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A principios del siglo XIX, los países europeos vivían una revolución científica. En América, las expediciones científicas permitieron el descubrimiento de nuevas fuentes de energía, avances en la producción industrial, el estudio de la química moderna y la exploración de territorios desconocidos. Este documento detalla algunas de estas expediciones y los descubrimientos importantes que se realizaron en ese período.
Qué aprenderás
Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones
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En el período comprendido entre 1760 y 1830 se produjeron sucesos decisivos para la ciencia, sobre todo por sus consecuencias prácticas. Los primeros cuarenta años de ese período corresponden a acontecimientos sociales de gran magnitud: las revoluciones políticas de los Estados Unidos y Francia, y la Revolución Industrial en Inglaterra. A principios del siglo XIX se afianzó el empleo del método experimental en la investigación, se avanzó en la sustitución de la capacidad muscular humana por otras fuentes de energía y se profundizó la mecanización. Estos fueron pasos importantes en el camino hacia el control de los fenómenos naturales.
A principios del siglo XIX una de las principales fuentes de energía era la hidráulica, es decir, la basada en el aprovechamiento de las corrientes de agua. La mayor parte de los dispositivos empleados constaba de paletas que giraban alrededor de un eje horizontal y que requerían corrientes intensas para ser movidas. También, en los molinos, se empleaba la energía eólica, proporcionada por el viento. Aunque la existencia del primer molino se remontaba a mil años atrás, en estos años comenzó a imponerse una innovación fundamental: el timón o "cola", que lograba que el propio molino se orientara por sí mismo según la dirección del viento. Hasta entonces, había sido necesario girar manualmente el molino alrededor de su soporte para lograr que las aspas enfrentaran al viento; el nuevo timón automatizó esa acción.
Máquina de vapor de Watt. A fines del siglo XVIII la máquina de vapor comenzó a desplazar a las otras fuentes de energía. En los primeros años del siglo siguiente apareció un nuevo modelo que comenzó a ser empleado como motor para transmitir movimiento a otras máquinas. Había sido inventado por un joven escocés llamado James Watt
ya permitían disponer de materia prima abundante y barata, de modo que ésta pasó a ser la fibra textil por excelencia. Un dato de 1810 muestra que en los Estados Unidos la producción de algodón era cincuenta veces superior a la de
A fines del siglo XVIII, con la aplicación de la energía hidráulica a los procedimientos industriales, surgieron las fábricas, llamadas hasta entonces molinos. En las fábricas se reúne en un espacio limitado a una gran cantidad de trabajadores, que hacen uso de diversas máquinas, cuyo número no cesa de crecer. El trabajo se fragmentó, y cada sector se hace cargo de una etapa distinta. El ritmo es ahora impuesto por las máquinas. En términos de la organización de la producción, el trabajo en las fábricas representa un desarrollo, pues se hace más sencilla la recolección de la materia prima, se facilita la distribución de los productos terminados y se fomenta la especialización en los conocimientos.
En 1810 numerosos establecimientos textiles ingleses empleaban a mujeres y niños porque, según decían, sus modos de ser se prestaban naturalmente a la ejecución del tipo de trabajo, monótono y repetitivo, propio de la mecanización. La característica más reconocida de los niños era su docilidad, tanto en el desarrollo de la tarea como en el aprendizaje. Los niños comenzaban a trabajar a partir de los cinco años, por el alojamiento y la comida. En 1802 una ley reglamentó el trabajo de los que provenían de orfanatos: no debían trabajar más de doce horas diarias. Esa ley, sin embargo, como muchas otras semejantes de la época, sólo tenía vigencia en los papeles. Como los pequeños dedos femeninos eran particularmente aptos para manejar hilos, enhebrarlos, hacer nudos, las mujeres fueron empleadas principalmente por las fabricas textiles. Las remuneraciones que percibían eran muy inferiores a las de los hombres. Se suponía que no merecían o no necesitaban el mismo nivel salarial porque en ellas no recaía la obligación de mantener sus hogares.
