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La presente obra plantea la necesidad de situar al profesorado de educación básica en el ámbito de la intervención educativa, entorno en el que los docentes no suelen tener participación porque, desde concepciones instituidas, solo les corresponde aplicar diseños curriculares decididos fuera del espacio escolar.
Tipo: Monografías, Ensayos
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La presente obra plantea la necesidad de situar al profe- sorado de educación básica en el ámbito de la interven- ción educativa, entorno en el que los docentes no suelen tener participación porque, desde concepciones institui- das, solo les corresponde aplicar diseños curriculares de- cididos fuera del espacio escolar. Este texto se origina en el trabajo de formación y profesionalización docente que realiza la Unidad upn 097, Ciudad de México, en la Maestría en Educación Básica, programa dirigido a las y los profesores en servicio de educación básica. El posgrado plantea la formación y profesionalización de este sector del magisterio a par- tir de una propuesta que vincula la intervención y la investigación-acción. En el libro se expone la tarea de intervención del profesorado a partir de cinco propuestas que muestran nuevas ópticas sobre la labor cotidiana escolar y nove- dosas perspectivas sobre los procesos de enseñanza- aprendizaje, bajo un marco de solidaridad, alteridad, colaboración y cobijo, este último como sello afectivo que impulsa el acontecer cotidiano, no solo en el ámbito escolar, sino en cualquier espacio educativo. Cada una de las intervenciones que se exponen en esta obra constituye un capítulo y su presentación se organiza en función del nivel educativo en el que in- tervinieron las profesoras: se empieza por la educación preescolar, después por la educación primaria y se con- cluye con la educación superior. Previo a la exposición de las cinco propuestas de intervención, se presenta un capítulo de encuadre en el que se plantea la relación en- tre formación docente e intervención educativa como un binomio imprescindible para impactar en la transfor- mación de las prácticas educativas de los docentes y, por ende, en la educación de nuestro país.
Primera edición, 8 de diciembre de 2022
© Derechos reservados por la Universidad Pedagógica Nacional Esta edición es propiedad de la Universidad Pedagógica Nacional, Carretera al Ajusco núm. 24, col. Héroes de Padierna, Tlalpan, cp 14200, Ciudad de México www.upn.mx Esta obra fue dictaminada por pares académicos. isbn: 978-607-413-469-
Queda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra, por cualquier medio, sin la autorización expresa de la Universidad Pedagógica Nacional. Hecho en México.
LB I58 La intervención educativa : una mirada hacia la práctica docente 2022 transformadora / coordinación María de Lourdes Salazar Silva. – Ciudad de México : upn, 2022. 1 archivo electrónico (183 p.) ; 1.9 mb ; archivo pdf : tablas. – (Horizontes educativos) isbn 978-607-413-469-
La intervención educativa: una mirada hacia la práctica docente transformadora María de Lourdes Salazar Silva (Coordinadora)
INTRODUCCIÓN .....................................................................................
