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Tipo: Apuntes
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Por:
María Eugenia Parra Sabaj
Profesor Patrocinante:
Andrés Recasens Salvo
Tesis presentada a las Facultades de Ciencias Sociales y Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile para optar al grado de Doctora en Filosofía con Mención en Epistemología de las Ciencias Sociales
Santiago - Chile Primavera - 2005.
Dedico este estudio, a mi hija Danielita Yuri Parra [Q.E.P.D.] quien habitualmente me producía rupturas en mi línea de pensamiento, lo que me permitía ampliar la mirada.
A mi hija Arielita Yuri Parra , quien frecuentemente me instaba a tener autonomía de juicio y opinión propia.
A mi hija Emilita Yuri Parra por su gran confianza en las potencialidades de su madre.
A mi hijo Nicolás Yuri Parra por su estímulo para que su madre estudiara.
Y, por último, a mi hermana María Cristina Parra Sabaj , quién continuamente inquiría por mis progresos en el Programa.
Temario
Página
Dedicatoria 2
Agradecimientos 3
Temario 4
Resumen 6
Una entre infinitas miradas. Breve posicionamiento. 7
Tesis y objetivos de la presente investigación. 13
Apartado I 15
Componentes principales de los paradigmas cuantitativo 15 y cualitativo de investigación en Ciencias Sociales.
La emergencia y desarrollo de la Revolución Científica 19 y sus nociones maestras.
Nociones clave o componentes principales del paradigma 42 cuantitativo de investigación en Ciencias Sociales.
Enfoque Empírico – Analítico de las Ciencias Sociales 43 como Ciencias explicativas.
Nociones clave o componentes principales del paradigma 49 cualitativo de investigación en Ciencias Sociales.
Síntesis comparativa de componentes principales de los 70 paradigmas cualitativo y cuantitativo de investigación en Ciencias Sociales.
Apartado II 75
Bases epistemológicas de los paradigmas cuantitativo 75 y cualitativo de investigación en Ciencias Sociales.
Los hechos 95
Enfoque Empírico – Analítico de las Ciencias Sociales 104 como Ciencias explicativas.
Enfoque Fenomenológico – Hermenéutico que conciben 111 las Ciencias Sociales como Ciencias Comprensivas Interpretativas
Teoría Crítica o Enfoque Dialéctico que concibe a las 129 Ciencias Sociales como emancipadoras.
La relación Sujeto – Objeto. 137
El dualismo Explicación – Comprensión. 164
Apartado III 172
Fundamentos epistemológicos, metodológicos y teóricos 172 que apoyan la elaboración de un modelo de investigación cualitativa en las Ciencias Sociales.
Propuesta de los fundamentos epistemológicos que 190 apoyan la elaboración de un modelo de investigación cualitativa en las Ciencias Sociales.
Superación de los dualismos. 207
Propuesta de los fundamentos metodológicos que 220 apoyan la elaboración de un modelo de investigación cualitativa en las Ciencias Sociales.
Propuesta de los fundamentos teóricos que 230 apoyan la elaboración de un modelo de investigación cualitativa en las Ciencias Sociales.
La perspectiva humana. 270
Volver al «hombre olvidado de las Ciencias Sociales». 277
Bibliografía. 290
Anexo 306
Propuesta de un Modelo de Investigación Cualitativa 307 en Ciencias Sociales.
Una entre infinitas miradas. Breve posicionamiento.
Para la autora se torna sustantivo señalar Algunas cuestiones esenciales, que en su opinión atraviesan todo este estudio.
Si, como parece ser un consenso, el ser humano es la especie más evolucionada del reino animal, no porque se agrupe en sociedades, que sí lo hace, sino porque, esencialmente, crea su cultura y que va cambiando con base en los descubrimientos e inventos que producen conocimientos sobre ellos mismos y sobre la naturaleza, entonces es el propio ser humano, el actor social, el único que está en condiciones de validar el progreso de la especie a través de la investigación como la actividad por excelencia productora de conocimiento, que él mismo ha creado.
