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El desarrollo histórico de Cuna se ha visto profundamente afectado por su situación geográfica, pues es una sala atravesada frente a una línea costera vital que alimenta la cuenca del caribe
Tipo: Monografías, Ensayos
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l desarrollo histórico de Cuba se ha visto profundamente afectado por susituación geográfica, pues es una isla atravesada frente a una línea costera vital que alimenta la rica cuenca del Caribe y que se extiende desde Florida a la Guayana. Colón la descubrió en su primer viaje (1492) y pronto se convirtió en punto de partida de las numerosas expediciones españolas a tierra firmemexicana y norteamericana. Durante los siglos xvi y xvn, no atrajo muchaatención imperial, pero su importancia comercial y estratégica aumentó en elsiglo xviii con la expansión de las flotas regulares entre España y sus coloniasamericanas.
La población indígena, descendiente de inmigrantes de las Antillas Me nores, apenas sobrevivió al primer siglo de colonización española. Aquí,como en otros lugares de América Latina, los conquistadores europeos acudieron a los negros africanos para que suministraran la mano de obra. Como consecuencia, Cuba se convirtió en una sociedad multirracial: según uncálculo, en el siglo xx, la población era un 40 por 100 negra, un 30 por 100blanca y otro 30 por 100 mestiza (incluidos orientales e indios).
Su economía languideció bajo las rígidas medidas mercantilistas de la co rona española, hasta que las reformas de Carlos III (1759-1788) proporcionaron el estímulo necesario para el crecimiento. El siglo xix contempló elsurgimiento de Cuba como fenómeno agrícola. Un breve auge cafetalero diopaso al cultivo del tabaco, que se volvió muy importante a mediados de siglo,posición que sigue manteniendo, ya que los puros de la isla continúan considerándose entre los mejores del mundo.
Pero la fuente de riqueza más importante, el producto que moldearía los contornos de la sociedad e historia cubanas, fue otro: la caña de azúcar.Su predominio comenzó en el siglo xvm y continuó a lo largo del tiempo.En 1860, Cuba producía cerca de un tercio (500.000 toneladas) del suministro mundial de este producto. La fuerza humana que abasteció este augeprovenía del espantoso tráfico de esclavos, que envió a más de 600.000 africanos encadenados a Cuba entre 1800 y 1865. La esclavitud se mantuvohasta 1886, más tiempo que en cualquier otro lugar de América Latina, salvo Brasil.
Así pues, el desarrollo económico de la isla ha sido el típico de la Amé rica tropical: una sociedad agrícola orientada a la exportación de un solo cultivo, basado en la esclavitud. Sin embargo, en otro aspecto fue atípica. Cuando faltaba menos de una década para el siglo xx, seguía siendo una colonia.Un intento independentista anterior había fracasado en la amarga guerra delos Diez Años (1868-1878), cuando los nacionalistas cubanos —que se levantaron contra los españoles— no lograron reunir a la elite y fueron lentamente desalojados por las tropas españolas.
Sin embargo, el control político español de la isla se estaba quedando anacrónico, ya que en la década de 1880 el comercio y la inversión se efectuaban ya casi exclusivamente con Estados Unidos. Los intereses comerciales de este país sobre la isla llevaron a numerosas ofertas para comprarla. Losespañoles se negaron una y otra vez, pero algunos cubanos prominentes estaban muy a favor de esta anexión. Mientras tanto, se la seguía atrayendo ala órbita estadounidense.
Un puñado de nacionalistas cubanos, que nunca habían aceptado su de rrota en 1878, huyeron al exilio y tramaron una nueva rebelión. El más famoso de ellos era José Martí, un elocuente poeta y abogado revolucionariocuyo largo exilio en Nueva York produjo la más memorable retórica cubana antiestadounidense. Una nueva revuelta por la independencia estalló en1895. Cuba se vio pronto envuelta en otra guerra feroz, en la que tanto losrebeldes como los españoles recurrían a la táctica de abrasar la tierra. Laguerra duró tres años. Los españoles apelaron a métodos brutales, como eluso de campos de concentración, para liquidar a los patriotas que participaban en guerrillas.
Dado su gran interés económico en Cuba, Estados Unidos no podía per manecer al margen de la batalla. La población estadounidense estaba excitadapor los relatos de la prensa sensacionalista acerca de la brutalidad española,y los dirigentes empresariales y religiosos demandaron el reconocimiento delos rebeldes. Alimentaban el impulso expansionista tanto quienes se veíanfavorecidos desde el punto de vista económico como quienes predicaban lamisión estadounidense de rescatar a los cubanos del desgobierno español.
Aunque el presidente McKinley resistió las presiones para intervenir, los acontecimientos le sobrepasaron. En abril de 1898, el navio estadounidense Maine
hizo explosión misteriosamente en el puerto de La Habana. Este he cho, que nunca se ha explicado de forma satisfactoria, barrió los últimos vestigios antibelicistas y el Congreso declaró de inmediato la guerra a España.La «espléndida guerrita» (como la llamó Teddy Roosevelt) duró sólo sietemeses. Los españoles mal pertrechados sufrieron una derrota humillante y noles quedó más remedio que otorgar la independencia a Cuba en diciembre de1898.
-Skidmore, Thomas y Smith, Peter, Historia contemporánea de América Latina.
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Historia contemporánea de América Latina
Cuba comenzó a disfrutar de su nueva posición bajo la ocupación militar estadounidense, lo que favorecía poco el desarrollo de un sentido sano de identidad nacional. Las autoridades estadounidenses licenciaron de inmediato alejército rebelde, con lo que desaparecía la única posible oposición armada asu gobierno. La ocupación fue un ejemplo de manual de lo que se consideróuna intervención «ilustrada». Los estadounidenses construyeron las tan necesitadas escuelas, carreteras, alcantarillas y líneas telegráficas. Pero todo erapara integrar más a los cubanos ya «civilizados» en su órbita.
El gobierno estadounidense no consideraba contradictorio presidir el surgimiento de Cuba como una nación independiente. Para él, las responsabilidades económicas, morales y políticas iban mano a mano. Se permitió alos cubanos, e incluso se los alentó, para que eligieran una Asamblea Constitucional, que redactó una carta magna en 1901. Pero Estados Unidos abrigaba dudas acerca de la capacidad del nuevo país para autogobernarse, así queforzó a los cubanos, contra su voluntad, a incorporar una enmienda (la Enmienda Platt), que le otorgaba el derecho de supervisar su economía, de vetosobre los compromisos internacionales y de intervenir en la política interna avoluntad. Esta provisión permaneció vigente hasta 1934 e hizo de Cuba unprotectorado estadounidense.
Su primer presidente, Tomás Estrada Palma (1902-1906), estaba a favor de la anexión completa por parte de Estados Unidos, lo que resultaba muycomún entre gran parte de la elite cubana, que veía pocas ventajas y ningúnfuturo para una Cuba independiente. Su disposición a permitir la invasiónyanqui despertó la amargura y la furia de los pocos nacionalistas que mantenían viva la llama del sueño de Martí acerca de una Cuba libre del dominioyanqui.
Estrada Palma obtuvo un segundo mandato mediante fraude electoral. La revuelta que siguió, encabezada por los liberales vencidos, propició unasegunda ocupación militar estadounidense (1906-1909), en la que se impusoun presidente interino, Charles Magoon, para que supervisara unas nuevaselecciones. Sin embargo, volvió a haber fraude y se repitió la intervención militar estadounidense en 1917. Todas estas intervenciones representaban oportunidades para que los intereses económicos estadounidenses afianzaran suposición en la economía cubana. El gobierno de la isla se ganó una reputación bien merecida de venal y corrupto; el sistema político cubano estabamuy lejos de haber generado el espíritu democrático que los idealistas estadounidenses pensaron que resultaría de su ocupación.
