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Este documento de opinión de 2017, escrito por javier quiñones de la iglesia, examina las causas profundas de los conflictos de la posguerra fría, tomando como ejemplo el caso de malí. Se analiza el contexto geopolítico del sahel y la crisis maliense como un conflicto armado intrastatal y internacionalizado característico de la era posguerra fría. También se discuten las razones detrás del conflicto, como la lucha por los recursos y el papel del pueblo tuareg, y se ofrece una perspectiva sobre el enfoque de la ue y su marco jurídico en la región.
Tipo: Apuntes
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que reflejen, necesariamente, el pensamiento del IEEE o del Ministerio de Defensa.
88/2017 28 de agosto de 2017
Examen de las causas profundas de los conflictos de la Posguerra Fría: Malí, marco jurídico y enfoque de la UE
Examen de las causas profundas de los conflictos de la Posguerra Fría: Malí, marco jurídico y enfoque de la UE
La subregión saheliana conecta con los espacios sociopolíticos del Magreb por el norte y con el África subsahariana por el sur. Los primeros aún se encuentran bajo los efectos desestabilizadores de las revoluciones árabes y la segunda se perfila como la reserva energética mundial para el siglo XXI. Debido a ello, el Sahel adquiere una creciente centralidad en todos los aspectos. Magreb y Sahel Occidental, analizados como unidad geopolítica, constituyen un espacio prioritario de actuación para la Unión Europea. Sin embargo, los Estados miembros aún se resisten a dotar de músculo a su PCSD (Política Común de Seguridad y Defensa), lo que resta credibilidad a la Unión como actor global. La crisis maliense constituye un ejemplo de manual representativo del nuevo tipo de conflicto armado intraestatal e internacionalizado característico del escenario Posguerra Fría. Nos servirá para profundizar en el estudio de las causas que subyacen en este tipo de conflictos. Por otra parte, el escenario ofrece a la Unión una ventana de oportunidad para afirmar su posición en el volátil escenario internacional del primer cuarto del siglo XXI.
Abstract: The Sahel connects to the north with the socio-political spaces of the Maghreb and with Black Africa to the south. The former, are still under the destabilizing effects of the Arab revolutions and the second, is emerging as the world energy reserve for the twenty-first century. Because of this, the Sahelian region acquires a growing centrality in all aspects. Maghreb and Western Sahel, analyzed as a geopolitical unit, constitute a priority area of action for the European Union. However, Member States still refuse to endow with muscle to their CSDP (Common Security and Defense Policy), which undermines the credibility of the Union as a global actor. The Malian crisis is a textbook case of the new type of intrastate and internationalized armed conflict distinctive of the Post-Cold War era. Therefore, it serves as a reference to study the underlying causes of this kind of conflict. On the other hand, the scenario offers a window of opportunity for the Union to reinforce its positions in the volatile international scene of the first quarter of the 21st century.
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marco jurídico y enfoque de la UE Fco. Javier Quiñones de la Iglesia
Conflicto armado interno, etnia, gestión de crisis, Malí, lucha por los recursos.
Keywords:
Internal armed conflict, ethnicity, crisis management, Mali, resources struggle.
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del sistema de bloques. Décadas después, con el desmoronamiento de la Unión Soviética, estos mismos países iniciaron procesos inconclusos de transformación a la democracia^4 , cuyo resultado fueron Estados debilitados por la fragilidad de sus instituciones. Malí fue uno de ellos. Las autoridades no pueden dar respuesta a las necesidades de la población, por lo que el espacio que dejan vacío lo ocupan actores no estatales violentos (ANEV)^5. El resultado es que el principio de soberanía queda seriamente erosionado.
Antecedentes históricos
El origen de los habitantes de Malí se encuentra en el Sáhara, se remonta al año 1500 A.C. (antes de Cristo) y la dureza del medio ha marcado su carácter. Las diferentes etnias mantienen una rivalidad ancestral por la posesión de los recursos: el agua, los terrenos fértiles o la sal. La región fue cuna de algunos de los imperios africanos más importantes, como el de Ghana y el de Malí entre los siglos IX y XIII, o el de Tombuctú, entre el XIV y el XV. La población practicaba el rito animista a pesar de la presión del islam, debido esta a la temprana conversión de los bereberes en el siglo VIII. Asimismo, la región soportó invasiones por parte de árabes, bereberes, cristianos y moriscos españoles^6 , hasta la llegada de los colonizadores franceses en el siglo XIX.
