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Dos cerebros son mejor que uno: Estrategias para integrar el cerebro superior e inferior, Monografías, Ensayos de Ciencias de la Educación

Una serie de estrategias para integrar el cerebro superior (lógico, lingüístico) y el cerebro inferior (emocional, intuitivo) en el desarrollo de los niños. Aborda temas como la importancia de conectar y redirigir las emociones, poner nombre a las experiencias para dominarlas, activar el cerebro superior en lugar de enfurecerlo, ejercitar las funciones del cerebro superior, recordar detalles del presente, prestar atención a las sensaciones internas, y aprender a integrar el yo y el otro. Con ejemplos concretos y un enfoque práctico, el documento busca ayudar a padres y educadores a comprender y aplicar el enfoque del 'cerebro pleno' para promover un desarrollo integral y saludable en los niños.

Tipo: Monografías, Ensayos

2023/2024

Subido el 06/08/2024

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Índice

Cubierta

Un mensaje de Dan y Tina

  1. Ser padres con el cerebro en mente
  2. Dos cerebros son mejor que uno Estrategia del cerebro pleno n.º 1: Conecta y redirige Estrategia del cerebro pleno n.º 2: Ponle un nombre para domarlo
  3. Construir la escalera de la mente: Integrar el cerebro superior y el inferior Estrategia del cerebro pleno n.º 3: Activa, no enfurezcas Estrategia del cerebro pleno n.º 4: Úsalo o piérdelo Estrategia del cerebro pleno n.º 5: Muévelo o piérdelo
  4. Mata las mariposas: Integrar la memoria para el crecimiento y la curación Estrategia del cerebro pleno n.º 6: Usa el mando a distancia de la mente Estrategia del cerebro pleno n.º 7: Acuérdate de recordar
  5. Los estados de mí mismo: Integrar las muchas partes del yo Estrategia del cerebro pleno n.º 8: Deja pasar las nubes de las emociones Estrategia del cerebro pleno n.º 9: La criba: presta atención a lo que pasa dentro Estrategia del cerebro pleno n.º 10: Ejercita la visión de la mente: el regreso al disco central
  6. La conexión yo-nosotros: Integrar el yo y el otro Estrategia del cerebro n.º 11: Aumenta el factor diversión en la familia: procura disfrutar con la compañía del otro Estrategia del cerebro pleno n.º 12: Conecta a través del conflicto: enseña a los niños a discutir pensando en un «nosotros» Conclusión: Atando cabos

Agradecimientos

Créditos

Alba Editorial

Un mensaje de Dan y Tina

Deseamos expresarte nuestra más profunda admiración por el hecho de que hayas decidido siquiera abrir este libro. También nosotros somos padres, y sabemos por tanto lo difícil que es a veces sobrellevar el día a día, y más aún leer un libro sobre la paternidad. ¡Y ahora no solo has decidido leer un libro sobre la paternidad, sino, por si fuera poco, explorar un libro de ejercicios basado en un libro sobre la paternidad! Sentimos un enorme respeto por tu compromiso con la educación de tus hijos y los cuidados de la salud de tu familia, además de la tuya. Hemos escrito este libro de ejercicios para ti: para el progenitor ocupado, posiblemente desbordado pero aun así comprometido, que quiere entender a un nivel aún más profundo qué significa conectar con sus hijos. Tal vez lo estés leyendo por tu cuenta, o como miembro de un grupo. Tal vez ni siquiera seas progenitor, sino que quieres comprender a los niños que te importan y relacionarte mejor con ellos. Tal vez seas un educador de padres y uses este libro para ayudar a un grupo a comprender y aplicar mejor el enfoque del «cerebro pleno». Sea cual sea tu caso, este libro de ejercicios es para ti. En estas páginas, allí donde te pidamos que escribas algo, basta con unas pocas líneas. (Por supuesto, puedes escribir más si quieres.) Se sabe que escribir ayuda a profundizar y ampliar la comprensión, y es una manera excelente de dar sentido a lo que hemos estado haciendo y de analizar cómo podemos mejorar aún más las cosas. Te proponemos varias actividades que puedes llevar a cabo por tu cuenta y/o con tus hijos, pero son absolutamente opcionales. Hemos escrito este libro de ejercicios para que cada capítulo sea una continuación del anterior, pero también puedes ir saltando de uno a otro. En otras palabras, aquí no hay reglas absolutas. Esto no es una nueva obligación que pende sobre tu cabeza, ni debes sentirte culpable si no te dedicas a ello con regularidad, o si no lo haces tan bien como te gustaría. Este libro de ejercicios solo es una manera de ofrecerte más ayuda y apoyo para que hagas lo que quieres hacer de todos modos: avanzar hacia una comprensión más profunda de tus hijos, mejorar tu conexión con ellos y conocerte más a ti mismo como padre. Gracias por permitirnos participar en tu viaje. DAN Y T INA

