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Transformación Política y Económica Mundial tras la Caída del Comunismo: El Papel de las E, Apuntes de Historia Social y Económica

Este documento analiza el papel de las empresas globales en la transformación política y económica del mundo después de la caída del comunismo. Se abordan temas como la disolución del mundo bipolar, la implementación de la doctrina Bush, el impacto en las economías en transición y la evolución de las revoluciones de tercer mundo. El texto ofrece una perspectiva sobre cómo el neoliberalismo y las privatizaciones han influido en el mundo actual.

Tipo: Apuntes

2020/2021

Subido el 14/06/2021

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Susana Bianchi: Capitulo VI: Hacia el siglo XXI. El mundo globalizado
Introducción:
La globalización es considerada el rasgo principal del mundo contemporáneo. Es un concepto
que da cuenta de la realidad como una sociedad planetaria, más allá de las fronteras,
diferencias étnicas y religiosas y condiciones socioeconómicas. Se presenta como un fenómeno
cultural que amplía la escala de relaciones al nivel del planeta, posibilitando por el acelerado
desarrollo tecnológico de las comunicaciones. La globalización no es algo estático sino en
constante evolución, que acelera sus tiempos de modo insospechado. Es indudablemente un
fenómeno económico, pero sus efectos alcanzan los distintos planos de la vida social.
En el plano económico, el predomino de la producción es reemplazado por la primacía de las
prácticas especulativas. El capital comenzó a abandonar el sector de la economía real para
reproducirse en juegos financieros. Es decir, se impuso una nueva forma de acumulación:
inversiones financieras y especulaciones bancarias. Al mismo tiempo, las empresas
transnacionales de capitales privados pudieron expandirse por el mundo. Estas empresas
“globales” no solo obtienen un considerable margen de ganancias, sino que, a través de las
privatizaciones, fomentadas por el neoliberalismo de importantes espacios de poder.
Ante todo, la globalización provoca la preeminencia de la economía sobre la política. Hay una
influencia desmesurada de instituciones como el Fondo Monetario Internacional, el Banco
Mundial, la Organización Mundial del Comercio que dicta las políticas económicas de gran
parte de los países, más allá de las orientaciones de sus gobiernos.
1- El mundo “unipolar”
La disolución de la Unión Soviética parecía significar el fin de un mundo bipolar. En términos
económicos señalaba el triunfo del capitalismo neoliberal, con el libre mercado como valor
supremo. En este contexto, Estados Unidos, Japón y los países de la Comunidad Económica
Europea comenzaron a presionar a las economías periféricas para que se “abrieran” al
mercado internacional. Dentro de la globalización, con el desarrollo tecnológico como aliado,
el neoliberalismo se lanzó a la conquista del mundo.
La hegemonía de los Estados Unidos
En el nuevo panorama internacional, Estados Unidos parecía emerger como la potencia capaz
de consolidar un orden capitalista d alcance global. Su supremacía no estaba marcada solo por
el poder económico, sino que, mediante la manipulación de organizaciones internacionales
como la OTAN, podía jugar un papel predominante como gendarme del mundo.
Presidencia de Bill Clinton (1993-2001)
El presidente George H. W. Bush (1989-1993) había alcanzado momentos de gran popularidad
durante la Guerra del Golfo. Sin embargo, tras el triunfalismo, amplios sectores de la sociedad
advertían que el crecimiento de la década de 1980 había sido especulativo a costa de un
endeudamiento generalizado. Las políticas de Bush habían minado el poder adquisitivo de
millones de estadounidenses y aumentado las diferencias de ingreso entre distintos sectores
sociales.
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¡Descarga Transformación Política y Económica Mundial tras la Caída del Comunismo: El Papel de las E y más Apuntes en PDF de Historia Social y Económica solo en Docsity!

Susana Bianchi: Capitulo VI: Hacia el siglo XXI. El mundo globalizado

Introducción:

La globalización es considerada el rasgo principal del mundo contemporáneo. Es un concepto que da cuenta de la realidad como una sociedad planetaria, más allá de las fronteras, diferencias étnicas y religiosas y condiciones socioeconómicas. Se presenta como un fenómeno cultural que amplía la escala de relaciones al nivel del planeta, posibilitando por el acelerado desarrollo tecnológico de las comunicaciones. La globalización no es algo estático sino en constante evolución, que acelera sus tiempos de modo insospechado. Es indudablemente un fenómeno económico, pero sus efectos alcanzan los distintos planos de la vida social. En el plano económico, el predomino de la producción es reemplazado por la primacía de las prácticas especulativas. El capital comenzó a abandonar el sector de la economía real para reproducirse en juegos financieros. Es decir, se impuso una nueva forma de acumulación: inversiones financieras y especulaciones bancarias. Al mismo tiempo, las empresas transnacionales de capitales privados pudieron expandirse por el mundo. Estas empresas “globales” no solo obtienen un considerable margen de ganancias, sino que, a través de las privatizaciones, fomentadas por el neoliberalismo de importantes espacios de poder. Ante todo, la globalización provoca la preeminencia de la economía sobre la política. Hay una influencia desmesurada de instituciones como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio que dicta las políticas económicas de gran parte de los países, más allá de las orientaciones de sus gobiernos.

1- El mundo “unipolar”

La disolución de la Unión Soviética parecía significar el fin de un mundo bipolar. En términos económicos señalaba el triunfo del capitalismo neoliberal, con el libre mercado como valor supremo. En este contexto, Estados Unidos, Japón y los países de la Comunidad Económica Europea comenzaron a presionar a las economías periféricas para que se “abrieran” al mercado internacional. Dentro de la globalización, con el desarrollo tecnológico como aliado, el neoliberalismo se lanzó a la conquista del mundo.

