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Los diez libros de arquitectura, Apuntes de Historia de la Arquitectura

Historia de la arquitectura medieval

Tipo: Apuntes

2018/2019

Subido el 17/09/2019

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Los Diez Libros de
Arquitectura
Marco Lucio Vitruvio Polion
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¡Descarga Los diez libros de arquitectura y más Apuntes en PDF de Historia de la Arquitectura solo en Docsity!

Los Diez Libros de

Arquitectura

Marco Lucio Vitruvio Polion

Marco Lucio Vitruvio Polion

I n d i c e

Marco Lucio Vitruvio Polion

Marco Lucio Vitruvio Polion

  • INDICE Indice
  • LIBRO PRIMERO
  • CAPITULO 1. LA ARQUITECTURA Y LOS ARQUITECTOS
  • CAPITULO 2. DE QUE ELEMENTOS CONSTA LA ARQUITECTURA
  • CAPITULO 3. PARTES DE LA ARQUITECTURA
  • CAPITULO 4. LA SALUBRIDAD DE LOS ELEMENTOS
  • CAPITULO 5. CONSTRUCCION DE MURALLAS Y TORRES
  • CAPITULO 6. DIVISIÓN DE LAS OBRAS EN EL INTERIOR DE LAS MURALLAS
  • CAPITULO 7. LUGARES PARA EDIFICIOS DE USO COMÚN
  • LIBRO SEGUNDO
  • INTRODUCCIÓN
  • CAPITULO 1. LAS COMUNIDADES PRIMITIVAS Y EL ORIGEN DE LOS EDIFICIOS
  • CAPITULO 2. DE QUE ELEMENTOS CONSTA LA ARQUITECTURA
  • CAPITULO 3. PARTES DE LA ARQUITECTURA
  • CAPITULO 4. LA ARENA
  • CAPITULO 5. LA CAL
  • CAPITULO 6. EL POLVO DE PUZOL
  • CAPITULO 7. LAS CANTERAS.
  • CAPITULO 9. LA MADERA
  • LIBRO TERCERO
  • INTRODUCCIÓN
  • CAPITULO 1. ORIGEN DE LAS MEDIDAS DEL TEMPLO
  • CAPITULO 2. ESTRUCTURA DE LOS TEMPLOS
  • CAPITULO 3. CLASES DE TEMPLOS
  • CAPITULO 4. LOS CIMIENTOS DE LOS TEMPLOS
  • CAPITULO 5. ORDEN JONICO
  • LIBRO CUARTO I n d i c e
  • INTRODUCCIÓN
  • CAPITULO 1. ORDEN CORINTIO
  • CAPITULO 2. ADORNOS DE LAS COLUMNAS
  • CAPITULO 3. ORDEN DÓRICO
  • CAPITULO 4. DISTRIBUCIÓN DE LAS CELLAS Y DEL PRONAOS
  • LIBRO QUINTO
  • INTRODUCCIÓN
  • CAPITULO 1. EL FORO Y LAS BASÍLICAS
  • CAPITULO 2. EL ERARIO, LA CÁRCEL Y LA CURIA
  • CAPITULO 3. LA UBICACIÓN DEL TEATRO
  • CAPITULO 4. LA ARMONÍA
  • CAPITULO 5. LOS VASOS DEL TEATRO
  • CAPITULO 6. TRAZADO DEL TEATRO
  • CAPITULO 7. LOS TEATROS GRIEGOS
  • CAPITULO 8. LA ACÚSTICA
  • CAPITULO 9. PASEOS DETRÁS DEL TEATRO
  • CAPITULO 10. LOS BAÑOS
  • CAPITULO 11. LAS PALESTRAS
  • CAPITULO 12. LOS PUERTOS Y LOS ASTILLEROS
  • LIBRO SEXTO
  • INTRODUCCIÓN
  • EDIFICIOS CAPITULO 1. LAS CONDICIONES CLIMÁTICAS Y LA DISPOSICIÓN DE LOS
  • CAPITULO 2. LAS PROPORCIONES EN LOS EDIFICIOS
  • CAPITULO 3. LOS ATRIOS
  • CAPITULO 4. ASPECTOS PERTINENTES DE LAS DISTINTAS SALAS
  • CATEGORÍA SOCIAL DE LAS PERSONAS CAPITULO 5. LA DISPOSICIÓN MAS CONVENIENTE DE LAS CASAS, SEGÚN LA
  • CAPITULO 6. LAS CASAS DE CAMPO
  • CAPITULO 7. LAS CASAS GRIEGAS
  • CAPITULO 8. LA SOLIDEZ DE LOS EDIFICIOS I n d i c e
  • LIBRO SÉPTIMO
  • INTRODUCCIÓN
  • CAPITULO 1. LOS PAVIMENTOS
  • CAPITULO 2. PREPARACIÓN DEL ENLUCIDO
  • CAPITULO 3. EL ENLUCIDO
  • CAPITULO 4 ENLUCIDO EN LUGARES HÚMEDOS
  • CAPITULO 5. LA PINTURA EN LAS PAREDES
  • CAPITULO 6. PREPARACIÓN DEL MÁRMOL
  • CAPITULO 7. LOS COLORES NATURALES
  • CAPITULO 8. EL MINIO Y EL AZOGUE
  • CAPITULO 9. PREPARACIÓN DEL MINIO
  • CAPITULO 10. EL COLOR NEGRO
  • CAPITULO 11. EL AZUL Y EL AMARILLO
  • CAPITULO 12. EL ABAYALDE, EL CARDENILLO Y LA SARANCA
  • CAPITULO 13. EL PÚRPURA
  • CAPITULO 14. LOS COLORES ARTIFICIALES
  • LIBRO OCTAVO
  • INTRODUCCIÓN
  • CAPITULO 1. MANERAS DE DESCUBRIR EL AGUA
  • CAPITULO 2. EL AGUA DE LLUVIA
  • CAPITULO 3. CUALIDADES NATURALES DE LAS DISTINTAS AGUAS
  • CAPITULO 4. PRUEBAS PARA COMPROBAR LA SALUBRIDAD DE LAS AGUAS
  • CAPITULO 5. MODO DE NIVELAR LAS AGUAS
  • CAPITULO 6. CONDUCCIÓN Y CAPACITACIÓN DE LAS AGUAS
  • LIBRO NOVENO
  • INTRODUCCIÓN
  • CAPITULO 1. EL UNIVERSO Y LOS PLANETAS
  • CAPITULO 2. FASES DE LA LUNA
  • CAPITULO 3. EL CURSO DEL SOL ENTRE LOS DOCE SIGNOS
  • CAPITULO 4. LAS CONSTELACIONES SEPTENTRIONALES I n d i c e
  • CAPITULO 5. LAS CONSTELACIONES MERIDIONALES
  • CAPITULO 6. LA ASTROLOGÍA
  • CAPITULO 7. DESCRIPCIÓN DE LOS ANALEMAS
  • INVENTORES CAPITULO 8. DIFERENTES MODELOS DE RELOJES Y NOMBRES DE SUS
  • LIBRO DÉCIMO
  • INTRODUCCIÓN
  • CAPITULO 1. MAQUINAS Y ÓRGANOS
  • CAPITULO 2. MAQUINAS DE TRACCIÓN
  • CAPITULO 3. LA TRACCIÓN RECTILÍNEA Y CIRCULAR
  • CAPITULO 4. MAQUINAS PARA ELEVAR AGUA
  • CAPITULO 5. LAS NORIAS
  • CAPITULO 6. COCLEA PARA ELEVAR AGUA
  • CAPITULO 7. LA MAQUINA DE CTESIBIO PARA ELEVAR AGUA
  • CAPITULO 8. ÓRGANOS DE AGUA
  • CAPITULO 9. COMO MEDIR LAS DISTANCIAS
  • CAPITULO 10. LAS CATAPULTAS
  • CAPITULO 11. LAS BALLESTAS
  • CAPITULO 12. PREPARACIÓN DE LAS BALLESTAS Y DE LAS CATAPULTAS
  • CAPITULO 13. MAQUINAS DE ATAQUE