Cuba
Durante sus años como protectorado, la isla pasó por un gran auge del azúcar. En el siglo xix, había surgido rápidamente como una de las productorasde azúcar más eficientes del mundo, ayudada por los métodos de refinamiento al vacío modernos. A medida que aumentó la producción, el azúcarllegó a dominar la economía cubana y, finalmente, a tener un efecto duradero sobre la estructura de clases y las relaciones sociales.
A comienzos del siglo xx, como muestra la figura 8.1, Cuba producía va rios millones de toneladas de azúcar anuales: cerca de un cuarto del suministro mundial hacia la primera guerra mundial, un 10 por 100 más o menos deltotal durante los años de la Gran Depresión y casi un 20 por 100 después dela segunda guerra mundial. Durante todo este periodo, las exportaciones deazúcar supusieron aproximadamente el 80 por 100 de las divisas de la isla. Taldependencia de un solo producto situaba su economía en una posición muyvulnerable. Si la cosecha era pobre (como resultado del clima u otras condiciones) o la demanda era baja (como resultado de una recesión económica enotro lugar) o caían los precios (como resultado de un exceso de abastecimiento de otros exportadores), la economía cubana sufría. Las variaciones dela producción de 1920 a 1959, e incluso después, ilustran algunos de los peligros de esta situación.
Otro rasgo del auge azucarero fue la concentración de la propiedad, en especial en manos de los inversores estadounidenses. Desde la década de1870, la nueva tecnología, en particular ¿1 ferrocarril, estimuló una rápidareducción del número de trapiches (de 1.190 en 1877 a sólo 207 en 1899), apesar del incremento de hectáreas de caña. Al mismo tiempo, comenzarona extenderse las inmensas posesiones azucareras. Los cultivadores independientes, cuyos ingenios pequeños y medianos habían producido la mayoría dela caña hasta la década de 1870, empezaron a venderlos en número creciente a las grandes compañías del ramo. En 1912, éstas controlaban más del 10por 100 de toda la tierra cubana. Hacia 1925, el número de trapiches habíadescendido a 184 sólo y controlaban el 17,7 por 100 de la tierra cubana.
Esta concentración de propiedad de trapiches y tierra era el resultado na tural del modo en que se había producido el auge azucarero. Bajo el escudodel protectorado, los inversores estadounidenses aportaron su capital para laconstrucción de centrales modernas y la consolidación de las tierras productoras de caña. Las centrales de propiedad estadounidense producían sólo el15 por 100 del azúcar cubano en 1906, pero en 1928 su cuota ya alcanzabacerca del 75 por 100, gracias a que los propietarios cubanos no habían podido pagar los créditos concedidos; luego el número disminuyó y en 1950 seplantó en un 47 por 100.
La tecnología de la producción azucarera afectó a la fuerza laboral, así como a la propiedad y a la dirección. El cultivo requería gran cantidad demano de obra, en especial en tiempos de cosecha. La caña necesita ser re-
en las barriadas que se han vuelto características de muchas de las mayoresmetrópolis de América Latina: conocidas como colonias populares en México y favelas en Brasil, adquirieron en Cuba el adecuado nombre de «llega ypon». Sus residentes estaban acosados por la pobreza y las privaciones. En ladécada de 1950, cerca de un 40 por 100 de la población nacional vivía en lasciudades. Sólo un 40 por 100 de los residentes de clase baja tenía retrete dentro de la casa, sólo un 40 por 100 tenía algún tipo de refrigeración y más deuna docena de personas vivían en una sola habitación.
El contacto y la comunicación entre los elementos rurales y urbanos de la clase obrera acabaría teniendo un efecto decisivo en el curso de la historianacional, ya que permitió una especie de movimiento social de clase amplioy unificado, raro en América Latina. Es preciso señalar también que la Iglesia desempeñó sólo un papel secundario en la sociedad cubana y los sindicatos tuvieron una existencia precaria y esporádica. En otras palabras, lasperspectivas y conductas de las clases trabajadoras cubanas no se vieron condicionadas o controladas por instituciones existentes. Con el tiempo, los trabajadores estarían dispuestos para la movilización.
Mientras tanto, Estados Unidos consiguió cada vez más control sobre su economía. No sólo el capital estadounidense se apropió de la mayor parte delas plantaciones y las centrales, sino que Estados Unidos se convirtió con mucho en el mayor cliente de las exportaciones de azúcar cubanas, al soler comprar de un 75 a un 80 por 100 del total. Esto aportó una dimensión políticacompleja a la dependencia económica cubana hacia Estados Unidos. Por unlado, los inversores estadounidenses de la isla estaban a favor de las medidascomerciales que ayudaran a lograr una posición competitiva a su azúcar en elmercado estadounidense. Pero, por otro, los productores de remolacha azucarera estadounidenses, así como el resto de los inversores en la producción azucarera exterior no cubana, se oponían al favoritismo hacia las importaciones deazúcar de la isla. Para complicar más las cosas, los refinadores habrían deseado que se favoreciera las importaciones de azúcar sin refinar, mientras que losdueños de refinerías cubanas querían ese favoritismo sólo para las importaciones de azúcar refinada. Por todo ello, Cuba dependía de las decisiones estadounidenses sobre el destino de su principal industria. Y la política importadora de azúcar era siempre un tema de debate prolongado en Washington.
Nada más lograr la independencia, Cuba había firmado en 1903 un tra (^286) tado comercial recíproco que otorgaba a su azúcar una reducción del 20 por100 de los aranceles estadounidenses. A cambio, concedía a las exportacionesestadounidenses reducciones del 20 al 40 por 100 de sus aranceles. Durantelos treinta años siguientes, las relaciones comerciales entre ambos países sehicieron más estrechas, ya que, en la práctica, la economía cubana estaba integrada en la estadounidense y su moneda era intercambiable con el dólar.Era el Federal Reserve Bank de Atlanta el que realmente establecía la política monetaria de la isla, ya que las autoridades cubanas, en la práctica, habían entregado todo control sobre el movimiento de activos monetarios entre Cuba y Estados Unidos.
Historia contemporánea de América Latina
Cuba
El diligente inversor estadounidense en la isla bien puede haber sonreí do por su buena fortuna, al menos hasta el final de la primera guerra mundial. Su término había causado escasez de alimentos y todos los que se dedicaban a su producción, incluida Cuba, se encontraron sacando provecho deunas condiciones de compra de bienes cercanas al pánico. Luego sobrevinouna quiebra en 1920. En pocos meses, los precios del azúcar cayeron a menos de un quinto de los niveles máximos alcanzados en mayo de 1920 y enlos dos años siguientes su valor descendió a poco más de un cuarto del nivelde 1920. El declive continuó durante el resto de esa década y tuvo un efectodevastador sobre la economía, golpeando sobre todo a aquellos obreros rurales cuya existencia era precaria incluso en los buenos tiempos.
Con el derrumbamiento de la economía mundial en 1929-1930, Cuba se resintió de inmediato por su dependencia (en cierto modo involuntaria) deun socio comercial. El Congreso estadounidense, sometido a presión por losproductores nacionales de remolacha azucarera, aprobó en 1930 el arancelSmoot-Hawley, que gravaba con nuevas obligaciones el azúcar cubano. Estosólo aumentó la presión sobre la tambaleante economía azucarera, que secontrajo de forma abrupta. El único resquicio de luz llegó con la ascensión alpoder de Franklin Roosevelt en 1933, quien, con el Congreso democrático,propició la bajada de los aranceles y, mediante el Acuerdo de Comercio Recíproco de 1934, recortó los correspondientes a las importaciones de azúcarcubano, a la vez que Cuba aumentaba sus favores a las importaciones estadounidenses. También en 1934, el Congreso estableció cuotas fijas para losproveedores nacionales y extranjeros del mercado azucarero estadounidense.La cuota cubana fue de un 28 por 100 y permaneció, con algunas modificaciones, hasta 1960, lo que proporcionó a Cuba un acceso privilegiado a estemercado. También convirtió a la isla en objeto constante de chantaje económico o político. Más importante aún, la sujetó a la voluntad del Congreso estadounidense, que podía cambiar la legislación en cualquier momento. Lacuota era una bonificación económica y una responsabilidad política. Simbolizaba toda la vulnerabilidad que la «independencia» había llevado a Cuba enel periodo del dominio estadounidense.
