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Tres pilares de la paz liberal MICHAEL W. DOYLE (Traducción no oficial por Nahuel Zapata), Translations of International Relations

Tres pilares de la paz liberal MICHAEL W. DOYLE (Traducción no oficial por Nahuel Zapata)

Typology: Translations

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Traducción del original de la American Political Science Review Vol. 99, No. 3, Agosto 2005.
Tres pilares de la paz liberal
MICHAEL W. DOYLE1 Columbia University.
Sebastian Rosato (2003) encuentra la lógica de la "paz democrática" defectuosa en "La lógica
defectuosa de la teoría de la paz democrática", y cita mi trabajo y otros estudios como ejemplos de los
defectos de esta lógica. Parte de la lógica que describe es defectuosa, y puede caracterizar parte de la
literatura en el amplio campo de la "paz democrática", pero no es la lógica subyacente en el núcleo de
la teoría de la paz liberal.
De hecho, el núcleo persuasivo de la lógica subyacente a la teoría de la paz democrática liberal está
ausente en la explicación de Rosato. Representación republicana, un compromiso ideológico con los
derechos humanos fundamentales, y la interdependencia transnacional son los tres pilares de la
explicación. La lógica subyacente a la paz entre los estados liberales se basa en una proposición
simple y directa que conecta esos tres mecanismos causales, ya que operan juntos y solamente juntos, y
no por separado como afirma Sebastian Rosato.
Ya expliqué el núcleo persuasivo de la gica subyacente a la teoría de la lógica de la paz
democrática liberal en tres lugares. El ensayo de dos partes Kant, legados liberales y asuntos
exteriores publicado en Filosofía y asuntos públicos (1983) mostró cómo el ensayo de Immanuel
Kant (1970) 1795, Paz perpetua, podría construirse como una explicación coherente de dos
regularidades importantes en la política mundial: las tendencias de los estados liberales a ser
simultáneamente propensos a la paz entre ellos y propensos a la guerra en sus relaciones con estados
no liberales. La representación republicana, el compromiso ideológico con los derechos humanos
fundamentales y la interdependencia transnacional son los tres mecanismos causales de la
explicación. Estos son los tres "artículos definitivos" de Kant las leyes constitucionales,
internacionales y cosmopolitas del hipotético tratado de paz que pide a los estados que firmen. La
primera parte del ensayo de dos partes se centra en la paz liberal y sus fuentes kantianas. La segunda
parte del ensayo de dos partes se centra en exponer los peligros del imperialismo liberal, la agresión
liberal y el apaciguamiento liberal (Rosato 1996 cita las reimpresiones de los dos artículos en
Debatir la paz democrática). También abordé estos temas en la American Political Science Review
en diciembre de 1986 y distinguí el "internacionalismo liberal" kantiano del "pacifismo liberal" y el
"imperialismo liberal". En 1997, en Ways of War and Peace, distinguí el liberalismo de las otras dos
tradiciones principales del pensamiento internacional, el realismo y el marxismo.
Los tres tienen un argumento coherente y clave: "Ninguna de estas fuentes constitucionales,
internacionales o cosmopolitas es suficiente por sola, pero juntas (y solo donde están juntas)
conectan plausiblemente las características de las políticas y economías liberales con una paz liberal
sostenida" ([1983a , 1983b] 1996, 27). Repito la misma oración que el resumen del argumento: "No
hay una sola constitucional, internacional…‖ en la American Political Science Review (Doyle 1986,
1162); y la misma oración (esta vez en cursiva para enfatizar) en Ways of War and Peace (1997,
284). Yo explícitamente dije que las tres causas explican la paz liberal y la guerra liberal cuando, y
solo cuando, se combinan. La crítica de Rosato al trabajo, sin embargo, se basa en tratar cada uno de
estos factores "normativos", "institucionales", etc. de forma aislada como si fueran suficientes.
Esto es importante porque, en mi opinión, ninguno de los factores por sí solo es una explicación
suficiente de la paz liberal o la guerra liberal. Primero, como Rosato correctamente sugiere, no hay
razón para que todos los gobiernos directa o indirectamente mayoritarios sean pacíficos con otros
1 Michael W. Doyle es Profesor en Harold Brown, Escuela de Asuntos Internacionales y Públicos y la Escuela de Leyes de
Columbia, Columbia University, 1314 IAB, 420 West 118th Street, New York, NY 10027. (md@2221@columbia.edu).
El autor le agradece a Robert Jervis y Frank Wayman por su asesoramiento en un borrador anterior a esta nota.
Descargado por Imanol Rodríguez Múgica (imarodriguezmugica@gmail.com)
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TraducciÛn del original de la American Political Science Review Vol. 99, No. 3, Agosto 2005.

