


Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity
Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium
Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity
Prepara tus exámenes con los documentos que comparten otros estudiantes como tú en Docsity
Los mejores documentos en venta realizados por estudiantes que han terminado sus estudios
Estudia con lecciones y exámenes resueltos basados en los programas académicos de las mejores universidades
Responde a preguntas de exámenes reales y pon a prueba tu preparación
Consigue puntos base para descargar
Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium
Comunidad
Pide ayuda a la comunidad y resuelve tus dudas de estudio
Descubre las mejores universidades de tu país según los usuarios de Docsity
Ebooks gratuitos
Descarga nuestras guías gratuitas sobre técnicas de estudio, métodos para controlar la ansiedad y consejos para la tesis preparadas por los tutores de Docsity
En este texto, alejandro fontana, phd. Y profesor, reflexiona sobre la importancia de educar a nuestros alumnos para que logren vivir vidas diferentes. Fontana argumenta que la vida humana se caracteriza por ser un movimiento interno, unitario y regulado, y que el fin de la vida no puede estar fuera de ella. El autor también hace hincapié en la necesidad de desarrollar virtudes para la sociabilización y la organización, y en la importancia de transmitir nuestra visión de la realidad a nuestros alumnos.
Tipo: Apuntes
1 / 4
Esta página no es visible en la vista previa
¡No te pierdas las partes importantes!
Alejandro Fontana, PhD. Profesor del PAD
Peter Drucker en una de sus últimas intervenciones comentó: después de treinta años enseñando cómo dirigir personas he comprendido que lo realmente importante es aprender a dirigirse a sí mismo. Sé que me dirijo a profesores que saben que la vida humana no puede explicarse únicamente con unos alcances terrenales. Que para explicarla es necesario tener en cuenta la realidad de la vida eterna, del más allá. Por tanto, todos los aquí presentes comprendemos que la autodirección necesariamente tiene que abrirse a los demás. El tiempo que dedique a los demás no es un tiempo consumido en vano. Ese esfuerzo repercute de modo muy profundo en mi crecimiento personal; mejor, en mi crecimiento como persona. Pero para nosotros profesores universitarios, ¿qué característica debería tener esta apertura a los demás? Recurro nuevamente a Peter Drucker y a una anécdota que vivió. Durante la visita a Joseph Schumpeter, ya mayor, el padre de Drucker le preguntó a Schumpeter si aún seguía pensando en querer ser recordado por haber enamorado a las mujeres más bonitas de Europa, por ser el mejor jinete del continente y, finalmente, por ser el mejor economista del mundo. Schumpeter le respondió que ésta era una cuestión que aún le preocupaba, pero su preocupación ya no se centraba en esos motivos. Ahora, él, un profesor distinguido de universidad, quería ser recordado por conseguir que seis alumnos brillantes se convirtieran en economistas de primer nivel mundial. “No vale la pena ser recordado por unas teorías o por unos libros. Lo que verdaderamente merece la pena es recordado por haber hecho que la vida de unas personas sea distinta”. Por lo tanto, para que nuestra labor educadora sea muy eficaz es necesario que eduquemos la actitud de nuestros alumnos. Tenemos que ir más allá del enseñar unas técnicas o unas herramientas. Tenemos que conseguir hacer algo que haga sus vidas diferentes. En esta exposición me detendré en llamar la atención y reflexionar sobre dos aspectos concretos. En primer lugar la necesidad que tenemos de contar con un conocimiento adecuado para dirigirnos. De modo particular, haré una breve reflexión sobre la vida humana. En segundo lugar, en las características que considero debe tener nuestro proyecto educativo para conseguir que la vida de nuestros alumnos sea diferente.
