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Apuntes sobre las Repoblaciones Forestales Parte3, Apuntes de Ingeniería de montes

Apuntes de Ingeniería de Montes sobre las Repoblaciones Forestales, Ventajas e inconvenientes de los métodos, Factores que condicionan la elección del método, Tratamiento de la vegetación existente.

Tipo: Apuntes

2013/2014
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Subido el 21/01/2014

San_lorenzo
San_lorenzo 🇦🇷

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bg1
(Viburnum
tinus) savias
Peral silvestre
(Pyrus
bourgaeana)
>600 Terrenos sin cal
preferentemente
y frescos −5º/40º >600 mm P Raíz
desnuda
2−3 savias Mixta
Aladierno
(Rhamnus
alaternus)
0−1000 Indiferente
prefiere calizos −10º/40º >500 mm P Envase 2
savias Mixta
Olivilla
(Phillyrea
angustifolia)
0−1000 Indiferente −5º/40º >450 mm P Envase 2
savias Mixta
CARACTERES CULTURALES Y CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS DE PLANTACIÓN DE
LAS ESPECIES DEL ANEXO III
Especies Altitud
(m)
Tipo de
suelos
Temperatura
(ºC)
Precipitación
anual mínima
(Precipitación
estival
mínima)
Método Densidad
(pies/ha)
Tipo de
planta Tipo de
plantación
Sabinas
(Juniperus
phoenicea)
0−1200 Indiferente −20º/35º >300 mm P 300−
Envase
3−4
savias
Mixta
Bosquetes
Tejo
(Taxus baccata) 0−1500
Indiferente
Prefiere
calizo
−40º/35º
Necesita
humedad
ambiental
P 500−
Envase
3−4
savias
Mixta
Bosquetes
Nogal
(Juglans regia) 0−1200 Indiferente
Suelos
profundos −10º/39º >500 mm P 300−200
Raíz
desnuda
2−3
savias
Pura o
mixta
Madroño
(Arbutus unedo) 300−1200 Indiferente
Suelos
profundos −12º/37º >600 mm P 700−
Envase
3−4
savias
Mixta
Bosquetes
Araar
(Tetraclinis
articulata)
0−1500
Indiferente
Prefiere
calcáreo
−10º/40º >300 mm P 700−
Envase
1−2
savias
Pura o
mixta
Endrino 0−1000 −20º/35º >450 mm P 500− Envase
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(Viburnum tinus)

savias

Peral silvestre

(Pyrus bourgaeana)

Terrenos sin cal preferentemente y frescos

−5º/40º >600 mm P

Raíz desnuda 2−3 savias

Mixta

Aladierno

(Rhamnus alaternus)

0−1000 Indiferente prefiere calizos

−10º/40º >500 mm P Envase 2 savias

Mixta

Olivilla

(Phillyrea angustifolia)

0−1000 Indiferente −5º/40º >450 mm P

Envase 2 savias Mixta

CARACTERES CULTURALES Y CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS DE PLANTACIÓN DE

LAS ESPECIES DEL ANEXO III

Especies

Altitud

(m)

Tipo de suelos

Temperatura

(ºC)

Precipitación

anual mínima

(Precipitación

estival mínima)

Método

Densidad

(pies/ha)

Tipo de planta

Tipo de plantación

Sabinas

(Juniperus phoenicea)

0−1200 Indiferente −20º/35º >300 mm P 300−

Envase

savias

Mixta Bosquetes

Tejo

(Taxus baccata)

Indiferente

Prefiere calizo

Necesita

humedad

ambiental

P 500−

Envase

savias

Mixta Bosquetes

Nogal

(Juglans regia)

Indiferente Suelos profundos

−10º/39º >500 mm P 300−

Raíz desnuda

2− savias

Pura o mixta

Madroño

(Arbutus unedo)

Indiferente Suelos profundos

−12º/37º >600 mm P 700−

Envase

3− savias

Mixta Bosquetes

Araar

(Tetraclinis articulata)

Indiferente

Prefiere calcáreo

−10º/40º >300 mm P 700−

Envase

savias

Pura o mixta

Endrino 0−1000 −20º/35º >450 mm P 500− Envase

(Prunus spinosa)

Indiferente Suelos húmedos

savias

Mixta Bosquetes

(Prunus insistitia) 0−1000^ Indiferente −20º/35º^ >600 mm^ P^ 500−

Envase

1− savias

Mixta Bosquetes

Acebo (Ilex aquifolium)

