8)
El trabajo artístico (y los cajones de arena) dan indicadores independientes acerca de lo que sucede en los mundos interiores y exteriores de los niños. Hecha de manera espasmódica, cuando él lo elegía, la primera pintura de Toby fue una casa; sus energías se encontraban alrededor de su familia y de él mismo. Muchas semanas después realizó cuadros de dos propiedades a la venta. La primera era un castillo protegido por un profundo foso y corriente eléctrica; el segundo era resguardado por un pantano y arenas movedizas, aunque existía una entrada especial en la parte de atrás. Los castillos podrían verse como aspectos de Toby, aún defendidos, de modo que todavía permanecían algunos peligros, pero existía un camino especial para atravesarlos, si éste podía encontrarse. Después Toby pintó un mapa críptico que, si se interpretaba de manera correcta, mostraba dónde estaban tesoros enterrados. Pero, dos semanas más tarde dibujó: “garabatos, garabatos, garabatos”, mientras que esparcía pintura en grandes manchas y círculos. El progreso de los niños en terapia tiene altas y bajas, y resurge un poco de su etapa preescolar. Después Toby pintó un patrón integrado, un mandala (página 231), el tipo de cosa que a veces los niños producen en momentos importantes de cambio dentro del trabajo. Una secuencia de pinturas, que en su mayor parte consistían en figuras humanas con globos que salían de sus bocas con mensajes escritos, las tomé como un comentario acerca de la terapia de juego y la relación conmigo. La primera decía: “Hola, Janet”; después, en sesiones subsecuentes: “Te veo en todas partes”, “¿La estás pasando bien?”, “El monstruo Mick no gobierna más, ¿sí?” “Gracias por el té, Janet”, “Hola”, en su última sesión comenzó a pintar “Soy Toby y me iré pronto”, pero cometió un error y tachoneó el dibujo.
*Misfits es un juego en el que muchas cartas (por ejemplo, cabeza, cuerpo, piernas, brazos) abarcan un número de figuras humanas. El objeto del juego es unir una persona “completa”, aunque esté en desorden. (N. del T. La palabra Misfits quiere decir inadaptado.)
EVALUACIÓN
Para medir el progreso del niño buscamos:
La valoración y evaluación son progresivas, y la evaluación del trabajo de Toby se explora de manera más completa en los capítulos 10 y 11. En pocas palabras, para el final de su terapia de juego (22 sesiones), Toby se encontraba más feliz en casa y la señora Green ya no demandaba que se retirara el niño de su hogar. Había regresado a la escuela donde su trabajo y relaciones mejoraron. En las sesiones, los temas de juego de Toby ya habían llegado a una conclusión natural en donde las escenas de batalla con soldados habían menguado; a veces los role plays aún eran un poco “demasiado alegres”, pero Toby era capaz de hablar de modo más realista y con comprensión acerca de lo que había sucedido. Su relación conmigo era equilibrada y apropiada a la edad.
PANORAMA GENERAL No es fácil ofrecer una visión rápida de un niño dentro de la terapia de juego, lo mismo que es difícil transmitir la riqueza, sutileza y minuciosidad del trabajo y de la relación. Sin embargo, ya presenté algunos de los aspectos que rodean la referencia inicial y los preparativos para tomar al niño dentro de la terapia de juego. En la terapia de juego centrada en el niño, el terapeuta se preocupa del niño “en su totalidad” (Crompton, 1990, página 117), le permite al pequeño determinar cómo se utilizarán las sesiones y se encuentra abierto a lo que el pequeño trae. A medida que avanza la terapia de juego, los temas se vuelven patentes y, si se comprenden, quizás ayuden al entendimiento del terapeuta de juego; o pueden hacerse predicciones acerca de la capacidad del niño para enfrentarse a las situaciones en el futuro. Se facilita la valoración si el terapeuta de juego conoce cuáles son los cambios que ocurren en la vida exterior del niño, y es una ayuda si el terapeuta se reúne de manera periódica con las personas que refirieron al niño y otros profesionales preocupados (en algunos casos con quienes cuidan del niño), para intercambiar impresiones e información. De manera adicional, el terapeuta podría esperar participar en los planes para el futuro del niño. La tarea más importante para el terapeuta de juego es apoyar de manera consistente al niño a través de lo que pueda suceder en las sesiones, mediante la aceptación de “resbalones” y “errores” a medida que el niño crece hacia la integridad. A veces, la terapia de juego puede ser confusa y el terapeuta agradece la asistencia de un consultor durante periodos difíciles cuando alrededor existen sentimientos de caos, confusión, dolor, enojo y desesperación. Por lo demás, existe la fe de que el proceso de la terapia de juego “funciona”.