Marco Lucio Vitruvio Polion

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la guerra a los habitantes de Caria. Una vez conquistada la ciudad y pasados a cuchillo sus habitantes, se llevaron como esclavas a sus matronas sin emitir que se desprendieran de sus estolas, ni de sus distintivos como arquitectos, diseñaron en los edificios públicos unas estatuas de matronas que soportaran todo el peso, con el fin de transmitir a la posteridad el castigo impuesto por las ofensas de las cariátides. Igualmente los espartanos, bajo el mando de Pausanias, hijo de Argesilao, en la batalla de Platea superaron con un reducido número de soldados al muy numeroso ejército de los persas y, concluida la ceremonia triunfal, levantaron un pórtico Pérsico con los despojos y botines, como exponente de la gloria y valor de los ciudadanos y como trofeo de su victoria para sus descendientes. Allí mismo colocaron unas estatuas de los prisioneros sosteniendo el techo, vestidos con adornos de diversos colores, como castigo de su arrogancia, con el fin de que los enemigos se estremezcan ante el temor de la eficacia de su fortaleza; y así también, al contemplar los ciudadanos este paradigma de valentía, alentados por deseos de gloria, estuvieran dispuestos a defender su libertad. En consecuencia, a partir de este hecho, colocaron estatuas de persas sosteniendo sus arquitrabes y adornos y, de esta forma, desarrollaron sus obras con excelentes variaciones, a partir de este tema. Por otra parte, la filosofía perfecciona al arquitecto, otorgándole un alma generosa, con el fin de no ser arrogante sino más bien condescendiente, justo, firme y generoso, que es lo principal; en efecto, resulta imposible levantar una obra sin honradez y sin honestidad. Es preciso que no sea avaro, que no esté siempre pensando en recibir regalos, sino que proteja con seriedad su propia dignidad, sembrando buena fama: precisamente esto es lo que concede la filosofía. Además, la filosofía dirige su estudio sobre la Naturaleza, en griego fisiología; es preciso que haya tenido profundos conocimientos, pues la filosofía incluye muchas y variadas investigaciones sobre la naturaleza como, por ejemplo, en la conducción de aguas: en las acometidas, en los rodeos y en las aguas a nivel se originan bolsas naturales de aire de muy diversa índole con la impulsión de las aguas a lo alto; nadie será capaz de solucionar estos obstáculos si no conoce los principios de la naturaleza, a partir de la filosofía. Quien llegue a leer las normas pertinentes que redactaron Ctesibio, Arquímedes y otros autores, no podrá comprender tales normas si no ha sido instruido por los filósofos sobre este tema. También debe conocer la Música, con el fin de que se familiarice con la ciencia matemática de los sonidos y, en consecuencia, sea capaz de tensar correctamente las ballestas, catapultas y máquinas de guerra. Así es, en las vigas transversales están situados los agujeros o aberturas de los semitonos, a derecha e izquierda, y a través de ellos se tensan las cuerdas de nervios,retorciéndolas con rodillos y pasadores; estas cuerda no dejan de tensarse hasta que emitan un sonido limpio y afinado al oído del artesano. Al introducir en los brazos de la máquina estas cuerdas —que los van tensando— cuando alcanzan su tensión adecuada, deben golpearse con igual fuerza y a la vez y, si no se consigue la misma tirantez, resultará imposible disparar correctamente los dardos o las armas arrojadizas. Igual sucede con los «vasos» de bronce ‘ que se colocan en los teatros, en unas estancias debajo de las gradas, con una matemática distribución —en griego, eche ja—. Se van componiendo diferentes sonidos para producir acordes musicales en el hemiciclo; los vasos están separados, por grupos, en una cuarta, una quinta y una octava doble con el fin de que la voz de los actores, cuando entra en contacto con los vasos de bronce bien colocados, se intensifica potenciándose y llegue a los oídos de los espectadores de una manera clara y dulce. Sin tener presente las normas de la Música, nadie podrá fabricar máquinas hidráulicas, que son similares a estos instrumentos.

