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Parafrasis de aparato respiratorio del libro histologia de Ross
Tipo: Resúmenes
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Senos paranasales Los senos paranasales son espacios llenos de aire en los huesos de las paredes de la cavidad nasal. Los senos paranasales son extensiones de la región respiratoria de la cavidad nasal y están tapizados por epitelio respiratorio. Los senos reciben su nombre según el hueso en el que se encuentran (es decir, hueso etmoidal, frontal, esfenoides y maxilar). Los senos se comunican con las cavidades nasales a través de orificios estrechos en la mucosa respiratoria. La superficie de la mucosa de los senos es un epitelio delgado ciliado seudocilíndrico estratificado que contiene abundantes células caliciformes. El moco producido en los senos es barrido hacia las cavidades nasales por los movimientos ciliares coordinados. Con frecuencia, los senos paranasales están sujetos al desarrollo de la inflamación aguda por la infección vírica de las vías aéreas superiores. Las infecciones graves pueden necesitar drenaje físico. FARINGE La faringe comunica las cavidades nasales y bucal con la laringe y el esófago. Permite el paso de aire y alimentos y actúa como cámara de resonancia para la fonación. La faringe está situada por detrás de las cavidades nasales y bucal y se divide regionalmente en nasofaringe y orofaringe , respectivamente (v. fig. 19-2). Las trompas auditivas (de Eustaquio) comunican la nasofaringe con ambos oídos medios. En la pared de la nasofaringe hay tejido linfático difuso y nódulos linfáticos. La concentración de los nódulos linfáticos en el límite entre las paredes superior y posterior de la faringe se llama amígdala faríngea. LARINGE La parte de la vía aérea que se encuentra entre la orofaringe y la tráquea es la laringe Este segmento tubular complejo del sistema respiratorio está formado por placas irregulares de cartílago hialino y elástico (la epiglotis y las apófisis vocales de los cartílagos aritenoides). Además de servir como un conducto para el paso del aire, la laringe es el órgano de la fonación. Los pliegues vocales controlan el flujo de aire a través de la laringe y vibran para producir sonido. Los pliegues vocales , también conocidos como cuerdas vocales, son dos pliegues de la mucosa que se proyectan dentro la luz de la laringe. Están orientados en una dirección anteroposterior y definen los límites laterales de la abertura de la laringe, el orificio glótico. Dentro de cada pliegue vocal hay un ligamento de sostén y un tejido osteomuscular. Los ligamentos y los músculos intrínsecos de la laringe unen las placas cartilaginosas contiguas y generan la tensión en los pliegues vocales para abrir y cerrar la glotis. Los músculos extrínsecos de la laringe se insertan en los cartílagos de la laringe, pero se originan en estructuras extra laríngeas. Estos músculos mueven la laringe durante la deglución. El aire expulsado de los pulmones que pasa a través de la glotis (rima glottidis), un espacio estrecho, causa la vibración de los pliegues vocales. Las vibraciones cambian al modificarse la tensión
aplicada en los pliegues vocales y el diámetro del orificio glótico. Esta modificación de las vibraciones produce sonidos de diferentes tonos. Los sonidos generados en la laringe durante el proceso de fonación se modifican en las porciones superiores del sistema respiratorio (nasofaringe, cavidades nasales y senos paranasales), en la cavidad bucal (paladares blando y duro, lengua, dientes, labios, etc.), y en la orofaringe para producir los sonidos individuales del lenguaje (vocales y consonantes diferentes). Los pliegues ventriculares ubicados por arriba de los pliegues vocales son las “cuerdas vocales falsas”. Por arriba de los pliegues vocales hay un receso alargado en la laringe llamado ventrículo. Justo más arriba hay otro par de repliegues de la mucosa llamados pliegues ventriculares o cuerdas vocales falsas. Estos pliegues no tienen tejido muscular intrínseco como las cuerdas vocales verdaderas y, por lo tanto, no modulan en la fonación. Sin embargo, los pliegues ventriculares y el ventrículo laríngeo son importantes para crear resonancia. La inflamación y la tumefacción de la laringe causadas por virus (como el virus del resfriado común) y otros agentes microbianos recibe el nombre de laringitis aguda. Los síntomas de la laringitis aguda pueden comprender disfonía (ronquera) o, en casos más graves, afonía (pérdida total de la voz), tos y dificultad deglutoria y respiratoria. La laringitis crónica suele ser causada por la exposición prolongada a agentes irritantes como el humo del tabaco, el polvo o el aire contaminado. La laringe tiene un revestimiento de epitelio seudocilíndrico estratificado ciliado y epitelio estratificado plano. La superficie luminal de las cuerdas vocales verdaderas está cubierta por epitelio estratificado plano , como lo está la mayor parte de la epiglotis. El epitelio sirve para proteger la mucosa de la abrasión causada por la corriente de aire en movimiento rápido. El resto de la laringe se alinea con el epitelio seudocilíndrico estratificado ciliado que caracteriza la vía respiratoria. El tejido conjuntivo de la laringe contiene glándulas mucoserosas mixtas que secretan a través de conductos hacia la superficie mucosa de la laringe. TRÁQUEA La tráquea es un tubo corto y flexible de unos 2,5 cm de diámetro y unos 10cm de longitud. Sirve como un conducto para el paso del aire; además, su pared contribuye al acondicionamiento del aire inspirado. La tráquea se extiende desde la laringe hasta aproximadamente la mitad del tórax, donde se divide en dos bronquios principales (primarios). La luz de la tráquea permanece abierta debido a la disposición de sus anillos cartilaginosos. La pared de la tráquea está compuesta por cuatro capas bien definidas:
tendencia a ser prominentes porque sus núcleos forman una hilera muy cerca de la lámina basal. Si bien en este mismo nivel general dentro del epitelio hay núcleos de otras células, son relativamente escasos. Por lo tanto, la mayor parte de los núcleos cercanos a la membrana basal pertenecen a las células basales. Membrana basal, lámina propia y submucosa El epitelio traqueal se caracteriza por una “membrana basal” gruesa. Situada bajo del epitelio traqueal, hay una capa bien definida que normalmente recibe el nombre de membrana basal. Suele aparecer como un estrato poco teñido, vítreo u homogéneo, de entre 25 m y 40 m de espesor. La microscopia electrónica permite observar que consiste en fibras colágenas muy juntas ubicadas justo debajo de la lámina basal epitelial. Desde el punto de vista estructural, puede considerarse una lámina reticular muy gruesa y densa y, como tal, es una parte de la lámina propia. En los fumadores, en particular en los que padecen tos crónica , esta capa puede ser bastante más gruesa, lo cual es una respuesta a la irritación de la mucosa. En las personas con asma , la membrana basal también es más gruesa y más pronunciada, sobre todo a la altura de los bronquíolos. El límite entre la mucosa y la submucosa está definido por una membrana elástica. La lámina propia , con exclusión de la parte designada como membrana basal, aparece como un tejido conjuntivo laxo típico. Es muy celular y contiene linfocitos abundantes, muchos de los cuales infiltran el epitelio. Los otros tipos celulares que se ven en esta capa son plasmocitos, mastocitos, eosinófilos y fibroblastos. En la lámina propia y en la submucosa de la pared traqueal siempre hay tejido linfático en las formas difusa y nodular. También se encuentra en otras partes del sistema respiratorio que intervienen principalmente en la conducción el aire. Este tejido linfático es el equivalente, en cuanto a desarrollo y función, del tejido linfático asociado con los bronquios (BALT). Dispersas entre las fibras colágenas hay una gran cantidad de fibras elásticas. Donde termina la lámina propia, el material elástico es más abundante, y en las muestras teñidas para detectar estas fibras, se ve una banda bien definida de material elástico. Esta banda o membrana elástica marca el límite entre la lámina propia y la submucosa. Sin embargo, en los preparados teñidos con H&E, este límite no es obvio. La submucosa es diferente de la submucosa de la mayoría de los demás órganos, donde este tejido conjuntivo es característicamente denso. En la tráquea, la submucosa es un tejido conjuntivo bastante laxo, similar en aspecto al de la lámina propia, lo cual dificulta la determinación del sitio donde comienza. Es característico que desde la lámina propia se extiendan tejido linfático difuso y nódulos linfáticos dentro de esta capa. La submucosa contiene los vasos sanguíneos de distribución y los vasos linfáticos mayores de la pared traqueal. En la submucosa también hay glándulas compuestas por ácinos mucosecretores con semilunas serosas. Sus conductos consisten en un epitelio simple cúbico y se extienden a través de la lámina propia para llevar el producto de secreción, en su mayor parte glucoproteínas, hacia la superficie epitelial. Las glándulas son especialmente abundantes en el espacio sin cartílago que hay en la parte posterior de la tráquea. Algunas penetran la capa muscular en este sitio y, por lo tanto, también ocupan la adventicia. La capa submucosa termina cuando sus fibras de tejido conjuntivo se mezclan con el pericondrio del cartílago. Los cartílagos traqueales y el músculo traqueal separan la submucosa de la adventicia. Los cartílagos traqueales , que son alrededor de 16 a 20 en los seres humanos, constituyen la siguiente capa de la pared traqueal. Como ya se mencionó, los cartílagos tienen forma de C. A veces se anastomosan con cartílagos vecinos, pero su disposición provee flexibilidad al tubo traqueal y también mantiene la permeabilidad de la luz. Con la edad, el cartílago hialino puede ser reemplazado en parte por tejido óseo, lo cual hace que se pierda gran parte de su flexibilidad. La adventicia , que es la capa más externa, está ubicada por fuera de los anillos cartilaginosos y del músculo traqueal. Fija la tráquea a las estructuras contiguas en el cuello y el mediastino y contiene los vasos sanguíneos y los nervios más grandes que irrigan e inervan la pared traqueal, así como los vasos linfáticos mayores que la drenan.