La progresiva mecanización generó no pocas resistencias de quienes sentían amenazada su fuente de subsistencia. Este tipo de reacciones ya se había manifestado siglos antes, pero la resistencia más organizada se dio entre 1810 y1811 con las revueltas encabezadas por Ned Ludd, un aprendiz de tejedor inglés. Entre sus reclamos figuraba la defensa de la fuente de trabajo y, para evitar la desocupación, se inició la quema de los talleres. El movimiento tuvo éxitos temporarios, y se llegó a destruir unos doscientos telares por mes. En febrero de 1812 el gobierno inglés sancionó una ley que consideraba un delito de gravedad, penado con la muerte, a la destrucción de una máquina.
lugares de buena visibilidad; modificando la posición de las piezas se representaban letras diferentes. Un operador "leía" el mensaje del aparato que le precedía y lo transmitía al próximo. Cada aparato estaba separado del siguiente por varios kilómetros. En 1810 se utilizaban modelos muy perfeccionados del telégrafo óptico original. Algunos incluían mejoras no sólo en sus aspectos mecánicos (es decir, el "hardware") sino también en el código empleado (el "software").
A fines del siglo XVIII, un repostero francés llamado Francois Appert (1750-
También hubo progresos en el campo de la aviación. En 1810 el inglés George Cayley (1773-1857) dejó caer su modelo de avión sin motor desde lo alto de una colina. Hasta este año los únicos artefactos que habían logrado volar eran globos que, por estar llenos de aire caliente, eran más livianos que el aire atmosférico. El planeador sin tripulación fue el primer objeto más pesado que el aire que logró mantenerse en vuelo, aunque sólo por unos pocos segundos.
Cayley continuó experimentando con nuevos modelos de planeadores durante cincuenta años más, y se afirma que en algunos de ellos incluyó un tripulante. A partir de su experiencia Cayley hizo una notable contribución al estudio del vuelo.
La Revolución Industrial estimuló las actividades científicas, sobre todo aquéllas más ligadas a las demandas de un medio industrial en crecimiento, que verificaron una explosión notable en el transcurso de unas pocas décadas. Hacia 1810 los pasos más destacados se dieron en la producción de corriente eléctrica, en las aplicaciones de los gases y en una serie de conocimientos que se consideran la base de la química moderna. Francia ocupaba en este campo un lugar de excelencia, entre otras razones porque Napoleón era un ferviente defensor de la actividad científica. En 1808 había dado un premio al inglés Humphry Davy (1778-1829) por sus hallazgos en electroquímica. Este inventor desarrollaría poco después una lámpara de seguridad para el trabajo en las minas. Jean Baptiste Pierre Antoine de Monet, caballero de Lamarck (1744-1829), publica en 1810 uno de sus Anuarios meteorológicos , en los que sienta algunas de las bases metodológicas de la meteorología moderna. Lamarck ha trascendido, sin embargo, por su notable clasificación de los seres invertebrados y por la formulación de una teoría de la evolución que más tarde tomaría Darwin como modelo. También francés, y amigo de Napoleón, era Gaspard Monge (1746-1818), matemático, químico y físico, que participó con Antoine Lavoisier en la determinación de la composición del agua. Monge es hoy conocido por sus aportes a la geometría: a él se le debe el desarrollo en tres vistas propio del dibujo técnico. Un camarada de Monge fue Claude Berthollet (1748-1822), un químico que concibió algunas teorías acertadas y otras incorrectas, que se oponían a la de
Otro inglés, William Herschel (1738-1822), probablemente haya sido el más famoso astrónomo del siglo XVIII; fue el descubridor del planeta Urano y de numerosas estrellas. También fueron notables las investigaciones del meteorólogo y químico John Dalton (1766-1844), que propuso una famosa teoría atómica en 1803. En 1810 murió Henry Cavendish, un físico y químico nacido en 1731, que realizó importantes experimentos con electricidad, especialmente empleando condensadores. Estudió el agua y la atmósfera, y logró aislar el "aire inflamable" (hoy conocido como hidrógeno), para estudiar sus propiedades. Gracias a su medición de la constante gravitacional pudo calcular la densidad de la Tierra y obtuvo un valor muy semejante al que hoy se acepta. Durante la misma época, el naturalista, astrónomo y mineralogista alemán Alexander von Humboldt (1769-1859) emprendió