— Trabajo con terminación abierta.
Toby señaló un rasguño bajo su ojo izquierdo y dijo que el gatito se lo había hecho la noche anterior. Comenzamos a jugar con los soldados sobre el piso pero Toby trasladó el juego hasta el cajón de arena, donde se creó una base militar en una esquina, mientras el ensamblaje de vehículos de urgencia se encontraba en la otra. Los vehículos de Toby y los míos protagonizaron una carrera (los suyos ganaron) y hubo pocos accidentes menores, pero nada como las catástrofes que habíamos experimentado con anterioridad. Toby creó una pista circular a la mitad del cajón de arena, y cuando su coche se descompuso una grúa lo ayudó. Cuando vi que los vehículos ignoraban la luz roja del semáforo, me pidió que llamara a la policía (quien por casualidad era Toby), pero se me informó que no había problema en que esos vehículos en particular infringieran la ley. El juego se hizo activo cuando nos encontramos en una isla resguardándola de atacantes. Tomamos los botes y pasamos una noche tormentosa en el mar, mientras Toby iba en la lancha salvavidas para intentar librar los peores problemas. Desembarcamos en la isla —la esquina hogareña— y Toby se convirtió en un bebé que pedía jugo de naranja en su biberón. Fuimos a la feria y nos subimos a varios juegos. Después regresamos a casa. Descubrí que tenía dos niños más, Toby era el mayor, y los cuatro regresamos a la feria donde Toby se escapó y se comportó mal. Una vez más volvimos a casa y Toby escapó de su habitación y, mientras yo estaba de nuevo en la feria con los otros niños, él saqueaba la casa. Finalmente la policía lo trajo de regreso y yo tuve que molestarme mucho con él. Se me pidió que hablara con mi amiga mientras Toby realizaba algunos dibujos, y después varias veces tuve que alejar de la puerta a alguien que quería llevarse a mi pequeñito. Toby se convirtió en un cachorríto que gemía y se agazapaba cuando los de la perrera se aproximaban. Alejé a estas personas y se me aconsejó que les informara que el cachorrito me pertenecía y estaba bien cuidado. Este juego se repitió muchas veces en varias permutaciones, con el cachorrito que de vez en cuando se convertía en un niño pequeño. El cachorrito olfateó el humo que provenía de la cocina y llamó a los bomberos. Él no deseaba abandonar la casa y, cuando los bomberos terminaron su trabajo, volvimos a entrar a
la cocina tosiendo y balbuceando, y encontramos nuestro camino entre los escombros ennegrecidos.
¿Por qué el terapeuta de juego participó de este modo? El desempeño del terapeuta no fue ni al azar ni un capricho del momento, sino que se basó en una teoría y práctica comprobadas.
JUEGO
El juego ayuda al niño a: — Desarrollar habilidades físicas. — Descubrir lo que es “yo” y “no yo”. — Entender las relaciones — Experimentar e identificar emociones. — Practicar roles. — Explorar situaciones. — Aprender, relajarse, divertirse. — Representar aspectos problemáticos. — Adquirir dominio.
Tal vez sea útil el hacer explícitas las siguientes consideraciones: a) En la mayor parte del mundo caucásico occidental, el juego significa para (casi todos) los niños lo que el lenguaje es para (casi todos) los adultos (Axline, 1969, página 9). b) En general, los niños se expresan más libremente mediante el juego que en entrevistas formales “habladas” (Bray, 1986, página 19). c) Los niños pueden manifestar sus problemas a través del juego. d) El juego puede ser una herramienta terapéutica (Gavshon, 1989; Isaacs, 1948, páginas 49 a 50). Hellendoorn (1988, página 43) sostiene que el juego ayuda a involucrar al niño en una relación terapéutica, al permitirle “la reactuación simbólica del contenido abrumado por el conflicto y la expresión de los deseos primitivos reprimidos en forma de ‘mentiritas’”.
