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Orientación Universidad
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ayan psicologia ayan, Apuntes de Psicología Moral

articulo ayan psicologia comparada

Tipo: Apuntes

2019/2020

Subido el 15/02/2020

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COGNICIÓN
EL AU TOR
Steve Ayan es psicólogo
y periodista científico.
COGNICIÓN
MENTE Y CEREBRO 34 N.O 99 - 2019
MENTE PREDICTIVA Según una nueva teoría, el consciente funciona
solo cuando fallan las predicciones del cerebro, pues la máxima de este
reza: ¡por favor, no quiero sorpresas!
El inconsciente:
el piloto automático
de la mente
STEVE AYAN
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CO GNICIÓN

E L A U T O R Steve Ayan es psicólogo y periodista científico.

CO GNICIÓN

MENTE PREDICTIVA Según una nueva teoría, el consciente funciona

solo cuando fallan las predicciones del cerebro, pues la máxima de este

reza: ¡por favor, no quiero sorpresas!

El inconsciente: el piloto automático de la mente

S T E V E A Y A N

GETTY IMAGES / EYEEM / RUSSELL JOHNSON

C O G NICIÓ N /MENTE PREDICTIVA Los inicios de esta perspectiva también se remontan al siglo xix. El físico y fisiólogo Hermann von Helmholtz (1821-1894) formuló por primera vez la hipótesis de que las conclusiones implícitas se encuentran ancladas en la percepción. Nuestro sistema visual completa un patrón de forma automática, como el de los círculos ocultos en parte por un triángulo imaginario (véase la página ante- rior). Según Helmholtz, tales ilusiones demuestran que diversos mecanismos preestablecidos conforman nuestra visión del mundo, sin que podamos hacer nada para evitarlo. Como se sabe ahora, ello no afecta solo a la percepción sensorial, sino también a todos los procesos mentales: las opiniones, las decisiones y los actos. Un principio operativo básico del cerebro consiste en tener en cuenta el efecto de sus acciones, lo cual, por ejemplo, determina los movimientos corporales según nuestras impresiones visuales. Por ello, cuando sacudimos la cabeza no tenemos la sensación de que el mundo se esté tambaleando. Por el mismo motivo, no nos podemos hacer cosquillas a nosotros mismos: las áreas cerebrales encargadas del tacto saben, a priori, que el movimiento del dedo es el responsable del estímulo sensorial. Este principio, denominado principio de referencia, sigue presentando hoy en día grandes retos para los in- genieros de inteligencia artificial. Solo el acto de atrapar una pelota supone un enorme problema para las máqui- nas, pues para ello la información visual y motora debe compararse y actualizarse continuamente. En cambio, las personas efectuamos de forma inconsciente este proceso tan complejo. Pero el inconsciente no solo se refiere a fenómenos como las percepciones subliminales, los movimientos automáticos, las asociaciones espontáneas o las conclu- siones implícitas. Diversos estudios han demostrado que las personas reconocen las reglas de un ejercicio antes de poder verbalizarlo, es decir, comprenden las nor- mas de forma inconsciente. Por ejemplo, si tienen que elegir cartas de dos barajas, donde una de ellas promete grandes ganancias, pero también cuantiosas pérdidas, y la otra menores beneficios y pérdidas, los participantes Stanley Hall (en el centro de la primera fila) invitó a un grupo de psicoanalistas, entre ellos a Sigmund Freud (izquierda) y al discípulo de este, Carl Gustav Jung (derecha), a que asistiesen a la Universidad Clark en Worcester, Estados Unidos, en 1909. AKG IMAGES

se imaginan el contexto antes de saberlo. Los signos de estrés, como la abundante sudoración, lo delatan («Esta baraja es arriesgada, mejor no la toco»). Nicolas Schuck, neurólogo de la Universidad de Princeton, descubrió que esas decisiones pueden detectarse incluso si se observa la actividad cerebral en determinadas áreas del lóbulo frontal antes de que se reflejen en las elecciones de los sujetos.

