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holaA finales de 1970 se podían comprar 358 yenes japoneses con un solo dólar estadounidense; en las Navidades de 1980 un dólar valía solamente 203 yenes. A pesar de una recuperación transitoria durante los años ochenta, el precio del dólar en yenes ha caído a cerca de 100 en otoño de 2013. Para muchos inversores resultó muy difícil predecir semejantes oscilaciones y, por ello, se perdieron y ganaron grandes fortunas en el mercado de divisas. ¿Qué fuerzas económicas subyacen a variaciones tan dr
Tipo: Monografías, Ensayos
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finales de 1970 se podían comprar 358 yenes japoneses con un solo dólar esta- dounidense; en las Navidades de 1980 un dólar valía solamente 203 yenes. A pesar de una recuperación transitoria durante los años ochenta, el precio del dólar en yenes ha caído a cerca de 100 en otoño de 2013. Para muchos inversores resultó muy difícil predecir semejantes oscilaciones y, por ello, se perdieron y ganaron grandes fortunas en el mercado de divisas. ¿Qué fuerzas económicas subyacen a variaciones tan drásticas del tipo de cambio a largo plazo? Hemos visto que los tipos de cambio se determinan a partir de los tipos de interés y de las expectativas acerca del futuro en las que, a su vez, influyen las condiciones de los mer- cados monetarios nacionales. Sin embargo, para comprender bien las variaciones del tipo de cambio a largo plazo, hemos de ampliar nuestro modelo en dos direcciones. En primer lugar, debemos completar nuestra serie de interrelaciones entre las políticas monetarias, la inflación, los tipos de interés y los tipos de cambio. En segundo lugar, tenemos que anali- zar otro tipo de causas diferentes a la oferta monetaria y a la demanda de dinero, como son las modificaciones que se producen en los mercados de bienes y servicios, y que también tienen efectos perdurables sobre los tipos de cambio. El modelo del comportamiento del tipo de cambio a largo plazo, que desarrollamos en este capítulo, proporciona el marco que los agentes del mercado de activos utilizan para prever los tipos de cambio futuros. Dado que las expectativas de estos agentes influyen de forma inmediata sobre los tipos de cambio, las predicciones acerca de las variaciones de los tipos de cambio a largo plazo son importantes incluso a corto plazo. Por tanto, al iniciar nuestro análisis de las interacciones entre los tipos de cambio y el producto a corto plazo, lo que haremos en el capítulo 17, partiremos de las conclusiones de este capítulo. A largo plazo, los precios nacionales desempeñan una función clave, al influir en la determinación tanto de los tipos de interés como de los precios relativos a los que se inter- cambian los productos de diferentes países. En este sentido, resulta fundamental disponer de una teoría sobre la relación entre los niveles de precios nacionales y los tipos de cambio para comprender por qué pueden variar los tipos de cambio tan ampliamente a lo largo de periodos de tiempo de varios años. Comenzamos nuestro análisis con el estudio de la teo- ría de la paridad del poder adquisitivo (PPA) , que explica las variaciones del tipo de cam- bio entre las monedas de dos países en función de las variaciones de los niveles de precios de estos dos países. A continuación, analizamos las razones por las que la PPA puede fallar en sus predicciones a largo plazo, y mostramos cómo, en ciertas ocasiones, es preciso mo- dificar la teoría para explicar las variaciones de las ofertas y demandas de los mercados de bienes y servicios de los países. Finalmente, analizaremos lo que predice nuestra teoría de
414 PARTE 3 ■^ Tipos de cambio y macroeconomía de una economía abierta
la PPA ampliada sobre los efectos que tienen las variaciones de los mercados monetario y de productos en los tipos de cambio y en los tipos de interés.
Después de leer este capítulo será capaz de: ■ (^) Explicar la teoría de la paridad del poder adquisitivo sobre los tipos de cambio y la relación de la teoría con la integración de los mercados internacionales de bienes. ■ (^) Describir cómo afectan los factores monetarios, como una continua subida del nivel de precios, a los tipos de cambio a largo plazo. ■ (^) Analizar el concepto de tipo de cambio real. ■ (^) Comprender los factores que influyen sobre los tipos de cambio reales y los precios relativos de las monedas a largo plazo. ■ (^) Explicar la relación entre las diferencias de los tipos de interés reales internacionales y las variaciones esperadas de los tipos de cambio reales.
Ley del precio único
Para comprender las interacciones del mercado, que podrían confirmar las predicciones de la teoría de la paridad del poder adquisitivo, analizaremos en primer lugar una proposición simi- lar, aunque diferente, conocida como la ley del precio único. La ley del precio único afirma que, en los mercados competitivos en los que no se tienen en cuenta los costes de transporte ni existen barreras oficiales al comercio, como los aranceles, los productos idénticos vendidos en diferentes países deben tener el mismo precio, cuando este se exprese en términos de una misma moneda. Por ejemplo, si el tipo de cambio del dólar con respecto a la libra es de 1,50 dólares por libra, un jersey que cuesta 45 dólares en Nueva York debe costar 30 libras en Londres. El precio en dólares del jersey, cuando se vende en Londres, es entonces (1,50 dólares por libra) × (30 libras por jersey) = 45 dólares por jersey, es decir, el mismo precio que en Nueva York. Continuemos con este ejemplo para comprender las razones por las que se tiene que cumplir la ley del precio único cuando el comercio es libre y no existen costes de transporte o cualquier otro tipo de barreras al comercio. Si el tipo de cambio del dólar con respecto a la libra fuera de 1,45 dólares por libra, se podría comprar un jersey en Londres cambiando en el mercado de divi- sas 43,50 dólares (= 1,45 dólares por libra × 30 libras) por 30 libras. Es decir, el precio en dólares de un jersey en Londres sería solo de 43,50 dólares. Si el mismo jersey se vendiera por 45 dólares en Nueva York, los importadores estadounidenses y los exportadores británicos tendrían un incentivo para comprar los jerséis en Londres y enviarlos a Nueva York, elevando el precio en Londres y reduciéndolo en Nueva York, hasta que los precios se igualaran. Análogamente, con un tipo de cambio de 1,55 dólares por libra, el precio en dólares de los jerséis en Londres sería de 46,50 dólares (1,55 dólares por libra × 30 libras), 1,50 dólares más caro que en Nueva York. En este caso, los jerséis serían enviados de Nueva York a Londres, hasta que en los dos mercados prevaleciera un solo precio. La ley del precio único es una nueva formulación, en divisas, de un principio que fue impor- tante en la parte de la teoría del comercio de este libro: cuando el comercio es libre y no tiene costes, los bienes idénticos deben ser vendidos a un mismo precio independientemente de dónde se vendan. Recordamos aquí este principio porque ayuda a comprender la relación que existe entre los precios nacionales de los bienes y los tipos de cambio. Podemos definir la ley del precio único del siguiente modo: sea P i US el precio en dólares del bien i cuando se vende en los Estados Unidos, y P i E el precio correspondiente en euros cuando se vende en Europa. Entonces, la ley del precio único implica que el precio en dólares del bien i es el mismo, independientemente del lugar en que se venda.