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Es preciso también que tenga conocimientos de la medicina, debido a los diversos climas —en griego, climata— tanto de la atmósfera como de las localidades o zonas concretas, ya que pueden ser saludables o nocivas precisamente por la calidad de sus aguas. Sin tener en cuenta estos aspectos, no es posible construir una vivienda saludable. El arquitecto ha de tener un conocimiento suficientemente completo de las leyes, para levantar paredes exteriores que separan unos edificios de otros, en lo referente a las goteras y a las cloacas o desagües; como también debe conocer la legislación necesaria para situar la iluminación. Igualmente, conviene que el arquitecto conozca a fondo las conducciones de agua y elementos similares, con objeto de tomar sus precauciones antes de levantar un edificio y no dejar en manos de los propietarios los problemas que puedan surgir una vez realizadas las obras; también para que prudentemente pueda protegerse, amparado por las leyes, ante el arrendador y ante el inquilino; efectivamente, si el contrato ha sido redactado correctamente, resultará que ambos quedarán protegidos ante posibles fraudes, sin ninguna clase de engaño. A partir de la Astrología el arquitecto conoce los puntos cardinales: oriente, occidente, mediodía y septentrión; y también la estructura del cielo, de los equinoccios, de los solsticios y de los movimientos orbitales de los astros. Si se ignora la Astrología, es absolutamente imposible que conozca la disposición y estructura de los relojes. En conclusión, la ciencia de la arquitectura es tan compleja, tan esmerada, e incluye tan numerosos y diferenciados conocimientos que, en mi opinión, los arquitectos no pueden ejercerla legítimamente a no ser que desde la infancia, avanzando progresiva y gradualmente en las ciencias citadas y alimentados por el conocimiento nutritivo de todas las artes, lleguen a alcanzar el supremo templo de la arquitectura. Quizás a algunos mal informados o ignorantes les parecerá sorprendente que se puedan aprender a fondo y grabar en la memoria tan numerosas ciencias, pero cuando se den cuenta de que todas las enseñanzas prácticas guardan entre sí una unión y una comunicación de sus diversos objetivos, seguro que aceptarán que se pueda lograr tan complejo conocimiento. Así es, la ciencia enciclopédica forma como un solo cuerpo, que consta de estos miembros. Por tanto, quienes se instruyen desde la infancia en distintas disciplinas, reconocen fácilmente sus mismas características y la sintonía de sus enseñanzas y, precisamente por esto, llegan a comprenderlo todo sin ninguna dificultad. Entre los antiguos arquitectos, Pitio, notorio arquitecto del templo de Minerva en Priene, expresó en sus comentarios que el arquitecto deberá ser más eficaz apoyándose en las ciencias especulativas y en las artes que los que han alcanzado extraordinaria celebridad en ciencias exclusivamente muy concretas y particulares. Un arquitecto ni puede ni debe ser un gramático, como fue Aristarco, pero tampoco puede ser un ignorante; tampoco puede ser un músico de la talla de Aristoxeno, pero no puede ignorar la Música; no se le puede exigir ser un pintor como Apeles, pero sí debe conocer el arte del dibujo; no puede llegar a la altura de escultores como Mirón o Policleto, pero no puede ignorar el arte de la escultura; en fin, no puede alcanzar el prestigio de un médico como Hipócrates, pero debe conocer la Medicina; en una palabra, no puede ser especialmente experto en las demás ciencias especulativas, pero tampoco las puede ignorar. Efectivamente, nadie puede lograr ser un numero uno en tan distintas ciencias, pues difícilmente se da la posibilidad de conocer y ahondar en sus razonamientos; no obstante, no sólo los arquitectos se ven imposibilitados de lograr un perfecto dominio en todas las materias, sino también quienes dominan exclusivamente una de estas ciencias, pues difícilmente se consigue que todas las obras hechas alcancen la supremacía de la gloria. Por tanto, si en cada una de las ciencias apenas unos pocos especialistas, no todos, alcanzan la fama, ¿cómo puede el arquitecto —que debe ser experto en muchas ciencias a la vez— lograr este admirable y profundo conocimiento, sin que le falte ninguna de ellas?, ¿cómo puede el arquitecto superar a todos los especialistas que, con gran habilidad, han sobresalido

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Capitulo 2. De que elementos consta la arquitectura