La tráquea se divide en dos ramas que forman los bronquios principales (primarios). Desde el punto de vista anatómico, estas divisiones con frecuencia se designan simplemente bronquios principales derecho e izquierdo , terminología que es más útil a causa de la diferencia física entre los dos. El bronquio derecho es más amplio y mucho más corto que el izquierdo. Al entrar en el hilio pulmonar, cada bronquio principal se divide en bronquios lobares (bronquios secundarios). El pulmón izquierdo se divide en dos lóbulos; el pulmón derecho se divide en tres lóbulos. Así, el bronquio derecho se divide en tres ramas bronquiales lobulares y el izquierdo en dos ramas bronquiales lobulares, una rama para cada lóbulo. El pulmón izquierdo se subdivide en 8 segmentos broncopulmonares y el pulmón derecho en 10 de estos segmentos. Por lo tanto, en el pulmón derecho, los bronquios lobares dan origen a 10 bronquios segmentarios (bronquios terciarios) ; los bronquios lobares del pulmón izquierdo dan origen a 8 bronquios segmentarios. Un bronquio segmentario y el parénquima pulmonar que depende de él, constituyen un segmento broncopulmonar. La importancia del segmento broncopulmonar en el pulmón humano se hace evidente cuando se considera la necesidad de una extirpación quirúrgica, que puede estar indicada en algunas enfermedades. Los segmentos, cada uno con su irrigación sanguínea y sus tabiques de tejido conjuntivo, son subunidades convenientes que facilitan el procedimiento quirúrgico. Al principio, los bronquios tienen la misma estructura histológica general que la tráquea. En el sitio donde los bronquios entran en los pulmones para convertirse en bronquios intrapulmonares, la estructura de la pared bronquial cambia. Los anillos de cartílago se reemplazan por placas cartilaginosas de forma irregular. Las placas se distribuyen con una organización lineal alrededor de toda la circunferencia de la pared, lo cual imparte a los bronquios una forma circular o cilíndrica, a diferencia de la forma ovoide con el polo posterior aplanado de la tráquea. A medida que los bronquios disminuyen de tamaño a causa de su ramificación, las placas de cartílago se hacen más pequeñas y menos abundantes. Las placas por fin desaparecen, en el sitio donde la vía aérea alcanza un diámetro de alrededor de 1mm, y a partir de aquí comienza a llamarse bronquíolo. Los bronquios pueden identificarse por sus placas de cartílago y una capa circular del músculo liso. El segundo cambio observado en la pared del bronquio intrapulmonar es la adición de músculo liso para formar una capa circunferencial completa. El músculo liso se convierte en una capa cada vez más obvia conforme disminuye la cantidad de cartílago. Al principio, el músculo liso se organiza en haces entrelazados que forman una capa continua. En los bronquios más pequeños, el músculo liso puede aparecer discontinuo. Dado que el músculo liso forma un estrato separado, o sea, una verdadera capa muscular, puede considerarse que la pared del bronquio tiene cinco capas:
celular que la tráquea. La altura de las células disminuye a medida que los bronquios reducen su calibre. En las muestras teñidas con H&E, la “membrana basal” es conspicua en los bronquios primarios, pero rápidamente disminuye su espesor y desaparece como estructura definida en los bronquios secundarios. La lámina propia es semejante a la de la tráquea, pero su cantidad disminuye en proporción al diámetro de los bronquios.
