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Augusto: El Nuevo Poder en Roma, Apuntes de Historia

Augusto, después de derrotar a Marco Antonio, se enfrenta a la tarea de realizar las reformas necesarias en el estado romano. Define los poderes de Augusto, su política exterior y interior, y la consolidación del Imperio.

Qué aprenderás

  • ¿Cómo se transformó la administración central bajo Augusto?
  • ¿Cómo se caracterizó la política exterior de Augusto?
  • ¿Qué poderes obtuvo Augusto después de su victoria sobre Marco Antonio?
  • ¿Cómo se estableció la administración del Imperio bajo Augusto?
  • ¿Cómo se consolidaron las fronteras del Imperio durante el reinado de Augusto?

Tipo: Apuntes

2019/2020

Subido el 17/02/2020

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HISTORIA DE LOS REINOS
HELENÍSTICOS Y EL
MUNDO ROMANO
Curso Curso
académico
1º A 2016-2017
BLOQUE 5. EL ALTO IMPERIO
1. Augusto
2. Las dinastías del Alto Imperio
2.1. Los Julio-Claudios
2.2. Los Flavios
2.3. Los Antoninos
2.4. Los Severos
3. La sociedad altoimperial
4. La crisis del s. III
1. Augusto (mirar res gestae)
Tras su victoria sobre Marco Antonio, Octaviano afronta la tarea de realizar
las reformas que el estado venía requiriendo desde hacía décadas. Sin
embargo, advertido por la experiencia de César, asume que debe respetar, al
menos en apariencia, las tradiciones políticas republicanas.
El nuevo régimen impuesto por Augusto se caracteriza por la acumulación de
poder en su persona, a la vez que se mantienen y, aparentemente, se
restauran, las instituciones políticas tradicionales de la República.
Vamos a intentar definir los poderes de Augusto, que se van conformando a
lo largo de los años:
- En el 27 a.C., en un acto solemne Octaviano renuncia a los poderes
extraordinarios que poseía como triunviro y, en agradecimiento, el
Senado le otorga los títulos de Princeps Senatus y Augustus.
Hasta el 23 a.C. sigue basando su poder efectivo en el consulado,
compartiendo la magistratura con amigos fieles.
- Desde el 23 a.C. funda lo esencial de su poder en la tribunicia potestas
y en un imperium extraordinario.
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HISTORIA DE LOS REINOS

HELENÍSTICOS Y EL

MUNDO ROMANO

Curso Curso académico 1º A 2016- BLOQUE 5. EL ALTO IMPERIO

**1. Augusto

  1. Las dinastías del Alto Imperio** 2.1. Los Julio-Claudios 2.2. Los Flavios 2.3. Los Antoninos 2.4. Los Severos **3. La sociedad altoimperial
  2. La crisis del s. III
  3. Augusto (mirar res gestae)** Tras su victoria sobre Marco Antonio, Octaviano afronta la tarea de realizar las reformas que el estado venía requiriendo desde hacía décadas. Sin embargo, advertido por la experiencia de César, asume que debe respetar, al menos en apariencia, las tradiciones políticas republicanas. El nuevo régimen impuesto por Augusto se caracteriza por la acumulación de poder en su persona, a la vez que se mantienen y, aparentemente, se restauran, las instituciones políticas tradicionales de la República. Vamos a intentar definir los poderes de Augusto, que se van conformando a lo largo de los años:
  • En el 27 a.C., en un acto solemne Octaviano renuncia a los poderes extraordinarios que poseía como triunviro y, en agradecimiento, el Senado le otorga los títulos de Princeps Senatus y Augustus. Hasta el 23 a.C. sigue basando su poder efectivo en el consulado, compartiendo la magistratura con amigos fieles.
  • Desde el 23 a.C. funda lo esencial de su poder en la tribunicia potestas y en un imperium extraordinario.