Tal tesis sustenta la relación en virtud de la cual el ser humano es el único y principal actor que se constituye en la autoridad para determinar qué, cómo y cuándo se produce un conocimiento y cuál es el alcance del mismo. Así como hoy y desde hace más de un siglo en Ciencias Sociales, se considera válido y confiable el conocimiento creado por el paradigma cuantitativo, del mismo modo, el conocimiento como creencia verdadera justificada se valida por aquellos que lo crean a partir del rescate de la visión de mundo a través del decir, pensar y hacer profundo expresado tácitamente por el actor social que vive su vida cotidiana desde la perspectiva humana validando, de este modo, a quienes lo explicitan, que no son otros que los científicos.
Desde las épocas primigenias de la evolución humana hasta hoy día en el siglo XXI, el ser humano se ha enfrentado a crisis o bifurcaciones trascendentales, frente a las cuales él y sólo él han tenido la capacidad de decidir cómo resolverlas eligiendo el camino para su progreso. Históricamente su capacidad creadora de conocimiento ha dado como resultado que este puede ser utilizado constructiva y destructivamente y si bien el estado actual de la condición humana, en ciertas y muy restringidas poblaciones, pareciera ser mejor, la decisión predominante ha sido el uso destructivo que tal conocimiento creado provoca sobre el mismo ser humano por razones de posesión del poder, que ha sido en una gran cantidad de poblaciones, que se traduce en políticas que sustentan la destrucción de seres humanos y sus culturas, por razones políticas, geopolíticas, económicas, religiosas, culturales, de capacidades, de visiones de mundo, etcétera. Las diferentes visiones y perspectivas históricas sobre la evolución humana proporcionan diversos argumentos sobre las razones por las cuales esta ha sido la decisión de
los seres humanos. Sostengo, sin embargo, que aun cuando esta ha sido la forma en que hombres y mujeres enfrentados a cualquiera de las bifurcaciones históricas ha optado por la destrucción, la esencia de la decisión ha estado dado por la avaricia y el egoísmo humano, entre la eterna dicotomía entre el bien y el mal.
La Sociología contemporánea ejemplifica a la perfección el fenómeno del poder, en uno de los tantos, sostiene que los colonos estadounidenses sometidos al imperio británico eran revolucionarios para ellos mismos pues luchaban por la independencia, aun cuando esta significó porciones de riqueza diferentes según la posición del colono que luchaba, no según sus ideales, que eran los mismos para todos; en tanto, para los británicos los colonos eran terroristas. Hoy, para los Estados Unidos, todo aquello o aquellos que no se alineen con su política neoliberal expansionista, con la mayor acumulación de poder y riqueza que atente contra su imperio es terrorista, se ubique dentro o fuera de las fronteras del país. Esto no significa que la autora avale en ninguna circunstancia la muerte de personas, por el contrario, mi posición es la destrucción total de armas de todo tipo, sin excepciones existentes en el planeta y en cualquier lugar del universo en que hombres y mujeres poderosos tengan guardados arsenales de armas y que nos tengan en la ignorancia por nuestra lejanía del poder. No está en la mesa de debate este tema, pero a mi me parece que ya es tiempo que debiera estarlo y, a la vez, junto con ello, idear las divergentes formas, todas ellas igualmente válidas, para aprender a vivir en un mundo sin armas. Esto no significa que los infinitos problemas humanos sean resueltos por tales decisiones, de una vez y para siempre, pero la misma es tan crucial que no resolverla previamente, significaría que estaríamos poniendo la carreta delante de los bueyes.
Por tanto, sostengo que la persona en su evolución ha perdido su horizonte. Al crear instituciones y armas para autorregularse y agredir ha perdido su esencia que hoy es difícil poner al descubierto porque lo creado por ella norma y le impone reglas a su ser y existencia y ha perdido él mismo el sentido. No es capaz de diferenciarlos y se ha sometido sin ningún sentido crítico y emancipador. Su creencia es que las cosas son así, determinado por algo o alguien inconmensurable para él y, por tanto, él no tiene ninguna injerencia en cambiarlas, en consecuencia hay que cumplirlas so pena de ser considerado trasgresor y encerrado en una prisión.
Desde que los grupos en posesión del poder ejercen la hegemonía política y económica sobre todo el mundo quienes, incluso, vulneran las bases mismas de la Organización de las Naciones Unidas [ONU],
Las diferencias humanas individuales y culturales han existido y existirán mientras la tierra exista, el punto no es este reconocimiento. El punto es que deben y tienen que tener su espacio en toda cultura, así los que se preparan y gustan de la investigación la llevarán a cabo para enriquecer su cultura, para hacer evidentes los problemas, para contribuir a la mejor toma de decisiones sobre qué hacer con el conocimiento creado y decidir hacia donde queremos encauzarlo. Ciertamente mi tesis no apunta hacia la generación de ninguna forma de poder que signifique la arrogancia de decidir por otros, apunta a decidir qué forma de vida queremos para el futuro de la actual civilización.
