Docsity
Docsity

Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes

Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity


Consigue puntos base para descargar
Consigue puntos base para descargar

Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium


Orientación Universidad
Orientación Universidad

La psicología social comunitaria en Argentina: evolución y experiencias, Esquemas y mapas conceptuales de Psicología

Este documento analiza la evolución de la psicología social comunitaria en argentina, destacando su institucionalización a partir de la influencia de la alianza para el progreso y la cepal en la década de 1960. Se describe cómo el trabajo comunitario, el interés por la marginalidad y lo social quedaron vinculados a la ideología marxista tras el golpe militar de 1976. Se detallan experiencias como el peve, el nht y fortín olmos, que sentaron las bases para posteriores programas comunitarios en el campo de la salud. Se analiza el rol del psicólogo social en estas intervenciones comunitarias.

Tipo: Esquemas y mapas conceptuales

2021/2022

Subido el 13/07/2023

fety-cryp
fety-cryp 🇦🇷

1 documento

1 / 13

Toggle sidebar

Esta página no es visible en la vista previa

¡No te pierdas las partes importantes!

bg1
1
PSICOLOGIA COMUNITARIA EN ARGENTINA*
Reconstrucción una práctica psicosocial en la Argentina.
Recibido el 29 de junio de 2004
CHINKES, Silvio; LAPALMA, Antonio; NICENBOIM, Eduardo.
*Publicado en. Psicología Social Comunitaria. Contribuciones Latinoamericana.
Wiesenfeld E. Sánchez, E. Facultad de Humanidades. Venezuela Editorial Tripykos.
1995.
Introducción
En Argentina, a diferencia de otros países de América Latina, el desarrollo de la psicología fuera del
escenario clínico y más especialmente en su aplicación y vinculación con la problemática
comunitaria ha sido limitado. En comparación al desarrollo alcanzado por la psicología clínica y
fundamentalmente por el psicoanálisis, la denominada psicología social-comunitaria, no ha podido
exceder los marcos de las experiencias puntuales y de algunos desarrollos teóricos que aunque
sustantivos en muchos aspectos, no lograron consolidarse como fuente de insumos permanentes y
enmarcar una práctica que fue, en general, marginal al camino profesional tradicional.
Principalmente dos procesos paralelos se anudan para limitar este desarrollo: uno fundante que
encuadra la historia político -institucional de nuestro país, en los últimos 50 años, y el otro
convergente que encarna la singular historia de una práctica profesional que la vincula casi con
exclusividad al psicoanálisis. Probablemente sea este último, un campo de interés para futuras
investigaciones. Por ello pensar en una historia de la psicología comunitaria, es en primer lugar,
poder reflexionar en las razones de su retraso como práctica empírica y teórica en Argentina. En
relación al primer proceso cabe señalar, como obstáculo central en el mismo, una vida política
institucional signada por dictaduras militares, con escaso interregno democrático, que marcaron
férreamente los límites de cualquier práctica que pretendiera trascender los estrechos marcos
permitidos.
En el caso específico de la psicología, las posibilidades de situarse en un escenario más amplio
técnico-práctico sólo podría realizarse con grandes costos personales y sin una continuidad que le
posibilitara la acumulación de capital simbólico. No es necesario desandar aquí el camino que
cuenta de las represiones y horrores de esta historia, lamentablemente, bien conocida por ser en
muchos casos un patrimonio común de la historia latinoamericana, pero si es importante
especificar las singularidades que tuvieron en nuestro país, especialmente por sus alcances para el
análisis del tema de este artículo. En primer lugar la extensión del protagonismo militar en nuestra
historia y la imposibilidad hasta 1983-1989, de concretar un ciclo completo democrático durante
décadas. En segundo lugar, la forma en que se fue internalizando a nivel de la sociedad civil,
especialmente en sus capas medias, el terror como bagaje presente en su vida cotidiana y por lo
pf3
pf4
pf5
pf8
pf9
pfa
pfd

Vista previa parcial del texto

¡Descarga La psicología social comunitaria en Argentina: evolución y experiencias y más Esquemas y mapas conceptuales en PDF de Psicología solo en Docsity!

PSICOLOGIA COMUNITARIA EN ARGENTINA*

Reconstrucción una práctica psicosocial en la Argentina.

