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n este apartado presentarán carátula, introducción, desarrollo del tema, bibliografía.
Tipo: Apuntes
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El estupor de la «presencia» Docente: Werlin Pizango Ushiñahua.
Ante todo, para hacerme entender, recurriré a una imagen. Suponed que nacéis, que salís del seno de vuestra madre, con la edad que tenéis en este momento, con el desarrollo y con la conciencia que tenéis ahora. ¿Cuál sería el primer sentimiento que tendríais, el primero en absoluto, es decir, el primer factor de vuestra reacción ante la realidad? Si yo abriera de par en par los ojos por primera vez en este instante, al salir del seno de mi madre, me vería dominado por el asombro y el estupor que provocarían en mí las cosas debido a su simple «presencia». Me invadiría por entero un sobresalto de estupefacción por esa presencia que expresamos en el vocabulario corriente con la palabra «cosa». Lo que es una versión concreta y, si queréis, banal, de la palabra «ser». El ser, no como entidad abstracta, sino como algo presente, como una presencia que no hago yo, que me encuentro ahí, una presencia que se me impone.
Este estupor es lo que despierta la pregunta última en nuestro interior: no es una comprobación fría, sino un asombro lleno de atractivo, una especie de pasividad que en el mismísimo instante en que se produce engendra en su seno la atracción. En efecto, es bastante superficial repetir que la religión ha nacido del miedo. El miedo no es el primer sentimiento que experimenta el hombre. El primero es el atractivo ; el miedo aparece en un segundo momento, como reflejo del peligro que se percibe de que la atracción no permanezca. Lo primero de todo es la adhesión al ser, a la vida, el estupor frente a lo evidente; con posterioridad a ello, es posible que se tema que esa evidencia desaparezca, que ese ser de las cosas deje de ser tuyo, que no ejerza ya atracción en ti.
Tú no tienes miedo de que desaparezcan cosas que no te interesan, tienes miedo de que desaparezcan las cosas que te interesan. La religiosidad es, ante todo, la afirmación y el desarrollo del atractivo que tienen las cosas. Hay un asombro primero ante la evidencia que caracteriza muy bien la actitud del verdadero investigador: la maravilla de algo presente me atrae, y como consecuencia se dispara en mí la búsqueda. El miedo es una sombra que cae como segunda reacción. Temes perder algo sólo cuando lo has tenido al menos un momento. Por tanto, la intuición primera es el asombro ante lo dado y ante el yo como parte de este dato, de lo dado, de lo existente. Primero te impresionas y luego te das cuenta de que te has impresionado. Este es el origen del concepto de la vida como don, en ausencia del cual no podemos usar las cosas sin volverlas estériles.