La arquitectura se compone de la Ordenación —en griego, taxis—, de la Disposición —en griego, díathesin—, de la Euritmia, de la Simetría, del Ornamento y de la Distribución —en griego, o economía. La Ordenación consiste en la justa proporción de los elementos de una obra, tomados aisladamente y en conjunto, así como su conformidad respecto a un resultado simétrico. La Ordenación se regula por la cantidad —en griego, posotes—. La Cantidad se define como la toma de unos módulos a partir de la misma obra, para cada uno de sus elementos y lograr así un resultado apropiado o armónico de la obra en su conjunto. La Disposición es la colocación apropiada de los elementos y el correcto resultado de la obra según la calidad de cada uno de ellos. Tres son las clases de Disposición —en griego, ideae—: la planta, el alzado y la perspectiva. La planta exige el uso del compás y de la regla; con ellos se va plasmando la disposición de los planos, que se utilizarán luego en las superficies previstas para el futuro edificio. El alzado es la representación en vertical de la fachada, coloreando levemente la imagen de la futura obra, siguiendo unas normas. La perspectiva es el bosquejo de la fachada y de los lados alejándose y confluyendo en un punto central de todas las líneas. Todo ello surge como resultado de la reflexión y de la creatividad. La reflexión consiste en una cuidada meditación del propio empeño y del continuo trabajo que lleva a la realización de un proyecto, junto con un sentimiento de satisfacción. La creatividad es la clarificación de temas oscuros y, a la vez, es el logro de nuevos aspectos descubiertos mediante una inteligencia ágil. Estas son las partes que componen la Disposícion. La Euritmia es el aspecto elegante y hermoso, es una figura apropiada por la conjunción de sus elementos. La Euritmia se logra cuando los elementos de una obra son adecuados, cuando simétricamente se corresponde la altura respecto a la anchura, la anchura respecto a la longitud y en todo el conjunto brilla una adecuada correspondencia. La Simetría surge a partir de una apropiada armonía de las partes que componen una obra; surge también a partir de la conveniencia de cada una de las partes por separado, respecto al conjunto de toda la estructura. Como se da una simetría en el cuerpo humano, del codo, del pie, del palmo, del dedo y demás partes, así también se define la Euritmia en las obras ya concluidas. En los templos sagrados se toma la simetría principalmente a partir del diámetro de las columnas, o bien de los triglifos o bien de un módulo inicial; en las ballestas, a partir del agujero que en griego llaman peritreton; en las naves, a partir del espacio que media entre remo y remo, llamado dipechyaia. Igualmente descubrimos la estructura de la simetría a partir de detalles en otras muchas obras. El Ornamento es un correcto aspecto de la obra o construcción que consta de elementos regulares, ensamblados con belleza. Se logra perfeccionarlo mediante la norma ritual (Se trata de las normas que aplicaban los sacerdotes para levantar los templos de acuerdo con las peculiaridades de cada deidad) —en griego thematismo—, con la práctica, o con la naturaleza del lugar. Fijándonos en la norma ritual encontramos los templos levantados a Júpiter Tonante, al Cielo, al Sol, a la Luna: se trata de templos levantados al descubierto, abiertos; en efecto, la apariencia y la belleza de los dioses citados las contemplamos ostensiblemente a cielo abierto. Para Minerva, Marte y Hércules se levantarán templos dóricos, pues conviene así a estos dioses, sin ningún tipo de lujo, debido a su

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fortaleza viril. Para Venus, Flora, Proserpina y las Náyades los templos serán corintios, pues poseen cualidades apropiadas por su delicadeza, ya que son templos esbeltos, adornados con flores, hojas y volutas, que parecen aumentar el esplendor de tales divinidades. Si se levantan templos jónicos ajuno, Diana, Baco y otras divinidades similares, se logrará una solución intermedia pues poseen unas características que suavizan la índole austera propia del estilo dórico y la delicadeza del corintio. Atendiendo a la práctica, el ornamento se plasma de la siguiente manera: construiremos vestíbulos apropiados y esmerados si se trata de construcciones magnificas con elegantes interiores. En efecto, si las construcciones interiores tuvieran un aspecto cuidado pero sus accesos fueran de baja calidad y despreciables, no tendrían ningún esplendor. De igual modo, si en los arquitrabes dóricos esculpimos molduras en sus cornisas, o bien si se esculpen triglifos en las columnas y en los arquitrabes jónicos, haciendo una transferencia de las propiedades de un estilo a otro estilo, su aspecto exterior producirá disgusto ante unos usos o prácticas distintos a los ya fijados por el uso, como propios de un orden concreto. Se conseguirá una belleza u ornamento natural si inicialmente se eligen para toda clase de templos unos lugares saludables; sobre todo con abundante agua si se dedican a Esculapio, a la Salud y a los dioses con cuyas medicinas parecen sanar muchos enfermos. Así es, cuando los enfermos hayan sido trasladados desde un lugar insalubre hacia otro más sano y cuando se les proporcione agua procedente de fuentes curativas, mejorarán rápidamente; de este modo, se conseguirá que, por la misma situación del lugar, la divinidad será objeto de opiniones muy positivas y elogiosas, con todo merecimiento. Asimismo se dará también ornamento natural si hacemos que las habitaciones y las bibliotecas reciban la luz, orientándolas hacia el este; que los baños públicos y los invernaderos reciban la luz desde el occidente; que las pinacotecas y las estancias, que precisan de una cierta luminosidad, reciban la luz desde el norte, ya que esta parte ni se oscurece ni adquiere más luminosidad en relación a la posición del sol, sino que mantiene una misma e inmutable claridad a lo largo de todo el día. La Distribución consiste en la administración apropiada de materiales y de terrenos, unida a unos costes ajustados y razonables de las obras. Obtendremos esta distribución si el arquitecto no va persiguiendo lo que no puede encontrar o preparar sin grandes dispendios. Veamos un ejemplo: no en todos los lugares se encuentra abundancia de arena de cantera, piedra para edificar, abetos, madera limpia y sin nudos, mármol, sino que cada uno de estos materiales se dan en lugares muy concretos y diferentes por lo que su transporte resulta complicado y muy costoso. Por tanto, donde no haya arena de cantera, utilizaremos arena fluvial o bien arena marina limpia. Cuando se carece de abetos o de troncos de madera limpia y sin nudos, utilizaremos cipreses, álamos, olmos, pinos. Se alcanzará un segundo tipo de distribución cuando se levanten edificios de acuerdo con el uso al que van destinados, de acuerdo con los propietarios, con su nivel económico o con la dignidad de los inquilinos. Parece claro que las viviendas urbanas deben levantarse de una manera y de otra muy distinta las viviendas rústicas, donde se almacenan los frutos del campo; no es lo mismo construir para prestamistas avaros que para personas honestas y exquisitas; si se trata de ciudadanos influyentes que dirigen el Estado con sus resoluciones, sus viviendas se dispondrán para tal uso. En una palabra, siempre se debe tomar una distribución adecuada a la personalidad de cada uno de los inquilinos de las viviendas.

