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Castel - la metamorfosis de la cuestion social - Cap 7, 8 y Conclusion
Tipo: Monografías, Ensayos
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Robert Castel es sociólogo, director de Estudios de la École d’Hautes Etudes de Sciences Sociales de París. Ha sido, desde hace tres décadas, un analista riguroso y brillante de los movimientos sociales. En los años 70 se ocupó de las vicisitudes de la psiquiatría y del psicoanálisis como prácticas hegemónicas, entonces, en el campo de la salud mental. Pos- teriormente, a principios de los 80, introdujo el concepto de «la gestión de los riegos» para definir las nuevas políticas sociales que se estaban introduciendo en ese momento. En la actualidad sus investigaciones giran en torno a la exclusión y la desafiliación social. La vinculación de estos conceptos con la crisis del trabajo y la protección social son los temas que aborda en su último libro, recientemente publicado en Francia:Les métamorphoses de la question sociale, en Ed. Fayard, París 1996. Otros títulos suyos disponibles en castellano sonEl orden psiquiátrico,La sociedad psiquiátrica avanzada yLa gestión de los riesgos.
Rambla 12: ¿Qué balance puede hacer ahora de sus análisis, a propósito de las prácticas médicas y psíquicas, que hizo en los años 70 y 80? Robert Castel: A principios de los años 70 muchas cuestiones se polarizan, al menos en Francia, alrededor de la psiquiatría y el psicoanálisis, y eso me dio a mí la guía para su análisis. La pretensión, especialmente psicoanalítica, de decir la verdad última sobre todo, incluidas las cuestiones sociales, me interesó para poder deconstruir esta ideología psicoanalítica. Bien, he llegado a una conclusión que me ha alejado del estudio de esos fenómenos. Esta conclusión es la importancia del trabajo como elemento de soporte perso- nal y de conexión social. Por otro lado, creo que la psiquiatría y aún más el psicoanálisis se han profesionalizado hasta el punto de que sus problemas actuales se resuelven en el interior de sus grupos como cuestiones entre profesionales. Por eso yo, que no soy un clínico, no puedo hacer una valoración actual de esa situación.
R. 12: Hablemos, pues, de sus preocupaciones actuales, reflejadas en su último libro,Les métamorphoses de la question sociale. R.C.: La tesis que planteo es que en estos momentos hay una constante para todos los países occidentales –dominados por la mundialización– que es su respuesta, en una triple vertiente: a. Degradación de las garantías del empleo. Antes la existencia de diferencias sociales no implicaba precarización alguna. Esas diferencias se podían regular mediante acuerdos, por ejemplo, la negociación colectiva. Ahora esas diferencias están desreguladas. b. Por otro lado, la precarización hace que la solidaridad y los acuerdos intergrupos sean
más difíciles por la heterogeneidad de los mismos. Eso implica un individualismo negati- vo. c. Finalmente se produce un nuevo descubrimiento para la sociedad: losinútiles-normales, esos sujetos que ya no son integrables.
R. 12: El trabajo es algo verdaderamente central en su análisis. R.C.: No se trata de idealizar el trabajo ni sentir nostalgia por el pasado. Ya Marx planteó su carácter de alienación y opresión. Este carácter constriñente ha sido compensado por el salario y por la protección que daba estabilidad al sujeto. El consumo también es otra com- pensación, pero pasa por el trabajo como previo para acceder a los objetos de consumo. Quizás en el futuro habrá otros medios de reconocimiento entre los sujetos, pero ahora no es así. La dificultad actual es la fragilización y la vulnerabilidad introducidas en las condi- ciones de trabajo. Incluso, y sobre todo, cuando falta es cuando más necesario deviene.
R. 12: ¿Cómo pensar –a partir de este análisis– la intervención social y el rol de los traba- jadores sociales? R.C.: Hay aquí un problema para el trabajo social. Su modo de intervención clásico partía de su origen como disciplinas especializadas y orientadas a partir de patologías específicas de sujetos, valorados como incapaces, con déficits. La cuestión novedosa es que ahora tienen que trabajar con otro perfil de problemas: los sujetos normales pero incapacitados por ser excluidos del mercado. Son sujetos que no necesitan, de entrada, un tratamiento psicológico, ni un programa de rehabilitación o de reeducación. Esto implica pensar en nuevos modos de abordar la cuestión.
R. 12: Usted hace en su libro una crítica a determinadas intervenciones sociales que califi- ca de «reparadoras». R.C.: Sí, me refiero a medidas como el RMI (renta mínima de inserción, equivalente al PIRMI), que coloca a un sujeto en una reinserción permanente y que no le permite salir de esa situación. La paradoja es que por un lado estos sujetos están integrados, pero eso no les evita vivir en una desafiliación social.
R. 12: Jacques Donzelot, al que usted conoce bien, hacía una serie de propuestas en su último libro (L’État animateur) con relación al RMI y a los proyectos de desarrollo social urbano. R.C.: Es cierto, hemos hablado muchas veces de estas cuestiones y yo creo que es dema- siado optimista y otorga mucha consistencia a esas políticas. Yo pienso que son medidas necesarias pero insuficientes. Hay que pensar que la exclusión no es un estado. Uno no es excluido, se convierte en excluido por un proceso que va precedido de la vulnerabilidad a la que están sometidos muchos colectivos, especialmente los jóvenes. Esta vulnerabilidad es fruto de las medidas salvajes del mercado laboral, la flexibilidad extrema. La RMI, por ejem-
de Europa (Italia, España, Portugal) tienen una especial dificultad por los flujos migratorios? R. C.: Es difícil para todos. Me pregunto si es posible redefinir el compromiso social de los 70 sin reproducirlo tal cual, evidentemente, pero manteniendo lo esencial, esto es la unión trabajo-protección social. Hay que repensar las leyes del mercado laboral y también las propuestas de la distribución del empleo para asegurar que una inmensa mayoría se bene- ficie de él. No veo que haya una alternativa al trabajo como elemento de soporte personal y social. Para sustituirlo haría falta una revolución cultural y no parece cosa inmediata. Hay también que generar, desde la propia actuación social, intervenciones más participativas, intercambios más reales y más democráticos. ·
*Volem agrair a la Fundació Bancaixa de València, i especialment al professor José Ramón Bueno, les facilitats que ens han donat per fer aquesta entrevista.