Prefiere silíceos Suelos frescos y profundos

−10º/35º >800 mm P 500−

Envase 1− savias

Mixta Bosquetes

Durillo andaluz (Cotoneaster granatensis)

1300−2000 Indiferente −20º/35º >600 mm P

Envase 2− savias

Mixta

Boj de Baleares

(Buxus balearica)

Prefiere calizos −10º/40º^

Cierta humedad P

Envase 2− savias

Mixta

Abedul (Betula fontqueri) 500−^

Prefiere silíceos −20º/39º

Humedad edáfica permanente

P

Raíz desnuda 3 savias

Mixta

Bonetero de Cazorla (Evonymus latifolia)

Suelos frescos y fértiles

Zonas muy húmedas, arroyos, manantiales.

P

Raíz desnuda 2− savias Envase 2 savias

Mixta

Cuidados culturales.

Las plantas recién instaladas necesitan de unos cuidados mínimos para garantizar el éxito de la repoblación. Nunca puede decirse que una plantación forestal está conseguida simplemente porque la planta ha sido instalada en el terreno, sino que será necesario brindarle una serie de cuidados posteriores para poder afirmarlo con seguridad. El tipo de labores, su calidad y frecuencia van a venir condicionadas por el objetivo de la repoblación, el costo de las labores, la calidad de los trabajos de plantación y la especie utilizada (en función de su tolerancia a sequía, competencia con la vegetación, etc.). Es lo que se definió al comienzo de esta guía como el nivel de intervención a la plantación.

Es importante insistir de nuevo en que cada especie y tipo de plantación requiere y demanda unos cuidados mínimos, sin los cuales es prácticamente seguro que se perderá la repoblación, con el consiguiente desperdicio de recursos económicos, y de incumplimiento de los compromisos adquiridos al solicitar estas ayudas. La mejor garantía para el éxito de una plantación es que la persona que la realiza esté convencido de la importancia y necesidad de conservarla. Aquí se van a describir una serie de cuidados culturales, sin que esto suponga que todos sean necesarios, sino que vendrán determinados por el nivel de intervención elegido.

Los cuidados culturales más importantes son:

I. Protección

1.1 Cerramiento

1.1 Cerramiento

Es un sistema efectivo, pero caro en su construcción y mantenimiento. Este coste puede reducirse eligiendo adecuadamente los materiales (por ej. postes de madera creosotada para cerramiento de media duración) o bien apoyándose en cerramiento ya existentes que pueden ser mejorados. El coste por hectárea de los cerramientos disminuye a medida que aumenta la superficie y el optar por este sistema o por tubos cinegéticos dependerá del área a repoblar y de la densidad de plantación. Como un criterio general puede decirse que los cerramiento son normalmente más baratos en superficies superiores a las 2 a 5 ha.

El cerramiento debe estar cuidadosamente realizado, ya que un sólo fallo puede comprometer el éxito de toda una repoblación. Para conejo se recomiendan cerramiento de 75 a 90 cm de altura, con malla hexagonal de 31 mm con la base doblada 150 mm hacia la zona exterior y firmemente sujeta al suelo con clavijas. Si existe un cerramiento anterior puede añadirse simplemente la malla. En el caso de ganado servirán los cerramiento convencionales de tres hilos de con tensores o doble hilo en la línea inferior. Para cérvidos debe aumentarse la altura a 1,8 a 2 m con malla cinegética de acero, que puede llevar en la parte inferior protección contra conejos.

1.2 Tubos cinegéticos

Se trata en general de tubos de malla plástica o metálica, de hasta 2 metros de altura, que se entierran parcialmente en el suelo y se sujetan con un tutor, para evitar que el ganado o la fauna silvestre dañe la planta, bien por ramoneo de sus hojas o tallos o por daños físicos al apoyarse sobre el árbol. Conviene seleccionar el más adecuado a las condiciones de nuestra plantación, ya que existe una variada gama de formas y tamaños. Se han utilizado frecuentemente con bastante buenos resultados, para la protección de plantaciones contra conejos, tubos de malla plástica de alrededor de 60 cm de altura. En el caso de fauna mayor se deberá aumentar su altura, aproximadamente 1,20 para ganado ovino y por encima de 1,80 para bovino y caza mayor.

