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Este documento analiza los principales acontecimientos socio-políticos y culturales que han configurado la historia lingüística de la península ibérica. Abarca desde la llegada de los romanos y la posterior romanización, pasando por la invasión visigoda y la dominación musulmana, hasta la reconquista cristiana. Se estudia cómo estos hechos históricos influyeron en la evolución de las lenguas peninsulares, con especial énfasis en el desarrollo del castellano como lengua dominante. Se analizan los préstamos léxicos del árabe al español, así como la situación del mozárabe, variedad romance hablada por la población hispanorromana bajo dominio musulmán. Una visión general de los principales hitos que marcaron el devenir lingüístico de la península ibérica hasta el siglo xiii.
Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones
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En este cap´ıtulo estudiamos los sucesos de car´acter sociopol´ıtico y cultural que han sido factores determinantes de la configuraci ´on lin- g¨u´ıstica en la Pen´ınsula Ib´erica. Veremos que los romanos no fueron los primeros en establecerse en este espacio geogr´afico, y que tam- poco fueron los ´ultimos. Sin embargo, la llegada de los romanos y la subsiguiente romanizaci ´on de la Pen´ınsula son indudablemente factores dominantes en su historia ling¨u´ıstica, puesto que la lengua que introdujeron los romanos hace m´as de dos milenios sigue ha- bl´andose actualmente en casi todos los rincones de la Pen´ınsula. Casi mil a˜nos despu´es de la irrupci ´on romana, la Pen´ınsula sufre otra invasi ´on —la de los musulmanes— que influye de manera casi igual- mente profunda en la configuraci ´on ling¨u´ıstica de la zona. Si bien la invasi ´on romana explica el que en la Pen´ınsula se hablen actual- mente lenguas rom´anicas, es la segunda de las incursiones la que de- termina que la lengua nacional de Espa˜na sea el castellano y no otra de las variedades rom´anicas ib´ericas.
La Pen´ınsula Ib´erica antes de la llegada de los romanos
A continuaci ´on hacemos una enumeraci ´on de algunos pueblos pa- leohisp´anicos, o sea, pueblos que habitan la Pen´ınsula Ib´erica antes de la llegada de los romanos. Identificamos su probable procedencia, la regi ´on donde hist ´oricamente se encuentran sus asentamientos
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(ver mapa 1 ), la ´epoca en que viven all´ı y, finalmente, lo m´as notable de su contribuci ´on ling¨u´ıstica al espa˜nol actual.
(^) Iberos. Este pueblo habita una zona de considerable extensi ´on desde el sur de Catalu˜na por el litoral mediterr´aneo hasta Murcia, adem´as del valle del Ebro (r´ıo llamado antiguamente Iber, de donde´ ibero ). Estos asentamientos datan del comienzo de los tiempos hist ´oricos. Como no se ha podido descifrar las inscripciones que tenemos de la lengua ib´erica, se desconoce su procedencia gen´etica, aunque un an´alisis fonol ´ogico de las inscripciones parece indicar que no es ni indoeuropea ni vasca.^1 Por la misma raz ´on, no se ha podido identificar reliquias l´exicas en espa˜nol cuya procedencia de la lengua de los iberos sea se- gura. Son de posible origen ibero palabras pertenecientes a la vida dom´estica y rural como barro, charco, gordo, manteca, perro y tamo. (^) Celtas. Sabemos por hallazgos arqueol ´ogicos que ya para el siglo VI aC los celtas —pueblo indoeuropeo que por un tiempo ha- bita casi la totalidad del continente— se establecen en Galicia y Portugal. M´as tarde, penetran la meseta central y partes de Na- varra y Arag ´on, zona esta ´ultima en que grupos c´elticos adoptan costumbres y elementos culturales iberos, aunque no su lengua: los llamados “celt´ıberos” siguen hablando celta. Dos palabras celtas para ‘fortaleza’, a saber briga y dunum, sobreviven como elementos de topónimos (nombres propios de lugar) hoy en d´ıa: aqu´ella se encuentra en Coimbra (ant. Conimbriga ), nombre de una importante ciudad portuguesa, ´esta en Navard´un , nombre de un pueblo de la provincia de Zaragoza. Tambi´en se supone de origen celta una serie de palabras que se refieren a aspectos con- cretos de la naturaleza, como el nombre de la planta narc ´otica bele˜no, y de la vida material — cama, carro, cerveza, camino y, en particular, braga, que corresponde al celta braca, prenda carac- ter´ıstica de este pueblo que tanto difiere de la t ´unica romana.