En suma, la dependencia del azúcar produjo beneficios mezclados con desventajas para la economía y la sociedad cubanas. Brindó una considerableprosperidad a la isla, sobre todo durante los años de buena zafra, pero generó enormes desigualdades sociales y económicas. Atrajo la inversión exterior,pero colocó al país en una posición subordinada hacia la economía internacional y en especial la estadounidense. También creó una estructura socialvolátil en la que los elementos rurales y urbanos de una clase obrera despojada durante mucho tiempo mantenían una comunicación mutua. El vérticede la pirámide social no lo ocupaban los latifundistas residentes, como en lashaciendas clásicas, sino empresarios extranjeros o propietarios nativos quesolían vivir en La Habana: las clases altas estaban ausentes. Había una clasemedia considerable, al menos para los parámetros latinoamericanos, pero eraun estrato amorfo que carecía de cohesión y conciencia. Como una vez ob
servó el sociólogo Maurice Zeitlin, esta combinación de factores estaba destinada a tener su efecto: «La empresa a gran escala en el campo y la mezclade obreros industriales y agrícolas en las centrales azucareras impregnó mucho al país de valores y normas de conducta capitalistas, nacionalistas, seculares y antitradicionales. En este sentido, el país estaba
preparado
para su de
sarrollo y lo único que le faltaba era la revolución
Durante las décadas de 1920 y 1930, el gobierno cubano se contó entre losmás corruptos y brutales de la historia de la república. Gerardo Machado obtu v o la presidencia mediante elecciones en 1925 y pronto utilizó sus poderesejecutivos para hacerse invencible en las urnas. Sus medidas represivas y elcrecimiento de la oposición nacionalista, en especial entre los estudiantes ylos obreros urbanos, sacaron ^ relucir las realidades más desagradables delprotectorado estadounidense. Cuando golpeó la depresión mundial, la economía cubana orientada a la exportación sufrió mucho. El precio del azúcarse deprimió de nuevo y la economía se contrajo aún más. La renta total cayóen picado y se extendió el desempleo.
No faltaba voluntad política para explotar los apuros económicos. La oposición a Machado incluía una coalición de estudiantes, dirigentes obreros,reformistas de clase media y políticos descontentos, a quienes mantenía juntos el aborrecimiento a Machado y una aspiración común por una Cuba máshonrada y justa. Abundaban los complot armados. Los tiroteos irrumpíancon regularidad en la noche habanera. La policía y el ejército de Machadoabrumaban con más medidas represivas. Estados Unidos, tan atento a otrostipos de desviaciones de la democracia, permanecía impasible. La administración republicana de Herbert Hoover, debido a su supuesta identificacióncon la empresa, trataba de poner término a la era de gobernar el Caribe mediante los marines estadounidenses.
La victoria electoral de Franklin Roosevelt condujo a un activista a la Casa Blanca. Mientras Washington adoptaba una postura más crítica sobreMachado, los cubanos se hicieron cargo del asunto. La huelga general deagosto de 1933 ayudó a aguijonear al ejército para socavar al dictador, quehuyó de La Habana. Entonces la opinión comenzó a polarizarse abruptamente. Los jóvenes radicales, dominantes en el gobierno provisional, se unieron al ejército, al mando del sargento Fulgencio Batista. Esta alianza tomó elgobierno y alarmó al enviado de Roosevelt, Sumner Welles. El nuevo lídercivil era Ramón Grau San Martín, médico y profesor (el único miembro dela universidad que votó en contra de otorgar a Machado un grado honorario)y durante mucho tiempo héroe de la izquierda estudiantil, con quien se alineó invariablemente. Se formaron «soviets» y después se ocuparon fábricas ygranjas. El nuevo gobierno proclamó una revolución socialista.
A Washington le preocupó profundamente el pronunciado giro izquier 288
Historia contemporánea de América Latina
Cuba
dista que había tomado su protectorado. Frente a las costas cubanas se estacionaron barcos de la flota estadounidense; parecía cercana una intervenciónal viejo estilo. Pero un nuevo hombre fuerte, ávido por seguir la fórmula cubana para lograr poder y riqueza, ya estaba en escena. A una señal de Estados Unidos, Batista echó con facilidad a Grau y los radicales. Pronto se acordó un presidente que resultara aceptable para Washington, y los radicales,nacionalistas y reformistas observaron con amargura cómo la política cubanavolvía a lo habitual. La hegemonía estadounidense era tan cierta que Washington no puso dificultades para consentir revocar la Enmienda Platt en1934. La base naval en Guantánamo, por ejemplo, no resultó afectada.
Durante los siguientes veinticinco años, la política cubana fue dominada por Fulgencio Batista. Entre 1934 y 1940, rigió su país mediante presidentesde guiñol; gobernó de forma directa de 1940 a 1944 y luego se quedó tras elescenario, mientras el antiguo radical Grau San Martín volvía a la presidencia (1944-1948). Quedaba poco del Grau idealista y el espectáculo de su descenso al submundo de la corrupción política sólo agudizó el descontento y lafuria moral que consumía a radicales y nacionalistas. Su sucesor, otro hombre de paja de Batista, fue Carlos Prío Socarrás (1948-1952). El mismo Batista retomó las riendas presidenciales con un golpe y desde entonces gobernó con poderes dictatoriales (1952-1959).
En realidad, la política cubana riíanifestó pocos cambios entre 1934 y
Nacido en 1927, Fidel Castro era hijo de un emigrante español que representaba una vieja tradición cubana: era el heredero de un peninsular que había «hecho las Américas», según lo expresaban los españoles desde el sigloxvi. Pero a este hijo de emigrante no le interesaba disfrutar de la vida con-
miserable. Los rebeldes se interesaron mucho por el destino de estas gentesporque necesitaban su apoyo para sobrevivir en ese medio. Era el primerprincipio de la guerrilla: lograr la simpatía de los lugareños, no sólo por lasprovisiones, sino también para que no los delataran a las autoridades.
Sin embargo, la partida rebelde seguía siendo sobre todo de clase media. Se les unieron unos cuantos campesinos, pero nunca en gran número ni alcanzaron posiciones de mando. Esto no resulta sorprendente. La mayoría delas revoluciones de la historia han sido dirigidas por miembros de una con-traelite, lo que no quiere decir que no fuera importante la participación y elapoyo de los campesinos. Pero los orígenes y mandos del movimiento cas-trista eran de la clase media. Las direcciones que tomó con posterioridad sonotro asunto.
La guerra de guerrillas es solitaria y peligrosa. Mes tras mes, durante todo 1957, los rebeldes consiguieron lo esencial: sobrevivir. Pero no lograronenfrentarse de forma seria al enemigo. En diciembre, Fidel estaba desanimado. Su estrategia se había basado en esperar el alzamiento de las ciudades,pero tenía muy poco control sobre ese frente. ¿Cuánto tiempo podían esperar en las montañas?
A comienzos de 1958, hubo algunos signos alentadores. En febrero, el obispo de Cuba emitió una carta pastoral apelando por un gobierno de unidad nacional. En marzo, el gobierno estadounidense, sometido a presión porproporcionar armas al régimen represivo de Batista, estableció el embargodel envío de armas a ambos contendientes. Ello constituía un bofetón político para Batista, ya que significaba la pérdida parcial de legitimidad del gobierno establecido.