El juego brinda oportunidades de crecimiento físico, emocional, cognoscitivo y social, y con frecuencia es placentero, espontáneo y creativo. Puede reducir eventos atemorizantes y traumáticos; es posible que permita descargar la ansiedad y tensión; puede ayudar a la relajación, diversión y el placer. A través del juego, los niños aprenden acerca del mundo y de las relaciones humanas; ofrece la oportunidad de ensayar, someter a prueba a la realidad, explorar roles y emociones. El juego capacita al niño para expresar la agresión y los
El trabajo de juego puede dividirse en varias categorías, y nos lleva a pensar de manera cuidadosa acerca del tipo de trabajo que intentamos emprender (Allen, 1947, Redgrave, 1987; West, 1990b):
El juego espontáneo ocurre cuando los niños “juegan” porque lo desean y por ninguna otra razón. Es dirigido por el niño, y por lo regular los adultos son superfluos. El juego espontáneo es en extremo valioso, debe alentarse y nutrirse y se considera como parte del desarrollo normal de la infancia en la sociedad caucásica occidental. El juego guiado lo determina un trabajador, con propósitos tales como proporcionar al pequeño el permiso y libertad de ser un niño y jugar (y permitirse el juego espontáneo), y alientarlo a relajarse y divertirse. En ocasiones es un medio para llegar a conocerlo mejor al ofrecerle un ambiente no amenazante en el cual el trabajador y el niño puedan estar juntos. El juego guiado puede utilizarse para alentar a quienes cuidan del pequeño a interactuar de modo más favorable y disfrutar a sus hijos, y se emplea en algunas formas de recopilación de historia personal. El juego de evaluación (que incluye descubrimiento y validación) también lo determina el trabajador y en general, tiene un tiempo limitado. ¿Cómo es este niño? ¿El juego puede decirnos qué ha sucedido? ¿Es factible que nos ayude a juzgar qué planes deberían hacerse en el futuro? Los métodos basados en el juego pueden permitimos comprender al niño de una manera que no sería posible si utilizáramos técnicas de entrevista que se emplean con adultos. El juego terapéutico enfocado con frecuencia resulta del juego de evaluación o de un conocimiento detallado del niño y, en general, intenta manejar 1 o 2 aspectos que se identificaron con anterioridad. A semejanza del juego guiado y el de
evaluación, los objetivos y métodos del juego terapéutico tienden a ser dirigidos por el trabajador y son de tiempo limitado.
(Se encuentran ideas específicas sobre juego en las obras de: Aldgate y colaboradores, 1988; Cardiff Social Work Resource Centre (sin fecha); Catholic Children’s Society, 1983; Crompton, 1980; Dennison, 1989; Fitzgerald, 1983; Harmon, 1976; Jewett, 1984; Oaklander 1978; Redgrave, 1987; Ryan y Walker, 1993; Striker y Kimmel, 1978; Waterhouse, 1987).
TERAPIA PE JUEGO Desde mi punto de vista, en muchos diccionarios se define de manera inadecuada a la terapia de juego (por ejemplo Evans, 1978; Wohnan, 1973) al confundirla con el juego terapéutico dirigido y enfocado (Goldenson, 1984). La terapia de juego es más semejante a la psicoterapia. Psyche proviene del griego que significa “alma, espíritu, mente: el principio de la vida emocional y mental, consciente e inconsciente...” (Macdonald, 1973, página 1085). Terapia (del griego therapia) significa asistir, cuidar, sanar, servir, atender (Liddell y Scott, 1940), lo cual transmite algo un poco diferente de los valores implícitos más activos y enfocados en el trabajo directivo. Por tanto, cuando se habla de terapia de juego, implica una aproximación holística al utilizarlo como un medio para “ayudar”, de una manera no agresiva, a los aspectos físicos, espirituales, emocionales y cognoscitivos, tanto conscientes como inconscientes; tomando en cuenta pasado, presente y futuro del niño “completo”. La terapia de juego se ocupa de los sentimientos de los niños, no sólo de su conducta (Amster, 1964, páginas 11 a 19). El terapeuta de juego, en gran parte, “espera” y “asiste” al niño, lo
acepta y respeta, y posee una fe implícita de que el proceso de la terapia de juego (el cuarto de terapia de juego, la alianza terapéutica, los encuentros entre el terapeuta de juego y el niño, y la preocupación general que condujo a que se enviara al niño a terapia de juego) “funciona” (Moustakas, 1953). Desarrollada a partir del trabajo de Carl Rogers (1951) por Virginia Axline (1964f, 1969), la terapia de juego proviene de la escuela humanística y, en esencia, está centrada en el niño (no directiva es un término anterior, menos certero, que en ocasiones se utiliza), que implica que el niño, en cierto sentido, actúa como terapeuta. Jugar en presencia de un adulto dispuesto y permisivo puede ser curativo (Dorfman, 1951, página 240; Newson, 1983; Winnicott, 1971a, página 58). El terapeuta de juego refleja las acciones y sentimientos del niño mediante su participación en el juego si se le pide. En las primeras etapas el terapeuta no estructura las sesiones pero, al haber intentado ayudar al niño a sentirse seguro y a comprender las normas del cuarto de juego (páginas 197 a 200), espera para ver qué es lo que surge. La agenda de la sesión depende del niño y el terapeuta de juego asume la responsabilidad de prevenir el peligro, daño o conductas inapropiadas (Bray, 1984).
