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Material de estudio filosofico
Tipo: Apuntes
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I- I nvItacIón a pensar 7
Un grupo de docentes de las Facultades de Psicología y Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario inició en el año 2003 un tra- bajo de investigación sobre la enseñanza de la Filosofía en la universidad que acompañó acciones de revisión sobre las propias prácticas docentes y de programas de asignaturas concebidas como introductorias. Desde entonces se fue consolidando un equipo de trabajo que ha tenido continuidad en proyectos de investigación e intercambio entre cátedras, organización y participación en jornadas y congresos con el interés convocante por la actividad filosófica y los procesos de su enseñanza y aprendizaje. En estos años fuimos delineando modos de vinculación entre tareas de docencia, investigación y extensión y la construcción cooperativa de materia- les de lectura para los alumnos que fueron tomando forma de guías, cuaderni- llos, libros de circulación interna de las cátedras. A once años de aquel inicio de recorrido llegamos a una etapa de conso- lidación del trabajo docente y de investigación que se van nutriendo mutua- mente al que se han sumando auxiliares alumnos de las dos facultades. Este volumen integra los trabajos de los docentes que componen el pro- yecto de investigación sobre la enseñanza de la Filosofía, profesores Francis- co Parenti y Pablo Cerolini de la Facultad de Humanidades y Artes, Gerardo Botteri, Guillermo Finoquetto y Manuel Quaranta de la Facultad de Psicolo- gía. Hemos invitado a participar de esta publicación a las Profesoras adjuntas de la facultad de Psicología Virginia Gorr y Gabriela Nogués. Todo acto de escritura es un desafío y también un compromiso. Nos ex- pone y compromete con el propio trabajo y con los posibles lectores. Y en
8 I tInerarIos en fIlosofía AnA MAríA SArdiSco este caso nos leerán fundamentalmente nuestros alumnos, aquellos con los que compartimos la “comunidad de indagación” que es el aula de Filosofía y también esperamos que este libro llegue a otros docentes interesados en re- novar la siempre vigente problematización sobre la enseñanza de la Filosofía. Como integrantes de la comunidad educativa de la Universidad Nacional de Rosario asumimos la responsabilidad inherente a nuestra función docente, la de producir conocimientos, promover la reflexión crítica, promover la es- critura y la lectura y socializar nuestros avances de investigación. Cada uno de los autores comparte, desde el capítulo de su autoría, el itinerario personal de filosofar desde una temática. No hay un único cami- no para introducirnos en el campo filosófico, en realidad hay introducciones, desde distintas cuestiones que provocan la reflexión podemos acceder a tomar contacto con la operatoria filosófica. Los temas y autores que aquí se abor- dan forma parte de algunos de los ejes temáticos de programas de materias introductorias a la Filosofía, en varias carreras de la UNR. Es ésta entonces una buena y propicia ocasión para mancomunar docencia, investigación y escritura. En el recorrido que proponemos hay algunos posibles puntos de inicio, que si bien corresponden a etapas históricas no implican necesariamente que el itinerario filosófico deba ajustarse a su historia. Más bien es una invitación a la reflexión transitando caminos que a veces son atajos, otras senderos y al- gunas veces convocan a detener la marcha y volver a empezar. No acercamos ningún punto de llegada, tampoco conclusiones y quizás en esto radica su aporte a la actividad de filosofar. Los itinerarios que aspiramos compartir con ustedes son filosóficos, tie- nen como objetivo introducirnos en la filosofía; y como no hay un único modo de filosofar, son itinerarios múltiples, diversos, plurales. La lectura del libro que ponemos a consideración puede realizarse o bien en el orden en que están editados, pero también es posible una lectura que se inicie desde cualquiera de ellos, el lector elige también su propio itinerario de lectura. La invitación a no concluir abre la posibilidad de seguir pensando, de plantear renovados interrogantes, de festejar nuevos encuentros y estar aten- tos a las demandas de una sociedad que necesita aún de la reflexión filosófica.
