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Un resumen sobre la insuficiencia hepática aguda (iha) pediátrica, una síndrome de disfunción hepática severa y repentina que produce falla en las funciones de síntesis y desintoxicación. Se describen las principales etiologías según la edad del paciente, la patogenia, el manejo clínico y las opciones terapéuticas, incluyendo el trasplante hepático. Se destaca la importancia de un abordaje multidisciplinario y la derivación temprana a centros especializados con disponibilidad de trasplante pediátrico. El documento proporciona una visión general actualizada sobre esta entidad clínica compleja y de alta morbimortalidad en la población pediátrica.
Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones
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52 Acta Gastroenterol Latinoam 2016;46(1):52-
Correspondencia: Mirta Ciocca Hospital Alemán. Av. Pueyrredón 1640, Buenos Aires, Argentina Correo electrónico: mciocca@intramed.net Resumen La insuficiencia hepática aguda pediátrica es un síndrome de disfunción severo y repentino de los hepatocitos que lleva a un fallo de la función de síntesis y detoxificación. Es una enfermedad grave y poco frecuente, pero potencialmente fatal, que se presenta en un niño previamente sano. La etiología se relaciona con la edad del paciente y la región geográfica de procedencia, reconociéndose el origen: metabólica, infecciosa, tóxica, autoinmune, vascular y tumoral. La causa indeter- minada, donde la búsqueda etiológica es negativa, puede oscilar entre el 18 y el 47%, dependiendo del centro y acce- so a la realización de los estudios etiológicos. El proceso que determina la injuria hepática no es aún bien conocido y se considera multifactorial. Depende esencialmente de la sus- ceptibilidad del huésped, la causa y severidad del daño y la capacidad de regeneración hepática. La presentación clínica depende de la etiología, comenzando habitualmente con un episodio de hepatitis aguda, que en días o semanas eviden- cia una evolución desfavorable, profundizando la ictericia, acompañada del gran compromiso del estado general y de una severa coagulopatía. El tratamiento consiste en la implemen- tación de medidas generales que tenderán a corregir las alte- raciones metabólicas, el aspecto nutricional, y la prevención y tratamiento de todas las complicaciones que se presentan en el transcurso evolutivo como infecciosas, neurológicas, etc. Además, es fundamental implementar el tratamiento espe- cífico de aquellas enfermedades que pueden beneficiarse del mismo (hepatitis aloinmune, galactosemia, tirosinemia, in- fección por herpes simple, enfermedad de Wilson, etc). Sin embargo, a pesar de los avances terapéuticos, la insuficiencia hepática aguda resulta en muerte o trasplante hepático en más del 45% de los casos. Palabras claves. Insuficiencia hepática aguda, revisión, tra- tamiento médico, trasplante hepático, mortalidad.
Summary Pediatric acute liver failure is a syndrome of severe and sud- den dysfunction of the hepatocytes which produces a failure in synthetic and detoxifying function. It is an infrequent and severe disease but potentially fatal, occurring in children with
Mirta Ciocca,^1 Alejandro Costaguta,^2 Miriam Cuarterolo,^3 Laura Delgado,^4 Lidia Garcete,^5 Marcela Godoy,^6 Carmen Esther López,^7 Carola López,^8 Margarita Ramonet^9 (^1) Hospital Alemán. Buenos Aires, Argentina. (^2) Sanatorio de Niños. Rosario, Santa Fe, Argentina. (^3) Hospital Nacional de Pediatría “Juan P Garrahan”. Buenos Aires, Argentina. (^4) Centro Hospitalario Pereira Rossell. Montevideo, Uruguay. (^5) Servicio y Cátedra de Pediatría de la Facultad de Ciencias Médicas, UNA. Paraguay. (^6) Hospital Clínico San Borja Arriaran. Santiago, Chile. (^7) Hospital de Niños J M de los Ríos. Caracas, Venezuela. (^8) Centro Hospitalario Pereira Rossell. Montevideo, Uruguay. (^9) Universidad de Morón. Provincia de Buenos Aires, Argentina. Acta Gastroenterol Latinoam 2016;46:52- Recibido: 06/10/2015 / Aprobado: 11/12/2015 / Publicado en www.actagastro.org el 31/03/
