




























































































Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity
Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium
Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity
Prepara tus exámenes con los documentos que comparten otros estudiantes como tú en Docsity
Los mejores documentos en venta realizados por estudiantes que han terminado sus estudios
Estudia con lecciones y exámenes resueltos basados en los programas académicos de las mejores universidades
Responde a preguntas de exámenes reales y pon a prueba tu preparación
Consigue puntos base para descargar
Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium
Comunidad
Pide ayuda a la comunidad y resuelve tus dudas de estudio
Descubre las mejores universidades de tu país según los usuarios de Docsity
Ebooks gratuitos
Descarga nuestras guías gratuitas sobre técnicas de estudio, métodos para controlar la ansiedad y consejos para la tesis preparadas por los tutores de Docsity
Libro con casos clínicos para enfermería y medicina
Tipo: Ejercicios
1 / 550
Esta página no es visible en la vista previa
¡No te pierdas las partes importantes!
L. Gallo Padilla, M. Moreno Higueras, J. L. Callejas Rubio, R. Ríos Fernández, P. Parra Rosado, M. T. Cruces Moreno Unidad de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas. Complejo Hospitalario Universitario Granada
Caso clínico Varón de 72 años de edad sin más antecedentes personales que un hábito tabáquico de unos 10 cigarrillos al día y obesidad de predominio troncular. Consultó inicialmente con un dermatólogo privado a raíz de la aparición de unas lesiones cutáneas papulosas y pruriginosas distribuidas por las cuatro extremidades y el tronco, prescribiéndosele antihistamínicos y corticoides orales que produjeron una mejoría inicial, si bien, las lesiones reaparecían de manera constante al disminuir las dosis de esteroides. Se realizó en esa visita una biopsia cutánea informada como “prúrigo subagudo”. Un mes más tarde, el paciente desarrolló lesiones ulceradas dolorosas a nivel del 4º dedo de la mano izquierda y el 2º dedo de la mano derecha, acompañándose las mismas de una acrocianosis importante. Se derivó inicialmente al Servicio de Vascular, se decidió mantener el tratamiento esteroideo e iniciar infusión de prostaglandinas intravenosas. Ante la falta de mejoría, el paciente se derivó a nuestra Unidad de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas, procediéndose a su ingreso hospitalario ante la situación de las ulceras distales, la existencia de un fenómeno de Raynaud trifásico y bilateral y la persistencia de un llamativo exantema maculopapular extremadamente pruriginoso y refractario.
Figuras 1 y 2. Lesión ulcerada digital y exantema cutáneo en miembro inferior
· Enfermedades inmunológicas no alérgicas: si bien desde un punto de vista patogénico podrían dividirse a su vez en varias categorías, en nuestro caso merece la pena destacar las Enfermedades Autoinmunes Sistémicas que pueden cursar con eosinofilia periférica, fundamentalmente la granulomatosis con poliangeítis (Wegener), la granulomatosis alérgica (Churg-Strauss) y las formas graves de lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide, dermatomiositis, esclerodermia, sarcoidosis y Sjögren. En este caso, tanto las manifestaciones clínicas como los resultados del perfil de autoinmunidad y las pruebas radiológicas, permitían descartar la existencia de cualquiera de estas patologías. · Neoplasias: principalmente neoplasias linfoides (tanto linfomas como leucemias de células B o T pueden ocasionar eosionofilia), entre las que habría que destacar el Linfoma de Hodking (algunos estudios sugieren >15% eosinofilia) o el Síndrome de Sézary. No deben olvidarse tampoco las mastocitosis sistémicas en las que puede existir eosinofilia hasta en el 20% de casos y que tienen una forma de presentación como reacciones “alérgicas” recurrentes por la liberación de mastocitos. Además, algunos tumores sólidos se han relacionado también con un incremento de eosinófilos en sangre periférica, siendo los más frecuentes los adenocarcinomas del tracto gastrointestinal. Si bien inicialmente hubo dudas sobre si existía o no un proceso neoplásico a nivel pulmonar en nuestro paciente, las pruebas complementarias posteriores permitieron descartar ésta posibilidad (TAC que confirma atelectasia, triptasa normal en médula ósea, no organomegalias, etc.) · Infecciones: las más frecuentes son las ocasionadas por helmintos. Teniendo en cuenta la prevalencia en nuestro medio, se descartó infección por Strongyloides, (importante por su capacidad para producir “reinfecciones” y por el riesgo de infección diseminada fatal al iniciar corticoterapia), y se solicitó estudio de Anisakiasis, con los resultados ya comentados. Otros procesos infectivos que pueden cursar con eosinofilia y lesiones cutáneas fueron descartados mediante una extensa batería serológica y con el estudio parasitario en heces. · Finalmente, existen algunos procesos menos frecuentes en los que la eosinofilia es un dato clave. Los síndromes hipereosinofílicos (HES), que pueden dividirse en: primario o neoplásico (variante mieloproliferativa), secundario o reactivo (generalmente a infecciones parasitarias, ciertos tumores sólidos o linfomas de células T) e idiopático. Merece especial mención éste último, pues se define en la práctica clínica por la presencia de tres criterios que estaban presentes en nuestro paciente: a) hipereosinofilia en más de dos ocasionales durante un plazo superior a 6 meses (cifra >1500 eosinófilos/ul, con evidencia de infiltración tisular confirmada por un patólogo y/o con más de un 20% de eosinófilos en médula ósea), b) evidencia de afectación orgánica atribuible a esas cifras de eosinófilos y c) ausencia de otras causas conocidas de eosinofilia. Evolución Desde el primer contacto con nuestra unidad y a pesar de un seguimiento estrecho, el paciente ha precisado ingreso hospitalario hasta en tres ocasiones distintas por complicaciones diversas y un curso tórpido de su proceso de base. Durante el primer ingreso, se inició
tratamiento con heparina de bajo peso molecular, estatinas, prostaglandinas intravenosas y corticoterapia oral a 1 mg/Kg/día, con lo cual, el paciente mejoraron de nuevo las lesiones cutáneas, así como la perfusión distal y la lesión ulcerosa de la mano izquierda, mientras que en el 2º dedo de la mano derecha se produjo una infección de partes blandas que precisó tratamiento antibiótico (levofloxacino y clindamicina) para evolucionar de forma favorable y, donde se aisló una Morganella morganii con un perfil de sensibilidad favorable. Desde el punto de vista de la hipereosinofilia, se inició el estudio para despistaje de las posibles causas sin encontrarse evidencia de enfermedad autoinmunitaria y con todos los estudios parasitológicos negativos, a excepción de una inmunoglobulina específica para anisakis, por lo que se decidió realizar estudio de extensión (sin evidencia alguna del parásito) y tratar al paciente con albendazol (400 mg cada 12 horas durante 3 semanas), no obteniéndose respuesta clínica alguna. Destacaron además, la presencia de un infiltrado eosinofílico en la biopsia cutánea, la ausencia de blastos en la biopsia de médula ósea con triptasa normal y mutación PDGF negativa. Con los datos disponibles hasta ese momento, se orientó el diagnóstico como un síndrome hiperosinofílico probablemente idiopático (más aún tras realizar una segunda TAC de control que descartó una probable neoplasia a este nivel) y el paciente se derivó al alta con una pauta descendente de corticoides. Un mes más tarde precisó un nuevo ingreso hospitalario, en ésta ocasión, por empeoramiento del estado general con tendencia a la hipotensión, hipoperfusión y frialdad marcada en la extremidad izquierda, así como mala evolución de la lesión ulcerosa de la mano derecha. Se solicitó interconsulta urgente con el servicio de Cirugía Vascular, quienes tras objetivar una obliteración poplítea sin flujos distales, programaron una arteriografía en la cual se objetivó una trombosis a dicho nivel. Se realizó fibrinolisis, resultando ésta sólo parcialmente eficaz y quedando el paciente con una isquemia crónica. Desde el punto de vista de las lesiones cutáneas y la eosinofilia, el paciente mantenía en ese momento un recuento prácticamente normal (entre 200 y 600 eosinófilos/ul), aunque totalmente dependiente del tratamiento corticoideo que no pudo en ningún momento reducirse por debajo de 30 mg de prednisona, por lo que se añadió ciclosporina A al tratamiento. Tras dos meses de relativa estabilidad clínica, el paciente volvió a precisar ingreso por progresión de las lesiones ulcerosas, ahora muy dolorosas, y reaparición de las lesiones cutáneas pruriginosas distribuidas prácticamente por toda la superficie corporal (respetando cara, palmas y plantas), aunque más focalizadas en extremidades inferiores y con reascenso de la cifra de esoinófilos (1750 eosinófilos/ul), por lo que se cambió el tratamiento a hidroxiurea, cuya dosis fue aumentándose hasta 1, gramos/24 horas, tratamiento con el que la eosinofilia se ha normalizado y las lesiones parecen más controladas. Diagnóstico final Síndrome hipereosinofílico idiopático (SHI) con afectación cutánea y fenómenos isquémicos asociados.