Recibido el 29 de junio de 2004 CHINKES, Silvio; LAPALMA, Antonio; NICENBOIM, Eduardo.

*Publicado en. Psicología Social Comunitaria. Contribuciones Latinoamericana.

Wiesenfeld E. Sánchez, E. Facultad de Humanidades. Venezuela Editorial Tripykos.

Introducción En Argentina, a diferencia de otros países de América Latina, el desarrollo de la psicología fuera del escenario clínico y más especialmente en su aplicación y vinculación con la problemática comunitaria ha sido limitado. En comparación al desarrollo alcanzado por la psicología clínica y fundamentalmente por el psicoanálisis, la denominada psicología social-comunitaria, no ha podido exceder los marcos de las experiencias puntuales y de algunos desarrollos teóricos que aunque sustantivos en muchos aspectos, no lograron consolidarse como fuente de insumos permanentes y enmarcar una práctica que fue, en general, marginal al camino profesional tradicional. Principalmente dos procesos paralelos se anudan para limitar este desarrollo: uno fundante que encuadra la historia político - institucional de nuestro país, en los últimos 50 años, y el otro convergente que encarna la singular historia de una práctica profesional que la vincula casi con exclusividad al psicoanálisis. Probablemente sea este último, un campo de interés para futuras investigaciones. Por ello pensar en una historia de la psicología comunitaria, es en primer lugar, poder reflexionar en las razones de su retraso como práctica empírica y teórica en Argentina. En relación al primer proceso cabe señalar, como obstáculo central en el mismo, una vida política institucional signada por dictaduras militares, con escaso interregno democrático, que marcaron férreamente los límites de cualquier práctica que pretendiera trascender los estrechos marcos permitidos. En el caso específico de la psicología, las posibilidades de situarse en un escenario más amplio técnico-práctico sólo podría realizarse con grandes costos personales y sin una continuidad que le posibilitara la acumulación de capital simbólico. No es necesario desandar aquí el camino que dé cuenta de las represiones y horrores de esta historia, lamentablemente, bien conocida por ser en muchos casos un patrimonio común de la historia latinoamericana, pero si es importante especificar las singularidades que tuvieron en nuestro país, especialmente por sus alcances para el análisis del tema de este artículo. En primer lugar la extensión del protagonismo militar en nuestra historia y la imposibilidad hasta 1983-1989, de concretar un ciclo completo democrático durante décadas. En segundo lugar, la forma en que se fue internalizando a nivel de la sociedad civil, especialmente en sus capas medias, el terror como bagaje presente en su vida cotidiana y por lo

tanto en la producción de conocimientos, especialmente a partir del golpe militar de 1976. En tercer lugar las características profundamente reaccionarias de las clases dominantes en nuestro país, vinculadas al pensamiento militar y a una Iglesia mayoritariamente preconciliar, que fueron construyendo un Estado que nunca permitió ni siquiera mínimos espacios de debate. A diferencia de otros países latino-americanos que soportaron igualmente dictaduras militares que mantuvieron resquicios por donde algunos científicos sociales pudieron seguir produciendo. Esto significó un estancamiento de las ciencias sociales, especialmente en aquellos que hubiesen podido vincularse con una práctica cuestionadora. En este sentido la posibilidad de desarrollar una psicología comunitaria que pudiera insertarse en aquellos espacios sociales excluidos de la participación política y expropiada de la riqueza social fue una tarea aislada. De todas maneras está actividad aunque dispersa, tuvo exponentes significativos, como veremos más adelante, pero no pudo acumular experiencia sustantiva como para repensar a partir de los elementos paradigmáticos que todo nuevo campo supone, la práctica profesional. En conjunción con un contexto político social restringido, el desarrollo masivo del psicoanálisis sesgó profundamente esta práctica y la construyó desde una lectura casi exclusivamente psicopatológica e individual. Obviamente nos estamos refiriendo a procesos generales que no pretenden desconocer los muchos casos de rupturas y cuestionamiento que se plantearon en estos años, sino dar cuenta de la funcionalidad de un modelo de trabajo con el "habitat" territorial en que se sitúa. I Antecedentes de la psicología social comunitaria en Argentina. Es imposible entender la aparición de la psicología social comunitaria, sino se investiga la definida influencia del psicoanálisis en la formación de las primeras generaciones de psicólogos. La psicología surge en la Argentina como carrera en el año 1958. Desde sus inicios estuvo claramente influenciada por el modelo médico que orientó la formación y la práctica profesional hacia el campo de la clínica. En una primera etapa la Asociación Psicoanalítica Argentina, que orientó los primeros años del rol profesional, impuso una decidida impronta clínica al quehacer psicológico que marcó un sello de identidad para generaciones de psicólogos que aprendieron a pensar el discurso social en términos de modelos intrapsíquicos. En una segunda etapa, en la década del 70, se observa la presencia de psicólogos, discípulos de aquellos que introdujeron el psicoanálisis en la Universidad, fundamentalmente preocupados por reivindicar la legalidad del rol profesional reclamando la posibilidad del ejercicio clínico. Es importante señalar la existencia de un contexto que favorecía un modelo de país, con una élite intelectual revolucionaria cerrada a modelos de integración a los que calificaba de reaccionarios y que enmarcaba su lectura en la interpretación del neocolonialismo en América Latina. Con este modelo coexiste, una lectura de la teoría y práctica social que la identifica como subversiva. De modo que un planteo de abordaje psicológico social basado en principios psicológicos, cae en este campo de confrontación. Más recientemente comienza la difusión del pensamiento de Jacques Lacan en la actividad privada y en las universidades. Si bien hubo un