1 Ser padres con el cerebro en mente

No somos esclavos a lo largo de toda nuestra vida de la manera en que actúa nuestro cerebro ahora: podemos realmente reconfigurarlo para ser más sanos y felices. Esto es aplicable no solo a los niños y los adolescentes, sino a todos nosotros en cada una de las etapas de nuestra vida. El cerebro del niño

En la introducción de El cerebro del niño, hablamos de los dos objetivos que tienen casi todos los padres. El primer objetivo, y el más inmediato, es simplemente sobrevivir al sinfín de momentos desafiantes que surgen a lo largo del día cuando interactuamos con nuestros hijos. A veces tenemos la sensación de que eso es lo único a lo que podemos aspirar: sobrevivir sin más. Pero por supuesto queremos aspirar a algo más que a la simple supervivencia. También queremos que nuestros hijos progresen. Queremos proporcionarles experiencias que los ayuden a ser mejores personas, personas que sepan qué significa amar y confiar, que sean responsables, que resistan bien los tiempos difíciles y que lleven una vida con pleno sentido. Queremos ayudarlos a progresar. Piensa en estos objetivos cuando empieces a trabajar con este libro de ejercicios. Abstráete de todo y luego lee las preguntas que aparecen a continuación. En cuanto hayas dedicado unos minutos a reflexionar sobre ellas, escribe las respuestas en las líneas que verás justo debajo. Procura que sean lo más claras y sinceras posible. Puedes considerar este libro un diario personal, solo para ti. A lo largo del día, ¿con qué frecuencia caes de pronto en la cuenta de que no haces más que intentar sobrevivir a un momento difícil con tus hijos? Piensa en conflictos entre hermanos, problemas de conducta, peleas por los deberes o por el tiempo que pasan ante la pantalla, faltas de respeto, carreras por las mañanas para que todos estén listos, o en cualquier otra situación. Traza un círculo en torno a la respuesta:

1-2 veces al día 3-5 veces al día Más de 5 veces al día

Ahora piensa en esos momentos concretos de supervivencia. Muchos padres suelen responder a estas situaciones desafiantes centrándose sobre todo en la supervivencia a corto plazo. ¿Cuáles son tus técnicas de supervivencia más habituales? ¿Gritas? ¿Separas a tus hijos? ¿Ofreces algún tipo de incentivo (un premio o una oportunidad) si la conducta cambia? ¿Los amenazas? ¿Les recuerdas las consecuencias de sus actos? Haz una lista de las técnicas de supervivencia a las que sueles recurrir:

Ahora cambia de perspectiva y piensa en cuáles son tus objetivos cuando se trata de ayudar a tus hijos a progresar. ¿Qué deseas realmente para ellos, tanto ahora como cuando avancen hacia la adolescencia y la edad adulta? Tal vez sea la posibilidad de que gocen de buenas relaciones, o de que lleven una vida llena de sentido y trascendencia. Tal vez desees que sean felices, o independientes, o que tengan éxito. Escribe los objetivos hacia los que esperas que progresen tus hijos. Cuando piensas en las personas en las que se convertirán, ¿cuáles son los valores más importantes para ti?