Capitulo 3. Partes de la arquitectura

Tres son las partes de la arquitectura: la Construcción, la Gnomónica y la Mecánica. A su vez, la construcción se divide en dos partes: una parte trata sobre la disposición de murallas y de obras

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durante el invierno, las zonas que son pestílentes se vuelven saludables ya que se hacen más consistentes, como consecuencia del frío. Exactamente igual sucede cuando las personas se trasladan desde regiones frías hacia regiones cálidas: no pueden mantenerse inalterables, sino que se debilitan. Por el contrario, los que desde regiones cálidas se trasladan a zonas frías del norte, no sólo no enferman con el cambio de lugar, sino que se robustecen. Por todo ello, debe ponerse sumo cuidado en la ubicación de las murallas, alejándolas de aquellas zonas que puedan esparcir aires cálidos hacia sus habitantes. De acuerdo con los principios o elementos primarios, en griego stoichea, todos los cuerpos se componen de fuego, agua, tierra y aire que, al mezclarse entre si según su temperatura natural, conforman las propiedades de todos los seres animados, hablando en términos generales. Por tanto, cuando el calor sobrepasa los límites naturales destruye y disuelve con su ardor los otros elementos naturales; tales anomalías son también una consecuencia de un clima férvido, en algunas partes concretas: el calor afecta a las venas superficiales con más intensidad de la que puede soportar el cuerpo, de acuerdo a su temperatura natural, según la mezcla que lo compone. Si el agua llena las venas del cuerpo y logra que sean desiguales los otros tres principios, éstos se desvirtúan, corrompidos por el elemento líquido y, en consecuencia, se anulan las cualidades que poseían debido a su composición o mixtura. Los mismos efectos ocasiona el enfriamiento de las brisas y del agua, que provoca alteraciones en el cuerpo. De igual modo, si se aumenta o disminuye la composición natural del elemento tierra o del elemento aire, se consigue un debilitamiento de los otros elementos básicos: los terrenos, con copiosas y excesivas comidas y los aéreos con un clima excesivamente duro. Si se quisiera observar todo esto sensorialmente y de un modo preciso, basta constatarlo y prestar atención a la naturaleza de las aves, peces y animales de tierra; así, se percibirá la diferencia de temperatura y de composición. Las aves poseen una determinada mixtura, otra los peces y otra muy distinta los animales de tierra. Los animales alados poseen menos elementos de tierra y de agua, un moderado calor, pero mucha cantidad de aire y, en consecuencia, al estar compuestos de elementos ligeros se elevan en el aire con toda facilidad. Por otra parte, los peces poseen una temperatura templada con gran cantidad de elemento aire y tierra y muy poco de elemento agua y, precisamente porque tienen poco elemento liquido, con toda facilidad subsisten en el agua y cuando son sacados a tierra mueren, justo al abandonar el agua. Por la misma razón, los animales terrestres poseen menor cantidad de tierra y muchísima de agua, ya que tienen una temperatura templada por el aire y el calor; precisamente porque en ellos abundan las partes húmedas, es imposible que pervivan dentro del agua durante largo tiempo. En conclusión, si las cosas son realmente como las hemos expresado, si percibimos que los cuerpos de los animales están compuestos de tales principios o elementos y si pensamos que éstos se debilitan y mueren debido a un exceso o a una deficiencia de elementos, no tenemos la más mínima duda de que es muy conveniente buscar con todo interés la ubicación de las murallas, con el fin de elegir zonas más templadas, puesto que lo que perseguimos es la salubridad en la disposición de las murallas. En mi opinión, se debe volver insistentemente a la teoría de los autores antiguos. En efecto, éstos al inmolar animales que habían estado pastando en parajes donde se levantaban fortalezas o campamentos fijos, examinaban sus hígados y si los encontraban amoratados y