La hegemonía de los Estados Unidos

En el nuevo panorama internacional, Estados Unidos parecía emerger como la potencia capaz de consolidar un orden capitalista d alcance global. Su supremacía no estaba marcada solo por el poder económico, sino que, mediante la manipulación de organizaciones internacionales como la OTAN, podía jugar un papel predominante como gendarme del mundo.

Presidencia de Bill Clinton (1993-2001)

El presidente George H. W. Bush (1989-1993) había alcanzado momentos de gran popularidad durante la Guerra del Golfo. Sin embargo, tras el triunfalismo, amplios sectores de la sociedad advertían que el crecimiento de la década de 1980 había sido especulativo a costa de un endeudamiento generalizado. Las políticas de Bush habían minado el poder adquisitivo de millones de estadounidenses y aumentado las diferencias de ingreso entre distintos sectores sociales.

En ese clima, el demócrata Bill Clinton baso su campaña electoral en el concepto de New Democrat, un “democratísimo” que aspiraba a obtener sufragios de sectores sociales más amplios que los encuadrados en los partidos tradicionales. Bajo el lema “Dar prioridad al pueblo” se enviaban entusiastas mensajes a las mujeres, a los afroamericanos, a otras minorías raciales y a gays y lesbianas. En enero de 1993 Clinton llegaba a la presidencia. Pero, pese al entusiasmo, pronto comenzaron las dificultades. El presiente había enviado al Congreso un plan económico que contemplaba reducciones presupuestarias, compensadas con alzas fiscales y austeridad en el gasto público. Los objetivos eran la disminución del déficit y obtener fondos para crear puestos de trabajo y financiar una profunda reforma sanitaria. Tras arduas negociaciones el proyecto fue aprobado por muy escaso margen de votos. Frente a los demócratas, los republicanos desarrollaron una contraofensiva basada en un “populismo” de frente signo conservador, pudiendo obtener el control de ambas cámaras. La “revolución conservadora”, capitaneada por el congresista Newt Glingrichi y el senador Bob Dole, tomo forma en el Contract with America, cuyas metas eran, entre otras cuestiones, el endurecimiento de la lucha contra el crimen y la restauración de los valores tradicionales en torno a la familia, la moralidad y la religión. Clinton parecía un presidente maniatado, pero esta impresión se diluyo rápidamente. La clase en la reactivación de Clinton fue su habilidad para apropiarse del programa republicano: obtener presupuestos equilibrados, sin déficit, se transformó en su propio proyecto. El “giro a la derecha” de Clinton incluyo también advertencias: los tiempos de ineficiente Estado benefactor llegaban a su fin. La política exterior de la administración de Clinton tardo en delinearse. En 1993, el anuncio del cierre de bases militares en Europa fue interpretado por los aliados europeos y asiáticos como el repliegue de una superpotencia abstraída en sus problemas internos. Sin embargo, ocho años más tarde, Clinton era el presidente más intervencionista desde la Segunda Guerra Mundial. Es cierto que se habían heredado conflictos de la administración de Bush, también se abrían nuevas cuestiones, entre ellas las relaciones con Oriente y la búsqueda de un acuerdo entre la Autoridad Nacional Palestina e Israel. En el aspecto económico, las relaciones exteriores presentaron pronto una línea definida. Para conciliar el desarrollo exterior con la hegemonía exterior se lanzó una ofensiva para la apertura de los mercados. Sobre estas cuestiones fue fácil alcanzar el consenso en el Congreso, a partir de la convicción de que esta apertura traería beneficios al país. De este modo, en 1994, Estados Unidos participaba en dos grandes espacios de integración comercial. Por un lado, el TLCAN, establecía una zona de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y México.

Presidencia de George W. Bush (2001-2009)

Durante su campaña electoral, el republicano George W. Bush sostuvo el programa tradicional de su partido: reducción de impuestos y limitación de los gastos sociales. Este último aspecto fue tratado con moderación. La experiencia de su padre había desmotado que los ataques a un muy limitado Welfare State podían tener un alto costo. Se propuesta, basada en un vago “conservadurismo compasivo”, se dirigía a las clases medias que, temían un futuro incierto. Tampoco dudo en lanzar propuestas audaces: apelar a la integración de los “hispanos”, levantar las trabas a la inmigración y aceptar la enseñanza bilingüe en las escuelas. En síntesis,

Rusia y Ucrania: las autoridades ucranianas aspiraban a contar con la flota de Mar Negro, que según Moscú debía quedar bajo él mande de la CEI dado su carácter estratégico. Mientras resurgían resentimientos, muchas republicas comenzaron a protegerse frente al dominio ruso. Pero el proteccionismo también incluía aspectos económicos: se levantaron barreras aduaneras y algunas republicas adoptaron moneda propia. El resultado inmediato de la desintegración fue entonces la desarticulación de los sectores productivos y de los mercados internos, lo que acelero la crisis económica. Los países del antiguo bloque soviético fueron considerados “sociedades en transición hacia una economía de mercado”, metáfora que no ocultaba el carácter despiadado de la instauración del modelo capitalista. El hundimiento de los gigantes industriales de propiedad pública, combinado con la ausencia de instituciones reguladoras, posibilito el sur soviético que acumularon ganancias mediante la apropiación de los bienes estatales y la proliferación de actividades ilícitas. Los trabajadores se convertían en mercancías desechable: la desocupación aumentaba, mientras la reducción de los servicios estatales provocaba un cataclismo en países donde la educación, la salud y la vivienda formaban parte del “salario social”. En 1992, la inflación destruyo el ahorro popular. La agitación social gano las calles dirigida por una oposición que exigía restablecer los sistemas de control. La crisis social se combinó con el autoritarismo político. Yeltsin recurrió al ejército para desalojar el Parlamento, donde se habían amotinado diputados a resistir a su autoridad (1993). La embestida dejo decenas de muertos y un resentimiento que iba a aflorar por otros cauces. En el bienio 1993-1994, Yeltsin logro una suerte de pax rusa que fortaleció su prestigio. Pero la calma duro poco. Los peligros de la disgregación se instalaron en la misma Federación Rusa, Estado multinacional por excelencia: el desafío a Moscú alcanzo su mayor envergadura con las demandas de independencia de los chechenos. Mientras afrontaba una nueva crisis económica (1998), la salud del presidente no era la mejor. Yeltsin renuncio a su cargo a fines de 1999, nombrando a Vladimir Putin como presidente interino.