La terapia de juego se basa en el hecho de que el juego es el medio natural de autoexpresión del niño. Es una oportunidad que se le brinda para “jugar” sus sentimientos y problemas, como en ciertos tipos de terapia para adultos un individuo “habla”sus dificultades. (Axline, 1969, página 9.)
La terapia de juego centrada en el niño:
Cuando se refiere a un niño a terapia de juego se hace una cita, por lo común de una hora (quizá menos para niños más pequeños), en general, una vez a la semana a la misma hora. El niño llega al cuarto de juego y mira alrededor. Todo lo que el terapeuta hace es establecer una atmósfera permisiva. Él puede decir “puedes hacer casi cualquier cosa que desees y está bien decir lo que quieras y sientas, y ser aquí como tú quieras ser”, A nivel simbólico el terapeuta de juego dice “dentro de este cuarto, este lugar seguro, eres libre de ser como quieras”. La gente algunas veces pregunta “¿Qué haces con los niños? ¿Los haces jugar?”. La respuesta es “Nada. Dejo a los niños en paz y en un momento dado ellos juegan. Es su forma de expresión” (páginas 60, 176 a 177). Los niños referidos a terapia de juego presentan problemas conductuales, emocionales o de ambos tipos. Pueden presentar acting out, dificultades para controlarlos, retraimiento, bajo rendimiento escolar, dificultades de desarrollo aunque no existan problemas físicos o médicos. Puede resultarles difícil adaptarse a un nuevo hogar sustituto u hogar para niños, tal vez sufrieron maltrato, privación o ambos pueden haber tenido una experiencia traumática, o estado sujetos a procedimientos médicos desagradables. La lista es infinita, pero el factor común es que la incomodidad del niño respecto a lo que ha sucedido se manifiesta en su conducta.
El trabajo enfocado puede introducirse de manera cuidadosa dentro de las sesiones de terapia de juego con niños muy maltratados, traumados o ambos, para ayudarles, por ejemplo, a:
La interrupción del juego ocurre cuando, por razones no manifiestas, el niño deja de jugar o hablar, algunas veces de manera abrupta. Erikson (1977, páginas 201, 206) contribuyó para entender que esto puede suceder cuando los sentimientos del niño acerca del juego se vuelven abrumadores o amenazantes en exceso, o si el terapeuta de juego ha intervenido demasiado rápido, ya sea de manera activa o verbal. El terapeuta de juego tiene que decidir si hace notar al niño la interrupción (Haworth, 1990, páginas 207 a 208) o si realiza una anotación mental de ésta y deja que el juego continúe.