Ahora aplica a la situación el modelo «sobrevivir y progresar». Cuando analizas tu reacción, pregúntate lo siguiente: ¿Hasta qué punto te limitaste a intentar sobrevivir a lo que iba mal en ese momento, fuera lo que fuese? ¿Y hasta qué punto tus acciones te permitieron ayudar a tu hijo a progresar y aprender una lección importante aplicable en el futuro? Recuerda que los dos objetivos son importantes. No tiene nada de malo sobrevivir al momento. La cuestión aquí es en qué medida también prestaste atención al desarrollo de las aptitudes a largo plazo de tu hijo y lo ayudaste a crecer y aprender a partir de esa experiencia. Escribe aquí sobre ello.

Insistimos: todos los padres se ven en situaciones en las que tienen que sobrevivir sin más. Es muy difícil educar a un niño, y a veces lo mejor que podemos hacer es simplemente superar el momento. Pero estas experiencias serán muchísimo más valiosas si, en lugar de intentar solo superar el momento, aprovechamos la oportunidad para enseñar a nuestros hijos una lección sobre el amor, el respeto, la empatía, el perdón y otras cosas que queremos que aprendan. Recordarás la importancia que damos al concepto de integración. El cerebro tiene muchas partes distintas, y como cada parte desempeña funciones diferentes, necesitamos todas esas partes para que el cerebro actúe como un todo integrado si queremos alcanzar el mayor rendimiento. Como padres, queremos ayudar a nuestros hijos a estar bien integrados para que puedan usar el cerebro entero de una manera coordinada. Cuando todas las áreas del cerebro trabajan juntas, el niño experimenta una sensación de integración y progreso. Por ejemplo, verás que tu hijo, en los momentos de integración, es mucho más capaz de

hacer frente a las contrariedades y vive las decepciones con mucha más serenidad porque tiene la paciencia y la perspicacia necesarias para enfrentarse a sus frustraciones. En esos momentos no está rígido ni sumido en el caos. Está en el río del bienestar.

El resto de este libro de ejercicios te ayudará a centrarte de un modo más concreto en distintas maneras de ver los «momentos de supervivencia» como oportunidades para ayudar a tus hijos a progresar. A menudo el objetivo será ayudarte a mejorar tu propia capacidad de seguir en el río del bienestar. Y a veces veremos cómo se puede hacer lo mismo para tus hijos. De paso, te daremos numerosas oportunidades para profundizar en las ideas expuestas en El cerebro del niño y para aplicar esos conceptos de manera que os ayuden a tus hijos, a ti y a toda la familia a sobrevivir, así como a progresar.

CÓMO USAR ESTE LIBRO DE EJERCICIOS Suponemos que emplearás este libro de ejercicios individualmente, leyéndolo y escribiendo por tu cuenta. Pero también lo hemos concebido con la idea de que se use en grupo. Algunos psicólogos clínicos y educadores pueden estar al frente de grupos de personas que estudian los conceptos previamente y luego se reúnen y comparten lo que

2 Dos cerebros son mejor que uno

Emplear únicamente el cerebro derecho o el izquierdo sería como intentar nadar usando un solo brazo. Es posible que podamos hacerlo, pero ¿no nos iría mucho mejor –y no evitaríamos nadar en círculos– si empleáramos los dos brazos a la vez? El cerebro del niño

¿Cuál es tu respuesta habitual cuando tus hijos se alteran? La reacción espontánea de algunos padres es responder con el cerebro izquierdo y fijarse solo en los hechos y las soluciones. ¿Te suenan de algo estas frases?

No te preocupes. No hay nada que temer. No pasa nada si se ha roto. No tienes más que arreglarlo. No hay ninguna razón para llorar. Perder forma parte del juego. Los deberes son una obligación tuya. Hazlos. Si te concentras, acabarás antes.