La era de Vladimir Putin (1999-2008)

En agosto de 1999 Yeltsin nombra a Vladimir Primer Ministro. Este fue duramente criticado con su entrada al poder. Por su autoritarismo, el recorte a las libertades democráticas y el control sobre los medios de comunicación. Este también defendió a la política exterior, con su posición de Rusia frente a los Estados Unidos, oponiéndose a Bush a las pretensiones de dotarse de un sistema de defensa antimisil.

La Unión europea

La Unión Europea fue el resultado de las estrategias de estados que buscaban ampliar sus espacios económicos para poder integrarse al capitalismo global. Con la firma del Tratado de Maastricht, en 1992, los objetivos parecieron ampliarse, sin embargo, la primacía de los aspectos económicos resulta innegable. La integración privilegio el libre movimiento de capitales y la subordinación de sus miembros a las pautas del Banco Central en el manejo de presupuestos.

2- El mundo en conflicto

Durante la guerra fría la mayor parte de los conflictos se inscribían dentro del enfrentamiento entre los dos bloques. Las revoluciones y las luchas por la independencia se desarrollaban a la

sombre de las grandes potencias que también establecían límites. Pero, tras la disolución de la URSS, se abrieron conflictos de todo tipo. Algunos países enfrentan fuerzas de ocupación, como Chechenia desde 1994 o Irak desde 2003. Hay también guerras internas donde los motivos políticos se traducen en términos étnicos y religiosos. Por detrás, se encuentra la disputa por el control de los recursos exportables. Además, la reorientación de los Estados Unidos hacia la “guerra contra el terrorismo” hizo más compleja la geopolítica mundial. En muchos casos, los conflictos rompieron con las formas convencionales de guerra. Surgieron organizaciones basadas en células de militantes y redes de contactos que otorgan movilidad de acción y presentan dificultad para desarticularlas. La “Europa del Este” La disolución de la URSS afecto al este de Europa, que conformaban el bloque socialista. Sin embargo, es ese espacio, el pasaje a economías de mercado produjo diferentes líneas de fractura. En los países del norte (Hungría, Checoslovaquia y Eslovenia), las “revoluciones de terciopelos” habían comenzado años antes y se contaba con consenso para poner fin al orden político existente. En los países del ser (Rumania, Albania, Yugoslavia), la caída de los gobiernos comunistas no implico una transición, sino que fue un derrumbe. Se crecía además de experiencia política, mientras persistían las viejas prácticas sociales.

II

Buena parte de la gran expansión mundial fue, un proceso de ir acortando distancias o, en los Estados Unidos, la continuación de viejas tendencias. El modelo de producción en masa de Henry Ford se difundió por las nuevas industrias automovilísticas del mundo, mientras que los Estados Unidos los principios de Ford se aplicaron a nuevas formas de producción, desde casas comidas-basura. Bienes y servicios hasta entonces restringidos a minorías se pensaban ahora para un mercado de masas, como sucedió con el turismo masivos a playas soleadas. Tres cosas de este territorio tecnológico sorprenden al observador: Primero: transformo completamente la vida cotidiana en los países ricos e incluso, en los pobres, donde la radio llegaba ahora hasta las aldeas más remotas gracias a los transistores y a las pilas miniaturizadas de larga duración, donde la “revolución verde” transformo el cultivo de arroz y del trigo y las sandalias de plástico sustituyeron a los pies descalzos. Segundo: a más complejidad de la tecnología en cuestión, más complicado se hizo el camino desde el descubrimiento o la invención hasta la producción, y más complejo y caro el proceso de creación. Tercero, en su abrumadora mayoría, las nuevas tecnologías empleaban la forma intensiva el capital y eliminaban mano de obra o llegaban a sustituirla. La característica principal de la edad de oro fue que necesitaba grandes inversiones constantes y que, en contrapartida, no necesitaba a la gente, salvo como consumidores. III El primer punto produjo una “economía mixta”, que facilito a los estados la planificación y la gestión de la modernización económica, además de incrementar muchísimo la demanda. Los grandes éxitos económicos de la posguerra en los países capitalistas, con contadísimas excepciones, son ejemplos de industrialización efectuada con el apoyo, la supervisión, la dirección y a veces la planificación y la gestión de los gobiernos, desde Francia y España en Europa hasta Japón, Singapur y Corea del Sur. Al mismo tiempo, el compromiso político de los gobiernos con el pleno empleo y con la reducción de las desigualdades económicas, es decir, un compromiso con el bienestar y la seguridad social, dio pie por primera vez a la existencia de un mercado de consumo masivo de artículos de lujo que ahora pasarían a considerarse necesarios. Cuanto más pobre es la gente, más alta es la proporción de sus ingresos que tiene que dedicar a gastos indispensables como los alimentos. En los años treinta, hasta en los opulentos Estados Unidos un tercio del gasto doméstico se dedicaba a la comida, pero a principios de los ochenta, sólo el 13%. El segundo factor multiplico la capacidad productiva de la economía mundial al posibilitar una división internacional del trabajo mucho más compleja y minuciosa. Al principio, esta se limitó principalmente al colectivo de las denominadas “economías de mercado desarrolladas”, es decir, los países del bando estadounidense. El área socialista del mundo quedo en gran medida aparte, y los países del tercer mundo con un desarrollo más dinámico optaron por una industrialización separada y planificada, reemplazando con su producción propia la importación de artículos manufactureros. El núcleo de países capitalistas occidentales, comerciaba con el resto del mundo, y muy ventajosamente, ya que los términos en los que se efectuaba el comercio les favorecían, que podían conseguir sus materias primas y productos alimentarios más baratos.

