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Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones
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Autor: D. Ernesto Madariaga Domínguez.
Directores: Dr. Emilio Eguía López. Dr. Juan Carlos Canteras Jordana. Dr. Carlos Ángel Pérez Labajos.
Santander, abril de 2010.
Departamento de Ciencias y Técnicas de la Navegación y de la Construcción Naval. VI-
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6.4. El sistema de indicadores ambientales ...................................................... 433 6.4.1. Sistema de indicadores INDAPORT .................................................... 434 6.4.2. Propuesta para los puertos pesqueros y deportivos de la Comunidad Autónoma de Cantabria................................................................................. 439 6.5. Control ambiental: discusión y diagnóstico ................................................ 449
TABLAS DEL CAPÍTULO VI. Tabla 1: Actividades Portuarias............................................................................ 435 Tabla 2: Diagrama de etapas. Almacenamiento, carga y descarga de mercancía general no continerizada...................................................................................... 437 Tabla 3: Ficha de caracterización de indicadores................................................. 438 Tabla 4: Sistema de indicadores INDAPORT....................................................... 439 Tabla 5: Estructura del sistema de indicadores propuesto para los puertos pesqueros y deportivos de la Comunidad Autónoma de Cantabria ...................... 442
FOTOGRAFÍAS DEL CAPÍTULO VI. Fotografía 1: Limpieza de cubierta en una embarcación ...................................... 360 Fotografía 2: Estación de combustible del puerto autonómico de Comillas .......... 361 Fotografía 3: Mancha de hidrocarburo en la dársena del puerto autonómico de Castro Urdiales .................................................................................................... 362 Fotografía 4: Dársena de los nuevos muelles del puerto autonómico de Colindres con hidrocarburo emulsionado y palillería en las aristas del muelle ..................... 363 Fotografía 5: Residuos amontonados en el nuevo varadero del puerto autonómico de Colindres......................................................................................................... 364 Fotografía 6: Diferente material fuera de uso depositado en la explanada del puerto autonómico de San Vicente de la Barquera ......................................................... 365 Fotografía 7: Residuos tras una operación de limpieza de carena en el puerto de Marina de Santander ........................................................................................... 367 Fotografía 8: Diferentes productos empleados para la preparación de la carena de una embarcación de recreo en Marina de Santander........................................... 368 Fotografía 9: Rampa Oeste de Puertochico ......................................................... 369 Fotografía 10: Puerto de San Vicente de la Barquera .......................................... 370 Fotografía 11: Lecho de la dársena del puerto de Castro Urdiales....................... 373
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Resulta habitual, al revisar la literatura científica y técnica de carácter ambiental, percibir que muchos conceptos se precisan de forma desigual, que muchos términos se aplican a realidades distintas y que diversas actuaciones, consecuencias, fenómenos, etc., en el ámbito de lo ambiental, se concretan de manera diferente. Valga como ejemplo significativo, la distinta entidad que puede tomar la misma palabra “ contaminación ”, (Ramos, 1987; Azqueta, 1994; Nebel y Wright, 1999; Kiely, 1999; Tietemberg y Folmer, 2006; TRAMA, 2006; Smith y Smith, 2007; Lovett y Ockwell, 2009) como otras muchas de uso común en este campo. Por este motivo, se hace necesario especificar el sentido en que se utilizan en esta Memoria de Tesis diversas expresiones, al tiempo que se concretan los conceptos correspondientes. Para mayor detalle pueden consultarse obras específicas (como Ramos, 1987 y Jaquenod, 2007).
Por cambio ambiental se entiende cualquier cambio producido en el medio ambiente, se deba a causas enteramente naturales, a las actuaciones humanas o, a la combinación de unas y de otras. Las modificaciones causadas por un terremoto, por la construcción de un espigón, o por el vertido de cualquier sustancia tóxica, son todas ellas cambios ambientales, con independencia de su origen, de su magnitud, de su duración o de su reversibilidad.