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Invitar a pensar supone varias opciones previas. En primer lugar enten- der la invitación como estimular, impulsar, con la esperanza de que se acepte el convite pero sin violentar ni forzar sino con el convencimiento de que cuan- do la propuesta es a filosofar, hay que dejar que poco a poco esta actividad tan antigua ejerza toda su seducción. En relación a “pensar” la cuestión se vuelve más compleja. El pensar implica reflexión, deliberación y análisis, pero también concebir, crear y pro- yectar. Y estas acciones no son patrimonio de un saber académico ni de las instituciones creadas a tal efecto. O más bien podríamos decir que muchas veces son esas instituciones las que se convierten en un obstáculo al pen- samiento crítico. Pero ésta, nuestra invitación a pensar, se concreta en una institución educativa, en la universidad pública y esto hace que se sume otra cuestión vinculada a la posibilidad y al ejercicio del enseñar y aprender Filo- sofía. Uno de los filósofos que ha marcado el pensamiento contemporáneo, Martin Heidegger, en ¿Qué significa pensar? sostiene que “enseñar es aún más difícil que aprender. Se sabe esto muy bien, mas pocas veces se lo tiene en cuenta. ¿Por qué es más difícil enseñar que aprender? No porque el maestro debe poseer un mayor caudal de conocimientos y te- nerlos siempre a disposición. El enseñar es más difícil que aprender porque enseñar significa: dejar aprender. Más aún: el verdadero maestro no deja aprender nada más que ‘el aprender’. Por eso también su obrar produce a
I- I nvItacIón a pensar 13 Cuando alguien pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve al Estado, ni a la Iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía sirve para entristecer. Una filosofía que no entristece o no contraría a nadie no es una filosofía […] ¿Existe al- guna disciplina, fuera de la de filosofía, que se proponga la crítica de todas las mixtificaciones, sea cual sea su origen y su fin? Denunciar todas las ficciones sin las que las fuerzas reactivas no podrían prevalecer. Denunciar en la mixtificación esta mezcla de bajeza y estupidez que forma también la asombrosa complicidad de las víctimas y de los autores. En fin, hacer del pensamiento algo agresivo, activo, afirmativo. Hacer hombres libres, es decir, hombres que no confunden los fines de la cultura con el provecho del Estado, la moral, y la religión […] ¿Quién, a excepción de la filosofía, se interesa por todo esto? 2 Los artículos que siguen pretenden ser un disparador para empezar a bos- quejar de qué se trata la Filosofía, revisar algunos prejuicios y supuestos, y situarnos en la perspectiva que acompañará todo nuestro itinerario, la mirada que desde el pensamiento contemporáneo hace de la Filosofía una actividad de pensar eminentemente crítica, dialógica y liberadora. (^2) Gilles Deleuze, Nietzsche y la filosofía, Anagrama, Barcelona, 2005,pág 129
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16 I tInerarIos en fIlosofía Francisco Parenti En este sentido, la filosofía no es una doctrina sino una actividad. Repetir información filosófica no es hacer filosofía. La actividad filosófica, indepen- dientemente de la diversidad de corrientes, se manifiesta –como decíamos antes– en la postura crítica, en el acto inalienable de filosofar, en su operatoria específicamente filosófica de análisis crítico de los conceptos, de ruptura con lo infundado y de deslinde del sentido. Aceptar un discurso filosófico significa reeditar uno mismo la pregunta, el análisis crítico y la fuerza argumentativa que desemboca en ese discurso. Sin esa luz propia no hay filosofía. Esta actividad es, en primer lugar, una actividad eminentemente crítica que somete a revisión todo el aparato conceptual con que nos manejamos y todo nuestro sistema de creencias. Rechaza los conceptos obscuros buscando claridad. Somete a revisión todas las creencias instaladas en la sociedad y en la vida cotidiana. Pone en crisis todo aquello que no está fundamentado, que no