capítulo 1 FORMACIÓN DOCENTE E INTERVENCIÓN EDUCATIVA ............. María de Lourdes Salazar Silva Martín Antonio Medina Arteaga
capítulo 2 AMBIENTES DE APRENDIZAJE EN LA EDUCACIÓN PREESCOLAR, UN RETO POR REALIZAR .......................................... María Alicia Armella Arce
capítulo 3 LA COMPRENSIÓN LECTORA Y LAS HABILIDADES METACOGNITIVAS, ALIADAS INSEPARABLES ................................. Guadalupe Neri Chávez
capítulo 4 EL ACOMPAÑAMIENTO DE LA MAESTRA ESPECIALISTA A PARTIR DE LA CONFIANZA, EL DIÁLOGO Y LA EMPATÍA ........ Olga Aguas Mejía
Esta obra plantea la necesidad de situar al profesorado de educa- ción básica en el ámbito de la intervención educativa, entorno en el que no suelen tener participación porque, desde concepciones instituidas, solo les corresponde aplicar diseños curriculares deci- didos fuera del espacio escolar. A partir de esas concepciones, se implementan programas de formación y profesionalización que no consideran prioritario preparar al profesorado como sujetos capa- ces de intervenir en sus propias prácticas para transformarlas y sin- gularizarlas, teniendo en cuenta las necesidades y características de sus propios contextos áulicos y escolares, incluyendo, por supuesto, a los sujetos con los que interactúan en su labor educativa. En ese sentido, el presente texto se origina en el ámbito del trabajo de formación y profesionalización docente que realiza la Unidad upn 097 Sur, Ciudad de México, en la Maestría en Educa- ción Básica, programa dirigido a las y los profesores en servicio de educación básica. Este posgrado plantea la formación y profesio- nalización de este sector del magisterio a partir de una propuesta que vincula la intervención y la investigación-acción. La intención de este programa educativo es que los maestrantes, durante sus es- tudios, elaboren esta propuesta de intervención, la cual se traduce en el vehículo de formación, transformación y profesionalización
La intervención educativa: una mirada hacia la práctica docente transformadora
de sus propias prácticas. Lo anterior es posible porque el posgrado propone recuperar la experiencia laboral y de vida como eje de análisis y problematización en torno al que se vincularán los apren- dizajes del programa, en un intento por superar el mero dominio cognitivo de las disciplinas y facilitar el acceso a nuevos plantea- mientos pedagógicos y didácticos. En el libro exponemos ese trabajo de intervención a partir de cinco propuestas que muestran nuevas ópticas sobre la labor coti- diana escolar y nuevas perspectivas sobre los procesos de enseñanza- aprendizaje, bajo un marco de solidaridad, alteridad, colaboración y cobijo; este último, como sello afectivo que impulsa el acontecer cotidiano, no solo en el ámbito escolar, sino en cualquier espacio educativo. Cada una de las intervenciones constituye un capítulo y su presentación se organiza en función del nivel educativo en el que intervinieron las profesoras, se empieza por la educación preesco- lar, después por la educación primaria y se concluye con la educa- ción superior. Consideramos importante que el primer capítulo de la obra sir- viera de encuadre, al plantear la relación entre formación docente e intervención educativa como un binomio imprescindible para im- pactar en la transformación de las prácticas educativas de los do- centes y, por ende, en la educación de nuestro país. En el segundo capítulo se aborda una intervención en el pri- mer peldaño educativo de todo estudiante, el ámbito de preescolar, en el que los infantes requieren cimentar su propia historia a tan corta edad. En esta propuesta, la profesora se compromete con la revisión constante de su propio actuar en el aula para propiciar ambientes adecuados de aprendizaje para el fortalecimiento de competencias de los preescolares dentro de un marco armonioso del conocimiento. La propuesta se lleva a cabo en un grupo de tercer grado de un jardín de niños oficial de la Ciudad de México. En el tercer capítulo, la intervención que se expone aborda la comprensión lectora desde las vivencias de pequeños aprendices que responden a demandas curriculares de sexto grado de primaria
La intervención educativa: una mirada hacia la práctica docente transformadora
es favorecer la comprensión lectora de contenidos académicos que permita a las docentes mejores aprendizajes en la Universidad. En esta intervención, se ofrece un horizonte diferente sobre la com- prensión lectora con el alumnado universitario. Actualmente, existe una creciente preocupación, tanto a nivel nacional como interna- cional, por desarrollar estas habilidades comunicativas, en donde la lectura es clave y, en ocasiones, se ha percibido solo como un acto decodificador y mecánico. En esta propuesta se buscó abordar la cultura letrada a través de un acompañamiento entre iguales para subsanar, de alguna forma, esos caminos áridos que emergen desde que se ingresa a la universidad hasta que se culminan los estudios. Así, dejamos en las manos de los lectores distintas aportaciones que creemos que pueden abonar al crecimiento profesional.
capítulo 1 FORMACIÓN DOCENTE E INTERVENCIÓN EDUCATIVA María de Lourdes Salazar Silva Martín Antonio Medina Arteaga
IntroduccIón
En este capítulo reflexionamos acerca de dos aspectos relevantes que posibilitan generar cambios en la educación en México, el con- cepto de formación docente vinculado al de intervención educa- tiva. Planteamos la necesidad de posicionar a las y los docentes en prácticas de intervención en la escuela a partir de una propuesta de formación docente basada en la investigación de sus propias prácticas, vinculando teoría y práctica en un ciclo de reflexión constante.