Por el contrario , efecto ambiental se aplica de forma exclusiva a los cambios debidos a actuaciones humanas, se hayan buscado o no, se hayan producido directamente o hayan derivado de ellas. Las modificaciones derivadas del relleno de una dársena, cuando sea intencionado o se derive de una actuación humana desafortunada, se consideran como efectos ambientales. La rarificación de una especie en un lugar, consecuencia de la contaminación del mismo por un vertido deliberado, por un escape incontrolado o por un derrame imprevisto, también sería un efecto ambiental. Ni el relleno ni la rarificación lo serían, sin embargo, si se debieran a causas enteramente naturales.
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“importancia”) tiene con frecuencia un alto grado de subjetividad. Así, por ejemplo, la construcción de un espigón puede suponer la eliminación de tantos metros cuadrados de rasa marina y la introducción en el paisaje de una barrera de tales dimensiones. Ambos efectos, como otros, pueden ser sujetos de errores de medida, pero son básicamente indiscutibles. En cambio, el impacto ambiental de ese espigón no lo es, puede merecer distintas valoraciones para el público en general y para un experto, por supuesto también para distintos expertos, como igualmente cambia la percepción para grupos sociales diferentes, para sociedades de distinto tipo o para los habitantes de un lugar a lo largo del tiempo.
Por otra parte, las consecuencias de las actuaciones humanas no sólo pueden contemplarse o valorarse desde ópticas distintas, sino que también pueden producir efectos muy distintos, de estimación y valoración difícil y generalmente discutible, sobre el entorno (Ramos, 1987; Díaz y Ramos, 1987; Azqueta, 1994; Azqueta y Ferrero, 1994; Riera y Macián, 1998; Garmendia et al., 2005; Lavandeira, León y Vázquez, 2006; Borderías y Martín, 2006; Kirkpatrick y Parker, 2007; George y Kirkpatrick, 2007; Lovett y Ockwell, 2009). Desde nuestro punto de vista, conviene entender el concepto de forma amplia, pues no sólo interesan los efectos que incidan sobre el medio “natural”, sino también cualquiera otro que repercutido a través del medio afecte a los seres humanos. Es decir, es necesario considerar:
A) Impactos ecológico - ambientales , que son los que se derivan de modificaciones en los sistemas “naturales”. Presuponen una evaluación al nivel de los efectos que se hayan producido y cuya incidencia sea importante en el funcionamiento de los ecosistemas.
B) Impactos sociales , que afectan de forma directa a los seres humanos, bien individualmente, bien de forma colectiva. Estos impactos se alejan de las formulaciones ecológicas al uso, al menos de las más restringidas, pero
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resultan ser, sin ningún género de duda, cruciales para este trabajo.
Proporcionar una visión, aún resumida, de los posibles impactos a considerar requeriría un espacio considerable. A este respecto, más adelante se tratan las principales actividades impactantes que afectan al entorno en los puertos pesqueros y deportivos de la Comunidad Autónoma de Cantabria ( Epígrafe 6.2. ) y las consecuencias de los contaminantes más comunes en los mismos ( Epígrafe 6.3. ). Aquí se deja rápida constancia de nuestra aproximación conceptual al tema de los impactos.
El concepto de daño medioambiental , introducido por la Ley 26/2007, de 23 de octubre, de Responsabilidad Medioambiental (BOE 255, de 24 de octubre de 2007), implica la identificación de perjuicios causados por las actividades humanas sobre el medio, de tal forma que se sienten las bases para establecer las sanciones o indemnizaciones pertinentes, sea con motivo de accidentes fortuitos, malas prácticas, descuidos, negligencias o actuaciones malintencionadas (López Ramón, 2009). Cabe destacar, en primer lugar, que su aplicación requiere una base metodológica suficiente, que considerando las múltiples funciones del medio^1 pueda llevar a valorar los daños y sirva de base para fijar las indemnizaciones y sanciones que corresponda. En segundo lugar, que no se establecen distinciones en función de que la propiedad sea pública o privada.
