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La fantasmatica grupal, Apuntes de Psicología Social

Archivo de estudio acerca de los grupos y el inconsciente

Tipo: Apuntes

2022/2023

Subido el 15/06/2023

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antonella-gonzalez-24 🇦🇷

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DIPLOMATURA EN PSICOLOGÍA SOCIAL
3er AÑO
TEÓRICO: FANTASMÁTICA GRUPAL.
1. Introducción.
Entre las décadas de 1960 y 1970 (principalmente desde 1962 hasta,
aproximadamente, 1978) Didier Anzieu y su grupo de colaboradores, todos ellos
eminentes psicoanalistas de grupos (o como prefieren llamar los franceses,
grupalistas), desarrollaron los fundamentos teóricos acerca de las fantasías
individuales-grupales, y la consiguiente enunciación de la circulación fantasmática.
La actividad fantasmática es algo propio del aparato psíquico. Veremos cómo, al
inicio de un grupo cualquiera (sea este pequeño, mediano o grande, natural o
artificial), se da un primer momento de agrupamiento, que luego da paso a la
constitución de una envoltura grupal, que dirimirá sus cuestiones internas entre
luchas narcisistas (buscar los efectos agradables que da la seguridad del grupo, al
estilo del “pecho bueno”, de M. Klein) o las roturas defensivas, persecutorias,
donde se regresiona a estados protofantaseosos universales, de la primera infancia.
En este interjuego se manifestarán las fantasías individuales, se pondrán en juego,
habrá resonancia entre los integrantes del grupo y subsistirá una fantasía por entre
las demás. Ésta guiará las acciones como si se tratara de una puesta en escena, una
teatralización, una escena de la que los integrantes son parte fantaseada y a la vez
real, y cuya fantasmática a nivel grupal guionará los desarrollos que edificarán, en
última instancia, al grupo mismo.
2. Algunas cuestiones etimológicas.
Es preciso aclarar de entrada que hay variantes semánticas en los términos y
acepciones de la palabra fantasía. Este breve repaso etimológico nos proporcionará
claves para el entendimiento acerca de las palabras que usamos y cómo las usamos.
En primer lugar la palabra ‘phántasma proviene del griego [φάντασμα], y significa
aparición, manifestación, algo que se hace visible. Deriva del verbo ‘phainein’, que
es brillar, aparecer, mostrar.
De phántasma deriva la palabra ‘phantasía’ [φαντασια], que alude a una muestra u
ostentación, un alarde.
Freud toma la palabra alemana Phantasie, que es heredera directa de esta
etimología. La obra de Freud, al traducirse al francés, produjo dos términos
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DIPLOMATURA EN PSICOLOGÍA SOCIAL

3er AÑO

TEÓRICO: FANTASMÁTICA GRUPAL.

1. Introducción. Entre las décadas de 1960 y 1970 (principalmente desde 1962 hasta, aproximadamente, 1978) Didier Anzieu y su grupo de colaboradores, todos ellos eminentes psicoanalistas de grupos (o como prefieren llamar los franceses, grupalistas ), desarrollaron los fundamentos teóricos acerca de las fantasías individuales-grupales, y la consiguiente enunciación de la circulación fantasmática. La actividad fantasmática es algo propio del aparato psíquico. Veremos cómo, al inicio de un grupo cualquiera (sea este pequeño, mediano o grande, natural o artificial), se da un primer momento de agrupamiento, que luego da paso a la constitución de una envoltura grupal, que dirimirá sus cuestiones internas entre luchas narcisistas (buscar los efectos agradables que da la seguridad del grupo, al estilo del “pecho bueno”, de M. Klein) o las roturas defensivas, persecutorias, donde se regresiona a estados protofantaseosos universales, de la primera infancia. En este interjuego se manifestarán las fantasías individuales, se pondrán en juego, habrá resonancia entre los integrantes del grupo y subsistirá una fantasía por entre las demás. Ésta guiará las acciones como si se tratara de una puesta en escena, una teatralización, una escena de la que los integrantes son parte fantaseada y a la vez real, y cuya fantasmática a nivel grupal guionará los desarrollos que edificarán, en última instancia, al grupo mismo. 2. Algunas cuestiones etimológicas. Es preciso aclarar de entrada que hay variantes semánticas en los términos y acepciones de la palabra fantasía. Este breve repaso etimológico nos proporcionará claves para el entendimiento acerca de las palabras que usamos y cómo las usamos. En primer lugar la palabra ‘phántasma’ proviene del griego [φάντασμα], y significa aparición, manifestación, algo que se hace visible. Deriva del verbo ‘phainein’, que es brillar, aparecer, mostrar. De phántasma deriva la palabra ‘phantasía’ [φαντασια], que alude a una muestra u ostentación, un alarde. Freud toma la palabra alemana Phantasie , que es heredera directa de esta etimología. La obra de Freud, al traducirse al francés, produjo dos términos