Pi US = ( E $/€) × ( Pi E).
416 PARTE 3 ■^ Tipos de cambio y macroeconomía de una economía abierta
refiere a productos individuales (como el bien i ), mientras que la PPA considera el nivel general de precios, que es una combinación de los precios ponderados del conjunto de los productos que forman parte de la cesta de referencia. Por supuesto, si la ley del precio único se cumple para todos los productos, la PPA se debe cumplir automáticamente, siempre que la cesta de referencia utilizada para calcular los niveles de precios de los distintos países sea la misma. Sin embargo, los defensores de la teoría de la PPA argumentan que su validez (sobre todo, como una teoría a largo plazo) no requiere que la ley del precio único se cumpla de forma exacta. Incluso cuando la ley del precio único no se cumple para algún producto, el principio se mantiene: los precios y los tipos de cambio no se deben apartar demasiado de la relación de- finida por la PPA. Cuando los bienes y los servicios resultan temporalmente más caros en un país que en los otros, la demanda de su moneda y de sus productos disminuye para que el tipo de cambio y el nivel de precios regresen de nuevo al nivel de la PPA. La situación opuesta, en la que los productos nacionales son relativamente más baratos, conduce de forma análoga a una apreciación de la moneda y a una subida del índice de precios. Por tanto, la PPA afirma que, aun cuando la ley del precio único no se cumple literalmente, las fuerzas económicas que operan detrás de ella ayudarán, con el tiempo, a igualar el poder adquisitivo de una moneda en todos los países.
La afirmación de que el tipo de cambio es igual a los niveles de precios relativos (ecuación [16.1]) se conoce a veces como PPA absoluta. La PPA absoluta incluye una proposición conocida como PPA relativa , que afirma que la variación porcentual del tipo de cambio entre dos divisas, a lo largo de cualquier periodo de tiempo, es igual a la diferencia entre las variaciones porcentuales de los índices de precios nacionales. Es decir, si la PPA absoluta es un principio basado en niveles de precios y tipos de cambio, la PPA relativa lo traduce en un principio basado en las variaciones porcentuales de los niveles de precios y de los tipos de cambio. La PPA relativa afirma que los precios y los tipos de cambio varían en una proporción que mantiene constante el poder adqui- sitivo de la moneda nacional de cada país en relación con el de las otras divisas. Por ejemplo, si el nivel de precios de los Estados Unidos sube un 10% en un año, mientras que en Europa aumenta tan solo un 5%, la PPA relativa establece que el dólar se depreciará con respecto al euro un 5%. Esta depreciación del 5% del dólar en relación con el euro compensa el 5% en el que la inflación de los Estados Unidos supera a la de Europa, con lo cual los poderes adquisitivos interno y externo de ambas divisas permanecen invariables. Más formalmente, la PPA relativa entre los Estados Unidos y Europa se podría escribir como
( E $/€, t – E $/€, t – 1)/ E $/€, t – 1 = πUS, t – πE, t (16.2)
en la que π (^) t, representa la tasa de inflación (cuyo valor viene dado por la expresión π t = ( P (^) t – P (^) t – 1 )/ Pt – 1 , es decir, la variación porcentual del índice de precios entre dos fechas t y t – 1) 1. A diferencia de la PPA absoluta, la PPA relativa solo se puede definir en relación con el intervalo de tiempo en el que varían los niveles de precios y el tipo de cambio.
(^1) De forma más precisa, la ecuación (16.1) supone una buena aproximación a la ecuación (16.2) cuando las tasas de variación no se consideran demasiado importantes. La relación exacta es: E $/€, t / E $/€, t – 1 = ( P US, t / P US, t – 1)/( P E, t / P E, t – 1). Después de restar una unidad en ambos lados de la identidad, se puede reescribir la ecuación anterior de la siguien- te manera: ( E $/€, t – E $/€, t – 1)/ E $/€, t – 1 = (πUS, t + 1)( P E, t – 1/ P E, t ) – ( P E, t / P E, t ) = (πUS, t – πE, t )/(1 + πE, t ) = (πUS, t – πE, t ) – πE, t (πUS, t – πE, t )/(1 + πE, t ). No obstante, si π us, t y π E, t son pequeñas, el valor del término – πE, t (πUS, t – πE, t )/(1 + πE, t ) en la ecuación anterior es insignificante, lo que da lugar a una aproximación muy exacta de la expresión (16.2).
CAPÍTULO 16 ■^ El nivel de precios y el tipo de cambio a largo plazo 417
En la práctica, los gobiernos de los diferentes países no siempre se molestan en calcular los índices de los niveles de precios que publican con una cesta de productos normalizada interna- cionalmente. No obstante, la PPA absoluta carece de sentido a menos que las dos cestas cuyos precios se comparan en la ecuación (16.1) sean iguales. (No existe razón alguna para esperar que dos cestas de productos diferentes se vendan al mismo precio.) El concepto de PPA relativa es útil cuando tenemos que confiar en las estadísticas oficiales sobre el nivel de precios para evaluar la PPA. Aun cuando los países basan sus estimaciones sobre el nivel de precios de unas cestas de productos que difieren en amplitud y composición, es lógico comparar las variaciones porcentua- les de los tipos de cambio con los diferenciales de inflación, tal como se expresó anteriormente. La PPA relativa también es importante porque se puede cumplir incluso cuando no lo hace la PPA absoluta. Siempre que los factores que causen las desviaciones de la PPA absoluta sean más o menos estables a lo largo del tiempo, las variaciones porcentuales de los niveles de precios relativos mantienen su validez como aproximaciones de las variaciones porcentuales de los tipos de cambio.