por un grupo de psicólogos en el libro "Teoría y técnica psicológicas de comunidades marginadas" (Harari.1974) (5) Otro antecedente, en el cual es posible encontrar abundante documentación escrita inédita, cintas grabadas y material elaborado, es la Experiencia de Fortín Olmos, que se inscribe dentro de los modelos de desarrollo de comunidades. Es posible reconocer dentro de su marco conceptual a la escuela interaccionista de Bales y las técnicas no directivas de Carl Rogers. Esta experiencia estuvo orientada a facilitar la transformación de una población de hacheros nómades en agricultores, mediante el desarrollo activo de una organización cooperativa. Esta experiencia dio origen a la primera cátedra de Dinámica de Grupos de la Universidad del Salvador. Actualmente existe material no editado que da cuenta de la experiencia desde una perspectiva psicoanalítica. Es importante destacar una experiencia que dentro del campo de la salud, se acerca a un abordaje comunitario y de algún modo lo induce como modelo. Se trata del Hospital Gregorio Aráoz Alfaro de Lanús (Provincia de Buenos Aires), el cual incorpora a la oferta gratuita y pública de los servicios, los principios de psiquiatría dinámica y la psiquiatría comunitaria, transformando el modelo institucional con una propuesta interdiscipinaria y comunitaria, poniendo el acento en la prevención primaria, gestando un equipo de promoción y protección de la Salud. Fue éste un importante hito para posteriores programas comunitarios en el campo de la salud, ya que poco tiempo después este equipo formula el Primer Plan de Salud Mental para la ciudad de Buenos Aires. (1969), que preveía tres niveles asistenciales, según el tipo de paciente y la ubicación física de la población demandante: 1) servicios de psicopatología en hospitales generales, 2) Centros de Salud con acción preventiva comunitaria y 3) equipos de Salud Mental integrados en los Centros Municipales de salud general" (Hirsch, Rosario. 1987). En el interior del país, desde la Universidad Nacional de Córdoba, en la Facultad de Filosofía y Humanidades - carrera de psicología, entre los años 1969/76 funcionó el Centro de Investigaciones en Psicología Social, en el cual se trabajó en Psicología social aplicada a los siguientes ámbitos: a) conducta desviada; b) administración pública y c) salud pública. Este último dio origen al Programa intercomunitario de salud Mental de Córdoba. Durante el mismo período se efectuó la investigación sobre la situación mental de la ciudad de Córdoba, con el objeto de realizar un programa integral de salud mental. (Marconi, 1974) La recuperación de la democracia en 1984, al modificar el contexto políticoinstitucional posibilitó que el psicólogo comenzará a repensar su inclusión en la trama social. Por un lado aumentó la demanda de intervención en el campo comunitario y por otro la crisis económica limita la práctica clínica. A esto se le suma la decisión de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Buenos Aires, al incluir en la formación materias y actividades centradas en perspectivas sociales y comunitarias. A mediados de la década del 80, las autoridades comienzan a desplegar una política de relación con organismos internacionales y universidades extranjeras, tendientes a incorporar información con el objetivo de modernizar y actualizar su plan de estudio y aggiornar el perfil de sus egresados.