TERAPIA DE JUEGO Y EVALUACIÓN INICIAL DEL NIÑO
La primera evaluación crucial es determinar si la referencia para terapia de juego es apropiada (capítulo 4). Una vez que se acepta al niño, el terapeuta de juego tiene en mente que la evaluación y la terapia se sobreponen (Barlow, Strother y Landreth, 1985, página 355). Las primeras sesiones le permiten al terapeuta la confirmación (o no) de las hipótesis que se obtuvieron durante la fase de organización, acerca de la situación del pequeño. En este contexto, la evaluación significa sopesar las dificultades presentes contra lo que se conoce de los antecedentes del niño o cómo él o ella utiliza las sesiones para la exploración y expresión de conflictos internos y problemas externos. Surgirá una imagen más clara acerca de los mundos interno y exterior del niño, y entonces el terapeuta puede sacar sus propias conclusiones acerca de qué es lo que perturba al niño, lo cual quizá confirme o niegue lo que han dicho las personas que refieren al pequeño o cuidan de él. Sin embargo, se debe recordar que para algunos niños "jugar” en un cuarto extraño, en presencia de un adulto extraño, no es una experiencia muy común y es probable que el niño no sepa cómo manejarla (Cohen, 1993, página 150). En la terapia de juego centrada en el niño no es necesaria una evaluación clínica inicial, pero sí lo es un informe completo y preciso de los antecedentes sociales y problemas actuales del niño. La información acerca del pequeño se añadirá y corregirá a medida que avance la terapia de juego. Los terapeutas de juego que inician su labor deben evitar formarse una evaluación demasiado rígida acerca del estado del niño hasta que se familiaricen con las normas de juego
en diferentes edades y etapas. Jackson y Todd (1964, página 315) proporcionan algunos indicadores útiles:
El juego puede estudiarse desde el punto de vista de la elección de los materiales y desde la naturaleza y tipo de juego. ¿Se expresa vívida y libremente, o es demasiado solemne e inhibido? ¿Es apropiado al nivel de edad del niño o es inmaduro y se parece al de un bebé, o tal vez es en exceso complicado y lo dominan estándares adultos? Se puede decidir a partir del tipo de juego sí el niño es comparativamente normal o perturbado...
Un niñito inhibido, demasiado ansioso, puede sentarse o estar de pie en el cuarto de juego sin poder entregarse a cualquier actividad. Los niños sin límites y respeto por si mismos pueden generar estragos y destrucción. Los niños inmaduros pueden jugar de un modo relativamente “infantil”. Existe el niño que necesita poseer el control y tener todo de una manera especial, ordenado en líneas perfectas, y tiene miedo de sustancias de flujo libre y que ensucian como pinturas, arcilla, arena y agua. También hay pequeños que se entregan a juegos atolondrados y manipulan casi todo lo que está al alcance de su vista en los primeros 10 minutos. De manera gradual, estos niños encuentran sus propias normas, se “nivelan” y desaparecerá la mayor parte de su conducta destructiva o emociones abrumadoras.
Cuando Toby comenzó la terapia de juego, la terapeuta lo aceptó como era, en el estado de ánimo que estaba. No intentó conducirlo, dirigirlo ni distraerlo; respetó su paso, trabajó con sus sentimientos espontáneos e interactuó con él si se le solicitaba; porque es el niño quien controla en mayor medida la sesión y la terapia centrada en la persona no depende de la etiqueta diagnóstica con ideas preconcebidas de lo que sucederá. Toby podía elegir qué hacer. No se le criticaba o cuestionaba, aparte de que la terapeuta de juego en ocasiones intentara sacar en conclusión qué era lo que sucedía en el cuarto de juego. Él podía hacer lo que deseara en cualquier forma, mientras que se respetaran las normas del cuarto de juego (Axline, 1969, página 16), y tenía libertad de expresión. El ambiente del medio terapéutico fue adaptado para su seguridad y crecimiento interior (Carkhuff y Berenson, 1967, páginas 65 a 66). El terapeuta de juego debe verse, no tanto como un experto que evalúa el juego y desenmaraña el trauma del niño, sino como un facilitador y coexplorador que intenta seguir la guía del niño más que alterarlo o controlar el juego. La aproximación centrada en el niño le ofrece la oportunidad de establecer sus propias formas de comunicación y recibir realimentación cuando el terapeuta de juego le refleja el afecto y el contenido de lo que sucede.
Entre más pequeño sea el niño, y menos complicados sus antecedentes, su respuesta a la terapia de juego será más rápida (cuadro 2—1).
Existen las siguientes salvedades:
Cuadro 2—1. Tasas de respuestas para el niño “promedio” referido a terapia de Juego Edad Se espera cierta mejoría dentro de:
Se espera mejoría significativo dentro de: Hasta 6 años 4 semanas 2 a 4 meses 6 a 8 años 4 a 6 semanas 3 a 6 meses 8 a 10 años 4 a 8 semanas 4 a 12 meses 10 a 12 años 4 a 8 semanas 4 a 15 meses
Si no se presenta mejoría en el curso de 6 a 8 semanas, debe examinarse el caso de manera crítica y ver si la terapia de juego es apropiada.