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La romanizaci´on de la Pen´ınsula Ib´erica
A mediados del siglo III aC, el poder de Roma se extiende por toda la Pen´ınsula It´alica, pero no m´as all´a de ella. Su dominio en la cuenca del Mediterr´aneo comienza con la primera guerra p ´unica (es decir, contra los cartagineses), que estalla en 264 cuando ´estos ocupan la ciudad siciliana de Massana, y termina en 241 cuando los romanos consiguen hacer capitular al enemigo despu´es de una larga guerra terrestre alrededor de esta ciudad. Como resultado de esta guerra, Roma anexiona Sicilia, Cerde˜na y C ´orcega, y los cartagineses se comprometen a indemnizar a los romanos con una gran cantidad de oro. La necesidad de pagar esta indemnizaci ´on trae consigo, indirec- tamente, la segunda guerra p ´unica, porque, con el fin de compensar estas p´erdidas, los cartagineses deciden conquistar y explotar His- pania, territorio donde antes s ´olo hab´ıan buscado comercio. Estos esfuerzos llegan a su apogeo cuando el general cartagin´es An´ıbal emprende una conquista militar sistem´atica de la Pen´ınsula, al prin- cipio contra los pueblos de la meseta central y luego, en 219 , contra la ciudad de Sagunto, cuyos habitantes son aliados de Roma. Tras ocho meses de asedio, cae esta ciudad, desencadenando al mismo tiempo la segunda guerra entre las dos grandes potencias. En 218 , An´ıbal, dejando tropas en Hispania, atraviesa los Pirineos y luego los Alpes con un ej´ercito formado por cincuenta mil hombres (de los cuales muchos son mercenarios hispanos), nueve mil caballos y treinta y siete elefantes. Por las dificultades del viaje, el n ´umero de soldados se ve reducido a veintis´eis mil al llegar a Italia, pero aun as´ı An´ıbal consigue derrotar a las fuerzas romanas en diversas ocasiones durante su campa˜na, que dura varios a˜nos. No obstante, ya para 209 se ve en dificultades y tiene que abandonar sus esfuerzos definitivamente cuando los romanos, tras haber tomado Cartagena y C´adiz en 206 , atacan y conquistan la capital p ´unica, Cartago, en
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parte de la tercera guerra p ´unica ( 149 – 146 aC), que termina con la destrucci ´on total de la ciudad y la absoluta supremac´ıa romana en el Mediterr´aneo. La derrota de los cartagineses significa que los romanos ya no tienen que disputar el dominio de Hispania con otra potencia colo- nizadora. No significa, sin embargo, que hayan podido apoderarse de la Pen´ınsula sin oposici ´on. La conquista romana de este territorio comienza en 218 con la llegada de las fuerzas romanas a Ampurias, pero no se completa hasta 199 a˜nos m´as tarde, en el a˜no 19 aC. La resistencia a la dominaci ´on romana en Hispania var´ıa mucho de regi ´on a regi ´on (ver mapa 2 ). En las costas mediterr´aneas y an- daluzas y en el valle del Betis (hoy conocido como Guadalquivir), la imposici ´on de la autoridad y cultura romanas es intensa y temprana ( 197 aC). Poco tiempo despu´es, se consolida el dominio del valle del Ebro. La mayor parte del interior de la Pen´ınsula se ve conquistada durante una campa˜na militar romana que transcurre entre 155 y 133 aC, terminando las incursiones con la ca´ıda de la principal ciudad