Se entiende que lo que los usuarios y sociedad en general esperan en el medio ambiente de los puertos pesqueros y deportivos, no tiene porqué ser distinto de lo que demandan en lugares en los que se ubican instalaciones de carácter recreativo, en espacios con valor para el ocio y en otros lugares de reunión. Esto incluye, desde luego, las playas, los parques y las zonas de paseo o excursión, pero en búsqueda de que se perciba esa calidad de la que depende el turismo (Bau, R.; Lanza, A. y Usai, S. 2008) también se puede entender que las instalaciones debieran ofrecer en la
(^1) En el caso de este estudio, de un estuario o parte del él, de un tramo del litoral, etc.
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incluir la totalidad del entorno propio de los puertos pesqueros y deportivos que pueda verse afectado por las actividades portuarias. Ello incluye, en primer lugar, no sólo los estuarios, sino también acantilados, arenales costeros y demás ambientes de transición entre la tierra firme y el mar. Además, cualquier ambiente terrestre que pueda verse afectado por las actividades portuarias, en especial si tiene alta calidad ambiental, soporta una densa habitación humana o en general es capaz de satisfacer necesidades, sean estas sanitarias, alimenticias, estéticas, etc., debe ser también objeto de consideración.
En síntesis, una buena definición de lo que entenderemos por contaminación en este trabajo podría ser “la introducción, se realice directa o indirectamente, en los medios marinos y de transición, en el entorno de los puestos pesqueros y deportivos o en el medio ambiente en general de substancias o de energía que produzcan o puedan producir efectos nocivos tales como daños en los recursos vivos y a la vida marina (Villa, A. 1979), peligro para la salud humana, obstaculización de las actividades humanas, en especial las marítimas, incluida la pesca y otros usos legítimos del mar, deterioro de la calidad de las aguas para su utilización y menoscabo de los lugares de esparcimiento a causa de las actividades humanas en general y de las portuarias y de navegación en particular.
De forma más escueta, entendemos por contaminación la liberación artificial en el medio ambiente de substancias o energía que causan efectos negativos de cualquier índole sobre los seres vivos^2 o sobre el medio en general (Ramos, 1987; Díaz y Ramos, 1987; Nebel y Wright, 1999; Borderías y Martín, 2006; Hamilton y Atkinson, 2006; Atkinson, Dietz y Neumayer, 2007; Gerlagh, Bosseti y Schleicher, 2009; Lovett, y Ockwell, 2009). Básicamente, puede tratarse de substancias que no se encuentran normalmente en el lugar en el que se liberan^3 , aunque quizá existan en
(^2) Incluido, por supuesto, el Hombre. (^3) Caso de un derrame de aceite mineral.
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otros^4 , o bien en cantidades que exceden en mucho las que aparecen en condiciones naturales^5 , por lo que pueden dar lugar a efectos negativos.
Aunque es frecuente que se entienda especialmente por contaminación la producida por muy diversas substancias químicas, debe quedar claro que en realidad sus facetas son múltiples, de tal forma que puede manifestarse también mediante efectos físicos^6 o biológicos “contaminación microbiana, introducción de vectores” (Ramos, 1987; Díaz y Ramos, 1987; Nebel y Wright, 1999; Borderías y Martín, 2006; Barnsley, 2007; Smith y Smith, 2007).
Según la vía de propagación del contaminante suele hablarse de contaminación atmosférica, de las aguas marinas o continentales, superficiales y subterráneas, de los suelos, etc., si bien en realidad la contaminación pasa de un medio a otro con facilidad, tanto que, como suele decirse y conviene recordar, no conoce fronteras políticas (Ramos, 1987; García Cambero y Soler Rodríguez, 2005; George y Kirkpatrick, 2007; Aguirre de Cárcer y Carral, 2008; Carrascal y Puigcerver, 2008).