tiene rigor. La filosofía aporta elementos para aprender a pensar, desarro- llando el sentido crítico, las destrezas cognitivas y argumentativas, la actitud de apertura ante lo nuevo y lo distinto, siendo capaz no sólo de integrar sig- nificativa y críticamente los conocimientos que se renuevan vertiginosamente sino también de generar creativamente nuevos saberes. En segundo lugar es una actividad liberadora, es todo lo contrario del adoctrinamiento. Enseñar filosofía es de alguna manera estimular la razón libre de cada uno para que piense con la propia cabeza. Aporta instrumentos imprescindibles para evitar manipulaciones y dogmatismos. Y en tercer lugar es también una actividad práctica, una actividad que como decían los filósofos antiguos busca “la vida buena”, la vida detrás del bien. En términos aristotélicos podríamos decir que no se trata de algo mera- mente técnico. Pertenece al orden del obrar. No basta saber hacer (tékne) Es necesario saber obrar bien (praxis). Los filósofos discutirán, sin duda, entre ellos en qué consiste la “vida buena”. Para algunos, como Sócrates, consistirá en sufrir las injusticias antes que cometerlas; para otros en la contemplación; para otros, como Marx, en transformar la sociedad. No obstante esta intermi- nable y plurifacética discusión, la búsqueda de la “vida buena” convierte al filósofo en una especie de tábano de la conformidad ideológica, en alguien que produce una ruptura en las creencias superficiales e infundadas, en las creencias que alienan a las personas. Esta vida buena, independientemente de la opinión y orientación de cada filósofo está fuera de la sociedad exis-
La actividad fiLosófica y su aprendizaje 17 tente, está en otro lugar. Por eso hablamos de utopía que significa no-lugar. Es algo permanentemente buscado y nunca alcanzado pero detrás de lo cual las sociedades caminan para mejorar su vida individual y comunitaria. ¿Qué es eso “otro” en un “no-lugar”? Es la veracidad en oposición a la mentira, al prejuicio, a la ilusión. Es la autenticidad en oposición a la alienación. Es la libertad en oposición a la dominación o manipulación Esta “vida buena” que incluye una sociedad justa, objeto de búsqueda de la actividad filosófica está también en el horizonte y en el objetivo final de la enseñanza-aprendizaje de la filosofía. Esta actividad eminentemente crítica, liberadora y práctica es también una actividad dialógica. Procede por argumentación que siempre implica al otro. Más aún, sin oponente no hay argumentación. Es una búsqueda coope- rativa de la verdad. Es una actividad intersubjetiva. Sin intersubjetividad no hay verdad. Por eso es dialógica, no monológica. La filosofía no se limita a una mera función individual. La sociedad toda debe tener su propio filosofar. Finalmente, es, además, una actividad falible. Por eso, como decía Peir- ce, es esencialmente antiapologética. Sus logros son siempre falsables. Es la actividad propia de una razón plural (siempre existen múltiples puntos de vista en interacción), gradual (admite la duda y progresa lentamente por argu- mentación racional y convergencias) y falible (por eso antifundamentalista). Por todo lo que acabamos de exponer, esta actividad tiende a desarrollar- se en una comunidad de indagación de iguales que implica a. ejercicio del pensamiento crítico y creativo que capacita para parti- cipar en la búsqueda democrática de la solución de dilemas, dudas o conflictos de creencias. b. desarrollo de habilidades argumentativas aportando razones y evi- dencias en apoyo de las opiniones que se exponen y que facilitan la comunicación, el poder de persuasión, la contra-argumentación y la construcción del consenso. c. cultivo de habilidades dialógicas que presuponen valores como aper- tura a las evidencias y razones vengan de donde vinieren, así como también respeto y compromiso con los procedimientos de búsqueda. Son imprescindibles para la actitud de apertura y tolerancia hacia las opiniones ajenas, el descubrimiento del otro, la participación demo- crática y el pluralismo.
