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Proyecto Colciencias – Universidad Nacional
Revisión bibliográfica Conflicto, Desarrollo agrario y Drogas Ilícitas
El hombre es un ser precario, complejo, doble o triple, habitado por fantasmas, espoleado por los apetitos, roído por el deseo: espectáculo prodigioso y lamentable
Octavio Paz
Documento de Trabajo No 1 ( CIRCULACIÓN RESTRINGIDA )
Santiago Fandiño Cubillos
Una combinación de alternativas es indispensable identificar y formular que incluya la mirada de la academia, la que se expresa en el sector público, la que construye el sector privado y el mundo de las organizaciones sociales y las organizaciones no gubernamentales. Implica partir del reconocimiento de los distintos roles y ritmos que los diferentes agentes puedan tener respecto al compromiso de transformar los hombres y la realidad, en el entorno del enrarecido ambiente económico, social, político y cultural de la Nación. La Academia debe no solo aportar para enriquecer la mirada de la misma academia sino que ha de alimentar las miradas de los estamentos restantes: sector público, sector privado y organizaciones comunitarias en la tarea de crear no solo capital humano, sino contribuir a la creación de capital social y capital institucional, con que se instrumentaliza el desarrollo
La DEA afirma que el consumo de drogas ilícitas de origen colombiano en los Estados Unidos origina 56 mil muertos al año, mientras se le presenta como responsable de la criminalización de la vida norteamericana^4. Los recursos que destina el gobierno norteamericano para la lucha contra las drogas han ascendido entre los 18 a los 20 mil millones de dólares anuales, para los últimos 3 años. El retorno de estas inversiones no es suficiente para desalentar el consumo de importantes sectores de la población norteamericana que están dispuestos a destinar una parte importante de sus ingresos para proveerse de cocaína, heroína, marihuana y un sinnúmero de drogas de origen sintético que han irrumpido con furor entre los diferentes estratos sociales y económicos de la nación americana.
Estos recursos originados por la demanda mundial de drogas ilícitas si bien recirculan ente los circuitos económicos y financieros del mundo formal, aseguran al tiempo una participación de las mafias narcotraficantes con importantes articulaciones con fracciones armadas del fundamentalismo islámico, con grupos terroristas en el mundo, y con los movimientos insurgentes de la América Latina, especialmente Colombia, por cuando aseguran la eficiencia de eslabones críticos de la cadena de la producción y de la intermediación de drogas ilícitas. De acuerdo a diversas estimaciones de Rocha^5 , Steiner^6 ,/ Kalmanovitz 7 , Sánchez, Caballero, los ingresos repatriados relacionados con la participación colombiana de la coca pueden estar alrededor del 4 % del Producto Interno Bruto, desde finales de la década de los ochenta hasta los finales de la década de los 90, originando ingresos repatriables entre 2.000 mil millones de dólares a 5 mil millones de dólares al año durante los últimos años para el financiamiento de actividades ilegales – contrabando, narcotráfico, insurgencia armada, etc – así como para la compra de tierras al punto que se afirma que Colombia ha vivido en los últimos años una contra reforma agraria, estimándose que los...” narcotraficantes poseen en la actualidad 4,4 millones de hectáreas que podrán tener un valor de U$ 2.400 millones “^8. Esta es una suma mayor que los ingresos que percibe el país en promedio anual en la última década por la exportación de hidrocarburos y la economía cafetera. En tanto el país viene recibiendo una suma de alrededor de 400 millones de dólares de la cooperación multilateral y la cooperación bilateral para la lucha contra las drogas, lo que es absolutamente insuficiente para enfrentar la magnitud del desafío por sus efectos desestabilizadores.
Una revisión de la bibliografía existente que ligue el estudio del problema agrario en Colombia con el análisis del conflicto y la problemática de las drogas ilícitas debe contribuir a reconocer el estado del arte en el tema y facilitar la formulación de propuestas de lo que se debe hacer en adelante por parte de la academia, como líneas de investigación, esfuerzos de formación académica, como propuestas de política pública y como acción directa en programas y proyectos específicos de desarrollo, por la tarea que le concierne a la universidad colombiana en la formación de capital
(^4) Asa Hutchinson, op,cit. (^5) /Rocha García, Ricardo, la Economía Colombiana tras 25 años de Narcotráfico. UNDCP. Siglo del Hombre Editores.2000. (^6) / Steiner, Roberto. Los Dólares del narcotráfico. Fedesarrollo. Nueva Serie Cuadernos de Fedesarrollo, número dos. Septiembre 1977. (^7) / Kalmanovitz, Salomón. Análisis Macroeconómico Del Narcotráfico En La Economía Colombiana. Informe Final para el
CINEP. Centro de Investigaciones para el Desarrollo CID. Facultad de Ciencias Económicas. Universidad Nacional de Colombia. Dic. 1992. (^8) /op, cit.
humano, social e institucional dentro de un enfoque general orientado a crear capacidades humanas^9 , para transformar la realidad.