Por degradación ambiental entendemos cualquier caída en la calidad del medio ambiente (véase el Epígrafe 4.3. de esta Memoria de Tesis ), de una porción del territorio o de un recurso cualquiera de la Naturaleza. Es frecuente que las causas de esa caída se deban o estén ligadas a diversas formas de contaminación, hasta el punto de que no resulta infrecuente que ambos conceptos, lamentablemente, se confundan. No obstante, para ser estrictos, cualquier menor utilidad del entorno para el Hombre es también degradación ambiental (Ramos, 1987; Riera, Descalci y Ruiz, 1994; Azqueta, 1994; Azqueta y Ferrero, 1994; Saz Salazar y Suárez, 1997; Nebel y Wright, 1999; Garrod y Willis, 1999; Riera et al., 2006; Borderías y Martín, 2006; Smith y Smith, 2007; George y Kirkpatrick, 2007;
(^4) Aguas a temperaturas impropias del lugar. (^5) Vertido de estiércoles. (^6) Como ruido y vibraciones, contaminación térmica o radiactiva.
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El factor tiempo merece especial atención. Muchos efectos sólo se desarrollan y manifiestan tras periodos de decenas de años, o incluso muy superiores (Águeda et al., 1977; Díaz y Ramos, 1987; Margalef, 1992; González de Vallejo et al., 2002; Smith y Smith, 2007; Jaquenod, 2009). Ahora bien, la preponderancia que la política (Bretón, A.; Brosio, G.; Dalmazzone, S y Garrone, G. 2009) y la economía (Romero, C. 1997) tienen en nuestra sociedad ha dado lugar a que plazos del orden de cuatro y de diez años se consideren “ medios ” y “ largos ”. Si en esos campos son aceptables tales denominaciones, en lo ambiental resultan claramente insuficientes. Esta puntualización es importante, ya que trabajar con plazos cortos lleva ineludiblemente a descuidar los efectos que tardan en manifestarse, tanto más cuanto más se prefiera maximizar los beneficios a corto plazo, en vez de prolongar su obtención a largo plazo, cuanto más se anteponga la eficacia a la eficiencia.
Si los puertos pesqueros y deportivos de la Comunidad Autónoma de Cantabria tienen un entorno de calidad y su atractivo depende en gran medida de la conservación de esa calidad, una gestión responsable debiera de ser consciente de ello y actuar en consecuencia dentro de sus posibilidades.
Por esto, como guía para los gestores y en general de una acción institucional que atraiga, sirva y dé calidad a los administrados (Garrod y Willis, 1999; Fullerton, 2006; Moreno, 2007; López Belbeze, 2008; Alonso y Garcimartín, 2008; Rangathany Munasinghe, 2008; Salvador Ferrer, 2008; Bretón et al., 2009) tiene que partir de un conocimiento mínimo del medio que rodea a cada puerto, que en términos generales puede resumirse señalando que se trata de entornos:
A) Únicos: cada entorno es distinto de los demás. Su
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substrato geológico, sus rasgos geomorfológicos, la vegetación y la fauna que viven en el lugar, la ocupación humana y los usos del territorio circundante, etc., son distintos en cada caso.
B) Complejos: son sistemas compuestos de numerosos elementos, minerales, vegetales, animales, humanos, etc., intensamente relacionados entre sí y sujetos a innumerables procesos.
C) Dinámicos: están sujetos continuamente a cambios, no sólo los debidos a causas naturales, sino también a la presión humana, generalmente intensa.
D) Abiertos: incluso por allí por donde parece que los límites están mejor definidos (la línea de costa, la boca de un estuario) hay un continuo trasiego de materia y de energía.
E) Extradimensionales: en mayor o menor medida, sus magnitudes, en términos de espacio, tiempo y energía, son claramente distintas de las propiamente humanas.
Si cada entorno es único , la experiencia en uno puede servir de guía para actuaciones en otro, pero no extrapolarse sin más. Incluso aunque las formas y la intensidad de la degradación ambiental fueran iguales en todos los casos, las respuestas serían consecuentemente diferentes. Esto resulta especialmente llamativo cuando una misma acción puede ser asimilada sin costes ambientales en unos casos y producir efectos devastadores en otros, como sucede cuando se superan ciertos umbrales: “un malecón no se hundirá mientras no se supere su capacidad portante”, “una especie intensamente predada no verá disminuir su población mientras no se supere el nivel de resilencia”, etc. Sin llegar a tanto, la intensidad de la respuesta a un contaminante depende no sólo de la naturaleza, de la
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que se trata de lugares sometidos a una fuerte presión humana, habremos indicado, sin agotarlas, las principales causas por las que se trata de medios particularmente dinámicos.