ItInerarIos para hacer FIlosoFía ... 19
¿Qué exige un filósofo en primera y última instancia de sí?. Superar en sí mismo su propia época y convertirse en “intemporal”. ¿Con qué tiene pues, que librar su más dura batalla?. Con aquello por lo cual es, justamente, hijo de su época. Friedrich Nietzsche Si de Filosofía se trata, ya sea en el primer párrafo de un libro o en una primer clase, con frecuencia lo que esperamos encontrar es una definición que despeje la pregunta inicial ¿qué es la Filosofía?. Tal definición se convierte en respuesta unívoca, aclaratoria, a partir de la cual nos instalamos cómodamen- te en un saber al que nos acercamos como meros espectadores. A pocos pasos de esta búsqueda nos damos cuenta que ella es estéril, porque no hay una única respuesta, no tendremos nunca a la mano “la” defi- nición de Filosofía, sino tantas aproximaciones y conceptualizaciones como filósofos y sistemas a lo largo de su historia. La filosofía se ha presentado de distintas maneras, con distinto alcance y funciones según épocas y autores. En este sentido, hay más bien “Filosofías” que “Filosofía”. Plantear interrogantes sobre la Filosofía y esbozar su campo es ya un ejercicio filosófico, aunque particular, reflexión y búsqueda constante que
20 I tInerarIos en fIlosofía AnA MAríA SArdiSco manifiesta su actitud dialógica, en un espacio de tensión y articulación per- manentes con saberes, disciplinas y prácticas. Cuando la pregunta por la Filo- sofía se construye en torno a la búsqueda de qué es ella , ya está orientada su respuesta. Establecer, sin lugar a sospechas, aquello que ella es, marca límites bien definidos que no pueden traspasarse. Dos supuestos anidan la búsqueda así planteada; uno de ellos es que existe una sola definición y que da cuenta de un conjunto de conocimientos ya elaborados y establecidos. Desde esta perspectiva enseñar filosofía es un mero transmitir información, colección de respuestas verdaderas que están a disposición ante distintas preguntas y, aprender Filosofía es memorizar y re- petir lo ya pensado por otros. Entendemos que la Filosofía, en tanto actividad, se indisciplina, resiste a ser una colección de respuestas intemporales sino que es invitación permanente a pensar nuestro tiempo. Otro supuesto es que la Filosofía tiene un espacio autónomo, incomu- nicable y exclusivo. En realidad transita por los límites, recorre fisuras, teje relaciones, diseña puentes entre territorios que pertenecen a la ciencia, al arte y a la poesía, acercándose y tomando distancia de ellos. Separaciones porosas, afinidades y rechazos íntimos. Esta situación no va en desmedro de ella, muy por el contrario la hace imprescindible en un momento de crisis de saberes disciplinares que ya no pueden negarse a la riqueza y complejidad de los ám- bitos inter y transdisciplinarios. Nos proponemos deslizar los interrogantes desde el “qué es” hacia la problemática de su caracterización, delinear sus rasgos en tanto actividad, mostrar aquello que ella puede hacer por nosotros. Problematizar es ir cons- truyendo un mapa en donde señalar dificultades, dudas, posibles respuestas sometidas a revisión, indagar en su propia historia. La Filosofía tiene su historia, a la que también podemos problematizar, por ejemplo cuando nos preguntarnos por su nacimiento. Es decir buscamos las condiciones que hi- cieron posible que en un espacio y en un tiempo determinado, con rasgos de continuidad y de ruptura respecto de la racionalidad mítica, pero de ninguna manera milagrosamente, los griegos inventaran la palabra philosophia. La Filosofía tiene su propia historia, aunque no se equipara con ella. Po- demos acceder a la historia de la filosofía sin filosofar, pero para desplegar el ejercicio argumentativo del filosofar no podemos desconocer su anclaje his- tórico. Aquello que los “maestros” en Filosofía han dicho no envejece con el