Una vez que no logró materializarse la huelga general programada para abril de 1958, Fidel decidió cambiar su estrategia. Las guerrillas debían volverse más agresivas. Este fracaso huelguístico también convenció a Batista deque debía dar un paso y el ejército lanzó una «campaña de liquidación» al messiguiente. Fue un desastre. Todas las unidades del ejército fueron capturadas,junto con los códigos secretos y muchas municiones. Hacia agosto, el ejércitohabía abandonado las montañas, vencido por carecer de mandos y entrenamiento adecuados, y por la inteligencia y empeño superiores del lado rebelde.
Durante todo el resto de 1958, bramó una guerra de guerrillas feroz. No hubo batallas formales ni oleadas de campesinos enfrentándose a los soldados de Batista. Era una guerra de atacar y esconderse, con bombardeos, sabotajes y acoso. Batista respondió con el terror. Como rara vez podía atrapara las guerrillas, envió a sus secuaces contra los estudiantes y la clase mediasospechosa de mantener vínculos con el Movimiento del Veintiséis de Julio.Al hacerlo, aumentaba con rapidez el apoyo a Fidel. Era la táctica clásica dela guerrilla: incitar al gobierno impopular a tomar medidas represivas, queluego servirían para reclutar nuevos rebeldes contra el gobierno.
Batista comenzó a perder su respaldo. Como dictador, su mejor carta ha (^292) bía sido siempre su habilidad para mantener el orden, que ahora estaba desapareciendo. Añadido a la frustración y la furia del ejército y de la policía
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estaba el hecho de que nunca podían prender al enemigo. No estaban preparados para esa clase de movimiento clandestino que podía eludir su red deinformantes regulares. La tortura y ejecución sólo producían nuevas adhesiones rebeldes.
En noviembre, Batista llevó a cabo unas elecciones presidenciales, pre sentando un nuevo candidato con la esperanza de que su desaparición del escenario mejorara la situación. El resultado fue una señal dramática de que elgobierno había perdido el apoyo público: la mayoría de los votantes se abstuvieron. Era el acontecimiento político para el que habían estado trabajando los rebeldes. Batista maniobró a la desesperada para mantener el menguante apoyo de la administración Eisenhower. Pero Estados Unidos, al igualque en el caso del dictador Machado en 1933, consideraron ahora que susenormes intereses cubanos estaban en peligro por los excesos del dictador rapaz y brutal. Batista había agotado su tiempo.
El dictador no deseaba pelear por una causa perdida hasta el final, ya que podía ver cómo se reducía su poder día tras día. Su ejército y policía eranodiados y escarnecidos. Había perdido todo apoyo de Washington y el paísestaba tan convencido de su caída, que la economía cada vez se desorganizaba más, mientras empresarios y banqueros esperaban lo inevitable. De improviso, en Nochevieja, convocó una reunión de sus consejeros, designó unpresidente que le sucediera y despegó en un avión cargado de familiaresrumbo a la República Dominicana. El camino había quedado libre para laentrada triunfal de Fidel en La Habana.
La guerra de guerrillas había sido tan salvaje, la represión tan feroz, el desarrollo tan largo, que la salida repentina de Batista tomó por sorpresa alos rebeldes. Las multitudes corrían libres en las ciudades, sobre todo en LaHabana. Las banderas blancas y rojas del Movimiento del Veintiséis de Julioondeaban por todas partes.
Euforia
es la única palabra que puede describir el sentir de La Habana en los
primeros días de 1959. Fidel se había convertido en un héroe genuino. Lacuestión que ahora ocupaba las mentes de la clase media cubana, de los obreros, campesinos e inversores extranjeros, del embajador estadounidense y deotros observadores era de qué clase de revolución se trataría.
Fidel entraba en un vacío político. La guerra civil no sólo había desacre ditado a Batista, sino que había ensuciado a toda la clase política, a todos susmiembros, en mayor o menor grado, comprometida con el dictador. A pesarde la importancia de los conspiradores urbanos, que habían utilizado tácticasheroicas contra el ejército y la policía en la segunda mitad de 1958, el impulso estaba ahora en manos de los hombres de Sierra Maestra, vestidos con susuniformes verdes de faena. El poder visible era el ejército rebelde y desde entonces iba a continuar siendo una institución política clave.
El principal asidero de Fidel, aparte de su formidable don de liderazgo, era el deseo desesperado de cambio que existía entre sus conciudadanos cubanos. Los más desamparados, los pobres rurales, nunca habían contado paranada en el sistema electoral. Las clases obreras de las ciudades y los pueblostenían algo más de peso. Pero el sector social más inquieto y más importante era la clase media, de donde había surgido el liderazgo del movimiento enfiguras tales como Fidel y Raúl.
Esta clase estaba preparada para recibir un nuevo mensaje político. En primer lugar, estaba asqueada del antiguo cuadro político y sentía repulsapor los dictadores (Machado, Batista) que Cuba producía con regularidad.En segundo lugar, había sido impulsada por los llamamientos hacia una justicia social mayor. Y, por último, anhelaba una Cuba más independiente, esdecir, más libre de Estados Unidos. ¿Podía haber una Cuba nacionalista queno fuera antiestadounidense? En teoría, quizás; pero en la práctica, toda afirmación de dignidad nacional cubana estaba predestinada a colisionar con lapresencia yanqui.
Durante 1959 se escenificó la revolución. A pesar de todo su heroísmo, Fidel llegaba como un político desconocido. El gobierno comenzó como untriunvirato. Manuel Urrutia era el presidente, José Miró Cardona, el primerministro y Fidel, comandante en jefe de las fuerzas armadas. La ilusión de unmando colegiado se derrumbó en febrero, cuando Miró Cardona renunció enprotesta por su falta de poder real. Fidel asumió su puesto, anticipando loque estaba por venir.
La primera crisis política importante surgió sobre qué hacer con los oficia les batististas capturados, responsables de lo peor de la represión. Los revolucionarios recurrieron a procedimientos arbitrarios en el trato de sus víctimas,apelando a los sentimientos de «justicia ordinaria» para legitimar sus ejecuciones. En los seis primeros meses de 1959, se condenó a muerte a unas 550 personas, tras ser juzgadas por varios tribunales revolucionarios. Estas ejecuciones,acentuadas por gritos de ¡al paredón!, preocuparon a los liberales cubanos y asus simpatizantes del exterior, especialmente de Estados Unidos.
En abril de 1959, Fidel partió rumbo a Nueva York, donde iba a visitar la sede de Naciones Unidas. El viaje era de una importancia política extrema, yaque la opinión pública estadounidense era crucial para los acontecimientos cubanos. Desde el punto de vista de Fidel, probablemente la visita fue un éxito.Consiguió proyectar la imagen de un reformista nacionalista que se oponía confuerza a la intervención extranjera, pero que tampoco era comunista. Tuvomucho cuidado en mantener sólo un contacto distante con el gobierno estadounidense (el presidente Eisenhower rehusó toda reunión y fue el vicepresidente Richard Nixon quien tuvo que recibir al revolucionario barbudo), mientras cultivó con esmero los centros elitistas de opinión, haciendo, por ejemplo,una aparición triunfal en el Harvard Stadium. Recalcó la necesidad de una reforma radical en Cuba, en especial de una reforma agraria. ¿Quién que conociera la agricultura cubana podía estar en desacuerdo?
Regresó a la isla para poner en práctica su medida más radical hasta la 294
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iecha: la Ley de Reforma Agraria del 17 de mayo de 1959, que eliminaba laspropiedades desmesuradas, al expropiar las posesiones con más de 400 hectáreas de tierra cultivable, cuya indemnización se pagaría en bonos de divisacubana en proporción al valor declarado en los impuestos de 1958 (deliberadamente por debajo del valor real, como era la costumbre). Desde ese momento, no se permitiría a ningún extranjero poseer tierra agrícola. Las tierrasexpropiadas se repartirían entre los pequeños propietarios privados y las cooperativas. Se creó un Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA)para llevar a la práctica esas medidas de largo alcance. Las críticas dentro yfuera de Cuba comenzaron a hacer surgir la alarma. ¿No era un primer pasopara el comunismo? ¿No había nombrado Fidel a un comunista, Núñez Jiménez, como director del INRA?
