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ECONMIA..........................................., Esquemas y mapas conceptuales de Psicología Educacional

ECONMIa....................................................

Tipo: Esquemas y mapas conceptuales

2022/2023

Subido el 13/10/2023

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ETICA POLITICA
Rosendo Bolívar Meza
Resumen
A la política se
le
relaciona con la conquista y
el
ejercicio del poder, entendiendo por
poder la capacidad de influir, condicionar o determinar
el
comportamiento ajeno. Sin
embargo, una cosa es definir
el
ámbito de la política como ejercicio del poder y otra es,
mediante la ética política, analizar la forma
en
que debe comportarse
el
hombre dedicado
a ella.
Abstract
The
politic is related with the conquest and the exercise
of
power, understanding
for
power the capacity
of
influence, conditionate or determinate the unaware behavior.
However, one thing
is
definite the politic ambit like the exercise
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power and the other
is,
intervening the politic etic, analizate the way that must behave the man dedicated to
it.
Introducción
En
el presente artículo partimos del supuesto de que en las sociedades
contemporáneas hace falta una instancia última y legitimadora de lo que
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ETICA POLITICA

Rosendo Bolívar Meza

Resumen A la política se le relaciona con la conquista y el ejercicio del poder, entendiendo por poder la capacidad de influir, condicionar o determinar el comportamiento ajeno. Sin embargo, una cosa es definir el ámbito de la política como ejercicio del poder y otra es, mediante la ética política, analizar la forma en que debe comportarse el hombre dedicado a ella.

Abstract The politic is related with the conquest and the exercise of power, understanding for power the capacity of influence, conditionate or determinate the unaware behavior. However, one thing is definite the politic ambit like the exercise of power and the other is, intervening the politic etic, analizate the way that must behave the man dedicated to it.

Introducción

En el presente artículo partimos del supuesto de que en las sociedades contemporáneas hace falta una instancia última y legitimadora de lo que

TEORÍA

hacemos, y la ética parece estar en condiciones de decir siempre la últi- ma palabra. Por esta razón, la ética ha de ser imaginativa, pues nadie tiene la seguridad total y absoluta sobre 10 que se debe hacer, aunque es indudable que las normas éticas aspiran a ser universales, sin que jamás lleguen a serlo. - Está claro que el sujeto de la ética somos nosotros, los mismos sujetos que estamos implicados en la vida política, económica, profesio- nal o simplemente cotidiana, y que en nuestra convivencia diaria debe- mos buscar el bien común, es decir, el interés colectivo. En toda sociedad o comunidad política se presentan relaciones de poder, en cuyo ejercicio se cumplen o no principios éticos. Por ello, en una definición general, podríamos considerar al poder como la capacidad de algo o alguien para causar efectos alterando la realidad. Un hombre posee poder si tiene la capacidad de satisfacer sus deseos y cumplir sus fines, cualesquiera que sean éstos. Tiene poder quien es capaz de domi- nar las fuerzas naturales para obtener de ellas 10 que quiere, tiene poder quien puede sacar provecho de sus propias facultades e imponerse sobre los demás para realizar sus propósitos. Poder es dominio sobre sí mismo y sobre el mundo para alcanzar 10 deseado; es el medio privilegiado para lograr un fin. Se desea el poder para obtener, gracias a él, otra cosa. Vale en la medida en que contribuya a la realización de un fin valioso por sí mismo. Para entender la esencia y el ejercicio del poder, es necesario com- prender qué es _el hombre y cómo su actuar se da mediante una interrelación con sus semejantes, 10 que configura su comportamiento normativo y de las instituciones que se desarrollan en cualquier comuni- dad, entre las que destaca el poder político como instancia del control social. La vida social es resultado de una multiplicidad de factores que tienden a consolidar ya institucionalizar diferentes normas de comporta- miento que inciden en una comunidad. De estos factores destaca la com- pleja configuración del individuo, por 10 que el estudio del hombre debe analizarse como una unidad en la cual sus características biológicas, psi- cológicas y sociales son inseparables y mutuamente condicionantes.

TEORÍA

además, es un camino que facilita el logro de grandes éxitos económi- cos, factor de la más alta cotización en la historia de la humanidad. En este sentido, la posición del político le permite adquirir enormes ventajas que no tiene el ciudadano común y corriente, por sus obligadas relacio- nes, la información privilegiada de que dispone y por el desempeño de su propia función está forzado a vincularse con los intereses económicos preponderantes de su época. 2 En este sentido, la acción política se rige por dos principios: la política regida propiamente por principios éticos caracterizados por la búsqueda del beneficio colectivo, y la política sustentada en intereses personales o de grupo basada en criterios de conveniencia y oportunidad, donde el éxito se mide por el logro del propósito ligado a la obtención de poder y riqueza y no tanto por la búsqueda y el logro del bien común. Antes de abordar el análisis de la ética política, pasaremos a las definiciones de ética y moral, así como a sus respectivas diferencias.

