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Las tribunas digitales del futbol mexicano como espacio para la desviación normativa.
Tipo: Tesinas
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Las tribunas virtuales del futbol mexicano como espacios para la desviación normativa: El caso de Ben Cabango después del México vs Gales. Emlyn Donnet Nocedal Patiño Luis Florencio Rodríguez Lemus Grupo: 20 2 Introducción El futbol es una pasión, globalmente reconocido e, incluso, pasando de generación en generación, como si de una herencia se tratase. Sí, el futbol es un deporte de pasiones, algo arraigado en algunas culturas más que en otras, pero, a final de cuentas, como dijo Eduardo Galeano en su obra literaria, El futbol a sol y sombra: “El fútbol es la única religión que no tiene ateos” (Galeano, 1995). Siendo algo tan poético, que nos puede regalar tanto alegrías como tristezas, así como momentos inolvidables y otros para el olvido, suena como a “miel sobre hojuelas”, como una suerte de “cuento de hadas”, sin embargo, el futbol, como todo en la vida, tiene una cara obscura, llena de momentos trágicos e indignantes. Hablar de este deporte de una manera tan general, puede remitirnos a momentos como el del FC Barcelona contra Villareal CF de 2014, donde el astro brasileño Daniel Alves da Silva (mejor conocido como Dani Alves), defensa lateral en aquel entonces del equipo blaugrana, fue víctima de insultos racistas (comentarios tales como: “maldito simio” y “come plátanos”)
y agresiones físicas (lanzándole objetos y haciendo alusión a su color piel y nacionalidad) mientras se disponía a lanzar un tiro de esquina. Afortunadamente, el jugador supo cómo reaccionar ante esa trágica situación. O como en el partido de Europa League; Arsenal de Inglaterra contra Colonia de Alemania de 2017, en donde se vivieron actos violentos por parte algunos aficionados teutones. Golpes, degradaciones y objetos lanzados contra los aficionados del equipo proveniente de Londres, una trifulca que, a pesar de no ser apoyada por todos los aficionados dentro del Emirates Stadium londinense, una gran mayoría participó, siendo este uno de los eventos más lamentables para el futbol europeo en una de sus máximas competiciones, la cual, recordemos, es televisada y patrocinada a nivel mundial. Ahora bien, siguiendo esta línea de eventos sucedidos en el futbol mundial, no solo podríamos mencionar cien ejemplos más (aún más considerando que el futbol es un deporte muy antiguo), sino que, además, sería un tema extenso y de una profundidad muy amplia. Por ello, nosotros hemos decidido tomar en cuenta esta problemática, pero enfocada y delimitada a los aficionados del futbol de nuestro país (México) y, más precisamente, a un caso específico ocurrido en estos últimos momentos que vivimos, donde nos ha afectado demasiado un virus, al punto que provocó una cuarentena global, negando la entrada masiva de gente a cualquier recinto. Entonces este caso nos compete hablar de la situación en los estadios de futbol donde los aficionados han tenido que buscar una válvula de escape para todas esas “emociones” no vividas en directo, sino más bien desde su televisor y a la lejanía de estos coliseos. Es necesario, para nuestra investigación, comenzar mencionando lo que sucedía previo a la pandemia, eventos violentos que marcaron nuestro futbol nacional y que sentaron precedentes para los años posteriores en los que, desafortunadamente, seguirían ocurriendo.
Tal cosa puede llegar a puntos muy álgidos (como puede ser el llorar o, de igual manera, el gritar de felicidad), trayendo con ello un posible motivo que desencadene en eventos tan brutales como iniciar riñas u ofender a un jugador, es decir, rompiendo las normas sociales que también existen dentro de los estadios. Sin embargo, creemos que hay más profundidad en ello, tal vez el mal desempeño en los otros roles viviendo en un país tercermundista donde la educación es pobre y las culturas violentas son socialmente vistas como algo “común”, tal vez alguna otra razón. Ahora bien, como lo mencionamos, en tiempos de una pandemia, con restricciones al máximo en todo el mundo y donde hasta hace apenas unos meses se abrieron las puertas de algunos estadios para los aficionados de equipos de la liga mexicana (solo cierto porcentaje de acuerdo al semáforo de cada estado) y en encuentros a nivel selección sigue siendo denegado el público local o extranjero, el contexto de la violencia en las tribunas de estos anfiteatros se ha visto mermado durante por lo menos seis meses, pero, como si se tratase de una olla exprés mal cerrada, siempre queda esa parte de los aficionados que, al no poder liberar su euforia o frustración en el estadio, buscaran hacerlo mediante las ya conocidas redes sociales digitales. Bien sabemos que, en estos sitios, bajo el anonimato y con la seguridad de que pueden tener una libertad de expresión mayor (llegando, incluso, al libertinaje), se aprovechan de manifestar todos esos sentimientos posteando al equipo o selección rival en Twitter o maldiciendo la jugada fallida de un jugador por Facebook. Tomando en cuenta esto, desde el punto de vista de la sociología podemos explicar que las evidentes apariciones de comentarios negativos durante la pandemia son una consecuencia de esa liberación mermada en los estadios, creando una desviación normativa y generando situaciones violentas ahora de forma digital.