derivados de uno solo. Éstos son: a) fantasme y b) fantaisie (fantasma y fantasía, respectivamente); a esto podemos añadir que para referirse a un espectro o aparecido, los francófonos tienen la palabra fantôme. La confusión de términos no queda allí, puesto que en castellano las palabras fantasma y fantasía, como sabemos, no son lo mismo. Salvando estas diferencias idiomáticas, que de fondo pueden parecer incluso anecdóticas, Anzieu dirá que “son términos ambivalentes, se prestan a equívocos”. Por lo que tenemos la situación particular de que tanto fantasma como fantasía son tomadas como sinónimos (en términos psicoanalíticos). Y la “familia” de términos ambivalentes se agranda al agregar el imago latino (vocablo también usado por Freud en sus trabajos, como así también lo hizo Bion). Imago en su acepción de imagen o representación de una persona o personificación general (los romanos llamaban imago a un busto representando al César, por ejemplo). En resumen: fantasma – fantasía – imago. Las tres palabras serán, en distintos momentos, mencionadas como formando parte de la fantasmática (ya sea individual o grupal). El propio Anzieu, al momento de publicar su libro acerca de estos asuntos (“El grupo y el inconsciente”), prefirió subtitularlo como “Lo imaginario grupal”, en lugar de “La fantasmática grupal”, y Anzieu se explica: “traté entonces de evitar el equívoco que provocaba el concepto de fantasmática grupal y coloqué en su lugar el término imaginario, pero eso introduce otros equívocos”. Dicho lo cual, el episodio babélico de la confusión de lenguas continúa.

3. Algunas definiciones preliminares. El “fantasma”, en el sentido psicoanalítico del término, trata de una actividad eminentemente individual. Es lo que individualiza al individuo, valga la redundancia. Esto no quita que en la vida interna de un grupo haya una estimulación de fantasmas individuales; que se produzca la emergencia de una circulación de fantasmas individuales, y que entre los fantasmas de unos y de otros haya resonancias ; y que además, en una situación de grupo cualquiera, se produzca el fenómeno irreductible de la interfantasmatización (preeminencia de unos fantasmas por encima de otros, y que “contagian” al grupo, invadiendo inconscientemente, por decirlo de alguna manera, la actividad grupal; envolviéndola). El imaginario grupal o fantasmática de grupo se da por una situación previa, que tiene que ver con una lucha inconsciente entre los participantes del grupo. Lo imaginario de un grupo, su estructura y organización fantasmática, podría definirse en palabras del propio Anzieu: “Un grupo es una envoltura gracias a la cual los individuos se mantienen juntos. En tanto que esta envoltura no se haya constituido puede existir un agregado humano, pero no un grupo (…); la naturaleza de esta envoltura está dada por un entramado de reglas – implícitas o explícitas-, de costumbres establecidas, de ritos, actos y hechos que tienen valor de jurisprudencia (…). Este entramado, que encierra pensamientos, palabras y acciones, permite que en el grupo se constituya un espacio interno (…) y una

lo asocia al momento de disociación individuo-grupo. Momento este en que se acentúan las diferencias, el grupo no encuentra articulación, etc. “El grupo es experimentado por cada uno de los integrantes como un espejo de múltiples facetas, devolviéndole una imagen de sí mismo deformada y repetida al infinito” , explica Anzieu, que en este caso recurre a la teoría lacaneana del “estadio del espejo”.