En Rosario, en 1984 surge el Proyecto de Asistencia a la comunidad - Centros de Asistencia a la Comunitaria - CeAC, vinculado al departamento de post-grado de la carrera de psicología. Sus objetivos están orientados a:

  • desarrollar un programa comunitario, a partir de la problemática de la salud, mediante un modelo de prevención, con una metodología participativa y de inserción comunitaria.
    • aportar conocimientos y técnicas para la recuperación y creación de los recursos apropiados para que la comunidad resuelva sus problemas.
  • promover la producción científica e investigación, en la intersección de las planificaciones de salud, educación y políticas sociales.
  • desarrollar propuestas científicas en áreas que frecuentemente no encuentran una inserción en los desarrollo curriculares tradicionales. El programa se desarrolla en la ciudad de Rosario en un sector de 115 manzanas, involucrando a aproximadamente 26.000 habitantes. Hasta ahora se han definido tres áreas de intercambios o relaciones prioritarias. Estas son: 1) relaciones con el sistema general de salud; 2) relaciones con el sistema general de educación y 3) las que corresponden al Centro de asistencia a la Comunidad - CEAC con la comunidad. A partir de 1986 se inicia en el campo de la salud comunitaria los Encuentros de Salud, Atención Primaria en Salud y Participación Popular. Estos eventos delimitaron el surgimiento de una Red en salud comunitaria y líneas de capacitación. Esta última, está orientada a la formación de agentes de salud comunitaria. Se han realizado dos Encuentros Nacionales y 14 talleres regionales. Detallaremos algunos aspectos, a partir de la evolución del trabajo comunitario desde el Estado, especialmente en el área del desarrollo comunitario y de algunos programas sociales más recientes, llamaron nuestra atención y en la cual pudo comprobarse la presencia de psicólogos orientando o influyendo en la conceptualización y operacionalización de dichos programas. Es Cardarelli quién a partir del análisis del marco normativo de los documentos teóricos, técnicos y operativos de la Dirección Nacional de Promoción Social propone distintas etapas referidas a las ideas prevalecientes sobre el Desarrollo de Comunidades a lo largo del lapso considerado en el estudio. Establece cuatro etapas que transcurren entre los años 1966 a 1983, cada una de ellas caracterizadas por estar vinculadas a un modelo de desarrollo originado en organismos internacionales y en las condiciones sociopolíticas del país. Estas etapas son: Etapa A: La institucionalización del desarrollo de comunidades (1966-72) Corresponde al período marcado por la influencia de la Alianza para el Progreso y de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), donde la noción de desarrollo es equivalente a desarrollo económico a partir de procesos de planificación. En el área rural la revolución verde, tendrá continuación con el modelo de desarrollo rural integrado. En 1970, se promueve en la Argentina la creación y consolidación de organismos provinciales de desarrollo de la comunidad. La

