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Concinecia y autoconciencia, Resúmenes de Antropología

problemas erelacionados a la perosna

Tipo: Resúmenes

2018/2019

Subido el 21/10/2019

sebastian-cervantes-toledo
sebastian-cervantes-toledo 🇵🇪

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Alguna reflexión sobre la conciencia y la autoconciencia I. Tal como santo Tomás plantea la teoría del conocimiento. las operaciones principales propiamente intelectivas son la aprehensión de la esencia y el juicio. No entra ahora en este punto que doy por supuesto. En cualquier caso se fundamentan en la adecuación y readecuación de nuestro conocimiento sobre el ser de la realidad. Para santo Tomás cl acto de conciencia no tiene ningún valor de fundamentación para el conocimiento. Conocer no significa que algo que antes no era evidente (=no era manifiesto a una o más conciencias) lo ha sido después; conocer como evidencia supone tomar conciencia de una verdad que ya existe en cuanto tal y solo tengo que descubrir. Para santo Tomás las verdades no existen como algo pre-constituido, sino que el conocimiento verdadero es fruto de un proceso de adecuación y re-adecuación del entendimiento sobre el ser de la cosa que hay que conocer. Por ejemplo. la idea de nieve no estaba ya contenida en la idea de agua, como si conocer la nieve fuera tomar conciencia, con mi primera experiencia de la nieve, de esta distinción ulterior; para santo Tomás, mediante la primera experiencia sensible de la nieve el entendimiento ha construido, ha pensado la nueva idea de nieve, creando esta distinción dentro del concepto genérico de agua. Esta distinción no estaba ya definida en el agua, y por eso no era suficiente hacerla evidente para llegar a conocerla 2. Por la explicación anterior la conciencia no tiene ningún valor constitutivo para el conocimiento verdadero, sino que es simplemente cum-=scientía, es decir. lo que acompaña. pero no fundamenta, el conocimiento. Santo Tomás distingue dos tipos de conciencia: a) Reflexio prima: Es la conciencia del propio acto que acompaña al entendimiento durante sus operaciones (sea de aprehensión de la esencia o de juicio). pues el entendimiento no sólo comprende, sino que sabe que comprende mientras actúa. Mediante esta conciencia el entendimiento sabe. al final de su operación que ha juzgado lo verdadero, y se hace consciente de que las operaciones propias (aprehensión de la esencia y juicio) son adecuadas o inadecuadas. Por esto decía santo Tomás que el lin de la operación intelectiva no es sólo lo verdadero, sino lo verdadero inteligible. Esta conciencia también se define como presencia del entendimiento a sí mismo. pues mediante clla eí entendimiento no se está objetivando, no se convierte en un objeto. sino simplemente percibe su propio acta mientras actúa. Diriamos que aquí aparece la propia subjetividad como irreductible a objeto. b) Reflexio secunda: Es posterior a las dos operaciones del entendimiento y a la reffexio prima: en esta reflexio secunda cl entendimiento cierra los ojos al mundo externo y reflexiona sobre si mismo, auto- objetivándose, se pone a sí mismo y a las ideas que ha pensado como objeto de su conocimiento. Obviamente esta auto-objetivación o auto-conciencia del entendimiento respecto a si mismo, sólo puede ser parcial, pues la parte del entendimiento con la que tiene lugar el acto de auto- objetivación, por delinición queda fuera de esta objetivación. (cfr. 1 q.87, aa.l y 3) 3. Las aplicaciones de lo anterior para la teología son evidentes y sencillas. No se puede poner a la conciencia como lundamento de nada, pues es más bien algo que acompaña. Un acto no es más intenso por tener más conciencia de él. sino precisamente lo normal es que sca menos, por estar tratando de analizarlo al realizarlo. Por otra parte. dado que los actos propiamente sobrenaturales se dan mediante una seric de principios que escapan « nuestro conocimiento directo (la gracia y las virtudes), pretender que haya una conciencia (en cualquiera de los dos sentidos de reflexio) análoga a la que tenemos de los actos naturales es absurdo: como mucho tendremos indicios, nos moveremos por determinados resultados, y de ahí que lo importante sea no apartarnos de los medios objetivos para conocer la voluntad de Dios; precisamente por este motivo cs tan complejo lo referente a la discreción de espíritus y requiere la virtud de la prudencia. En realidad la misma noción de la caridad como amistad aclara mucho las cosas, pues al estar con la persona amada es absurdo entretenerse en analizar la conciencia que tengo de ello. Por otra parte, al hacer algo por caridad lo fundamental es que se den actos de caridad capaces de orientar el resto de la actividad, pero no se puede estar pensando continuamente en Dios si realmente queremos hacer algo por Él. aunque de vez en cuando (de nuevo según el orden de la prudencia) lo recordemos mediante un acto explícito de caridad. Si pretendemos tener presente explícitamente siempre el fin, nunca haremos nada en razón de ese fin porque la supuesta conciencia absorberá las fuerzas para hacer aquello que precisamente Dios queria de nosotros. o que debemos hacer conforme a su voluntad.