TIPO DE ANIMAL ALTURA DEL PROTECTOR

Conejos 0,6 m Liebres 0,75 m Corzos 1,2 m Ovejas 1,2 m Vacuno 1,5 m Ciervo y gamo 1,8 m

Tabla XI: Altura recomendada para protectores cinegéticos (Potter. 1991).

Estos tubos, a diferencia de los tubos invernadero, no suponen una mejora significativa de las condiciones de crecimiento, sino que se limitan a crear una barrera de protección contra los animales. Una vez que la plantación se ha asegurado conviene eliminar las mallas, ya que pueden dañar al árbol incrustándose en las ramas y el tronco.

Al igual que en el caso de los tubos invernadero será necesario colocar un tutor, sobre todo para tubos de más de 60 cm de altura, para así evitar su caída.

1.3 Tubos invernadero

Los tubos invernadero suponen una mejora respecto al tipo anterior ya que además de dar protección a la planta frente a los animales, crean unas condiciones más favorables para su desarrollo. Se trata de tubos plásticos traslúcidos que se colocan alrededor de la planta, sujetos con un tutor y cuyos beneficios más importantes son:

  1. Un aumento importante del crecimiento inicial tanto en altura como en grosor.
  2. Aumento de la resistencia a períodos secos, vientos y fuertes insolaciones directas sobre tronco y hojas.
  3. Mejora la localización de las plantas, lo que facilita su visualización y evita los daños que pueden ser causados durante las labores de mantenimiento.
  4. Suministran protección contra los daños producidos por animales.

La mayor parte de las especies han mostrado un buen comportamiento al uso de este tipo de tubos (Tabla XIII) y en algunos casos puede esperarse hasta el doble del crecimiento normal en los primeros años. No obstante, conviene tener presente que estas experiencias se han realizado en condiciones climáticas (radiación, temperatura, precipitación) de tipo atlántico, muy diferentes del clima mediterráneo. Sin embargo, algunas de las primeras experiencias obtenidas en nuestro país muestran que el efecto sigue siendo beneficioso, incluso en condiciones de fuertes limitaciones hídricas (Oliet, 1993).

Existen en el mercado una variada gama de tubos invernadero, fabricados en diferentes materiales, formas y tamaños. En definitiva, consisten en tubos de sección circular o cuadrada, abiertos o cerrados lateralmente, que se colocan alrededor de la planta sujetos mediante un tutor de madera u otro material.. Para que estos tubos sean utilizados de forma adecuada deben tenerse en cuenta algunas consideraciones:

  1. Son preferibles los fabricados con material plástico de pared doble, de polipropinilo que permiten una mejor refrigeración, y que sean flexibles , lo que ayuda a su manejo y posterior degradación.
  2. Todos los modelos requieren tutor , sujetos mediante abrazaderas de plástico, fáciles de abrir, lo que permite quitar el tubo y reponer marras. Los tutores se clavarán al menos 20 cm en el suelo y no deben sobresalir por encima del tubo para evitar daños.
  3. Deben incorporar algún tipo de modificación en el diseño en la parte superior (forma o material) para evitar daños por abrasión del tronco.
  4. Los protectores no deben retirarse hasta que la planta esté suficientemente desarrollada como para soportarse sin ayuda del tutor y se mantendrán un mínimo de cinco años. Si el plástico no se degrada conviene eliminar los restos una vez garantizado el establecimiento, para evitar daños en el crecimiento de la planta.
  5. La altura del tubo debe ser la adecuada según el tipo de daño que se prevé , (Cuadro XII), y también debe adecuarse el tipo de tutor, debiendo ser más resistentes a mayor tamaño de la fauna cinegética o doméstica (por ejemplo, para ganado bovino el tutor ha de ser de al menos 50 mm de diámetro).

Siempre que una especie haya sido adecuadamente seleccionada puede esperarse que los árboles plantados con tubo protector tengan una buena supervivencia y desarrollo, pero el uso de tubos no resuelve el problema de una mala elección de especie, o de un cuidado insuficiente de la plantación, por los que el resultado final será el producto de una adecuada ejecución y cuidado de la repoblación.

En cuanto a la viabilidad económica de los tubos, ya se mencionó en el apartado anterior la diferencia en el costo entre el uso de cerramiento lineales y protectores individuales, que viene a ser casi el mismo en el caso de tubos invernadero, con la diferencia de un costo algo mayor de éstos últimos. La decisión final estará condicionada, por tanto, por la superficie, existencia de cerramiento anteriores, forma de la parcela, etc., pero no debe olvidarse el conjunto de beneficios que supone el uso de tubos (crecimiento, mantenimiento, etc.), y el hecho de que si una valla se rompe en un sólo punto todos los árboles peligran, mientras que si se daña un protector sólo un árbol queda expuesto al peligro. Esto puede suponer que, aunque comparativamente sea más

costosa al requerir de una plantación más cuidados.