Existen prácticas culturales legítimas para un pueblo, pero que constituyen aberraciones para otros, podemos y tenemos que ser capaces de encontrar soluciones conjuntas para eliminar unas y otras. Así, por ejemplo, para las naciones poderosas y las no poderosas que funcionan según los cánones de las primeras, nos parece aberrante que en algunas culturas tribales actuales se corte el clítoris a las mujeres y en formas tales, que un porcentaje de ellas mueren en este proceso por prácticas y el uso de instrumentos antisépticos y para las llamadas culturas “civilizadas” el uso de mayor sofisticación dado por la investigación de prácticas de torturas y violaciones a los derechos fundamentales de las personas, nos dejan indiferentes expresados en nuestra no acción. ¿Qué es, entonces, más aberrante? Toda justificación venga de donde venga y hecha por eruditos e investigadores, los que son y representan el poder, no tienen validez alguna, no hay justificación aceptable para tales aberraciones.
En la década del 80 del siglo XX, mientras cursaba uno de mis grados académicos, tuve la fortuna de recibir clases de Historia de la Educación del Historiador Luis Celis, entre los muchos aprendizajes que me posibilitó dada sus naturales y excelentes estrategias de enseñanza, descubrí desde mi misma, lo que claramente no significa que no existiera tal conocimiento o no hubiera sido dicho por otros, descubrí, digo, que el hombre es su propia medida para analizar todo lo posible y lo imposible, lo conocido y lo desconocido. Así, toda nuestra referencia hecha por nosotros mismos, como peculiaridades individuales, hechas por escritores literarios, directores de cine, de obras de teatro y otros respecto de una posible vida en otro planeta, invariablemente está representada por entes que tienen todo lo que tenemos los humanos, aunque pongamos todas esas partes y órganos en lugares distintos, pero siempre ellos, en su forma y en el fondo, son la medida de los hombres.
Lo antes dicho pudiera considerarse una sin razón de toda la sin razón de lo que he venido diciendo hasta aquí. Pero, un análisis fino, diría que ambas no lo son. Siendo una mujer, la medida de mi análisis está dada por la forma en que yo relevo los aspectos que desde mi perspectiva humana me parecen los más notables, ello no está dado sólo por una posición personal, la acompaña el estudio sistemático de un conjunto de filósofos, cientistas sociales, artistas y los dedicados a las humanidades. No es mi propósito señalar los innumerables signos y síntomas de una civilización profundamente en crisis y una nueva posibilidad de los seres humanos de decidir sobre una nueva civilización. Y siendo yo misma la medida de estos análisis, no he logrado ser lo suficientemente creativa como para liberarme de todo el lenguaje filosófico, epistemológico, teórico y práctico prevaleciente en el campo de la ciencia. Aunque, ciertamente, me serviré de ellos.
De modo que cuando, en el desarrollo de esta tesis, argumento a favor de una metodología de investigación que rescate al hombre olvidado de las Ciencias Sociales en su amplio sentido, es decir, en todo lo humano, no tengo la pretensión de resolver el problema de la humanidad, pero si pretendo que esta metodología que va a lo profundo de lo que piensa, hace y siente el actor social, podría darnos luces acerca de formas en que pudiéramos construir una condición humana solidaria, de todos con todos, sin exclusiones. Aquí no empleo el termino solidario como los “buenitos que ayudan a los pobrecitos”, sino como ser coparticipes en la creación de una civilización que surja de un cambio revolucionario del interior de cada ser humano que nos conduzca a una vida rica, variada, fructífera, siempre cambiante, que permita la expresión de cada uno, pequeño, joven, adulto, viejo, hombre, mujer y sus alternativas, etcétera.