Modelo de tipo de cambio a largo plazo a partir de la PPA
Cuando se combina la teoría de la PPA con el esquema de la demanda de dinero y la oferta mo- netaria que se desarrolló en el capítulo 15, se obtiene un modelo que sirve para explicar cómo se relacionan a largo plazo los tipos de cambio y los factores monetarios. Dado que los factores que no influyen en la oferta monetaria o en la demanda de dinero no tienen una función explícita, esta teo- ría es conocida como enfoque monetario del tipo de cambio. El enfoque monetario constituye el pri- mer paso de este capítulo en el desarrollo de una teoría general de los tipos de cambio a largo plazo. Consideramos el enfoque monetario como una teoría a largo plazo, y no a corto plazo, ya que no permite considerar las rigideces de precios que parecen tan importantes para explicar los desarrollos macroeconómicos a corto plazo, en particular las desviaciones con respecto al pleno empleo. En lugar de ello, el enfoque monetario procede como si los precios se pudieran ajustar inmediatamente para mantener el pleno empleo y la PPA. Aquí, al igual que en el capítulo ante- rior, cuando hagamos referencia a los valores de las variables «a largo plazo» nos referiremos a los valores de equilibrio en un mundo hipotético, cuyos precios, tanto en el mercado de produc- tos como en el de factores, son perfectamente flexibles. De hecho, existe una gran controversia entre los especialistas en macroeconomía acerca de las causas de la aparente rigidez de los precios, y algunos sostienen que los precios y los salarios solo son rígidos en apariencia y que, en realidad, se ajustan inmediatamente para equilibrar los mercados. Para un economista de esta escuela, los modelos presentados en el capítulo describi- rán el comportamiento a corto plazo de una economía en la que el ajuste del nivel de precios es tan rápido que no se produce un nivel de desempleo importante.
Para desarrollar las predicciones del enfoque monetario acerca del tipo de cambio del dólar con respecto al euro, supondremos que el mercado de divisas fija un tipo de cambio a largo plazo tal que se cumple la PPA (véase la ecuación [16.1]): E $/E = P US / P E. En otras palabras, suponemos que la ecuación anterior se cumpliría en un mundo en el que no hubiera rigideces en el mercado que evitaran que el tipo de cambio y otros precios se ajustaran de forma inmediata a los niveles compatibles con el pleno empleo. En la ecuación (15.5) del capítulo anterior se mostraba cómo expresar los niveles de precios internos en términos de la demanda de dinero y de la oferta monetaria nacionales. En el caso de los Estados Unidos se tenía que P US = M (^) US s / L ( R $, Y US ), (16.3) mientras que en Europa,
P E = M (^) E s / L ( R €, Y E). (16.4)
CAPÍTULO 16 ■^ El nivel de precios y el tipo de cambio a largo plazo 419
ciones en este país también aumente. Según el enfoque monetario, el nivel de precios disminuye inmediatamente para que el mercado se equilibre a través de un incremento de la oferta de sal- dos reales. La PPA implica que esta deflación instantánea de los precios estadounidenses viene acompañada de una apreciación inmediata del dólar en el mercado de divisas. El enfoque monetario lleva a un resultado que nos es familiar por el capítulo 15: el valor del tipo de cambio de la moneda de un país varía a largo plazo en proporción a su oferta monetaria (la pri- mera de las tres predicciones anteriores). Esta teoría también plantea lo que parece ser una paradoja (predicción 2). En los ejemplos anteriores, siempre habíamos sostenido que una divisa se aprecia cuando su tipo de interés aumenta con respecto a los tipos de interés de las otras monedas. ¿Cómo se explica que hayamos llegado ahora a la conclusión opuesta, es decir, que un aumento de los tipos de interés de un país deprecia su moneda, a través de una disminución de la demanda real de su dinero? Al final del capítulo 14 advertimos que ninguna explicación acerca de cómo influyen los tipos de interés sobre las variaciones de los tipos de cambio sería completa hasta que se especi- ficara exactamente por qué habían cambiado los tipos de interés. Este punto explica la contradic- ción aparente que reflejan nuestras conclusiones acerca de la relación existente entre los tipos de interés y los tipos de cambio. Para resolver esta paradoja, primero tenemos que analizar con detenimiento la relación entre las políticas monetarias y los tipos de interés a largo plazo.
En el último capítulo vimos que un incremento permanente del nivel de la oferta monetaria de un país acaba por producir un aumento del nivel de precios, pero sin afectar al tipo de interés ni a la producción real a largo plazo. El experimento conceptual que consiste en suponer que la oferta monetaria varía de forma importante en un determinado momento resulta útil para reflexionar acerca de los efectos monetarios a largo plazo, pero no es una descripción demasiado realista de las políticas monetarias que se aplican. Más frecuentemente, las autoridades moneta- rias escogen una tasa de crecimiento de la oferta monetaria, por ejemplo, un 5, un 10 o un 50% anual y, a partir de aquí, permiten que la oferta monetaria aumente paulatinamente a través de pequeños y frecuentes incrementos. ¿Cuáles son los efectos a largo plazo de una política que permita de forma indefinida un pequeño aumento de la oferta monetaria? El razonamiento desarrollado en el capítulo 15 sugiere que un crecimiento continuo de la oferta monetaria supondrá igualmente un aumento continuo del nivel de precios, es decir, una situación de inflación continua. Cuando las empresas y los trabajadores perciban que la oferta monetaria aumenta de forma importante, digamos a un 10% anual, ajustarán cada año sus precios y salarios en dicho 10% anual, para mantener constantes sus ingresos reales. La produc- ción de pleno empleo depende de la oferta de los diferentes factores productivos y es correcto suponer que la oferta de factores, y de este modo la de la producción, no se ven afectadas a largo plazo por la elección de diferentes tasas de crecimiento sostenido de la oferta monetaria. Si todo lo demás permanece constante, el crecimiento de la oferta monetaria a una tasa constante termina por generar una inflación continua del nivel de precios, equivalente a dicha tasa, aunque las varia- ciones de esta tasa de inflación a largo plazo no influyen en el nivel de producción de pleno empleo ni en los precios relativos a largo plazo de los bienes y servicios. Sin embargo, el tipo de interés no es independiente de la tasa de crecimiento de la oferta mo- netaria a largo plazo. Aunque el tipo de interés a largo plazo no depende del nivel absoluto de la oferta monetaria, un crecimiento sostenido de la oferta monetaria acabará por afectar al tipo de interés. El modo más fácil de ver cómo influye el tipo de interés a largo plazo en un incremento permanente de la inflación consiste en combinar la PPA con la condición de la paridad de intere- ses, a partir de la que se construyó nuestro anterior modelo de determinación del tipo de cambio. Al igual que en los dos capítulos anteriores, la condición de la paridad de intereses de los activos denominados en dólares y euros es
R $ = R € + ( E e $/€ – E $/€)/ E $/€
(recuerde la ecuación [14.2], página 362). Ahora nos planteamos cómo encaja esta condición de la paridad de intereses, que se debe cumplir tanto en el corto como en el largo plazo, con la otra condi-
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ción, la de la paridad del poder adquisitivo que suponemos en nuestro modelo a largo plazo. Según la PPA relativa, el cambio porcentual del tipo de cambio del dólar con respecto al euro a lo largo del próximo año, por ejemplo, será igual a la diferencia entre las tasas de inflación de los Estados Unidos y Europa a lo largo de ese año (véase la ecuación [16.2]). Sin embargo, ya que los agentes económicos comprenden esta relación, también debe ser verdad que ellos esperan que el porcentaje de variación del tipo de cambio sea igual a la diferencia entre las tasas de inflación de los Estados Unidos y Europa. La condición de la paridad de intereses mencionada anteriormente afirma ahora que si los agentes económicos esperan que se cumpla la PPA relativa, la diferencia entre los tipos de interés ofrecidos por los depósitos en dólares y en euros será igual a la diferencia entre las tasas de infla- ción esperadas, a lo largo del horizonte temporal relevante, en los Estados Unidos y Europa. Algunos símbolos adicionales ayudarán a obtener este resultado de un modo más formal. Si P e^ es el nivel de precios esperado en un país al cabo de un año a partir de hoy, la tasa de inflación esperada en dicho país, p e, es el incremento porcentual esperado del nivel de precios a lo largo del próximo año: p e^ = ( P e^ – P )/ P. Sin embargo, si se cumple la PPA relativa, los agentes del mercado también esperarán que esta se cumpla, lo cual significa que podemos sustituir las tasas de depreciación e inflación reales de la ecuación (16.2) por los valores que se espera que determine el mercado: ( E (^) $/€ e – E $/€)/ E $/€ = p US e – p E e. Si combinamos esta versión «esperada» de la PPA relativa con la condición de la paridad de intereses: R $ = R € + ( E e $/€ – E $/€)/ E $/€ y volviendo a ordenar, obtenemos una fórmula que expresa la diferencia entre los tipos de inte- rés de dos países como una diferencia entre las tasas internas de inflación esperada: R $ – R € = p US e – p E e. (16.5) Si, como predice la PPA, se espera que la depreciación de la divisa compense el diferencial inter- nacional de tasas de inflación (con lo que la depreciación esperada del dólar es igual a π e US – π E e ), la diferencia entre los tipos de interés debe coincidir con el diferencial esperado de las tasas de inflación.