En 1890 los franceses afirmaron su poder sobre los territorios del Senegal, Guinea, Costa de Marfil, Benín, Burkina Faso y Malí, a los que denominaron el Sudán francés, con centro administrativo en Dakar (Senegal). La administración colonial francesa sometió a trabajos forzados a los malienses para construir la vía férrea Dakar-Bamako de 1 200 kilómetros de longitud^7. Su intención era convertir la curva del Níger en una fértil zona de regadío y a Malí en un gran productor de algodón y arroz. Francia emergió de la Segunda Guerra Mundial como potencia vencedora, pero tan debilitada que mantenía
(^4) Estos actores del sistema internacional se denominan anocracias: son sistemas que comparten características del Estado democrático y del totalitario. (^5) Los ANEV son un ingrediente esencial en la fisonomía de los Nuevos Conflictos. (^6) MAZARRASA, Pablo, “Malí: razones profundas del conflicto en el Sahel”, DO 28/2012, IEEE, 3 y 4. Disponible en: http://www.ieee.es/publicaciones-new/documentos-de-opinion/2012/DIEEEO89-2012.html Consultado el 12/11/ (^7) CIFAS (Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas), “Malí: Manual de área ”, Estado Mayor de la Defensa , Ministerio de Defensa, 2012, 12 y 13
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sus colonias básicamente por cuestión de prestigio. El 20 de septiembre de 1960, Mobido Keita, líder del partido RDA-US (Agrupación Democrática Africana – Unión Sudanesa) de corte comunista, proclamó la independencia del país^8.
Se puede situar la crisis de seguridad transnacional maliense de 2011 entre los conflictos internos con orígenes sociales que acaban internacionalizándose y como tales, obedecen a causas múltiples y complejas. La emergencia humanitaria debida a las hambrunas amplifica las causas estructurales pero, como todas interactúan entre sí, resulta difícil diferenciar causas de efectos. En cualquier caso, la fragilidad del Estado está detrás de todo ello y el producto final es una amenaza de seguridad con efectos expansivos al resto del Sahel y regiones adyacentes. La dimensión securitaria de la crisis se debió primordialmente a tres factores íntimamente relacionados: el contagio de la guerra civil libia, el dominio territorial de AQMI (Al Qaida en Tierras del Magreb Islámico) y otros grupos yihadistas sobre el norte del país y, finalmente, a la reaparición de la cuestión tuareg.
La cuestión tuareg
Los tuaregs representan aproximadamente el siete por ciento de la población de Malí. Son tribus nómadas que secularmente se han desplazado libremente por el desierto del Sáhara, entre Libia, Mauritania, Malí y Níger, sin atender a límites fronterizos. Por ello, dominan las rutas del desierto que se han utilizado desde hace siglos para el mercadeo y el bandidaje. Pero durante las últimas décadas han sufrido un pernicioso proceso de sedentarización, debido a la pérdida del control de las rutas del desierto, los avances tecnológicos y la intervención del Estado^9. En el siglo VIII se convirtieron al islam, pero sin olvidar costumbres ancestrales como la monogamia y el orden matriarcal. La mujer aporta linaje y posición dentro de la tribu, y debido a ello, el carismático Mokhtar Belmokhtar^10 y otros jefes de AQMI han estrechado lazos de sangre con las tribus tuaregs mediante matrimonios de conveniencia^11.
(^8) CIFAS (2012), op. cit., 12 y 13. (^9) MORALEDA, M,” El pueblo tuareg y su papel en el conflicto de Malí”. DO 75/2013, IEEE. Disponible en: www.ieee.es/Galerias/fichero/docs.../DIEEEO75-2013_Tuaregs_MMoraleda.pdf Consultado el 21/01/ (^10) También conocido por numerosos apodos, como El tuerto o Mr. Marlboro. (^11) BBC News, “Profile: Mokhtar Belmokhtar ”. 15 junio 2015. Disponible en: http://www.bbc.com/news/world-
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unidad con guarnición en Sabha (Fezzán). Desertó con sus hombres en julio de 2011^18 y se llevaron consigo el armamento pesado, con el que reaparecieron en Malí. Tras fundar el MNLA, este reclamó al gobierno de Malí la liberación del Azawad^19.
El MNLA declaró de forma unilateral la independencia del Azzawad el 5 de abril de 2012 y sellaron una alianza contra natura con AQMI y el resto de grupos yihadistas que florecieron en el norte de Malí. La batalla de Gao, en julio de ese año, terminó con aquella extraña alianza cuando los yihadistas expulsaron al MNLA del Azzawad. El avance de aquellos hacia el sur situó a Bamako en enero de 2013 al borde del colapso. Fue necesaria la intervención francesa mediante la Operación Serval para poner la situación bajo control.