Que la tarea es descomunal, ni duda cabe, ¿qué cómo lo hacemos?, podemos y tenemos las habilidades para encontrarla. Ha sido hecho a lo largo de la evolución y así lo ilustran las diferentes revoluciones que han dado paso de unas a otras, cualquiera sea los nombres que los diferentes historiadores, filósofos, pensadores le han dado. Y, también, tenemos ejemplos en el siglo XX y XXI: Gandhy es uno de ellos; los movimientos espontáneos frente al terrorismo y sus víctimas; frente a los secuestradores y sus víctimas, son otros de tales ejemplos recientes. Pero ellos finalmente siendo una alternativa, se han topado con los muros del poder, porque por este o a favor de este, ha terminado por adherirse, o bien, por la impotencia o indiferencia que es imposible, por tanto deciden que lo hagan otros. Creo que la India soñada por Gandhy y todo el movimiento que logró la emancipación de ese país, fue traicionado por algunos de sus “leales” seguidores, quienes
aunque no siempre lo vivamos así. Las teorías filosóficas, en cambio, se proponen o surgen desde la intención de conservar algún principio, de salvar algún valor, de proteger alguna creencia o de justificar alguna acción. Por esto, las teorías filosóficas no son liberadoras, sino que al contrario, constituyen dominios de acciones imperativas que exigen al otro y eventualmente justifican su negación condena cuando esas exigencias no se cumplen. Las teorías científicas surgen en el seno de las conversaciones sobre los asuntos públicos en el Agora de la Polis griega en la práctica del convivir democrático, y como tales, surgen rompiendo la norma patriarcal de la apropiación de la verdad aunque se vivan muchas veces como fundamento para tal apropiación. De allí el conflicto siempre presente entre ciencia y religión. La ciencia en sus fundamentos es no patriarcal. Las teorías filosóficas, y en particular las políticas y religiosas, en cambio, son confirmadoras de la cultura en que nacen, muchas veces como argumentos de conservación de algún principio de convivencia de orden ético o moral. En general, empero, las conversaciones de autoridad, control dominación poder que forman parte de la red de conversaciones que constituye al patriarcado, atrapan todas las teorías en la apropiación de la verdad y las transforman en instrumentos de dominación a través de la justificación del control del otro en aras de un bien superior [Maturana en Eisler, 1991: xiv].
A partir de esta mirada y posicionamiento la autora emprende la presente pesquisa en orden a elucidar las siguientes cuestiones:
I. Tesis y objetivos de la presente investigación.
La Tesis del presente estudio sustenta que es posible fundamentar epistemológicamente un modelo de investigación cualitativa, que permita a los investigadores de las Ciencias Sociales realizar investigaciones científicas en este campo del saber dotadas de un rigor comparable al que generalmente se acepta que alcanza la investigación cuantitativa.
II. Objetivo General
Analizar las bases epistemológicas y teóricas que sirvan de fundamento a la elaboración de un modelo de investigación cualitativa, que sea comparable en su rigor con los modelos de investigación cuantitativa en las Ciencias Sociales.
III. Objetivos Específicos
1. Identificar y analizar los componentes principales de los denominados paradigmas cuantitativo y cualitativo de **investigación en las Ciencias Sociales.
Aun cuando el tema a desarrollar aquí alude al concepto de paradigma, no es mi propósito esclarecer el concepto, pues eso –según Recasens [2005]- no tendría ningún sentido, ya que de él han derivado muchos y variados híbridos de la primera formulación hecha por Platón. Eso pasa entre los pensadores, que en vez crear un nuevo concepto hibridan uno anterior para acomodarlo a lo que quieren decir o para pasar de listos. Lo que interesa es qué modelo ofrece tal paradigma , y si nos es útil en nuestro camino de indagación. El hecho de llamar paradigma a una proposición, no valida lo que plantea ni tampoco lo hace modelo de nada. Depende de los antecedentes con que se argumenta. Por ello, solo indicaré una breve referencia al mismo y tomaré posición frente a el de forma de hacer comprensible mis análisis principales.