La polarización política se agudizó en junio de 1959. Fidel anunció el des cubrimiento de una conspiración contra la revolución. Los no comunistas quehabían apoyado el derrocamiento de Batista comenzaron a alarmarse de forma creciente. Un antiguo presidente del Senado atacó la reforma agraria ypidió las elecciones que Fidel había prometido. Ese mismo mes, más tarde, eljefe de las fuerzas aéreas, el comandante Pedro Díaz Lanz, renunció en protesta por la supuesta influencia comunista en el ejército. Luego huyó a Estados Unidos y apoyó la historia de que Fidel era comunista. Tales defeccionesfortalecieron a los elementos anticastristas que crecían en Estados Unidos.
En julio, Fidel representó lo que iba a ser un drama habitual en la Cuba revolucionaria. Renunció a su cargo en medio de lo que describió como unacrisis política ocasionada por la renuncia del presidente Urrutia, a quien Fidel había acusado de secundar a Díaz Lanz en una conspiración contra la revolución. A continuación hubo enormes reuniones en La Habana, en las quelas multitudes aleccionadas con todo cuidado pidieron el regreso de Fidel,que se doblegó a su voluntad.
Ahora se encontraba en una posición con la fuerza suficiente como para hablar del delicado tema de las elecciones y prometió que no habría más almenos durante cuatro o cinco años.
Se estaba urdiendo un caso que para muchos se convertiría en la marca de la radicalización de la revolución. El comandante Huberto Matos, uno de losaliados políticos más antiguos de Fidel y revolucionario veterano, decidió romper con la línea castrista. Renunció a las fuerzas armadas y envió una carta atacando el aumento de la influencia comunista. La respuesta de Fidel fue inmediata. Lo encarceló y movilizó una enorme campaña propagandística contra élcomo traidor a la revolución. Durante la siguiente década y media, Matos permaneció en prisión, como el símbolo supremo del desviacionismo revolucionario para el régimen fidelista. Para muchos observadores extranjeros, Matos siguió siendo la víctima más esencial de la represión de tipo estalinista.
En los meses que quedaban de 1959, la política cubana se hizo más an tiestadounidense. A diario había acusaciones de conspiraciones para invadirla isla apoyadas por los yanquis con el propósito de restaurar a Batista. Sinninguna duda no eran acusaciones caprichosas. Los exiliados habían comen
dirección del gobierno. La Iglesia, aunque nunca había sido fuerte en el siglo xx, fue observada de cerca y los revolucionarios lanzaron frecuentes ataques sobre los «sacerdotes extranjeros reaccionarios». En 1961, el gobierno nacionalizó todas los colegios privados, con lo que suspendió uno de los papeles eclesiásticos más importantes antes de la revolución.
La revolución determinó la creación de nuevas instituciones en lugar de las antiguas. Fidel parecía estar en todas partes. La movilización era el tema inexorable: movilización contra los invasores, movilización contra los problemas sociales y económicos internos,
lodos los cubanos se convertirían en
guerrilleros. Para lograr este objetivo, se creó una milicia enorme: a finales de 1960 abarcaba 500.000 personas de una población total de 6,7 millones. Después de todo, era una vía evidente para organizar la nueva Cuba. Y nadie podía dudar de la identidad de su comandante en jefe.
El único partido político que sobrevivió a la transición revolucionaria fue el Comunista. Nunca había sido miembro y durante todo el año 1959 Fidel evitó cualquier identificación personal con él. Pero también dejó claro que el anticomunismo se consideraría anturevolucionario. A medida que transcurría el año, se inclinó cada vez más hacia miembros del partido para que se ocuparan de ámbitos tales como la reforma agraria. Sin embargo, su participación creciente no amenazó el control efectivo de Fidel sobre éste.
Lo que preocupaba a la mayoría de los cubanos no era la estructura po lítica, sino el modo en que la revolución cambiaría sus vidas. En este punto, Fidel y sus compañeros guerrilleros mantuvieron su mirada fija en los pobres, en especial los rurales. Los revolucionarios estaban determinados a atacar el legado de la Cuba corrupta y capitalista: analfabetismo, enfermedad, malnu- trición y dilapidación de viviendas. Una cruzada de un año durante 1960 redujo los índices de analfabetismo a la mitad (su índice de analfabetismo de un 25 por 100 en 1959 ya era bajo para los parámetros latinoamericanos) y desde entonces casi ha desaparecido. Al notar la dirección que tomaba la revolución, los ricos (y muchos de la clase media) comenzaron a huir y el gobierno se quedó con unos bienes caídos del cielo: los que habían abandonado los refugiados — casas, oficinas, granjas— que el Estado pudo distribuir.
En un paso típicamente populista. Fidel comenzó su gobierno congelan do los precios y ordenando unas importantes subidas salariales (medida también tomada por Perón en 1946 y Allende en 1970), lo que condujo a una borrachera de compras, pero pronto desaparecieron
las existencias. Batista
había dejado 500 millones de dólares en reservas de divisas, pero se gastaron en seguida, especialmente en petróleo. Así que la era de la aparente redistribución indolora había terminado a finales de 1959. En 1960 los cubanos descubrieron el coste de las medidas nacionalistas e igualitarias de la revolución. Sin embargo, por una vez en su historia se habían erradicado las enormes desigualdades del sacrificio.
Pero también aumentó el número de desertores. La mayoría atacaba a (^298) las guerrillas por haber traicionado la esperanza de elecciones rápidas. En su lugar, acusaban, Fidel y su camarilla estaban guiando a Cuba hacia el totali-
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tarismo comunista. Probablemente la mayoría era sincera, pero quizás algunos pensaron que era la mejor táctica para estimular a Estados Unidos.
Algunas personas del gobierno estadounidense necesitaban pocos alientos. A finales de 1959, una facción de línea dura de la CIA y el servicio de información militar consideraron a Fidel un obstáculo soviético con el que habíaque tratar de forma directa. La CIA comenzó a formular una serie interminable de conspiraciones muchas veces grotescas, como hacerle llegar un puroexplosivo. Todas se encaminaban a distorsionar o sabotear el nuevo gobierno. En todas participaban los exiliados cubanos, que inundaban Miami. Enello residía una de las mayores vulnerabilidades de la CIA: trabajar con exiliados hacía cuestionable la seguridad. El aparato de espionaje de Fidel, asistido pronto por el soviético que contaba con mayor experiencia, cultivó suscontactos de Miami y neutralizó gran parte de la laboriosa conspiración estadounidense.
La estrategia más obvia para Washington era apoyar una invasión a Cuba de los exiliados. De ese modo había arribado a la isla José Martí en 1895 y erala estrategia habitual de la política caribeña en el exilio. Desde finales de 1959,la CIA había estado organizando a los exiliados anticastristas. En julio de 1960,el propulsor de la invasión de exiliados, Richard Bissell (de la CIA), convenció al presidente Eisenhower para que aprobara el entrenamiento de una fuerza invasora. A partir de ese momento, Bissell, un intelecto formidable y un burócrata luchador, se convirtió en un excelente abogado de la invasión.^ )L a «firmeza» de la política estadounidense hacia la Cuba revolucionariase'convirtió en el tema de la campaña presidencial de 1960 que ofrecieron elvicepresidente de Eisenhower, Richard Nixon, y un senador de Massachusetts poco conocido, John Fitzgerald Kennedy. En su primer debate televisado, Kennedy tomó una postura más agresiva hacia Cuba que Nixon, quienconocía el plan de invasión y no deseaba comprometerse.