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enfermos, inmolaban otros animales ante la duda de si estaban enfermos por alguna indisposición, o bien por tomar pastos en mal estado. Como eran muy expertos, cuando veían que los hígados estaban sanos, por alimentarse de agua y de pastos, precisamente en ese lugar levantaban sus fortificaciones. Si hallaban los hígados enfermos, por lógica trasladaban tal situación a los humanos, en el sentido de que en esos mismos parajes con el tiempo se iba a producir abundancia de agua insalubre y de alimentos nocivos y, así, se iban a vivir a otro sitio, buscando ante todo la salubridad. Podemos concluir que si la tierra es saludable para el pasto y el alimento, sus propiedades son también salubres, como vemos en las tierras de la ciudad de Creta, cerca del río Potero, que fluye entre las ciudades de Cnosos y Gortina. A derecha y a izquierda del río pacen los rebaños. Pero los que pacen cerca de Cnosos padecen esplenitis y los que pacen al otro lado, cerca de Gortina, no sufren tal enfermedad del bazo. Por esta circunstancia, los médicos buscaban el porqué de tal enfermedad y descubrieron en estos pastos una clase de hierba que, al rumiaría los rebaños, disminuía su bazo. Recogiendo precisamente esta hierba, sanan a los enfermos de bazo con este medicamento, que los cretenses denominan asplenon. Por ello, podemos conocer que las propiedades de los lugares son naturalmente insalubres o, por el contrario, salubres debido a sus pastos y a su agua. Si se van a levantar unas murallas en terrenos pantanosos, situados junto al mar y orientados hacia el septentrión, o bien entre el septentrión y el oriente, y si tales pantanos estuvieran en lugares más altos que el litoral del mar, entonces con toda tranquilidad se podrán construir las murallas. Se cavarán unos canales que verterán el agua en el litoral y, al subir el nivel del mar por causa de las mareas, se llenarán las lagunas con sus movimientos marítimos. Y se mezclarán sus aguas, lo que imposibilitará que nazcan animales lacustres y los que alcancen el cercano litoral nadando, al no estar acostumbrados al salitre, perecerán. Un ejemplo de lo que estamos tratando pueden ser las lagunas Gálicas, que están próximas a Altino, Rávena, Aquilea y otros municipios que, al estar muy próximos a estas lagunas, gozan de una extraordinaria salubridad. En otros lugares encontramos lagunas que no desaguan ni por medio de ríos ni por canales, como la laguna Pontina, cuyas aguas se corrompen exhalando unos vapores densos y pestilentes. En Apulia, una antigua fortaleza llamada Salpis, fundada por Diomedes a su regreso de Troya, o bien, como relatan algunos escritores, fundada por Elfias de Rodas, había sido construida en estos parajes pantanosos, por lo que sus habitantes, al caer gravemente enfermos cada año, se acercaron a M. Hostilio y con suplicas consiguieron que les buscara y les eligiera una ubicación adecuada para trasladar allí su fortaleza. M. Hostilio, apoyándose en argumentos de peso, adquirió unas tierras junto al mar, en un lugar salubre, y pidió al Senado y al pueblo romano que le permitieran trasladar la fortaleza: levantó las murallas, parceló su superficie y por un sestercio vendió a cada habitante un solar para su casa. Realizadas estas gestiones, abrió un paso desde el lago hacia el mar y llevó a cabo la construcción de un puerto en el mismo lago para el municipio. Actualmente los habitantes de Salpis, alejados apenas cuatro mil pasos de su antigua fortaleza, habitan en un lugar salubre.

Capitulo 5. Construccion de murallas y torres

Por tanto, siguiendo estas normas conseguiremos unas condiciones favorables de salubridad para construir las murallas. Cuando se hayan elegido terrenos fértiles para la alimentación de la ciudad, cuando se logre un transporte fácil hacia las murallas bien mediante caminos protegidos, o bien por la situación ventajosa de los ríos, o bien por puertos de transporte marítimo, entonces deben excavarse los cimientos de las torres y murallas, de modo que se ahonde en tierra firme, si se puede

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Capitulo 6. División de las obras en el interior de las murallas

Una vez terminadas las murallas circunvalantes, en su interior haremos la distribución de su superficie, plazas y callejuelas en dirección hacia los cuatro puntos cardinales. Esta distribución se trazará correctamente, en el supuesto de que los vientos no afecten de modo perjudicial a las callejuelas, pues si son fríos ocasionan daños; si son cálidos, provocan verdaderas alteraciones, y si son vientos húmedos, causan serios inconvenientes. Por ello, parece que debe evitarse y anularse este posible fastidio, con el fin de que no suceda lo que suele pasar en muchas ciudades. En la isla de Lesbos se encuentra la ciudad de Mitilene, magníficamente construida con gran belleza, pero ubicada de un modo muy imprudente. Por ello, los habitantes de esta ciudad caen enfermos cuando sopla el viento del sur; si sopla el viento del noroeste o de poniente, empiezan a toser, pero cuando sopla el viento del norte recuperan su buen estado de salud, mas no pueden permanecer ni en las callejuelas ni en las plazas, ya que el frío es muy intenso. Se define el viento como una agitación del aire que sopla con movimientos variables. El viento surge cuando el calor choca contra la humedad y el golpe de su acción hace salir la fuerza y violencia del aire. Podemos observar que es así a partir de unos vasos de bronce, llamados eolipilas (El matemático Herón de Alejandria (siglo I a.C.) fue el inventor de estas esferas huecas y metálicas); mediante este invento artificioso podemos averiguar la realidad de las ocultas estructuras del cielo. En efecto, las eolipilas son instrumentos cóncavos de bronce con un cuellecillo muy angosto por el que se vierte agua; posteriormente se colocan al fuego. Antes de calentarse, no emiten nada de aire, pero en cuanto empieza a hervir el agua arrojan un aire muy impetuoso. Así podemos formarnos una opinión sobre los grandes e inmensos secretos del cielo y de los vientos, a partir de un pequeño y muy insignificante ingenio. Si es posible alejarse de los vientos perjudiciales, se logrará un lugar salubre para los hombres sanos y robustos, y también, para quienes padezcan alguna enfermedad, que en otros lugares salubres lograrán su curación con medicamentos o antídotos, pero en estos lugares sanarán más rápidamente por el poder calorífico de los vientos, ya que hemos excluido los vientos incómodos. Las enfermedades que se curan con dificultad en las regiones anteriormente descritas son: faringitis, tos, pleuritis, tisis, vómitos de sangre y otras, que solamente se curan ingiriendo remedios, pero no mediante purgas. Son enfermedades difíciles de curar, pues se originan por el frío y además porque, debilitadas las fuerzas de la persona afectada por la enfermedad, el aire se encuentra convulsionado y atenúa o debilita sus cuerpos, debido a las fuertes sacudidas de los vientos, que extraen la fuerza vital de tales cuerpos enfermos y acaban consumiéndolos. Por el contrario, al soplar el aire suave y denso que no posee abundantes flujos y reflujos, debido a su estática inmovilidad, reconforta y rehabilita los miembros enfermos. A muchos autores les satisface clasificar los vientos exclusivamente en cuatro: al que procede del oriente equinoccial lo llaman Solano (viento de levante); al que sopla desde el mediodía, Austral (viento del sur); al del occidente equinoccial lo llaman Favonio (céfiro o viento de poniente); al que procede del septentrión, lo llaman Septentrión (viento del norte). Pero los autores que investigaron con más rigor nos dicen que los vientos son ocho; destacaremos a Andrónico de Cirrestres, quien levantó en Atenas, como demostración, una torre de mármol octogonal y en cada uno de sus laterales cinceló unas imágenes que representaban a cada uno de los vientos, frente a la dirección de cada uno de ellos; sobre la torre colocó una columna cónica, también de mármol y sobre ella dispuso un Tritón de bronce, que en su mano derecha extendida llevaba una vara; estaba situado de tal manera que giraba por acción del viento y siempre terminaba por quedarse quieto frente a la dirección del viento; con su vara indicaba la dirección, situándola encima de la imagen del viento en cuestión. Así,

