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Comparativa de propagación de Pitahaya roja (Hylocereus polyrhizus) en diferentes sustratos, con las mismas condiciones climáticas.
Tipo: Monografías, Ensayos
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ROJA Hylocereus polyrhizus El incremento de la población obliga al sector agrícola a generar nuevas tecnologías con la finalidad de aumentar el rendimiento hortícola por unidad de superficie y la calidad de productos alimenticios para el mercado demandante (Requejo et al., 2004). La pitahaya ( Hylocereus spp. (Plantae: Cacta) comúnmente conocida como “Fruta del Dragón” es una fruta exótica, cuya reputación se está extendiendo en todo el mundo. Su popularidad se debe a sus características fisicoquímicas, nutricionales y sus compuestos bioactivos considerándosele como un alimento funcional, siendo ampliamente utilizado por sus excelentes características organolépticas y por su valor comercial agregado (Verona et al., 2020). Santa Rosa (2013) afirmó que se produce en regiones subtropicales y tropicales de América Latina, en estado silvestre se puede encontrar en ciertos países como México, Venezuela, Colombia, Brasil, Costa Rica y Ecuador. La pitahaya, es un fruto originario de Centroamérica y la selva peruana cuyo fruto puede ser de diferentes colores como amarillo, purpura, rojo y blanco. Verona et al., (2020) menciona que este fruto presenta un alto valor nutricional, destacando el contenido de ácido ascórbico que se encuentra entre 4-25 mg/100g según su especie, teniendo el mayor valor la especie roja. La pitahaya es un fruto con alta capacidad antioxidante, incluso superior al de otras cactáceas, como la tuna. Presenta compuestos bioactivos como las betalainas; que favorecen a los trastornos relacionados con el estrés y posee efectos antinflamatorios, además presenta betaninas y betacianinas; que son una fuente de colorante natural. La pitahaya contiene propiedades nutrimentales en contenido de vitaminas C, B (B1 o tiamina, B3 o niacina y B2 o rivoflavina), potasio, hierro, calcio y fósforo, además de ser bajas en calorías y de ayudar a la digestión por ser ricas en fibra (SIAP, 2017). De acuerdo con el SIAP (2017), se presentaron las siguientes cifras de producción en México durante 2016: Con un valor de la producción por 59.62 millones de pesos, la pitahaya se produce en Quintana Roo, Yucatán y Puebla, destacando Yucatán con 68.2% de la producción. En el periodo que se informa se obtuvieron 4,158 toneladas a un precio medio rural de $14,342 tonelada. La creciente comercialización de la pitahaya en el mercado internacional exige un mayor esfuerzo en la investigación que lleve a mejorar la eficiencia del proceso de propagación, y a la obtención masiva y homogénea de material élite con tolerancia a agentes patógenos; así como al establecimiento de protocolos confiables como base para programas de transformación de plantas por ingeniería genética a partir de genotipos seleccionados (Suárez-Román et al., 2014). Por lo antes mencionado, ha surgido la necesidad de cumplir con una constancia en la oferta y calidad en la producción de esta fruta. Uno de los métodos más frecuentes de propagación vegetativa es el estaquillado, el cual consiste en la fragmentación del tallo o ramas en porciones de longitud variable con yemas vegetativas y su introducción en sustratos especiales para que enraícen (Hartmann y Kester, 1982). El estaquillado se aplica por igual a las especies leñosas y a las herbáceas.
