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Resultado preliminar de investigación sobre utilidad del test de olfato 'sniffin stick test' en población chilena y su aplicación en diagnóstico de enfermedad de Parkinson. Pérdida precoz del olfato es común en Parkinson, incluso décadas antes de síntomas motores. Hiposmia es tan frecuente como temblor de reposo y segundo signo más común después de bradikinesia y rigidez. Observar alteraciones olfatorias permite diferenciar enfermedad primaria de causada por medicamentos o origen vascular. Experiencia inicial del equipo con test en muestra chilena y comparación con pacientes parkinsonianos.
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Tipo: Apuntes
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Rev Méd Chile 2006; 134: 1071-
r. Editor : El sentido del olfato no es explorado habitualmente en el examen clínico de un paciente, por ser estimado poco relevante para el diagnóstico. Sin embargo, desde hace varias déca- das y notoriamente en los últimos 6 años, es creciente el interés científico en la valoración de las alteraciones del olfato como marcadores de enfermedades neurodegenerativas, específicamen- te las enfermedades de Alzheimer y Parkinson. En ambas y particularmente en la enfermedad de Parkinson, existe una pérdida precoz del olfato, que se presenta incluso décadas antes de aparecer los síntomas motores de la enfermedad^1. La prevalencia de estas alteraciones olfatorias alcanza de 70 a 100% de los pacientes parkinsonianos estudiados1,2^ , y a pesar que los pacientes general- mente refieran tener un buen olfato, en 40% de ellos se ha detectado hiposmia1,2^. Así, la presencia de hiposmia es tan frecuente como el temblor de reposo, y está en segundo lugar en frecuencia después de la bradikinesia y rigidez, signos clásicos de la enfermedad. El defecto olfatorio es bilateral, aun en presencia de un hemiparkinsonis- mo, y no es modificado por la terapia dopaminér- gica1,2^. La observación de alteraciones olfatorias
en un paciente con un cuadro parkinsoniano permite al clínico diferenciar entre un Parkinson primario y aquellos cuadros secundarios a fárma- cos o de origen vascular, y de otras causas degenerativas, como el Parkinson atípico, trastor- nos en los que el sentido del olfato está conserva- do. Incluso se ha propuesto que es posible plantear un patrón de defecto olfatorio específico, en que la pérdida selectiva de ciertos olores (plátano, piña, canela, humo y gasolina) y la conservación de otros (naranja y clavo de olor), serían propios de la enfermedad^2. Ello no se ha confirmado en otros estudios^1. Existen varios tests olfatorios en uso, de los cuales destaca el UPSIT (Test de Investigación del Olfato de la Universidad de Pennsylvania) que evalúa 40 fragancias 3 , principalmente en uso en Estados Unidos y en países de Europa como Inglaterra, y el «Sniffin Stick Test», desarrollado por Hummel en Alemania 4. Este último consiste en 12 olores comunes que son presentados al sujeto, lo que no demora más de 4 minutos. Se considera anormal reconocer sólo 10 o menos olores^4. Sin embargo, ninguno de estos tests ha sido validado en población de origen hispánica, no existe una validación transcultural y étnica. Cree- mos importante, por sus implicancias diagnósti- cas, reconsiderar la valoración de este sentido en el estudio de los pacientes neurológicos en que se plantea un Parkinson o un cuadro demencial. El objetivo de esta carta es comunicar nuestra expe- riencia inicial con el «Sniffin Stick Test», dar a conocer su reproducibilidad en nuestra población
Correspondencia a: Marcelo Miranda. Unidad de Neurolo- gía, Clínica Las Condes y Fundación Parkinson y Alzheimer. Lo Fontecilla 441, Santiago. Fax 3650028. E mail: marcelomirandac@gmail.com
C A R T A A L E D I T O R
adulta sin patología neurológica y comparar sus resultados con un grupo de pacientes con síndro- me parkinsoniano idiopático y secundario. El «Sniffin Stick Test» consiste en 12 dispositivos con forma de un lápiz («lápices aromáticos»), que contienen las siguientes esencias de olores disueltos en polipropileno glicol: naranja, limón, piña, cuero, rosa, clavo de olor, menta, pescado, anís, plátano, canela y café (Burghart Medizintechnik, Wedel, Alemania) (Figura 1). Estos lápices son presentados uno a uno por el examinador, a 2 cm de las fosas nasales del sujeto, y se solicita al paciente que huela e identifique de qué olor se trata, eligiendo entre 4 alternativas posibles presentadas por escrito o leídas por el examinador. Entre cada una de las exposicio- nes debe existir un intervalo de al menos 30 segundos. Como criterios de exclusión considera- mos que el paciente no debía tener patología rinosinusal aguda o crónica, asma bronquial, antece- dentes de TEC cerrado con o sin fractura, factores que disminuyen la capacidad olfatoria3,4. Previo consentimiento informado, evaluamos el olfato, específicamente, la capacidad de identifi-
Figura 1. El test de olfato aplicado consistente en 12 «lápices» con distintos olores a reconocer por el paciente.
car olores, de 20 hombres y 20 mujeres, sanos, con edades entre 20 y 85 años y 40 pacientes con Parkinson idiopático, 5 pacientes con parkinsonis- mo inducido por flunarizina, 4 con la variedad atípica de Parkinson llamada atrofia multisistémica y 1 con parálisis supranuclear progresiva. Treinta y ocho controles sanos (95%) tuvieron un reconocimiento de los 12 aromas, sólo 2 reconocieron 10 aromas. En cambio de los pacien- tes parkinsonianos idiopáticos ninguno alcanzó a reconocer 10 o más olores, es decir 100% mostró una hiposmia (p <0,01). Veintisiete pacientes (67,5%) reconocieron sólo 6 aromas y 5 pacientes (12,5%) reconocieron 3 o menos olores. De los pacientes con Parkinson secundario, parálisis su- pranuclear progresiva y con atrofia multisistémica, todos mostraron una capacidad de discriminar olores comparable a los controles. Estos hallazgos son concordantes con lo ya comunicado en cuanto a la existencia de un severo defecto olfatorio en los pacientes con enfermedad de Parkinson y que esta evaluación ayuda en el diagnóstico diferencial. El test de lápices olfatorios es una herramienta útil, rápida de aplicar y factible de emplear en nuestro medio. Junto a la ecografía transcraneal, son 2 nuevas herramientas asequibles de que dispone el neuró- logo para estudiar un paciente con un cuadro parkinsoniano 5.
Marcelo Miranda C^1 , Andrea Slachevsky Ch1,2, Carolina Pérez J1a. (^1) Departamento de Neurología, Clínica Las Con- des. Santiago, Chile. aPsicóloga
Rev Méd Chile 2006; 134: 1071-
C A R T A A L E D I T O R