Acta Gastroenterol Latinoam 2016;46(1):52-70 53 En un intento de estandarizar la nomenclatura, en adultos, se ha propuesto el intervalo de tiempo entre la ictericia y la aparición de la EH en 0-7 días, 8-28 días y 29 días-12 semanas, respectivamente para definirla como hiperaguda, aguda y subaguda. Sin embargo, estas defini- ciones resultan inadecuadas en lactantes y niños con IHA. Durante muchos años, la caracterización de la IHA pediátrica estuvo basada en la experiencia de centros ais- lados, generando sesgos debido a las diferencias poblacio- nales y a las variadas definiciones que incluían diferentes períodos de tiempo. En el año 1999, se creó el Grupo de Estudio de la IHA Pediátrica (GEIHAP) para salvar estas deficiencias, recolectando datos demográficos, clínicos, humorales y resultados a corto plazo de manera uniforme y con una nomenclatura estandarizada, para casos de IHA de 24 centros pediátricos (21 en Estados Unidos, 2 en el Reino Unido y 1 en Canadá). Este Grupo propuso la siguiente definición de IHA en niños de 0 a 18 años de edad:
Acta Gastroenterol Latinoam 2016;46(1):52-70 55 tudio multicéntrico pediátrico (período 1999-2008), del total de los pacientes con IHA, la hepatotoxicidad repre- sentó el 19%, principalmente debido a una sobredosis de acetaminofen o paracetamol. La hepatitis autoinmune y la hepatitis viral aguda representaron el 9 y 4% respectiva- mente, correspondiendo el 48% a causa indeterminada. En la serie de Bicêtre (período 1986-2006), las prin- cipales causas fueron: inducida por virus (26%), metabó- lica (21%), por tóxicos (19%), autoinmune (5%) y causa indeterminada (25%).1- Drogas o IHA inducida por toxinas Puede ocurrir como consecuencia de la sobredosis o como una reacción idiosincrásica a la dosis terapéutica de un medicamento. El paracetamol es la causa más frecuen- te de IHA en los niños que habitan países occidentales. La injuria hepatocitaria depende de la dosis administrada. Se describen dos formas clínicas de presentación, una aguda, intencional, y la segunda, denominada una "desventura terapéutica", que se refiere a la ingestión de múltiples do- sis tomadas durante varios días, con intención de tratar síntomas clínicos tales como el dolor o la fiebre. Si se sos- pecha intoxicación por paracetamol, se deben determinar los niveles séricos del mismo y de sus metabolitos para confirmar su responsabilidad, con el objeto de iniciar tra- tamiento específico con N-acetilcisteína (NAC), el cual debe iniciarse sin demora y puede ser todavía útil 48 hs después de la ingestión. Otros fármacos referidos como causa de IHA incluyen la amiodarona, isoniazida y anticonvulsivantes, como la fe- nitoína, carbamazepina y fenobarbital. Sin embargo, en una serie reciente de 113 casos de IHA por lesión hepática indu- cida por fármacos, más de 60 agentes individuales se vieron implicados, incluyendo muchos antimicrobianos (46%). La lesión hepática inducida por toxina es poco común en niños y está principalmente relacionada con la inges- tión de amatoxina, que es una hepatotoxina presente en diferentes especies de hongos silvestres, especialmente en la Amanita phalloides.1-5, 8- Hepatitis autoinmune Se produce como resultado de una reacción inmune a los antígenos de las células hepáticas. Los pacientes se presentan con ictericia progresiva, encefalopatía y coagu- lopatía incorregible durante un período de 1-6 semanas. Cursan con presencia de anticuerpos séricos positivos (por ejemplo, anti-microsomas de hígado y riñón tipo 1 (anti-LKM1), también anticuerpos antinucleares (ANA), anticuerpo anti-músculo liso (SMA) y anti-citosol he- pático tipo 1 (anti-LC1). La biopsia hepática en los ni- ños con alteración de la coagulación al diagnóstico, está contraindicada, lo cual no debe retrasar el comienzo del tratamiento. El diagnóstico de hepatitis autoinmune es urgente porque el tratamiento con inmunosupresores (corticosteroides y otras drogas) antes de la aparición de la EH puede evitar la necesidad de un TH.7- Síndrome de activación macrofágica Se puede asociar con IHA, pudiendo desarrollarse después de una infección viral o bacteriana tanto en pa- cientes normales como en inmunodeprimidos. Inducida por virus El virus de la hepatitis A es la causa más común en áreas donde la enfermedad es endémica. En Argentina, durante los años 1982–2002, de un total de 210 pacien- tes, el 61% correspondió al virus A. Luego de implemen- tarse la vacunación universal al año de vida en el 2005, la IHA por este virus fue descendiendo hasta desaparecer desde el 2007. Es una causa