En la pitahaya, la principal forma de propagación es vegetativa, a partir de los tallos, esquejes o cladodios, de manera natural a través de la separación de los tallos y, en el caso de plantas cultivadas, mediante trasplante directo en el terreno definitivo o su colocación en bolsas con sustrato hasta la formación de nuevos tallos. Aunque no es muy común ni tan fácil, también se utiliza el injerto a partir de vástagos y patrones seleccionados (Castillo y Cáliz de Dios, 1997 ). Para el desarrollo y crecimiento de plántulas, el sustrato empleado es un factor fundamental, puesto que éste contribuye en la calidad de la plántula. En el estudio de Hartmann y Kester (2003), se mencionó que en la actualidad existen una gran cantidad de materiales que pueden ser utilizados para la elaboración de sustratos y su elección dependerá de la especie vegetal a propagar, tipo de propágulo, época de siembra, sistema de propagación, costo, disponibilidad y características propias del sustrato. Sin embargo, desde el punto de vista medioambiental los criterios más importantes para la elección de un material como sustrato en cultivos sin suelo son: su durabilidad y capacidad para ser reciclado posteriormente (Abad y Noguera, 2000). Para Fernández et al., (2006) la turba de musgo es uno de los sustratos más utilizados para la producción de plántulas en el ámbito mundial, ya que sus características físicas, químicas y biológicas permiten una excelente germinación y crecimiento de las plántulas, pero su costo elevado y explotación no sostenible han comenzado a restringir su uso; también tales sustratos no están al alcance de muchos productores del medio rural. Sin embargo, la elección de un sustrato es trascendental, ya que este proporciona las condiciones apropiadas al cultivo para el crecimiento de sus raíces (Ocampo et al., 2005), por ello, surge la necesidad de disponer de materiales productos estables y de probada calidad e inocuidad, como la arena, la fibra de coco y la lombricomposta. Por lo antes citado, el objetivo de la investigación es determinar el efecto de diferentes sustratos en la propagación de pitahaya roja, por el método de propagación vegetativa. REVISIÓN DE LITERATURA
Las pitahayas son un importante recurso genético vegetal nativo de América, con amplia distribución y variación; también son un nuevo cultivo con gran potencial para el desarrollo agrícola y económico de amplias áreas de México y varios países de Centroamérica. La importancia y el potencial de las pitahayas radican en su gran variabilidad genética, su adaptabilidad a condiciones ambientales diversas, sus múltiples usos, sus posibilidades de industrialización, su productividad, su rentabilidad y su demanda en los mercados regionales y en el mercado internacional (Ortiz y Livera, 1999; Ortiz, 1999 y 2000; Yoldi, 2000; Legaria et al., 2005). En México, la producción de pitahaya se obtuvo de plantas silvestres; posteriormente se fueron introduciendo plantas en huertos familiares o en linderos de algunos predios, mismas que fueron cuidadas hasta hacerlas más productivas, seleccionando el material que presentara las características deseadas por los productores y los consumidores (Suárez-Román et al., 2014). Actualmente, la pitahaya se produce en 24 de las 31 entidades federativas de México que presentan selvas caducifolias y subcaducifolias, caracterizadas como zonas subtropicales (Méraz, 2003). Los frutos atractivos de especies poco comunes, como el de la pitahaya ( Hylocereus spp.), son muy cotizados en los mercados europeos y asiáticos. Aunque el fruto es el
obtención de híbridos o cuando el material vegetativo es escaso. Entre los factores ambientales más importantes que inciden en el proceso de germinación destacan: la humedad, temperatura y los gases.
La multiplicación de planta puede ser producida a partir de las partes vegetativas de la planta, como las yemas, hojas, raíces o tallos que conservan la potencialidad de multiplicarse para generar nuevos tallos y raíces a partir de un grupo de pocas células. La multiplicación vegetativa comprende desde procedimientos sencillos, como la propagación por segmentos de plantas, por injerto, yema, acodado, estolones, hijuelos, separación, división, hasta procedimientos más complejos como es el cultivo de tejidos in vitro además de la apomixis (Hartmann y Kester, 2003). Suárez-Román et al., (2014) dijeron que la técnica más común es la inducción de la formación de raíces en una sección del tallo o de la rama, de manera que se origine una planta independiente. En los casos en que se ha experimentado propagar árboles mediante el enraizado a partir de segmentos, se ha tenido éxito en más de 80%. Según la parte de la planta de donde se obtienen los segmentos (cortes o fragmentos) se ha dividido en cortes de: hojas, de brotes o renuevos, de raíz y de ramas. La selección de cualquiera de ellos depende básicamente de las características inherentes a cada especie, de las facilidades para obtener y manipular los cortes (en función del estado fenológico de la planta), del propósito de la propagación y de la disponibilidad de recursos económicos (Suárez-Román et al., 2014).