La persistencia de una amenaza híbrida en el Sahel
En la crisis de Malí podemos reconocer las características que hemos ido asociando a la naturaleza compleja de los nuevos conflictos. En realidad, el país padece varias crisis, política y de gobernanza por la fragilidad estatal, humanitaria y de seguridad, que parecen envolverlo todo. El Sahel saltó a los medios en 2003, cuando un grupo de treinta y dos turistas alemanes fue secuestrado en territorio maliense, cerca de frontera con Argelia, por un, entonces desconocido, grupo terrorista argelino autodenominado GSPC (Grupo Salafista para la Predicación y el Combate)^20. Pocos años más tarde, este grupo se transformará en AQMI, que será el actor armado no estatal protagonista de la inseguridad que recorre el Sahel.
Recordaremos que el GSPC surge en 1998 como una escisión del GIA (Grupo Islámico Armado)^21 , que en 2009 se transformó en AQMI al adoptar oficialmente la agenda global de Al Qaida y jurar su líder, Abdelmalek Droukdel, lealtad a Osama Ben Laden. El grupo representa el paradigma de la desviación del terrorismo ideológico hacia una zona gris donde se confunde con el crimen organizado. Esta capacidad híbrida le proporciona
(^18) Se estima que con Najem desertaron en dirección a Malí entre 2000 y 4000 soldados tuareg armados. (^19) STRATFOR,”Malí besiegued by fighters fleeing from Libya ” , 2 febrero 2011. Disponible en: https://www.stratfor.com/weekly/mali-besieged-fighters-fleeing-libya (^20) “Al Qaeda en el Sahel”, 14 de septiembre 2008. Disponible en: http://www.levante- emv.com/opinion/2008/09/14/qaeda-sahel/494569.html Consultado el 23/08/ (^21) El sanguinario grupo que durante la guerra civil argelina (1990-1999) cometió terribles atrocidades contra civiles, lo que determinó que acabase perdiendo el apoyo local.
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abundantes fondos, por lo que lo que su impacto depredador en las comunidades sobre las que actúa es devastador. En Malí, el dinero del tráfico de drogas controlado por AQMI corrompió completamente las estructuras estatales, incluidas las fuerzas de seguridad. Por otra parte, la aparente desestructuración de AQMI hace que sea muy difícil discriminar la acción terrorista de la puramente criminal^22.
La fragilidad del Estado. Conceptualización
Los Estados frágiles del Sahel aparecen en el marco de reconfiguración geopolítica de los espacios africanos postsoviéticos bajo la influencia de los procesos globalizadores. Los efectos perniciosos que estos Estados ejercen sobre la seguridad y estabilidad internacionales aparecen vinculados al concepto de soberanía y al derecho de intervención. Estas cuestiones se debatieron enérgicamente en el seno de la ONU tras los fracasos de la organización en las crisis de Sbrenica (1995), Ruanda (1994) y Darfur (2003). En ellas, el Consejo de Seguridad (CS) falló en su cometido fundamental de mantener la paz y seguridad internacionales^23.
Las organizaciones internacionales se articulan en base a la naturaleza de sus miembros y Naciones Unidas, como única organización mundial, representa la imagen especular de la distribución del poder en el sistema internacional. Aunque el principal actor sigue siendo el Estado, el mundo posbipolar no se reordena según los parámetros tradicionales de jerarquía vertical. El Estado se ve desbordado por actores externos que le disputan su soberanía, cuestionan su legitimidad e influyen en la persistencia de los conflictos internos. Estos conflictos, a pesar de sus réplicas en el nivel internacional, deben ser resueltos desde el interior del propio Estado^24.
El concepto del fracaso del Estado lo planteó EE. UU. en el escenario post 11-S como una amenaza para su seguridad nacional, y posteriormente se aplicó al marco internacional. Previamente, ya se había contemplado de alguna forma en la agenda de
(^22) NÚÑEZ, Jesús, Balder Hageraats, Malgorzata Kotomska, “Terrorismo internacional en África”, Madrid, Catarata, 2009, 126 y 127. (^23) Carta de las Naciones Unidas, Art. 1.1, 145. Disponible en: http://www.un.org/es/documents/charter/ Consultado el 12/02/ (^24) VILANOVA, Pere , “ Actores armados no estatales: retos a la seguridad global ”, Introducción; en Cuaderno de estrategia 152, IEEE, Madrid, Ministerio de Defensa, 2011, 12-
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completamente inadecuados en escenarios específicos de gestión de crisis para prevenir el colapso de un Estado o para su consolidación postconflicto^30.