La ecuación (16.5) expresa la relación a largo plazo entre las tasas de inflación y los tipos de interés que necesitamos para explicar las predicciones del enfoque monetario acerca de cómo influyen los tipos de interés en los tipos de cambio. La ecuación nos dice que si todo lo demás permanece constante, un aumento de la tasa de inflación esperada en un país origina a la larga un incremento igual de los tipos de interés que ofrecen los depósitos denominados en su moneda. Análogamente, una disminución de la tasa de inflación esperada terminará por dar lugar a una reducción de los tipos de interés. Esta relación a largo plazo entre la tasa de inflación y los tipos de interés se conoce como efecto Fisher. El efecto Fisher implica, por ejemplo, que si la tasa de inflación en los Estados Unidos pasa de un nivel constante del 5% anual a un nivel constante del 10% anual, los tipos de interés del dólar se terminarán por acomodar al nuevo nivel de tasa de inflación, con un incremento en cinco puntos porcentuales anuales a partir de su nivel inicial. Estas variaciones dejarían inalterada la tasa de ren- tabilidad real de los depósitos en dólares, expresada en términos de bienes y servicios de los Estados Unidos. Por tanto, el efecto Fisher es otro ejemplo de la idea general de que, a largo plazo, las variaciones monetarias no deben tener ningún efecto sobre los precios relativos de una economía^3.
(^3) Este efecto recibe el nombre de Irving Fisher, de la Universidad de Yale y uno de los grandes economistas esta- dounidenses de principios del siglo XX. El efecto es analizado con detalle en su libro The Theory of Interest (Nueva York: MacMillan, 1930). Fisher ofreció una versión anticipada de la condición de la paridad de intereses, en la que se basa nuestra teoría del equilibrio del mercado de divisas.
422 PARTE 3 ■^ Tipos de cambio y macroeconomía de una economía abierta
de cambio. En el caso de una disminución de la oferta monetaria con rigidez de precios, es nece- sario un aumento de los tipos de interés para mantener el equilibrio en el mercado de dinero, ya que el nivel de precios no puede disminuir rápidamente como respuesta a una disminución de la oferta monetaria. Con precios rígidos, un aumento de los tipos de interés se relaciona con una inflación esperada más reducida y una apreciación de la moneda, de modo que esta se aprecia de inmediato. Sin embargo, en nuestro ejemplo del enfoque monetario de una aceleración del crecimiento de la oferta monetaria, el aumento del tipo de interés está relacionado con una tasa de inflación esperada más elevada y, por tanto, con una moneda que será más débil en el futuro. El resultado será una depreciación inmediata de la moneda^5.
FIGURA 16. Trayectorias a largo plazo de las variables económicas de los Estados Unidos tras un incremento permanente de la tasa de crecimiento de la oferta monetaria estadounidense Tras el aumento de la tasa de crecimiento de la oferta monetaria en el instante t 0 en el panel (a), el tipo de interés (en el panel (b)), el nivel de precios (en el panel (c)) y el tipo de cambio (en el panel (d)) se desplazan a unas nuevas trayectorias de equilibrio a largo plazo. (La oferta monetaria, el nivel de precios y el tipo de cambio se miden en una escala de logaritmos naturales que permite representar como líneas rectas las variables que se mueven a tasas proporcionales constantes cuando se representan gráficamente a lo largo del tiempo. La pendiente de la línea es igual a la tasa de crecimiento proporcional de la variable.)
Pendiente = π
Pendiente = π Pendiente = π
(a )
(c)
Oferta monetaria de los Estados Unidos, M US
Nivel de precios de los Estados Unidos, P US
(b)
(d)
Tipo de interés del dólar, R $
Tipo de cambio dólar/euro, E $/€
Pendiente = π + Δπ
Pendiente = π + Δπ (^) Pendiente = π + Δπ
M US, t 0
t 0 Tiempo t 0 Tiempo
R $^1
R $^2 = R $^1
t 0 Tiempo t 0 Tiempo
(^5) Las ofertas monetarias nacionales muestran normalmente una tendencia al alza a lo largo del tiempo, como en la Figura 16.1a. Estas tendencias dan lugar a las correspondientes tendencias al alza de los niveles de precios; si las tendencias de los niveles de precios de dos países difieren, la PPA implica asimismo una tendencia de su tipo de cambio respectivo. De ahora en adelante, cuando nos refiramos a un cambio de la oferta monetaria, del nivel de precios o del tipo de cambio querremos indicar que se produce un cambio en la variable con respecto a la tendencia esperada anteriormente, es decir, un desplazamiento en paralelo en la trayectoria de la tendencia. Cuando, por el contrario, queramos considerar los cambios en las pendientes de las tendencias, lo afirmaremos explícitamente.