4. Diferenciación del psicoanálisis grupal y los “psicosociólogos”. Anzieu denomina psicosociólogos a aquellos psicólogos experimentales, clínicos o de cualquier terapéutica de base que no tiene como metodología científica al psicoanálisis. Pone el énfasis, por ejemplo, en Kurt Lewin; y opina que éste se limitó a experimentar las fuerzas grupales a nivel de la superficie, lo que se desarrolla en la dinámica grupal. Pero hace hincapié en que desestiman, Lewin y otros, los desarrollos latentes que se dan en el acontecer grupal, aquellos que tienen que ver con lo que subyace a nivel inconsciente de los participantes del grupo. A juicio de Anzieu, esta información es de vital importancia, por lo cual pone el acento en que el análisis grupal visto desde la perspectiva del psicoanálisis es más enriquecedor, y que sin contemplar los síntomas inconscientes del grupo se da por tierra, al menos, la mitad de la “vida del grupo”. Fue sobre todo a partir de 1968 que los grupalistas franceses (que desarrollaron sus experiencias a través de grupos breves, no organizados en relación a una tarea y denominados “de formación”) emprendieron la escisión para distanciarse de los investigadores microsociologistas lewinianos y los psicodramatistas morenianos. Aunque a favor de Lewin y de Levy Moreno hay que señalar que dicho corte o escisión fue más estratégico y formal que práctico. De hecho tanto la dinámica de grupos lewiniana como el psicodrama y la sociometría morenianas continuaron siendo trabajos de referencia, utilizados, criticados, incorporados o abandonados por numerosos psicoanalistas del campo grupal, tanto en lo teórico como en lo práctico. 5. La ilusión grupal. La producción de la ilusión actúa en el grupo por un proceso de puesta en escena análogo al del sueño. Ya sea por medio de la conversación desordenada de cualquier tema, o por el compromiso que pueda haber relacionado a actividades tomadas de la realidad exterior, estas actividades constituyen las puestas en escena del deseo común que los participantes se dan a sí mismos sobre un decorado que es el espacio imaginario del grupo. Para Anzieu la ilusión grupal es importante en la formación de cualquier grupo, configurando una fase inevitable de ellos. Es decir que la ilusión grupal tiene como objetivo defender a los participantes de la angustia que a éstos les produce el grupo. Esta defensa se realiza por medio de la escisión de la transferencia, lo que permite

que el grupo sea catectizado parcialmente, como un objeto totalmente bueno, generando ilusoriamente un “lugar” y un “tiempo” regido principalmente por el yo ideal (narcisismo primario y expresiones arcaicas). En palabras del autor, se llama “ilusión grupal a un estado psíquico particular presente en todo tipo de grupos y que es espontáneamente verbalizado por los miembros; ‘somos un buen grupo’”. De lo anterior, nos gustaría rescatar que para la formación de la ilusión grupal debieran cumplirse dos condiciones básicas. Primero, la escisión de la transferencia, donde el grupo es incapaz de integrar sus pulsiones de muerte dentro del mismo, manteniendo una relación parcial, totalmente buena para con el grupo; y en segundo lugar, una ideología igualitaria (que no es lo mismo que una relación horizontal. Se cumple así el principio de conformidad, que genera un falso igualitarismo). Sin la ilusión grupal, podríamos decir que el acontecer del grupo es vivenciado por los miembros como una fuente de angustia, experimentada “con la misma intensidad que como realización imaginaria del deseo. Todo esto confirma que el grupo, como el sueño y el síntoma, es la asociación de un deseo y una defensa en cada uno de estos episodios” , por lo cual podemos entender que tanto en el sueño como en el espacio del grupo se tramitan deseos no satisfechos en las relaciones interpersonales, en lo privado y en lo social. El deseo que se realiza en el grupo y en el sueño es un deseo infantil, reprimido, y se configura como “la realización alucinatoria del deseo (…) los procesos primarios aparecen allí dominantes a pesar de su fusión con los procesos secundarios, (…) es el debate con una fantasía subyacente”. De lo anterior, podemos comprender que el grupo produce en sus participantes una triple regresión (a nivel tópico, cronológico y formal), siendo una cita a estadios pre-edípicos.

6. La circulación fantasmática. Anzieu y otros importantes psicoanalistas que estudiaron la grupalidad (Käes, Missenard, Meltzer, etc.) trataron de elaborar una teoría general de los fantasmas de grupo. Llegado a un punto del desarrollo de sus teorizaciones, plantearán que el vínculo primario entre las personas que conforman un grupo es la circulación fantasmática. La fantasmatización es una actividad preconsciente, por decirlo en categorías tópicas de Freud, que articula representaciones (imagos, por lo general paternas positivas o negativas), tanto de cosas como de palabras. Y se considera, ya desde tiempos de Aristóteles, que la capacidad de fantasear es uno de los rasgos más importantes del conocimiento (esto en cuanto a la teoría del conocimiento; en psicoanálisis se dirá que es el rasgo más importante del Yo). Ahora bien ¿cómo hablar de una fantasmática grupal cuando el mismo Anzieu reconoce, categóricamente, que sólo existen fantasmas individuales? Es más, dirá que “es un abuso del lenguaje el hablar de un fantasma de grupo o fantasma