infrecuente en América del Norte o Europa. La IHA inducida por el virus de la hepatitis B puede ocurrir en el momento de una infección aguda, en el caso de una reactivación de una infección crónica o en la se- roconversión de una hepatitis B con HBeAg a anti-HBe. Los niños nacidos de madres HBeAg negativos tienen un riesgo mayor y podrían presentar IHA en un plazo entre las 6 semanas y 9 meses de vida. La infección por el virus de la hepatitis C no ha sido registrada como causa de IHA en la edad pediátrica. La hepatitis E se produce dentro de las áreas endémi- cas, como India y África. Los miembros de la familia herpes virus como el ci- tomegalovirus, el virus de Epstein-Baar, el virus varicela- zoster y el virus del herpes simple pueden provocar IHA, de ellos el herpes 1 y 2 es la causa predominante durante el primer mes de vida. Entre otras causas virales se consideran los adenovirus, virus del herpes humano-6 y el parvovirus B19.1-4, 8- Causas metabólicas La enfermedad de Wilson es actualmente la enferme- dad metabólica vinculada más frecuentemente con la evo- lución a la IHA en niños y adolescentes. Las características bioquímicas incluyen la presencia de anemia hemolítica Coombs- negativa, coagulopatía, aumento moderado de los niveles de aminotransferasas séricas, bilirrubina sérica marcadamente elevada y nivel de fosfatasa alcalina sérica normal o bajo. La afectación tubular renal es frecuente con aminoaciduria, glucosuria, fosfaturia, uricosuria y acidosis tubular renal. Esta complicación es causada por el depósito de cobre en los túbulos renales proximales. El nivel de ceruloplasmina sérica se encuentra disminuido.
56 Acta Gastroenterol Latinoam 2016;46(1):52- El cobre en suero y la cupruria de 24 hs se encuentran in- crementados. El diagnóstico puede realizarse con rapidez por un oftalmólogo con experiencia, cuando se observan los anillos de Kayser-Fleischer en el examen con lámpa- ra de hendidura. El inicio de agentes quelantes del cobre puede evitar la necesidad de un TH, sin embargo, cuando la enfermedad de Wilson se asocia con EH, se considera que es letal sin trasplante.10- Causas vasculares La IHA puede estar asociada con o ser secundaria a causas vasculares como el síndrome de Budd-Chiari, en- fermedad venooclusiva, shock muy severo caracterizado por la presencia de necrosis centrolobulillar.10, 11 Enfermedades neoplásicas Se puede presentar IHA en niños con linfomas, leu- cemias y con la linfohistiocitosis hemofagocítica, la cual tiene un mal pronóstico, representando una contraindi- cación para el TH.10- Patogenia Si bien el proceso que determina la injuria hepática no es aún bien conocido, se señala como multifactorial y depende del balance entre:
58 Acta Gastroenterol Latinoam 2016;46(1):52- medad se presenta como una hepatitis aguda que va evo- lucionando en un período variable de tiempo, de acuerdo a la etiología y la edad del paciente. En su progresión se manifiesta como un síndrome clínico grave, expresado en el deterioro de la función hepática. En algunos niños pue- de poner al descubierto una enfermedad hepática crónica subyacente. La pérdida de las funciones hepáticas incluye altera- ciones de la homeostasis de la glucosa, de la coagulación, deficiencia inmunitaria innata y específica, disfunción hemodinámica e insuficiencia renal. Hay hipoglucemia, reducción de las proteínas procoagulantes (factores V, VII, X, y fibrinógeno) y anticoagulantes (anti-trombina, proteína C y proteína S), lo que determina el estado de coagulopatía.1-4, 10- Neonatos y niños menores de 7 meses Los hallazgos clínicos en el recién nacido implican una agresion intrauterina como una infección congénita, hepa- titis aloinmune neonatal o trastornos mitocondriales. La presentación posterior puede estar relacionada con una in- fección bacteriana o viral o una condición metabólica expre- sada por la introducción de ciertos alimentos (galactosemia, intolerancia hereditaria a la fructosa o tirosinemia tipo 1). Una historia familiar detallada, que incluye información sobre la existencia de consanguinidad, abortos involuntarios, muertes neonatales y enfermedad hepática en hermanos, son antecedentes importantes a registrar. Los síntomas tempranos son inespecíficos, a veces sólo relacionados con una alteración del estado general, recha- zo del alimento, letargo, retardo