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Reflexiones sobre la Muerte en Tiempos de Pandemia: Un Ensayo Filosófico, Monografías, Ensayos de Filosofía

Ensayo sobre la muerte Ensayo sobre la muerte Ensayo sobre la muerte

Tipo: Monografías, Ensayos

2020/2021

Subido el 15/01/2021

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ENSAYO SOBRE LA MUERTE
¿Qué es la muerte para usted? ¿Qué percepción se tiene de la muerte en tiempos de
pandemia?
Cuando llegamos al mundo, no lo sabemos, pero, únicamente una cosa tenemos segura y
esta es que todo lo que tiene un comienzo tiene un final. Comienzo y final son opuestos,
antónimos, tal como día y noche, como frio y calor, como vida y muerte.
La muerte es el fin de la vida y no hablo de un “fin” solo como la conclusión de esta, sino
en todo el sentido estricto de la palabra: nacimos para morir, es nuestro único destino
certero y todo lo que hacemos en este mundo es actuar buscando acortar o alargar este
camino hacia nuestro destino fatal, ya sea consciente o inconscientemente.
La muerte es el final del viaje, un viaje en el que no hacemos otra cosa que construir, desde
nuestro alcance y entendimiento, lo que quisiéramos poder decir que hicimos en vida,
después de morir; como si hubiera alguien a quien decírselo después de la muerte, como si
pudiéramos hablarlo con alguien, o siquiera con nosotros mismos.
No lo sabemos. Nada tenemos seguro, salvo la muerte. ¿O no? Sera que ni siquiera
pudiéramos asegurar que morimos, porque ¿de que manera podríamos asegurar que alguna
vez vivimos?
El duelo, por ejemplo, considero que tiene mas que ver con la vida que con la muerte, no
lloramos porque alguien murió, sino que lloramos porque esa persona alguna vez vivió y ya
no lo hace más. Adolecemos por su ausencia, mientras que esa persona ni por enterada se
da; simplemente dejó de existir, si consideramos el “dejar” el cuerpo como el final de la
existencia.
Así pues, la muerte es el fin egoísta de nuestra igualmente egoísta vida, en la que solo nos
preocupamos por caminar (o dejar de hacerlo), casi nunca pensando en la persona que me
acompaña en el viaje y, cuando esto ultimo ocurre, generalmente es para tener una
retribución personal, para sentir que hice algo positivo y trascendente en mi aburrido y soso
peregrinar hacia la muerte.
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ENSAYO SOBRE LA MUERTE

¿Qué es la muerte para usted? ¿Qué percepción se tiene de la muerte en tiempos de pandemia? Cuando llegamos al mundo, no lo sabemos, pero, únicamente una cosa tenemos segura y esta es que todo lo que tiene un comienzo tiene un final. Comienzo y final son opuestos, antónimos, tal como día y noche, como frio y calor, como vida y muerte. La muerte es el fin de la vida y no hablo de un “fin” solo como la conclusión de esta, sino en todo el sentido estricto de la palabra: nacimos para morir, es nuestro único destino certero y todo lo que hacemos en este mundo es actuar buscando acortar o alargar este camino hacia nuestro destino fatal, ya sea consciente o inconscientemente. La muerte es el final del viaje, un viaje en el que no hacemos otra cosa que construir, desde nuestro alcance y entendimiento, lo que quisiéramos poder decir que hicimos en vida, después de morir; como si hubiera alguien a quien decírselo después de la muerte, como si pudiéramos hablarlo con alguien, o siquiera con nosotros mismos. No lo sabemos. Nada tenemos seguro, salvo la muerte. ¿O no? Sera que ni siquiera pudiéramos asegurar que morimos, porque ¿de que manera podríamos asegurar que alguna vez vivimos? El duelo, por ejemplo, considero que tiene mas que ver con la vida que con la muerte, no lloramos porque alguien murió, sino que lloramos porque esa persona alguna vez vivió y ya no lo hace más. Adolecemos por su ausencia, mientras que esa persona ni por enterada se da; simplemente dejó de existir, si consideramos el “dejar” el cuerpo como el final de la existencia. Así pues, la muerte es el fin egoísta de nuestra igualmente egoísta vida, en la que solo nos preocupamos por caminar (o dejar de hacerlo), casi nunca pensando en la persona que me acompaña en el viaje y, cuando esto ultimo ocurre, generalmente es para tener una retribución personal, para sentir que hice algo positivo y trascendente en mi aburrido y soso peregrinar hacia la muerte.

Léase este texto en un tono nada depresivo ni fatalista, no es esa la intención, sino que esta es más bien realista, tratando en todo momento de ser objetivo en un análisis filosófico alrededor de lo que significa la palabra muerte, aunque pareciera que la objetividad es solo un ideal al que aspiramos como seres humanos en general, imposible de alcanzar, contrario a la muerte. Durante este año se ha visto a la muerte cada vez menos como un ente ajeno y lejano y más bien como una realidad que nos acompaña a diario, como si fuera (que es) una parte inherente al ser humano, algo de lo que no pudiera deslindarse, aunque quisiera. La enfermedad es la ventana a la muerte. Cuando enfermamos, o alguien cercano a nosotros lo hace, entonces somos capaces de asomarnos por esa ventana y verla, lejos pero cerca, acechando, pero no en una manera violenta, sino paciente y con una actitud de esperar el momento en el que podrá interrumpir nuestra vida. Y otra vez me refiero a la muerte como este ente con calidades y actitudes humanas, que no tiene, pero que es imposible dejar de atribuirle, teniendo tal simbiosis con nuestra vida. La crisis de salud que atravesamos debido a la pandemia -que se origino a partir de que una persona jugara a “ser la muerte” y decidiera el destino de otro ser vivo alimentándose de el- nos acerca peligrosamente, ya sea de forma consciente o inconsciente, a enfrentarnos cara a cara con la muerte. Todo comienza al enterarnos de que ha ocurrido un contagio por aquí y otro por allá, lejos, distante, desconocido, aunque cuantificable. Después empieza a suceder al amigo del primo de un amigo, luego al primo de mi amigo, hasta que llega a los círculos inmediatos. Entonces es que fuimos viendo como la presencia metafórica de la muerte se ha ido acercando a nosotros, tambien de manera metafórica y no ilustrativa. Es entonces que sentimos miedo, como si no hubiéramos estado esperando ese momento, como si no supiéramos que ese momento iba a llegar, o tal vez sí, pero no ahora, no tan pronto, no de esta manera, como si estuviéramos diciendo “espérame porque dejé la estufa encendida”, o “porque todavía no he cenado”. Aquí es donde volvemos otra vez al egoísmo. ¿Qué nos hace creer que debiéramos tener la autoridad para decidir en que momento es ideal morir?