Ofrecer una respuesta basada en la lógica no tiene nada de intrínsecamente malo, solo que rara vez surte efecto cuando un niño está alterado. La lógica del cerebro izquierdo casi nunca es eficaz cuando un niño está en plena rabieta y a merced del cerebro derecho. ¿Crees que eso es lo que les pasa a tus hijos? Otros padres pueden reaccionar desde el cerebro derecho. Lo bueno de eso es que ofrece una oportunidad para la conexión emocional. Pero el peligro está en que si nosotros respondemos por entero desde una modalidad emocional, corremos el riesgo de sumir al niño en un caos mayor y no somos capaces de darle la clase de respuesta bien sintonizada que necesita para experimentar sus propias emociones de manera segura.

Hemisferio izquierdo Hemisferio derecho

Lógico Capaz^ de^ percibir^ las^ emociones^ y^ la información procedente del cuerpo

Lineal No lineal

Lingüístico No verbal

Literal

Capaz de situar las cosas en un contexto y ver la imagen completa

Para ayudarte a ver claramente la diferencia entre el procesamiento con el lado derecho y el procesamiento con el lado izquierdo, prueba este breve ejercicio. Dedica un momento a reflexionar acerca de la experiencia del nacimiento de tu hijo, o la primera vez que sostuviste en brazos a tu hijo adoptado, o cualquier otro acontecimiento significativo de tu vida.

Hagámoslo ahora. Cierra los ojos, no te muevas y recuerda ese acontecimiento. Date tiempo para rememorar la experiencia y flota en el recuerdo durante un momento. Luego abre los ojos, y sigamos. Si has pensado en el acontecimiento de una manera lineal, sin grandes emociones o sensaciones corporales, estabas en la modalidad del cerebro izquierdo. En ese caso, la historia habrá sido algo así:

Bueno, primero empezaron las contracciones, luego llamamos al médico y fuimos al hospital. Las enfermeras me administraron la epidural. El médico llegó a las dos del mediodía y nuestro hijo nació 75 minutos después. Mis padres entraron en la habitación, y…

¿Has recordado el acontecimiento de este modo al cerrar los ojos? Lo más probable es que no. De hecho, muy pocas personas rememoran así los hechos significativos y trascendentes. Lo más habitual es que la gente evoque las experiencias importantes más bien desde la modalidad del cerebro derecho, en la que diversas imágenes del recuerdo en cuestión surgen de un modo que puede parecer no lineal, casi aleatorio, tal vez incluso acompañadas de sensaciones corporales y emociones que van apareciendo a medida que vamos recordando. ¿Crees que eso se acerca más a tu manera de recordar el acontecimiento? En muchos sentidos, es como despertar de un sueño: no se sigue un proceso lógico, los hechos no tienen un sentido claro, puede que aún te sientas conmovido, y tal vez experimentes pesar, tristeza, euforia o incluso ira en el cuerpo, casi igual que durante el acontecimiento original. Esta forma de recordar se corresponde más con la manera de procesar los recuerdos del cerebro derecho. Pero para entender la vida de verdad, no se puede usar únicamente una modalidad u otra. Necesitamos el cerebro derecho tanto como el izquierdo: el izquierdo ofrece palabras y orden; el derecho, textura y un contexto emocional a las experiencias. En otras palabras, tenemos que integrar las dos modalidades de procesamiento lo máximo posible. Lo mismo es aplicable a tus hijos, sobre todo cuando se alteran y no controlan sus emociones ni su cuerpo.

¿CÓMO TE INDICAN TUS HIJOS QUE ESTÁN PASÁNDOLO MAL? Ahora dedica un momento a explicar qué ocurre cuando tu hijo experimenta un tsunami emocional. ¿Qué cara pone? ¿Qué hace? ¿Llora? ¿Grita? ¿Tira objetos? Cuando repases la lista de respuestas más habituales que aparece a continuación, rodea con un círculo las que describen mejor las reacciones de tu hijo. Y puedes añadir otras si tu hijo pierde los papeles de una manera característicamente suya. Si tienes más de un hijo, puedes hacer listas independientes para cada uno de ellos en hojas aparte y así te será más fácil centrarte en cada niño individualmente.

cerebro está «NO-integrado» o de que, en una situación extrema, puede sentirse «DES- integrado». Eso son muchas de las conductas que has enumerado antes: mensajes que te envía tu hijo para avisarte que su cerebro no está en un estado de integración y que necesita desarrollar aptitudes de reconstrucción para hacer frente a las situaciones desafiantes. Ahora que ya conoces sus señales, veamos, pues, cómo puedes indicarle el camino hacia la re-integración.