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entre el viento Solano y el viento Austral situó el Euro, que sopla desde el levante; entre el Austral y el Favonio, interpuso el viento Ábrego, que procede del sudoeste; entre el Favonio y el Septentrión, el Cauro —que muchos llaman el Coro—. Y entre el Septentrión y el Solano, situó el Aquilón. Da la impresión que han sido denominados así con el fin de que su numero incluya los nombres y las regiones de donde soplan las corrientes de los vientos. Como este tema lo tenemos muy investigado y como hemos descubierto las zonas y los orígenes de los vientos, procederemos de la siguiente manera: se colocará un cuadrante de mármol en medio de la ciudad, perfectamente nivelado, o bien alisaremos un lugar y lo nivelaremos de modo que no sea preciso el cuadrante; sobre su parte central, en el medio, se colocará un gnomon de bronce, como indicador de la sombra —en griego, sciotheres—. Aproximadamente unas cinco horas antes del mediodía se marcará el extremo de la sombra del gnomon, que señalaremos con un punto; después, con ayuda del compás, situado junto al punto que señala la longitud de la sombra del gnomon, trazaremos una circunferencia. Debe observarse, igualmente, la sombra creciente del gnomon después del mediodía y, cuando dicha sombra alcance la línea trazada por el compás y se iguale con la sombra de antes del mediodía, allí mismo debe señalarse otro punto. Desde estos dos puntos, con el compás trazaremos una figura en forma de aspa y por el punto donde se corten las dos líneas del aspa, exactamente por ese punto, debe trazarse una línea hasta el extremo, y así quedarán señaladas tanto la parte o región meridional como la septentrional. A continuación, debe tomarse la decimosexta parte de la circunferencia y debe situarse el centro de la línea meridional donde corta la circunferencia; desde allí señalaremos a derecha y a izquierda —en la misma circunferencia— dos puntos: el de la parte meridional y el de la septentrional. A continuación, desde estos cuatro puntos se trazarán unas líneas por el centro donde se juntan los dos trazos del aspa, desde un extremo hasta el otro extremo. Así, la indicación del austro y del septentrión ocuparán una octava parte cada uno. Las partes restantes, tres a la derecha y tres a la izquierda, deben distribuirse por igual en la totalidad de la circunferencia, con el fin de que queden plasmados en el gráfico unos espacios iguales para los ocho vientos. Siguiendo los ángulos, entre las dos zonas de los vientos, se alinearán los trazados de las plazas y de las calles. Siguiendo esta estructuración descrita, los vientos perjudiciales quedarán excluidos de las viviendas y de las calles. Efectivamente, cuando las plazas se dispongan directamente frente a la dirección de los vientos, la intensidad del viento continuo se extenderá desde el cielo abierto con fuerte violencia y se potenciará al estar encerrado en las angostas callejuelas. Por ello, es necesario orientar los barrios atendiendo a las direcciones de los vientos, con el fin de que al llegar a las esquinas de los bloques de casas se debiliten y, repelidos, terminen disipándose. Quizá no salgan de su asombro quienes hayan conocido muchos más nombres de vientos, dado que nosotros simplemente hemos hablado de ocho vientos. Ahora bien, si observan el giro de la Tierra siguiendo el curso del Sol y las sombras del gnomon equinoccial según la inclinación del cielo, ya Eratóstenes de Cirene, apoyándose en argumentos matemáticos y en métodos geométricos, descubrió que dicho giro mide 252.000 estadios, que equivalen a 31.500.000 pasos; ahora bien, la octava parte de este total, que es la que ocupa una clase concreta de viento, medirá 3.937.500 pasos, por lo que no deberán asombrarse si un solo viento, al propagarse en un espacio tan amplio, logra diversas orientaciones en su dirección, al desviarse y al replegarse. Así pues, a la derecha e izquierda del Austro normalmente soplan el Leuconoto y el Altano; a la derecha e izquierda del Africo, el Libonoto y el Subvespero; acompañando al Favonio suele soplar el Argestes (viento de poniente) y, en ocasiones, los vientos etesios; junto al Cauro, el Circias y el Coro; el Septentrión sopla acompañado con el viento de Tracia y el Galico; a derecha e izquierda del Aquilón, el viento del Adriático y el Cecias; al viento Solano lo acompañan el Carbas y, en ocasiones, el Omitias (vientos septentrionales); cuando el Euro ocupa la parte intermedia, a sus lados soplan el Eurocircias y el

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Capitulo 7. Lugares para edificios de uso común