Tres pilares de la paz liberal

MICHAEL W. DOYLE

1 Columbia University.

Sebastian Rosato (2003) encuentra la lógica de la "paz democrática" defectuosa en "La lógica defectuosa de la teoría de la paz democrática", y cita mi trabajo y otros estudios como ejemplos de los defectos de esta lógica. Parte de la lógica que describe es defectuosa, y puede caracterizar parte de la literatura en el amplio campo de la "paz democrática", pero no es la lógica subyacente en el núcleo de la teoría de la paz liberal. De hecho, el núcleo persuasivo de la lógica subyacente a la teoría de la paz democrática liberal está ausente en la explicación de Rosato. Representación republicana, un compromiso ideológico con los derechos humanos fundamentales, y la interdependencia transnacional son los tres pilares de la explicación. La lógica subyacente a la paz entre los estados liberales se basa en una proposición simple y directa que conecta esos tres mecanismos causales, ya que operan juntos y solamente juntos, y no por separado como afirma Sebastian Rosato.

Ya expliqué el núcleo persuasivo de la lógica subyacente a la teoría de la lógica de la paz democrática liberal en tres lugares. El ensayo de dos partes Kant, legados liberales y asuntos exteriores publicado en Filosofía y asuntos públicos (1983) mostró cómo el ensayo de Immanuel Kant (1970) 1795, Paz perpetua , podría construirse como una explicación coherente de dos regularidades importantes en la política mundial: las tendencias de los estados liberales a ser simultáneamente propensos a la paz entre ellos y propensos a la guerra en sus relaciones con estados no liberales. La representación republicana, el compromiso ideológico con los derechos humanos fundamentales y la interdependencia transnacional son los tres mecanismos causales de la explicación. Estos son los tres "artículos definitivos" de Kant —las leyes constitucionales, internacionales y cosmopolitas— del hipotético tratado de paz que pide a los estados que firmen. La primera parte del ensayo de dos partes se centra en la paz liberal y sus fuentes kantianas. La segunda parte del ensayo de dos partes se centra en exponer los peligros del imperialismo liberal, la agresión liberal y el apaciguamiento liberal (Rosato 1996 cita las reimpresiones de los dos artículos en Debatir la paz democrática ). También abordé estos temas en la American Political Science Review en diciembre de 1986 y distinguí el "internacionalismo liberal" kantiano del "pacifismo liberal" y el "imperialismo liberal". En 1997, en Ways of War and Peace , distinguí el liberalismo de las otras dos tradiciones principales del pensamiento internacional, el realismo y el marxismo.

Los tres tienen un argumento coherente y clave: "Ninguna de estas fuentes constitucionales, internacionales o cosmopolitas es suficiente por sí sola, pero juntas (y solo donde están juntas) conectan plausiblemente las características de las políticas y economías liberales con una paz liberal sostenida" ([1983a , 1983b] 1996, 27). Repito la misma oración que el resumen del argumento: "No hay una sola constitucional, internacional…‖ en la American Political Science Review (Doyle 1986, 1162); y la misma oración (esta vez en cursiva para enfatizar) en Ways of War and Peace (1997, 284). Yo explícitamente dije que las tres causas explican la paz liberal y la guerra liberal cuando, y solo cuando, se combinan. La crítica de Rosato al trabajo, sin embargo, se basa en tratar cada uno de estos factores —"normativos", "institucionales", etc. — de forma aislada como si fueran suficientes.