Es así que, tras investigar estos distintos casos y, de cierta manera, delimitarlos a los más recientes, encontramos un excelente caso apto para analizar: El partido amistoso oficial por la fecha FIFA de la Selección Mexicana de futbol contra la Selección de Gales disputado el 27 de marzo de 2021. Lamentablemente, no podemos estar orgullosos de un hecho así; sucesos denigrantes en contra de un jugador galés sucedieron en el postpartido y, lógicamente por el hecho de las restricciones, manifestado en redes sociales, ese escape o liberación perfecta para las emociones frustradas tras no poder asistir y vivir el color de la derrota liberando todas esas acciones deleznables. Algo trágico, pero digno de revisión minuciosamente con la sociología de nuestro lado. Estado del arte “En la cima siempre hay un líder que es seguido por un núcleo duro de personas centrales a la barra”. (Saint Martin Parada, A., 2020). La violencia en el futbol es algo que a cortas instancias nos afectan como personas, puesto que, hablando de forma más general, no solo afectas a tu equipo de futbol, sino también a los aficionados, a la gente que solo va a ver los partidos con su familia y amigos. Como se menciona en el texto de Andrea Saint Martin Parada, existen sucesos tales como aquel partido en Monterrey donde la afición de la Universidad Autónoma de Nuevo León y la afición del Club de Futbol con el mismo nombre de la ciudad, es decir, el equipo denominado “Rayados” y el equipo denominado como “Tigres”, tuvieron una riña campal donde varios salieron heridos. En las redes circularon varios videos de dichos actos y se observa cómo policías no podían cesar los altercados de parte de los equipos regiomontanos.
En el texto se nos comenta en relación con ciertos sucesos acontecidos en Europa, donde jugadores de talla mundial son ofendidos por su color de piel; llamándoles “monos”. Esto por lo regular llega a ser de parte de aficiones de los equipos rivales, es un gran problema porque, en Europa, aproximadamente desde los años 60, los jugadores de tez morena juegan y militan en el llamado “viejo continente”, esto ya sea por su calidad dentro del campo (pues, el llegar a las ligas europeas, para un jugador, es el máximo objetivo) o bien en selecciones por el buen momento que vive el jugador en esas instancias. Sin embargo, es necesario cuestionarnos si dichas cuestiones “heredadas” son vitales como para mantenerlas en nuestra sociedad actual, si realmente queremos que estos pensamientos en contra de un jugador por su color de piel se mantengan. La respuesta, aunque obvia, es un rotundo “NO”, según Javier Diaz, los comentarios racistas por parte de los jugadores pueden ser por cómo se “calientan las cosas” en un partido, pero como el escritor mismo comenta: “El lenguaje racista en sí, se convierte en un poderoso instrumento de discriminación”, por ello, realmente no hay excusa válida que justifiquen los comentarios racistas. Además, enfocándolo a nuestra área de investigación, esto implica consecuencias que llegan a ser peores, ocasionando que lo que un jugador pueda decirle al otro (refiriéndonos a insultos o lenguaje racista), se repita en los hinchas cada equipo, justificando esta conducta con el mismo argumento esgrimido de “las cosas se calentaron”, implicando un deterioro ya no solo de la convivencia y apreciación del partido, también en la sociedad. “…cualquier definición de discursos del odio sería cualquier expresión de opinión o ideas basadas en el desprecio y la animadversión hacia personas o colectivos a los que se desea el mal”. (Cabo Isasi, A. y Juanatey, A.). El dar una opinión contraria a la de un prójimo puede ser algo que, para ser sinceros, se basa en el respeto. Pero ¿Qué tal si esta opinión viene con insultos o señalamientos?, pues bien, esto se transforma en una agresión, puesto que sin ninguna razón aparente se le insulta a una persona que solo dio su opinión.