lo Ética y moral

La ética se ocupa de investigar el ámbito humano denominado moral. En este sentido, la ética es una ciencia encargada de estudiar o refle- xionar sobre la moral, es decir, estudia el comportamiento moral del hombre en sociedad. El fenómeno moral es una creación exclusiva del hombre. Sólo ciertos actos humanos pueden ser calificados de bue- nos o malos desde el punto de vista de la moral, ya que solamente el hombre tiene un sentido ético o una conciencia moral. La moral es un fenómeno eminentemente social, puesto que rige o regula la vida del hombre en sociedad. Ello significa que la moral no tendría sentido para un hombre que estuviera completamente aislado o desvinculado del medio social. Así pues, el objeto de estudio de la ética es la moral. Esto significa que la moral no es ciencia, pero ello no impide que pueda convertirse en

2 Ibidem, pp. 22-23, 29 Y 33-34.

ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 25, SEXTA ÉPOCA, SEPTIEMBRE-DICIEMBRE, 2000

el objeto de estudio de una investigación científica. Es muy importante reparar en esta diferencia, ya que a menudo se suele afirmar que la moral es ciencia, o bien, utilizar la palabra "ética" como sinónimo de moral. La moral está constituida por una serie de normas, costumbres y formas de vida que se presentan como obligatorias, valiosas y orien- tadoras de la actividad humana. La ética no se propone expresamente dirigir la vida humana, sino explicar la moral; no intenta decir a cada cual 10 que ha de hacer u omi- tir en cada caso concreto de la vida. La moral es un conjunto de normas aceptadas libre y consciente- mente, que regulan la conducta individual y social del hombre; es el conjunto de reglas que la sociedad exige que un hombre observe dentro de ella. Un hombre moral es aquel que vive en concordancia con las cos- tumbres de su sociedad y cuyo castigo es la separación de ella. A través de la moral el hombre aspira a realizar el valor de lo bue- no. Las normas morales tienen como propósito regular la conducta del hombre en la sociedad; deben ser realizadas en forma consciente y libre, e interiorizadas por el sujeto. Ningún individuo construye sus creencias morales en el vacío, puesto que desde que nace se encuentra en un espacio social que com- prende comportamientos, actitudes y creencias compartidas. Le son inculcadas costumbres, reglas de conducta y adhesión a valores. Pri!I1ero los sigue por imitación, luego los intemaliza hasta hacerlos SUy05. El individuo se desarrolla en un ámbito de moralidad aceptada por la socie- dad a la que pertenece y como uno de los rasgos que constituyen la vida en común. Esto da origen a la moralidad social, término acuñado por Hegel en La Filosofía del Derecho, la cual está constituida por un conjunto de reglas de comportamiento, la mayoría aceptadas sin discusión. Las acciones de cada individuo en el espacio social no podrían llevarse a cabo sin reglas variadas que le señalen cómo debe comportarse en cada situación, desde las de simple cortesía, hasta las que indican las obliga- ciones y prerrogativas correspondientes a cada posición social, enuncian lo que se espera de cada función y prohíben comportamientos nocivos.

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Sobre esto Maquiavelo no tiene ninguna duda, pero advierte que realizaron grandes cosas los gobernantes que no cumplieron los pactos ni sus promesas, de lo que se deduce de Maquiavelo que para ser consi- derados buenos gobernantes se deben violar las normas de la moral. Por ello Maquiavelo afirma que para juzgar sobre la bondad o maldad de una acción política es preciso mirar el fin, es decir, el resultado de la acción, por lo que recomienda que todo gobernante debe procurar con- servar el Estado y el poder, pues los medios para conseguirlo siempre serán considerados honorables. En suma, el fin de un hombre político es la victoria contra el ene- migo y luego la conservación del poder y del Estado conquistado. Para lograr este fin debe emplear todos los medios adecuados, de ahí la máxi- ma que preside la acción política y la distingue de la acción moral: el fin justifica los medios.

11. Moral y política

Una diferencia sustancial entre moral y política se refiere a que la pri- mera está en función de los principios y la segunda en función de los resultados. La bondad de una acción política se juzga por el éxito, y se califica como buen político al que logra tener el efecto deseado. De esta forma, el hombre político puede comportarse de manera diferente e inclusive discordante de la moral común, es más, lo que es ilícito moralmente puede ser considerado y apreciado como lícito en política, de lo que se confirma que la política obedece a un código de reglas o sistemas normativos diferentes al de la conducta moral y en parte incompatible con él. Aunque la cuestión moral se presenta en todos los campos de la conducta humana, cuando se plantea en la esfera de la política asume un carácter muy particular. La moral y la política tienen dos sistemas normativos diferentes pero no j .1dependientes por completo. La moral del político se califica con base en el éxito o el fracaso, en los fines y en la obtención de resul-