la lesión pulmonar (debido al daño de las células de Clara), mientras que la concentración sérica de CC16 puede aumentar por filtración a través de la barrera hematogaseosa. Función bronquiolar Los bronquíolos respiratorios son la primera parte del árbol bronquial que permite el intercambio gaseoso. Los bronquíolos respiratorios forman una zona de transición en el sistema respiratorio; participan tanto en la conducción del aire como en el intercambio gaseoso. Tienen un diámetro reducido y están tapizados por un epitelio cúbico. El epitelio de los segmentos iniciales de los bronquíolos respiratorios contiene células ciliadas y células de Clara. Hacia la parte distal predominan las células de Clara. A lo largo del bronquíolo respiratorio también aparecen de vez en cuando células en cepillo y células con gránulos de centro denso. La pared del bronquíolo respiratorio presenta evaginaciones de paredes delgadas, los alvéolos , que están diseminadas en toda su longitud (v. fig. 19-11). En los alvéolos se produce el intercambio de gases entre el aire y la sangre. ALVÉOLOS Los alvéolos son el sitio donde ocurre el intercambio gaseoso. La extensión de la superficie disponible para el intercambio gaseoso se incrementa por los alvéolos pulmonares. Los alvéolos son los espacios aéreos terminales del sistema respiratorio y en estas estructuras ocurre el intercambio gaseoso entre el aire y la sangre. Cada alvéolo está rodeado por una red de capilares que ponen la sangre en estrecha proximidad al aire inhalado en el interior del alvéolo. En cada pulmón adulto hay entre 150 y 250 millones de alvéolos; su superficie interna combinada es de alrededor de 75m 2 , más o menos las dimensiones de una cancha de tenis. Cada alvéolo es una cavidad poliédrica de paredes delgadas que mide unos 0,2mm de diámetro y confluye en un saco alveolar (fig. 19-14).
Las proteínas del surfactante contribuyen a organizar la capa de esta sustancia y modulan las respuestas inmunitarias alveolares. Además de los fosfolípidos, para la estructura y la función del surfactante son necesarias proteínas hidrófobas. Estas proteínas son las siguientes:
IRRIGACIÓN Los pulmones tienen circulación tanto pulmonar como bronquial. La circulación pulmonar irriga los capilares del tabique alveolar y deriva de la arteria pulmonar que sale del ventrículo derecho del corazón. Las ramas de la arteria pulmonar transcurren con los bronquios y los bronquíolos y llevan la sangre hasta los lechos capilares de los alvéolos. Esta sangre se oxigena y es recogida por capilares venosos pulmonares que se unen para formar vénulas. Al final forman las cuatro venas pulmonares que devuelven la sangre a la aurícula izquierda del corazón. El sistema venoso pulmonar se encuentra a cierta distancia de las vías respiratorias en la periferia de los segmentos broncopulmonares. La circulación bronquial , a través de las arterias bronquiales que son ramas de la aorta, irriga todo el tejido pulmonar, excepto los alvéolos (es decir, las paredes de los bronquios y los bronquíolos y el tejido conjuntivo pulmonar salvo el de los tabiques alveolares). Las ramas más finas del árbol arterial bronquial también desembocan en los capilares pulmonares. Por lo tanto, las circulaciones bronquial y pulmonar se anastomosan más o menos a la altura de la transición entre la porción conductora y la porción respiratoria. Las venas bronquiales drenan sólo el tejido conjuntivo de la región hiliar de los pulmones. La mayor parte de la sangre que llega a los pulmones través de las arterias bronquiales, los abandona través de las venas pulmonares. VASOS LINFÁTICOS Un drenaje linfático pulmonar doble establece un paralelismo con la irrigación sanguínea doble. Un conjunto de vasos linfáticos drena el parénquima pulmonar y sigue las vías aéreas hasta el hilio. Los ganglios linfáticos se encuentran a lo largo del trayecto de los vasos linfáticos de mayor calibre. Un segundo conjunto de vasos linfáticos drena la superficie pulmonar y transcurre en el tejido conjuntivo de la pleura visceral , que es una membrana serosa compuesta por un mesotelio superficial y el tejido conjuntivo subyacente. INERVACIÓN La mayor parte de los nervios que inervan el pulmón no se ven con el microscopio óptico. Son componentes de las divisiones simpática y parasimpática del sistema nervioso autónomo y median reflejos que modifican las dimensiones de las vías aéreas (y los vasos sanguíneos) por contracción del músculo liso que hay en sus paredes. Además, el sistema nervioso autónomo