Ello en el entendido de que la academia por su naturaleza está llamada a desentrañar estas relaciones, por la urgencia de alimentar las miradas de la misma academia, por la necesidad de proponer escenarios para la construcción de nuevas políticas públicas, orientar la acción del sector privado y alimentar dinámicas participativas para las organizaciones comunitarias, las entidades gremiales y el mundo de las organizaciones no gubernamentales.
La realidad es que en el tema agrario la problemática dominante de la década de los 70 relacionados con el problema de la tenencia de la tierra y la pobreza rural, parece haber pasado a un segundo plano, sin haberse resuelto. No solo por la pérdida del dinamismo de los movimientos sociales ante su derrota en su intento por lograr una mejor distribución de la riqueza y una mayor atención de campesinado colombiano dentro de las estrategias generales de desarrollo, alentados por los ánimos reformistas de finales de la década de los sesenta; por la nueva dinámica que recibieron los proceso migratorios a nuevas zonas de colonización especialmente las zonas costaneras del pacífico, hacia los llanos orientales, la Orinoquia y la Amazonía que han continuado en la década de los noventa con el fenómeno del desplazamiento interno y externo forzado de más de un millón de personas, sino por la dinámica del conflicto armado en el país, y la instauración de una economía ilegal vinculada a la producción y el procesamiento de drogas ilegalizadas. Todo ello en el marco de un proceso de cambio de modelo de desarrollo económico que comenzó a afectar no solo subsectores completos de la economía tradicional sino que ha tenido importantes efectos sobre sectores de la agricultura comercial, al tenor de una política proteccionista en desmonte en la última década. El telón de fondo ha sido siempre la pobreza rural y la marginalización en que vive la mayor parte de su población.
2. Contexto Internacional del Tema
El presidente Nixon declaró la guerra contra las drogas en 1972. Treinta años después, la guerra sigue y también el problema. El gobierno norteamericano se planteó una guerra contra las drogas que se propuso ganar a largo plazo, a treinta años. El año 2002 es el largo plazo desde el punto de vista de 1972, y esas políticas han fracasado. ¿No es hora ya de utilizar un enfoque que reconozca las complejas raíces de la producción, tráfico y consumo de drogas?.
Durante ese mismo tiempo Colombia ..” deja de desempañar un papel pasivo para convertirse en actor en el complejo – y violento – mundo del consumo de drogas en el planeta”^10. En este marco que en la década del 80 ..” que el tema de las drogas se convirtió en un asunto de interés
(^9) /Sen, Amartya, Capital humano y capacidad humana. En: Cuadernos de Economía No. 29. Bogotá. U.N.- Facultad de Ciencias Económicas, Febrero de 1999, pp 67 – 72.
(^10) /Saenz Rovner, Eduardo. La Prehistoria del narcotráfico en Colombia: Temores norteamericanos y realidades
colombianas durante la primera mitad del siglo. Articulo en La Crisis socio-política colombiana: un análisis no coyuntural de la coyuntura. Compiladora Luz Gabriela Arango. Observatorio Socio-Político y Cultural. Centro de Estudios Sociales. Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Nacional de Colombia. Fundación Social.1997. Págs.212.
Las políticas represivas han concentrado sus costos en Colombia y en los guetos de las ciudades estadounidenses, y los beneficios percibidos se han concentrado en la vertiente predominante de esa sociedad que se siente (correcta o erróneamente) protegida, y en otros países productores^13.
Las características de la producción de ilícitos en Colombia se diferencian radicalmente de las existentes en los demás países de la región andina – Bolivia y Perú - asimilándose al entorno conflictivo con que se ha desarrollado la industria en los países asiáticos productores tradicionales de heroína y opio. El conflicto interno en Colombia se ha visto alimentado con la industria del narcotráfico, mientras que en Perú y Bolivia el conflicto interno no ha tenido la exacerbación que se vive en virtualmente la totalidad del territorio colombiano.
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1,989 1,990 1,991 1,992 1,993 1,994 1,995 1,996 1,997 1,998 1999 2000 2001
Hectáreas
Hectáreas cultivadas de coca en los países productores
HectáHectáreas cultivadas de coca en losreas cultivadas de coca en los paípaíses productoresses productores
ColombiaColombia 20012001
Fuente: UN-ODCCP
La vigencia de graves crisis de gobernabilidad que han vivido naciones como Malasia, Tailandia, Afganistán, etc, crea las condiciones para la operación de mafias internacionales del narcotráfico que han determinado al conjunto de la vida en estas naciones, con graves consecuencias para el desarrollo agrícola y el medio ambiente.
Como resulta cierto a nivel internacional, como es corriente observarlo a nivel latinoamericano, la problemática de las drogas ilícitas permea el conjunto de las sociedades en las que las drogas ilícitas se han convertido en parte de su realidad. Tanto en los países asiáticos como en las naciones andinas pese a que las áreas dedicadas a los cultivos de ilícitos son pequeñas respecto a las áreas
(^13) Thoumi, Francisco E. El imperio de la droga. Narcotráfico, economía y sociedad en Los Andes. Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales - IEPRI. Editorial Planeta, 2002.
agrícolas y pecuarias de estos países, sus impactos se dejan sentir en el conjunto de la estructura económica y social y en el sistema de valores y en los comportamientos de sus poblaciones^14.