3. Malignant lymphomas of B-cell lineage with marked tissue eosinophilia. A report of five cases. Navarro-Román L, Medeiros LJ, Kingma DW, et al. Am J Surg Pathol. _1994;18(4):
S. Muñoz Alonso 1 , M. Mateos Andrés 1 , L. Mustapha Abadie 1 , S. Márquez Batalla 3 , M. L. Peñas Martínez^2 , S. Borja Andrés 2 , M. Chimeno Viñas 1 , L. López Mesonero 1 (^1) Servicio de Medicina Interna. 2 Servicio de Neurología. Complejo Asistencial de Zamora. 3 Servicio de Medicina Interna. Complejo Asistencial de Salamanca
Historia clínica. Anamnesis Varón de 69 años. No alergias medicamentosas conocidas. Factores de riesgo vascular: Ex-fumador importante desde hace más de 15 años, hipertensión arterial y dislipemia. No otros hábitos tóxicos. Hiperplasia benigna de próstata. No intervenciones quirúrgicas. En tratamiento habitual con: AAS 300mg/24h, Enalapril 10 mg/24h, Tamsulosina, Simvastatina 10mg/48h. Situación basal: vive en domicilio solo. Independiente para actividades básicas de la vida diaria. No deterioro cognitivo. Acude al Servicio de Urgencias el 25 de abril del 2015 por presentar asimetría facial precedida de calor retromastoideo sin aparente factor precipitante inmediato ni en días previos (trauma, infecciones). Dice padecer desde hace 5-6 días cefalea bitemporal que no ha limitado su actividad. Desde el día anterior presenta parestesias peribucales izquierdas y sensación de ronquera. No dificultad para articular palabras ni otros déficits motores ni sensitivos. Se realiza analítica básica sin presentar alteraciones, electrocardiograma en ritmo sinusal, radiografía de tórax normal (imagen 1) y TAC craneal sin contraste donde no se aprecian hallazgos en el momento actual. Se plantea la opción del estudio ambulatorio, preferido por el paciente, iniciándose tratamiento
con AAS 300/24h y solicitándose consulta con neurología de forma preferente. A la semana siguiente (2 de mayo) acude de nuevo al Servicio de Urgencias por pérdida de fuerza en hemicara izquierda y aumento progresivo de la sensación de mareo con visión borrosa e imposibilidad para la oclusión palpebral izquierda y comisura bucal desviada hacia la derecha. Parestesias peribucales. La analítica es normal y en el TAC craneal únicamente se identifica área discretamente hipodensa, con bordes mal delimitados localizada en lóbulo cerebeloso izquierdo, que aparentemente está en relación con artefactos óseos producido por el occipucio. Es diagnosticado de parálisis facial periférica siendo dado de alta con corticoides a dosis descendente durante 7 días y pomada epitelizante ocular. A los 18 días de su primera consulta en el Servicio de Urgencias (13 de mayo) es valorado en la Consulta Externa de Neurología. Refiere que hasta el 10 de mayo permanece estable, pero que desde entonces presenta un empeoramiento posterior tanto de hipofonía como de parálisis facial, sin presentar mejoría de la misma a pesar del tratamiento corticoideo. Además refiere sensación de inestabilidad de la marcha. Se solicita RMN, doppler de troncos supraaórticos e interconsulta con otorrino. Esa misma tarde, acude de nuevo al Servicio de Urgencias por mayor dificultad para tragar, contactándose con otorrino de guardia quien decide citarlo para el día siguiente. Al día siguiente es valorado por otorrino quien lo diagnostica de parálisis facial izquierda, parálisis de cuerda vocal izquierda y parálisis del vago izquierdo. La sospecha clínica es un síndrome de agujero rasgado posterior por lo que solicita interconsulta con Neurología. Es valorado por Neurología, y el paciente refiere que el cuadro de asimetría facial progresa junto con disfonía y sensación de disfagia sin atragantamientos ni otros síntomas coexistentes. No otros datos concomitantes en la exploración neurológica. No reconoce lesiones cutáneas, fiebre, pérdida de peso ni síndrome constitucional. Se le da de alta con el diagnóstico de parálisis facial infranuclear y que se realice las pruebas de imagen como tenía programado (las referidas en Consulta externa de Neurología). A los 14 días ( de mayo) se realiza RM cerebral, y dado los resultados encontrados se procede al ingreso hospitalario. Exploración física Constantes estables. Afebril. Exploración general: Normohidratado y normoperfundido. Eupneico en reposo. Buen estado general. Auscultación cardíaca rítmica, sin soplos. No soplos carotídeos. Auscultación pulmonar con murmullo vesicular conservado, sin ruidos sobreañadidos. Abdomen blando, depresible, no doloroso, no se palpan masas ni visceromegalias. Ruidos hidroaéreos presentes. Extremidades inferiores sin edemas ni signos de trombosis venosa profunda. Pulsos pedios presentes y simétricos. Exploración neurológica: funciones superiores están preservadas. Lenguaje normal, sin disartria ni disfasia. Disfonía. Fondo de ojo sin papiledema. Motilidad ocular normal. Pupilas normales. Ectropion de párpado inferior de ojo izquierdo. Enrojecimiento de conjuntiva ocular de dicho ojo. Desviación de la comisura bucal hacia la derecha. Paresia facial infranuclear izquierda con afectación de frontales y orbicularis oculi (logra ocluir). Borramiento de surco nasogeniano izquierdo. No déficit facial sensitivo. Paladar centrado en posición primaria. Ligera desviación