El poder tribunicio le pertenece de por vida, aunque es renovado todos los años, y le concede el derecho de convocar los comicios y de proponerles leyes. El senado le otorga además un imperium de rango superior y absoluto, lo que le convierte, de hecho, en general en jefe de todas las legiones A estos poderes añadió el poder de los censores, lo que le permitiría renovar el censo y controlar el acceso al Senado Tanto por sus poderes como por los honores que se le habían concedido, Augusto era realmente el dueño del mundo romano. El senado, las asambleas del pueblo y las magistraturas continúan vigentes, pero sometidas a su voluntad. A pesar de las apariencias de independencia, todos los antiguos órganos de la República se encontraban en dependencia del Princeps. La política exterior de Augusto está orientada a la consolidación y pacificación de las provincias del Imperio. Se buscan fronteras naturales donde situar los límites de los territorios conquistados, y se establecen legiones en las fronteras y en las regiones aún no pacificadas. Se culmina el control de toda la Península Ibérica, dividiéndose Hispania en 3 provincias. Gracias a las conquistas, se sitúan la frontera ( limes ) del Imperio en el Danubio. Augusto proyectaba llevar la frontera del norte hasta el río Elba, pero la contraofensiva de los germanos fija definitivamente la frontera en el Rhin. La tranquilidad en las fronteras de Oriente se alcanza a través de la transformación de antiguos reinos vasallos en provincias y mediante acuerdos con el Imperio Parto. En el norte de África, las fronteras se fijan en la línea del desierto y se crea el protectorado sobre Mauritania. En el 27 a.C. se procedió a una reforma de la administración del Imperio, basada en la división de las provincias en dos categorías: senatoriales e imperiales

Augusto pone en marcha un potente programa de propaganda política destinado a legitimar su figura basado en la idea de la pax augusta y en la restauración de una nueva Edad de Oro de Roma. Se presenta ante su pueblo como gran pacificador, que ha acabado con las guerras civiles y sometido a los enemigos externos, garantizando la seguridad del Imperio y el papel de Roma como justa dominadora del mundo conocido. A su vez, continúa el discurso propagandístico de César, con la exaltación de la gens Iulia y su vínculo con divinidades y fundadores de Roma. En esta misma línea intentó desarrollar una política social y religiosa muy conservadora, encaminada a restablecer la moral tradicional familiar y los cultos ancestrales romanos. Propició la deificación de César, le construyó un templo en el Foro y pasó a denominarse, en los documentos oficiales, "hijo del divino" ( divus filus ). Aparentaba no querer admitir personalmente la adoración de los ciudadanos romanos; en cambio, en las provincias organizó el culto oficial a su persona. El mismo Augusto fue deificado oficialmente después de su muerte, al igual que se hizo con sus sucesores, a excepción de aquellos que habían ofendido al Senado con su conducta.

2. Las dinastías del Alto Imperio El régimen de Augusto constituyó un sistema extraordinariamente estable, que sentó las bases de poder y la administración a lo largo del Alto Imperio. Así se denomina el período que se extiende entre el año 14 d.C. y el 235 d.C., fecha de la muerte de Alejandro Severo. A lo largo de estos dos siglos años se suceden cuatro dinastías imperiales:  Los Julio-Claudios (14-68)  Los Flavios (69-96)  Los Antoninos (96-192)  Los Severos (193-235).

La situación del Imperio romano aparece marcada en el interior por un creciente intercambio económico y social entre las diversas provincias, así como por una estabilidad en la política exterior. 2.1. Los Julio-Claudios (14-68) La muerte de Augusto (14 d.C.) dejó un sensible vacío de poder en la dirección del Imperio romano. La ciudad y las provincias se habían acostumbrado tanto a su gobierno que no se podía pensar seriamente en una restauración de la República. Muchos de sus defensores habían caído en las guerras civiles y, para los contemporáneos, el viejo ideal de la libertas republicana no era más que un lejano recuerdo. Ante el hecho de que los poderes del emperador están asociados al prestigio de Augusto, se impuso el principio de que su sucesor debía ser un miembro de su familia. Al carecer Augusto de hijos varones, se recurrió al mecanismo de la adopción. A través de esta vía, Tiberio, hijo del anterior matrimonio de su esposa Livia, es designado futuro emperador. Tiberio , el primer emperador después de Augusto, fue un dirigente con una buena preparacion para asumir su alto cargo, como general y administrador. Pero sobre su persona y su gobierno se cierne una sombra en la tradición historiográfica debida al oscuro retrato que sobre él dejo el historiador Tácito. El reinado de su sucesor Calígula acabó en catástrofe, debida a un evidente desequilibrio psíquico del monarca. Después de cuatro años de gestión caracterizado por el mal gobierno, Calígula cae víctima de una revuelta de palacio. A raíz de su muerte, en el Senado, se exigía una restitución de la República, las tropas pretorianas toman la iniciativa adelantándose al Senado y proclaman emperador al último pariente superviviente de la casa imperial. De esta manera llegó Claudio al poder. Cuando accedió al principado era ya un hombre de edad avanzada y enfermizo, que dejó entre ver un gobierno ordenado. Con él los libertos imperiales llegaron a alcanzar gran poder, constituyendo la columna vertebral de la administración central. Destaca el importante papel

