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equipo 1 actividad a desarrollar, Apuntes de Ética

solo para realizar la actividad

Tipo: Apuntes

2021/2022

Subido el 23/06/2022

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arnold-a-p 🇨🇴

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EL CASO DE HELNY S. A., INDUSTRIA Y COMERCIO DE EMPAQUES
ESPECIALES
Helny S. A., Industria y comercio de empaques especiales, fabrica empaques y envases
especiales para las empresas farmacéuticas y de bebidas. Fue fundada por Alfredo Brunassi,
y éste le propuso a su amigo Sergio de Castro, tornero mecánico, conformar una sociedad.
Sergio se encargó de las funciones de jefe de producción, mecánico y proyectista de nuevas
máquinas.
La pequeña fábrica experimentó una gran evolución. Sergio y Brunassi resolvieron contratar
un vendedor, Sebastián de Souza. Con el ingreso de Sebastián se incrementaron los pedidos
y, por ende, aumentó la producción, de manera que la fábrica tuvo que ser trasladada a
otro local con dependencias más amplias. Helny enfrentó un problema grave: falta de
aluminio en el mercado para mantener su producción. La dificultad para encontrar aluminio
y los precios en vertiginosa alza provocaron inconvenientes financieros a la empresa debido
a los retrasos en la producción: acumulación de pedidos y retraso en las entregas; baja
productividad, como consecuencia de la falta de materia prima; paralización de la
producción por falta de material de trabajo y precaria situación financiera, pues los atrasos
de pagos de los clientes por el retardo en las entregas provocaron igualmente atrasos
en el pago de los proveedores, y de las comisiones de las ventas. Helny obtuvo préstamos
para pagar sus deudas con los proveedores, pero no alcanzaron para cubrir el monto de las
comisiones acumuladas por Sebastián, y éste pasó a participar en la sociedad en la
proporción de la deuda.
Helny volvió a trabajar con regularidad, pues el suministro de aluminio se estabilizó en el
mercado, gracias al inicio de operaciones de una gran multinacional. Sebastián, que tenía
ciertas ideas innovadoras, propuso la contratación de algunos funcionarios, con el fin de
dejar más tiempo a Sergio para que pudiese crear y proyectar nuevas máquinas y
diversificar los productos de acuerdo con las exigencias de los clientes.
Con nuevas máquinas y técnicas operacionales más modernas, Helny experimentó una fase
de enorme desarrollo. Sergio se retiró de la sociedad y vendió su parte a Sebastián, quien
pasó a ser dueño de la mayor parte de las acciones de la sociedad. Ante el crecimiento de
la empresa, que llegó a más de 200 empleados, la fábrica fue trasladada de nuevo a un sitio
con mejores condiciones de trabajo. Brunassi se encargó directamente del área de
producción y mantenía un óptimo nivel de relaciones con el personal. Sebastián, que se
dedicaba exclusivamente a resolver los problemas administrativos, financieros y
comerciales de la empresa, no estaba de acuerdo con el exceso de libertad en las relaciones
que Brunassi mantenía con el personal, pues creía que esto traía ciertas consecuencias
negativas, ya que los obreros se volvían perezosos y holgazanes y se desinteresaban por sus
tareas.
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EL CASO DE HELNY S. A., INDUSTRIA Y COMERCIO DE EMPAQUES