celt´ıbera, Numancia. Los romanos consiguen doblegar a los pueblos de la Cordillera Cant´abrica en una campa˜na que dura de 29 a 19 aC, bajo el mando de Agripa (Fear 2000 : 31 ). Aun as´ı, la dominaci ´on de los romanos no llega nunca a ser muy fuerte en el norte de la Pen´ınsula, donde pueblos como los astures, los c´antabros y los vas- cones resisten durante largo tiempo la imposici ´on de las costumbres romanas, incluida su lengua. Es significativo que sea ´esta la zona donde varios siglos m´as tarde se desarrolla el romance castellano. En el resto de la Pen´ınsula, sin embargo, el proceso de romani- zaci ´on, si bien lento y dif´ıcil, es completo. Se impone no s ´olo la len- gua —tra´ıda por soldados, colonos y administradores— sino tam- bi´en la organizaci ´on civil y militar, el derecho, la educaci ´on, las t´ecnicas agr´ıcolas e industriales, el sistema de carreteras, e incluso, hasta cierto punto, la religi ´on (Lapesa 1981 : 55 ; Dietrich y Geckeler 1990 : 124 ). Una vez apaciguadas las regiones y conquistados los pueblos, la romanizaci ´on prosigue sin coacciones ni esfuerzos sistem´aticos de parte de los romanos (Kulikowski 2004 : 8 – 9 ). Bastan las estruc- turas sociales y pol´ıticas que erigen para asegurar el gradual des- plazamiento de las lenguas y costumbres locales. El factor principal
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m´as elevados para financiar el mantenimiento de hasta 400. 000 sol- dados en las provincias. Como resultado, los ciudadanos romanos se ven forzados a vender o ceder sus tierras a un peque˜no grupo de familias ricas —los latifundistas— que prefieren comprar escla- vos^2 antes que ofrecer trabajo a sus compatriotas libres. En segundo lugar, ya en fecha temprana se hace tradici ´on la corrupci ´on en el gobierno y la burocracia romanos, como resultado de la cual los bie- nes del pueblo tienden a acumularse en manos de pol´ıticos y bur ´o- cratas. En tercer lugar, como los romanos no consiguen establecer un mecanismo para la elecci ´on de nuevos emperadores, se multi- plican las guerras civiles. Con la consiguiente inestabilidad pol´ıtica, el poder se transfiere al ej´ercito, que termina eligiendo emperador a quien m´as le ofrece. Al mismo tiempo, se desatiende la obligaci ´on de mantener el orden y el bienestar p ´ublicos, con lo cual se recrudecen la violencia y la delincuencia en las calles. Debilitado por tantos problemas internos, el Imperio pierde la voluntad y el dinamismo necesarios para seguir resistiendo las pre- siones externas, sobre todo las que ejercen los pueblos germ´anicos que a partir del siglo III dC vienen a ser preocupantes. La estrategia de tratar de disminuir esta presi ´on reclutando a los guerreros ger- manos como mercenarios es desacertada, porque al mismo tiempo hace disminuir la fidelidad militar a Roma. La debilidad del Impe- rio resulta evidente cuando, en 410 dC, los visigodos, bajo Alarico, consiguen saquear Roma. La fecha que se suele citar para la ca´ıda del Imperio es 476 , cuando el general Odoacro depone al ´ultimo emperador. La negativa de las fuerzas romanas estacionadas fuera de la Pen´ınsula It´alica a reconocer la autoridad de Odoacro marca el fin de un imperio que ha durado casi cinco siglos.