El llamado de Baldo Cáceres, en Coca: tradición y promesa , hace referencia a las dificultades a las que se enfrenta la revalorización de este cultivo tradicional; mientras que la distinción, Coca no es cocaína busca destacar las virtudes nutritivas de la Coca. La creciente toma de conciencia (pasando por Paz Zamora en 1992) respecto a la necesidad de establecer una distinción entre la Coca y la cocaína está ligada al hecho de que la represión penal y persecución militar que se están llevando a cabo a nombre de la Guerra contra las Drogas están catapultando a la Región Andino Amazónica hacia una guerra total.
AfganistánAfganistán
ColombiaColombia
MéjicoMéjico PakistánPakistán MyanmarMyanmar LaosLaosTailandiaTailandiaVietnamVietnam
CanadáCanadá EuropaEuropa OccidentalOccidental Estados UnidosEstados Unidos
EuropaEuropa OrientalOriental RusiaRusia Países Países MarruecosMarruecos AsiáticosAsiáticos
AustraliaAustralia NuevaNueva ZelandaZelanda Países ProductoresPaíses Productores (^) Países de TráficoPaíses de Tráfico Países ConsumidoresPaíses Consumidores
Panamá Panamá
GuatemalaGuatemalaNicaraguaNicaraguaHondurasHonduras^ El CaribeEl Caribe VenezuelaVenezuela
Argentina Argentina
Las actuales marchas cocaleras de Bolivia alertan sobre la necesidad de escuchar lo que están diciendo los campesinos de la región y de discutir los pro y los contra de este cultivo. Alain Labrousse detalla como estas plantas naturales, la marihuana, la amapola y la Coca, han sido históricamente utilizadas como “armas de guerra” y para someter a los pueblos de los países colonizados, y como la Prohibición contribuye a su uso expandido en forma de sustancias químicas. La Coca y la cocaína pueden no ser una y la misma, sin embargo, ambas son sometidas a la represión, y lo que se percibe de los trabajos aquí presentados es que existe un consenso sobre el fracaso contundente de la Guerra contra las Drogas en lo que se refiere a la disminución del
(^14) / Diversos estudios adelantados en el país señalan que la producción de ilícitos en Colombia ha llegado a
afectar más de un millón de hectáreas, cifra relativamente pequeña respecto a las 40 millones hectáreas potenciales en el país para la producción agrícola. Sin embargo, el millón de hectáreas están ubicadas en zonas frágiles del sistema cordillerano andino, de la Amazonía y la Orinoquia, que se debe contrastar con las 800.000 ( ochocientos mil ) hectáreas que ocupa en el país el total de la producción cafetera nacional. En estas condiciones el efecto medio ambiental no es nada despreciable.
que es mejor sembrar el mundo de minas quiebrapatas que de amapola, marihuana y coca; y que si no es lo uno es lo otro^15.
El consumo mundial esta lejos de estabilizarse. Los resultados para el año 2000 muestran – una vez más – que en general hubo más países que registraron incrementos de consumo de drogas, que disminución. Eso indica que el problema mundial de las drogas sigue ampliando su ámbito geográfico... “ el descenso de los niveles de consumo de cocaína en los Estados Unidos, el mayor mercado mundial de cocaína, pueden haber quedado ampliamente compensado por los aumentos de los niveles de consumo de cocaína de Europa occidental y América latina” 16.
La problemática de las drogas ilícitas en Colombia está íntimamente relacionada con el devenir del conflicto interno y la recomposición que han vivido las economías agrarias a su tenor. Pese a que las drogas ilícitas se producen en unas zonas relativamente aisladas de los ejes productivos y comerciales del país y en áreas proporcionalmente muy reducidas ocupando áreas que no son por lo regular de uso agrícola, su impacto es mucho mayor, toda vez que el valor que alcanzan las drogas en el mercado final está asociado no tanto a los valores agregados del mismo proceso productivo sino al proceso de la intermediación, cuando los productos ilícitos alcanzan su verdadera naturaleza de ser mercancía en los mercados principales de destino, es decir el consumo rentable de los consumidores de los países industrializados^17. No es extraño pensar que si la industria se destinara para el consumo interno tendría apenas una importancia marginal como la que tenía en los principios de la década de los cincuenta cuando en esa época apenas comenzaba a interesar a los demandantes internos y solo marginalmente a los consumidores de la paradisíaca isla de Cuba antes de la Revolución del 58.
3. El Estado del Arte
3.1. Marco Teórico para el abordaje bibliográfico
La creación de capacidades^18 es de lejos el objetivo central del abordaje sistémico e integral a la realidad nacional dentro de una perspectiva de construcción de soluciones para posibilitar un desarrollo nacional valioso, equilibrado y justo.
(^15) / Moreno, Maria Mercedes, La Coca no es solo Cocaína. Testimonios, Análisis y Exigencias. Ver en Mamacoca. Septiembre 2002.
(^16) /Naciones Unidas. Tendencias Mundiales de las Drogas Ilícitas 2002. Estudios de la OFDPD sobre Drogas
y Delito. Nueva York, 2002. Págs. 217.