su famoso viaje de exploración por América Central y del Sur junto al naturalista francés Aime Bonpland. Exploró la costa venezolana, Perú, Ecuador, Colombia y México. Hacia 1804 había coleccionado miles de muestras de rocas y plantas y había estudiado volcanes, corrientes marinas, el magnetismo terrestre, el clima y la vida animal. Además, apoyó los movimientos emancipadores latinoamericanos y fue amigo de Simón Bolívar. Al danés Hans Christian Oersted (1777-1851) se le debe un completo estudio sobre los campos magnéticos producidos por el paso de corrientes eléctricas. Un químico sueco, Jons Berzelius (1779-1848), discípulo de Dalton, desarrolló el concepto de ion y es reconocido como unos de los padres de la química. Introdujo en 1811 el sistema clásico de los símbolos químicos. El conde italiano Alessandro Volta (1745-1827) es conocido por haber inventado la pila eléctrica, aunque también efectuó investigaciones sobre la electricidad atmosférica y sobre algunos temas de química.
También italiano, Amedeo Avogadro (1776-1856) se encontraba en 1810 dándole forma a la ley que hoy lleva su nombre, asociada al número de moléculas que constituyen los gases. No podemos olvidar a Benjamín Thompson, conde de Rumford (1763- 1814), un científico norteamericano algo extravagante que realizó importantes contribuciones al conocimiento del calor, estudió los alimentos y perfeccionó un gran número de artefactos. El francés Joseph Louis, conde de Lagrange (1736-1813), realizó estudios minuciosos de los movimientos lunares y de los planetas. Su connacional Pierre Simon, marqués de Laplace (1749-1827), se ocupó de la aplicación de la teoría de la gravitación a los astros del sistema solar. El italiano Paolo Ruffini (1765-1822) dedicó algunas investigaciones a problemas físicos. El alemán Carl Friedrich Gauss (1777-1855) se destacó por sus investigaciones sobre el electromagnetismo, la óptica y la astronomía. El alemán Friedrich Wilhelm Bessel (1784-1846) realizó detallados estudios astronómicos y sobre el comportamiento de los materiales y las ondas. Entre los matemáticos más notables de la época se encontraban el francés Joseph Fourier (1768-1830), el checo Bernhard Bolzano (1781-1848) y el noruego Niels Henrik Abel (1802-1829).
tan respetable palabra, consignaban a la memoria. Ha habido hombres formados en estas escuelas que se atrevían a enseñar física sin tener siquiera a la mano un barómetro, y que para explicar la ascensión de los líquidos en tubos vacíos de aire se valían del ejemplo de la bombilla de tomar mate; y de la cuchilla del picador de tabaco para demostrar el mecanismo de la palanca en relación con su punto de apoyo y fuerza resistente, etc. Uno de estos señores se quejaba una vez de su cortedad de vista, y oímos con sorpresa que la atribuía a una observación que había hecho de un eclipse solar, por medio de un anteojo común, cuando estudiaba el año de física."^1 En septiembre de 1810 la Primera Junta de Gobierno creó la Escuela de Matemática, con un plan de estudios muy completo. Un vasto proyecto, que contemplaba la fundación de numerosos establecimientos de enseñanza superior, debió restringirse por razones económicas; este plan sólo se materializó en la Escuela de Náutica, que impartía clases de matemática, arquitectura civil y naval. En años posteriores siguieron la Academia de Matemática (1816), la Escuela de Dibujo (1815) y el Colegio del Sur (1818). Los ideólogos del movimiento de Mayo se esforzaron por desarrollar una industria nacional, estimular la plantación de vegetales útiles para desarrollar la curtiduría y propiciar la capacitación técnica. Once años después estas ideas se concretarían en la fundación de la Universidad de Buenos Aires. El nuevo centro de estudios se proponía formar jóvenes capaces de orientar el desarrollo de las ciencias exactas y naturales para su aplicación a la economía, y el de las ciencias sociales para difundir las ideas de la pasada revolución. Para llevar a cabo esta empresa sería necesario buscar hombres capacitados en el exterior, que pudieran formar en los principios básicos de las ciencias. Fue así como llegaron de Europa importantes personalidades del ambiente científico; entre ellas Pedro Carta Molina, Octavio Fabricio Mossotti y el argentino Manuel Moreno, hermano de Mariano. Con ellos se instauró, aunque de un modo intermitente, la actividad científica en nuestro país.