No cabe duda que el desarrollo económico es un factor esencial para la prevención del conflicto o para la consolidación del Estado tras el cese de la violencia^31. No obstante, la prevención del fracaso estatal exige unas instituciones sólidas, basadas en las prácticas de buen gobierno. Sin embargo, a pesar de la abundante colección documental sobre la fragilidad del Estado, las políticas prescritas tienden a basarse en los viejos modelos de seguridad, que no se modifican. Por el contrario, se amplían con nuevas políticas que no dejan de enfocar la seguridad desde una perspectiva geoestratégica^32. En el fondo, este es el enfoque que subyace en las políticas de la UE para el Sahel, donde la Unión, a pesar del discurso liberal dominante, no deja de percibir la región en términos de amenaza para la estabilidad y la seguridad europeas.
Hoy en día es difícil apreciar donde se traspasa la delgada línea roja entre el conflicto armado y la guerra. Según el criterio cuantitativo del Departamento de Investigación sobre la Paz y los conflictos de la Universidad de Uppsala, un conflicto armado es aquel en el que se producen al menos veinticinco (25) muertes al año en combate^33. Sin embargo, los factores polemológicos^34 pueden ser tan variados como las disciplinas sociales ya que, entre otros, podemos acudir a factores sociológicos, psicológicos, tecnológicos, históricos, jurídicos o económicos. La fisonomía de cada conflicto la proporcionará la preponderancia de unos sobre otros. Pero la pugna por los recursos, la identidad, y las necesidades básicas del ser humano no satisfechas, son factores comunes en la conflictividad armada contemporánea^35.
(^30) SUSAN, L., WOODWARD, S. y TAYLOR, Mark B., “Estados frágiles, soberanía, desarrollo y conflicto”, Centro de Investigación para la Paz (CiP), Madrid, 2005, 5-8. Disponible en: http://biblioteca2012.hegoa.efaber.net/system/ebooks/15196/original/estados_fragiles.pdf. Consultado el 08/02/ (^31) Los términos consolidación de la paz y reconstrucción del Estado son equivalentes. El primero se utiliza en el ámbito de las Naciones Unidas fundamentalmente por motivos de corrección política. En realidad, se refieren a los procesos políticos y actividades técnicas orientadas a la reconstrucción de las estructuras de un Estado tras un conflicto. El objetivo es prevenir la aparición de Estados débiles o fallidos. (^32) SUSAN, L., “et al”, pp. 11- (^33) Universidad de Uppsala, Departamento de Investigación de la Paz y los Conflictos, Definiciones. Disponible en: http://www.pcr.uu.se/research/ucdp/definitions/#Top_of_page Consultado el 22/02/ (^34) Aquellos en los que se pueden encontrar las causas profundas del conflicto, independientemente de que este pase al estadio de conflicto armado o no. (^35) Estos tres factores forman el trinomio polemológico denominado need, creed and greed: supervivencia, identidad y beneficio.
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La violencia armada no surge de forma espontánea, lo normal será la preexistencia en estado latente de los factores del conflicto, y será su desequilibrio el que lo desencadene. En el caso del Sahel, la región padece una grave crisis alimentaria desde principios del siglo XX; solo la sequía de 1968-1973 causó 250 000 muertos^36 , agudizada por los efectos del cambio climático^37. La crisis de seguridad de Malí en 2011 comprometió la seguridad alimentaria de cerca de veinte millones de personas en la región^38. En el orden social, la rivalidad entre pastores nómadas (tuaregs) y agricultores sedentarios (tribus negras del sur) determinó durante siglos las relaciones entre etnias, en las que la minoría nómada era la dominante. La colonización francesa trastocó ese equilibrio al favorecer a los negros sedentarios que, tras la descolonización, mantuvieron los resortes del poder y el acceso a los recursos.