(^17) / Machado, Absalón; Fandiño Cubillos, Santiago y otros, Ciudades Gemelas para la Reducción de la Producción y el Consumo de Drogas Ilícitas. Centro de investigaciones para el Desarrollo CID, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Colombia. Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura IICA OEA. Documento de Trabajo. Julio del 2003 (^18) Miguel Ángel Mateo Pérez, Las contribuciones de Amartya Sen al estudio sobre la pobreza. Universidad de Alicante (España )
Relacionados con el enfoque sistémico, se trabajará sobre dos ejes: el eje estructurante o de los contratos o los acuerdos, y el eje estructural, o eje de los ingresos y los medios^19.
El Eje estructurante responsable de la creación de Capital Humano, Social e Institucional pone de presente en el comportamiento de los sectores educación, salud, el arte y la cultura y en general en el funcionamiento de la estructura institucional como tal sea pública o privada, donde el ordenamiento político y jurídico define el marco normativo de la acción humana en sociedad. Este eje es finalmente el que tiene que ver con las visiones, las actitudes y las disposiciones que subyacen en el desarrollo de los sectores sociales que expresan los contratos o acuerdos fundamentales de los estamentos de la sociedad. Este eje , el de los acuerdos, parece ser el que está definitivamente en crisis. Es el eje que expresa finalmente la confianza construida entre los miembros de una sociedad y se expresa en el funcionamiento normal por medio de acuerdos y rutinas que denota el grado de formación y compromiso construido en un entorno social siempre cambiante. Por medio de él se expresa el alma misma de una nación. Sobre él actúa y logra retornos la educación y la cultura. La construcción de una identidad local, regional y nacional valiosa se va expresando en la eficiencia con que funcionan por medio de acuerdos, sus instituciones y sus sectores sociales.
El segundo eje estructurante es el de la Participación, la Paz y la Convivencia, en tanto que el conflicto se ha instaurado en el país con sus expresiones en la existencia de una insurgencia paramilitar y guerrillera solo comparable a la criminalización de la vida cotidiana, en el aporte en número de muertes en ese desangre diario que vive la Nación. La cultura de la muerte por la predominancia de la ética mafiosa sobre el conjunto de la sociedad colombiana: todo se vale menos la vida.
La cultura de la muerte que anula la participación y le limita sus alcances y que mantiene a la población entre la incertidumbre, la indefensión y la inercia. Desde la violencia intra familiar, hasta la degradación del conflicto armado, las matanzas, el secuestro, el chantaje y la extorsión denota el desconcierto siendo la manifestación de que los colombianos no hemos cazado buenos conflictos^20 , siendo necesario vivir en medio de la guerra.
Actuar sobre el eje estructurante, el de los acuerdos, las convenciones y los contratos, resulta central. De hecho solo sobre él es posible cambiarlo todo.
Por otro lado, entendiendo que la transformación de la realidad que determina las condiciones del ingreso y la combinación de los medios materiales incluyendo su expresión espacial, territorial y el manejo medio ambiental, se aborda el Eje Estructural con dos expresiones contenidas: el Eje del Empleo, del Ingreso y la Inversión, y el Eje del Espacio, la Región y el Medio Ambiente.
El Eje del Empleo, el Ingreso y la Inversión expresa las relaciones del hombre con los medios materiales de vida para garantizar determinadas condiciones de acumulación y que comporta
(^19) / Este abordaje por ejes estructurantes resultada de una lectura de las orientaciones construidas por la Universidad Nacional sobre los ejes centrales de su política de investigaciones estratégicas como parte de su actual Plan de Desarrollo (^20) Estanislao Zuleta. "Sobre la Guerra". En: "Sobre la idealización en la vida personal y colectiva" (y otros ensayos). Ed. Procultura S.a., Bogotá, 1985.
En Colombia se han adelantado algunos estudios sobre el efecto de las drogas ilícitas en la salud de la población consumidora en país a partir de metodologías validadas por Naciones Unidas^22. Incluyendo los efectos sobre el sector de la salud por la necesidad de atender las contingencias asociadas a la producción - por su cultivo y la fumigación forzosa -, y al tráfico - por los permanentes hechos de sangre que se derivan relacionadas con la actividad de la intermediación y su comercio.
La UNDCP ( The United Nations International Drug Control Programme ) describe tres tipos de consecuencias asociados a la salud: las urgencias médicas relacionadas con las drogas, la propagación de enfermedades infecciosas y las muertes relacionadas con las drogas. En cuanto al primero, estiman que más de dos terceras partes de los drogadictos son atendidos por un médico de atención primaria o de urgencias cada seis meses y muchos otros acuden regularmente a especialistas médicos. Los datos los obtienen por medio de la Encuesta de la Red de Alerta sobre Abuso de Drogas (DAWN) , que proporciona información sobre las consecuencias para la salud del consumo de drogas, por medio de datos sobre los episodios ocurridos en las principales salas de urgencia que guardan relación con el consumo de una droga ilícita o el consumo no médico de una droga ilícita. Cabe anotar que los datos de la DAWN presentan sólo una dimensión de las consecuencias totales del consumo de drogas; no miden la prevalencia del consumo de SPA en la población, las consecuencias para la salud no tratadas del consumo de drogas o el efecto del consumo de drogas en centros de salud que no sean salas de urgencia de los hospitales. Con respecto a la propagación de enfermedades infecciosas, la ONDCP afirma que entre los graves problemas médicos y sociales que causa el consumo indebido de las drogas figura la propagación de enfermedades infecciosas. Las toxicomanías constituyen un importante vector para la transmisión del VIH y otras enfermedades de transmisión sexuales, la hepatitis y la tuberculosis. Las estadísticas relacionadas con lo anterior son elaboradas por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC). En relación con las muertes relacionadas con las drogas, de acuerdo a la ONDCP , el consumo de drogas ilícitas ocasiona la muerte de miles de seres humanos. Las muertes inducidas por las drogas son las que resultan directamente de su consumo, principalmente de las sobredosis.