CAPÍTULO 16 ■^ El nivel de precios y el tipo de cambio a largo plazo 423
Estos efectos tan diferentes de las variaciones de los tipos de interés subrayan nuestra adver- tencia inicial de que una explicación de los tipos de cambio basada en los tipos de interés debe considerar minuciosamente todos los factores que influyen sobre las variaciones de los tipos de cambio. Esos factores pueden afectar simultáneamente a los tipos de cambio futuros y, por consiguiente, pueden tener un impacto decisivo en la respuesta del mercado de divisas a una variación del tipo de interés. El apéndice de este capítulo muestra con detalle los cambios en las expectativas en el caso que hemos analizado.
Evidencia empírica de la PPA y de la ley del precio único
¿En qué medida explica la teoría de la PPA los datos reales de los tipos de cambio y de los nive- les de precios nacionales? Una breve respuesta consiste en afirmar que todas las versiones de la teoría de la PPA obtienen una evidencia empírica escasa a la hora de explicar los hechos. En par- ticular, las variaciones de los índices de precios nacionales nos dicen, a menudo, más bien poco, por no decir nada, acerca de las variaciones de los tipos de cambio. Sin embargo, no debería concluir de esta evidencia que el esfuerzo realizado en estudiar la PPA ha sido en vano. Como veremos más adelante en este capítulo, la PPA constituye una piedra angular de los modelos del tipo de cambio más realistas que el del enfoque monetario. Más aún, el fracaso empírico de la PPA nos aporta importantes indicios acerca de cómo deben ser construidos estos modelos. Para contrastar la PPA absoluta, los economistas comparan los precios internacionales de una amplia cesta de productos que sirve de referencia, mediante un ajuste minucioso de las diferencias de los productos supuestamente idénticos en diferentes países. En estas compara- ciones se llega normalmente a la conclusión de que no se cumple la PPA absoluta: los precios de las cestas con productos idénticos, cuando son convertidos a una sola moneda, difieren de forma importante en los distintos países. Incluso la ley del precio único no se acaba de cumplir del todo, como muestran algunos análisis recientes efectuados a partir de la desagregación del nivel de precios según el tipo de producto. Desde comienzos de los años setenta los productos manufacturados, que son muy similares entre ellos, han sido vendidos a precios muy diferentes en distintos mercados. Dado que el argumento que conduce a la PPA absoluta se basa en la ley del precio único, no es sorprendente que la PPA no se ajuste a los datos^6. La PPA relativa ofrece algunas veces una interpretación razonable de los datos, pero nor- malmente tampoco lo consigue demasiado bien. La Figura 16.2 refleja la debilidad de la PPA relativa al representar de forma conjunta el tipo de cambio del yen con respecto al dólar, E ¥/$, y la ratio de los niveles de precios de Japón con respecto a los Estados Unidos, P J /P US, durante
(^6) En el caso de estudio presentado más adelante se analizan algunas evidencias contrarias a la PPA absoluta. Con respecto a la ley del precio único, véase, por ejemplo, Peter Isard, «How Far Can We Push the Law of One Price?» American Economic Review 67 (diciembre de 1977), pág. 942-948; Gita Gopinath, Pierre-Olivier Gourinchas, Chang-Tai Hsie y Nicholas Li, «International Prices, Costs, and Markup Differences», American Economic Review 1010 (octubre de 2011), pág. 2450-2486; Mario J. Crucini y Anthony Landry, «Accounting for Real Exchange Rates Using Micro-Data», documento de trabajo 17812, National Bureau of Economic Research, febrero de 2012; y el artículo de Goldberg y Knetter de las Lecturas recomendadas. (^7) Los indicadores del nivel de precios en la Figura 16.2 son números índices, y no dólares. Por ejemplo, el índice de precios al consumo de los Estados Unidos (IPC) fue de 100 en 2000, año base, y solo 50 en 1980, por lo que el precio en dólares de la cesta de productos de referencia del consumo típico de los Estados Unidos se duplicó entre 1980 y
CAPÍTULO 16 ■^ El nivel de precios y el tipo de cambio a largo plazo 425
Explicaciones de los problemas de la PPA
¿Qué explica los resultados empíricos negativos mencionados en el apartado anterior? Existen varios problemas inmediatos de nuestra construcción racional de la teoría de la PPA de los tipos de cambios, la cual, a su vez, partía de la ley del precio único.
1. En contra de los supuestos en los que se basa la ley del precio único, en el mundo real existen costes de transporte y restricciones al comercio. Estas barreras comerciales pueden ser suficientemente importantes para evitar que se intercambien algunos bienes y servicios entre diferentes países. 2. Las prácticas monopolistas y oligopolistas en los mercados de bienes se pueden su- mar a los costes de transporte y a las otras barreras al comercio, y debilitar más aún la rela- ción que existe entre los precios de productos similares que son vendidos en países diferentes. 3. Dado que los datos sobre la inflación publicados en diferentes países se realizan para distintas cestas de productos, no existe razón alguna para que las variaciones del tipo de cambio compensen las diferencias de las mediciones oficiales de la inflación, incluso cuando no existen barreras al comercio y todos los productos son comerciables.