El docEntE y su práctIca En El contExto Escolar actual
La realidad social compleja y cambiante permea todos los espacios sociales, el ámbito escolar no es la excepción, las nuevas dinámicas y problemáticas sociales, la violencia, la pobreza, la delincuencia, por
Capítulo 1.Formacióndocenteeintervencióneducativa
al grado de desplazar a la enseñanza como su tarea principal, hacen que profesoras y profesores dediquen menos tiempo a actividades propiamente pedagógicas durante la jornada laboral, de manera que destinan más tiempo para satisfacer requerimientos como lle- nar formularios con información diversa que poco abona a mejorar la educación.
la IntErvEncIón EducatIva En la EscuEla
En el contexto para la educación del siglo xxi , es necesario que el magisterio participe en procesos formativos que lo doten de herra- mientas teórico-metodológicas para tomar control de sus procesos educativos, participando en la toma de decisiones y la realización de propuestas, para singularizar las distintas reformas educativas a partir del estudio minucioso de lo que acontece en sus aulas y el posterior diseño de propuestas de intervención. En este sentido, la intervención educativa implica un trabajo de investigación, una concepción del docente en la que se perciba como capaz de investigar su propia realidad con la intención de re- solver algunos de los problemas que enfrenta cotidianamente en las aulas. Esa investigación implica un ejercicio de introspección crí- tica de su trabajo docente, utilizar la teoría para pensar su quehacer en las aulas, para pensarlo de forma distinta y estar en la posibilidad de introducir transformaciones, pequeñas quizá, en su realidad in- mediata, pero acordes a sus necesidades pedagógicas como docente. La intervención a la que hacemos referencia es eminentemente educativa y la conceptualizamos a partir de Remedi (2004) y Carba- lleda (2012). Antes de abordar los planteamientos de estos autores, nos remitiremos al significado de la palabra intervención. El diccio- nario de la lengua española señala que: “es la acción y el efecto de intervenir”; viene del latín intervenire, verbo conformado por el pre- fijo inter, que se traduce como “entre”, y venire: “venir”, con lo cual literalmente significa “venir a interponerse”, lo que puede ocurrir
La intervención educativa: una mirada hacia la práctica docente transformadora
entre personas o cosas. El sufijo “ción” alude a que se trata de una “acción o de un efecto”, es decir, acción de interponerse entre. Carballeda (2012) concibe a la intervención como un espacio, momento o lugar constituido como acción, en este sentido lo con- sidera un dispositivo que se entromete en un espacio en donde existe una demanda hacia ella, esa demanda es el acto fundador de la intervención. Para el autor, dicho dispositivo es posible me- diante un proceso previo de comprensión de la situación o aconte- cimiento que origina la intervención (acto fundante), desde cierto entramado teórico o campo del saber, y que, a su vez, posibilite generar respuestas mediante dispositivos específicos para la acción_._ Para Carballeda, la intervención se relaciona más con “… el sentido de la acción y con la construcción y explicación del mundo de los actores” (2012, p. 152). Por su parte, Remedi (2004) refiere que la intervención tiene que ver con la modificación de prácticas, relaciones y lógicas insti- tucionales, situadas, instituidas e instituyentes. A partir de esta idea, recuperamos los siguientes postulados del autor que nos ayudan a esclarecer el sentido de ese dispositvo de mediación:
La intervención educativa: una mirada hacia la práctica docente transformadora
de su disposición para superponer “discursos de diferentes órdenes y no solamente discursos de teorización general, sino también ‘mi- cro discursos’ […] en el nivel de las relaciones de la vida cotidiana […] El análisis consiste en […] lograr que se comuniquen trans- versalmente esos discursos” (Guattari, citado en Carballeda, 2012, p. 117). La propuesta de intervención es un trabajo en el que las y los docentes aprenden, reflexionan, echan mano de la creatividad y demuestran su compromiso con la tarea educativa que desem- peñan. Va más allá de una finalidad pragmática, lleva implícita la intención de transformar su propia práctica y de transformarse a sí mismas. Como señala Eduardo Remedi:
Toda intervención significa también que soy intervenido por esas prácticas, yo como interventor soy intervenido y que yo voy a ser modificado por esa intervención, voy a ser modificado en mi estructura conceptual, o en mi marco conceptual, voy a ser modificado en mis propias prácticas, voy a ser modifica- do en mi propia personalidad (Remedi, 2004).