La invasi´on visig´otica
La Pen´ınsula Ib´erica, muy importante para el Imperio Romano pero al mismo tiempo muy lejos de su centro, tambi´en siente la presi ´on de las incursiones de los b´arbaros germ´anicos. En 409 , por ejemplo,
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varias tribus germ´anicas, entre las que destacan los suevos y los v´andalos, penetran las defensas romanas y consiguen sembrar el terror en partes de Galicia y Andaluc´ıa (regi ´on cuyo nombre puede derivarse de V´andalo ) durante varios a˜nos. En este caso las autori- dades romanas se muestran capaces de resolver el problema, pues inducen a sus viejos adversarios, los visigodos, a ahuyentar a sus hermanos germ´anicos con la promesa de tierras en el sur de Galia (hoy llamada Francia) alrededor de Tolosa. Los visigodos logran este objetivo en 416 , y para 419 ya se ven instalados en sus nuevos territorios, desde donde en 451 ayudan a los romanos a derrotar al ej´ercito huno comandado por Atila. Lo que no pueden prever los romanos es la llegada a Galia de los francos, bajo Clodovico, quienes consiguen poner en fuga a los visigodos en 507. Conocedores de la Pen´ınsula Ib´erica por las incursiones que han ido llevando a cabo all´ı durante casi un siglo (Barton 2004 : 13 ), los visigodos no dudan en buscar refugio all´ı, estableci´endose primero, seg ´un W. D. Elcock ( 1975 : 233 ), en Barce- lona y luego definitivamente en Toledo (ver mapa 3 ). Desde aqu´ı logran someter a sus rivales pol´ıticos —los suevos en Galicia, los vascos en el norte y la nobleza romana en el sur— para el a˜no 629. A pesar de su dominio pol´ıtico de la regi ´on, al principio los visi- godos no ejercen mucho influjo sobre la cultura esencialmente ro- mana de la Pen´ınsula: primero, por ser pocos (probablemente unos
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las lenguas rom´anicas occidentales. Del germ´anico suppa ‘sopa’, te- nemos el fr. soupe, el occ., cat., esp., port. sopa, y el it. zuppa; de bank ‘banco’, tenemos el fr., occ., cat. banc, esp, port., it. banco. Otras pala- bras de este tipo: harpa, fango, tregua, guerra, blanco. Tambi´en es fuente de palabras de origen germ´anico el franc´es antiguo, lengua que en los siglos XII y XIII aporta gran n ´umero de pr´estamos ori- ginariamente fr´ancicos al espa˜nol, cf. bar´on, var´on, blandir, bru˜nir, buque, estandarte, flecha y guante (Penny 2002 : 264 ).
La invasi´on musulmana
Es ir ´onico que, apenas aprobado el matrimonio entre visigodos e iberorromanos a mediados del siglo VII, el reino visig ´otico llegue a su fin, cuando en 711 un ej´ercito musulm´an irrumpe en Andaluc´ıa y, encontrando poqu´ısima resistencia entre la poblaci ´on hispanogoda que de buena gana se ve liberada de la crueldad e incompetencia de los reyes godos, en siete a˜nos consigue someter casi la totalidad de la Pen´ınsula. El nombre del primer general de los musulmanes, Tariq, ha quedado inmortalizado en el nombre de la pe˜na desde donde se emprende la invasi ´on, Gibraltar (< ar. ˇgabal ‘monte’ + Tariq ), antes conocida bajo el nombre Calpe (Elcock 1975 : 288 ). Los musulma- nes penetran incluso hasta Tours, en Francia, pero ah´ı sufren una derrota aplastante a manos de los francos en 732. Viendo frustrada su cruzada de islamizar toda Europa, se retiran a Espa˜na, donde consiguen establecer una brillante civilizaci ´on que durante varios siglos eclipsa a la europea en casi todos sus aspectos. La presencia de tantos arabigohablantes durante tanto tiempo transforma la fisonom´ıa ling¨u´ıstica de la Pen´ınsula y afecta pro- fundamente a la naturaleza de la lengua espa˜nola. Su influencia es de car´acter doble. En el plano ling¨u´ıstico, provoca la adopci ´on de miles de vocablos al l´exico del hispanorromance. En el plano hist ´orico-pol´ıtico, pone en marcha los acontecimientos por los que finalmente, entre todas las variedades iberorrom´anicas que se con- centran en el norte de la Pen´ınsula, es el castellano el que logra establecerse como dialecto dominante en una regi ´on de la Pen´ınsula que un d´ıa reclamar´a el nombre de Espa˜na.