Los costes de transporte y las restricciones al comercio encarecen la acción de desplazar los pro- ductos entre mercados localizados en diferentes países y debilitan, por tanto, el mecanismo de la ley del precio único en que se basa la PPA. Supongamos, una vez más, el mismo jersey que se vende por 45 dólares en Nueva York y por 30 libras en Londres, cuyo envío por barco entre las dos ciudades cuesta dos dólares. Con un tipo de cambio de 1,45 dólares por libra, el precio en dólares de un jersey en Londres es de (1,45 dólares por libra) × (30 libras) = 43,50 dólares, pero un importador estadounidense hubiera pagado 43,50 dólares + 2 dólares = 45,50 dólares por comprar el jersey en Londres y enviarlo a Nueva York. Con un tipo de cambio de 1,45 dólares por libra no se cubriría, por tanto, el embarque de los jerséis de Londres a Nueva York, aunque su precio en dólares fuera más elevado en la segunda de estas ciudades. Análogamente, con un tipo de cambio de 1,55 dólares por libra, un exportador estadounidense hubiera perdido dinero enviando jerséis de Nueva York a Londres, incluso si el precio de 45 dólares de Nueva York hu- biera sido inferior al de los jerséis en Londres, que ahora costarían 46,50 dólares. La lección de este ejemplo es que los costes de transporte relajan el estrecho vínculo entre los tipos de cambio y los precios de los bienes, implícito en la ley del precio único. Cuanto mayores son los costes de transporte, mayor será el intervalo en el que podrá moverse el tipo de cambio, dados los precios de los bienes en diferentes países. Las restricciones oficiales al comercio, tales como los aranceles, tienen un efecto similar, ya que la tarifa pagada en aduanas influye en el beneficio del importador, del mismo modo que le afecta el importe del embarque. Cualquier tipo de barrera al comercio debilita la base de la PPA, ya que permite que el poder adquisitivo de una divisa determinada difiera cada vez más de un país a otro. Por ejemplo, en presencia de barreras al comercio, un dólar no necesita dar tanto de sí en Londres como en Chicago, y de hecho no lo hace, como habrán podido comprobar quienes hayan estado en Londres. Como se recordará de la teoría del comercio internacional, los costes de transporte pue- den ser tan elevados, con respecto a los de producción, que no pueden ser comercializados in- ternacionalmente con la obtención de un beneficio. Esos bienes y servicios son denominados no comercializables. El ejemplo más notable de un producto no comercializable es un corte de pelo. Un francés que desee un corte de pelo estadounidense tiene que desplazarse a los Estados Unidos, o hacer que un peluquero estadounidense se desplace a Francia. En cualquier caso, el coste del transporte es tan elevado en relación con el precio del servicio que se adquiere que, excepto en el caso de los turistas, las peluquerías francesas solo son visitadas por los residentes en Francia, mientras que las de los Estados Unidos solo lo son por los residentes en este país. La existencia de bienes y servicios no comercializables en todos los países, cuyos precios no es- tán vinculados a escala internacional, hace que se produzcan desviaciones sistemáticas incluso de
426 PARTE 3 ■^ Tipos de cambio y macroeconomía de una economía abierta
la PPA relativa. Dado que el precio de un bien no comercializable está totalmente determinado por sus curvas de oferta y demanda nacionales, los desplazamientos de estas funciones pueden hacer que el precio de una amplia cesta de productos de referencia se modifique con respecto al precio de la misma cesta en el extranjero. Si todo lo demás permanece constante, un aumento del precio de los productos no comercializables de un país incrementará su nivel de precios en relación con los niveles de precios del exterior (con todos los niveles de precios de todos los países expresados en una misma divisa). Visto de otro modo, el poder adquisitivo de cualquier divisa dada disminuirá en los países en los que los precios de los productos no comercializables aumenten. El nivel de precios de cada país incluye una amplia variedad de productos no comercializables, además de los servicios de peluquería, los tratamientos médicos rutinarios, las clases de danza aeró- bica y la vivienda, entre otros. En términos generales, cabe identificar los bienes comercializables con los productos manufacturados, las materias primas y los productos agrícolas. Los productos no comercializables son principalmente servicios y el producto de la industria de la construcción. Naturalmente, existen excepciones a esta regla; por ejemplo, los servicios prestados por los bancos y por los intermediarios financieros pueden a menudo ser comercializados internacionalmente. (El auge de Internet, sobre todo, ha ampliado la variedad de servicios comercializables.) Por otra parte, las restricciones al comercio, si son suficientemente importantes, hacen que los productos que normalmente serían comercializables se conviertan en no comercializables. De este modo, en la mayoría de los países algunos productos manufacturados no son comercializables. Podemos hacernos una idea aproximada de la importancia de los productos no comerciali- zables en la economía estadounidense si observamos la contribución del sector servicios y de la industria de la construcción al PNB de dicho país. En los últimos años, los servicios han represen- tado cerca del 75% del PNB de los Estados Unidos. Aunque los servicios suelen cubrir una cuota menor del PNB en las economías menos desarrolladas, los productos no comercializables siempre suponen un componente importante de este PNB en todas partes. Los productos no comerciali- zables ayudan a explicar las amplias distorsiones de la PPA relativa mostradas en la Figura 16.2.
Cuando las barreras al comercio coinciden con unas estructuras de mercado de competencia imperfecta, las interrelaciones entre los niveles de precios nacionales son todavía más débiles. Se produce un caso extremo cuando una sola empresa vende un producto a diferentes precios en diferentes mercados. Cuando una empresa vende el mismo producto a precios distintos en los distintos mercados decimos que practica una política «pricing-to-market». La política «pricing-to-market» puede reflejar las distintas condiciones de la demanda en los distintos países. Por ejemplo, los países en los que la demanda es más inelástica a los precios tenderán a cobrar mayores tasas de «mark-up» con respecto al coste de producción del vendedor monopolista. Los estudios empíricos de los datos de exportaciones de empresas han ofrecido una fuerte evidencia empírica de una omnipre- sente política «pricing-to-market» en el comercio de las manufacturas^10. Por ejemplo, en enero de 2011 un Volkswagen Passat costaba 4.000 dólares más en Austria que en Irlanda, aunque ambos países comparten la misma moneda (el euro) y pese de los es- fuerzos de la Unión Europea, a lo largo de muchos años, de eliminar las barreras al comercio intraeuropeo (véase el capítulo 21). Esta discriminación de precios sería difícil si no resultara muy caro para los consumidores comprar los automóviles en Irlanda y conducirlos o enviarlos a Austria, o si los consumidores consideraran que los demás automóviles disponibles en Austria son unos buenos sustitutivos del Passat. Sin embargo, la combinación de la diferenciación de
(^10) Para una revisión detallada de esta evidencia empírica, véase el artículo de Goldberg y Knetter citado en las Lecturas recomendadas al final de este capítulo. Las contribuciones teóricas a la fijación de precios por merca- dos incluyen Rudiger Dornbush, «Exchange Rates and Prices», American Economic Review 77 (marzo de 1987), pág. 93-106; Paul R. Krugman, «Pricing to Market When the Exchange Rate Changes», en Sven W. Arndt y J. David Richardson, eds., Real-Financial Linkages among Open Economies (Cambridge, MA: MIT Press, 1987); y Andrew Atkeson y Ariel Burstein, «Princing-to-Market, Trade Costs, and International Relative Prices», American Economic Review 98 (diciembre de 2008), pág. 1998-2031.
428 PARTE 3 ■^ Tipos de cambio y macroeconomía de una economía abierta
nada de su índice que corrige el hecho de que los costes laborales suelen ser menores en los países más pobres.** Hemos reproducido los resultados del infor- me de The Economist del mes de enero de 2013. La tabla adjunta muestra los precios de las Big
Mac en diversos países, medidos en dólares es- tadounidenses. Estos precios varían desde un máximo de 7,84 dólares en Noruega (un 79,4% superior al precio estadounidense), hasta solo 2,19 dólares en Hong Kong (menos de la mitad del precio estadounidense).