La reestructuración del capitalismo y el avance de la internacionalización de la economía fueron fundamentales. No esta tan claro que la revolución tecnológica explique la edad de oro, aunque la hubo y mucha. Tal como se ha demostrado, gran parte de la nueva industrialización de esas décadas consistió en la extensión a nuevos países de las viejas industrias basadas en viejas tecnologías: la industrialización del siglo XIX, del carbón, el hierro y el acero en los países socialistas agrícolas; las industrias norteamericanas del siglo XX del petróleo y el motor de la explosión en Europa. La tendencia de las transacciones comerciales y de las empresas de negocios a emanciparse de los estados nacionales se hizo aún más pronunciadas a medida que la producción industrial empezó a trasladarse, lentamente al principio, pero luego cada vez más deprisa, fuera de los países europeos y norteamericanos que habían sido los pioneros de la industrialización y el desarrollo del capitalismo. Estos países surgieron siendo los motores del crecimiento durante la edad de oro. A mediados de los años cincuenta los países industrializados se vendieron unos a otros cerca de tres puntos de sus exportaciones de productos elaborados, y a principios de los setenta, tres cuartas partes. Pronto las cosas empezaron a cambiar. Los países desarrollados empezaron a exportar una proporción algo mayor de sus productos elaborados al resto del mundo, pero el tercer mundo empezó a exportar manufacturas a una escala considerable hacia los países desarrollados e industrializados. A medida que las exportaciones tradicionales de materias primas de las regiones atrasadas perdían terreno, estas empezaron a industrializarse, desigualmente, pero con rapidez. Todo esto genero un cambio paradójico en la estructura política de la economía mundial. A medida que el mundo se iba convirtiendo en su verdadera unidad, las economías nacionales de los grandes estados se vieron desplazadas por estas plazas financieras extraterritoriales, situadas en su mayoría en los pequeños, minúsculos mini estados que se habían multiplicado, de forma harto práctica, con la desintegración de los viejos imperios coloniales.

Capitulo X: La revolución social, 1945-

La novedad de esta transformación estriba tanto en su extraordinaria rapidez como una su universalidad. Es verdad que las zonas desarrolladas del mundo hacia tiempo que vivían en un mundo de cambios, transformaciones tecnológicas e innovaciones culturales contantes. Para ellas la revolución de la sociedad global represento una aceleración, o una intensificación, de un movimiento al que ya estaban acostumbradas. En muchos sentidos quienes vivieron la realidad de estas transformaciones in situ no se hicieron cargo de su alcance, ya que las experimentaron de formas progresiva, o cambios en la vida del individuo, por drásticos que sean, no se conciben como revoluciones permanentes. El cambio social mas drástico y de mayor alcance de la segunda mitad de este siglo, es la muerte del campesinado. Y es que, desde el Neolítico, la mayoría de seres humanos había vivido de la tierra y de los animales domésticos o había recogido los frutos del mar pescando. Pero si el pronostico de Marx de que la industrialización eliminaría al campesinado se estaba cumpliendo por fin en países de industrialización precipitada, el acontecimiento realmente extraordinario fue el declive de la población rural en países cuya evidente falta de desarrollo industrial intentaron disimular las Naciones Unidas con el empleo de una serie de eufemismos en lugares de la palabra “atrasados” y “pobres”. En América Latina el porcentaje de campesinos se redujo. Mientras tanto, los campesinos europeos habían dejado de labrar la tierra. En los años ochenta incluso los antiguos reductos del campesinado agrícola en el este y

Josep Fontana: Por el bien del Imperio.

capítulo 13: El fin del socialismo realmente existente

La herencia más grave que Brezhnev dejaba a sus sucesores tras su muerte, en noviembre de 1982, era la crisis económica del imperio soviético. La Unión Soviética se vio obligada a asumir cuantiosos gastos para asegurar la viabilidad económica de los países de su órbita política. Gran parte de esta ayuda la recibían como suministros de petróleo y de gas subsidiados. El mantenimiento del imperio era económicamente inviable, puesto que no se podía seguir haciendo pagar a la población soviética el coste de financiar los niveles de vida de la Europa del este, sin contar con la ayuda que se prestaba a toda una serie de “clientes” en otros lugares del mundo. Iuri Andropov, heredo el poder a 68 años de edad, obligado a hacer frente a una situación económica difícil y a la agresividad de Reagan. Hasta entonces, decía Andropov, los norteamericanos hablaban de sus armas como medios de intimidación, ahora se referían a los nuevos sistemas de misiles de su corta actuación figuran la enérgica campaña emprendida contra la corrupción, con la destitución y juicio de numerosos altos funcionarios. También la forma realista y abierta con que se enfrentó al estancamiento económico y al atraso científico del país. En opinión de Markus Wolf, Andropov era el reformista más capaz de todos: entendía la mala situación de la URSS y quería aplicar buena parte de las medidas que más tarde se adoptarían, pero con orden y prudencia. Pero, enfermo como estaba, permaneció poco más de un año al frente de la Union Soviética. Tras su fallecimiento, el 9 de febrero de 1984, la recomendación de nombrar a Gorbachov fue ignorada y el poder paso a manos de Konstantin Chernenko, un hombre de setenta y tres años de edad, débil y enfermo. La subida al poder de Chernenko significaba detener la línea del reformismo iniciado por Andropov y volver a la tranquila pasividad de los tiempos de Brezhnev, pese a que la gravedad de la crisis resultaba cada vez más evidente y a que desde el ejército se criticaba la ineficiencia del aparato militar-industrial soviético y la insensatez de los grandes proyectos ideados para seguir a los norteamericanos en la carrera armamentística. Eran momento en que la amenaza de un posible ataque nuclear norteamericana parecía real. Los soviéticos crearon entonces un sistema de represalia automático. Chernenko falleció el 10 de marzo de 1965. Gorbachov fue elegido nuevo secretario general del partido en marzo de 1985. Se necesitaba un cambio drástico, por grandes que fueran los riesgos.