Ahora bien, hoy en día el insultar a alguien suele ser, tristemente, más sencillo, esto debido a las redes sociales, siendo estos un lugar donde una persona puede ocultarse dentro del anonimato y decir bretes y diretes a cualquier persona en internet. En el futbol suele pasar algo similar, esto debido a que cuando una persona apoya a un equipo distinto al nuestro, cuando opina distinto acerca de un partido o, de forma “extraña”, hasta un mismo jugador de futbol pueden ser víctimas de comentarios agresivos en su contra, siendo el jugador uno de los más atacados en redes sociales en cuanto a su rendimiento, más adelante veremos un caso en donde un jugador fue insultado por su rendimiento en un partido de futbol. Esto es algo que la propia FIFA rechaza y sanciona puesto que ninguna acción en contra de la integridad del jugador es aceptable. “…Los aficionados en el fútbol jugaban un juego distinto al deportivo, y que, en sus canciones, saltos, luchas se dirimían señales identitarias”. (Garriga Zucal, J.). El aficionado al jugar un papel distinto que al de un futbolista o alguna otra persona que está a ras de campo, ellos juegan un papel emocionante, ellos alientan a los jugadores a demostrar que son los mejores, pero a la vez ellos juegan en contra de los aficionados del equipo rival para demostrar que ellos son mejores que el resto, pero sobre todo mostrar superioridad en y fuera del campo. Acá es donde por las emociones, el hincha reacciona de forma violenta ante el rival con tal de demostrarle que tenga miedo. Esto a día de hoy se transporta hasta en redes sociales, tal es el caso mostrado más adelante, en donde los aficionados mexicanos externan en redes sociales todos esos gritos, cantos e insultos hacia los jugadores que no pueden externar en un estadio, todo eso con tal de demostrar que su afición es “la mejor”, es “la más arraigada al futbol”.
tareas y trabajos y la expectativa de que intentará sobresalir para obtener conocimiento y mejorar en distintos ámbitos. En este caso, el rol del estudiante es comparable al rol del aficionado, ya que ambos son roles adquiridos e implican ciertas responsabilidades dentro determinado espacio. El aficionado debe alentar aquel equipo que es de su preferencia o selección del lugar donde es proveniente (dicho afecto se adquiere debido a sucesos como; empatía por su historia, concordancia con los valores de la institución, amor heredado a la misma por la familia, pasión heredada por el lugar de nacimiento, éxito y méritos ganados a lo largo del tiempo y cualquier otro factor sentimental), pero siempre manteniendo el respeto y la rivalidad de una manera objetiva, deportiva y no violenta. Sus obligaciones son siempre ser fiel, representar bien los valores del club o selección, alentar hasta el último minuto y estar siempre al pendiente de la situación de este (Ir al estadio, ver los partidos, mínimo por televisión o escucharlos por radio, llevar las estadísticas, etc.). Y, finalmente, lo que se espera siempre de un aficionado es apoyar a su equipo o conjunto nacional en todo momento (ya sea en lo económico o en lo anímico), estar abierto al cambio por el bien de la institución o federación (en la directiva, en los jugadores o en alguna práctica que mejoré su situación) y siempre actuar con inteligencia y respeto frente a cualquier otro aficionado, jugador o directiva de clubes o combinados nacionales rivales. Proseguimos explicando las llamadas redes sociales, las cuales, en sociología, se refieren a aquel conjunto de individuos que se relacionan entre sí por medio de actividades en común y que pueden llegar a forjar relaciones sociales más fuertes (primarias) o más simples (secundarias), dependiendo de los gustos, interacción y lazos sociales que lleguen a
desarrollar, no teniendo un límite claro pues, como ya lo dijimos, pueden o no existir dichas conexiones. Consideramos que la red social principal entre aficionados puede corresponder a la primaria, ya que, al compartir un gusto muy arraigado a sus creencias y cultura, se abre la puerta a una interacción mayor con distintas personas que, a su vez, tienen en común el rol previamente mencionado, así como mismos objetivos, deberes, obligaciones y expectativas, o cuando menos muy similares. Por ello, al relacionarse no solo entre aficionados de un mismo club o selección, sino también entre aficionados de distintos clubes o combinados, se desarrolla un lazo social más fuerte y dicho hecho se debe a la convivencia física realizada dentro y fuera de los