La reposición de marras no debe hacerse en todos los casos, justificándose sólo cuando las perdidas sean superiores al 5/10%. Si el numero es mayor, conviene reponerlas oportunamente a fin de tener una masa más homogénea.

La época más adecuada de hacer la reposición de marras es cuando la plantación ha superado el primer año, en el caso de coníferas, y el segundo año, en el caso de frondosas (especialmente las del género Quercus ). Lo más recomendable es hacer una inspección general de la plantación, sobre todo cuando son de pequeñas superficies, para determinar el número y distribución de las marras. Si el porcentaje supera el admisible, debe procederse a la reposición de la planta muerta, procurando utilizar planta de la mejor calidad disponible en el vivero, para evitar desfases en el crecimiento, principalmente con coníferas. Debe procurarse en todos los casos mantener las densidades previstas para cada edad, ya que pueden producirse daños o pérdidas imprevistas. Finalmente, conviene señalar que siempre debe hacerse la reposición de marras con la misma especie, a menos que el cambio sea previamente autorizada por la administración competente.

Control de la vegetación

La importancia del control de la vegetación en terrenos agrícolas ha sido puesta de manifiesto en numerosos trabajos, y es una práctica recomendada en casi todos los casos. Con ello se garantiza una buena supervivencia y un rápido crecimiento de los árboles. Esto ha llevado a afirmar a algunos autores que el adecuado control de la vegetación, tanto herbácea como leñosa, es la clave del éxito de las repoblaciones forestales en terrenos agrícolas (Williams, D.R., 1992).

Como ya se menciono a la hora de hablar de los tratamientos de la vegetación existente, se produce una competencia entre esta y las plantas recién instaladas por la luz, los nutrientes, y principalmente por el agua, particularmente en climas secos como en el caso de Andalucía. Conviene recordar la vieja afirmación de que una labor equivale a un riego.

Existen diferentes métodos de control de la vegetación, de los cuales vamos a citar a cuatro:

2. 1. Escardas

En terrenos de vocación forestal, donde existen limitaciones para el acceso de equipos, y con condiciones del matorral que hacen difícil realizar un control mecanizado del mismo, va a ser necesario recurrir a prácticas manuales de control de la vegetación como son las escardas. Esta labor consiste en el cavado con un azada de la zona alredor de la planta en un diámetro de aproximadamente 1 m., para reducir la competencia de la vegetación., fundamentalmente herbácea, que haya podido instalarse.

Es una practica costosa, y penosa de realizar, pero en terrenos donde la vegetación se desarrolla con rapidez (suelos con preparaciones poco intensas, climas mediterráneos subhumedos, etc.) es muy aconsejable, y debe considerarse dentro de los trabajos de mantenimiento.

2.2 Laboreo o gradeo (binas )

Es el método más sencillo de control de malezas en terrenos agrícolas. Además de controlar la competencia, ayuda a mejorar las condiciones hídricas de las plantas al reducir las perdidas de agua del suelo. Se realiza mediante el pase de una grada ligera o rastra entre las líneas de plantación, procurando dar dos pases cruzados para lograr una mayor uniformidad del tratamiento. Las ventajas de este sistema son evidentes: su bajo coste, el poder realizarla con aperos agrícolas convencionales, y ser una práctica conocida por los agricultores. Sin embargo, presenta algunas limitaciones, tales como la necesidad de repetir el tratamiento durante el período de crecimiento, favorecer la erosión en suelos con pendientes fuertes, y el riego de daños a las raíces de

árboles con sistemas radicales muy superficiales. No obstante, sigue siendo un método muy recomendable de control de la vegetación, sobre todo en terrenos de poca pendiente (<15%), de fácil acceso y movilidad de equipos, y cuando se disponga de aperos adecuados. En general debe ir acompañado de una escarda ligera para repasar el trabajo en cada pie, ya que el paso muy próximo de la grada puede dañar los árboles. En estas circunstancias puede considerarse el método más sencillo y eficaz.