Las intervenciones que generen maestras y maestros son importantes porque conjugan la reflexión y los elementos teórico-metodológicos en la problematización de sus prácticas docentes y contribuyen a su empoderamiento al reconocerse como capaces de intervenir en su trabajo, a partir de propuestas propias. El empoderamiento a partir de la concepción de Yung “... es un proceso en el que la gente toma control sobre sus propias vidas, logra la habilidad para hacer cosas, centrar sus propias agendas, cambiar eventos, de una forma que previamente no existía” (1997, p. 105). De acuerdo con Muñoz (2011), en el trabajo de intervención es necesario explicitar, además del entramado teórico con el que uno pretende comprender el acto fundador de la mediación, el o los lu- gares epistemológicos desde los cuales se genera la intervención, es decir, clarificar la forma como conocemos el problema o situación de interés. De esa postura epistemológica dependerá el nombre que
Capítulo 1.Formacióndocenteeintervencióneducativa
demos a la intervención, la interpretación del fenómeno y su con- cepción como problema de intervención, los objetivos propuestos, así como las metodologías y las estrategias de evaluación. Para lo- grar esta clarificación, el autor propone el siguiente ejercicio:
... Interrogar el propio quehacer [...] ¿Cómo se concibe la intervención social? ¿Para quién es un problema el fenómeno que se interviene. ¿Por qué se produce o qué/quién es responsable de que se produzca el fenómeno que se interviene? ¿Cómo se comprende al profesional que interviene? ¿Cómo se comprende al su- jeto al que se dirige la intervención? ¿Cómo se entiende la relación entre sujeto y objeto, entre parte y todo, entre tiempo y espacio, entre otros? ¿Cuál es el fin último de la intervención o cuál es “el mejor mundo posible” por el cual quisié- ramos trabajar? (Muñoz, 2011, p. 97).
Al inicio de este capítulo hablamos de posicionar al profesorado en prácticas de intervención en la escuela que les permitan transformar su quehacer profesional, esto implica procesos de formación, acordes con esta intencionalidad. En el siguiente apartado exponemos una opción formativa, vinculada a la investigación-acción, pertinente para situar a los profesores en el ámbito de la intervención educativa.