TEORÍA

tados. La moral del individuo común y corriente se mide por sus actos buenos o malos. 6 Quien sabe apreciar los medios necesarios a la acción política y los pone en práctica, no es por ello bueno o malo moralmente, sino qúe es racional, ya que obra acertadamente para lograr el fin que quiere. Hay actos moralmente condenables que son racionales políticamente. La hipocresía y el engaño son perversos moralmente, pero pueden ser "bue- nos" políticamente. No cuenta la intención de los actos, sino su dimen- sión social y su resultado efectivo en una relación de poder. Importa la imagen que el pueblo tiene de su gobernante, cómo se deja ver, no lo que sea en su subjetividad. No interesa que sea justo, sino que lo parezca ante los demás: no es pertinente que sea, en realidad, humanitario o fuerte, sino que así lo crea el pueblo. La buena inten- ción puede llevar a perder el Estado; la correcta apariencia, aun engaño- sa, puede salvarlo. El criterio en política no es entonces el bien o el mal, sino la eficacia. De ahí que, como dice Luis Villoro,

una acción "mala" conforme a la moral individual puede ser considerada "buena" según la moral política si y sólo si:

  1. Es dirigida hacia un fin bueno (la "utilidad de los gobernados");
  2. Es un medio necesario para la obtención de ese fin, y
  3. Se reduce a producir ese resultado, es decir, no se acompaña de actos superfluos que rebasen los estrictamente necesarios para lograr el fin.?

III. Ética Política

La ética pretende determinar qué debe hacerse en cada situación y está interesada principalmente en la formulación de principios generales, dentro de los que pueden encuadrarse aspectos particulares. Tal es el

6 Norberto Bobbio, op. cit., pp. 148, 156-159, 166 Y 170. 7 Luis Villoro, op. cit., pp. 99-100. La cita corresponde a la p. 109.

TEORÍA

que, en gran medida, está dentro del poder de los actores políticos esta- blecer y mantener los sistemas políticos deseables. 9 La ética política es la de quien realiza la actividad política. No es el ejercicio del poder en cuanto tal, sino el poder, cuyo fin es el bien común, el interés colectivo o general. No es llegar al gobierno, sino rea- lizar un buen gobierno. Buen gobierno es el que persigue el bien común, mal gobierno es el que pretende el beneficio propio. 10 Existen valores básicos a todos los cuales aspiran los individuos, aunque con distinto grado de interés, ninguno de los cuales debe ser ignorado por completo en la política o en la vida; éstos son los siguien- tes: poder, ilustración, riqueza, bienestar (o salud), habilidad, afecto, rectitud (que incluye la moralidad y la justicia) y deferencia (o respeto). Los individuos quieren ser poderosos; tienen una curiosidad y deseo natural de aumentar sus conocimientos; desean la riqueza; apre- cian la salud y el disfrute sensual del bienestar; disfrutan un sentimiento de habilidad, de realización correcta de un trabajo difícil; necesitan afec- to; sentirse justos en términos de su propia conciencia; así como también desean ser respetados y recibir la debida deferencia. Estos valores gustan de ser disfrutados con seguridad y libertad. En el primer aspecto se busca que la seguridad sea presente y futura. En el segundo, referente a la libertad, se busca mantener la capacidad para actuar de acuerdo con nuestra propia personalidad, sin tener que hacer un gran esfuerzo de autonegación o autocontrol y sin quedar sujeto a restricciones externas. La búsqueda de estos valores es legítima siempre y cuando un valor no sea excesivo y dañe a los otros. I I La ética política se rige también por una serie de valores o normas, que son las siguientes:

9 Félix Oppenheim, Ética y filosofía política, México, Fondo de Cultura Económi- ca, 1976, pp. 20-24. 10 Norberto Bobbio, op. cit., p. 174. 11 Karl Deutsch, op. cit., pp. 26-27.

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  1. Tienen validez en un ámbito público, no privado. Por tal motivo, hay que distinguir entre los valores personales, que forman parte del plan de vida de un individuo, y valores integrantes de un bien colectivo, de carácter social. Los primeros son características de la imagen ideal con que una persona se identifica; pertenecen a su mundo privado. Los segundos tienen que ver con la representación del orden social, en el que se relacionan los distintos miembros de una asociación política, por lo que pertenece al ámbito público. Valores públicos y privados no siempre se concilian. (^) Puede haber oposición entre ellos. Una acción per- sonal puede cumplir normas de una moral privada y faltar a los deberes de la vida pública.
  2. No son solamente individuales, también son comunes. El único agente moral es el individuo, puesto que sólo él tiene libertad y concien- cia personal. Los valores de que trata la política corresponden a relacio- nes sociales y son, por lo tanto, compartidos por las personas inmersas en esas relaciones. No son exclusivos de individuos, sino comunes a muchos. Un comportamiento moral, en política, es el que intenta realizar en la sociedad valores que son objeto de un interés colectivo. En este sentido, una ética política trata específicamente de los valores que satis- facen el interés general de la asociación política.
  3. Están en relación con el poder. No todas las relaciones sociales son propiamente políticas, ya que éstas tienen que ver con el poder. Por ello, una ética política no puede prescindir de estudiar las relaciones que debería tener el poder con las reglas de una moralidad social efectiva.
  4. Son realizables. Una acción moral, en política, no consiste sólo en la proyección y disposición de realizar el bien común, sino en su realización efectiva en la sociedad. Los valores políticos tienen que cumplirse. 12

12 Luis Villoro, op. cit., pp. 71-74.