3. Herbicidas

La experiencia en el uso de herbicidas en plantaciones forestales no es tan amplia como en cultivos agrícolas, y todavía existen, al menos en España, una falta de pruebas contrastadas. No obstante, las pocas experiencias que se conocen (Peñuelas, J.L., Ocaña L. 1994) han demostrado un efecto evidente no solo sobre la supervivencia, sino también sobre el crecimiento de las plantas, que llega a ser superior incluso que en los terrenos labrados. La eliminación de la competencia mediante el uso de herbicidas supone la aplicación de productos tóxicos que evitan intervenciones repetidas mediante el laboreo de la capa superficial del terreno. La gama de productos es bastante amplia tanto en la forma de actuar (desecación temporal, toxicidad, etc.) como en su acción (residual, foliar). Sin embargo, todavía no parece conveniente generalizar el uso de herbicidas salvo en aquellos casos que pueda contarse con el asesoramiento técnico adecuado. La mala elección del producto o una dosis inadecuada puede suponer un daño importante a la plantación.

Algunas recomendaciones de carácter general son:

  1. A priori parece más conveniente en repoblaciones forestales el uso de herbicidas residuales, sobre todo si es necesario repetir las aplicaciones, y las plantas no están adecuadamente protegidas.
  2. Dada las condiciones de precipitación en la mayor parte de Andalucía debe cuidarse especialmente el momento de la aplicación , que debe hacerse durante el período de crecimiento pero antes de que comience la época de más calor primaveral.
  3. Una práctica muy aconsejable es combinar un laboreo previo del suelo con un tratamiento posterior de un herbicida residual, con ello se reduce considerablemente la colonización posterior de malas hierbas.
  4. Debe tenderse a aplicaciones lineales por fajas , para facilitar el tratamiento y reducir costos.

En general puede afirmarse que todavía no existe experiencia suficiente en el uso de herbicidas en plantaciones forestales, por lo que los riesgos de daños a la plantación son altos. Si es posible recurrir a otras prácticas de control, parece más conveniente evitar su uso hasta que se disponga de más experiencia.

Herbicida

Persistencia

(meses)

Dosis

(Kg/ha)

Época de aplicación Observaciones Tipo de vegetación

Herbicidas de acción residual Simazina 5−8 1−2 Preemergencia Residual Herbáceas Simazina + Propizamida 4−6 3−4 Preemergencia Residual

Herbáceas

Herbicidas de acción foliar

Paraquat −

Postemergencia de malas hierbas

Contacto Todos los cultivos (no mojar plantas)

deficiencias mediante una fertilización en el momento de la plantación. (Tabla XV)

El fertilizante se extenderá sobre la superficie alrededor del árbol, al comienzo de la primavera para favorecer su disolución por acción de las lluvias durante el período vegetativo.

Respecto a las fertilizaciones puede hacerse la misma recomendación que con los riegos. En general, no debe pensarse en realizar esta actividad, pero esto no supone descartarla de antemano en todos los casos, ya que en determinadas circunstancias puede suponer una mejora significativa en el desarrollo de la plantación (por ejemplo, repoblaciones protectoras de alcornoque).

ALGUNOS FERTILIZANTES QUÍMICOS DE USO FORESTAL (Adaptado de Baldini. E, 1992, Insley, H., 1988)

ABONO RIQUEZA (%)

SOLUBILIDAD EN

AGUA ASPECTO^ ASIMILACIÓN

Nitrogenados Sulfato amónico 20/21 ++ Granular Media Nitrato de calcio 15/16 +++ Granular Rápida Nitrato amónico 26/27 +++ Granular Media Urea 45 ++ Perlado Media Fosfatados Superfosfato mineral simple

18/20 −− −− Pulverulento o granular

Gradual

Superfosfato triple /superfosfato) 46/48^ −− −−^

Pulverulento o granular Gradual

Fosforitas 25/35 −− −− −−

Pulverulento o granular Lenta Potásicos

Sulfato de potasio 50/52 + Pulverulento o granular

Gradual

Cloruro de potasio 60/62 ++ Pulverulento o granular

Gradual

Riegos

Las plantas sólo van a poder arraigar y desarrollarse cuando exista suficiente humedad en el suelo. En Andalucía, por sus especiales condiciones climáticas, con un largo período seco y con una acusada irregularidad que favorece períodos anormales de sequía, va a ser conveniente en muchos casos considerar la posibilidad de un riego a las plantaciones. Esta práctica, inusual en las repoblaciones forestales salvo casos especiales como las choperas, esta muy limitada por la disponibilidad de agua y la accesibilidad y por tanto por los costos. Si se elige adecuadamente la especie de acuerdo a las condiciones del lugar y se planta en la época apropiada con planta de calidad no será necesario regar. A medida que se utilicen especies de temperamento más delicado, fundamentalmente frondosas, las necesidades de agua por parte de la planta serán mayores y habrá que recurrir a riegos. No obstante, en terrenos agrícolas puede que sea viable abordar riegos en parcelas de tipo medio a un costo razonable.