22 I tInerarIos en fIlosofía AnA MAríA SArdiSco y por ello se compara con un tábano que fastidia e irrita a quienes presumen de saber. “…la filosofía es ejercicio crítico, capacidad afinada o adquirida para so- pesar de manera metódica y paciente las argumentaciones y las pruebas relativas a determinados problemas en vista de posibles soluciones, es arti- culación de la duda y suspensión del juicio cuando no se alcanza una clara visión de las cuestiones; es propensión a examinar autónomamente ideas, convenciones y normas, con la conciencia de los condicionamientos, pre- juicios y límites que supone cada civilización y personalidad. La filosofía enseña a no conformarse con banalidades o frases hechas o, incluso, a no conformarse sin más con lo que es enseñado, transmitido explícitamente o insinuado por cualquier autoridad”.^2 Filosofar es invitar a emprender un viaje, a recorrer un camino que no está trazado de antemano, que es personal, epocal, empapado de múltiples circunstancias. Es posible esbozar un mapa con diversos itinerarios desde los cuales acercarnos al filosofar sin pretensiones de llegar a un puerto de certezas inconmovibles, sino más bien ejercer la actividad de interrogar, de cuestionar, someter a análisis crítico supuestos y todo tipo de afirmaciones que nos obtu- ran la posibilidad de ir más allá de ellos. Preferimos que los posibles itinerarios nos hagan disfrutar de la explo- ración, del descubrimiento constante más que la ilusoria pretensión de re- sultados alcanzados de una vez y para siempre. El itinerario puede partir de autores que nos convocan, problemas que nos conmueven, interrogantes que nos motivan a ir más allá de la respuesta a la mano. Si preferimos acercarnos a los filósofos del pasado de modo tal que se convierten en nuestros contemporáneos, los actualizamos al ponerlos en sin- tonía con nuestras preocupaciones de hoy. Leerlos es dialogar con ellos, no con la pretensión de encontrar las respuestas a nuestras preguntas sino porque sus estrategias de pensar su propio tiempo pueden ser herramientas para pen- sar el nuestro. (^2) op. Cit. pág.
Nos acompañan en nuestro viaje textos filosóficos, la lectura de los que llamamos “textos fuente” será, de algún modo, un pretexto para ir con ellos más allá de ellos. Encuentro vivo que estimula y provoca un pensamiento situado, aquí y ahora. Si nos interesa acercarnos a la tarea de filosofar, la lec- tura de textos filosóficos estará siempre acompañándonos. Proponemos que la actividad filosófica se nutra del encuentro y diálogo con textos filosóficos, con su lectura, análisis y puesta en consideración. Tendríamos que tener en cuenta que es posible diferenciar una lectura filosófica de textos filosóficos, de una lectura no filosófica de textos filosóficos. Como así también es posible una lectura filosófica de textos no filosóficos. El encuentro con textos filosófi- cos tiene por fin recrear en los lectores de hoy, los actos de entendimiento del autor histórico y de la audiencia histórica del texto que se interpreta, pero esto no puede separarse de otro proceso por el cual produzco como lector actos de entendimiento que van más allá. En otros términos podríamos hablar de reconstrucción histórica y reconstrucción racional , entendiendo por la pri- mera a aquella actividad que consiste en hacer una descripción de las concep- ciones sostenidas por los filósofos en sus propios términos ubicándolos en su contexto y la reconstrucción racional alude al encuentro con los filósofos del pasado como si fueran nuestros contemporáneos, describirlos desde nuestras propias concepciones filosóficas. Una reconstrucción histórica independien- temente de una reconstrucción racional resulta imposible.^3 Es imposible plan- tear una reconstrucción histórica en sus propios términos. Reconstruimos (o construimos) el pasado desde nuestras categorías, nuestro lenguaje y nuestras preocupaciones presentes. Una reconstrucción histórica “objetiva”, “pura” está destinada al fracaso. Mirada prejuiciosa sobre la Filosofía Son significativos los señalamientos que nos hace Bodei, en el texto ya aludido, sobre algunos malentendidos o prejuicios que muchas veces están presentes en nociones corrientes a cerca de la filosofía. El primero de ellos ha llevado a declarar “la muerte de la filosofía”. Mal podríamos decir que es un “saber moribundo”, cuando en realidad la filosofía no siempre ha preten- (^3) Para este tema puede consultarse el artículo de María Isabel Santa Cruz Filosofía o historia de la Filosofía: una falsa disyuntiva en El filosofar hoy, Cabanchik y otros, Editorial Biblos.