Una vez realizadas las divisiones y direcciones de las calles y situadas correctamente las plazas, deben elegirse las superficies de utilidad colectiva de la ciudad, teniendo en cuenta la situación más favorable para ubicar los santuarios, el foro y demás edificios públicos. Si la ciudad se levanta al lado del mar, debe elegirse una superficie para construir el foro próxima al puerto; si, por el contrario, va a estar lejos del mar, el foro se construirá en medio de la ciudad. Los solares para los santuarios de los dioses tutelares de la ciudad y para Júpiter, Juno y Minerva elíjanse en un lugar suficientemente elevado, desde donde pueda observarse la mayor parte de la ciudad. El templo para Mercurio, y en su caso para Isis y Serapis, se situará en el foro o mercado; el de los dioses Apolo y Baco, junto al teatro; en las ciudades donde no haya gimnasios ni anfiteatros, el templo dedicado a Hércules se levantará junto al circo; a Marte, fuera de la ciudad pero próximo a su termino; el templo dedicado a Venus se levantará junto al puerto. En los textos de los arúspices etruscos se nos clarifica que los templos de Venus, Vulcano y Marte se han de levantar fuera de las murallas, para que los placeres de Venus no sean practicados en la ciudad ni por los jóvenes ni por las madres de familia; si se provoca la fuerza de Vulcano mediante ritos y sacrificios, parece que los edificios se ven libres de sufrir incendios, situados fuera de las murallas. Dado que la deidad de Marte está consagrada fuera de las murallas, no surgirá entre los ciudadanos ninguna discusión o divergencia con uso de armas, sino que se mantendrá protegida la ciudad del peligro de la guerra. A la diosa Ceres se la venerará en un lugar fuera de la ciudad, y solamente deben acercarse a su templo para realizar sacrificios, pues es un lugar que debe guardarse escrupulosa y honestamente; con buenas costumbres. Para el resto de los dioses, deben repartirse los solares acordes al tipo de sacrificios que se realicen en sus templos. En los libros tercero y cuarto explicaré las condiciones para construir los santuarios así como para fijar la simetría de las distintas superficies, pues me ha parecido más oportuno tratar en el libro segundo sobre los recursos materiales que deben disponerse para los edificios, estudiando sus características y sus ventajas. También expondré la proporción y órdenes de los edificios y cada una de las clases o tipos de simetría. Así lo explicaré en cada uno de los libros.

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Libro Segundo

Introducción

El arquitecto Dinócrates, confiando en sus proyectos y en su ingenio, marchó desde Macedonia hacia el ejército de Alejandro, que estaba consiguiendo ser el señor del mundo, ansioso de ganarse su protección. Dinócrates era portador de unas cartas, avaladas por sus parientes y amigos que iban dirigidas a los principales mandatarios purpurados, a quienes solicitó le recibieran amablemente y le posibilitaran acceder ante Alejandro lo más pronto posible. Se lo prometieron, pero la entrevista se retrasaba bastante, esperando el momento oportuno. Por ello, pensando Dinócrates que se burlaban de él, optó por presentarse directamente. Era un hombre de gran estatura, rostro agradable, porte y prestancia exquisitos. Confiando en sus dotes naturales, dejó sus ropas en la hospedería, perfumó su cuerpo con aceite, coronó su cabeza con guirnaldas de álamo, cubrió su hombro izquierdo con una piel de león y tomó en su mano derecha una clava; así avanzó con dignidad ante el tribunal donde Alejandro impartía justicia. Su esmerada presencia llamaba la atención del pueblo y hasta el mismo Alejandro se fijó también en él. Mostrando gran sorpresa, Alejandro ordenó que le permitieran el paso para que se acercara y le preguntó quién era. El contestó: «Soy Dinócrates, arquitecto de Macedonia y traigo para ti unos proyectos y unos bocetos, dignos de tu grandeza. He transformado el monte Athos en la figura de una estatua viril; en su mano izquierda he diseñado las murallas de una gran ciudad y en su derecha una enorme patera que recoja las aguas de los ríos que fluyen en aquel monte, con el fin de verterlas al mar desde su propia mano». Alejandro quedó gratamente satisfecho ante la descripción de tal proyecto y al momento preguntó si alrededor de la ciudad había campos que la pudieran abastecer con sus cosechas de trigo. Al manifestarle que no era posible el abastecimiento sí no era mediante el transporte de ultramar, contestó: «Dinócrates, observo con atención la magnifica estructura de tu proyecto y me agrada. Pero advierto que si alguien fundara una colonia en ese mismo lugar, quizás su decisión sería muy criticada. Pues, así como un recién nacido sólo puede alimentarse con la leche de su nodriza y sin ella no puede desarrollarse, de igual manera una ciudad no puede crecer sí no posee campos cuyos frutos le lleguen en abundancia; sin un abundante abastecimiento no puede aumentar el número de sus habitantes ni pueden sentirse seguros. Por tanto, en cuanto a tu plan pienso que merece toda clase de elogios, pero la ubicación de la ciudad debe ser desaprobada. Es mi deseo que te quedes a mi lado, pues quiero servirme de tu trabajo». Desde este momento, Dinócrates ya no se apartó del rey y siguió sus pasos hasta Egipto. Al observar Alejandro que había allí un puerto protegido por la misma naturaleza y un extraordinario mercado, además de campos sembrados de trigo que ocupaban toda la extensión de Egipto así como las enormes ventajas que proporcionaba el impresionante río Nilo, ordenó que él fundase allí mismo una ciudad, de nombre Alejandría, en honor a su propia persona. De este modo Dinócrates, apreciado por su interesante aspecto y por su gran cotización, alcanzó la categoría de los ciudadanos distinguidos. Pero a mi, oh Emperador, la naturaleza no me ha concedido mucha estatura, la edad ha afeado mi rostro y la enfermedad ha mermado mis fuerzas. Por tanto, ya que me veo privado de tales cualidades, alcanzaré la fama y la reputación, así lo espero, mediante la ayuda de la ciencia y de mis libros. Como ya he consignado por escrito detalladamente en el primer libro, lo propio de la profesión del arquitecto y los perfiles de su definición, y como he tratado ya el tema de los muros, la parcelación de las superficies dentro de su ámbito, siguiendo un orden, pasaré a tratar ahora de los santuarios