Fue Kennedy, el candidato ostensiblemente más duro, quien ganó la pre sidencia y heredó el «problema cubano». Eisenhower rompió las relacionesdiplomáticas en enero de 1961, en respuesta a la demanda de Fidel de que redujeran su embajada en La Habana de forma drástica. En abril, todavía carente de experiencia en asuntos exteriores, Kennedy se vio presionado paraaprobar una invasión de los exiliados de Cuba. Deseoso de cumplir con sudeber anticomunista, pero temeroso del posible efecto en la opinión públicamundial, el nuevo presidente era un mar de dudas. Por fin, dio su visto bueno, pero pidió que no hubiera una participación estadounidense identificable:sobre todo, que no hubiera participación de las fuerzas estadounidenses encombates. Era una preocupación irónica, dado el papel decisivo de la CIA,que afectaría en los acontecimientos.
Como los rumores aumentaban, una fuerza invasora se dirigió a Cuba en abril de 1961. La operación resultó un fracaso desde el principio. Tras un debate interminable, el presidente Kennedy redujo la cobertura aérea a los exiliados y vetó el uso de cualquier avión estadounidense. Los invasores se encontraron en un punto mal escogido de la costa sur, en Bahía de Cochinos,
que dio la casualidad de que Fidel conocía bien. Los exiliados estaban muydesorganizados. Los esperados alzamientos, que supuestamente paralizaríana los defensores cubanos, nunca se produjeron. Las defensas de la isla resultaron más que adecuadas. Las brigadas invasoras fueron capturadas de inmediato. Nunca tuvieron la oportunidad de poner en práctica su táctica deretirada: dirigirse a las montañas y montar una operación de guerrillas.
Bahía de Cochinos no pudo haber sido un triunfo mayor para Fidel y los revolucionarios. Estados Unidos por fin había mostrado sus intenciones hacia lo que Fidel siempre había mantenido: un deseo de retrasar los relojes enCuba. Aunque la CIA había tratado de desechar a los personajes batististasmás ofensivos, entre los invasores se incluían más de unos cuantos que habían estado a su servicio. Fidel y sus seguidores se valieron de esos nombrespara probar que Estados Unidos quería restaurar al dictador desacreditado.
La invasión fallida marcó una línea divisoria en las relaciones de Cuba y Estados Unidos. La estrategia más evidente de Washington había fracasado.Cuba no sería la Guatemala del Caribe. ¿Qué opciones le quedaban a Estados Unidos? Muy pocas. Ahora el asunto había trascendido al ámbito de lassuperpotencias. En julio de 1960, Kruschev había blandido los misiles soviéticos en defensa del socialismo cubano. En abril de 1961, Cuba no necesitóde la ayuda soviética para repeler a los protegidos de la CIA. ¿Pero pararíanaquí los estadounidenses?
Los soviéticos acordaron que debían respaldar su amenaza colocando mi siles en Cuba. La decisión tomó por sorpresa a casi todos. ¿Por qué queríancolocar misiles de alcance medio a las puertas de Estados Unidos cuando losde largo alcance podían alcanzarlo con facilidad desde sus puestos de lanzamiento soviéticos? No obstante, los rusos siguieron adelante y en octubre de1962 instalaban bases de misiles de alcance medio en Cuba. Era un desafíosin precedentes al equilibrio del poder militar. Estados Unidos pidió a laUnión Soviética que los retirara, bajo la sanción de una cuarentena naval atodos sus envíos militares a la isla. El mundo parecía inclinarse del lado de laguerra nuclear. Tras un intervalo fatídico, Kruschev accedió y los misiles seretiraron.
La confrontación entre superpotencias en el Caribe tuvo implicaciones fatales para Cuba. En primer lugar, no se consultó a Fidel en ningún momento, con lo que el resultado fue que Cuba se convirtió, a ojos de AméricaLatina, en un satélite soviético en asuntos esenciales de seguridad. En segundo lugar, los soviéticos retiraron sus misiles sólo porque Washington prometió (en secreto) que no invadiría la isla. Este fue el resultado que pasó más .inadvertido y que fue menos entendido de la crisis de los misiles: Rusia ha-
j
bía forzado a Estados Unidos a permitir que continuara el experimento socialista cubano.
Cuando Fidel se declaró marxista-leninista en diciembre de 1961, sus pa (^300) labras se consideraron como un anticlímax. No importaban sus confesionesideológicas, continuaba siendo la personalidad más dominante con mucho dela revolución.
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Tras rechazar la invasión de Bahía de Cochinos en 1961, los revolucionariosse concentrarían en las tareas económicas que afrontaba la nueva Cuba. Elhecho central era que su economía giraba alrededor de la exportación deazúcar, en especial a Estados Unidos. Los revolucionarios estaban determinados a cambiar esa dependencia humillante. El principal factor fue ErnestoChe Guevara, el médico-guerrillero argentino y el teórico más creativo de losrevolucionarios.
Guevara elaboró un Plan de Cuatro Años que abogaba por la diversifi cación agrícola (restando importancia al azúcar) y la industrialización (manufacturas de bienes de consumo ligeros). Cuba lanzó su ambicioso plan enmedio de una gran fanfarria. La revolución rompería la opresión de una economía de exportación de un solo producto.
En 1962 los resultados ya habían sido desalentadores. En parte, Guevara y sus jóvenes planificadores cosechaban las tempestades de las miopes medidas de 1959-1960. Se habían agotado los suministros de bienes de consumo,no había reserva de divisas y había escasez por todas partes. Lo que era aúnpeor, la producción azucarera se había hundido. En 1961, los cubanos habíanproducido 6,8 millones de toneladas de azúcar, la segunda mayor cosecha enla historia cubana. Esta producción disimuló solamente el desentendimientodeliberado que el gobierno mostraba hacia este producto. Parecieron dar porhecho que debía ser así. Se dejaron sin arar los cañaverales, se retrasaron lasplantaciones y se olvidaron las fertilizaciones. En 1962, la cosecha cayó a 4,8millones de toneladas y en 1963 fue sólo de 3,8 millones de toneladas, la máspequeña desde 1945. Resultó desastroso para los ingresos por exportación.
El impulso industrializador tampoco iba bien.£uba carecía de las materias primas y la experiencia necesarias para la industrialización, incluso en bienesligeros.;Desde 1960, Estados Unidos había puesto en vigor un embargo económico estricto contra la isla y había presionado a todas las empresas estadounidenses (y a sus filiales europeas y latinoamericanas) para que interrumpieran su comercio con ella. Este embargo la forzó a depender en gran medidade Rusia y el bloque del Este para el equipamiento. La dirección iba a provenir de las burocracias planificadoras altamente centralizadas, a semejanza delos modelos soviético y checo. El esfuerzo fue ineficaz y caro. Ni siquiera losrusos parecían capaces de suscribir una utopía socialista en el Caribe.
A mediados de 1963 los soviéticos se plantaron. Los cubanos debían ami norar el impulso industrializador y mejorar su planificación. Tenían que reconocer la ventaja comparativa con que contaban: el azúcar. Los responsables políticos de la isla se desplazaron en esa dirección, no sólo debido a lapresión soviética, sino porque consideraron que se necesitaba un cambio.Che Guevara renunció, confesando sus errores. Fidel, siempre tomando lainiciativa, se adhirió al azúcar que tan recientemente había desdeñado. En1963 anunció que en 1970 (más tarde conocido como el «Año del Esfuerzo
Cuba. La Habana se había descarriado considerablemente de la línea marcada por Moscú para exportar la revolución.
En 1968 Fidel se retractó de la línea guevarista. Ya había habido signos de que el Che no contaba con el apoyo pleno de La Habana durante su desafortunada campaña en Bolivia. Con su respaldo a la invasión soviética deChecoslovaquia en 1968, Fidel señalaba un retorno a la ortodoxia soviética.Luego comenzó a restar importancia a la exportación de la revolución. A pesar de la heroica muerte del Che, las nuevas medidas sugerían que quizás hubiera sido en vano.
