Docsity
Docsity

Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes

Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity


Consigue puntos base para descargar
Consigue puntos base para descargar

Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium


Orientación Universidad
Orientación Universidad

Los primeros pasos en el estudio del autismo: el trabajo pionero de Leo Kanner, Resúmenes de Sensor de Redes Inalámbricas

Una reseña histórica sobre los inicios de la investigación del autismo, con enfoque en el trabajo pionero desarrollado por leo kanner en la década de 1940. Se abordan los desafíos iniciales en el diagnóstico del autismo, las diferentes concepciones del mismo a lo largo de la historia y las hipótesis explicativas formuladas sobre esta condición. Además, se mencionan las primeras escalas de evaluación y intervención para niños con autismo y su importancia en el contexto familiar y de los cuidadores.

Tipo: Resúmenes

2021/2022

Subido el 08/06/2022

ricx-2552
ricx-2552 🇲🇽

1 documento

1 / 3

Toggle sidebar

Esta página no es visible en la vista previa

¡No te pierdas las partes importantes!

bg1
Los inicios de la investigación del autismo
Antes de abordar el trabajo pionero desarrollado por Leo Kanner (18941981) en el
estudio del autismo, conviene recordar la elección desafortunada que dicho término
supuso, dada la confusión que generó con el del autismo que en 1911 había usado
Eugen Bleuer (1857-1939) para expresar la retirada activa con que algunos pacientes
esquizofrénicos se repliegan al terreno de la fantasía, pues, a diferencia de Bleuer, que
con él hacía referencia a la conducta intencional de evitar relaciones sociales, a lo que
Kanner aludía era a la incapacidad para establecer tales vínculos relacionales.
Asimismo, mientras en sentido bleueriano tal repliegue estaba conectado a la rica vida
fantástica del sujeto esquizofrénico, eso no sucede en el autista, quien carece de tal
ingrediente cognitivo. De ello algunos investigadores del autismo infirieron un posible
nexo entre éste y la posterior esquizofrenia en la edad adulta, lo que influyó en la
tendencia entre los psiquiatras infantiles de utilizar de forma intercambiable las
etiquetas diagnósticas de esquizofrenia infantil, autismo y psicosis infantil (1).
En un intento de aislar el síndrome autista de las otras condiciones psiquiátricas
mencionadas, fue necesario determinar qué síntomas eran0universalesy cuáles
eran0específicos,incluyéndose dentro de los primeros una incapacidad profunda y
general para establecer relaciones con otros; retraso en la adquisición del lenguaje,
que dificultaba la comprensión; ecolalia e inversión pronominal y fenómenos ritualistas
o compulsivos, tales como la insistencia en la identidad, a la que Rivière (2) prefiere
llamar trastorno de la función ejecutiva, al juzgar tal etiqueta más precisa y sustentada
por nutrida investigación. La falta de respuesta social y las dificultades de lenguaje sólo
pueden considerarse indicadores claros de autismo si no corresponden a la edad
mental del niño y se explican exclusivamente como rasgos distintivos del trastorno
autista ausentes en el desarrollo evolutivo normal. Dentro de los segundos, por el
contrario, pueden evidenciarse movimientos repetitivos estereotipados (especialmente
manierismos en las manos y en los dedos), poca capacidad de atención, retraso en el
control de los esfínteres y conductas autolesivas. Además de confirmar los criterios
diagnósticos formulados inicialmente por Kanner, a los que a continuación se harán
referencia, con ello se logró una definición operativa del autismo en los dos grupos de
síntomas antes referidos.
Contenido
Concepto y diagnóstico diferencial del autismo: hitos históricos más señeros
La primigenia concepción del autismo formulada por Kanner (3) sufrió al igual que otros
cuadros clínicos diversas reformulaciones, debido a las dudas razonables que surgían
al formular un diagnóstico, al competir por ejemplo el del autismo con otros como el de
demencia precoz, esquizofrenia infantil o demencia infantil (15). De ello se infería que,
cualquiera que fuera la etiqueta diagnóstica seleccionada, el autismo se encuadraba
dentro de la categoría de los trastornos mentales, y no como acontecería más tarde en
el campo de la deficiencia, al juzgarse en el primer caso que lo patognomónico residía
en la incapacidad para relacionarse adecuadamente con otros, primando las
deficiencias socioafectivas sobre las de carácter lingüístico y cognitivo, sucediendo de
forma inversa en el segundo caso en donde cobraban un mayor peso etiopatogénico
los déficits cognitivos sobre los de naturaleza emocional. Con todo, en la década de los
pf3

Vista previa parcial del texto

¡Descarga Los primeros pasos en el estudio del autismo: el trabajo pionero de Leo Kanner y más Resúmenes en PDF de Sensor de Redes Inalámbricas solo en Docsity!