En Malí, el desequilibrio en los factores del conflicto lo causó la guerra civil libia. El retorno de las unidades tuareg y la declaración de la independencia del Azzawad por el MNLA, situaron al frágil Gobierno maliense bajo un estrés máximo, que sufrió la pérdida de gran parte de su territorio. El factor tuareg se sumó a otros también preexistentes. En primer lugar, Malí era ya en una zona franca para las actividades de las redes criminales. Segundo, el avance del radicalismo islámico en el norte, donde clérigos financiados por Arabia Saudí difundían la ideología wahabí desde mediados de los años noventa^39 y, finalmente, la presencia de los grupos yihadistas tributarios de al-Qaida procedentes de Argelia.
El Azzawad se convirtió en un agujero negro para la seguridad regional y de esa forma quedaron dispuestos los elementos necesarios para la erupción de la crisis. Estamos en condiciones de afirmar que el conflicto que estalló en el norte de Malí en 2011 sigue el patrón de conflicto interno analizado hasta ahora. La causa raíz reside en la fragilidad estructural del Estado, que no puede satisfacer ni siquiera las expectativas básicas de la población. Estas expectativas insatisfechas se trasladan a los habitantes en forma de un
(^36) NSO, Sara, “Sequía, inmigración y políticas locales: el Sahel en la encrucijada del desarrollo”, UNISCI Discussion Papers Nº 15, p. 180. Disponible en: https://www.ucm.es/data/cont/media/www/pag- 72514/UNISCI15_Nso.pd Consultado el 24/02/ (^37) El límite del desierto se ha desplazado hacia el sur cerca de 100 kilómetros en las últimas dos décadas. (^38) AZNAR, F., “Los recursos y el conflicto”, DI 09/2017, IEEE, pp. 7 y 8. Disponible en: www.ieee.es/Galerias/fichero/docs.../DIEEEA09-2016_RecursosyConflictos_FAFM.pdf Consultado el 27/01/ (^39) SKELTON, Rose, “Mali: Faith and the fightback”, The Africa Report, 12 de agosto 2015, disponible en: http://www.theafricareport.com/West-Africa/mali-faith-and-the-fightback.html Consultado el 12/01/
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Estado falla en su responsabilidad de proteger a sus ciudadanos, se plasmó en los párrafos 138 a 140 del Informe Final de la Cumbre Mundial de 2005^45. En ellos, la Asamblea General recoge las principales propuestas del informe pormenorizado que presentó la Comisión Internacional para la Intervención y la Soberanía (ICISS) en 2001^46. Se convirtieron pues, en el principio de la Responsabilidad de Proteger de NU (RtoP)^47 , con el que la organización esperaba superar las limitaciones del principio de no injerencia cuando estén en grave riesgo la vida de los civiles y los derechos humanos.
El alcance limitado de las intervenciones autorizadas por el CSNU (Consejo de Seguridad de Naciones Unidas) en base a la RToP no bastaba para contener la crisis de seguridad que se desató en Malí a lo largo de 2012. EL MNLA declaró la independencia del Azzawad el 5 de abril de 2012 y, el 22 de marzo, tuvo lugar el golpe militar del capitán Sanogo. A la amenaza de fragmentación territorial se añadía la inestabilidad institucional, por lo que el frágil Gobierno maliense solicitó la ayuda internacional a través de las organizaciones regionales y de la ONU. El CSNU (Consejo de Seguridad de Naciones Unidas) se amparará en el Capítulo VII de la Carta para fundamentar sus resoluciones sobre la amenaza que representa la inestabilidad en Malí para la paz y seguridad internacionales.
En una fase inicial de la gestión de la crisis, el CSNU aprobó la Resolución 2056 en julio de 2012, en la que subraya el papel regional y la legitimidad del Gobierno de transición de Malí^48. Con el fin de evitar acusaciones de neocolonialismo, lo que siempre es un riesgo en África, encargó a la CEDEAO (Comunidad de Estados del África Occidental) desplegar en Malí una misión de estabilización^49. Pero la CEDEAO carecía de las capacidades militares que exigía la misión. En octubre, el Consejo da un paso más en el recurso a los instrumentos de la Carta para hacer frente a crisis internacionales al
(^45) Naciones Unidas, “Doc A/Res/60/1”, párrafos 138 -140, 2005. Disponible en: http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=A/RES/60/1 Consultado el 18/11/ (^46) Bajo los auspicios del Gobierno de Canadá, la ICSS presentó en 2001 su informe titulado La Responsabilidad de Proteger. Canadá respondió a la llamada del Secretario General que pedía alternativas concretas para evitar nuevas crisis como las de Sbrenica, Darfur y Ruanda. Se puede acceder al informe completo de la ICISS en: http://responsibilitytoprotect.org/ICISS%20Report.pdf Consultado el 18/02/ (^47) La RToP no pretende reemplazar al principio de soberanía, sino complementarlo. (^48) Naciones Unidas, Doc S/Res/2056, Consejo de Seguridad, 2012. Disponible en: http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=s/res/2056%20(2012) Consultado el 27/01/ (^49) UN Doc. S/Res/2056, Óp. Cit. Párrafo 17
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aprobar la RCSNU 2071. Esta Resolución, llama a las medidas coercitivas sin el recurso a la fuerza del Capítulo VII, lo que se refleja con un lenguaje más contundente que la anterior^50.