En base en este esquema la Unidad de Justicia y Seguridad del Departamento Nacional de Planeación adelantó el estudio de cuantificación de los costos del consumo de drogas aplicada al caso colombiano. Con la limitante que en Colombia no se han establecido mecanismos que obliguen legalmente a las entidades a reportar los gastos relacionados con el tema de drogas.
(^22) / Tanto la prevención como el tratamiento son dos estrategias importantes en la reducción del consumo de drogas, sin
embargo, ambas implican un costo económico. En general, el tratamiento de la adicción tiene tanta eficacia como el tratamiento de otras enfermedades crónicas tales como la diabetes, la hipertensión y el asma. De acuerdo a la ONDCP, el tratamiento médico reduce el consumo de drogas entre un 40% y un 60%, y disminuye notablemente la actividad delictiva durante y después del tratamiento. Los que se inyectan drogas y no reciben tratamiento tienen hasta seis veces más probabilidades de contraer el VIH que los que si comienzan el tratamiento y lo siguen. Las posibilidades de empleo pueden mejorar hasta un 40% con un solo tratamiento. Aunque estas tasas de la ONDCP son de carácter general, los resultados del tratamiento para cada persona dependen del grado y naturaleza de los problemas que presente el paciente, de la pertinencia de los componentes del tratamiento y de los servicios afines utilizados para resolver esos problemas, y de cuan activamente participa el paciente en el tratamiento. Por lo anterior los costos son variables y dependen de las características descritas anteriormente. 34 Azqueta Ayarzun (1994), Valoración Económica de la Calidad Ambiental, McGrawHill, Universidad Alcalá de Henares, España, p. 205-215.35 The National Drug Control Strategy: 2001 Annual Report. Office of National Drug Control Policy (ONDCP), Washington, p. 32 y 33. En:http://www.whitehousedrugpolicy.gov/publications/index.html (existe la versión en español).
El total del presupuesto asignado para la lucha contra las drogas, durante el periodo 1995-2000, asciende a $ 3,17 billones de pesos de 2000. Para el último año, el presupuesto presentó un incremento del 49.98% y alcanzó el máximo nivel registrado en los últimos seis años con $630,544.30 millones del 2000 (US$ 301.9 millones), es decir, su participación en el Producto Interno Bruto (PIB) y en el Presupuesto General de la Nación fue del 0.36 % y 1.25%, respectivamente; además el gasto en la lucha contra las drogas per cápita fue de $14.872, 63 (US$ 7,12) que significa un incremento del 47.13% con respecto al año anterior. Analizando el comportamiento del gasto para el 2001, se puede ver que los componentes que presentaron incrementos con respecto al año anterior fueron: el de Reducción de Oferta con un 88.99% y el de Fortalecimiento Jurídico con un 13.56%. Para los otros componentes el comportamiento es decreciente; en el caso del Desarrollo Alternativo la disminución fue del 1.87%, el de Gestión Ambiental 72.8% y el de Reducción de Demanda el 43.43%^23. El Estado Colombiano ha sido incapaz de desplegar una estrategia de prevención, tratamiento y rehabilitación al problema del consumo suficiente, mientras que le consumo interno de ilícitos sigue en un alarmante aumento. Sobre esta realidad se fundamenta la idea sobre la imposibilidad de seguir hablando de un lado de países consumidores y países productores: todos producen y todos consumen. Pero por supuesto los costos asociados al consumo de drogas ilícitas en el país no son adecuadamente cubiertos, ni mediante el impulso de aplanes de prevención suficientes, ni planes de tratamiento y mucho menos la rehabilitación. El Ministerio trabaja en los "lineamientos hacia una política de reducción de demanda" de estas sustancias, que según el propio organismo, "en la práctica, no ha sido una política de Estado"^24.