Formar docEntEs para IntErvEnIr
Según el Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana (Co- rominas, 1987, p. 278), la palabra formación deriva del latín forma que significa “figura”, “imagen”. Formar, por tanto, sería dar o pro- ducir forma; y con el sufijo “ción”, que refiere a la acción y al efecto, podemos concluir que la formación es el acto y efecto de dar forma a algo; en el discurso educativo se trataría de dar forma al indivi- duo. Desde esta primera perspectiva etimológica, se entiende que hay un sujeto que da forma a otro, es decir, se establece una relación entre el autor y el objeto de una obra. Hablando en términos educa- tivos, existe un sujeto activo que modela (el profesorado) y un sujeto
Capítulo 1.Formacióndocenteeintervencióneducativa
subjetividad uniforme, misma que les señalaba claramente cómo orientarse, qué hacer en cada segmento de su existencia al interior de las instituciones sociales. Trascender este enfoque restringido de lo que es la formación es tan importante como erradicar el tipo de enseñanza al que alude (dar figura, dar imagen, modelar, transmitir conocimientos, produ- cir “ladrillos para la pared social”). Desde una segunda mirada a la que podemos llamar crítica, nos resulta necesario dar un significado distinto a lo que es la forma- ción, uno que trascienda su origen etimológico que lo liga a una visión tradicional de la educación, y que permita reconocer en el acto educativo la posibilidad de que el sujeto-alumno(a) y el pro- fesorado sean activos y participen de su propia formación desde lo que es, apuntando hacia lo que puede ser; constituye entonces un proceso que no se limita al ámbito escolar, sino que posee un carácter existencial. Hablamos de la formación entendida como proceso que tras- cienda la escuela y sus marcos administrativos y espacio-tempora- les, deviniendo en capacidad para intervenir en el mundo, a partir de las propias experiencias mediadas por los otros e interpretadas por el sujeto mismo, que no tiene entonces un final, es continua y permanente a lo largo de la vida de las personas. “Privilegiar lo epis- témico y superar lo estrictamente cognitivo, supone abrir los hori- zontes de análisis y modificar los ángulos de lectura para dar cabida al sujeto en tanto constructor de realidades” (Aylwine, 2006, p. 13). El propósito de la formación, por tanto, no puede estar limitado a un conjunto de conocimientos científicos a transmitir, estos han de ser un elemento más que puede formar parte de la experiencia de las personas, junto con algunas de carácter social, afectivo, estético, físico, lúdico, político, laboral, entre otras, que nos posibilitan in- terpretar nuestra realidad y tomar decisiones al respecto. En este sentido, asumimos que la formación posee un carác- ter hermenéutico como lo plantea García (2007), para quien esta práctica está ligada a un esfuerzo de interpretar y comprender el
La intervención educativa: una mirada hacia la práctica docente transformadora
mundo, no a la transmisión de conocimientos y formas de ser pre- determinados desde el exterior. Conocer ha de consistir en una tendencia del espíritu que nos obligue a interpelar la realidad para comprenderla, antes que aceptar verdades anticipadas y absolutas. Agregaríamos a la idea anterior, para no quedarnos en una pers- pectiva idealista, que el propósito de ese acto de interpretación y comprensión de la realidad tiene que estar orientado a intervenir en ella para transformarla. A partir de lo anterior, la figura docente que nos interesa cons- truir junto con nuestro alumnado (docentes de nivel básico) de licenciatura y maestría, es aquella que se finca en el principio de la reflexión como fundamento para la práctica, entendiéndola como una tendencia a pensar desde lo que nos afecta (Heidegger, p. 2005) como un primer paso para el desarrollo de un proceso de investi- gación del propio quehacer docente, orientado a su mejora. Esto implica romper, como lo señala Giroux (1990), con la per- cepción de la función docente como un simple técnico que ve redu- cida su labor a la enseñanza, entendida como transmisión acrítica de conocimientos que se producen en otros campos, y oponer a ella la concepción del profesorado como intelectual transformativo.
A continuación, trataremos de defender la idea de que una manera de repensar y reestructurar la naturaleza del trabajo docente es la de contemplar a los pro- fesores como intelectuales transformativos. La categoría de intelectual resulta útil desde diversos puntos de vista. En primer lugar, ofrece una base teórica para examinar el trabajo docente como una forma de tarea intelectual, por oposición a una definición del mismo en términos puramente instrumentales o técnicos (Giroux, 2001, p. 64).
Ambas visiones acerca de la función del magisterio (una técnica- instrumentalista y la otra como intelectual), se veían reflejadas en la polémica que se desarrolló en nuestro país, en los años noventa del siglo pasado, en relación con el tema de si las y los docentes de educación básica debían hacer investigación o no. Al respecto, se