Esto es importante porque, en mi opinión, ninguno de los factores por sí solo es una explicación suficiente de la paz liberal o la guerra liberal. Primero, como Rosato correctamente sugiere, no hay razón para que todos los gobiernos directa o indirectamente mayoritarios sean pacíficos con otros

(^1) Michael W. Doyle es Profesor en Harold Brown, Escuela de Asuntos Internacionales y P˙blicos y la Escuela de Leyes de

Columbia, Columbia University, 1314 IAB, 420 West 118th Street, New York, NY 10027. (md@2221@columbia.edu). El autor le agradece a Robert Jervis y Frank Wayman por su asesoramiento en un borrador anterior a esta nota.

TraducciÛn del original de la American Political Science Review Vol. 99, No. 3, Agosto 2005.

gobiernos mayoritarios. Claramente, una democracia de xenófobos o hipernacionalistas externalizaría sus preferencias. Anticipándome a la crítica de Rosato, señalé (1997, cap. 4 y 9) en Ways of War and Peace —en capítulos que discuten a Rousseau y Marx— que las instituciones democráticas son completamente compatibles con la política exterior realista cuando las preferencias son integral y exclusivamente nacionalistas, y con la solidaridad socialista y la guerra de clases internacional cuando son estrictamente igualitarias (y las sociedades carecen de libertades individuales y propiedad privada). El clásico relato de Jean Jacques Rousseau sobre la teoría democrática, por ejemplo, anticipa que las democracias estarán encerradas en sí mismas, como cualquier realista estaría de acuerdo, en un "estado de guerra" generalizado con todos los demás estados, sean democráticos o no (Rousseau 1756/1917). Si el flujo de información a través de las fronteras es limitado, sujeto a manipulación y creación de mitos nacionalistas, y cada democracia cultiva un compromiso normativo para completar su autonomía y autoayuda, es probable que las democracias choquen (Mearsheimer 1990; VanEvera 1990).

En segundo lugar, no debe esperarse que una población que comparte ampliamente los valores liberales asociados con la norma de los derechos humanos dará forma a sus políticas a menos que tenga una representación democrática con la transparencia y rendición de cuentas necesarias que pueda determinar la toma de decisiones públicas.^2

Y tercero, no hay garantía de que la interdependencia comercial u otras formas de interdependencia por sí solas proporcionarán bases materiales para la cooperación entre sociedades, en vez de fuentes de rivalidad imperial y combustible para la competencia de equilibrio de poder, a menos que el comercio y la inversión sean parte de una relación de confianza y respeto.^3

Rosato (2003) tiene razón al criticar la lógica de cada uno de estos aspectos de la "paz democrática" en sí solos.

Sin embargo, una vez combinadas, las tres fuentes ayudan a explicar por qué los estados liberales mantienen la paz entre ellos y, sin embargo, son propensos por razones explicables a la guerra y al imperialismo con estados no liberales. Dada la ausencia de esta explicación en la crítica del Sr. Rosato (2003), vale la pena resumir brevemente las tres hipótesis aquí. Cada una enfatiza un aspecto de lo que caracteriza a una república liberal.

Primero, los gobiernos democráticos representativos republicanos tienden a crear una relación responsable entre el estado y los votantes, particularmente los votante medianos [ median voter ]. Impiden que los monarcas o dictadores conviertan sus intereses potencialmente agresivos en políticas públicas cuando asumen que los costos serán soportados por un público subordinado. La representación democrática introduce precaución republicana, la "vacilación" [ hesitation ] de Kant (1970) en lugar de capricho autocrático. El gobierno representativo permite una rotación de las élites. Esto fomenta un abandono de políticas desastrosas a medida que los electores castigan al partido en el poder con una derrota electoral. Las legislaturas y la opinión pública restringen aún más a los ejecutivos de implementar políticas que violan claramente los intereses obvios y fundamentales del público, cómo el público los percibe a esos intereses.

Lo que es más importante, la representación junto con la transparencia (lo que Kant [1970] llamó "publicidad") puede proporcionar una señal efectiva que asegure a los dirigentes políticos [ decision

(^2) Mueller (1989) enfatiza las normas de la paz en su explicaciÛn, pero tambiÈn vincula estas normas con las

instituciones democr·ticas. (^3) Cobden (1901) es una fuente clásica sobre los efectos pacificadores del comercio. Russett y O’Neal (2001) y Gartzke, Li

y Boehmer (2001) establecen vÌnculos entre el comercio y la paz, pero solo en el contexto de relaciones m·s amplias que favorecen acuerdos especiales [ accommodation ]

TraducciÛn del original de la American Political Science Review Vol. 99, No. 3, Agosto 2005.

liberales, profundamente sospechosas. En resumen, los compañeros liberales se benefician de una presunción de amistad [ amity ]; los no liberales sufren de una presunción de enemistad [ enmity ]. Ambas presunciones pueden ser acertadas. Sin embargo, cada una también puede ser autocumplida.