La presentación que hace Garay^25 del contexto de crisis por la que atraviesa la nación, permite ubicar la problemática en el que se explica las limitaciones el desarrollo agrario en el país y su relación con el conflicto y la violencia en Colombia. ...” es importante reconocer que los problemas estructurales de la sociedad colombiana constituyen, en últimas, razón esencial de las condiciones objetivas y subjetivas de la situación de crisis social que vive el país. Entre los principales desafíos estructurales sobresalen: la instauración de la primacía de lo público y de la legitimidad del monopolio del estado en la aplicación de la justicia y el derecho, su función de racionalizador del interés colectivo y su papel inalienable en defensa del “ bien común “; la plena vigencia de la ley y la preservación de los derechos humanos; la instauración de un clima propicio a la convivencia ciudadana y el desarrollo de una cultura de civilidad moderna, solidaria y tolerante. A todo ello debe añadirse la implantación de un desarrollo económico, social y medio ambiental sustentable, el compromiso societal de buscar satisfacer necesidades básicas (educación, salud, justicia) e incorporar a la vida moderna a amplios estratos de la población. En fin la construcción de una sociedad moderna y democrática en las esferas política, económica y social.
(^23) / Departamento Nacional de Planeación, Dirección de Justicia y Seguridad / Grupo de Estudios de Gobierno y Asuntos Internos, Aproximación Metodológica y cuantitativa de los costos económicos generados por los problemas de las drogas ilícitas en Colombia - 1995 – 2000. Pérez Sandoval Ricardo, Vergara Ballén, Andrés, LaHuerta Percipiano, Yilberto.
(^24) / Héctor Latorre, Colombia: ¿productor y consumidor? BBC Mundo. Jueves, 26 de junio de 2003
(^25) Garay, Luis Jorge, Una Nota sobre la problemática social, el conflicto armado, el Narcotráfico y el Plan Colombia.
Consultor BID. En el libro Colombia: Conflicto Armado, perspectivas de paz y democracia. Sumit of the Americas Center. Latin American and Caribbean Center. Florida Interational University, Miami, Florida. Pags. 121.
norteamericana de la guerra contra el enemigo externo, que afectaría la seguridad de la nación, se trasladó a la guerra contra las drogas...y contra los narcotraficantes latinoamericanos”^29.
Por el contrario, nunca antes quizá ha sido más urgente reexaminar el tema de la identidad nacional, su imagen en el exterior, y su relevancia en cualquier camino que se adopte para la resolución del conflicto armado y, más aún, en el mismo porvenir colombiano^30. Ante todo, el país sufre las consecuencias del embate violento de organizaciones armadas ilegales contra el Estado y la sociedad, un conflicto que no ha visto fin a pesar de repetidas iniciativas de paz. Su doloroso resultado - en muertes y secuestros, un ambiente de terror que motiva desplazamientos poblacionales, en la pérdida de la seguridad y las libertades -, es una realidad que no puede ocultar ninguna campaña de mejoramiento de la imagen nacional.
Lo cierto es que el fenómeno de las drogas ilícitas se ha construido sobre una suerte de alianzas regionales entre sectores de su dirigencia empresarial y política, que ha cooptado el mismo funcionamiento del aparato de justicia, sectores de la fuerza pública, y la insurgencia armada guerrillera y paramilitar, que ha determinado procesos de cambio en el sector agrario colombiano, que acusa graves problemas de vulnerabilidad asociadas a la falta de presencia del Estado, las condiciones de pobreza en que se debate la vida de la mayor parte de la población rural y la carencia de alternativas de empleo e ingresos.
La realidad es que en el tema agrario la problemática dominante de als década de los 70 relacionados con el problema de la tenencia de la tierra y la pobreza rural, parece haber pasado a un segundo plano, sin haberse resuelto. No solo por la pérdida del dinamiemo de los movimientos sociales ante su derrota en su intento por lograr una mejor distribución de la riqueza y uan mayor atención del campesinado colombiano dentro de las estrategias genrales de desarrollo, alentados por los ánimos reformistas de finales de la década de los sesenta; por la nueva dinámica que recibieron los procesos migratorios a nuevas zonas de colonización especialmente las zonas costaneras del pacífico, hacia los llanos orientales, la Orinoquía y la Amazonía que han continuado en la década de los noventa con el fenómeno del desplazamiento interno y esterno forzado de más de un millón de personas, sino por la dinámica del conflicto armado en el país, y la instauración de una economía ilegal vinculada a la producción y el procesamiento de drogas ilegalizadas. Todo ello en el marco de un proceso de cambio de modelo de desarrollo económico que comenzó a afectar no solo subsectores completos de la economía tradicional sino que ha tenido importantes efectos sobre sectores de la agricultura comercial, al tenor de una política proteccionista en desmonte en la última década. El telón de fondo ha sido siempre la pobreza rural y la marginalización en que vive la mayor parte de su población.
La relación economía del narcotráfico, conflicto armado y problema agrario está presente en la literatura sobre el desarrollo reciente de la economía colombiana “ ...la situación de Colombia frente al problema de las drogas es una de las mas complejas del mundo por múltiples factores: la pobreza
(^29) / Sáenz Rovner, Eduardo. La prehistoria del narcotráfico en Colombia. Temores norteamericanos y realidades colombianas durante la primera mitad del siglo XX. Articulo en el libro la Crisis socio-política colombiana: un análisis no coyuntural de la coyuntura. Observatorio Socio- Político y Cultural. Centro de Estudios Sociales. Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Nacional de Colombia. Fundación Social. 1997. (^30) Eduardo Posada Carbó. Identidad Nacional, Imagen Exterior, Democracia Y Paz
y la falta de presencia del Estado en extensas zonas rurales del país, una tradición de negociantes vinculados al contrabando, la larga historia del conflicto armado, las condiciones climáticas y agro ecológicas favorables para el cultivo de plantas destinadas a la producción de drogas ilícitas, una ubicación estratégica – puerta de entra a Sudamérica -, una profunda crisis agraria y una frágil institucionalidad. Factores que contribuyen a hacer de Colombia el centro neurálgico en América latina para la producción, procesamiento y tráfico de Drogas “^31.