A través del tiempo los productores han ido seleccionado aquellos tipos o especies de cactáceas productoras de fruta, que tienen mejores características, en cuanto, al color externo o interno del fruto, tamaño, precocidad, sabor, etc. Para reproducir ese material en el menor tiempo posible recurren a la propagación vegetativa, principalmente por estacas o fracciones de tallos (Ortiz y Livera, 1999). Ortiz y Livera (1999) y Vargas et al. ( 2003 ), mencionaron que para estimular el desarrollo de las raíces de las estacas de Hylocereus , se puede utilizar el producto comercial Radix 10000, aplicándolo directamente a la base de la estaca antes de ponerla en el sustrato, aunque esta práctica está en función del sustrato empleado y del contenido relativo de agua en la estaca (Vargas et al., 2003). Se ha comprobado que la fertilización nitrogenada favorece la emisión de raíces y de brotes vigorosos (Martínez et al., 1999). Por otra parte, se puede asperjar fertilizante foliar que contenga ácido geberélico (Cytozime o Biozyme) para acelerar la brotación de los tallos (Ortiz y Livera 2000).
Méraz (2003) menciona que es de fácil cultivo, de rápido crecimiento como epífita o xerófita, necesita un compost con mucho humus, y suficiente humedad en verano, puede crecer en media sombra o a pleno sol. El término de sustrato se aplica en horticultura a todo material distinto sólido distinto del suelo in situ, natural, de síntesis o residual, mineral u orgánico, que, colocado en un contenedor, en forma pura o en mezcla. Permite el anclaje del sistema radicular, desempeñando, por tanto, un papel de soporte para la planta (Abad y Noguera, 1998).
El sustrato es un sistema de tres fracciones cada una con una función propia: la fracción sólida asegura el mantenimiento mecánico del sistema radicular y la estabilidad de la planta, la fracción liquida aporta a la planta el agua y, por interacción con la fracción sólida, los nutrientes necesarios. Por último, la fracción gaseosa asegura las transferencias de O2 y CO2 del entorno radicular (Lemaire et al., 2005). Esto hace que resulte necesario conocer las propiedades físicas, fisicoquímicas, químicas y biológicas de los sustratos, pues condicionan en mayor medida los cultivos en contenedor y determinan posteriormente su manejo.
Abad y Noguera (1998) describieron la arena como un material de naturaleza silícea (SiO 2 > 50%) y de composición variable, que depende de los constituyentes de la roca silicatada original. También puede proceder de canteras (granito, basalto, etc.) o de ríos y ramblas (depósitos de formación aluvial). Las propiedades físicas de las arenas varían en función del tamaño de las partículas. Las arenas finas presentan buena capacidad de retención de agua, pero tiene mala aireación, por el contrario, las arenas gruesas presentan buena aireación con deficiente retención de humedad. La principal ventaja de las arenas es que son prácticamente permanentes, presentan buena estabilidad y son fáciles de desinfectar (Gonzáles y Callejón, 1997).
En 2014 Suárez-Román et al., confirman que la turba, la fibra de coco y la fibra de madera proceden de materiales vegetales y que en el mercado existen muchas variedades, lo cual significa que las características físicas de cada material varían en gran medida, ya que estos pueden ser gruesos, finos, fibrosos o granulados. Kipp y Wever (2000) mencionaron que la turba absorbe mucha agua por naturaleza, y que para asegurar un buen suministro de oxígeno y una distribución del agua adecuada es importante crear una cantidad suficiente de poros gruesos. El transporte de agua y, por lo tanto, su distribución es muy bueno. Además, destacan que la turba nunca debe dejarse secar, ya que humidificarla de nuevo es muy difícil, en comparación con la fibra de coco y sustratos minerales granulados como la perlita y la piedra pómez. El polvo de coco es un subproducto de la producción de fibra de coco. La cáscara del coco está compuesta de fibras y polvo, y al desmenuzarla se forman los bloques de coco. El polvo y los pedazos de coco absorben mucha agua. Este material raramente se seca y por lo general el suministro de oxígeno es suficiente (Kipp y Wever, 2000).