La conversión de Ronald Reagan:

En 1983 Ronald Reagan empezó a cambiar si actitud hacia el desarme. Los rusos siempre habían temido que un loco incontrolado pudiese iniciar un ataque general desde los Estados Unidos, y la política de rearme y la retórica agresiva de Reagan les hicieron temer que podía ser ese loco. (Reagan lo supo, por lo que decidió calmar la situación; también dice que vio una peli y jugo un jueguito acerca de una guerra nuclear, lo conmovió y se puso en modo pacífico, y da un par de motivos más). Propuso a la asamblea general de la ONU, en septiembre de 1984, que se abriesen nuevas negociaciones NTS, lo que los soviéticos aceptaron. Cuando finalmente se iniciaron en Ginebra, en noviembre de 1985, el antagonista con quien Reagan habría de tratar era Mijail Gorbachov. Se iba a iniciar entonces un cambio radical en sus actitudes hacia el desarme, que solo puede explicarse en términos de una evolución personal.

Gorbachov y la política de desarme

Era el hijo de campesinos y había ascendido en el partido gracias a su esfuerzo y a su inteligencia. Había viajado por diversos países de Occidente, lo cual le hizo consciente del atraso económico de la URSS y le llevo a preocuparse desde el primer momento por el elevado gasto de la política de rearme, que consumía del 15 al 17 por cierto del PNB, así como por los costes de mantenimiento del imperio europeo y el de las ayudas a países como Cuba, Nicaragua, Camboya, Angola o Etiopia, sin olvidar el gasto por la guerra de Afganistán. (la política de rearme era) justificada por la obsesión de que era necesario mantenerse cerca del potencial de los Estados Unidos, porque en el preciso momento en que los norteamericanos se creyesen superiores podían sentirse tentados a dar el primer golpe y emprender un ataque nuclear contra la Unión Soviética. Se llego a estimar que el gasto militar consumía el 40 por ciento del presupuesto. Disminuir a la vez el gasto militar y los costes del imperio y volver a negociaciones de distensión eran pasos necesarios para disponer de recursos con los que mejorar la situación interior de la Unión Soviética sin necesidad de abandonar el sistema vigente, porque estaba convencido de que, con todos sus defectos, el socialismo era más justo y equitativo, más beneficioso para la gente común. Había que realizar reformas muy costosas en la economía que debían venir acompañadas por cambios a fondo en el terreno político. Comenzó con una campaña para eliminar a los dirigentes corruptos. Inicio entonces una política de conciliación que pretendía abrir la Unión Soviética al mundo y acabar con su aislamiento. Las primeras conversaciones entre Reagan y Gorbachov en Ginebra, del 19 al 21 de noviembre de 1985. Se llego por lo menos a obtener la superioridad militar y se comprometían a mantener abiertas las negociaciones de limitación de armamentos. Gorbachov estaba decidido a acabar unilateralmente con la carrera armamentística, porque se había dado cuenta de que “nadie nos atacara, aunque nos desarmemos por completo”, y que liquidar esta carga era necesario para liberar el país y ponerlo en el buen camino. Impaciente por avanzar, Gorbachov propuso a Reagan una nueva reunión de carácter personal, que se iba a celebrar en Reykjavik en octubre de 1986, a la que llevo propuestas más avanzadas de desarme. Un paso adelante hacia el entendimiento se produjo con el anuncio por parte de Gorbachov de que iba a retirar las tropas soviéticas de Afganistán. Una cifra total de 14453 muertos soviéticos y unos gastos anuales de 6000 millones de rublos eran demasiado como para seguir sosteniendo aquella aventura. La retirada de las tropas soviéticas comenzó en mayo de 1988 y concluyo en febrero de 1989. Convencido de que los Estados Unidos no preparaban un ataque a la Unión Soviética, optó por tirar adelante los proyectos de reducción de armas, prosiguiendo una línea de actuación que estaba alejando de él, no solo a los militares, a quienes se les exigía que abandonasen la lucha por alcanzar la superioridad sobre el enemigo, y a los viejos políticos sino incluso a algunos de los jóvenes colaboradores que le habían dado apoyo hasta entonces.