Los liberales democráticos no necesitan dar por sentado que la opinión pública gobierna la política exterior o que toda la élite gubernamental es liberal. Pueden asumir que la élite típicamente lidia con asuntos públicos [public affairs], pero que miembros potencialmente no liberales de la élite tienen razones para dudar de que las políticas antiliberales serían sostenidas electoralmente y respaldadas por la mayoría del público democrático.

Tercero y último, los incentivos materiales sostienen los compromisos normativos interliberales. El "espíritu de comercio" se extiende ampliamente y crea incentivos para que los estados promuevan la paz y traten de evitar la guerra. La teoría económica liberal sostiene que estas ataduras [ ties ] cosmopolitas derivan de una división internacional cooperativa del trabajo y del libre comercio, de acuerdo con la ventaja comparativa que se genera cuando las partes pueden esperar ser gobernadas por un estado de derecho que respeta la propiedad y que impone intercambios legítimos. Se dice que cada economía está en mejor estado de lo que hubiera estado bajo la autarquía; por lo que cada una adquiere un incentivo para evitar políticas que conduzcan a otras a romper estos lazos económicos. Pero, debido a que mantener los mercados abiertos se basa en la suposición de que el próximo conjunto de transacciones también estará determinado por los precios en lugar de la coerción, una sensación de seguridad mutua es vital para evitar búsquedas motivadas por la seguridad de la autarquía económica. Por lo tanto, evitar un desafío a la seguridad de otro estado liberal o incluso mejorar la seguridad de cada uno por medio de una alianza, naturalmente sigue a la interdependencia económica.

En este mismo sentido, otra fuente cosmopolita de paz liberal es que el mercado internacional elimina las decisiones difíciles de producción y distribución de la esfera directa de la política estatal. Un estado extranjero, por lo tanto, no parece directamente responsable de estos resultados; los estados pueden mantenerse al margen y, en cierta medida, por encima de estas rivalidades de mercado contenciosas, y estar listos para intervenir a fin de resolver las crisis. La interdependencia comercial y los contactos internacionales de los dirigentes estatales [ state officials ] ayudan a crear lazos transnacionales transversales que sirven como grupos de presión [ lobbies ] para lograr el mutuo acuerdo [ accomodation ]. Según los estudiosos liberales modernos, son los financieros internacionales y las organizaciones transnacionales y transgubernamentales los que crean intereses a favor de este tipo de acuerdos. Aun más, su variedad ha asegurado que ningún conflicto agriete una relación completa al desencadenar una espiral de represalias recíprocas.

Por el contrario, la sospecha que caracteriza a las relaciones entre gobiernos liberales y no liberales puede llevar a restricciones en cuanto al contacto entre sociedades. Y esto puede aumentar la posibilidad de que un solo conflicto determine una relación completa. Igualmente importante, en las relaciones con sociedades débiles "proteger los ‗derechos de los nativos‘ de los opresores nativos y proteger los derechos universales de propiedad y asentamiento de las transgresiones locales, introdujo motivos especialmente liberales para el dominio imperial" (Doyle [1983a, 1983b] 1996, p.

  1. Cuando la propiedad carece de un título claro y los intercambios están sujetos a manipulación y aplicación legal incierta —el entorno típico de los estados no liberales— el contacto económico genera conflictos.