Vespasiano , fundador de la dinastía Flavia, consiguió mejorar de nuevo las relaciones entre emperador y Senado. Su principado recordaba al de Augusto:  auge de los antiguos valores romanos  fomento del ahorro y restricción del gasto público  reformas en el interior  consolidación de las fronteras Tito , hijo de Vespasiano y vencedor en la guerra contra los judíos, mostró como emperador los mismos valores positivos que habían distinguido el gobierno de su padre. En cambio, el reinado de su hermano Domiciano se caracterizó por una fuerte oposición del Senado, que fue duramente reprimido por el emperador. Finalmente, Domiciano fue el objetivo de una conjura que partió del Senado, que proclamó de entre sus filas al senador más antiguo, Nerva, como emperador. La época de los emperadores Flavios marca la traslación del poder imperial desde la ciudad de Roma hasta Italia y las provincias, lo que, a su vez, venía a reflejar la creciente importancia de la periferia del Imperio en relación con Roma.

2.3. Los Antoninos (96-192) Esta época ha sido identificada la de máximo esplendor de la Historia de Roma. Una impresionante serie de gobernantes eficientes se sucedió por tres generaciones en el trono imperial romano. Su actividad abarcó todas las esferas de la actividad política, económica y social. La producción, el comercio, el ambiente cultural y el desarrollo de la vida ciudadana en las provincias experimentaron bajo los Antoninos un espectacular florecimiento. Nerva , que había salido de las filas del Senado, escogió a Trajano, que procedía de Hispania, como sucesor. Trajano restableció las buenas relaciones con el Senado y acabó con las formas despóticas de poder imperial. Rompió con el principio augusteo de la estrategia defensiva y amplió las fronteras del Imperio más allá del Danubio y del Éufrates. Los esfuerzos que implicaban estas empresas también tuvieron sus inconvenientes. Si con la creación de la provincia de Dacia, el Imperio avanzó al norte del Danubio, los frutos de sus espectaculares conquistas en Oriente duraron poco. Las nuevas provincias orientales no pudieron ser mantenidas, y su sucesor Adriano se vio obligado a prescindir de ellas. Con todo, esto no tuvo consecuencias nefastas. Fue nombrado optimus princeps. Con un título así no había sido honrado ningún emperador desde Augusto. Adriano , de origen hispano al igual que Trajano, puso su atención sobre aspectos distintos a los de su antecesor. La política exterior expansiva fue corregida y adaptada a los medios reales de los que disponía el Imperio. En el interior, Adriano, que durante sus largos viajes logró recorrer una gran parte del Imperio, tuvo la misma positiva actuación que Trajano. Adriano poseía una excelente formación de orientación griega, lo cual le distinguió durante toda su vida como un sincero admirador de la cultura helénica.

2.4. Los Severos (193-235) El asesinato de Cómodo provocará una profunda crisis donde Senado, pretorianos y ejército se disputarán el poder. Diversos generales se proclamarán emperadores con el apoyo de sus tropas, aunque el más fuerte de ellos fue Septimio Severo. Con la dinastía de los Severos, el Imperio se convierte en una “monarquía militar”: en la sucesión predomina la herencia por la vía de la sangre, pero siempre bajo la custodia del ejército. Septimio Severo era un experimentado general de procedencia africana. Consiguió estabilizar el frágil orden político interno y defender con éxito las amenazadas fronteras del Imperio. Durante los reinados de sus sucesores Caracalla , Heliogábalo y Severo Alejandro se multiplican las dificultades políticas, al aumentar la presión de los pueblos bárbaros en el limes y al evidenciarse por primera vez la debilidad del sistema defensivo del Imperio.

3. La sociedad altoimperial La estructura socio-económica durante los dos primeros siglos de la época imperial –el Alto Imperio– no experimentó radicales transformaciones con respecto a los últimos tiempos de la República, aunque se vio modificada por dos nuevos factores: el establecimiento de un nuevo marco político –la monarquía imperial–y el proceso de integración de las provincias en el sistema económico y social romano. La aristocracia senatorial hubo de acomodarse a las nuevas funciones públicas, dependientes del poder imperial, y aceptar la formación y el desarrollo de los caballeros La paulatina integración de las provincias en el sistema socioeconómico y cultural romano fue consecuencia de la extensión de todos los ámbitos del Imperio a estas provincias Las vías de integración fueron múltiples: como reclutamiento de provinciales en el ejército romano, concesión del derecho de ciudadanía romana,