del crecimiento y vómi- tos. La ictericia es inconstante, sobre todo cuando están involucradas algunas enfermedades metabólicas. La EH puede ser tardía y es particularmente difícil de diagnosti- car en los recién nacidos. Cambios en el comportamiento, la irritabilidad y la inversión del ritmo del sueño indican EH. Las convulsiones pueden reflejar la presencia de me- ningoencefalitis o estar relacionadas con la existencia de hipoglucemia. La hepatomegalia está a menudo presente. En aquellos casos de enfermedades graves que progresan a la cirrosis, se pueden detectar esplenomegalia y ascitis. El diagnóstico de la IHA debe ser considerado en cualquier recién nacido con coagulopatía. La hipoglucemia y la hi- peramonemia son comunes, aunque pueden estar relacio- nadas con la enfermedad subyacente. Las transaminasas elevadas por lo general son el resultado de necrosis hepa- tocitaria asociada a infecciones virales agudas, tóxicos o lesiones isquémicas. En enfermedades metabólicas puede observarse transaminasas normales a levemente elevadas e ictericia mínima a moderada.10-13, 22, 23 Niños mayores de 7 meses En niños mayores, los síntomas y signos son simila- res a los de los adultos, aunque síntomas clásicos como asterixis, temblores y fetor hepático suelen estar ausen- tes. Por lo general, hay una fase prodrómica de malestar, náuseas y anorexia. Posteriormente se desarrolla ictericia progresiva. La presentación hemorrágica puede ocurrir de forma espontánea y se centra principalmente en el tracto digestivo. Como el hígado es fuente de factores coagulan- tes y anticoagulantes, la reducción balanceada de ambos explica el infrecuente sangrado clínicamente significati- vo en ausencia de infecciones o hipertensión portal. La hipoglucemia severa puede conducir a convulsiones. Un estudio en niños reportó un 25% de infección bacteriana, presentándose la mayoría a partir de la segunda semana de internación.1-4, 18- Exámenes complementarios Los estudios de laboratorio son necesarios con urgen- cia e incluyen pruebas específicas hepáticas, pruebas para evaluar anormalidades hematológicas, renales y electrolí- Adaptado de. Bucuvalas J, Yazigi N and Squires RH. Acute Liver Failure in Children. Clin Liver Dis 2006; 10: 149-168. Tabla 2. Evaluación del paciente con insuficiencia hepática aguda.
Acta Gastroenterol Latinoam 2016;46(1):52-70 59 ticas, y los estudios destinados a caracterizar las diferentes causas de IHA en los niños según la edad. La identifica- ción temprana de la causa es de suma importancia por- que, en algunos casos, puede ser revertida con la inicia- ción inmediata de terapias específicas, como en el caso de enfermedades metabólicas como galactosemia, fruc- tosemia, tirosinemia, enfermedad de Wilson, hepatitis autoinmune o intoxicación por acetaminofén (Tabla 2). Tratamiento médico
1. General Nutrición y aporte de glucosa En niños con IHA se debe prevenir la desnutrición. Para la evaluación nutricional, el índice de masa corporal para la edad es la prueba más precisa.^28 La IHA es un estado catabólico caracterizado por un balance negativo de nitrógeno. La alimentación oral o por sonda nasogástrica o nasoduodenal es generalmente bien tolerada y debe comenzar lo más temprano posible. La vía enteral de alimentación es preferible porque es más fisio- lógica y está asociada con un menor riesgo de infecciones sistémicas severas. Si no hay signos de encefalopatía, no se aconseja la restricción proteica. Se prefiere indicar pro- teína de origen vegetal.10, 11, 24, 25 Las recomendaciones nutricionales en niños con IHA se presentan en el siguiente cuadro: La importancia de estas medidas se refleja en el dato que muestra que la mortalidad en niños con glucosa sanguí- nea ≤ a 45 mg/dl es mayor que en aquellos con niveles superiores. La detección temprana y el apropiado trata- miento de esta complicación potencialmente tratable, pueden mejorar la evolución.10- Prevención y hemodinamia La administración profiláctica de inhibidores de la bomba de protrones para la prevención de hemorragia gastrointestinal, es una indicación habitual. Las drogas vasoactivas deberían utilizarse en los pa- cientes hipotensos, que no mejoran luego de la corrección adecuada de la volemia. Los medicamentos que afectan el nivel de conciencia deben ser evitados ya que es