ESPECIALES

Helny S. A., Industria y comercio de empaques especiales, fabrica empaques y envases especiales para las empresas farmacéuticas y de bebidas. Fue fundada por Alfredo Brunassi, y éste le propuso a su amigo Sergio de Castro, tornero mecánico, conformar una sociedad. Sergio se encargó de las funciones de jefe de producción, mecánico y proyectista de nuevas máquinas. La pequeña fábrica experimentó una gran evolución. Sergio y Brunassi resolvieron contratar un vendedor, Sebastián de Souza. Con el ingreso de Sebastián se incrementaron los pedidos y, por ende, aumentó la producción, de manera que la fábrica tuvo que ser trasladada a otro local con dependencias más amplias. Helny enfrentó un problema grave: falta de aluminio en el mercado para mantener su producción. La dificultad para encontrar aluminio y los precios en vertiginosa alza provocaron inconvenientes financieros a la empresa debido a los retrasos en la producción: acumulación de pedidos y retraso en las entregas; baja productividad, como consecuencia de la falta de materia prima; paralización de la producción por falta de material de trabajo y precaria situación financiera, pues los atrasos de pagos de los clientes —por el retardo en las entregas— provocaron igualmente atrasos en el pago de los proveedores, y de las comisiones de las ventas. Helny obtuvo préstamos para pagar sus deudas con los proveedores, pero no alcanzaron para cubrir el monto de las comisiones acumuladas por Sebastián, y éste pasó a participar en la sociedad en la proporción de la deuda. Helny volvió a trabajar con regularidad, pues el suministro de aluminio se estabilizó en el mercado, gracias al inicio de operaciones de una gran multinacional. Sebastián, que tenía ciertas ideas innovadoras, propuso la contratación de algunos funcionarios, con el fin de dejar más tiempo a Sergio para que pudiese crear y proyectar nuevas máquinas y diversificar los productos de acuerdo con las exigencias de los clientes. Con nuevas máquinas y técnicas operacionales más modernas, Helny experimentó una fase de enorme desarrollo. Sergio se retiró de la sociedad y vendió su parte a Sebastián, quien pasó a ser dueño de la mayor parte de las acciones de la sociedad. Ante el crecimiento de la empresa, que llegó a más de 200 empleados, la fábrica fue trasladada de nuevo a un sitio con mejores condiciones de trabajo. Brunassi se encargó directamente del área de producción y mantenía un óptimo nivel de relaciones con el personal. Sebastián, que se dedicaba exclusivamente a resolver los problemas administrativos, financieros y comerciales de la empresa, no estaba de acuerdo con el exceso de libertad en las relaciones que Brunassi mantenía con el personal, pues creía que esto traía ciertas consecuencias negativas, ya que los obreros se volvían perezosos y holgazanes y se desinteresaban por sus tareas.

Con la evolución de la empresa, los socios resolvieron transformarla en una sociedad anónima. Como Sebastián era el mayor accionista, fue elegido director presidente, y Brunassi director de producción. Para las demás funciones administrativas fueron nominados e incorporados a la sociedad Mauro Ramos Cardoso, director financiero; Luis Carlos de Souza, director comercial, y Celso de Souza, director administrativo. Los dos últimos eran hijos de Sebastián. Mauro Ramos Cardoso era administrador y, sobre todo, ejecutivo con una trayectoria brillante en el área financiera. Luis Carlos de Souza era administrador y tenía bastante experiencia en el área comercial, mientras que Celso de Souza, a pesar de tener también formación en administración, tenía poca experiencia empresarial. Después de estar algún tiempo en la empresa, Luis Carlos desarrolló algunas estrategias revolucionarias de acuerdo con los objetivos de la empresa, buscando diversificar aún más la producción, pero sin salirse del ramo de la actividad de los empaques y envases especiales. Obtuvo la licencia y la exclusividad para la fabricación de ciertos envases especiales. Helny montó una nueva fábrica, lo cual le demandó grandes inversiones financieras. De inmediato, el nuevo producto de plástico tuvo gran acogida en las industrias de bebidas. Como no se esperaban resultados tan rápidos, la producción era insuficiente. Luis Carlos pasó a ocuparse también de los problemas de producción y propuso elevar el número de obreros a 600. Sin embargo, compartía las mismas ideas de su padre en cuanto al trato con éstos. Comenzó a exigir una producción más elevada. La nueva fábrica funcionaba en tres turnos ininterrumpidos de ocho horas cada uno para aprovechar mejor las máquinas existentes. Los obreros veían imposible aumentar la producción, pues las máquinas inyectoras trabajaban en un proceso semiautomatizado que requería tiempos predeterminados para calentamiento, inyección y prensado del material plástico, y si los tiempos no se tenían en cuenta, las piezas saldrían deformadas o defectuosas. Tal como los obreros lo previeron, las piezas empezaron a salir deformes y defectuosas. A pesar de esto, Luis Carlos estaba preocupado por la producción y por la cantidad, no por la calidad de las piezas. Para elevar la producción, exigió el ingreso de personal con experiencia en el sector plástico —para supervisar y controlar a los obreros—; implantó sistemas rígidos de control, coordinados y ejecutados por cronometristas y cronoanalistas; y elaboró mapas de producción que mostraban los sectores más ineficientes. Los fabricantes de bebidas comenzaron a reclamar por la baja calidad de los productos que recibían, lo que iba justamente en contra de las ideas de su padre y de Brunassi, quienes siempre se preocuparon al máximo por la calidad. Las constantes devoluciones condujeron a la reducción de pedidos y, en consecuencia, de la producción, lo cual desencadenó índices elevados de costos y bajísima rentabilidad. Los demás miembros de la dirección,