El Consejo anuncia que «está dispuesto a acceder a la petición del Gobierno de transición de proporcionar una fuerza internacional de asistencia a las FAMA (Fuerzas Armadas Malienses) para la recuperación del territorio ocupado»^51. Asimismo, advierte que una eventual intervención internacional no erosionaría necesariamente el principio de soberanía. Finalmente, el 20 de diciembre de 2012, el CSNU aprueba por unanimidad la Resolución 2085 que autoriza la intervención. Sin embargo, esta no se realizaría antes del otoño de 2013, cuando se esperaba tener reorganizadas las FAMA^52.
Para realzar el protagonismo regional, la misión se encargó a una fuerza internacional bajo liderazgo africano (AFISMA), que cooperará con las FAMA para recuperar el territorio perdido. Sin embargo, la insistencia francesa en lanzar cuanto antes una operación militar en Malí y las dudas estadounidenses sobre la capacidad de Bamako para liderarla, determinaron un inusualmente estricto control de la operación por parte del Consejo de Seguridad^53.
El papel de la Unión Europea
El Tratado de Lisboa (diciembre 2007) supuso un importante impulso para la PCSD (Política Común y de Seguridad Europea) y al camino que había marcado la Estrategia de Seguridad Europea de 2003 (EES 2003)^54. Este documento hacía un análisis correcto de las amenazas a las que se enfrentaba la Unión en el escenario post 11-S^55 y las asociaba a los cambios en el nivel sistémico causados por la globalización, no todos
(^50) Resulta esencial interpretar adecuadamente la terminología de los documentos de la ONU. La Organización se sirve de ella para situar el marco contextual. (^51) Naciones Unidas, Doc. S/Res/2071, Consejo de Seguridad, 12 de octubre de 2012, Disponible en: http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=s/res/2071%20(2012) Consultado el 27/01/ (^52) A pesar de que la situación empeoraba rápidamente, ya que los yihadistas se acercaban a Mopti, sobre la ribera del Níger. Una vez allí, Bamako quedaba a su alcance. (^53) DÍEZ ALCALDE, Jesús,” Resolución 2085: Intervención militar en Malí por fases y con condiciones”, DI 77/202, IEEE, 2013, 6 y 7. Disponible en: http://www.ieee.es/contenido/noticias/2012/12/DIEEEI77- 2012.html Consultado el 27/01/ (^54) Conocida como documento Solana y actualizada, tras numerosos retrasos, en junio de 2016. (^55) Terrorismo transnacional, los conflictos regionales, el crimen organizado, los Estados frágiles y la proliferación.
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razón al análisis de riesgos que había hecho la UE sobre el Sahel. En efecto, la estrategia para el Sahel reconoce que lo que ocurre allí tiene repercusión para Europa^60.
La Unión insiste en basar sus políticas de seguridad para el Sahel exclusivamente en el poder blando, cuando la región se conduce por criterios absolutamente realistas y entiende las relaciones políticas en términos de suma cero. Debido en gran parte a los efectos expansivos de la crisis libia, el Sahel se encuentra sumergido en un vertiginoso proceso de transformación, ante el que la UE no ha sabido reaccionar con la debida flexibilidad. Sahel y Magreb se están fusionando en una unidad geopolítica que puede amplificar la inestabilidad estructural de algunos estados sahelianos, como Malí. Esta situación puede amenazar seriamente los intereses europeos en la región, lo que conviene no olvidar a pesar del discurso multilateralista de la UE.