La Península Ibérica hasta el siglo XIII 43 Es indudable que, a pesar del estatus oficial del ´arabe en la Hispa- nia musulmana, el iberorromance de la ´epoca sigue siendo la lengua dominante en la vida cotidiana. Esto se debe a varios factores. En primer lugar, el n ´umero de invasores y, m´as tarde, de colonos mu- sulmanes es peque˜no en comparaci ´on con la poblaci ´on rom´anica que desde hace siglos habita el territorio. Cano Aguilar ( 1992 : 44 ) calcula que para el a˜no 756 habr´ıan llegado unos sesenta mil musul- manes a vivir en una sociedad de cuatro millones de hispanos. En segundo lugar, como las fuerzas invasoras que se apoderan del terri- torio vienen sin mujeres, es de esperar que los hijos nacidos de los inevitables matrimonios mixtos hayan aprendido hispanorromance en casa con sus madres hispanas. Tercero, durante los primeros si- glos de su dominaci ´on, los musulmanes se muestran muy tolerantes hacia la cultura de sus s ´ubditos no isl´amicos, exigiendo solamente el pago de un impuesto personal. Con el descubrimiento de las jarchas (ver ladillo), tenemos prue- bas de que en el siglo X se sigue hablando una variedad romance en la Hispania musulmana, y que esta lengua se considera apta en los c´ırculos literarios musulmanes para la expresi ´on l´ırica de las pasiones amorosas. Por todas estas razones, el biling¨uismo que inevitablemente se desarrolla en la regi ´on no conduce a un nuevo monoling¨uismo ar´abigo, sino que se estabiliza, haci´endose un rasgo fundamental de la sociedad hispano´arabe. La eventual extinci ´on de esta variedad sure˜na del iberorromance —llamada mozárabe,^4 t´ermino que tambi´en se aplica a sus hablantes— se debe tanto a la pol´ıtica de represi ´on ling¨u´ıstica de parte de los musulmanes fun- damentalistas que detentan el poder en Al- ´Andalus (nombre que dan los musulmanes a la Pen´ınsula Ib´erica) en el siglo XI, como a la asimilaci ´on de los moz´arabes por los pueblos del norte una vez puesta en marcha la Reconquista. Ya mencionamos que el fruto m´as patente de los siglos de con- tacto con el ´arabe lo representan los muchos arabismos (pr´estamos tomados del ´arabe) admitidos por el castellano. No est´a claro, sin
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embargo, c ´omo fueron transmitidos todos estos pr´estamos. Robert Hall ( 1974 : 94 ) cree que el moz´arabe —lengua que lleva siglos en con- tacto con el ´arabe— sirve de puente entre las dos lenguas al ser absorbido por el castellano durante la Reconquista.^5 Cano Aguilar ( 1992 : 52 ), en cambio, parece ver dos v´ıas de transmisión: “El ´arabe actu ´o como superestrato (lengua dominante) del romance andalus´ı, y como adstrato (lengua vecina) de los otros romances peninsulares”. Reconoce, en otras palabras, que el biling¨uismo no es la ´unica v´ıa por la que pueden pasar palabras de una lengua a otra. Tambi´en el prestigio de una cultura superior puede ser suficiente para que se adopten pr´estamos —como en el caso de los muchos italianismos que pasan al vocabulario espa˜nol durante el Renacimiento— sin que haya una situaci ´on de biling¨uismo intenso entre las dos lenguas. Los lexemas ar´abigos acogidos en el l´exico castellano se concen- tran en varios campos sem´anticos, como los siguientes:
(^) administraci ´on: alcalde, alguacil, barrio (^) militar: alc´azar, almirante, reh´en (^) vivienda: alcoba, alquiler, azotea, zagu´an (^) agricultura: aceituna, acequia, arroz, algod´on, alubia, az´ucar, naranja, zanahoria (^) artesan´ıa: alba˜nil, alfarero, alfiler, badana (^) comercio: aduana, almac´en, arancel, fanega, maraved´ı (^) top ´onimos: C´aceres, Guadalquivir, Guadarrama, Madrid Es interesante preguntarse cu´al habr´ıa sido el destino ling¨u´ıstico de la Pen´ınsula Ib´erica si los musulmanes no hubiesen intervenido
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en su historia de forma tan tajante. Sabemos que —salvo caso de una invasi ´on de otra parte— se hablar´ıa una o varias lenguas rom´anicas all´ı, descendientes del iberorromance que se habla en 711 bajo los visigodos. Como los visigodos tienen su capital en Toledo, es posible que regiones perif´ericas pudieran haberse diferenciado ling¨u´ıstica- mente, quiz´a en el noroeste (zona que queda aislada bajo los suevos) y en el noreste (zona expuesta a la influencia del galorromance). Lo m´as probable, en este caso, ser´ıa que el dialecto central de la corte visig ´otica formase el n ´ucleo de la lengua nacional despu´es que se estableciese una naci ´on moderna.