El poder de los estímulos subliminales

Otro paradigma de investigación que ha contribuido con creces al conocimiento del inconsciente es el efecto de facilitación (priming). En este tipo de experimentos se expone a los probandos a imágenes, palabras y sensacio- nes físicas de forma que, o bien no perciben los estímulos porque se presentan durante muy poco tiempo, o no les prestan atención, pues presuponen que no están relacio- nados con la tarea que deben realizar. Los psicólogos solicitan a los sujetos, por ejemplo, que lean textos en los que aparecen con frecuencia determinados términos. Si esa lectura, comparada con la de un texto neutro, mues- tra efectos en el pensamiento, las emociones o las accio- nes de los participantes, supuestamente existe una in- fluencia del inconsciente. Numerosos estudios han demostrado que la estimu- lación a través de conceptos concretos, como ideas sobre la senectud o la muerte, tiene efectos: las personas se mueven con mayor lentitud o se vuelven más recepti- vas a las creencias religiosas, respectivamente. El mismo fenómeno acontece en el día a día, cuando pasamos por una panadería y, de repente, caemos en la cuenta de que queríamos comprar los ingredientes para elaborar una tarta de cumpleaños. De este modo, el inconsciente allana el camino a nuestras acciones. Estos ejemplos demuestran las diversas vías de fun- cionamiento de nuestro cerebro. En comparación con un ordenador, nuestro encéfalo trabaja muy lentamente, pero lo hace a muchos niveles, en paralelo. Los científicos distinguen dos grandes canales que el psicólogo galardo- nado con el premio Nobel, Daniel Kahneman, denominó «sistema 1» y «sistema 2». Otros investigadores hablan de procesamiento implícito y explícito o de procesamien- to caliente y frío, pero lo importante es que ambos funcionan juntos y, por tanto, siempre somos conscien- tes e inconscientes al mismo tiempo. Puede hacerse una idea de este fenómeno si lee las líneas siguientes: Claqurie pornase nmrola pduee desfricar etssa plabars. Anuqeu lsa ltsera etnes dsoraendneas, utsed on tneine pblemras en dlare sneitod al ttxeo. Elol es lo dbee al sroprneteden atumotasim ed su cbreroe, ya que el pilo- to automático de su mente sabe siempre, unas milésimas de segundo antes que el yo consciente, qué será lo si- guiente que deberá leer. Dicho de otro modo, anticipa las palabras correspondientes y ordena las letras inter- cambiadas entre sí a una gran velocidad. No obstante, continúa siendo un gran misterio qué distingue desde una perspectiva neurofisiológica los procesos conscientes de los inconscientes y cómo estos interaccionan entre sí. Según el filósofo Peter Carruthers (véase entrevista en la página 39), de la Universidad de Maryland, solo somos conscientes de lo que se almacena en la memoria operativa, en la «interfaz de usuario» del cerebro, pero eso es solo una pequeña y efímera parte de lo que la mente ejecuta. El grueso del flujo de datos per- M E M O R I A O P E R A T I VA Contiene toda la información (percepciones, re- cuerdos, planes, etcétera) que tenemos en mente en un momento concreto. Muchos investigadores sostienen que el contenido de la memoria operati- va (o de trabajo) es idéntico al de la consciencia. E N E R G Í A L I B R E Karl Friston, del Colegio Universitario de Londres, propuso este término para describir el estado neu- ronal que surge a causa de las predicciones equivo- cadas. En consecuencia, los procesos cerebrales es- tarían destinados a evitar la energía libre. H O M E O S T A S I S Equilibrio interno imprescindible para la supervi- vencia de cualquier organismo. Una de las tareas principales del cerebro consiste en regular la ho- meostasis del metabolismo.

M E N T E P R E D I C T I VA

Modelo neurocientífico según el cual la mente elabora predicciones sobre acontecimientos venideros de ma- nera continua. Así, el consciente equivaldría a los erro- res de predicción, es decir, al factor sorpresa. E F E C T O D E F A C I L I T A C I Ó N ( P R I M I N G ) Paradigma experimental para los procesos psíquicos inconscientes: los estímulos subliminales (de corta du- ración) u ocultos influyen en el pensamiento, los senti- mientos y las acciones de los probandos. P R I N C I P I O D E R E F E R E N C I A Cada una de las órdenes que envía el cerebro a los músculos (aferencias) llega como copia a las áreas cere- brales responsables del procesamiento sensorial. De esta manera, el efecto de las propias acciones se puede entresacar de las informaciones sensoriales entrantes.

E N B R E V E

la atención para encontrar patrones. Así, cuando somos conscientes de algo, intervienen áreas cerebrales más profundas y emocionales».