La SSD-Sahel pretendía corregir los desequilibrios socio-económicos y los problemas de seguridad sahelianos, concentrando el esfuerzo en los tres Estados más vulnerables: Malí, Níger y Mauritania. En concreto, fue Malí el mayor beneficiario de la ayuda europea al desarrollo^61 62 , con un acumulado para el año 2011 de 294 millones de euros^63 64. Sin embargo, la virulencia con la que se desató la crisis en Malí en 2012 puso de manifiesto la ineficacia del enfoque europeo. Este fracaso se explica, en parte, por la autolimitación que impone la UE al alcance de su compromiso en Malí y el resto del Sahel, que no se corresponde con sus pretensiones de actor internacional líder. La UE debería plantearse modificar sus posiciones blandas, que apenas se han modificado desde la aprobación de la SSD-Sahel (2011). Todavía en la actualidad, sus estrategias apoyadas por el Fondo Europeo de Desarrollo (FED) se centran fundamentalmente en la gobernanza política y económica, el refuerzo de las capacidades institucionales y la integración regional 65.
(^60) European Union, SSD-Sahel, “Strategy for Security and Development in the Sahel ” , External Action Service, 22 de septiembre de 2011. Disponible en: http://eeas.europa.eu/index_en.htm Consultado el 21/02/ (^61) Los fondos provienen de los siguientes programas: Programas País, Fondo Europeo para el Desarrollo (FED) y del Instrumento para la Estabilidad (IpE) (^62) Además, el IpE colabora con el PSPSDN (Programa Especial para la Paz, el Desarrollo y la Seguridad en el norte de Malí), programa lanzado en 2010 con una asignación de otros 69 millones de dólares. (^63) (En millones de euros) / Programa País: 202; 10ºFED: 38; IpE: 4 y recursos adicionales: 50. (^64) SSD-Sahel, op. cit., p. (^65) European Union External Action (EEAS). Disponible en: https://eeas.europa.eu/headquarters/headquarters-homepage/11062/mali-and-eu_en Consultado el 05/07/
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Violaciones de los derechos humanos en el norte de Malí (2011-2012)
El conflicto provocó movimientos masivos de desplazados y refugiados, que a finales de 2012 se calculaban en al menos 300 000 personas^66. En enero de 2012, la alianza de tuaregs y grupos islamistas atacaron las guarniciones del Ejército en el norte y el día 24, el objetivo fue la base de Agheloc, al sur de Tessalit. Tras emplear a civiles como escudos humanos, ocuparon la instalación y capturaron a 153 soldados malienses. Después de torturados, según su origen étnico, todos los prisioneros fueron ejecutados. Estos hechos, que fueron considerados como crímenes de guerra por la CPI (Corte Penal Internacional), fueron imputados al MNLA^67.
Igualmente, tras la toma de Gao en marzo por el MNLA y los islamistas, se han documentado terribles casos de crímenes de guerra: [Mr. F], quien fue estudiante de primer año en ciencias naturales, física y química en el IFM de Gao, vio «cadáveres y cabezas de algunos militares que colgaban en la pared del campamento y en el puente de Wabaria, e incluso reconoció la cara del teniente Habid Maiga, cuya cabeza había sido cortada»^68.
Los tuaregs del MNLA también fueron identificados como los perpetradores de numerosas violaciones contra mujeres, e incluso niñas, en las localidades que ocuparon, como Gao, Tombuctú o Menaka. Reaparece el factor étnico, puesto que muchas de las víctimas pertenecían a la tribu negra de los bella, considerados esclavos por los tuaregs. El MNLA y otros grupos también fueron acusados de alistar niños soldados en sus filas. Mientras, los yihadistas, al tiempo que imponían la sharía, destruían los enclaves religiosos de lugares como Tombuctú, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Toda esta serie de actos constituyen serias violaciones de los derechos humanos y crímenes de guerra según el Estatuto de Roma de la CPI^69.
La oficina del fiscal de la CPI (OTC) consideró que se cumplían los requisitos necesarios para abrir una investigación conforme al artículo 53 del Estatuto. Estos son: jurisdicción,
(^66) UNHCR. Malí situation (2013). Disponible en: www.unhcr.org/50a9f82316.pdf Consultado el 09/01/ (^67) MARIKO, M. y GEEL, F. “War crimes in north Malí”, AMDH.Malian Association for Human Rights, FIDH. Federación Internacional de los Derechos Humanos, París, s.f. (^68) Idem, p. 14 (^69) Artículos 8.2.c y 8.2.e) iv y v) del Estatuto de Roma (CPI)
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eso no altera el carácter trinitario de la guerra enunciado por Clausewitz. Es el grado en el que se combinan sus tres elementos: el pueblo, el liderazgo político y las fuerzas armadas^76 lo que aporta la fisonomía particular a cada conflicto. La imbricación de actos criminales, ambientes desestructurados por la fragilidad de los estados, en especial de sus fuerzas armadas, y las violaciones masivas de los derechos humanos, ha inspirado a algunos autores a calificar a los Nuevos Conflictos como guerras degeneradas^77_._
Conclusiones
Durante la Segunda Guerra Mundial, Japón perpetró atrocidades abominables contra el pueblo chino. Pero el descubrimiento de los detalles del Genocidio que el Estado nacional-socialista alemán había llevado a cabo contra los judíos de los países ocupados, fue lo que horrorizó a Occidente, especialmente a los europeos. En primer lugar, porque los hechos ocurrieron más cerca geográficamente, en un sentido muy real tuvieron lugar en un espacio propio. Pero también porque debieron enfrentarse a una serie de cuestiones incómodas. La primera de ellas fue interiorizar que más de seis millones de personas habían sido asesinadas por otros europeos mediante procedimientos industriales. Y poco después, comprendieron que un proyecto semejante no pudo ser realizado solamente por los ideólogos del régimen y los verdugos en los campos de exterminio.