Ninguna fuente constitucional, internacional o cosmopolita por sí sola es suficiente. Esta variante de la teoría liberal no es únicamente institucional, ni únicamente ideológica, ni únicamente económica. Pero juntos (y solo juntos) los tres hilos específicos de instituciones liberales, ideas liberales y lazos transnacionales conectan plausiblemente las características de las políticas y economías liberales con

TraducciÛn del original de la American Political Science Review Vol. 99, No. 3, Agosto 2005.

una paz liberal sostenida. Pero en sus relaciones con los estados no liberales, los estados liberales no han escapado de la inseguridad causada por la anarquía en el sistema político mundial considerado en su conjunto. Además, la moderación constitucional, el respeto internacional por los derechos individuales y los intereses comerciales compartidos que establecen bases para la paz entre los estados liberales, también establecen bases para conflicto adicional en las relaciones entre sociedades liberales y no liberales.

Así, cuando Rosato (2003, 588, 593) critica el argumento de la "externalización de la norma" o las explicaciones de la "lógica institucional", en cada caso está perdiendo dos tercios del argumento liberal. Cuando argumenta que los intereses económicos y los intereses estratégicos locales dieron forma a la política liberal imperial del siglo XIX, no está refutando —sino confirmando— la lógica de la paz liberal. En estos casos, los motivos liberales basados en principios unieron intereses materiales en el imperialismo liberal. Las campañas contra el comercio de esclavos desestabilizaron las oligarquías comerciales, haciéndolas propensas al colapso. La mission civilatrice y las ideologías imperiales del "doble mandato" [ dual mandate ] incluían principios liberales, aunque permitían el paternalismo imperial liberal del tipo que J. S. Mill (1859/1973) aprobaba para las sociedades que él y sus compañeros liberales consideraban incapaces de gobernarse a sí mismas. Pero los intereses comerciales y de propiedad, que carecían de institucionalización en gran parte de África y Asia, eran aún más importantes. Al carecer tanto de reconocimiento legal como del contexto de respeto interliberal, los reclamos comerciales y de propiedad alimentaron el imperialismo. (Doyle [1983a, 1983b] 1996, 37-9). Los liberales estaban demasiado dispuestos a hacer cumplir esos reclamos de propiedad, tanto por cuestiones de interés material como por defensa de los derechos basados en principios. La paz interliberal se basa en el efecto combinado de los tres pilares. En ausencia de uno de ellos, la política pacífica está subdeterminada y socavada.

Durante la Guerra Fría, los Estados Unidos intervinieron o tomaron medidas para socavar encubiertamente numerosos regímenes populares en el Tercer Mundo. En muchos casos, la administración estadounidense a cargo estaba convencida de que los regímenes en cuestión (Mossadegh en Irán, Arbenz en Guatemala, Jagan en Guyana, Allende en Chile y los sandinistas en Nicaragua) eran amenazas tanto para la propiedad como para el estado de derecho. El hecho de que estos regímenes fueran más progresistas y populares que cualquier régimen anterior en esos países (y, en algunos casos, también posterior) no los convirtió en democracias liberales bien establecidas. Muchas autoridades estadounidenses dudaron de su estabilidad como democracias. También fueron vistos como influenciados y aliados con los regímenes comunistas. El presidente Kennedy articuló claramente esta lógica, refiriéndose al asesinato de Trujillo en República Dominicana: ―Hay tres posibilidades en orden descendente de preferencia, un régimen democrático decente, una continuación del régimen de Trujillo o un régimen de Castro. Deberíamos apuntar al primero, pero realmente no podemos renunciar al segundo hasta que estemos seguros de poder evitar el tercero‖ (Schlesinger 1965, 769, citado en Doyle [1983] 1996, 41). Igual de importante es que todas estas intervenciones fueron encubiertas; carecían de los mecanismos de publicidad en los que descansa la paz liberal. La explicación subyacente a la paz liberal no supone que cada dirigente, siempre y en todas partes, está motivado por principios e intereses liberales, solamente que, durante el ciclo político normal, los principios e intereses no liberales no se convertirán en la norma en la formación de la política exterior liberal.

Una explicación mucho más lógica viene con costos metodológicos. Los conjuntos de datos sobre la paz liberal no codifican adecuadamente estos tres pilares juntos y por separado. Mi propia codificación (1983a, 1983b, 1986, 1997) fue aproximada. La prueba empírica reciente más exhaustiva de las proposiciones kantianas (Russett y O‘Neal 2001) muestra por separado los efectos positivos de las instituciones democráticas y el comercio (y la membresía en organizaciones internacionales), pero no codifica por separado las normas liberales. La confirmación estadística