Una breve revisión de las políticas públicas en los últimos diez años agenciadas por las administraciones gubernamentales quizás permita hacerse a una idea de las tensiones que en muy breve tiempo ha estado sometida la sociedad colombiana para enfrentar las manifestaciones del fenómeno de los ilícitos en tanto vienen afectando seriamente su capital humano, su capital social, comprometiendo su estructura institucional pública y privada.
En la década de los noventa el Estado colombiano^32 propuso un cambio radical en la política de la lucha frontal contra el narcotráfico, intentando construir un camino propio y distinto ante los pobres resultados de su lucha bajo la administración Barco, época durante la cual el poder del narcotráfico se puso de manifiesto en diferentes hechos de sangre cuando las mafias retaron política y militarmente al Estado colombiano. El desafío de las drogas ilícitas alentó a la administración Gaviria a ensayar un esquema distinto al recomendado por los Estados Unidos, teniendo como antecedentes las mismas medidas de sometimiento a la justicia empleadas recurrentemente en la nación norteamericana. Frente a la exigencia de la Cero Tolerancia y la persecución a ultranza, se ensayó la llamada política de sometimiento a la justicia, con el intento de buscar la participación de los mismos narcotraficantes en la delación a cambio de beneficios que ofrecía la justicia colombiana. Se “ pretendió eludir y cambiar la lógica de la guerra contra las drogas de inspiración estadounidense, a favor de una alternativa nacional distinta, menos costosa, para superar el fenómeno de los estupefacientes y sus trágicas consecuencias internas. Así entonces, la política de sometimiento fue el eje fundamental de dicha estrategia”^33. La fuga de Pablo Escobar de " La Catedral " y el recrudecimiento de las acciones terroristas del narcotráfico puso fin a este ensayo que sin embargo logró el desmantelamiento parcial de grupos de narcotraficantes que suscribieron pactos con el Estado colombiano.
Durante la administración Samper el gobierno pierde autonomía en la definición de su propia política de lucha contra las drogas de la administración Gaviria. Al tiempo que se continúa con la feroz persecución a las mafias narcotraficantes y se logra el desmantelamiento del cartel de Cali se da inicio a procesos radicales de erradicación forzosa y fumigaciones al tiempo que se establecen tímidos programas de desarrollo en zonas de ilícitos. El programa de desarrollo alternativo PLANTE con el que se intenta impulsar programas de desarrollo agropecuario al tiempo que se avanza en las estrategias de fumigación y erradicación forzosa particularmente en los departamentos del Caquetá y el Guaviare. Las marchas de "raspachines" y pequeños cultivadores de coca hacia Florencia desencadenó la primera respuesta popular ante el quiebre de una economía de cultivo actividad
(^31) /Rocha García, Ricardo, la Economía Colombiana tras 25 años de Narcotráfico. UNDCP. Siglo del Hombre. Editores
de guerrillas o de grupos organizados al margen de la ley relacionados con el tráfico de drogas o con actividades de justicia privada y ‘paramilitares’. Consecuentemente, esta preocupación a tendido a subestimar otras categorías de la violencia, como la urbana, que en sus dimensiones familiar o inter- personal, por ejemplo ha evidenciado un dramático crecimiento en las últimas décadas^37.
A nivel contextual de la problema de la criminalidad y la violencia existen tesis encontradas. El análisis conjunto de los argumentos presentados anteriormente sugiere que el costo económico de cualquier incremento en la desigualdad y la pobreza ocasionado por mayores niveles de criminalidad es bastante considerable. Bourguignon^38 sostiene que sí existe correlación entre los efectos de incremento de la desigualdad y los niveles de criminalidad, de la evidencia empírica de una comparación entre los países en desarrollo y los países desarrollados. “ ... que el costo económico de cualquier incremento en la desigualdad y la pobreza ocasionado por mayores niveles de criminalidad es bastante considerable. Una estimación conservadora ubica en 7 por ciento del PIB el costo económico y social de la criminalidad en América Latina, en comparación con aproximadamente 2 por ciento en la mayoría de los países desarrollados. En consecuencia se afirma que un mayor nivel de igualdad y desarrollo económico puede conducir a disminuir los niveles de violencia y criminalidad asociadas. Reconociéndose que , “ existe aún poca investigación acerca de una fase más elemental de este proceso, como lo son las situaciones en las que la desigualdad y /o la pobreza producen violencia ‘privada’ en vez de colectiva, esencialmente por medio de la criminalidad y el desarrollo de actividades ilegales “^39. Los estudios sobre criminalidad, desigualdad y violencia en los países desarrollados parecen confirmar estas relaciones, que no se pueden empero extrapolar al caso de los países en desarrollo, especialmente en la América latina.