entrada (lo toman como argumento, como guión). Es entonces una fantasía individual inconsciente la que se convierte en organizadora del funcionamiento del grupo. II. La Imago : Los miembros de una colectividad encuentran su unidad sustituyendo su Ideal del Yo por una misma imagen ideal, la de su jefe. Si la fantasía es la representación de una acción, la imago es una representación de persona (esto fue desarrollado por Freud y por Bion). Por lo general se retrotrae, dicha representación, a una imagen pretérita configuradora del Yo, y se remite a una imagen paterna, que pudo haber sido buena o mala, y en consecuencia será la representación de un padre contenedor, cariñoso, etc.; en oposición a un padre castrador, riguroso, distante. III. Las protofantasías : fantasías individuales, inconscientes, de carácter más o menos universal, dirigidas a responder interrogantes que los niños se plantean acerca de aquello que entienden como “oscuro” o “misterioso” (esto se da en la infancia, más tardíamente para Freud, más precozmente para M. Klein). Estos planteamientos son acerca de los orígenes: del individuo (¿de dónde venimos? Escena primaria, coito parental ¿adónde vamos? Vida intrauterina, pecho-vientre de la madre); de la diferencia anatómica de los sexos (complejo/fantasma de castración, falocentrismo); de la sexualidad en general (origen del sexo: fantasma de seducción de/por un adulto); son en general escenas primitivas originarias, que nos sacan del polo técnico (la tarea) y nos derivan hacia el polo fantasmático. IV. Complejo de Edipo / organizador, pseudo-organizador, desorganizador : el estado genital supone que se ha adquirido el reconocimiento de la diferencia de los sexos, lo que permite instaurar relaciones ya no duales, sino triangulares (el Edipo traducido a los grupos configura un triángulo de relaciones donde quedará uno excluido). Ahora bien, sólo los individuos tienen sexo. El grupo no tiene, no puede tener sexo. Se conoce en efecto, la tendencia natural de todo grupo a nivelar la diferencia de sexo entre sus miembros. En este sentido ingresa el Complejo de Edipo al grupo. La situación edípica es un complejo del grupo familiar, por antonomasia. Las actitudes y los sentimientos edípicos, en las familias reales y en la leyenda de Edipo, son de todos los miembros, tanto de los padres como de los hijos. Entendemos por esto que el Complejo de Edipo de los hijos con relación a sus padres era, a menudo, una respuesta al Complejo de Edipo de los padres con relación a los hijos. Es decir, el mismo drama puede centrarse sobre cualquier participante del grupo (familiar). Los grupos se sirven, con frecuencia, del Complejo de Edipo como de un pseudo-organizador. Sólo la familia puede hacer acceder al sujeto a la organización edípica; sin embargo, cuando fracasa, adolescentes y jóvenes adultos tienden a reunirse en grupos, en pandillas, en comunidades libres que pueden, a veces, permitirles acabar una evolución edípica que había quedado en suspenso. Sin embargo, no se puede reducir todo a la psicología. Existen también organizadores económicos, históricos, culturales, etc., del grupo,

conocidos o por conocer. Los etólogos han puesto de relieve que incluso existen organizadores químicos en las sociedades de insectos. Pero los grupos, a falta de un verdadero organizador inconsciente, pueden intentar proporcionarse organizadores psicológicos sustitutivos. En estos casos la fantasía puede ejercer como desorganizador, elevando los niveles de angustia tanto individual como grupal. V. La imagen del cuerpo propio y la envoltura psíquica del aparato grupal : el grupo adolece de la falta de un cuerpo real, como sería un cuerpo biológico de un ente u organismo natural. Ante tal faltante el grupo se proporciona un cuerpo imaginario. La pertenencia a un grupo supone, en muchos casos, la imposición a sus miembros de marcas corporales identificatorias, como podría ser el uso de uniformes (Ejército, Iglesia), o de tatuajes (mafias rusa, china, japonesa, etc.). Estos “ropajes” artificiales actúan como una envoltura psíquica que da cohesión, sentido de pertenencia y condición o status a un aparato grupal. Esta envoltura contiene al grupo, es en gran medida una proyección a elementos exteriores que contribuyen a delimitar, proteger, etc. Es lo que Anzieu llama Yo-epidermis. Con este concepto Anzieu establece una analogía entre la piel como envoltura orgánica del cuerpo y la conciencia como superficie del aparato psíquico; proposición ésta que apunta a cargar de contenido “imaginario” a la teoría del aparato psíquico freudiano y al mismo tiempo ligar lo psíquico y lo biológico. El Yo-epidermis es un concepto, por lo tanto, rebosante de contenido metafórico, que revitaliza las concepciones freudianas del yo a través de la vivencia corporal.

8. A modo de conclusión. Nada impide, en principio, teorizar acerca de la existencia de un aparato psíquico grupal (los freudianos ortodoxos no estarán de acuerdo con esto), pero repito: teorizar, como herramienta del polo técnico y como hipótesis de trabajo en la interpretación del acontecer grupal. El grupo exige una aproximación extremadamente compleja, y los psicoanalistas de grupo (los grupalistas franceses) se debaten en torno a si se hace un análisis del individuo en los grupos o si se hace un psicoanálisis de grupo. Al respecto Anzieu manifestó: “es más difícil analizar un grupo que a un paciente psicótico o a una neurosis traumática”.