importante la evaluación de la EH. Si la sedación es obligatoria, podría administrarse propofol 1-2 mg/kg. La rifaximina es un antibiótico oral semisintético, no absorbible, derivado de la rifamicina y un análogo estruc- tural de la rifampicina. Es activo contra los aerobios y los anaerobios Gram-positivos y Gram-negativos. Su uso ha sido aprobado recientemente para el tratamiento de la EH en pacientes adultos. Dosis 10-15 mg/kg/día y de 20-30 mg/kg/día en niños mayores y menores de 12 años respectivamente, han sido utilizadas para el tratamiento de la diarrea del viajero y la enfermedad infamatoria in- testinal.10-13, 25- Monitorización - Se deben controlar los signos vitales y la saturación de oxígeno en forma continua. - Los gases en sangre arterial, electrolitos plasmáticos y glucemia deben efectuarse cada 12 ó 24 horas (más frecuente en el niño inestable), al igual que el tiempo de protrombina (TP), hasta que el paciente se estabi- liza o se decida el TH. - Se recomiendan cultivos de vigilancia bacteriana frecuentes (sangre, orina, pulmón y catéter). - Se aconseja instalar una línea venosa central para medir presión venosa central, tomar muestras de san- gre, administrar líquidos, medicamentos y productos sanguíneos. - La monitorización de la presión intracraneana (PIC) por métodos invasivos es útil en casos selec- cionados. Sin embargo, la colocación de los moni- tores conlleva asociado el riesgo de sangrado y existe poca experiencia reportada en pacientes pediátricos. Se la ha utilizado en niños con EH grados III y IV, que requerían intubación y ventilación mecánica. Las alteraciones de la hemostasia deberían ser corregidas Es aconsejable la administración de glucosa a un flujo entre 4 y 6 mg/kg/min. En algunos pacientes es necesario colocar una vía venosa central para lograr este propósito.
Acta Gastroenterol Latinoam 2016;46(1):52-70 61 Los pacientes que no responden a la nitisinona deben ser considerados para TH.10, 11, 25 Infección por herpes simple Iniciar frente a la sospecha, tratamiento con aciclovir a dosis alta 60 mg/kg/d, intravenoso durante 21 días o hasta que la PCR se negativice. Es necesario documentar la PCR negativa al final de la terapia.10, 11 Linfohistiocitosis hemofagocítica Administración de inmunoglobulina intravenosa (1 g/ kg) para detener la cascada inflamatoria. Se recomienda que en niños con IHA de etiología desconocida, con valores del receptor soluble de IL2 mayores a 5.000 U/ml, especialmen- te si se evidencia disregulación inmune (fiebre, exantema, citopenias), tratamiento empírico con corticoides EV a dosis de inmunosupresión, aún cuando no se reúnan los criterios establecidos para diagnóstico de esta entidad.^23 Intoxicación por paracetamol Debe indicarse NAC IV en forma rápida, 150 mg/kg durante 90 minutos en solución glucosada al 5%, conti- nuando luego con 300 mg/kg/día durante 5 días. Realizar hidratación IV, agregar lactulosa 1,8 g/kg/día y una única dosis de vitamina K IV de 5 mg. La administración de NAC previene el progreso de la necrosis hepática y evita el agotamiento del glutatión. El tiempo entre la ingestión del acetaminofen y el tratamien- to con NAC es un factor importante en la prevención del progreso del daño hepático. En estudios multicéntricos, el uso del NAC dentro de las 16 a 24 hs evitó muertes re- lacionadas con la toxicidad del paracetamol. Otro estudio señala que su uso entre las 8 a 10 hs de la última ingesta del fármaco, sería más eficaz.25, 41- Enfermedad de Wilson Se debe indicar D-penicilamina desde el diagnósti- co, 9-15 mg/kg/día, hasta su recuperación o el TH. El MARS (Molecular Absorbent Regenerating System) puede ser usado efectivamente como puente hasta el TH.43- Intoxicación por Amanita phalloides La amanita phalloides es la causa más común de in- toxicación letal por hongos. El principal componente he- patotóxico de la misma es el alfa-amanitina, que induce la muerte celular después de inhibición de la síntesis de proteínas a nivel transcripcional. El tratamiento conservador recomendado consiste en:
62 Acta Gastroenterol Latinoam 2016;46(1):52- gún la presión sanguínea, facilitando el ingreso de agua a nivel cerebral por diferencia de gradiente osmótico, con la consiguiente hipoxia cerebral. La liberación de cito- quinas, producto de una respuesta inflamatoria sistémica contribuiría a la vasodilatación sistémica y al aumento de volumen de sangre intracraneal. El EC debe ser agresivamente prevenido y tratado. Las siguientes terapéuticas pueden ser implementadas:
64 Acta Gastroenterol Latinoam 2016;46(1):52- tación de la IHA es un claro predictor de evolución. La sobrevida espontánea fue del 59,9%, menor que la ob- servada en niños mayores, la cual fue del 79%. Sólo el 40% de este grupo de niños incluidos en lista para TH recibió un órgano versus el 66% de los niños mayores de esa edad, esta diferencia pudo haber reflejado la severidad de la enfermedad en los niños más pequeños, así como la escasez de órganos apropiados para esos receptores. Estos pacientes de menor edad requieren además hospitaliza- ciones más prolongadas post-TH, presentan alta tasa de reoperaciones por sangrado, sepsis y complicaciones de la herida quirúrgica y biliares, sin embargo, la sobrevida del TH (87,8%) y del injerto (76,1%) es similar a la obtenida en niños mayores.16, 17, 54, 55 Fue publicado un sistema de puntuación creado para predecir la sobrevida libre de TH en IHA pediátrica, uti- lizando una base de datos bioquímicos de un centro y validado en una segunda cohorte independiente de pa- cientes con IHA atendidos en ese mismo centro. El sis- tema fue denominado “Sistema de Score de Unidades de Injuria Hepática” (LIU), cuya fórmula es [3,584 x pico de bilirrubina total (mg/dL)] + [1,809 x pico de TP (seg.)] + [0,307 x pico de amonio (μmol/L)]. También fue calculado sustituyendo TP por RIN: [3,507 x pico de bilirrubina total] + [45,51 x pico RIN] + [0,254 x pico de amonio]. Asimismo, fue calculado el LIU en el momento de la admisión del paciente (aLIU), que si bien fue vali- dado en un solo centro, no mostró un valor predictivo fuerte. Un estudio realizado posteriormente se planteó como objetivo determinar la eficacia predictiva de los sco- res LIU y aLIU en niños enrolados en la base de datos del GEIHAP. Se incluyeron durante el período 1999-2008, pacientes de hasta 17 años de edad, con IHA sin eviden- cias de enfermedad hepática crónica. Se registraron los datos en forma diaria durante los primeros 7 días des- de la admisión y hasta los 21 días de evolución, hasta el TH o la muerte. Obtuvieron los siguientes resultados: fueron incluidos 709 pacientes, en 461 se calculó LIU y en 579 también aLIU. Al día 21 desde la admisión, el 50,3% de los pacientes estaban vivos sin TH, 36,2% fue- ron trasplantados y el 13,4% fallecieron sin TH. El score de LIU fue fuertemente predictivo de sobrevida libre de TH, mientras que el score de aLIU mostró una fuerza pre- dictiva moderada; esto último puede reflejar el intervalo variable entre el comienzo de los síntomas, la admisión y el amplio espectro de severidad de la IHA. El score de LIU pareció predecir la eventualidad del TH mejor que el riesgo de muerte, a su vez, fue menos predictivo de la evolución en los niños menores de 6 meses de edad, aun- que no se identificó una explicación para este hecho. Los autores concluyeron que los scores de LIU aportaron un modelo predictivo cuantitativo que podría contribuir a establecer criterios objetivos para ser utilizados en el pro- ceso de decisión en relación a la indicación y el momento oportuno del TH. Destacaron que las manipulaciones terapéuticas, como la administración de plasma fresco, factor VII activado o plasmaféresis, pudieron alterar los parámentros del score e impactar artificialmente sobre su valor predictivo.56- La percepción de los modelos de pronóstico está fuer- temente influenciada según su función sea concentrarse en el valor predictivo positivo (VPP) o negativo (VPN). El primero favorece al paciente individual, pero su apre- ciación equivocada se traduciría en realizar trasplantes innecesarios. Por otro lado, la preferencia por el VPN, minimizaría los trasplantes innecesarios, pero su tasa de error podría conducir a muertes potencialmente evitables. Los criterios del King’s College Hospital (KCH) descriptos en el año 1989, fueron los primeros en diferenciar entre la IHA inducida por paracetamol de otras causas. Presentan elevada especificidad (82% para IHA no-paracetamol y 92-95% para IHA por paracetamol) pero baja sensibili- dad (69%).59- Criterios de severidad según el KCH (predictores de riesgo de muerte) Criterio aislado:
7 días.