estadios, lo cual es cien por ciento propenso a ocurrir, pues las rivalidades deportivas y el compartir un mismo sentimiento reúne a miles de personas alrededor del mundo, creando un subconjunto de personas y una nueva sociedad de individuos con características demasiado parecidas. Sin embargo, previo a la pandemia global del año 2020 y durante la misma, se puede detectar, aún más, una red social secundaria entre aficionados, pues gracias a la tecnología que nos permite interconectarnos de manera digital con otros seguidores en general, nos relacionamos con ellos a un menor nivel; ya sea discutiendo a través de foros, páginas especializadas en deporte, opiniones periodísticas publicas subidas a medios digitales, o bien en las mismas redes sociales (tecnológicamente hablando; Facebook, Twitter, Instagram, etc.). Ahora bien, siguiendo este mismo contexto, es evidente que con un evento global donde las personas tienen que estar confinadas la mayoría del tiempo en sus hogares, el uso de internet, pero más precisamente de redes sociales digitales, ha aumentado exponencialmente. Haciendo la precisión en nuestro país, México, el uso de redes ha incrementado en un 42%
aficionado enojado por malos resultados que se pone a insultar y demeritar la institución de la cual se ha declarado seguidor, o bien, el rival, que simplemente por fastidiar, carga de forma violenta o en ocasiones hasta racistas contra los jugadores, seleccionado o el equipo contrario completo. Análisis Ahora bien, entrando en materia, hemos decidido tomar un caso específico bastante reciente; se jugaba un partido amistoso por la fecha FIFA el 27 de marzo del año 2021 entre las selecciones mayores de México y Gales, era un partido cualquiera, esto se demostraba desde los once titulares de cada escuadra, de hecho, los aficionados mexicanos suelen nombrar este tipo de encuentros como “partidos moleros”, así que las expectativas no eran tan altas, sin embargo, es el “Tri”, los aficionados sienten un grande compromiso cuando se trata de encuentros internacionales y las emociones nacionales siempre están a flor de piel. El partido resultó bastante pesado, pocas acciones para cada conjunto; el resultado fue de 1 - 0 a favor de los dragones rojos. Parecía terminar todo de manera habitual, con arrepentimientos por no meter o no tener a disponibilidad a “este jugador” u “aquel”, culpando la nula asistencia del VAR en encuentros
amistosos (ya que se considera un gasto de dinero innecesario) y mil pretextos más para justificar un error que le costó la victoria a nuestra selección tricolor. Pero, tiempo después de finalizado el partido y cuando ambas selecciones se habían retirado ya el estadio, usuarios en Instagram, y posteriormente en Twitter, principiaron ataques racistas al jugador galés Ben Cabango, quien durante el duelo tuvo un enfrentamiento con “El Chucky” Lozano cuando este último fue frenado en una acción de ataque a la portería de los dragones. Bajo esta premisa, aficionados mexicanos dieron pie a insultos contra el jugador por su color de piel y queriendo “defender” el mal desempeño de la selección y la supuesta falta dentro del área a Lozano (cosa que nunca existió). Iniciando con el análisis sociológico a estos eventos capturados y evidenciados por el jugador; es necesario regresar a los conceptos previamente explicados, pues es evidente que estas personas que manejan dichas redes sociales utilizadas para ofender y denigrar a Ben Cabango son aficionados al futbol, es más, no solo al futbol, más precisamente
prevenir el contagio que puede ser más propenso a darse entre hinchadas y jugadores de distintas ligas y, por ende, países. Suena como a la válvula de escape perfecta, crear una cuenta anónima en cualquier red social digital (O en este caso de las más conocidas, lo cual no te toma ni 10 minutos), buscar a las cuentas oficiales de las selecciones o jugadores y soltar toda esa rabia y negatividad adquirida durante el encuentro y que no se pudo “liberar” de forma presencial. A pesar de todo esto, la Selección de Gales tomó una postura interesante; dejó de importarle el anonimato y fue directo a buscar responsables, reportando los sucesos a la FIFA y, además, haciendo todo público en sus redes sociales en conjunto con su postura en contra del racismo. La Selección Mexicana, por su parte, respondió en los mismos medios demostrando apoyo al jugador y demostrando su solidaridad para terminar con estos eventos reprochables que parece impensable sigan ocurriendo en nuestras épocas.