Qué puede hacer por nosotros la Filosofía? Y nosotros por ella? Estamos en una situación paradojal, por un lado se escuchan voces que la descalifican y por otro se va en búsqueda de ella reclamando respuestas fijas, estables y por lo tanto tranquilizadoras. Ni anunciando su muerte, ni haciendo de ella un dogma encontremos la oportunidad del encuentro fecundo con la actividad de filosofar que, en tanto ejercicio de pensamiento crítico, adquiere su fuerza como formadora de ciudadanía. Pero antes de acercarnos a la dimensión política de la Filosofía y su rela- ción con los Derechos Humanos, parece oportuno señalar que la visión que la Filosofía tuvo de sí fue variando históricamente. Muchas son las definiciones que sobre ella se han elaborado (tantas como filósofos y sistemas), no podría- mos aquí mencionarlas a todas y sólo tendría valor de inventario; nos parece mejor bosquejar dos modos de hacer Filosofía que, en términos generales, las contienen. Modo de hacer filosofía clásico o tradicional La pregunta por la esencia y función de la Filosofía es tan antigua como la filosofía misma y como ya hemos expresado nos encontramos frente a la historicidad y diversidad de preguntas, problemas y posibles respuestas. Pre- sentemos de manera esquemática dos modos de hacer filosofía. Al primero lo llamaremos clásico o tradicional (también podríamos denominarlo metafísi- co) y al segundo crítico o contemporáneo. En cuanto al primero, si pasamos revista a las pretensiones que tuvo la filosofía durante muchos siglos, aunque haya atravesado el curso de una se- rie de experiencias culturales heterogéneas, se ha presentado como un saber totalizador, desinteresado, autónomo, universal, organizador del mundo y del conocimiento. Saber absoluto, especulativo y legislador en clara posición de superioridad con respecto a las ciencias particulares, que por abarcar una par- te de la realidad, por su interés prácticos y su relación con lo empírico debían estarle subordinadas. La filosofía así entendida pretendió expresar la legalidad natural del pen- samiento y, al mismo tiempo, la legalidad intrínseca a la naturaleza y al uni- verso, resultado de una denodada y violenta aspiración a un orden absoluto y definitivo de seguridad. No sólo se disciplinan los fenómenos y los saberes
26 I tInerarIos en fIlosofía AnA MAríA SArdiSco sino también la conducta moral y social, acorde a un rígido sistema de normas sin límites ni excepciones. Se fue imponiendo un modo de racionalidad, que llamaremos clásica, con características y títulos de una estructura natural y necesaria, sin límites, que es fundamento de toda posibilidad cognitiva y de toda posibilidad lógica, y que cuenta con un régimen lingüístico elevado, abstracto y sublime. Racio- nalidad abstracta, apriorística y necesaria, disciplinamiento que no reconoce fronteras, que no es sólo de tipo cognitivo sino que cubre toda la actividad humana. “Es solamente con esquemas racionales abstractos, rígidos y no re- lacionados, por otra parte, que el estilo de pensamiento clásico podía erigir su superorden y su superlenguaje privilegiados, en los cuales disciplinar todo evento y toda forma de experiencia.” 5 Modo de hacer filosofía crítico o contemporáneo Por otro lado se va construyendo otro modo de hacer filosofía, un punto de vista contemporáneo, que se presenta despojado de pretensiones cognitivas absolutas, que instala la crisis de un paradigma de racionalidad que se declara insuficiente y que posibilitará la revisión crítica de conceptos y supuestos. En el pensamiento contemporáneo el discurso filosófico se humaniza, se subjetiviza y abandona las pretensiones de saber totalizador y verdadero bus- cando ahora justificaciones y acuerdos. La reflexión filosófica no transcurre en un clima aséptico dentro de una campana de cristal sino en condiciones culturales determinadas, se hará cargo de la problemática humana que desde su entorno emerge. Ella misma es un producto cultural, cauce por donde la cultura se autocritica. Desde esta nueva perspectiva renovamos la problemática sobre la activi- dad de filosofar pero desde fuera de ella, renunciamos a caracterizarla desde una supuesta interioridad y trataremos de ponerla a prueba al introducir nue- vas cuestiones que parecen exteriores. La filosofía está viva allí en donde se intente modificarla. El pensamiento contemporáneo, instalando la sospecha, nos invita a ello marcando un aspecto fundamental de la cultura de nuestro tiempo, el “eclipse de la razón”. (^5) Gargani, Aldo, Crisis de la Razón, México, Siglo XXI, 1983, pág.