La definición que se puede leer el diccionario de filosofía de José Ferrater Mora señala que Platón usó el término «paradigma» en varios sentidos: «ejemplo», «muestra», «patrón», «modelo», «copia». Decir de algo que es un ejemplo, una muestra, o copia parece querer decir que hay otra cosa de la cual lo anterior es justamente ejemplo, muestra o copia. En este caso, parece que hay «algo» que es más «real» y «verdadero» que «otra cosa». Sin embargo, Platón tendió a usar “paradigma” en la acepción de ejemplo o copia considerando que el ejemplo no es un «mero ejemplo», sino algo «ejemplar», que sirve de modelo. En cuanto a la «copia», puede considerarse como el plan según el cual las cosas (sensibles) están hechas. De ahí, que los términos “ejemplo” y “copia” resulten ambiguos para caracterizar la noción platónica de paradigma. Es mejor, pues, ver el paradigma como un modelo, y especialmente como el modelo eterno e invariable del que las cosas sensibles participan. Ser paradigmático es, entonces, ser ejemplar y modélico, ser norma de las llamadas «realidades», las cuales son tales en cuanto que se acercan a su modelo. … El paradigma es, definitivamente, un modelo. … El concepto de paradigma propuesto por Kuhn no es idéntico al, pero no está completamente desconectado del, concepto de episteme propuesto por Foucault y de los conceptos de «corte epistemológico» y de «umbral epistemológico» de Gaston Bachelard [Ferrater Mora, José, 2001: 2691-2692].
A un nivel analítico Recasens sostiene que: Platón, en el diálogo Gorgias se refiere a los ejemplos eternos o paradeigmata cuando habla de las almas de los tiranos a los que ya no se les puede salvar y a los cuales no se les debe imitar. En La República específica el concepto diciendo que todo paradigma es algo absolutamente perfecto que admitimos, no importa que se convierta o no en realidad; vale decir, más allá del valor práctico, conserva su valor independientemente de
él. De tal manera, que la idea de paradigma representa un modelo y, por tanto, impulsa a seguirlo. Estos dos conceptos se presentan ligados en La República -paradigma y mimesis -, modelo e imitación, en el ideal educativo griego.
Entonces, cuando Platón se refiere al carácter paradigmático de algo, se refiere a su valor como modelo a imitar. En el diálogo al que nos referíamos, cuando se habla del modelo de ciudad, no se trata de que este paradigma se ajuste a la realidad, sino que se trata de la imagen de la realidad misma, calcada sobre el paradigma divino albergado en el alma del filósofo. Tal es, porque para Platón la cultura humana es imposible sin una imagen ideal del hombre, y ésta se encuentra “dibujada” en los paradigmas o modelos a imitar.
En Platón, el bien, la idea de bien, es lo más dichoso de todo lo existente [Republica, 526 E]. De modo que el bien es el supremo paradigma cuyo conocimiento alberga en su alma el filósofo. Ya no es la areté el modelo que alcanza el mortal entrenado para ello, sino que en La República el bien divino es presentado como el paradigma por antonomasia.
En los tiempos de Homero, el empleo de paradigmas o ejemplos era típico de los discursos didácticos; están en la evocación que hacían los poetas épicos de los héroes y que conforman una parte importante de la ética y de la educación de ese período. Y en los siglos posteriores los paradigmas siguen teniendo gran significación como categoría fundamental de la vida y del pensamiento, como se ve en Platón.
Así Recasens sostiene: que el paradigma vendría a ser una especie de modelo explicativo. Pues cuando el paradigma para Platón es un modelo a seguir, es porque éste dice, por ejemplo , qué es el bien, por qué hay que seguirlo y para qué hay que seguirlo; vale decir, explica de qué se trata aquello de lo que el modelo es, única manera de que los mortales puedan alcanzar el bien [Recasens, 2005].
En mi análisis he hecho una opción conceptual que, en mi opinión, no se aleja de la definición platónica. Así, para dar cuenta de este primer objetivo de mi tesis, que constituye a su vez el primer apartado de la misma, mi análisis se desarrolla a partir de la concepción de paradigma sostenida por Morin. Este autor lo concibe como constituido por un cierto tipo de relación lógica extremadamente fuerte entre nociones maestras, nociones clave, principios clave. Esa relación y esos principios van a gobernar todos los discursos que obedecen, inconscientemente, a su gobierno [Morin, 2003: 89].
Así, acometo mi tarea. Históricamente me situó en las dos grandes tradiciones que dan origen a las ciencias, para desde allí derivar específicamente a las ciencias sociales. No puede ser hecho de otra manera, porque esos hechos ocurrieron de ese modo y no de otro, a lo menos, en la cultura occidental.