Desde la acción de los misioneros jesuitas, nuestro país puede exhibir la historia científica más destacada del mundo hispanohablante, con referentes en la paleontología, la astronomía y el naturalismo, hasta los próceres de la "ciencia moderna" como Houssay, Milstein y Leloir. Los misioneros jesuitas, quienes en el siglo XVIII cultivaron las ciencias en las misiones, y a los próceres de la Independencia, que en la madrugada de la Patria sentaron las bases de nuestra cultura científica. El siglo XIX fue el del descubrimiento de la geografía, los cielos y la historia natural del país, que acompañó la ocupación efectiva del territorio a tenor de la consolidación de la Nación. Entonces florecieron la paleontología, con personajes como Francisco J. Muñiz y, más tarde, Florentino Ameghino. La astronomía , con el grupo de estadounidenses que, con Benjamín Gould a la cabeza, produjeron soberbios catálogos estelares en el Observatorio de Córdoba. Las ciencias naturales , con Hermann Burmeister, Francisco P. Moreno, Eduardo Holmberg y tantos argentinos y extranjeros naturalizados que catalogaron la fauna y la flora de la Argentina.
Expedición: Una expedición es un viaje a tierras desconocidas con un cierto propósito. Científico: el adjetivo científico permite nombrar a aquello perteneciente o relativo a la ciencia. Podemos decir que las expediciones científicas son una serie de viajes financiados por distintos países con el propósito de recolectar información científica, geográfica, de recursos naturales y explorar tierras y mares, en algunos casos con propósitos comerciales. Las expediciones científicas, permitieron la realización de levantamientos cartográficos, trazar nuevas rutas para el comercio marítimo, descubrir territorios, especies vegetales y animales, así como pueblos desconocidos, informar en Europa de los especímenes plantas y frutas tropicales, y hacer avanzar determinadas disciplinas (historia natural, medicina, geografía, hidrología, ictiología, oceanografía, etnología, etc.). También permitieron establecer relaciones diplomáticas y comerciales con países fuera de la esfera de influencia europea. Por esto podemos hacer mención de algunas expediciones: La Expedición Clipperton: fue una ambiciosa misión científica sobre la biodiversidad realizado de enero a abril de 2005 sobre la isla de Clipperton una posesión de Francia en el océano Pacífico frente a México. La expedición al Tíbet de Ernst Schäfer: tuvo lugar entre abril de 1938 y mayo de 1939 y fue una de varias realizadas en este país asiático por encargo de la organización Ahnenerbe, con el objetivo de realizar investigaciones diversas sobre la geografía, etnografía y fauna y flora del Himalaya. La expedición Challenger: fue una expedición científica británica que realizó la primera gran campaña oceanográfica mundial.
La Expedición de la Valdiva: primera expedición alemana a gran escala para la investigación de las aguas profundas con el objetivo principal de la empresa era la recolección de muestras biológicas. La Expedición Magallánica Sueca: La expedición de Magallanes y Elcano fue una expedición marítima del siglo XVI financiada por la Corona española y capitaneada por Fernando de Magallanes. Esta expedición, al mando de Juan Sebastián Elcano en su retorno, completó la primera circunnavegación de la Tierra en la historia. La expedición tenía el propósito de abrir una ruta comercial con las islas de las especias por occidente, buscando un paso entre el océano Atlántico y el océano Pacífico.