Para auto-dirigirse adecuadamente es necesario profundizar en la realidad antropológica. Necesitamos tener un concepto claro de lo que es la persona humana, sus realidades y las capacidades que tiene. Por ejemplo, es difícil saber lo que uno es capaz de hacer, porque no
tiene experiencia previa de lo que no ha hecho antes. Antropología para Inconformes es un libro que abre horizontes. Que explica al hombre en el contexto de una vida con trascendencia. Mi sugerencia es que lo estudien. Ahora nos limitaremos a hacer una reflexión breve sobre la vida humana: La vida es un movimiento desde dentro, unitario y regulado. En primer lugar, la vida se caracteriza por ser un movimiento interno, es decir, desde dentro. Todo aquello que tiene vida, define su movimiento desde dentro de él, no desde fuera. Es una acción, no una reacción. A diferencia del cohete que va hacia la luna, el movimiento del ser con vida es siempre suyo. Ahora bien, si la característica de la vida es el desde dentro, el fin de la vida no puede estar fuera de ella, sino que debe ser interior. El fin de los seres vivientes es vivir, más aún, alcanzar más vida. De allí que notemos que el anhelo de la vida no es sólo vivir, sino vivir mejor, lograr una vida más perfecta: mejores condiciones, más comodidades, etc. Hay por tanto grados de vida. Y en estos grados la vida es más perfecta cuanto más reflexión personal hay: cómo quiero ser en unos años, qué objetivos quiero alcanzar, qué aportaré, por qué hago esto. Sin esta autodeterminación el nivel de vida es mínimo. En segundo lugar, la vida es un movimiento unitario. La unidad del ser vivo indica que en él hay un principio unificador que es precisamente la vida. La vida es auto-movimiento unitario. Por eso los grados de vida son tanto más altos cuanto más integrados están. En el hombre esta unidad puede contemplar aspectos de su actuación personal. El hombre que aúna sus apetitos es un hombre más vivo que el que no lo logra. Quien unifica sus decisiones en torno a un ideal, a un objetivo común, a un modelo es un hombre con más vida. Por eso la forma de vida más elevada en el hombre es la vida que hace referencia a la relación personal, íntima, con Dios. En este sentido, el hombre más sociable es vitalmente más pujante que aquél que se aparta o disgrega de la convivencia: ha desarrollado virtudes para esa sociabilización; y las virtudes son formas muy altas de vida; son cualidades que permiten la unidad en un estadio más alto: la organización, la empresa, la sociedad. Sin asociatividad no se pueden afrontar algunos retos, pero interactuando con otros es posible vencer dificultades imposibles para el individuo. La unidad del conjunto, por tanto, habilita para la producción de bienes. Pero estas estructuras sociales requieren que los individuos engranen con facilidad, y esta capacidad la adquiere un hombre cuando desarrolla virtudes. Por eso es necesario trabajar en el nivel personal para conformar organizaciones eficientes y eficaces. En tercer lugar, la vida es un movimiento regulado, ordenado. La vida implica orden interno, compatibilidad de todas las partes entre sí. En las formas sensibles de vida hay una subordinación de las partes inferiores a las superiores, y todas respecto del principio vivificador: el individuo tiene que adaptar sus funciones al entorno, y el individuo es además para la especie. Quien regula en este caso es el principio vivificador de la especie. Esta observación nos permite mostrar la inmaterialidad del principio vivificador que ordena lo inferior a lo superior. Pero además, también es fácil comprobar que a más vida, más exigencia de orden, de subordinación de las partes. Por eso, este orden es mucho más
Conviene recordar aquí una verdad a veces olvidada: lo más importante de los proyectos de ingeniería no son los resultados del proyecto. Lo más importante siempre será el aprendizaje personal que se dé en los propios actores del proyecto. Por eso, pienso que nuestra actividad docente tiene que centrarse más en este aprendizaje, y en concreto: ¿Qué actitud tienen nuestros alumnos frente a la verdad? y ¿Cómo responden ante una posibilidad de servicio? Somos una universidad, por lo tanto un colectivo que busca conocer la verdad. La universidad no es un mecanismo para la certificación profesional. No se pasa por la universidad para cumplir los requisitos necesarios para el ejercicio profesional: esta visión es limitada. Se pasa por la universidad para aprender a explicar la realidad, para tener una metodología que permita profundizar en el conocimiento, y por tanto, dominar una materia. Por eso, el gran motivador de esta tarea no puede ser una nota, ni tampoco un comentario externo. Tiene que ser necesariamente la misma fuerza del conocimiento la que lleva a saber más. Por eso nuestra tarea debe centrares en conseguir que nuestros alumnos prueben la fuerza motivacional del saber. Y como el saber debe abrirse hacia los demás, si quiere profundizar: la alegría se incrementa cuando se comparte; el conocimiento, también (Yepes, 1998); en el mundo intelectual será muy necesario fomentar la actitud de servicio: para que el propio conocimiento crezca, es necesario enseñarlo. Por lo tanto, entre nuestros alumnos hay que promover esta actitud de servicio: que no teman perder tiempo enseñando lo que ya saben a otros. Es la mejor forma de aprender, pero también, la manera más sencilla de abrirse a las necesidades de los demás. Y esta apertura les permitirá acceder a un conocimiento de la realidad más preciso, diferente, muchas veces, al de la burbuja en la que han vivido inmersos durante mucho tiempo. Tenemos muchas oportunidades para trabajar en el cambio de actitud de nuestros alumnos: iniciativas de investigación, proyectos, grupos de desarrollo o de interés, clubes de lectura o de análisis. Estas iniciativas nos permitirán conocer mejor las circunstancias, los dominios, las carencias y las necesidades de cada uno de ellos; y por tanto, tendremos más elementos para ayudarlos. Después de estas reflexiones, pienso que podríamos concluir con dos ideas y un propósito.
Si deseamos dar una educación de otro nivel, nosotros profesores debemos, en primer lugar, buscar ser más persona: una decidida apertura al crecimiento personal. Esta apertura nos llevará a hacer que la vida de nuestros alumnos también sea distinta. Nos corresponde enseñarles la belleza de la verdad, la fuerza del saber y el realización personal que supone el servicio a los demás. Este es el principal aporte que podemos darles: actuar para cambiar su actitud personal.