descentralizando la gestión y mejorando tecnológicamente una producción que solo podía considerarse avanzada en los sectores ligados a las cuestiones militares y del espacio. El abastecimiento empeoro y también lo hizo la situación de los trabajadores, hasta el punto que comenzaron a producirse grandes huelgas de mineros, que ahora no eran reprimidas, sino escuchadas y satisfechas en la medida, muy escasa, en que ello era posible. Las huelgas politizaron, además, por influencia de los mineros polacos de Silesia, que se habían asociados a los de los muelles de Gdabsk en las peticiones de reforma; los mineros ucranianos, asesorados por grupos venidos de Polonia, reivindicaban “las mismas libertades de que disfrutan los polacos”. “El año 1988 revelo que las reformas del mercado que se habían iniciado eran inadecuadas. Las innovaciones de Gorbachov y el abandono de la economía de planificación estatal empeoraron abruptamente la situación económica y, a la vez, el clima psicológico”. Con una economía estancada, que había salvado sus resultados con los beneficios de las exportaciones de petróleo, y una población descontenta, tanto en la URSS como en los demás países del “área socialista”, de las condiciones de vida y trabajo que les proporcionaba el sistema, se había llegado a un momento en que parecía lógico que comenzasen a ponerse en duda tanto la prendida superioridad de la economía planificada como los beneficios que el “socialismo realmente existente” proporcionaba a la clase trabajadora. A partir de este punto se produjo un desplome de la fe en el sistema en que se había basado toda la historia de la URSS, sin que estuviera claro con que se pretendía reemplazarlo. El régimen soviético no iba a ser derribado por sus enemigos interiores o exteriores; sino por la renuncia a los principios que le daban sentido. Habiéndolos perdido, hizo implosión.

El hundimiento del sistema “socialista”

Los gobiernos de los países de la Europa central y oriental que quedaban en el área de influencia soviética no habían conseguido establecer sistemas políticos capaces de satisfacer las aspiraciones populares de libertad y democracia, pero habían protagonizado una autentica transformación social: en todos ellos se crearon sistemas de beneficios sociales en el terreno de la salud o las pensiones, se aseguró el pleno empleo y se desarrolló un sistema educativo que transformo por completo los niveles culturales de sus sociedades. Estos avances pudieron sostenerse gracias a un progreso económico que durante veinticinco años mantuvo tasas de crecimiento cercanas al 4 por ciento anual. Pero con la crisis de mediados de los setenta unas economías que se habían basado en el carbón, el hierro, las manufacturas metálicas o la construcción naval, y que dependían en buena medida de sus relaciones económicas con Occidente, comenzaron a experimentar los efectos de la recesión y buscaron saldar los déficits de sus balanzas comerciales, y mantener el gasto social que era una de sus únicas fuentes de legitimación, con créditos que fueron agobiándolos con una carga insoportable de deudas.Gorbachov estaba dispuesto a reconocer el derecho de sus diversos integrantes a organizarse políticamente como les acomodara, pero las relaciones económicas debían modificarse. (Esto se debía a) que los soviéticos estaban subsidiados en estos países un nivel de vida superior al de la mayoría de la población soviética, a través de unos créditos que no se devolvían y de precios especiales para los suministros de petróleo y de gas. Sin olvidar el coste de asegurar la estabilidad de sus regímenes con la presencia en sus países de fuerte contingentes de tropas rusas. Todo esto representaba una carga difícil de sostener el momento en que se había producido una caída de los precios internacionales del petróleo que los soviéticos exportaban.

En noviembre de 1986 se convocó una reunión secreta del COMECON en Moscú. (Se dispuso que) la época del paternalismo había concluido y en el futuro cada partido sería responsable ante su propia población y ante su opinión publica. En el futuro las relaciones económicas con la URSS debían ser mutuamente provechosas y realizarse en términos de las condiciones y precios del mercado mundial. Esto implicaba que debían comenzar a buscar nuevas vías de financiación, orientándose hacia los países de Occidente, con los que en principios ya estaban endeudados, lo que agravaría aún más su situación. (la URSS dejo de intervenir en las decisiones políticas y económicas tomadas por los países del Este, al mismo tiempo que dejo de apoyarlos económica y militarmente).

La caída del muro de Berlín:

En el rápido desmoronamiento de los países del este tuvo una influencia decisiva lo sucedido en la República Democrática Alemana, cuya crisis se precipito cuando los ministros de Asuntos exteriores de Hungría y de Austria cortaron simbólicamente las alambradas de la frontera que les separaba. Esta decisión, que el primer ministro, Németh, consulto a comienzo de marzo de 1989 con Gorbachov, que no dudo en aprobarla, estaba destinada en principio a ahorrarse el alto coste de mantenimiento de unas alambradas que eran totalmente inútiles, dado que los ciudadanos húngaros tenían libertad para viajar al extranjero. El éxodo en masas dio nuevos ánimos en la Alemania del está a las manifestaciones populares con la caída del muro de berlín el 9 de noviembre de 1989.

La crisis de las democracias populares

La mayoría de los dirigentes de estos países se daban cuenta de que no podían subsistir sin los subsidios económicos y las tropas de la Unión Soviética, de modo que comenzaron a prepararse para la transición. La primera y más sensible de las crisis fue la de Polonia, donde los mismos comunistas dirigieron el cambio. Los soviéticos aceptaron los acuerdos de abril de 1989, que creaban un nuevo cargo de presidente y un Senado de 100 plazas, a las que la oposición podría optar en las elecciones, al igual que a 161 escaños de los 460 con los que contaba el Sejm o Parlamento. Las elecciones de junio dieron un triunfo aplastante a Solidarno’s’c y a su líder Lech Walesa. Los movimientos de reforma política se veían hasta cierto punto contenidos en Polonia por la conciencia de la gravedad de sus problemas económicos, que los norteamericanos no estaban dispuestos a resolver por su cuenta. En Hungría Janos Kádár intentando hacer compatible la reforma económica, que alcanzo excelentes resultados en la agricultura, con el inmovilismo político, hasta que después de 1985 comenzó a resultar claro que la continuidad del crecimiento económico exigía también reformas institucionales. Fueron aquí sobre todos los intelectuales integrados en el Foro democrático húngaro quienes iniciaron el dialogo con los gobernantes comunista en un clima en que sus propios compañeros forzaron la dimensión de Kádár en mayo de 1988, reemplazado al frente de partido por Karóly Grósz. Se inicio entonces el camino de retorno al pluralismo. El Comité Central del partido adopto en febrero de 1989 el proyecto de una nueva Constitución que preconizaba elecciones libres y multipartidismo, que llevo a que se celebraran elecciones en 1990. En los dos casos, tanto en Polonia como en Hungría, las negociaciones se hicieron sobre todo por arriba, sin participación de las masas.En Bulgaria el movimiento de reforma surgió, a falta de una oposición anticomunista, de las nuevas