Acta Gastroenterol Latinoam 2016;46(1):52-70 65 Los criterios de inclusión fueron: niños desde el na- cimiento hasta los 18 años, con IHA y sin evidencias de enfermedad hepática crónica previa. Los criterios de exclu- sión fueron pacientes con IHA secundaria a acetaminofén, dado que este grupo de pacientes tiene mejor sobrevida y en su mayoría no requiere de un TH, y los pacientes con TH previo, dado que el análisis original del KCH fue pre- decir la evolución natural a la muerte o a la recuperación de la IHA con hígado nativo. Fueron evaluados un total de 895 pacientes desde 1999 a 2009, de los cuales 784 cum- plieron con los criterios de inclusión. La media de edad fue 2,7 años y 36,8% fueron menores de un año. Género mas- culino 52,3% y caucásicos 69%. El 43,1% correspondió a IHA de causa indeterminada. Fallecieron 110 pacientes (14%). Fueron trasplantados 262 (33,4%). A los 21 días de seguimiento 412 (52,6%) mejoraron sin trasplante. La cohorte de 522 pacientes resultante (110 + 412) sin TH, permitió medir la historia natural de la IHA no secundaria a acetaminofén, independiente del TH.59- Validación de los criterios de KCH De los 522 pacientes, 163 (31,2%) reunieron los cri- terios del KCH y se pudo predecir la muerte por IHA no vinculada al acetaminofén, 286 (56,1%) no reunieron los criterios y en 70 (13,4%) los datos fueron insuficientes. En 132 pacientes no pudo medirse el tiempo transcurrido entre el inicio de la ictericia y la EH porque la información no fue registrada al momento de la admisión, o no había evidencias clínicas de la misma. De los 163 que reunían los criterios del KCH, 28 (17,1%) presentaron un RIN > 6,5; la media de edad fue de 1 año y el porcentaje de menores de un año fue mayor (49,7 vs 29,8%). No encontraron diferencias significativas en cuanto al sexo y etnia tanto en los que reunían los criterios del KCH como en los que no los reunían. De los que reunían los criterios, 54 (33,1%) murieron a los 21 días de evolución y 109 (66,9%) sobre- vivieron. La sensibilidad y aplicabilidad de los criterios del KCH para esta cohorte fue menos significativa que en la original (61 vs 91%), pero en la especificidad no encon- traron diferencias significativas (70 vs 90%). El VPP fue del 33% (pacientes que reunieron los criterios y murieron), pero el 88% de los que no reunieron los criterios sobrevi- vieron (VPN). El VPP fue menor que en la cohorte origi- nal (96%) y el VPN no se pudo comparar dado que en el trabajo original no fue evaluado.59- Redefinición de los parámetros de los criterios del KCH Usaron análisis de regresión para medir pronóstico (sobrevida vs mortalidad) y optimizar los puntos de corte con respecto al trabajo original. Ese análisis está disponi- ble en www.jpeds.com. Redefiniendo estos parámetros, el VPP pasó del 33% al 50% y el VPN de 88% a 92%. En conclusión, este estudio mostró que los criterios del KCH tienen baja sensibilidad y bajo VPP para pre- decir la muerte en los niños con IHA no ocasionada por el acetaminofén. Es más probable que los niños que no los reúnan, presenten sobrevida espontánea a los 21 días de evolución. Depender de los criterios de KCH como VPP de muerte puede guiar a un TH innecesario. Estos hallazgos pueden ser útiles para determinar los pacientes que pueden sobrevivir, en los cuales se debe considerar continuar con las medidas de apoyo y no apresurar la de- cisión de un TH. La re-optimización de los valores de corte mejoró el VVP del 33 al 50% y el VPN al 92%. Este aumento del VPP implica que la mitad de los pacientes que reúnen los criterios corren el riesgo de recibir un TH innecesario. Las diferencias importantes en los criterios del KCH aplicados en la población pediátrica, pueden explicarse por las siguientes eventualidades:
Acta Gastroenterol Latinoam 2016;46(1):52-70 67 Trasplante hepático El advenimiento del trasplante ha constituido el avan- ce más significativo en el tratamiento de la IHA. Como se ha dicho, sin embargo, la disponibilidad de esta herramienta supone una enorme presión para el equipo tratante, generando una de las situaciones más di- fíciles de resolver: con escaso margen de error y en breve tiempo, ofrecer oportunamente el órgano a quien se be- neficiará con el TH y evitar trasplantar a quien podría recuperarse con tratamiento médico exclusivo. De acuerdo a datos de la base SPLIT (Grupo de Estu- dio para el Trasplante Hepático Pediátrico), la indicación de trasplante por IHA comprende el 13% del total entre los pacientes menores de 18 años, con una sobrevida anual del 75%, algo inferior a lo publicados para otras etiologías. La falla multiorgánica descripta