La consciencia: posible sin corteza cerebral

Casos clínicos corroboran la tesis de Solms. Así, los niños que han nacido sin corteza cerebral a consecuen- cia de un trastorno del desarrollo presentan consciencia. Cuando, con los cuidados adecuados, llegan a la adoles- cencia, se muestran despiertos y manifiestan reacciones emocionales. En un artículo de revisión de 2007, el neurocientífico Björn Merker, de la Universidad de Kristianstad, concluyó que numerosos fenómenos de la consciencia suceden sin la intervención de la corteza cerebral. Aunque las tareas mentales complejas, como las deducciones lógicas o la reflexión, se hallan excluidas en esas circunstancias, no ocurre así con las experiencias emocionales (alegría, enfado o tristeza). Solms expuso sus ideas en 2018 en un artículo que publicó junto con Karl Friston, del Colegio Universitario de Londres y el neurocientífico en vida más citado. Friston ha investigado, sobre todo, el desarrollo de técnicas de neuroimagen, lo que ha contribuido al rápido avance de las neurociencias. Hace unos diez años, propuso el principio de la energía libre, una versión matemática de la teoría de la mente predictiva. La energía libre es, al fin y al cabo, otra forma de decir error de predicción, alias sorpresa, alias consciencia. Cuando algo no funciona como cabía esperar, la consciencia se pone en marcha. Mas el cerebro intenta, por todos los medios, evitar ese estado.

El verdadero genio

Parece que nuestra vivencia subjetiva es independiente de la maquinaria del cerebro, pero la consciencia, su- puestamente muy oscilante, se encuentra estrechamen- te ligada a los procesos automáticos. En qué concentra su atención, qué recuerdos e ideas tiene o cómo percibe a las personas de su entorno; todo ello surge de los procesos automáticos. El filósofo Arthur Schopenhauer (1788-1860) lo plasmó en una célebre cita: «El hombre puede hacer lo que quiera, pero no puede querer lo que quiera». Timothy Wilson, de la Universidad de Virginia, con- sidera que se trata del precio que debemos pagar por el inconsciente tan eficaz del que nos ha dotado la evolución. Si siempre tuviéramos que reflexionar antes de hacer- nos una idea de la situación y saber lo que hay que hacer, nos habríamos extinguido hace tiempo. En defi- nitiva, el piloto automático de la mente nos hace ser quienes somos, no la consciencia. La añeja diferencia entre el inconsciente impulsivo y el consciente racional (así como la preferencia por este último) sigue vigente, aunque se demostró lo contrario hace mucho tiempo. El verdadero genio, el que nos re- suelve los problemas y nos garantiza la supervivencia, es el inconsciente. Nuestras reticencias hacia él radican en que nos parece incontrolable. ¿Cómo podemos confiar en algo de lo que no sabemos cuándo y cómo nos influi- rá? Sin embargo, eso funciona a la perfección. John Bargh, de la Universidad Yale, compara la men- te humana con un navegante. Para dirigir un barco de A a B son importantes los objetivos y los cálculos del rumbo conscientes; ningún capitán puede prescindir de ellos. También debe considerar los fenómenos incontro- lables (como las corrientes marinas o los vientos). Aun- que estos, como el inconsciente, hagan lo que quieran, el astuto navegante los incluye en su tarea, con el fin de llegar a su destino. De la misma manera deberíamos comportarnos con el inconsciente si queremos facilitarle el trabajo. Eso es precisamente lo que hacemos todos los días. Cuando, por ejemplo, procuramos no ir hambrientos al supermercado, cuando introducimos un amuleto en el bolsillo de nues- tro pantalón o cuando subimos a casa por las escaleras en vez de tomar el ascensor: en todos esos casos contro- lamos el inconsciente. Y el hecho de que nos proponga- mos todo lo anterior demuestra que el consciente y el inconsciente no se contraponen. H PA R A S A B E R M Á S Consciousness without cerebral cortex. B. Merker en Behavioral and Brain Sciences, vol. 30, págs. 63-81, 2007. Medial prefrontal cortex predicts internally driven strategy shifts. N.W. Schuck, et al. en Neuron, vol. 86, págs. 331-340, 2015. How and why consciousness arises: Some considerations from physics and physiology. M. Solms y K. Friston en Journal for Consciousness Studies, vol. 25, págs. 202-237, 2018. E N N U E S T R O A R C H I V O Mecanismos del inconsciente. Stven Ayan en MyC n.o^ 18, 2006. El cerebro bayesiano. Dominik R. Bach en MyC n.o^ 69, 2014. La mente inconsciente. John A. Bargh en IyC, marzo de 2014. La construcción cerebral de la realidad. Anil K. Seth en IyC, noviembre de 2019. «No existe ningún pensamiento consciente». Entrevista a Peter Carruthers, en este mismo número. C O GNICIÓN / MENTE PREDICTIVA