dirigentes del este no esperasen un cambio radical en la situación política de Europa. Una Alemania Unida y fuerte “no conviene ni a nuestros intereses ni a los vuestros”. Gorbachov, por su parte, en medio de los problemas a que había de enfrentarse en la propia Unión Soviética, no tenía idea alguna de cómo resolver el problema alemán. No les quedaba otro remedio que resignarse a la forma en que se fueron produciendo los acontecimientos. En diciembre comenzaba a desintegrarse el régimen de la Alemania “democrática”: el Politburó se disolvió y Krenz renunció al cargo de jefe del estado. Las cosas se precipitaron, en parte por la torpeza de lo que quedaba del gobierno y de la policía del viejo régimen, y las elecciones celebradas el 18 de marzo en la Alemania oriental dieron un inesperado triunfo a los cristianodemócratas, que obtuvieron el 48 por cientos de los votos. En la reunión de la cumbre celebrada en Washington y Camp David en mayo-junio de 1990 Gorbachov acabo aceptando el derecho a que la nueva Alemania unificada escogiera la alianza militar a que quería unirse. Kohl pudiese imponer sus condiciones en julio, en una visita a Moscú en la que, agobiado por la situación económica, Gorbachov fue riéndose sin demasiada resistencia y acabo aceptando que la unificación se realizase en aquel mismo año. El 12 de septiembre se firmaba en Moscú el acuerdo que acababa con el régimen de ocupación de los cuatros potencias vencedoras de la segunda guerra mundial y devolvía la plenitud de la soberanía a la Alemania Federal. Los Estados Unidos, la Unión Soviética y otros treinta países firmaron el 21 de noviembre de 1990 la Carta de Paris para una nueva Europa que anunciaba “una nueva era de democracia, paz y unidad”, y proclamaba que “la era de la confrontación y división de Europa ha concluido”. Pero las previsiones de que a partir de este punto se fuese a una plena integración, en pie de igualdad, de los países de Oriente y de Occidente, con unas estructuras conjuntas, como un Consejo europeo de seguridad, no se cumplieron nunca. Tras el desmoronamiento de la Unión Soviética la prevista integración de este y oeste fue reemplazada por la expansión de la OTAN y de la Unión Europea hacia el este. La Carta de Paris fue un acto de capitulación, como la de Alemania en 1918 o la de Japón en 1945.

La disolución de la unión soviética:

Los problemas políticos que Gorbachov experimentaba en el interior se vieron agravados por si fracaso en la cuestión nacional, que no era un problema nuevo, sino viejo y mal resuelto que la propia debilidad del estado soviético reanimaba ahora. Durante un tiempo, se intentó luchar en este terreno con métodos del viejo estilo. De hecho, el final de la experiencia Gorbachov aparece ligado al fracaso ante el problema de la cuestión nacional, en que no se supo actuar. El gobierno de Moscú no podía aceptar modificaciones de fronteras entre las repúblicas, si no que quería que se produjese una lluvia de reclamaciones por todas partes, e intento resolver la cuestión directamente, tomando el control de la zona con la intervención del ejército. Con la disolución de la Unión Soviética el conflicto se convirtió en una guerra que, ha provocado expulsiones en masa de la población de uno y otro lado. La comisión del Congreso de la URSS que estudio los acontecimientos comenzaba reconociendo que “la perestroika ha dado lugar a un despertar de la conciencia nacional y a un intento de conseguir independencia económica y soberanía estatal que hoy caracterizan la situación política y social. En aquellos momentos, afirma Cohen, la gran mayoría de la

población deseaba conservar un sistema socialista reformado. “La Unión Soviética no estaba condenada a desintegrarse en 1991. (…) El Imperio soviético pudo haber durado por muchos años más, tal vez incluso décadas, si hubiese habido un líder o un conjunto de líderes dispuestos a mantener el control imperial”. Gorbachov tuvo que hacer frente a las resistencias que provocaban su doble fracaso en el terreno de la política internacional y en el de la reforma interna. Un Yeltsin defraudados personalmente, y conscientes del fracaso de la política de reforma, comenzó a atacar a Gorbachov “poniendo en duda todo lo que se había realizado durante los tres años de perestroika”, con un lenguaje que recogía la incertidumbre y las sospechas de los ciudadanos comunes respecto de la honradez de sus dirigentes. Yeltsin comenzó a distanciarse del comunismo y a jugar la carta de un nacionalismo que expresaba malestar de los ciudadanos rusos por las consecuencias de la crisis, y en especial por el hecho de que los recursos de Rusia fuesen usados para mejorar las condiciones de vida en otras repúblicas soviéticas. Para vencer la resistencia a las reformas por parte de los órganos del partido, se creó un sistema republicano presidencialista. Gorbachov consiguió ser investido como presidente de la URSS en marzo de 1990. En el desfile del primero de mayo de 1990, aparecieron grupos que llevaban pancartas con lemas contra Gorbachov, contra el PCUS. Yeltsin consiguió la presidencia del soviet supremo o Parlamente de la República rusa en mayo de 1990.