Estándar de la hamburguesa Precios del Big Mac PPA implícita en dólares*
Tipo de cambio a 30 de enero
Infra (–)/sobre (+) valoración frente En moneda local En dólares al dólar, % Estados Unidos $4,37 4,37 1,00 1,00 0, Argentina Peso 19,00 3,82 4,35 4,98 –12, Australia A$4,70 4,90 1,08 0,96 12, Brasil Real 11,25 5,64 2,58 1,99 29, Gran Bretaña £2,69 4,25 0,62 0,63 –2, Canadá C$5,41 5,39 1,24 1,00 23, Chile Peso 2.050,00 4,35 469,39 471,75 –0, China Yuan 16,00 2,57 3,66 6,22 –41, República Checa Koruna 70,33 3,72 16,10 18,89 –14, Dinamarca DK 28,50 5,18 6,53 5,50 18, Egipto Libra 16,00 2,39 3,66 6,69 –45, Zona euro €3,59 4,88 0,82 0,74 11, Hong Kong HK$ 17,00 2,19 3,89 7,76 –49, Hungría Forint 830,00 3,82 190,04 217,47 –12, Indonesia Rupia 27.939,00 2,86 6.397,18 9.767,50 –34, Israel Shekel 14,90 4,00 3,41 3,72 –8, Japón ¥320,00 3,51 73,27 91,07 –19, Malasia Ringgit 7,95 2,58 1,82 3,08 –41, México Peso 37,00 2,90 8,47 12,74 –33, Nueva Zelanda NZ$5,20 4,32 1,19 1,20 –1, Noruega Kroner 43,00 7,84 9,84 5,48 79, Perú Sol 10,00 3,91 2,29 2,56 –10, Filipinas Peso 118,00 2,91 27,02 40,60 –33, Polonia Zloty 9,10 2,94 2,08 3,09 –32, Rusia Rublo 72,88 2,43 16,69 30,05 –44, Arabia Saudí Riyal 11,00 2,93 2,52 3,75 –32, Singapur S$4,50 3,64 1,03 1,23 –16, Sudáfrica Rand 18,33 2,03 4,20 9,05 –53, Corea del Sur Won 3.700,00 3,41 847,19 1.085,48 –22, Suecia SKR 48,40 7,62 11,08 6,35 74, Suiza CHF 6,50 7,12 1,49 0,91 63, Taiwán NT$75,00 2,54 17,17 29,50 –41, Tailandia Baht 87,00 2,92 19,92 29,76 –33, Turquía Lira 8,45 4,78 1,93 1,77 9, *Paridad del poder adquisitivo: precio local dividido por el precio en los Estados Unidos. Fuentes: McDonald’s, The Economist , enero de 2013. Los tipos de cambio son la moneda local por dólar.
** Véase la página web de índices Big Mac en http://www.economis.com/content/big-mac-index, de la que se han extraí- do los datos.
CAPÍTULO 16 ■^ El nivel de precios y el tipo de cambio a largo plazo 429
Dado que la PPA relativa hace predicciones acerca de las variaciones de los precios, más que de los niveles de precios, constituye un concepto razonable, independientemente de la composi- ción de las cestas utilizadas para expresar los niveles de precios en los países que se comparan. Si todos los precios de los Estados Unidos aumentan un 10% y el dólar se deprecia con respecto a los demás países un 10% (con el supuesto de que no se producen cambios en el exterior), la PPA relativa se cumplirá al margen del índice del nivel de precios nacional o extranjero que se escoja.
Para cada país podemos calcular una «PPA en Big Macs» que es el nivel hipotético del tipo de cambio que igualaría el precio en dólares de las Big Mac vendidas localmente con su precio de 4,37 dólares en los Estados Unidos. Por ejem- plo, en enero de 2013 un dólar estadounidense costaba unas 5,48 coronas noruegas en el merca- do de divisas, lo que explicaba el precio de 7, dólares de la Big Mac en Noruega, bastante su- perior al precio estadounidense. El tipo de cam- bio que habría igualado los precios de las ham- burguesas en Noruega y en los Estados Unidos era: (43 coronas por hamburguesa)/(4,37 dólares por hamburguesa) = 9,84 coronas por dólar, un tipo de cambio mucho más barato en términos de dólares (lo que hacía, de hecho, más baratas las hamburguesas noruegas). Se suele decir que una moneda está sobrevalo- rada cuando su tipo de cambio hace que los bie- nes nacionales sean caros en relación con bienes parecidos vendidos en el extranjero, y que está infravalorada en el caso contrario. Por ejemplo, en el caso de la corona noruega, el grado de so- brevaloración es el porcentaje en el que el precio de mercado en dólares de una corona excede la tasa hipotética de la PPA de las Big Mac, o
100 × (9,84 – 5,48)/5,48 = 79,6%.
Por supuesto, este es exactamente el porcentaje por el que el precio en dólares de la hamburguesa noruega supera al precio de la hamburguesa en los Estados Unidos y, por tanto, el porcentaje se- gún el cual el precio real en dólares de una coro- na es superior al precio hipotético de la Big Mac. Análogamente, en enero de 2013 el precio en dólares del yuan chino era un 41,1% inferior al nivel necesario para cumplir la paridad de pre- cios de la hamburguesa: la divisa de ese país esta- ba infravalorada en un 41,1%, según el indicador de las Big Mac. La divisa de China se tendría que apreciar sustancialmente frente a dólar para ali-
near los precios de las Big Mac en China y los Estados Unidos. Por el contrario, la divisa no- ruega se tendría que depreciar sustancialmente. Por lo general, se define el «tipo de cambio de la PPA» como aquel que iguala los precios inter- nacionales de determinada cesta general de bie- nes y servicios, y no solo los precios de las ham- burguesas. Como veremos, hay varias razones por las que cabría esperar que la PPA no se cum- pla exactamente, incluso en largos periodos. Así pues, a pesar del uso generalizado de términos como sobrevaloración , los responsables políticos tienen que ser muy cautos al juzgar si determina- do nivel de tipos de cambio puede ser indicio de una necesidad de realizar cambios en la política económica. Sin embargo, los responsables políticos ha- rían bien si tuvieran en cuenta los extremos de una sobrevaloración o una infravaloración. Analicemos el caso de Islandia. En enero de 2006 Islandia tenía un precio en dólares de la Big Mac de 7,44 dólares, y una sorprendente sobrevalo- ración de su moneda del 131% según la escala Big Mac. A continuación, el pequeño país se vio arrasado por la crisis financiera global que analizaremos en detalle en los capítulos 19 y 20. De unas 68 coronas islandesas por dólar en 2006, la divisa se depreció hasta unas 120 coronas por dólar en 2010. A diferencia de otros muchos países, Islandia importa los ingredientes de las hamburguesas, cuyos precios en coronas aumen- taron drásticamente debido a la depreciación. El repentino incremento de costes hizo que la franquicia no fuera rentable salvo que se impu- siera un fuerte incremento de los precios a los clientes. Pero la economía de Islandia se había visto gravemente perjudicada por la crisis. En vez de subir los precios, el propietario de la fran- quicia cerró los tres restaurantes McDonald’s en Islandia. Por ello, el país ya no aparece en la en- cuesta de The Economist .†
† (^) Véase Omar R. Valdimarsson, «McDonald’s Closes in Iceland alter Krona Collapse», Bloomberg News, 26 de octubre de 2009. Disponible en http://www.bloomberg.com/apps/news?pid_newsarchive&sid=amu4.WTVaqjI
CAPÍTULO 16 ■^ El nivel de precios y el tipo de cambio a largo plazo 431
La investigación sobre las diferencias de precios ha puesto al descubierto una sorprendente regularidad empírica: cuando se expresan en una sola mo- neda, los niveles de precios de los países tienen una correlación positiva con el nivel de renta per cápita_._ En otras palabras, un dólar, cuando es convertido a una moneda local al tipo de cambio del mercado, generalmente tiene más valor en un país pobre que en un país rico. La Figura 16.3 ilustra la relación existente entre los niveles de precios y la renta; cada punto representa un país diferente. El análisis del apartado anterior sobre el papel de los bienes no comercializables en la deter- minación de los niveles de precios nacionales sugiere que las variaciones internacionales de los precios de este tipo de productos pueden contribuir a las discrepancias en los niveles de precios entre los países ricos y pobres. Los datos disponibles confirman que los productos no comer- cializables tienden a ser más caros (en relación con los comercializables) en los países más ricos. Una razón del precio relativo más bajo de los bienes no comercializables en los países po- bres fue sugerida por Bela Balassa y Paul Samuelson^13. La teoría de Balassa-Samuelson supo-
conduce a desviaciones predecibles con respecto a la PPA. El Caso de estudio titulado «¿Por qué el nivel de precios es más reducido en los países pobres?» plantea uno de los principales mecanis- mos existentes detrás de estas tendencias.