¿Cómo reaccionas cuando tus hijos se alteran? Ahora piensa en ti, y en cómo respondes en situaciones de mucho estrés con tus hijos. Cuando ves las señales que has descrito antes, ¿cuál es tu respuesta? ¿Sueles recurrir a la lógica y explicar las razones por las que tu hijo no debería sentirse como se siente? ¿Sueles responder a su reacción emocional con tu propia reacción emocional, aumentando así el caos de la situación? ¿O sueles mostrarte más integrado, combinando las modalidades de los cerebros izquierdo y derecho? Si eres como la mayoría de los padres, ¡dependerá del día! Lo más probable es que reacciones de una manera distinta según las circunstancias, pero, en general, ¿cuál es tu respuesta más habitual? A continuación, rodea con un círculo el número que corresponda a tu reacción más frecuente cuando tu hijo sufre un aluvión emocional.

Cerebro izquierdo Desierto emocional

Integración Cerebro derecho Tsunami emocional

Ahora, en las líneas que encontrarás a continuación, analiza esta idea más detenidamente. Escribe, por ejemplo, acerca de lo que provoca tu reacción. ¿Cómo se siente tu cuerpo cuando tu hijo tiene un estallido emocional? ¿Qué piensas durante el tsunami? ¿Cómo te sientes cuando ha pasado la ola? ¿Reaccionas más con el cerebro izquierdo que con el derecho? Aquí no hay respuestas correctas o incorrectas. Esto solo es una oportunidad para que te hagas una idea clara de cómo es tu propia experiencia en esos momentos. Dedica un momento, pues, a relajarte, imagina la situación si eso te ayuda, y escribe.

Uno de los principales objetivos de este capítulo del libro de ejercicios es ayudarte a ver con claridad cómo sueles reaccionar ante tus hijos cuando lo pasan mal emocionalmente y llevarte a pensar en cómo percibes tu respuesta habitual a sus necesidades. Ser consciente de tu actitud te permite realizar cambios cuando son necesarios. En cuanto tomas conciencia de cómo es tu propia respuesta habitual, no solo tienes más oportunidades para modelar la clase de conducta que quieres que tenga tu hijo, sino que también eres más capaz de conectar con él de la manera que necesita para que su cerebro vuelva a un estado de integración.

Estrategia del cerebro pleno n.º 1: Conecta y redirige

Hemos oído a muchos padres decir que la estrategia «Conecta y redirige» parece tener efectos mágicos cuando intentan lograr su objetivo de sobrevivir, consistente en superar un momento difícil, así como su objetivo de progresar a largo plazo, consistente en ayudar a sus hijos a ser resilientes, buenos, respetuosos y felices.

Primer paso: conectar con el lado derecho Cuando tu hijo se altera, el uso de la lógica no suele surtir efecto hasta que respondemos a las necesidades emocionales del cerebro derecho. Reconocer los sentimientos sin juzgarlos, recurriendo al contacto físico, las expresiones faciales empáticas y un tono de voz afectuoso, es una manera de usar el cerebro derecho para conectar. Si comienzas por este acto de sintonía, permites que tu hijo «se sienta sentido»; luego ya podrás intentar resolver los problemas o abordar la situación.

Segundo paso: redirigir con el lado izquierdo En cuanto veas que el cerebro de tu hijo se ha tranquilizado lo suficiente para permitirle adoptar el enfoque lógico del cerebro izquierdo, puedes redirigir hablando de las