Sin embargo, en el frente interno las medidas guevaristas continuaron in tactas. La primavera de 1968 contempló la «ofensiva revolucionaria». Lo quequedaba del sector privado se nacionalizó, se subordinó el consumo a la inversión y se exhortó a los cubanos a darlo todo para alcanzar el objetivo omnipresente de los 10 millones de toneladas de azúcar en 1970.
Llegó el año mágico y toda Cuba se movilizó para cortar caña. Hasta los marineros soviéticos de visita, para el sobresalto de muchos, fueronarrebatados de los muelles para empuñar machetes. Todo se sacrificó paraenviar mano de obra a los cañaverales. Al darse cuenta de que el objetivoestaba distante, las autoridades dejaron algo de la cosecha de 1969 en loscampos con la esperanza de mejorar la cifra de 1970. Durante la recogida,trataron de cortar hasta la última brizna, pero no sirvió de nada: la zafra alcanzó sólo 8,5 millones de toneladas. Era un total prodigioso, el mayor dela historia cubana, pero también podía haber sido la mitad de esa cantidad.Demasiada propaganda, demasiadas promesas. Todo el destino de la revolución había parecido depender de la balanza en los molinos de azúcar. Fueun golpe mortal para la filosofía «voluntarista» del Che y el coste psicológico fue enorme. Pero Fidel, siempre inventivo, estaba a punto de volver acambiar la política.
El fracaso del esfuerzo para lograr los diez millones de toneladas facilitó el cambio de Fidel. Todos pudieron ver que el modelo «idealista» había fallado. El 26de julio de 1970, Fidel lo confesó todo. En un discurso maratónico, Castro pusosobre sus espaldas la responsabilidad de la cruzada quijotesca para conseguiruna cosecha impresionante. Ofreció su renuncia, pero las multitudes gritaronque no. El fracaso económico fue borrado por el teatro revolucionario.
Entonces la política cubana se volvió más pragmática. En primer lugar, (^304) iba a haber unos nuevos sistemas de gerencia y planificación que suponíanuna mayór descentralización y utilización de los «beneficios» como una basepara la toma de decisiones. En segundo lugar, se iba a dar al sector privadoun papel mayor en la agricultura y los servicios. En tercer lugar, la paga se ligaría ahora a la producción, con recompensas por las habilidades necesarias.Por último se incrementaría la interacción económica con Occidente.
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Esta política económica más convencional iba acompañada de un cambio en la institucional. Se fortalecía al Partido Comunista y se reestructuraban lossindicatos y otras organizaciones de masas, a las que se otorgaría un papel mayor. Este paso hacia una mayor «ortodoxia» (es decir, un parecido más estrecho con la práctica soviética) también afectó a la cultura. Los controles centralistas sobre la educación y los medios de comunicación se fortalecieron.
Fidel empezó a parecerse a Kruschev por su mayor oscurantismo. A co mienzos de 1971 lanzó un ataque furioso contra «los antiguos amigos» de larevolución que le habían acusado de que su régimen personalista estaba conduciendo a Cuba hacia la destrucción económica. Uno era el agrónomo francés René Dumont, que atribuía los fracasos agrícolas cubanos a la egomaníade Fidel y a la militarización sin orden ni concierto de la economía cubana.Otro crítico, el húngaro K. S. Karol, era más devastador debido a que teníaun conocimiento más profundo del pensamiento marxista y experiencia comunista para medir las limitaciones de Fidel.
También a comienzos de 1971 Fidel aplicó medidas estrictas a la escena artística cubana, deteniendo al escritor de fama internacional Heberto Padilla. Parece que bajo coacción, se le obligó a confesar crímenes contra la revolución. Más tarde repitió su mea culpa ante una conferencia de escritores,que dio el tono para un modelo más severo de lealtad política, que desde entonces se esperó de todos los artistas de la Cuba revolucionaria.
Parte integrante de este cambio político fue una aproximación creciente a la Unión Soviética, lo que significó una mayor conformidad con sus modelos de toma de decisiones económicas y políticas. Era algo subyacente desde1968, pero el giro en la política interna hizo la postura general de Cuba másconsistente. La experimentación radical había terminado y llegaba la lógicainevitable: la enorme dependencia económica y militar cubana de los soviéticos. Fidel se había convertido en un aliado fiel de la URSS en el TercerMundo. Habían desaparecido los duros ataques a los partidos comunistasortodoxos. Cuando comenzaron los años setenta, la Revolución cubana seaproximaba al modelo soviético mucho más que lo hubiera hecho nunca.
Cuando entraba en los años ochenta, no había ninguna duda de que las antiguas guerrillas habían creado una nueva sociedad. Habían contado conmás de dos décadas para educar y entrenar a nuevas generaciones en el compromiso con un ideal igualitario y comunitario. Habían podido formar a suspropios técnicos, con la ayuda soviética y de la Europa del Este, para reemplazar a los cuadros que habían huido de la radicalización del régimen. Habían tenido tiempo para hacer de Cuba una formidable fuerza de combate.Ningún supuesto luchador por la libertad futuro sería capaz de repetir laproeza del
Granma.
Cuba también había establecido una dependencia económica extrema de la URSS, que recordaba mucho a la que había mantenido en otro tiempo conEstados Unidos. Este estimó la asistencia económica soviética a la isla en1989 en 4.200 millones de dólares. Aunque era difícil calcular el total exacto,probablemente fue equivalente a un cuarto del producto nacional bruto cu-
baño. La integración del comercio, tanto de la importación como de la exportación, en el bloque del Este se aproximaba a la situación anterior respecto a Estados Unidos. ¿Había simplemente cambiado un estigma dedependencia por otro? En el sentido más aparente, la respuesta debía serafirmativa. No obstante, los lazos con la Unión Soviética no ocasionaron lapropiedad directa que había generado la reacción violenta contra la penetración económica estadounidense hasta 1959.
Sin embargo, por debajo de las estadísticas había más cuestiones apre miantes. ¿Cuáles eran las consecuencias de su nueva dependencia? Sabemosque Fidel se había hecho eco de la denuncia soviética contra Solidaridad enPolonia («los antisocialistas y contrarrevolucionarios») y elogiado la intervención soviética contra «los salvajes actos de provocación, subversión e interferencia contra la revolución» en Afganistán. Cuba envió más de 30.000soldados y personal de servicio social para apoyar a regímenes pro soviéticosen países africanos como Angola y Etiopía. ¿Pero cuáles fueron las implicaciones más hondas para la sociedad cubana? La profunda revolución socialhabía sido posible sólo gracias a la protección militar y la ayuda económicasoviéticas. Sigue sin aclararse si los cubanos tuvieron más poder de negociación con Moscú que el disfrutado con Washington en otro tiempo, ya que lasrelaciones soviético-cubanas se dieron en un secreto mucho mayor que el delas anteriores con Estados Unidos.