FIGURA 16.
Niveles de precios y rentas reales, 2010
Los niveles de precios de los países tienden a aumentar a medida que sus rentas aumentan. Cada punto identifica a un país. La línea recta indica la mejor predicción estadística del nivel relativo de los precios de un país en comparación con los Estados Unidos, a partir de su renta real per cápita_._
Fuente: Penn World Table, versión 7.1.
Renta real per cápita (en dólares de 2005)
Nivel de precios relativos con respecto a los Estados Unidos (Estados Unidos = 100)
0
20
40
60
80
100
120
140
160
0 10.000 20.000 30.000 40.000 50.000 60.
(^13) Véase Balassa, «The Purchasing Power Parity Doctrine: A Reappraisal». Journal of Political Economy 72 (di- ciembre de 1964), pág. 584-596, y Samuelson, «Theoretical Notes on Trade Problems». Review of Economics and Statistics 46 (mayo de 1964), pág. 145-154. La teoría de Balassa-Samuelson fue anticipada por algunas observacio- nes de Ricardo. Véase Jacob Viner, Studies in the Theory of International Trade (Nueva York: Harper & Brothers, 1937), pág. 315.
432 PARTE 3 ■^ Tipos de cambio y macroeconomía de una economía abierta
Más allá de la paridad del poder adquisitivo: un modelo
general de los tipos de cambio a largo plazo
¿Por qué dedicar tanto tiempo a la teoría de la paridad del poder adquisitivo cuando está pla- gada de excepciones y los hechos parecen contradecirla? Hemos analizado las consecuencias de la PPA porque su idea básica de relacionar los tipos de cambio a largo plazo con los niveles de precios a largo plazo es un punto de partida de gran utilidad. El enfoque monetario presentado antes, que supone que se verifica la PPA, es demasiado sencillo para proporcionar
(^14) Véase Kravis y Lipsey, Toward an Explanation of National Price Levels. Princeton Studies in International Finance 52 (International Finance Section, Department of Economics, Princeton University, noviembre de 1983); y Bhagwati, «Why Are Services Cheaper in the Poor Countries?», Economic Journal 94 (junio de 1984), pág. 279-286. (^15) Este razonamiento supone que las diferencias en la dotación de factores entre los países ricos y los países pobres son suficientemente importantes para que no se cumpla la igualación del precio de los factores.
ne que el factor trabajo en los países pobres es menos productivo que el de los países ricos en el sector de los bienes comercializables, pero que las diferencias de productividad internacio- nales en los bienes no comercializables son insignificantes. Sin embargo, si los precios de los productos comercializables son aproximadamente iguales en todos los países, una productivi- dad más reducida en las industrias de los productos comercializables en los países más pobres implica unos salarios más reducidos que en el extranjero, menores costes de producción en los no comercializables y, por tanto, un precio más reducido de los bienes no comercializa- bles. Los países ricos, con una productividad más elevada en los productos comercializables, tenderán a tener unos precios más elevados en los precios de los bienes no comercializables y unos niveles de precios más elevados. Las estadísticas de la productividad apoyan empíri- camente el postulado sobre el diferencial de productividad de Balassa-Samuelson. Además, es posible que las diferencias internacionales de productividad sean más importantes en los productos comercializables que en aquellos que no lo son. Independientemente de si un país es rico o pobre, un peluquero solo puede ofrecer un determinado número de cortes de pelo a la semana, pero puede haber un mayor campo de aplicación para las diferencias de pro- ductividad entre países en los sectores de productos comercializables, como los ordenadores personales. Una teoría alternativa, que intenta explicar el nivel de precios más reducido de los países pobres, es la desarrollada por Jagdish Bhagwati, de la Universidad de Columbia, por Irving Kravis, de la Universidad de Pennsylvania, y Roberts Lipsey, de la City University de Nueva York^14. La opinión de Bhagwati-Kravis-Lipsey parte de las diferencias de las dotaciones de capital y trabajo, más que de las diferencias de productividades, pero también sostiene que el precio relativo de los bienes no comercializables aumenta a medida que lo hace la renta real per cápita. Dado que los países ricos tienen una relación capital-trabajo más elevada, la productividad marginal del trabajo es mayor que la de los países pobres y, por tanto, su nivel de salarios es superior 15. Los bienes no comercializables, principalmente servicios, son obvia- mente intensivos en trabajo en relación con los comercializables. Dado que el factor trabajo es menos costoso en los países pobres, y se utiliza en los bienes no comercializables de forma intensiva, estos resultarán también más competitivos que en los países ricos, los cuales tienen unos salarios más elevados. Una vez más, esta diferencia internacional del precio relativo de los bienes no comercializables sugiere que el nivel general de precios, cuando se expresa en una sola divisa, debe ser más elevado en los países ricos que en los pobres.