En cualquier caso, hay que tener presente que el riego solo sirve para ayudar a la plantación en los primeros años, y no debe planificarse mantener los árboles regados permanentemente, salvo circunstancias muy especiales como plantaciones productoras de nogal. En el caso más general será solo necesario un riego de establecimiento, que a lo sumo se repetirá durante el segundo y tercer año, hasta que la raíz de la planta se

haya desarrollado lo suficiente para que ésta pueda sobrevivir de forma independiente. Este riego se realizara solo en aquellos casos que sea posible acceder al terreno fácilmente, con un tractor y cuba para realizar riegos pie a pie o mediante riegos a manta en los lugares donde sea posible. La dosis de riego puede ser muy variada, pero en general serán suficientes volúmenes de 10/20 litros por planta, repitiéndose el riego durante los meses más secos, Agosto, Septiembre y excepcionalmente Julio.

Esta practica, por su relativo alto costo y dificultad, debe evitarse siempre que se pueda mediante la realización de labores (binas, escardas, etc), pero no debe descartarse totalmente en aquellos casos en que la supervivencia de la plantación lo requiera.

Podas

La poda es un tratamiento cultural mediante el cual se busca que el árbol tenga el porte más adecuado según los objetivos que se hallan establecido en el momento de la plantación, tales como la producción de fruto, corcho, madera o semilla.

Existen varios tipos de podas dependiendo de los fines que se persiguen, así puede hablarse de podas de formación, podas de saneamiento, podas de rejuvenecimiento, podas de fructificación, etc.

Las podas de formación se realizan en edades tempranas y medias del arbolado. Su objetivo es mejorar la forma final del fuste y evitar ramificaciones inadecuadas para la producción, favoreciendo un buen guiado del árbol, y facilitando en algunos casos la mecanización de las labores.

En especies productoras de madera como el nogal o los chopos el objetivo fundamental de la poda será aumentar la proporción de madera útil, así como mejorar la calidad de la misma. En este sentido, las podas buscarán la formación de fustes rectos y evitar la formación de nudos vivos que reducen considerablemente el valor de los productos finales. Por otro lado, la aplicación de una poda adecuada facilitará las tareas de derrame y descortezado de los fustes haciendo más fácil la ejecución de los aprovechamientos.

Como recomendación general para estas especies, sería adecuada una primera poda limpiando hasta 1/3 de la altura del árbol a los 3/5 años de la plantación, una segunda poda limpiando hasta la mitad de la altura del árbol a los 10 años de la plantación, y una última afectando a 2/3 de la altura del árbol a los 15 años.

Otras especies como el pino carrasco y el piñonero tienen tendencia en edades juveniles a formas globosas con numerosas ramas bajas, especialmente cuando se plantan a baja densidad. Por lo que si no se actúa sobre ellos, tanto su porte como su crecimiento se verán perjudicados. Estas podas, en ambientes mediterráneos, tiene además la función de equilibrar la parte aérea y radicular que ayudan a controlar la pérdida de agua en la época estival. Serían recomendables para estas especies una primera poda al tercero o cuarto año dependiendo de su crecimiento.

Las encinas, quejigos y alcornoques son otras especies que por su aprovechamiento han sido tradicionalmente sometidas a tratamientos de poda. En los dos primeros el aprovechamiento principal ha sido la bellota por lo que las podas han ido siempre encaminadas a favorecer la producción de la misma. Si no existe ganado en la zona, puede aplicarse una primera poda de formación temprana tendente a que el árbol crezca en altura, eliminando las ramas bajas y los chupones de la cepa. Si existe ganado en la zona, por el peligro de que causen daños, habrá que retrasar las podas a los 5/6 años.

En general, las podas de formación, son bastante recomendables, y algunas especies como el pino poñonero, la encina o el alcornoque responden bastante bien a ésta práctica, evitándose crecimientos inadecuados, y mejorando su porte.

De forma general para todas las especies se recomienda la realización de las podas en la época de parada