Meerow (1994) dijo que la fibra de coco es similar a la turba y que está compuesta básicamente por lignina y celulosa proveniente del fruto del cocotero. Las ventajas que tiene este sustrato son una alta capacidad de retención de agua, igual o superior a la de la turba, excelente capacidad de drenaje, descomposición más lenta que la turba y niveles aceptables de pH, CIC y CE. MATERIALES Y MÉTODOS
Montesinos-Cruz, J. A., Rodríguez-Larramendi, L., Ortiz-Pérez, R., Fonseca-Flores, M. D. L. Á., Ruíz Herrera, G., & Guevara-Hernández, F. (2015). Pitahaya (Hylocereus spp.) un recurso fitogenético con historia y futuro para el trópico seco mexicano. Cultivos Tropicales, 36, 67-76. Ocampo, M. J., Caballero, M. R., y Tornero, C. M. A. (2005). Los sustratos en cultivos hortícolas y ornamentales. En: Agricultura, Ganadería, Ambiente y Desarrollo Sustentable. Tornero C. M. A., Silva G. S. E., Pérez A. R. Y Bonilla F. N. (Eds.). 2005. Publicación especial de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México. pp. 55 - 73. ISBN: 968 863 913 3. Ortiz, L. 1995. Aprovechamiento energético de la biomasa forestal. Círculo virtuoso. Chile Forestal 232: 24-25. Ortiz, H. Y. D. 1999. Pitahaya un nuevo cultivo para México. Editorial Limusa. México, DF. 111p. Ortiz H., Y. D. y Livera M. M. 1999a. La pitahaya ( Hylocereus spp.) en la Agrobiodiversidad. In. Uriel et al ., (ed.). Agrodiversidad Campesina. México. pp. 205-
Ortiz H., Y. D. y Livera M. M. 1999b. Manual sobre la propagación de la pitahaya ( Hylocereus spp.). SIBEJ-CONACYT-FMCN-IPN. Oaxaca,México. 35 p. Ortiz H., Y. D. 2000. Hacia el conocimiento y conservación de la pitahaya ( Hylocereus spp .). IPN-SIBEJ-CONACYT- FMCN. Oaxaca, México. 124p. Requejo, R., Escobedo, B. L., Olivares, S. E. y García, G. S. 2004. Producción de tomate cultivar floradade en dos sustratos hidropónicos a solución perdida y recirculada. Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro Rodríguez, C. A. (2009). Producción y comercialización de pitahayas en México. Claridades Agropecuarias, no. 82, pp. 3-22, ISSN 0188-9974. Santa rosa, V. (2013). Evaluación nutricional comparativa de pitahaya ( Hylocereus triangularis ) deshidratada en deshidratador de bandejas con la liofilizada. Tesis de grado, Escuela superior Politécnica de Chimborazo, Riobamba. Ecuador. 166 pp. Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP). (2017). Consultado 04- 09 - 2021 en https://www.gob.mx/siap/articulos/ Suárez-Román R. (2011). Evaluación de métodos de propagación en pitahaya amarilla Selenicereus megalanthus (Haw.) Britt and Rose y pitahaya roja Hylocereus polyrhizus (Haw.) Universidad Nacional de Colombia Sede Palmira, Colombia, 2011, 280 p. Suarez-Román, R., Caetano, M., & Ramírez, H. (2014). Multiplicación de Selenicereus megalanthus (pitahaya amarilla) e Hylocereus polyrhizus (pitahaya roja) vía organogénesis somática. Universidad del Quindío, Colombia. Obtenido de https://repositorio.unal.edu.co/bitstream/handle/unal/73849/40980- 208899 - 1 - PB.pdf?sequence=1&isAllowed=y Vargas-Santiago, G., Ortiz-Hernández, D., & Alcántar-González, E. ( 2003 ). Propagación vegetativa de Hylocereus undatus y su relación con el AIB y sustrato. Cactáceas y Suculentas Mexicanas 48(3): 111 - 117.
Verona-Ruiz, A., Urcia-Cerna, J., & Paucar-Menacho, L. M. (2020). Pitahaya ( Hylocereus spp.): Cultivo, características fisicoquímicas, composición nutricional y compuestos bioactivos. Scientia Agropecuaria, 11 (3), 439- 453.