El programa alimentario nacional (PAN) de 1984 estaba destinado a enfrentar la crítica situación de deficiencia alimentaria de la población más vulnerable (familias sin trabajo, familias numerosas, familias con mujeres embarazadas y menores de seis años). Definido como un programa de emergencia con una duración de dos años, posteriormente fue renovado. De todos los Programas mencionados es el único que a la fecha de la presentación de este trabajo aún existe, pero con resultados lejanos a los inicialmente establecidos. Un equipo interdisciplinario planificó un modelo de intervención comunitaria. Esta no tuvo continuidad por no poder coordinar los aspectos vinculados con la racionalidad política, con sus tiempos, valores y formas propias de la racionalidad técnica. El programa social básico tenía por objetivos dar asistencia técnica a los municipios para la puesta en marcha de programas y proyectos. Este tipo de asistencia no sólo facilitaba el apoyo en los aspectos financieros, sino que garantizaba la capacitación de equipos técnicos y el apoyo al desarrollo organizacional de instituciones de base (Juntas Vecinales, Comisiones de Fomento). El Proyecto de Acción Popular de la Secretaría de Cultura de la Nación tenía por objetivos desarrollar una política institucional rescatando la pluralidad cultural del país, descentralizando las decisiones y promoviendo la participación a partir de la cultura. La riqueza de esta experiencia consistió en reunir a profesionales de las ciencias sociales, distintas disciplinas artísticas, especializadas en investigación participativa, educación por el arte y animación sociocultural, realizando trabajo en barrios y zonas rurales. En el área de la salud, en el espacio metropolitano debe mencionarse el Plan Piloto de Salud Mental Boca-Barracas, que se propone promover la participación de la comunidad con el tratamiento de sus problemas, trabajar la problemática de la salud mental disminuyendo los prejuicios de la población en este tema. Otro de los antecedentes de importancia es el Programa de Capacitación para la Gestión de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) iniciado en 1975, como alternativa a los programas de planificación vigente en esa época. Se propone romper el divorcio entre el diagnóstico, la gestión y la toma de decisiones. Enfatiza el entrenamiento de todos los actores sociales, en estilos participativos de gestión. En 1977, a pedido de la UNESCO, el ciclo cesa en Argentina y continúa en América Latina. A partir de 1984, se reinicia el programa con el nombre de Planificación Integrada y Participativa de Programas y Proyectos con desarrollo en varias provincias argentinas. Debe mencionarse la propuesta de articular: a) las fases del cambio social planificado (Lippitt P; Watson, y Westley 1970), con procesos participativos, b) las habilidades sociales y c) tecnologías sociales en procesos de cambio social en el plano del desarrollo local (Lapalma: 1988). Esta propuesta, con un sinnumero de intervenciones comunitarias, ha sido también una estrategia de capacitación de equipos técnicos y de formación de agentes comunitarios en varias provincias argentinas. La experiencia y contenidos ha dado origen en 1986 a la cátedra de Estrategias de Intervención Comunitaria, en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Otro de los antecedentes es la experiencia acumulada por las organizaciones no gubernamentales (ONG). El espacio que estas instituciones delimitan en el campo social, es significativo dentro del conjunto de prácticas comunitarias, en la medida que configuran un terreno propicio y en gran

medida potencial para el desarrollo de la psicología social comunitaria. Existen un centenar de ellas, algunas con muchos años de trabajo. EL Instituto de Desarrollo Social y Promoción Humana (INDES) en el campo del desarrollo rural; el Instituto de Cultura Popular (INCUPO), dedicado a la educación popular; el Instituto de Servicios Agropecuarios del Nordeste (ISAN) dedicado a la comercialización agrícola; la Asociación de Vivienda Económica de Córdoba (AVE), la Fundación Vivienda y Comunidad. Estás últimas dedicadas a programas de construcción de viviendas por el sistema de esfuerzo y ayuda mutua. En los últimos años (especialmente a partir de la apertura democrática) las actividades de estas organizaciones se ha intensificado Dada la juventud de la mayoría de ellas (aproximadamente el 64% se originaron en la década del 80), existe una dispersión de la información en cuanto a las características de sus estrategias y estilos de intervención las cuales desarrollan en áreas rurales y urbanas. Carlos Buthet, (1986) caracteriza los principios metodológicos de estas organizaciones:

1. apoyo a organizaciones autogestionarias de los grupos trabajando sobre necesidades básicas sentidas como prioritarias por los grupos. 2. Conducción de su propio proceso, implicando a los líderes naturales en sus estructuras de la organización. 3. La gradualidad del proceso de solución de las necesidades mediante la adecuación de la magnitud y complejidad de los proyectos a los que el grupo se aboca. 4. El rol de las ONG, es fundamentalmente de asistencia técnica subsidiaria que apoya y acompaña suministrando el elemento básico: información y apoyo financiero en las gestiones ante organismos del estado y agencias internacionales. Desde el punto de la psicología social aplicada, el aporte más utilizado en su práctica son las técnicas grupales. Aun cuando la participación de psicólogos sea escasa, las denominadas técnicas participativas, forman partes del arsenal de instrumento metodológicos de gran parte de organizaciones no gubernamentales (ONG). Gran parte de los proyectos de desarrollo se basan en la metodología de la educación popular y el desarrollo de programas de investigación acción participativas. II. INTERVENCIONES COMUNITARIAS CASO A (13) A.1. Problema abordado Se presenta un intervención comunitaria en un barrio de un sector popular del Partido de Quilmes - Provincia de Buenos Aires, llevada adelante por el Grupo de Investigación y Acción Comunitaria, un