Estratos sociales y ordines. La estructura social romana altoimperial era el reflejo de la propia estructura económica, pero también dependía de factores políticos y sociales. Esta sociedad estaba formada por dos estratos, netamente delimitados por una línea de separación social: los honestiores o estratos altos y los humiliores o estratos bajos. Esta línea de separación social estaba marcada en los estratos superiores por relaciones económicas, prestigio y fórmulas organizativas, que autorizan a considerarlos como ordines. Los ordines eran unidades sociales, cerradas, ordenadas por criterios jerárquicos, con funciones, prestigio social y cualificación económica específicos. Frente a estas unidades u ordines, los estratos inferiores –los humiliores – estaban formados por heterogéneos grupos de masas de población urbanas y rústicas, que no constituían estamentos, sino capas sociales. Para ingresar en un ordo no era suficiente cumplir los presupuestos económicos y sociales exigidos a todo aspirante. Era necesario además un acto formal de recepción; tras él, la pertenencia al ordo correspondiente se expresaba mediante signos externos y títulos específicos (la franja de púrpura en la toga, el anillo de oro, asientos de honor en los espectáculos...) El origen personal era uno de los factores determinantes para pertenecer a los estratos privilegiados o quedar relegado a los inferiores, no obstante, la capacidad individual, era un factor que, contribuía a modificarla. El ordo senatorial. El más alto estamento de la sociedad romana imperial era, como en época republicana, el ordo senatorial. El número de sus miembros, que, a finales de la República, había superado el millar, fue fijado por Augusto en seiscientos. Su riqueza era pareja a su prestigio. Pero en el caso de los senadores, no era tanto la riqueza como otros factores los que proporcionaban al estamento su exclusividad. Matrimonios internos, relaciones familiares, adopciones y vínculos de amistad contribuían a cerrar el estrecho círculo del ordo.

Los humiliores Se trataban de heterogéneos grupos de masas de población urbanas y rústicas, que no constituían estamentos, sino capa sociales. Los esclavos La base de la pirámide social romana en época imperial seguía estando constituida por los esclavos. El cese de las guerras de conquista y la piratería hicieron disminuir las fuentes de aprovisionamiento. Otras fuentes continuaron existiendo: Como la venta de los hijos por sus padres, la autoventa. No obstante, cada vez se hizo más difícil a lo largo del Imperio reemplazar a las masas de esclavos, sobre todo, en las grandes propiedades agrícolas. En consecuencia, los esclavos agrícolas fueron siendo sustituidos en los latifundios por colonos, agricultores libres, que arrendaban una parcela de tierra a cambio del pago de una determinada renta en productos de cultivo. La manumisión, por otra parte, también beneficiaba a los antiguos amos, porque la liberación no significaba la ruptura de los lazos de dependencia. La relación amo-esclavo se sustituía por otros lazos de vinculación de los libertos con patronos, que comportaban obligaciones económicas y morales. La frecuencia de las liberaciones, obligaron a Augusto a introducir una legislación restrictiva, que trataba de defender los derechos de los ciudadanos y la estabilidad del sistema.

4. La crisis del s. III La muerte de Severo Alejandro (235) abre un largo período de crisis política, que se extenderá durante 50 años (235-284). A esta crisis contribuyen la debilidad del poder imperial y los peligros exteriores. Durante estos años, numerosos candidatos aspiran al poder. Son frecuentes los asesinatos, las usurpaciones y los pronunciamientos militares. La situación de la economía es sombría y las instituciones, a pesar de que existen, apenas pueden funcionar con normalidad.

Los ingresos estatales caen y con ello el poder central entra en una espiral de debilidad. La inestabilidad del poder político y la crisis económica dificulta hacer frente a los pueblos germánicos que, ante la necesidad de alimentos y la falta de tierras, atraviesan en varias ocasiones las fronteras del Imperio y protagonizan incursiones que llegan hasta Hispania e incluso Italia. La presión de los bárbaros en las fronteras del Imperio motivará que el ejército asuma el papel prioritario en la política del momento, eligiendo a los emperadores que consideran más cualificados para la guerra. La elección de Aureliano como emperador (270 d.C.) por las legiones de los Balcanes significa el inicio de la restauración del orden imperial, que culmina con Diocleciano. Aureliano restablece la unidad territorial con la eliminación de los reinos de Palmira y la Galia, que habían aprovechado el caos de las décadas anteriores para establecer poderes autónomos. En el año 271 d.C., este emperador inicia la construcción de las nuevas murallas de Roma. Una revuelta militar en el año 284 supuso la proclamación de Diocleciano como emperador. En este momento se abre un nuevo período de la historia de Roma, el Bajo Imperio, durante el cual se logró la superación de la larga crisis política anterior mediante toda una serie de profundos cambios en numerosos ámbitos de la vida política, social, económica y militar.