Pero, como si de un chiste se tratase, mexicanos comenzaron a reaccionar al comunicado galés, está vez no solo apelando a los insultos racistas, ahora se propusieron a atacar con comentarios xenófobos y provocativos, incitando la violencia e, incluso, utilizando aquella frase que la FIFA denominó como homofóbica y, por la cual, ya se han levantado varias multas contra la federación mexicana de futbol, quien toma responsabilidad al no tratar de erradicar el grito desde un principio. Parece que esto es totalmente relacionable y comparable con el racismo. Más que demostrado está, la falta de presencia en los estadios por parte de cierto sector de la afición no implica que se detengan de realizar actos que desbaratan en su totalidad la buena intención de este deporte. Hasta la fecha no ha habido respuesta alguna del máximo comité del balompié mundial, pero, en búsqueda de realizar una suerte de control social, y ponerle nombre al responsable, lo más probable es que sancionen a nuestra selección, buscando que,
violencia ejercida en las tribunas es, en nuestro país, es más específica que en cualquier otro lugar del mundo. La cultura mexicana tiene arraigada distintos defectos, el mal sentido de responsabilidad y de rápida frustración es lo que nos empujan a cometer errores muchas veces, como lo acabamos de ver con este caso, tan pronto nuestros ídolos caen, esa necesidad de triunfar sobre los demás, de frustración por perder algo, de mal sentido de responsabilidad e, incluso, falta de educación, nos llevan a desviarnos de las normativas sociales que el mismo deporte ha impuesto o que en el exterior se han acordado por el bien de los individuos. Es evidente que, a la FIFA, a la FEMEXFUT y a cualquier otra organización del futbol no les interesa del todo acabar con el racismo y la violencia, tal vez, aunque quisieran no podrían hacerlo, este es un cambio social, inicia y termina por nosotros, por nadie más, el aficionado es mucho más que violencia, racismo y explosividad de emociones negativas, tenemos que responsabilizarnos, enseñar y motivar a los demás, así podemos rescatar lo bello del futbol y arrojar cemento a ese abismo en el que se suele caer. Creemos que, efectivamente, nuestra investigación da para más, poder tener la oportunidad de realizar entrevistas con personas que hayan sufrido de estos eventos, con quienes han sido sancionados por realizarlos y con quienes son parte de los organismos encargados de regular y tratar de erradicar esto, sería esencial para hacer una apertura a puntos de vista nuevos y analizar cada uno de ellos en búsqueda de, lo que podría ser, una buena opción para definitivamente impulsar el cambio social, promover la responsabilidad y el buen rol del aficionado, y así, deshacernos de todos los eventos deleznables en esta historia que tiene más cosas buenas que malas.
Para finalizar, queremos recalcar nuestra pasión por el deporte, por la promoción de las actitudes del buen aficionado y nuestro interés por mejorar el juego dentro y fuera de la cancha. Nos sentimos, poco a poco, mucho más interesados en el tema y totalmente capaces de encontrar más respuestas a lo que ocurre en esta ocasión tan especial en las tribunas digitales de nuestro futbol. Eso considerando también, las herramientas que la sociología nos ha dejado para analizar cada detalle y encontrar causas y consecuencias en esta investigación, en la cual, sin duda alguna, nos sentimos cómodos y apasionados, ahora también, por esta misma. Referencias (APA) Agencia Efe. (2016, 4 octubre). El fútbol mexicano y sus dificultades por erradicar racismo y homofobia. www.efe.com. https://www.efe.com/efe/america/mexico/el-futbol-mexicano- y-sus-dificultades-por-erradicar-racismo-homofobia/50000545- 3058855 Apuntes de Rabona. (2018, 1 octubre). Violencia en la Liga Mx. https://apuntesderabona.com/violencia-liga-mx/ESPN Deportes. (2014, 22 marzo). Atlas y Chivas igualan en el Jalisco en medio de una bronca en tribunas. www.espndeportes.espn.com https://espndeportes.espn.com/futbol/reporte?juegoId= Cabo Isasi, A. y Juanatey, A. (2016): “El discurso de odio en las redes sociales: un estado de