Para el caso que nos ocupa la violencia en Colombia ha estado rondando en los últimos años se las siguientes las mismas preguntas que se hace Bourguignon: ¿Los niveles desproporcionados de criminalidad y violencia en estos países son en realidad consecuencia de la pobreza y la desigualdad? o más bien ¿Son producto de otros factores más sociológicos y culturales más o menos ortogonales en relación con los factores económicos?.
Sin embargo, tampoco se necesitan grandes esfuerzos hoy para identificar el número significativo de recientes investigaciones que arrojan serias dudas sobre el anterior diagnóstico. Mauricio Rubio^40 ha llamado la atención sobre la pobreza empírica que sustenta el lugar común según el cual el 80 por
(^37) / Manuel Fernando Castro Manuel Salazar Ferro **LA RESPUESTA A LA CRIMINALIDAD Y LA VIOLENCIA EN
COLOMBIA: Acciones del Estado para Promover la Convivencia y la Seguridad en las Ciudades. Trabajo preparado para la conferencia “Violence in Latin America: Policy Implications from Studies on the Attitudes and Costs of Violence”, Universidad de Harvard, Cambridge -MA, Febrero 19-20, 1998.
(^38) / Bourguignon, François. Criminalidad, violencia y desarrollo inequitativo. Trabajo para ser publicado en las memorias de la conferencia ABCDE realizada en Washington en abril de 1999. Este trabajo está basado en Bourguignon (1998b) que fue escrito como trabajo de base para el Reporte sobre le Desarrollo Mundial, 1999.
(^39) /op,cit. (^40) / Rubio, M., (1999) Crimen e Impunidad, Tercer Mundo–Universidad de Los Andes, Capítulo 2
ciento de los homicidios colombianos serían causados por la "violencia cotidiana entre ciudadanos". Su trabajo sugiere, por el contrario, que unos pocos, muy pocos agentes criminales serían los responsables de los altísimos índices de la violencia en nuestro país. Otros economistas como Alejandro Gaviria, Fabio Sánchez Torres^41 y Jairo Núñez Méndez también han sugerido que las organizaciones armadas ilegales, en particular alrededor del tráfico de drogas, habrían desatado con sus acciones el espiral del crimen que nos está asfixiando.
Desde distintas disciplinas y ángulos, otros investigadores como Daniel Pecaut y Gonzalo Sánchez^42 han advertido así mismo las dificultades, cada vez más evidentes, de distinguir con claridad entre delitos políticos y delitos comunes.
Eduardo Posada ha advertido que "hasta podría invertirse el diagnóstico de los 'violentólogos' de hace diez años, y en lugar de afirmar el carácter marginal de la violencia política, subrayar su papel de contexto de reproducción de otras violencias".^43
Colombia presenta una estadística distinta a nivel latinoamericano y casi exclusiva a nivel mundial: el dato de 66 homicidios por año por cien mil habitantes es diciente. Estos altísimos niveles de criminalidad “..no parece(n) compatible(s) con el desarrollo económico y social del país dentro del subcontinente “^44.
... "Cada mes, la violencia narcoterrorista causa la muerte a un número de colombianos casi igual a la cantidad de víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001"^45.
Aunque en Colombia la relación del narcotráfico con la producción legal no resulta importante, las conexiones con la inestabilidad sociopolítica resultan evidentes e inquietantes. La escalada de violencia en el país coincide con la incursión de colombianos en el narcotráfico y el repunte en los delitos relacionados con esta práctica ha crecido junto con las tasas de homicidios. La producción y distribución de drogas ha financiado la guerra en el país, al apoyar el narcotráfico los grupos insurgentes tanto guerrilleros como paramilitares. Igualmente, se observa que a la par con el posicionamiento de las drogas, ha aumentado la corrupción y se ha perdido credibilidad en las instituciones; efectos devastadores a largo plazo, pero difícilmente cuantificables.
(^41) / Sánchez, Fabio y Jairo Núñez. Determinantes del crimen violento en un país altamente violento: El caso de Colombia. Economía Crimen y Conflicto. Universidad de los Andes, Bogotá 2001.
(^42) /Sánchez Gómez Gonzalo. La Violencia y la Supresión de la Política. El Mausoleo Iluminado. Antología del Ensayo en
Colombia. Biblioteca Familiar. Presidencia de la República. Biblioteca Virtual Banco de la República. Sin fecha. (^43) / ¿Nos matamos los unos a los otros? Por Eduardo Posada Carbó ** (^44) / Manuel Fernando Castro Manuel Salazar Ferro **LA RESPUESTA A LA CRIMINALIDAD Y LA VIOLENCIA EN COLOMBIA: Acciones del Estado para Promover la Convivencia y la Seguridad en las Ciudades. Trabajo preparado para la conferencia “Violence in Latin America: Policy Implications from Studies on the Attitudes and Costs of Violence”, Universidad de Harvard, Cambridge-MA, Febrero 19-20, 1998.
(^45) /. Francisco Santos. Vicepresidente de Colombia en Declaraciones registradas por El País Cali, Colombia 4 de junio,