Entre ambos extremos, la construcción ideológica y la eliminación física, fue necesaria la cooperación de una larga lista de alemanes: los funcionarios que administraban el sistema de campos, científicos, especialistas en estadística, jueces, educadores que actuaban como correas de transmisión de la ideología violenta y excluyente del nacionalsocialismo o, simplemente, los trabajadores del sistema ferroviario que transportaban los cargamentos humanos al matadero. Además de ellos, otros muchos alemanes debían conocer forzosamente la existencia del programa de exterminio
(^76) Se relacionan respectivamente con las pasiones del pueblo, la racionalidad de la política y el aspecto técnico y profesional que aportan las Fuerzas Armadas. (^77) BADOS y DURÁN, “Las Nuevas Guerras: una propuesta metodológica para su análisis ”. Revista UNISCI Nº 38, 2015. Obtenido de: SHAW, Martin: "War and Globality: the role and character of war in the global transition", en Ho-Won Jeong (ed.): “Peace and Conflict. A New Agenda ” , Ashgate Publishing, Hampshire,
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masivo. Y todo había ocurrido en el país de Kant, Goethe y Beethoven. Sin embargo, tras la victoria, con buen criterio, los aliados comprendieron que no podían condenar a toda una nación.
Ante todo, por imposibilidad material. Pero fundamentalmente porque los propios alemanes habían resultado ser víctimas al mismo tiempo que verdugos. Como no es posible reconciliación sin justicia, los procesos de Núremberg se encargaron de redirigir las penas máximas contra los principales líderes nazis, en una suerte de expiación colectiva. Acuden a nuestra memoria, como posiblemente acudieron a la de muchos europeos entre 1939 y 1945, las palabras del político y escritor irlandés del siglo XVIII, Edmund Burke: «para que el mal triunfe, solo hace falta que los hombres buenos no hagan nada». Los redactores de la Carta de Naciones Unidas en 1945 pretendían proteger al mundo contra los totalitarismos, pero no pudieron pronosticar los cambios que tendrían lugar en el Sistema Internacional medio siglo después.
La seguridad humana representó uno de los hitos más importantes en el camino hacia la dignificación de la persona tras cinco décadas de conculcación de derechos fundamentales en beneficio de la geopolítica. Pero el desvanecimiento, al menos temporal, del riesgo de un gran conflicto entre estados, no ha alejado el peligro de la Guerra. Los mecanismos de la globalización, que han hecho desaparecer las barreras del espacio y el tiempo, han mostrado a las sociedades postheróicas el rostro del enemigo. Los medios de comunicación ofrecieron hasta la extenuación las imágenes de las víctimas civiles producto de los Nuevos Conflictos , a las que se referían mediante el eufemismo de daños colaterales. Nuestras sociedades comenzaron a poner en tela de juicio la Justicia de las Nuevas Guerras.
Para profundizar en la causalidad polemológica de los nuevos conflictos hemos elegido, entre otras opciones, el caso del conflicto maliense porque se adapta con precisión a nuestro objeto de estudio. Este conflicto opera como un libro de texto en cuanto a las causas y fisonomía de los Nuevos Conflictos de la Posguerra Fría. Un pasado colonial tortuoso seguido de una no menos agitada descolonización favoreció la alineación de los factores del conflicto. A partir de ese momento, solo hizo falta la aparición de un cisne negro en el escenario para iniciar el tren de fuego del conflicto. Ese cisne negro fue la guerra civil libia, consecuencia a su vez de las revoluciones árabes.