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Una panorámica histórica de la educación desde la prehistoria hasta la actualidad, destacando los cambios sociales y culturales que han influido en el modelo educativo. Se abordan los primeros conceptos de escuela en sumeria y grecia, la educación en roma, y el papel del estado en la educación moderna. Además, se discuten los desafíos actuales como la desigualdad social y la integración de la tecnología en el aula. El texto también incluye reflexiones sobre la educabilidad y las diferentes aproximaciones teóricas a este tema.
Tipo: Apuntes
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Debemos considerar que a lo largo del tiempo la educación ha ido modificándose con los cambios del contexto social y cultural, entendiendo a la sociedad desde un concepto evolutivo. Si nos ubicamos en la a prehistoria podríamos observar que el modelo educativo, por denominarlo de alguna manera, dependía principalmente de la figura materna. Un primer gran cambio, o incluso una primera revolución, la encontramos en Sumeria, en Mesopotamia, en el 2.000 AC. Por aquel entonces aparece el primer concepto de escuela, centrado sobre todo en la enseñanza de la escritura, y diferenciándose básicamente por el hecho de ir un paso más allá que ayudar a solventar las necesidades del día a día. Las personas que se beneficiaban de este nuevo modelo eran, sin embargo, únicamente personas de clase privilegiada. La educación en Grecia, y también posteriormente en la Antigua Roma, buscaba formar a los alumnos para que éstos recibieran una educación completa. Mediante la instrucción de todos los conocimientos necesarios, podían integrarse plenamente en la sociedad. Ya se enseñaban diferentes asignaturas, como por ejemplo aritmética, música o educación física. En Grecia ya existía incluso lo que hoy conocemos como enseñanza universitaria, una educación basada en los conocimientos transmitidos por grandes maestros. Hay que remarcar, a pesar de todo, que las escuelas en Grecia eran privadas, por lo que no estaban abiertas a toda la población. En Roma, la educación también estaba vinculada a la élite social. En el siglo XVIII, Federico Guillermo II en 1787, al promulgar un código escolar que quitaba al clero el poder de la educación para concederlo al Ministerio de Educación. Así, el Estado pasaba a ser el responsable de las escuelas con un sistema coordinado de escuelas. Éste código destacaba por remarcar que todos los niños debían ir a la escuela primaria, con el objetivo de ofrecer una educación básica a todos los niños, sin dejar de lado un sistema de exclusión, para aquellas alumnos que tenían una mala conducta. Desde entonces, la educación básica sigue siendo obligatoria para todos los niños, pero aún hoy es una realidad muy lejana. Según cifras de la UNESCO, hay en el mundo 57 millones de niños, aproximadamente, sin escolarizar, la mitad de los cuales vive en países afectados por conflictos. Actualmente por el cambio derivado de la tecnología y las posibilidades que ofrece su integración en las aulas. De su mano, tenemos acceso a una educación más personalizada, pudiendo atender las necesidades específicas de cada alumno y adaptando el ritmo de aprendizaje a sus capacidades. El papel del profesor también se ha visto beneficiado por la entrada de la tecnología en las escuelas, ya que gracias a las posibilidades que ofrece, se pueden optimizar mejor las
rutinas y complementar las lecciones con un abanico de elementos muy variados. Se ha pasado de la pizarra a los elementos digitales, lo que también beneficia que las clases sean más amenas y entretenidas. Ya es un hecho consolidado también en muchos países que cada alumno tenga su propio ordenador. El uso de la tecnología en la educación será cada vez más generalizado e importante, y no sólo en los países más desarrollados. La propia UNESCO indica que la tecnología puede contribuir al acceso universal a la educación, por lo que a medida que se vaya extendiendo su uso, la tecnología tendrá un papel más importante en la enseñanza global. Introducidos en el tema, la cuestión que se nos plantea, es la de considerar desigualdad la desigualdad social y la pobreza. Cabe señalar en que actualmente las nociones sobre la educabilidad de los sujetos están emparentadas directamente con las razones que se atribuyen al fracaso escolar masivo y con la necesidad de diseñar ofertas de educación especial o estrategias integradoras. El tema de la educabilidad ha sido un tema sin duda clásico en el pensamiento pedagógico y aun filosófico. En términos generales parece hacer referencia a una suerte de inmadurez, incompletud o, visto desde su aspecto de apariencia positiva, una gran flexibilidad o posibilidad de cambio como producto de la experiencia, en sentido amplio, que parece portar de modo especial -o incluso esencial- el ser humano. La matriz comeniana (cf. Comenius, 1986) supone, como se sabe, un atributo de partida esencial a lo humano que justificará el ideal pansófico - aquél de "enseñar todo a todos". Es propia de la naturaleza humana la dotación de sensibilidad y entendimiento. Como señalan Narodowski y Ferreyra (cf. 2001): "Para Comenius el hombre completo, tanto su alma como su cuerpo, tienen el fin último de conocer. El hombre está constituido de un modo, entendimiento y sentidos, cuya finalidad es la de entender el mundo visible. El Hombre tiene un destino puesto que su naturaleza constitutiva lo predispone hacia ello. Tanto su entendimiento como sus sentidos le otorgan al hombre esa aptitud, y el deseo aparece necesariamente puesto que la finalidad de ambos lo orientan hacia ello". La prescripción comeniana arroja un optimismo y una mirada penetrantes: los desafíos a la educabilidad no deben buscarse necesaria ni habitualmente en fallas de la naturaleza de los hombres, sino, en todo caso, en el efecto de las prácticas de crianza o educación humanas. La educabilidad sólo puede ser definida como recepción o reluctancia a un método que aspira a ser universal y justo en su armonía con la naturaleza humana, pero que resulta de una construcción y de un oficio, y en tal sentido de una historicidad o una contingencia posibles. De allí la