La Reconquista
Hemos dicho que los musulmanes conquistan “casi” la totalidad de la Pen´ınsula Ib´erica (ver mapa 4 ), y en esto estriba su gran error (Collins 1999 : 314 ), pues aunque la gran mayor´ıa de los hispanos se resigna a aceptar la dominaci ´on musulmana, restos de la corte visig ´otica consiguen refugiarse en Asturias, m´as all´a de la Cordillera Cant´abrica. Desde este peque˜no y aislado rinc ´on se emprende una campa˜na de defensa —capitaneada por el legendario rey asturiano Pelayo (muerto en 737 )— contra las fuerzas musulmanas que paula- tinamente se convierte en una sistem´atica reconquista de las tierras usurpadas.^6 Los sucesores de Pelayo, conocidos como los reyes de Le ´on, consiguen apoderarse de tierras cada vez m´as extensas en su expansi ´on hacia el sur, expulsando a los habitantes musulmanes y remplaz´andolos con sus propios colonos. En el siglo X se deja vis- lumbrar por primera vez una regi ´on en la parte alta del Ebro cuyas muchas fortalezas construidas para proteger a Le ´on contra las in- cursiones isl´amicas le dan el nombre de Castilla,^7 o sea, ‘tierra de castillos o fortalezas’. Los habitantes de esta regi ´on, los castellanos,
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c ´omo el engrandecimiento territorial de Castilla se logra mayorita- riamente a costa de los musulmanes, pero tambi´en de los reinos de Le ´on y Arag ´on, cuyos propios logros en la Reconquista languidecen por un exceso de control central. Seg ´un Paul Lloyd ( 1987 : 176 – 77 ) y Simon Barton ( 2004 : 64 ), Castilla consigue tomar la iniciativa sobre los reinos vecinos por el car´acter popular de su empresa, que ofrece a gente humilde pero talentosa y ambiciosa la oportunidad de librarse de las estructuras feudales, mejorando econ ´omica y so- cialmente. En vista de todo lo anterior, es evidente que los tres aconteci- mientos claves en la historia ling¨u´ıstica de Espa˜na son la introduc- ci ´on del lat´ın de parte de los romanos, la invasi ´on musulmana que acaba con la primac´ıa del iberorromance de los visigodos, y la Reconquista, a trav´es de la cual un dialecto aislado y perif´erico del norte de la Pen´ınsula consigue propagarse hacia el sur y establecerse como lengua dominante en grandes partes de ella. Es concebible que sin la invasi ´on musulmana y la reacci ´on guerrera que suscita, Castilla y el dialecto castellano habr´ıan quedado muy lejos de los centros culturales y pol´ıticos de la Pen´ınsula.