sociales tienen de su papel en la sociedad civil y por lo tanto de incidir con su práctica social en la modificación de los consensos sociales que los marginan de condiciones de vida digna. 2 - El proceso de organización vecinal autónomo se puede inscribir en este cambio de las representaciones de la comunidad, como un fenómeno que expresa el protagonismo y el pasaje de sujetos a actores sociales que amplían sus espacios políticos-sociales. 3 - La legitimación de determinadas visiones de la realidad, como por ejemplo la biomédica, está basada en la manera como impone su hegemonía teniendo consenso social y por lo tanto, la construcción de una visión no reduccionista del proceso salud enfermedad implica la construcción junto a la comunidad de modelos alternativos que obtengan su legitimidad a partir de la validación de los actores. 4 - El abordaje de la problemática sanitaria por la comunidad objetivo, desde esta perspectiva implica la elaboración y producción de alternativas para el mejoramiento de sus condiciones de vida que impliquen superar la pasividad y el fatalismo frente a diversas patologías, reteniendo en sus manos la dirección y planificación del proceso. Epistemologicamente el abordaje propuesto se sustenta en una postura constructivista (Watzlawick, P. 1983) especialmente a partir de situar las diferentes teorías, como puntuaciones específicas de la realidad que obtienen su validez a partir de la obtención de consenso social. La posibilidad de generar alternativas a modelos considerados insatisfactorios para enfrentar o solucionar problemas, pasa por la construcción consensuada con los actores sociales involucrados de opciones y no por la elaboración de modelos a ser absorbidos por estos en una tarea de concientización. Esta postura implica como unidad del proceso de abordaje, sabido que un producto del trabajo va ser la construcción conjunta de todos los actores de un acuerdo consensuado de la realidad. Desde el punto de vista del proceso de salud-enfermedad el equipo técnico lo entiende como una construcción histórico-social y al modelo médico hegemónico según la caracterización de Eduardo Menendez como biologista, positivista, que toma la salud como mercancía establece una relación asimétrica médico-paciente, subordina la participación de los "consumidores" en las acciones de salud, los excluye del saber médico, desligitimando otras prácticas curadoras, teniendo el control social e ideológico. También incluye como fundamento teórico en este tema la visión acerca del modelo biomédico de Fritjot Capra (1985) quien sitúa al modelo como definiendo la enfermedad en términos de los desajustes de los mecanismos biológicos escindiendo la integralidad del proceso. Desde el punto de vista del aporte de la psicología a la elaboración del marco conceptual interdisciplinario se toman los aportes de los modelos sistémicos y comunicacional de P. Watzlawick (1983), así como también los aportes en cuanto a recursos técnicos de R. Bandler y J Grinder (1983). A.3. Diseño de la intervención Definición del dominio de intervención:

Dada la cantidad y variedad de las expectativas generadas en el desarrollo del proyecto por parte de la comunidad, entidades oficiales de la zona, etc. que expresaban objetivos, se especificó el dominio de intervención del equipó "como el espacio interaccional del equipo técnico con la comunidad". Esto posibilitó recortar el territorio y operar sobre el proceso de modificación de este espacio, especialmente a partir del desarrollo organizacional de la comunidad. Este espacio de intervención siguió el siguiente curso: a) Equipo técnico/núcleo inicial de vecinos y la Sociedad de Fomento (junta vecinal burocrática y rechazada por el barrio). b) Equipo técnico/comisión de salud (el núcleo inicial excluyó a la sociedad de fomento y se organizó una comisión de salud. c) Equipo técnico/centro comunitario (la comisión se desarrolló e integró a diversos sectores del barrio). En estos aspectos se sitúa la definición consensual de los contratos del equipo con la comunidad. La definición contractual posibilitaba la clarificación por parte de los participantes del rol y las expectativas, así como también, es lo que permitía validar la legitimidad y además, iba modificando con el desarrollo del proceso el tipo de relación contractual que podría señalarse como de una mayor actividad y presencia de la comunidad al final del proyecto. Definición consensual de metas: En el dominio de realidad del proyecto (equipo técnico/comunidad) se planificó el desarrollo de las actividades y de las metas. Esto implicó ir modificando objetivos iniciales del equipo técnico e ir construyendo objetivos con el equipo técnico/comunidad. Implicaba resolver la tensión entre objetivos ideales y objetivos posibles, incluyendo a todos los actores en el diseño y puesta en práctica de las propuestas. En este marco se elaboraron las distintas actividades: 1 - Participación colectiva de la comunidad en modificaciones concretas de algunos problemas básicos: construcción de todas las veredas del barrio, campaña de desparazitación, instalación de contenedores de basuras, obtención de una recolección periódica, etc. 2 - aprendizaje organizacional de la comisión de salud y luego del centro comunitario: capacitación institucional, discusión y tratamiento de conflictos integrupales, intercambio de experiencias interbarriales, incremento de la capacidad de gestión frente al Estado. 3 - Desarrollo de alternativas autogestionarias de salud 3.1- capacitación acerca del proceso de salud-enfermedad desde una mirada no reduccionista y que posibilitara la recuperación del conocimiento popular y prácticas alternativas. 3.2- desarrollo de un sistema comunitario de atención de emergencia autoadministrados. 3.3- desarrollo de un sistema de turnos anticipados con el hospital zonal, consolidación de la organización vecinal, construcción de local del centro comunitario, capacitación acerca del dominio de interacción centro comunitario/comunidad.

Así mismo, las actividades del proyecto fueron aquellas en las que se fortaleció la participación colectiva de la comunidad (construcción de pasillos) como aquellos que consolidaban al grupo líder (encuentros interbarriales). Por otra parte ha desechado un esquema rígido en la formulación de las metas y la planificación de actividades en tanto la riqueza de un proceso de intervención requiere la posibilidad de ir dando cuenta de los distintos momentos consensuales vinculados a los distintos momentos de las circunstancias económicas-sociales y políticos de contexto. A.6. Evaluación En términos de los logros obtenidos el más importante fue la consolidación de una organización vecinal, con características participativa y democrática. Por otra parte esta organización fue creciendo en el desarrollo de actividades que le posibilitaron generar consenso. Desde el punto de vista sanitario se gestaron instrumentos que permitieron la autoadministración de determinados recursos, como por ejemplos, sistemas comunitarios de atención de emergencia que posibilitó el aporte de la asistencia a la red, ampliar en campo de acción a la gestión institucional ante la comisión pública, para el mejoramiento de las condiciones ambientales y de la atención de la salud. Prácticamente todas las metas que se definieron consensuadamente se cumplieron siendo quizás el aprendizaje más importante la posibilidad de superar el fatalismo y encarar la solución. Aun cuando esto signifique en gran medida tener que organizarse para obtener por parte del Estado el cumplimiento de sus obligaciones. Las limitaciones de este proceso de intervención se manifiestan en la tensión entre autonomía versus clientelismo. Si bien el trabajo estuvo dirigido a aumentar la autonomía del grupo de base, a partir de una mejor distribución del capital simbólico, de un cambio en las representaciones de los actores acerca de su papel en la sociedad civil, las características que esto tiene desde el punto de vista políticosocial e institucional refuerza el clientelismo y tiende a subordinar a los grupos de base. Desde el punto de vista de la construcción de conocimientos para el abordaje efectivo de la problemática social, se plantea un límite a generalizar por las características micro de este tipo de experiencia. A.7. Rol de Psicólogo social Debemos situar el papel del psicólogo en esta intervención en distintas fases del proceso. En primer lugar el aporte de su perspectiva a la construcción del ECRO lo que supone su inserción en el plano de la elaboración interdisciplinaria. En segundo lugar el aporte profesional en el análisis del pro- ceso interaccional. En tercer lugar la utilización de instrumentos de la psicología social y/o de la clínica para trabajar en el cambio de estos procesos en un sentido de mayor libertad en la interacción. Y en cuarto lugar su papel en la coordinación y utilización de técnicas grupales para favorecer los procesos participativos.