Se trata de entornos abiertos , que reciben y crean influencias, en ocasiones muy fuertes, con respecto a otras partes del territorio, o si se prefiere de otros o sobre otros ecosistemas (Margalef, 1992; Smith y Smith, 2007). No solamente es fácil recordar ejemplos notorios, es que además se trata de procesos que son de importancia considerar con motivo de la gestión ambiental: las mareas mueven ingentes volúmenes de sedimentos; los estuarios reciben gran cantidad de animales, principalmente aves y peces, que vienen a ellos a alimentarse, a procrear, etc.; a través de la línea de costa natural pasan abundantes nutrientes^7 desde las zonas continentales a las de marisma y de éstas al mar, etc.
Finalmente, las dimensiones de estos lugares, en términos de espacio, energía y tiempo son claramente distintas de las propiamente humanas (Díaz y Ramos, 1987; Margalef, 1992; Garrod y Willis, 1999; Smith y Smith, 2007; Lovett y Ockwell, 2009), lo que puede dar lugar a diversas consecuencias indeseables. Una de las disfunciones más comunes deriva del comprensible deseo de abarcar una gran cantidad de aspectos, para lo que se recoge una enorme cantidad de datos, se elige una cantidad de indicadores desmesurada, se intenta cuantificar con detalle un descomunal número de variables, etc., algo que como resulta fácil intuir choca de manera inevitable con la sencillez y la claridad que debe tener una gestión operativa.
Por otra parte, es también de destacar que el que las magnitudes propias de estos entornos sean tan distintas de las nuestras contribuye a que el entendimiento entre los distintos actores que intervienen en su gestión ambiental, cada uno con su propio enfoque^8 , sea con frecuencia difícil, lo que no sólo dificulta sobremanera la relación entre tales actores, sino
(^7) También contaminantes. (^8) Naturalista, ingenieril, legal, económico, político.
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también el proceso de toma de decisiones (Díaz y Ramos, 1987; Nogueira, 2009).
Por otra parte, las acciones humanas en entornos como los de los puertos pesqueros y deportivos de la Comunidad Autónoma de Cantabria dan lugar no sólo a los efectos que se buscan, sino también a otros distintos. Estos efectos no buscados pueden parecer desmesurados con respecto a las actuaciones llevadas a cabo, pueden manifestarse en lugares distintos de allí donde se ha llevado a cabo la acción, quizá muy alejados, y pueden también aparecer de forma inmediata o tardar mucho tiempo, años, décadas, o más, en llegar a manifestarse. Si a esto sumamos que, una vez puestos en marcha, unos fenómenos se autocontrolan y llegan espontáneamente a un nuevo equilibrio, que otros se retroalimentan y magnifican, que los hay que ponen en marcha una cadena de efectos sucesivos diferentes, que algunos no se manifiestan mientras no se llega a ciertos umbrales, que incluso sin intervención humana aparecen cambios de forma permanente, etc., llegaremos a percibir la complejidad de una gestión ambientalmente responsable de estos lugares.
En consecuencia, para evitar posibles daños resulta fundamental realizar estudios predictivos, de tipo muy diverso, basados en un conocimiento suficiente de los modelos conceptuales de funcionamiento de los sistemas, tanto naturales^9 como antropogénicos (Claver, 1982; Díaz y Ramos, 1987; Lowett y Ockwell, 2009). No obstante, los efectos que finalmente se causan por las acciones humanas, al depender de un gran número de interrelaciones entre muy diversos elementos, muchas de ellas mal conocidas o incluso completamente desconocidas, pueden ser distintos, incluso muy distintos de los previstos y sobre todo pueden producir otros no previstos, añadidos, quizá de escasa importancia en muchas ocasiones, tal vez enteramente indeseables en otras. Podría resumirse lo anterior diciendo que no solamente no es fácil predecir con exactitud los efectos de las acciones humanas, sin que siempre existirá un cierto grado de incertidumbre
(^9) Los estuarios, las playas, los distintos tipos de acantilado.