Los inicios de la investigación del autismo

Antes de abordar el trabajo pionero desarrollado por Leo Kanner (18941981) en el estudio del autismo, conviene recordar la elección desafortunada que dicho término supuso, dada la confusión que generó con el del autismo que en 1911 había usado Eugen Bleuer (1857-1939) para expresar la retirada activa con que algunos pacientes esquizofrénicos se repliegan al terreno de la fantasía, pues, a diferencia de Bleuer, que con él hacía referencia a la conducta intencional de evitar relaciones sociales, a lo que Kanner aludía era a la incapacidad para establecer tales vínculos relacionales. Asimismo, mientras en sentido bleueriano tal repliegue estaba conectado a la rica vida fantástica del sujeto esquizofrénico, eso no sucede en el autista, quien carece de tal ingrediente cognitivo. De ello algunos investigadores del autismo infirieron un posible nexo entre éste y la posterior esquizofrenia en la edad adulta, lo que influyó en la tendencia entre los psiquiatras infantiles de utilizar de forma intercambiable las etiquetas diagnósticas de esquizofrenia infantil, autismo y psicosis infantil (1). En un intento de aislar el síndrome autista de las otras condiciones psiquiátricas mencionadas, fue necesario determinar qué síntomas eran universales y cuáles eran específicos, incluyéndose dentro de los primeros una incapacidad profunda y general para establecer relaciones con otros; retraso en la adquisición del lenguaje, que dificultaba la comprensión; ecolalia e inversión pronominal y fenómenos ritualistas o compulsivos, tales como la insistencia en la identidad, a la que Rivière (2) prefiere llamar trastorno de la función ejecutiva, al juzgar tal etiqueta más precisa y sustentada por nutrida investigación. La falta de respuesta social y las dificultades de lenguaje sólo pueden considerarse indicadores claros de autismo si no corresponden a la edad mental del niño y se explican exclusivamente como rasgos distintivos del trastorno autista ausentes en el desarrollo evolutivo normal. Dentro de los segundos, por el contrario, pueden evidenciarse movimientos repetitivos estereotipados (especialmente manierismos en las manos y en los dedos), poca capacidad de atención, retraso en el control de los esfínteres y conductas autolesivas. Además de confirmar los criterios diagnósticos formulados inicialmente por Kanner, a los que a continuación se harán referencia, con ello se logró una definición operativa del autismo en los dos grupos de síntomas antes referidos. Contenido

Concepto y diagnóstico diferencial del autismo: hitos históricos más señeros

La primigenia concepción del autismo formulada por Kanner (3) sufrió al igual que otros cuadros clínicos diversas reformulaciones, debido a las dudas razonables que surgían al formular un diagnóstico, al competir por ejemplo el del autismo con otros como el de demencia precoz, esquizofrenia infantil o demencia infantil (15). De ello se infería que, cualquiera que fuera la etiqueta diagnóstica seleccionada, el autismo se encuadraba dentro de la categoría de los trastornos mentales, y no como acontecería más tarde en el campo de la deficiencia, al juzgarse en el primer caso que lo patognomónico residía en la incapacidad para relacionarse adecuadamente con otros, primando las deficiencias socioafectivas sobre las de carácter lingüístico y cognitivo, sucediendo de forma inversa en el segundo caso en donde cobraban un mayor peso etiopatogénico los déficits cognitivos sobre los de naturaleza emocional. Con todo, en la década de los

ochenta del siglo XX logró alcanzarse un consenso en cuanto a la concepción del autismo como un síndrome conductual que afecta a una amplia gama de áreas tanto del desarrollo cognitivo como del afectivo, juzgándolo como un trastorno generalizado del desarrollo , tal como recogen las diferentes clasificaciones nosológicas (DSM-III, CIE- 10 y DSM-IV-R). En 1990, Baird y su equipo proponen sin embargo abandonar la etiqueta diagnóstica de trastorno generalizado del desarrollo , considerando más adecuada la de trastorno específico del desarrollo , lo que para algunos sólo responde a razones de tipo clínico y no científico (8), pareciéndole a otros más correcto el término trastornos penetrantes del desarrollo (16). Contenido

Desentrañando el enigma: hipótesis explicativas formuladas en torno al

autismo

Tradicionalmente suelen diferenciarse dos grupos según los factores a investigar, distinguiéndose dentro del primero los que estudian factores genéticos, cromosómicos y variables neurobiológicas; mientras que dentro del segundo se hallan las que rastrean los ingredientes afectivos, cognitivos y sociales subyacentes al comportamiento autista. Lo importante, en todo caso, será conocer con la mayor exactitud posible si los déficits ocasionados en el sujeto le impedirán alcanzar el desarrollo normal del sistema neurológico en un periodo crítico (7). En cuanto a los factores genéticos, existen hallazgos que apuntan a la presencia de diversas anomalías en el cariotipo de algunos autistas, en quienes se han detectado alteraciones en gran parte de los pares cromosómicos, con excepción de los pares 7, 14, 19 y 20. Asimismo, y aunque ya fue referida por H. A. Lubs en 1969, sin que sus resultados hasta la fecha sean definitivos, se manifiesta en algunos cuadros autistas el llamado síndrome X-frágil, según el cual hay una ausencia de sustancia en el extremo distal del brazo largo del cromosoma X que afecta a ambas cromátides. Otras investigaciones constatan la mayor incidencia del trastorno autista al comparar la frecuencia de éste entre hermanos y gemelos monocigóticos respecto a la población general (8). Contenido

Evaluación e intervención en el autismo: niños, familia y cuidadores importan

Evaluar el autismo hasta mediados de los años ochenta del pasado siglo requería una evaluación conductual previa a la exploración cognitiva del sujeto, dada la gran dificultad que el uso de pruebas estandarizadas de inteligencia conllevaba en tal población clínica (62), lo que forzó a investigadores y clínicos a agudizar el ingenio y plantear procedimientos de evaluación alternativos a los hasta entonces existentes. Fruto de tal esfuerzo intelectual surgieron dos tipos de escalas conductuales específicas para explorar el autismo, unas con fines diagnósticos como la Diagnostic Checklist for Behavior Disturbed Children y el British Working Party Diagnostic System , y otras con objetivos principalmente descriptivos, como eran la Behavior Evaluation Scale (BES), la Adaptative Behavior Scale y la Vineland Social Maturity Scale. Ha de indicarse, sin embargo, que tales escalas diagnósticas resultan de más utilidad si están acompañadas de otras pruebas que evalúen el comportamiento adaptativo o el nivel/perfil psicoeducacional. En lo que concierne a las escalas descriptivas, pueden