La revolución ha producido muchos cambios en la isla. Para quienes ha bían vivido con pocas esperanzas en la Cuba capitalista, mejoró mucho el ni-^ e l de vida. Sus mayores triunfos han sido cubrir las necesidades humanasbásicas. Se ha desterrado el analfabetismo y se ha creado un amplio sistemaeducativo, en cuyas enseñanzas hay un alto grado de ideología para inculcarlos nuevos valores socialistas. Se ha extendido a los sectores más bajos laatención médica básica, en especial la medicina preventiva. La formaciónmédica se ha adaptado a la salud pública. Se ha garantizado la distribuciónde alimentos, siempre uno de los reflejos impactantes de la desigualdad social, mediante el racionamiento. Se han establecido patrones nutricionalesmínimos, que se han cumplido con creces para toda la población. El resultado es que la esperanza de vida aumentó de los sesenta y tres años en 1960 asetenta y seis en 1992, y la tasa de mortalidad infantil cayó más de dos tercios en ese mismo periodo. Gran parte de este progreso fue obviamente socavado por la crisis económica que se inició en 1990,
El papel de las mujeres ha sido otro ámbito de cambio significativo. La (^306) tradición del machismo era especialmente fuerte en la Cuba prerrevolucio-naria y ha resultado un obstáculo importante para el movimiento feminista.Por tomar un ejemplo impactante, a mediados de 1980, sólo el 19 por 100de los miembros del Partido Comunista y candidatos a serlo eran mujeres.Sin embargo, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) ha recorrido unlargo camino para cambiar la opinión y la conducta. El número de mujeresen la educación superior y las escuelas profesionales (en especial en medicina, donde las estudiantes hoy sobrepasan a los varones) ha aumentado de
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forma pronunciada. La FMC fue el instrumento para conseguir en 1975 quese adoptara un código familiar igualitario, que obligaba a los esposos aefectuar la mitad de las tareas domésticas. Cualquiera que haya visto la película cubana
Retrato de Teresa
sabe que esta y otras metas feministas no
fueron fáciles de alcanzar en Cuba. ¿Pero dónde no es así? A pesar del perceptible cambio en las actitudes cubanas, a las mujeres casadas, en especiala las que tenían hijos, les ha resultado difícil entrar en la fuerza laboral detiempo completo. Una de las razones es el coste y los inconvenientes delcuidado de los niños. Otra es el hecho de que un ingreso adicional quizásproporcione pocos beneficios extras, ya que los bienes de consumo siguensiendo escasos.
La vivienda era otra necesidad básica, distribuida de una forma muy de sigual hasta 1959. Aquí los revolucionarios tuvieron dificultades para avanzarcon rapidez. Era bastante fácil expropiar las residencias de los ricos y darlasa grupos especiales (como los estudiantes). Pero la nueva construcción eramás lenta y cara. A corto plazo, no se consideró que la inversión en nuevasviviendas fuera una prioridad. En ello los cubanos seguían, quizás sin darsecuenta, el ejemplo de los soviéticos, para quienes la escasez de vivienda había sido un problema social importante.
Resulta bastante irónico que uno de los mayores fracasos económicos de Cuba fuera en la agricultura. En los primeros años de la revolución podía entenderse. Las guerrillas estaban ávidas por repudiar la antigua dependenciade la isla a un solo cultivo de exportación. La gran esperanza de Guevara había sido diversificar la agricultura, así como la industrialización. Incluso antes del giro hacia el realismo económico efectuado en 1963, la producción dealimentos iba despacio. Según un estudio de Naciones Unidas, el rendimiento agrícola cubano durante 1961-1976 fue semejante al de Chile y se encontró entre los peores de América Latina. Desde 1976 la producción agrícolaaumentó a una tasa considerable, pero una década después la isla seguía siendo muy dependiente de la importación de alimentos.
Cuando terminó la década de 1970, los gobiernos cubano y estadouni dense trataron de mejorar sus relaciones. Fidel decidió permitir que los familiares estadounidenses de los cubanos pudieran visitar la isla, por primeravez desde comienzos de la revolución. Y llegaron 100.000 de ellos en 1979,cargados con aparatos electrónicos y otros bienes de consumo. Como esosbienes no existían o sólo podían adquirirse a precios elevados en el mercadonegro, muchos cubanos se dieron cuenta de lo limitados que eran sus bienesde consumo tras dos décadas de revolución.
Sin duda, esta frustración contribuyó a lo que se convirtió en un dramá tico éxodo de Cuba en 1980. El desencadenante fue la decisión del gobiernocubano de retirar la guardia de la embajada peruana en respuesta a un incidente violento en el que participaron algunos cubanos, que atacaron su vallapara conseguir asilo y un salvoconducto para salir de Cuba. De inmediato secorrió la voz de que la embajada no tenía vigilancia y en veinticuatro horas10.800 cubanos se agolparon en su territorio, apiñados como ganado. El go
¿Por qué? Porque Cuba había concentrado excesivamente su comercio y finanzas con un mercado (84 por 100 con Comecon). Amparada en la conexión soviética, veía poca necesidad de esforzarse significativamente en diversificar sus exportaciones y mercados. Se convirtió así en el máximo ejemplode dependencia, aunque debe reconocerse también el papel central del embargo de Estados Unidos en forzar a Cuba a concentrarse en el Este. Con elcolapso de la Unión Soviética, Cuba sufrió el equivalente a un «doble embargo».
Los efectos internos de la retirada soviética se sintieron pronto, cuando los cubanos sufrieron un drástico deterioro de su nivel de vida. Las cuotas deracionamiento mensual cubrían sólo una o dos semanas, y el resto sólo se podía obtener en el mercado negro. La Habana tenía electricidad sólo de cuatro a ocho horas por día. El servicio de autobuses desapareció prácticamente a causa de la escasez de combustible. Se les dijo a los cubanos queutilizaran bicicletas, rápidamente importadas de la República Popular deChina. Fidel llamó a la caída de la URSS un «desastre» y proclamó que Cubaentraría ahora en «un periodo especial en tiempo de paz». La orden del díasería salvar el socialismo en un país: Cuba.
fPára conseguir este objetivo, Cuba no puede seguir adelante sin comerciar con el Occidente capitalista. Castro necesita desesperadamente los bienes decapital y la tecnología que sólo Occidente puede proporcionar. Para comprar,necesita una divisa fuerte, el 70 por 100 de la cual la obtiene mediante las ventas de azúcar en el mercado libre. Cuba había acumulado una deuda corrientede 6.000 millones de dólares en 1990, y la decisión de Castro de suspender lospagos del principal y los intereses echó a perder los esfuerzos por conseguiruna mayor financiación de fuentes capitalistas. Había algunas característicasde la economía mundial a las que Cuba no podía escaparse]
Muchos observadores externos predijeron que en estas circunstancias Fidel se vería forzado a virar hacia el mercado occidental. De hecho, tal movimiento ha sido modesto, fuera de un agresivo pero apenas exitoso esfuerzopor atraer la inversión extranjera del mundo capitalista. Fidel y sus lugartenientes continúan defendiendo la economía estatal planificada y el gobiernodel partido único. Frecuentemente han discutido, pero no han adoptado aún,el modelo chino de liberalización económica con persistente autoritarismopolítico. Ha habido algunos tímidos movimientos de liberalización, talescomo permitir un limitado autoempleo y la posesión de dólares. Pero en elesencial aunque improductivo sector rural, cualquier retorno a los mercadoscampesinos (un experimento abandonado en 1986) ha sido descartado.
(La reacción de los cubanos comunes y corrientes ante la calamidad eco (^310) nómica ha sido más estoica de lo que podría haberse predicho. En abril de1994, por ejemplo, Jorge Mas Canosa, el líder conservador del exilio en Mia-mi, aseguraba confiadamente que él y sus colegas pronto gobernarían Cuba.Sus expectativas no se han cumplido. La población está evidentemente descontenta en Cuba, como lo muestra el espectacular auge del número de balseros interceptados por los guardacostas estadounidenses (35.000 sólo en los
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primeros ocho meses de 1994). Dentro de la isla, sin embargo, hay poca oposición organizada, fuera de los escasos disidentes valerosos que terminan periódicamente en prisión. El poder permanece sumamente concentrado bajoFidel, que cada vez más parece un caudillo latinoamericano de viejo cuño.Irónicamente, se apoya mucho en la rígida postura de Estados Unidos, que elCongreso endureció más en 1992 y de nuevo en 1996. Sin el espectro del tíoSam, Fidel se quedaría sin una explicación de las desgracias de Cuba. Cuando Cuba fue el único país del hemisferio no invitado a la cumbre de las Amé-ricas de diciembre de 1994 en Miami, Castro dijo que era «un gran honor».Esta extraña distinción ofreció poco consuelo a los ciudadanos orgullosos ypatriotas de Cub^jl