El auge del castellano
Sabemos que ya desde la ´epoca imperial existe una situaci ´on di- gl ´osica en las zonas de habla rom´anica: frente al lat´ın hablado o popular —una lengua viva y en constante evoluci ´on— existe otra modalidad de la lengua, est´atica, arcaica y utilizada casi exclusi- vamente para la escritura. Aunque este sistema bipartito funciona bien durante casi un milenio, finalmente el peso de tantos siglos de bifurcaci ´on ling¨u´ıstica obliga a los pocos hablantes alfabetiza- dos a reconocer que las dos modalidades ya no son mutuamente comprensibles.^8 La incomprensibilidad del lat´ın escrito para el pue- blo preocupa de forma especial a los eclesi´asticos, quienes ven puesta en peligro su misi ´on de instruir a los fieles y, en algunos casos, su capacidad para reivindicar fondos p ´ublicos. De ah´ı surge
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la pr´actica —antes impensable— de redactar documentos en ro- mance.^9 Esto explica el que muchas de las obras tempranas escritas en castellano tengan una tem´atica religiosa, como el muy temprano Auto de los reyes magos ( 1150 ), una pieza teatral no lit ´urgica, la Vida de Santa Mar´ıa Egipc´ıaca ( 1210 ), traducci ´on de un original franc´es, y varias obras de Gonzalo de Berceo, como su Vida de San Mill´an ( 1240 ), redactada con el fin de reclamar pagos p ´ublicos a su monas- terio, el de San Mill´an. Pero tambi´en pretensiones m´as mundanas llevan a la creaci ´on de obras escritas en lengua romance. En el nivel culto, se destacan en este sentido Raz´on de amor con los denues- tos del agua y el vino ( 1210 ), una obra que cabe dentro de la l´ırica trovadoresca tan asiduamente practicada en Provenza y Francia, y dos poemas ´epicos sobre aspectos de la historia cl´asica, el Poema de Alexandre ( 1201 ) y el Libro de Apolonio ( 1235 ). En el nivel popular, se destaca el Poema de Mio Cid (ca. 1200 ), epopeya que retrata de forma inexacta pero sumamente emocionante la historia de esta gran figura de la historia temprana de Castilla. Ray Harris-Northall ( 1999 ) apunta que, ya durante el reinado de Fernando III ( 1230 – 52 ), el vern´aculo castellano suplanta al lat´ın como lengua m´as frecuentemente usada en la canciller´ıa real. Cree que este desplazamiento es una consecuencia del acusado nivel de actividad b´elica que se vive durante esta etapa de la Reconquista. Harris-Northall (p´ag. 162 ) teoriza que, ya al principio de esta ´epoca, es probable que todos los documentos sean redactados en lengua vern´acula antes de ser sometidos a un proceso de latinizaci ´on para su promulgaci ´on definitiva. Con el tiempo y las complicaciones de ad- ministrar el reino desde el campo de batalla, se prescinde de este pro- ceso, aunque por un tiempo se sigue utilizando lat´ın en las f ´ormulas iniciales y finales de los documentos. De esta manera, para finales del reinado de Fernando III, el castellano se convierte en la lengua oficial de facto de la canciller´ıa real. Bahner ( 1966 : 29 ), se˜nalando el hecho que el franc´es —vern´aculo del vecino del norte— no se ve ele- vado a esta funci ´on hasta 1539 , tres siglos m´as tarde, identifica otros
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( 75 – 76 ). El enorme logro de la escuela alfons´ı es que, cuando llega a su fin, “la prosa castellana quedaba definitivamente creada. La enorme gimnasia que supone la obra alfons´ı la hab´ıa convertido en veh´ıculo de cultura, cumpliendo as´ı el generoso af´an de divulgaci ´on expuesto en el pr ´ologo del Lapidario: lo mand ´o ‘trasladar de arauigo en lenguaie castellano porque los omnes lo entendiessen meior et se sopiessen del mas aprovechar’^11 (Lapesa 1981 : 245 – 46 ).
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Preguntas
iberos romanos celtas visigodos fenicios suevos griegos arabes´ cartagineses vascos
¿Bajo qu´e circunstancias pasa la Pen´ınsula Ib´erica a ser parte del Imperio Romano?
Describa el proceso por el cual los romanos establecen su domi- nio sobre la Pen´ınsula Ib´erica.
Describa el proceso por el cual el lat´ın sustituye a las lenguas ind´ıgenas habladas en la Pen´ınsula Ib´erica.
¿Qu´e factores contribuyen a la “ca´ıda” del Imperio Romano?
Se puede decir que los visigodos invaden la Pen´ınsula Ib´erica dos veces. Expl´ıquese.
Caracterice la contribuci ´on ling¨u´ıstica del g ´otico al castellano actual. ¿A qu´e factores se debe la poca influencia que tuvo el g ´otico sobre el iberorromance?
¿Cu´ales son las fuentes de palabras germ´anicas en el l´exico espa˜nol?
Caracterice la contribuci ´on estrictamente ling¨u´ıstica del ´arabe al iberorromance.
“Traducir al ´arabe en lengua castellana para que los hombres lo entendiesen mejor y supiesen aprovecharse m´as de ´el.”
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