TERAPIA DE JUEGO QUE “FRACASA”
No se tiene éxito en todos los casos referidos. Algunos niños son inadecuados para la terapia de juego. Algunas veces una persona que cuida al niño (o un maestro o trabajador social) que no cree en realidad que el niño requiera de la terapia de juego o que no desea que se dé un cambio, “sabotea la terapia e impide que el pequeño asista a las sesiones y, en casos graves, se puede prejuiciar al niño contra el terapeuta de juego. En ocasiones los custodios están celosos, ellos mismos desean atención, y si no la pueden obtener, privan al niño de ésta. Algunos individuos que cuidan de los niños pueden ser incapaces de aceptar la fase de peor
conducta, que algunos niños experimentan como parte del proceso terapéutico (páginas 115 a 118). Tales problemas, no poco comunes, en sí mismos deberían superarse si se emplea tiempo suficiente en las etapas iniciales, en la planificación correcta del trabajo (capítulo 4) y se ofrece ayuda apropiada a la familia para desbloquear el problema. Si no se resuelve, este tipo de problemática puede poner en riesgo la terapia de juego, y el terapeuta podría decidir si acepta o no trabajar con el niño. De vez en cuando, las sesiones pueden resultar dolorosas para los niños y su reacción consistirá en no querer regresar. En estos casos, un incentivo amable puede ayudar a que el pequeño continúe. Los terapeutas de juego inadecuados o los que carecen de habilidades en ciertas áreas, pueden estropear las sesiones de modo que no se atienda los intereses del niño y éste manifieste que no desea regresar. Algunos niños “en el limbo” pueden estar vinculados con otros problemas mayores en la vida. Para una minoría puede descubrirse que la terapia de juego es inadecuada, en este caso lo indicado es referirlos a otra parte. En el caso de la terapia de juego que “fracasó” debe intentarse terminar el trabajo de manera cuidadosa para que no se haga sentir frustración al niño. El terapeuta de juego debe esforzarse en asegurarle al pequeño que tiene interés en su bienestar y evitar darle la impresión de que es su “culpa” el no haber tenido “éxito”. Aun en el trabajo “fracasado”, es muy probable que algo se haya obtenido de las sesiones.
No hay mucha investigación disponible. A lo mucho, el hallazgo más importante enfatiza la importancia de las cualidades que los terapeutas de juego emplean en su trabajo
Los hallazgos en la investigación formal son limitados y equívocos (Barrell, Hampe y Miller, 1978; Ginott, 1961, páginas 143 a 147; Heincke y Strasssmann, 1975; Phillips, 1985; Wright, Moelis y Pollack, 1976). Algunos estudios se han visto obstaculizados por métodos de investigación cuestionables y por un fracaso en distinguir entre juego terapéutico y terapia de juego, y se ha pasado por alto la importancia del niño en su totalidad (Faust y Burns, 1991). Payne (1993) explora los problemas de investigación en las terapias artísticas expresivas. Valente y Fontana presentan un capitulo en el libro de Payne donde se resume la investigación que realizaron del psicodrama (Valente y Fontana, 1993, páginas 56 a 67). Maty Boston ha perfeccionado de modo considerable el perfil de investigación en favor de los psicoterapeutas de niños (Boston, 1989, 1991; Boston y Lush, 1993, 1994). En su controvertido articulo, Boston discute la dificultad de evaluar el cambio interior y la eliminación de síntomas, y argumenta que se requiere del reconocimiento para lograr una posición científica de la observación intuitiva (1991, páginas 320, 321). Van der Kooij y Hellendoorn (1986) han compilado algunos capítulos interesantes de investigación sobre la terapia de juego. ¿La terapia de juego “funciona”? La respuesta práctica es “sí”, pero ¿qué es lo que se quiere decir con “funciona”? De los 130 niños aproximadamente con los que trabajó o supervisó la autora, todos con excepción de cinco, mostraron mejoría durante la terapia de juego. En retrospectiva, dos estaban “en el limbo”, a merced de los tribunales y no sabían dónde irían a vivir o qué sucedería con ellos. Se les retiró de la terapia de juego y no se les aceptaría en el programa de terapia de juego hasta que sus circunstancias fueran más seguras.