Brevemente situaré la relación lógica entre nociones maestras, nociones clave, principios clave del pensamiento humano desde la antigüedad en la cultura occidental. Al respecto Berman señala que En el pensamiento occidental, hay dos arquetipos que invaden el tópico de cómo se aprehende mejor la realidad, arquetipos que tienen en último término su origen en Platón y Aristóteles. Para Platón, los datos sensoriales eran, en el mejor de los casos, una distracción del conocimiento, el cual era la provincia de la razón pura. Para Aristóteles, el conocimiento consistía en generalizaciones, pero éstas se derivaban en primera instancia de información obtenida del mundo exterior [Berman, 1987:27]. Estas nociones maestras se denominan racionalismo y empirismo y constituyen la herencia intelectual paradigmática de la cultura occidental hasta Descartes y Bacon. Quienes, por su parte, representan desde el siglo XVII, los polos opuestos de la epistemología.
No obstante, tanto Platón como Aristóteles, así como Descartes y Bacon tienen más cosas en común que diferencias. En efecto, La noción del cosmos cualitativamente orgánico de Platón, es también el mundo de Aristóteles; y ambos estaban buscando las “formas” subyacentes de los fenómenos observados, los cuales siempre se expresaban en términos teleológicos. Esta metafísica se preservó a lo largo de la Edad Media, en la que según Berman Las cosas jamás eran “simplemente lo que eran”, sino siempre llevaban corporalizadas en sí un principio no material visto como la esencia de su realidad [Berman, 1987:28].
Por su parte, a pesar de las visiones diametralmente opuestas expresadas en el Discurso del Método de Descartes y en el New Organon de Bacon, ambos poseen algo en común que, a su vez, se distingue claramente tanto del mundo de los griegos como del de la Edad Media [Berman, 1987:28].
El descubrimiento fundamental de la Revolución Científica, descubrimiento simbolizado por los trabajos de Newton y Galileo, fue que en realidad no había ningún gran choque entre el racionalismo y el
empirismo. El racionalismo sostiene que las leyes del pensamiento son coherentes con las leyes de las cosas; en tanto que el empirismo señala que siempre coteja sus pensamientos con los datos de modo que se pueda saber qué pensamientos pensar. Para Berman Esta dinámica relación entre racionalismo y empirismo yace en el corazón mismo de la Revolución Científica, y se hizo posible por su conversión en una herramienta concreta. Descartes demostró que las matemáticas eran el epítome de la razón pura, el conocimiento más confiable de que podíamos disponer. Bacon señaló que uno tenía que preguntarle directamente a la naturaleza, colocándola en una situación en que se viera forzada a suministrarnos sus respuestas. Natura vexata, la denominaba, “la naturaleza acosada”: disponga una situación de modo que tenga que responder sí o no. El trabajo de Galileo ilustra la unión de estas dos herramientas. Por ejemplo, haga rodar una bola por un plano inclinado y mida la distancia recorrida versus el tiempo. Entonces usted sabrá, exactamente, cómo se comportan los cuerpos en caída [Berman, 1987:28].
Es relevante distinguir aquí nociones clave, arriba se indica cómo se comportan el o los fenómenos, y no por qué. Este disyunción entre la razón y el empirismo, entre las matemáticas y el experimento marcaron la relación lógica extremadamente fuerte que prevalecen como la noción maestra del paradigma de la modernidad.
Pero, además, Bacon y Descartes se entrelazan de otras maneras. Para Bacon, el conocimiento es poder y la verdad utilidad en tanto, Descartes considera la certeza como equivalente a la medición y su pretensión es que la ciencia se convierta en una “matemática universal”. El objetivo de Bacon fue conseguido con los medios de Descartes: las mediciones precisas no sólo validan o invalidan las hipótesis, sino que también sirven para la construcción de caminos y puentes. Así, cada uno de ellos lidia con una epistemología que aun hoy es parte del aire que respiramos. Pero no solo esto, tanto Bacon como Descartes mostraron la metodología que debía utilizarse para lograr el conocimiento. Es necesario agregar a ello, que Bacon consideraba que la tecnología era la fuente de una nueva epistemología, al punto que considera que mientras las ciencias permanecen detenidas, las artes mecánicas, que están fundadas en la naturaleza y a la luz de la experiencia, vemos que ocurre lo contrario, porque ellas… están continuamente prosperando y creciendo, como si tuvieran en ellas un hálito de vida [Bacon en Berman, 1987:30].