anteriormente y la mayor tendencia a utilizar donantes marginales, podrían explicar esta diferencia, que ha sido reducida en series más recientes. Frente al paciente con IHA, el proceso diagnóstico que se pone en marcha es doble, buscando por un lado evaluar la capacidad residual funcional del hígado y tra- tando, por el otro, de establecer la etiología, cuya identi- ficación podría abrir la oportunidad de un tratamiento específico. Sin embargo, esto en ningún caso debería de- morar la derivación a un centro de referencia con capa- cidad para realizar el trasplante, dado que el paciente en IHA presenta una evolución impredecible.6, 51, 65- Las causas infecciosas y tóxico-metabólicas son las re- portadas con mayor frecuencia entre los menores de 18 años. Sin embargo, en la mayoría de las series publicadas la categoría “indeterminada” es la más prevalente. Esto podría permitir un efecto continuo del agente “descono- cido” en el postoperatorio, incrementando potencialmen- te la morbilidad. La aplasia medular que se ha descripto en algunos pacientes post-trasplante hepático podría ser un buen ejemplo de lo anterior.1-5, 22 En los últimos años, una tendencia creciente a optimi- zar el tratamiento médico ha logrado evitar el trasplante en situaciones antes consideradas como indicaciones tí- picas tales como la enfermedad de Wilson o la hepatitis autoinmune de presentación fulminante. Esto refuerza la idea de poner en marcha todos los recursos disponibles a fin de establecer la etiología de la IHA.22, 53-55, 72- El tiempo de permanencia en lista de espera ha sido con- signado como factor de mal pronóstico, haciendo atractiva la posibilidad de utilizar un donante vivo para proceder in- mediatamente con el TH. Los resultados publicados en las diferentes series disponibles son muy alentadores, compara- bles a los obtenidos con donante cadavérico, y la mayoría de los grandes centros lo acepta como alternativa. Sin embargo, existen consideraciones éticas insoslayables en el abordaje de esta situación debido a la presión que pueden experimentar los potenciales donantes. La disponibilidad “inmediata” del órgano de un donante vivo, por otra parte, puede volcar la decisión a favor de trasplantar pacientes que podrían recu- perarse con tratamiento médico, especialmente teniendo en cuenta las dificultades predictivas de los scores actuales, como fuera discutido anteriormente. Por todos estos motivos, el TH con donante vivo relacionado en el contexto de la IHA debe ser analizado cuidadosamente caso por caso. Los niños pequeños constituyen un reto particular- mente complejo. Las dificultades técnicas aumentan tan- to en relación al tamaño relativamente grande del injerto, como al pequeño calibre de las anastomosis que se reali- zan. El desarrollo de técnicas como la “hiperreducción” o el trasplante de monosegmentos permite adaptar la mayo- ría de los implantes aún en los receptores más pequeños, aunque con resultados algo inferiores en comparación a niños de mayor edad y tamaño. Datos sobre una serie de 15 lactantes con etiología desconocida trasplantados por IHA ilustran cabalmente este concepto: con una sobrevi- da de sólo el 26% a 5 años, se presentaron complicaciones quirúrgicas en 8 de los pacientes. Curiosamente, la prin- cipal causa de muerte fue el rechazo agudo centrolobular, lo que demuestra que aún es incompleto nuestro conoci- miento en este contexto tan particular.75, 76 El TH auxiliar es una técnica reportada ocasionalmen- te. Su atractivo reside en que permite superar el evento agudo sin ablacionar el órgano nativo, otorgándole tiem- po suficiente para regenerarse y retomar la función. Una vez alcanzado el punto crítico, la inmunosupresión puede retirarse sin consecuencias para el paciente. La elección correcta del candidato y la atención cuidadosa de los as- pectos técnicos de este complejo procedimiento son im- prescindibles para alcanzar resultados satisfactorios. En resumen, el TH ortotópico constituye el avance más significativo en el tratamiento de la IHA. La dispo- nibilidad de esta poderosa herramienta terapéutica obliga a realizar todos los esfuerzos posibles para ofrecerlo en forma oportuna sólo a aquellos pacientes que lo necesi- tan. Los progresos logrados con el tratamiento de algunas enfermedades permiten actualmente evitar el trasplante en indicaciones que anteriormente se consideraban abso- lutas. La cuidadosa selección de los candidatos y el desa- rrollo de nuevas técnicas quirúrgicas, permiten resultados actuales de sobrevida a un año, superiores al 80%.55, 75- 77 Conclusiones
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