Gerald Ford

La renuncia de Nixon llevó al poder a Gerald Ford, el primer presidente de los EEUU que no había sido elegido. FORD se propuso inicialmente conservar el equipo de NIXON, aunque lo que completando gradualmente con una serie de hombres más jóvenes. Su primer hombre de confianza, a quien recurrió para poner orden en el entorno más inmediato, como coordinador del equipo de la casa Blanca, fue Donald Rumsfeld. Más tarde lo nombra secretario de defensa. Uno de los problemas que urgía resolver era el de la inflación comenzaron con la idea de proponer una campaña voluntaria de ahorro que pretendía recordar algunas de las de Roosevelt durante el New Deal. EL discurso en el que anunciaba esta campaña, proponiendo a los norteamericanos << que hiciesen una lista de diez maneras de combatir la inflación y ahorrar energía>> fue objeto del ridículo público. PROBLEMA : sin que hubiese desaparecido la inflación, comenzaron a desaparecer signos de recesión, con un aumento del paro. Interviene ALAN GREENSPAN sugiriendo medidas para recortar el gasto público, una reducción de los impuestos y las primeras medidas de desregulación, en una pugna constante con unas cámaras dominadas por los demócratas, que acabaron apoyando el plan que permitió superar la amenaza de crisis. Al ser rechazado por el Congreso, un gigantesco plan de ahorro de energía propuesto por Rockefeller que incluía la creación de una corporación semipública que financiaría proyectos de innovación del sector privado, lo que podía convertirse en un mecanismo de reparto incontrolado de recursos públicos. En este contexto, un joven economista del Departamento del Tesoro ARTHUR LAFFER sostuvo en una comida con RUMSFELD y CHENEY la teoría de que un aumento de los tipos de los impuestos no se traducía necesariamente en que aumentasen sus rendimientos para el gobierno. Parte de los fracasos de FORD cabe atribuirlos precisamente a la oposición de los demócratas, que le infligieron golpes duros. Los ataques iban dirigidos de manera especial contra la CIA, que había practicado sin autorización el espionaje de las comunicaciones privadas en el interior de los EEUU. La agencia y el gobierno se encontraban al propio tiempo atacados por un amplio grupo de halcones, encabezado en algún modo por RUMSFELD, que deseaban acabar con la política de distensión que había realizado NIXON, y que KISSINGER trataba de continuar. -> se oponían a que llegase un acuerdo de limitación de armas SALTII denunciaban que se estaba subvalorando la realidad de la amenaza soviética. Para enfrentarse a estas críticas fue el propio director de la CIA, Bush creó el TEAM B un equipo de 16 asesores externos que había de proporcionar estimaciones alternativas de la amenaza soviética.

El TEAM B condenaba la política de desarme que había seguido el equipo NIXON-KISSINGER y exageraba sin ninguna base la potencia militar de la URSS, contradiciendo las estimaciones de la CIA que era consciente de la decadencia gradual de los equipamientos militares soviéticos, a las que contraponía las más fantásticas especulaciones acerca de la posibilidad de las nuevas armas que no existían, pero que ayudaron al Team B a mantener los miedos de la guerra fría. A esto hubo que añadir la OBSTRUCCIÓN DEL CONGRESO, que pretendía recobrar el control de la política exterior que NIXON le había arrebatado y que le creó por ello a FORD todo género de dificultades. -> se negó a proporcionarle los recursos que pedía para frenar el hundimiento final del gobierno de Vietnam del Sur no pudo hacer nada para impedir el fracaso final de la guerra, con el triunfo de los comunistas, y se vio obligado a intervenir personalmente para conseguir que se diese una mínima ayuda a los refugiados vietnamitas. Cuando se produjo el enfrentamiento entre Grecia y Turquía, KISSINGER Y FORD trataron de manejar el asunto con prudencia, pero el CONGRESO impuso un embargo de la ayuda militar a Turquía que dañó seriamente las relaciones entre los dos países. La interferencia de las cámaras, y la actuación de RUMSFELD y de su grupo del gobierno, llevaron al fracaso los esfuerzos que FORD realizó para continuar la política de distensión. Noviembre de 1974 se entrevistó en VLADIVOSTOK con BRÉZHNEV. -> consiguen llegar a un acuerdo acerca del mantenimiento de un número igual de misiles. (las negociaciones encontraron una firme resistencia por parte de unos representantes que criticaban los acuerdos de desarme y que rechazaban los de comercio con la Unión Soviética. Se estaban produciendo cambios perturbadores en la escena internacional, como la revolución que derribó la dictadura en Portugal y que creó una confusa situación en sus colonias: en Timor Oriental, o en Angola (donde iba a comenzar una guerra civil en que los norteamericanos intervendrían durante muchos años.) FORD Y KISSINGER de paso por Madrid, trataron en vano de convencer a un FRANCO envejecido para que interviniera en PORTUGAL y frenase el proceso revolucionario, con el fin de evitar que un gobierno portugués con participación de COMUNISTAS tuviera acceso a los órganos superiores de la OTAN. ANGOLA, fue otro de los problemas en que el CONGRESO se enfrentó a FORD. La administración había aprobado en julio de 1975, a espaldas del congreso, una suma de 32 millones de dólares para financiar una operación secreta de la CIA en apoyo de las facciones enemigas del MPLA, que estaba sostenido por los soviéticos y por Cuba. _> cuando se descubrió la existencia de esta operación, el Congreso, la cortó de raíz, infligiendo una nueva derrota al presidente. El más importante éxito de Ford:  Culminación de las negociaciones de la Conferencia sobre la COOPERACIÓN Y LA SEGURIDAD EN EUROPA, que condujo a la firma de los acuerdos de HELSINKI donde se determinaba:  la aceptación de las fronteras europeas surgidas de la segunda guerra mundial   Se permitía reanudar el comercio con la Unión soviética Y se comprometía a los firmantes a respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales.