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Una revisión sobre la Teoría de Costos de Transacción, sus orígenes, principales características y críticas. Se abordan conceptos clave como la definición contractual, mecanismos de control del agente, teoría de agencia y los costos de transacción en el contexto de la gestión. Además, se mencionan algunas teorías relacionadas, como la Teoría de la Firma.
Tipo: Apuntes
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Revista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano
Diego Armando Marín Idárraga Universidad Jorge Tadeo Lozano diego.marin@utadeo.edu.co
Resumen
El presente artículo comprende un avance teórico de una investigación que actualmente se adelanta en el marco de la teoría de la agencia y los costos de transacción. En primera instancia se realiza una breve reseña teórica acerca de la naturaleza de la teoría de agencia, centrando la atención en sus principales postulados y las implicaciones que tiene para la administración. Se hace una referencia a los mecanismos disciplinadores y se exponen algunas críticas. Luego se referencian ideas acerca de la teoría de los costos de transacción, enfatizando en sus orígenes, sus principales características y críticas.
Palabras clave : costos de transacción, definición contractual, mecanismos de control del agente, principal y agente, teoría de agencia.
Abstract
This article includes a theoretical advance of an investigation currently underway in the framework of agency theory and transaction costs. In the first instance, it's includes a brief review about the nature of agency theory, focusing on its main assumptions and the implications for management. Is makes a reference to the contracting mechanism and outlines some criticisms. Then it´s referenced some ideas about the theory of transaction costs, emphasizing its origins, its main features and the critics that it was been made.
Keywords: agency theory, contractual definition, control mechanisms of the agent, principal and agent, transaction costs.
Índice temático
2.1. Objetivo y unidad de análisis
2.2. La definición óptima contractual atendiendo al riesgo de los individuos
2.3. Principales aportaciones de esta teoría al campo del management
2.4. Mecanismos disciplinadores o de control del agente
2.5. Críticas/limitaciones de la teoría de agencia
3.1. Las ideas germinales de Ronald Coase
3.2. Los postulados de Williamson
3.3. Algunas críticas a la teoría de costes de transacción
3.4. Contra-argumentos a las críticas planteadas
Referencias OPCION: CLICK DIRECTO A CADA CAPITULO
1. Introducción
En el desarrollo teórico de la administración, se han evidenciado diferentes aproximaciones para comprender su objeto de intervención. En el ámbito de los procesos de gestión han surgido algunas teorías de origen económico, denominadas teorías de la firma, que han propendido explicaciones acerca de las relaciones inter e intra organizacionales, entre las que se cuentan la teoría de la agencia y los costos de transacción. La primera se ha ocupado de analizar las
2.2. La definición óptima contractual atendiendo al riesgo de los individuos
Eisenhardt (1989), plantea diez proposiciones que resumen los estados ideales en los cuales se da la relación de agencia: Cuando el contrato entre el principal y el agente está basado en el resultado, es más probable que el agente se comporte en función de los intereses del principal. Esto se da debido a que se restringen las preferencias del agente y por tanto se limita su oportunismo, pues la retribución depende de la acción de ambos, sobre todo en los casos en los cuales el agente tiene una parte de propiedad de la firma (Jensen, 1983; Jensen y Meckling, 1976). Cuando el principal tiene información para verificar el comportamiento del agente, es más probable que el agente se comporte en función de los intereses del principal. Esto se presenta cuando los sistemas de información permiten que el principal tenga conocimiento permanente de la actuación del agente, y este a su turno pierde su oportunismo, pues sabrá que es muy difícil engañar al principal (Fama, 1980; Fama y Jensen, 1983). Los sistemas de información están positivamente relacionados con los contratos basados en el comportamiento y negativamente relacionados con los contratos fundados en los resultados. Esto se presenta ante la existencia de las asimetrías de la información, que suponen que existe información privilegiada en una de las partes cooperadas. Surge por: a) la selección adversa, que se refiere a la imposibilidad que tiene el principal para verificar las habilidades y destrezas informadas por el agente en el momento de su contratación, y por b) el riesgo moral, que se da cuando el agente no pone todo su esfuerzo y desempeño en la realización del trabajo. La incertidumbre del resultado está positivamente relacionada con los contratos basados en el comportamiento y negativamente relacionada con los contratos fundados en los resultados. En virtud a que los resultados son solo una parte del comportamiento del agente, otras variables como políticas gubernamentales, clima económico, acciones de la competencia y cambio tecnológico, pueden causar variaciones incontrolables en el resultado. Así, a menor incertidumbre en el resultado esperado, el agente percibirá un
menor riesgo. Lo contrario aumentará su riesgo percibido, pues estimará una contracción en sus beneficios esperados. La aversión al riesgo del agente está positivamente relacionada con los contratos basados en el comportamiento y negativamente relacionada con los contratos fundados en los resultados. Cuando el agente es reacio al riesgo, no se incurre en costos residuales cuando su acción se fundamenta en los resultados (Harris y Raviv, 1979). La aversión al riesgo del principal está negativamente relacionada con los contratos basados en el comportamiento y positivamente relacionada con los contratos fundados en los resultados. La mayor propensión al riesgo del principal, motivará que tal riesgo sea trasladado al agente en función de los resultados (Harris y Raviv, 1979). Los conflictos de objetivos entre el principal y el agente están negativamente relacionados con los contratos basados en el comportamiento y positivamente relacionados con los contratos fundados en los resultados. Cuando no existen conflictos en las metas a alcanzar, el agente se comportará tal como el principal lo espera, independiente de que haya monitoreo. La programación de la tarea está positivamente relacionada con los contratos basados en el comportamiento y negativamente relacionada con los contratos fundados en los resultados. La definición anticipada del contenido del trabajo que realizará el agente, facilitará su observación y evaluación, otorgando mayor inclinación hacia contratos apoyados en el comportamiento (Eisenhardt, 1988). La medida de los resultados está negativamente relacionada con los contratos basados en el comportamiento y positivamente relacionada con los contratos fundados en los resultados. Cuando un resultado es difícil de medir debido a que el tiempo de alcance es amplio y para completarlo se requiere del esfuerzo conjunto de varios miembros, los contratos cimentados en el resultado no serán muy atractivos. Por el contrario si la medición es rápida, aumentará su predilección. La duración de la relación de agencia está positivamente relacionada con los contratos basados en el comportamiento y negativamente relacionada con los contratos fundados en los resultados. En periodos cortos se puede dar la aparición de asimetrías de
empresa y su gestión a un bajo costo, lo cual reducirá los riesgos percibidos tanto para el agente como para el accionista (Jensen y Meckling, 1976). De la consideración de la empresa como una asociación de individuos con intereses particulares, emerge un objetivo común a principal y agente hacia la maximización del beneficio individual. No obstante, dentro de la empresa se va a generar una continua negociación en la que cada participante intentará maximizar el valor para satisfacer sus intereses. Si bien tanto el principal como el agente preferirán inversiones con altos rendimientos, sus intereses son opuestos debido a la incertidumbre y riesgo asociado a las distintas inversiones. Empero, en tanto que el principal es indiferente al riesgo específico o no sistemático de una inversión, el agente se ve directamente afectado por este. Esto porque el principal puede reducir su riesgo a cero diversificando su portafolio de inversiones. El agente, sin embargo, no puede diversificar su cartera puesto que su riqueza y estatus se derivan de su propio trabajo en la empresa. Por consiguiente, el comportamiento del principal hacia la diversificación estratégica, estará definido por un análisis costo-beneficio, determinándose así una habilidad para diversificar en función del control ejercido por dicho principal. En definitiva, desde esta perspectiva se entiende a la empresa como un mix contractual, que se mantiene en una continua tensión entre actitudes de cooperación de sus participantes para la maximización del beneficio y comportamientos competitivos que se generan en su reparto. La gerencia debe arbitrar esta dinámica entre la creación de los sistemas de información y la gestión del riesgo contractual, de tal forma que cada participante obtenga una asignación que satisfaga sus intereses.
2.4. Mecanismos disciplinadores o de control del agente
De acuerdo con Coles, McWilliams y Sen (2001), existen dos categorías importantes de mecanismos de control del comportamiento del agente, con el fin de alinear los intereses de los accionistas (principal) con el directivo (agente). En este sentido se citan: a) los mecanismos de monitoreo organizacional que incluyen la estructura de propiedad y la estructura de dirección, y b) los mecanismos de alineación de incentivos que incluyen la compensación del directivo y la estructura de propiedad.
Mecanismos de monitoreo organizacional
Se utilizan para supervisar las actividades de los directivos. Para ello se emplean tres: la estructura de dirección de la firma, la composición del cuadro directivo y la propiedad de las acciones de los miembros del cuadro directivo. En cuanto a la estructura de dirección, los autores plantean la hipótesis que las empresas que separan las posiciones del directivo, que a la vez es miembro de la junta directiva, tienen mejor desempeño que las empresas que los mantienen unidos. Esta premisa se fundamenta en el hecho de que el accionista-directivo concentra demasiado poder, que implicará una toma de decisiones en su beneficio y en detrimento del resto de accionistas. A propósito de la composición del consejo directivo, exponen la hipótesis que las empresas que tienen una mayor proporción de directivos externos al servicio de la junta directiva, tendrán mejor desempeño que aquellas con una mayoría de gerentes que tienen asiento en la junta directiva. Esto sugiere que es mejor separar la estructura de propiedad de la estructura de dirección y contratar profesionales externos para monitorear la actuación del gerente, buscando así reducir su oportunismo. En relación con la estructura de propiedad de las acciones, introducen la hipótesis de que las empresas en donde los directivos tienen una alta propiedad de ellas, tendrán mejor desempeño que las empresas en donde esta proporción es baja, puesto que esto incrementa su propiedad y riqueza particular, reduciéndose el problema de agencia.
Mecanismos de alineación de incentivos del directivo
De acuerdo con el sistema de pago variable para el directivo, los autores establecen la hipótesis que las empresas que emplean planes de compensación positivamente correlacionados con la creación de valor, tendrán mejor desempeño que aquellas firmas en donde la compensación del directivo no está atada a la creación de valor. Con base en la estructura de propiedad, se plantea la hipótesis que cuando el nivel de propiedad del directivo aumenta, el desempeño de la empresa también incrementará, esto en razón a que la riqueza particular del directivo tendrá una fuerte dependencia del valor de la firma.
¿Hay otro tipo de interés aparte del económico?
La economía neoclásica ha postulado que el ser humano tiene un interés económico, el cual busca maximizar, circunstancia que desconoce su interés en relación con otras personas, incurriendo en pérdidas de información que dificultan su toma de decisiones. La teoría de la motivación ha demostrado que los individuos se conducen por otras razones diferentes al dinero. De modo que si el comportamiento en la empresa fuera solo la maximización de beneficios, el problema se reduciría a una calculabilidad de los resultados. Pero desde que los motivos no son exclusivamente económicos y pertenecen a diferentes ámbitos, la mera maximización en una sola esfera no es una opción viable. En atención a la multiplicidad de motivos de los individuos, la dirección de la empresa supone la armonización de diferentes intereses particulares. Al buscar incentivos que persuadan al agente para que entregue una respuesta esperada por el principal, al tiempo que se suscribe el principio de que los individuos actúan por su propio interés, la teoría de la agencia termina siendo incoherente. Esto edificaría la empresa sobre bases muy frágiles, con un principal motivado por su propio interés y pidiendo lealtad a un agente tan interesado en sí mismo como él. Lo sería el epítome de una “economía de la sospecha”, en la que la ética se convierte en un intento frustrado de tratar de asegurar que los agentes cumplan los deseos de los principales. A pesar de que se busca como solución ofrecer incentivos a los participantes para unir los intereses, esto conduce a un empobrecimiento de la acción empresarial. Los incentivos económicos generan conductas oportunistas en el corto plazo, lo que afecta la supervivencia a largo plazo de la empresa. De lo anterior se deduce que los agentes no pueden ser motivados solamente por el interés económico propio. Es más, los intereses no económicos (éticos, sociales y otros) son precisamente los únicos que favorecen la supervivencia de la empresa a largo plazo. No se trata tanto de maximizar beneficios como de asegurar que cada agente obtenga una mínima satisfacción motivacional, de modo que mantenga su buena voluntad para participar en la empresa.
¿Es la firma algo más que un nexo de relaciones?
La teoría de la agencia expone que la empresa responde a un nexo de relaciones contractuales entre agentes y principales, lo cual es una ficción legal que representa un proceso
complejo para mantener equilibrados los objetivos individuales. Empero, esta noción de la empresa impide captar por completo la naturaleza social de la persona, quien tiene un valor en sí misma, sin considerarse únicamente como representando un rol de trabajo. Cuando el énfasis se reduce a las relaciones, las personas son consideradas solo en términos funcionales, y hay que entender que toda persona tiene un valor y una bondad por sí misma que le dota de dignidad, de manera que la empresa se entienda a su turno como una comunidad de personas unidas por un objetivo colectivo de naturaleza más moral que material. De este modo, se trasciende la suposición de la empresa como un nexo de relaciones.
¿Cuál es el propósito de la empresa?
Esta última asunción se deriva de las anteriores. Si se asume que los agentes deben alcanzar el objetivo del principal, con un único interés económico, el propósito de la empresa será entonces maximizar la riqueza del accionista. Pero si se acepta que el principal no es el propietario de la empresa, no será el único cuyos intereses primen, descartándose la idea de la firma como generadora de utilidad económica. El hecho de que la empresa obtenga beneficios, no quiere decir que este sea su único fin. Aunque las empresas necesitan tener un beneficio porque sin él no serían capaces de permanecer en el mercado, esto no supone estrictamente su propósito. Justificar la existencia de una empresa exclusivamente por sus beneficios es inaceptable. Más que un solo propósito de la empresa, parece apropiado hablar de múltiples, incluyendo los no económicos. Aunque la lógica económica se presenta como un valor neutral, tiene una clara intención normativa: cualquier acción que contribuya a aumentar el beneficio es ética. Esta se convierte en la única opción aceptable. Lo que sitúa a este discurso aparte de los otros no es su naturaleza aparentemente “no normativa”, sino que asigna a la ética un papel instrumental en la maximización de la utilidad económica. La empresa es una organización social en la que los individuos persiguen un objetivo común sin excluir sus propios objetivos privados. El objetivo común es lo que une a la organización. Además, la misión de una empresa no es solo crear valor económico, sino también distribuirlo justamente. Desde esta perspectiva humanística la empresa es una institución que intenta proporcionar un entorno favorable para que los individuos mejoren, tanto material como moralmente, a través de las relaciones recíprocas.
De lo anterior, se puede deducir que las empresas existen en el mundo real independiente de la fidelización de sus consumidores, y quizá la principal razón para su creación, sea la presencia de un costo necesario para utilizar el mecanismo de precios; es decir, que las empresas existen porque hay costos producidos por utilizar el mercado. Por otra parte, expone Coase (1937) que si bien la existencia de la empresa no implica la desaparición de los contratos^3 , estos sí se reducen ostensiblemente. Cuando una transacción se repite varias veces, surgen costos que pueden reducirse al sustituir contratos recurrentes en el corto plazo por uno solo de largo plazo, incurriendo únicamente en costos de negociación como por ejemplo con la contratación de la mano de obra; en donde hay una actitud sicológica del riesgo que motiva a acordar contratos de mayor extensión en el tiempo. En esta dirección, considerando que el funcionamiento del mercado es costoso, la reducción de los costos obtenida mediante coordinación gestionada (organización-empresario), es la explicación de productividad que aporta Coase (1937) a la existencia de la empresa, para quien esta consiste en un sistema de relaciones que aparece cuando la dirección de recursos depende de un empresario. En este punto Coase (1937) analiza el fenómeno del crecimiento de las empresas, expresando que las transacciones adicionales que el empresario organiza, tienden a aumentar el tamaño de la empresa y que al abandonarlas ocurre lo contrario. De esta manera, la expansión de una empresa alcanzará su límite cuando los costos por organizar algunas transacciones dentro de esta, sean iguales a los costos de llevar a cabo transacciones de intercambio en el mercado libre. Con este criterio, Coase (1937) define que una empresa tiende a crecer cuando aumentan las transacciones sin aumentar ni los costos de organización ni los errores del empresario, y también cuando es menor el precio de entrega de los factores de producción. Así mismo, la innovación, al igual que la integración vertical y horizontal, que conllevan disminución de los costos de transacción; pueden propiciar un aumento en el tamaño de las empresas y los procesos. En adelante, los diferentes trabajos se ocuparon de analizar los diversos costos en los cuales se incurre, ya sea de transacción por la utilización del mercado o de coordinación por la decisión de producir endógenamente, frente a lo cual, ha cobrado especial interés el problema de hold-up
(^3) Un contrato es un documento por medio del cual el factor, por una determinada remuneración, acepta obedecer las directivas de un empresario dentro de ciertos límites.
(Holmström y Roberts, 1998), que se presenta cuando debido a la especificidad de los recursos y a la imposibilidad de crear contratos completos, un participante de una transacción que no ha realizado inversiones en activos específicos, actúa de manera oportunista en la modificación de las condiciones y términos de la transacción, con aprovechamiento doloso de la racionalidad limitada de los agentes.
3.2. Los postulados de Williamson
Williamson (1979) plantea que el propósito primordial de las instituciones económicas del capitalismo^4 , es el de economizar los costos de transacción^5 ; lo que de entrada propone un reto a ser estudiado desde la perspectiva del derecho, la economía y la organización, si se considera que estas – las instituciones económicas del capitalismo–, no han ocupado un lugar de relevancia en las investigaciones de las ciencias sociales, quizá por su complejidad inherente, o quizá por la falta de acuerdo con respecto a los propósitos principales de la organización económica. No obstante – advierte Williamson–, tal complejidad puede servir como un incentivo para iniciar el estudio de los detalles (microanálisis) de la organización; en donde se consideren además las particularidades de las formas de organización del mercado, las formas jerárquicas y las formas híbridas. Ante esta perspectiva, Williamson (1988) expone que a partir de los años sesenta se presencia un interés marcado por las instituciones y su relevancia económica, sobre todo en la sustitución del concepto de empresa como una función de producción, por el concepto de la empresa como una estructura de gobierno^6. Así pues, desde el pensamiento de Williamson (1979, 1988), puede decirse que la principal ventaja de los costos de transacción radica en la asignación analítica de las transacciones a las estructuras de gobierno. De modo que permite identificar a la transacción como la unidad básica del
(^4) Según Williamson (1988), las instituciones económicas del capitalismo son las empresas, los mercados y la contratación correlativa. (^5) Para Williamson una transacción es aquella en la que se transfiere un bien o servicio a través de una interfase tecnológicamente separable. (^6) Williamson (1988) argumenta que para la economía del costo de transacción, la empresa – en muchos de sus propósitos– es una estructura para ejercitar el poder.
Los costos ex post son aquellos que se hacen inevitables debido a las limitantes del orden judicial, entre los que se cuentan: a) los costos de mala adaptación, en los que se incurre cuando las transacciones se desalinean, b) los costos del regateo, en que se incurre cuando las partes se esfuerzan por corregir las malas alineaciones del contrato, c) los costos de abastecimiento y administración, relacionados con las estructuras de gobernación que median en las disputas y d) los costos de aseguramiento de compromisos. Ahora bien, cuando no es posible reproducir las condiciones en que funciona el mercado, dentro de la jerarquía organizada, dado que esta con sus propios costos de transacción torna ineficaz la sustitución del mercado, entonces Williamson (1991) propone la solución del problema de los polos mercado-jerarquía de la siguiente manera: La empresa alberga unos costos ex ante asociados a su puesta en funcionamiento sobre todo por la estructura de gestión que implica el dominio de la autoridad. Cuando está en funcionamiento, los costos ex post presentan variaciones sensibles frente a los incrementos en la especificidad de los activos implicados. Por su parte el mercado, si bien tiene unos costos fijos menores en una transacción concreta, los costos variables aumentarán rápidamente al compás del aumento en la especificidad de los activos. En una cierta frontera de especificidad de los activos, la empresa reemplaza al mercado, puesto que los costos totales de transacción son inferiores. Por debajo de tal frontera, ocurrirá lo contrario. Con la forma de gobierno híbrida, la variación en la especificidad de los activos, implicará un costo tanto fijo como variable intermedio entre los costos del mercado y la empresa. Desde esta perspectiva, en transacciones donde incurren activos de baja especificidad, la estructura de gobierno a elegir será el mercado, en tanto que ante una especificidad alta se elegirá a la empresa, y frente a una especificidad intermedia se elegirá la estructura de gobierno híbrida. Para llegar a esto, se supone que el paso del mercado a la empresa implica aumentar los costos ex ante de la transacción, y que una vez la empresa se ha estructurado, los costos de transacción son apenas sensibles a la especificidad de los recursos. Por su lado, como los costos ex post del mercado se incrementan rápidamente con respecto al aumento de la especificidad, en el umbral de esta, los costos totales de transacción de la empresa son inferiores a los costos totales del mercado y por eso la estructura de gobierno a elegir será la empresa.
Ahora bien, cuando los costos ex ante de las estructuras híbridas son intermedios entre los costos de la empresa y el mercado, y la pendiente de los costos ex post , en razón de la especificidad de los activos, es también intermedia entre las pendientes de los costos ex post de la empresa y el mercado; surgen dos umbrales en donde en el primero se elegirá la estructura híbrida frente al mercado y en el otro se elegirá la empresa frente a la estructura híbrida.
3.3. Algunas críticas a la teoría de costes de transacción
Holmström y Roberts (1998) plantean que a pesar de que la economía moderna se originó con los costos de transacción de Williamson, su evolución ha sido muy poca en los años recientes. Exponen que en sus primeros trabajos, Williamson se ocupó de analizar las imperfecciones de las relaciones contractuales ex post , sobre todo en condiciones asimétricas de información, desconociendo las situaciones de oportunismo tipo hold-up , y que posteriormente estudió las inversiones iniciales específicas, pero en ningún caso superó su idea básica de las elecciones individuales que pueden ser asignadas a un arreglo institucional eficiente. Entre sus críticas plantean que Williamson: a) no hace referencia a los costos directos por adelantado en inversiones ex ante. Por ejemplo no diferencia entre un activo especializado que cuesta diez millones y otro que cuesta cien millones, dentro y fuera de la relación contractual; b) la aproximación a la medida implícita de la especificidad de los activos es el nivel agregado de las cuasi rentas creadas por la inversión, por lo que una relación asimétrica con una de las partes en una posición dominante, no se diferencia de una simétrica en el mismo nivel agregado de especificidad del activo; c) al tomar la transacción como unidad de análisis se crean problemas, dado que los costos de burocracia y jerarquía no se refieren a únicas transacciones, sino a toda una colección de transacciones de la estructura de gobierno jerárquica; y d) considera el intercambio en el mercado como un valor predefinido superior a los intercambios de la empresa con menos niveles de incertidumbre, frecuencia y especificidad de los activos, pero debido a que el mercado es el valor por defecto, sus beneficios no son tan claramente explicados como sus costos. Los autores fundamentalmente critican una cierta debilidad en la teoría cuando trata de universalizar el postulado del oportunismo en la contratación, omitiendo las relaciones de confianza. A través de un estudio de caso entre empresas fabricantes de automóviles en el Japón y sus
extremos; la contratación de mercado clásica y la organización jerarquizada; y en el centro, los modos mixtos de organización de la empresa y el mercado (estructuras híbridas). El estudio de la organización económica deberá realizarse desde las diferentes ramificaciones de la racionalidad limitada, el oportunismo y la especificidad de los activos.
Finalmente, los atributos de las transacciones se verán beneficiados con: a) la planeación, ya que donde las partes son oportunistas, los activos específicos y la racionalidad limitada; no existirán problemas de ejecución, puesto que se evita el incumplimiento de los acuerdos al considerar que la intervención judicial es eficaz para dirimir las disputas, b) la promesa, pues en donde los agentes están sujetos a la racionalidad limitada, las transacciones se encuentran apoyadas por activos específicos y se supone que no está presente el oportunismo; no existirán problemas en la ejecución del contrato si las partes convienen de antemano una cláusula de cumplimiento automático, de manera que cada una se comprometa con lograr la eficiencia y maximizar el beneficio conjunto, y c) la competencia, en donde los agentes – quienes experimentan la racionalidad limitada–, el oportunismo y la ausencia de activos específicos; no evidencian intereses continuos y se enfrentan a mercados plenamente disputables.
4. Conclusión
Las teorías de la firma han ganado un espacio importante en la construcción teórica de la administración, como constructos que coadyuvan a la mejor comprensión de las interacciones entre los agentes organizacionales y de los procesos derivados de los intercambios o transacciones. Especialmente, la teoría de la agencia y la teoría de los costos de transacción han sido determinantes en las explicaciones, en el ámbito económico, de la organización capitalista. Las relaciones de agencia han sido estudiadas para tratar de discernir las problemáticas y conflictos derivados de los acuerdos entre el dueño de la empresa y el director, quien recibe por delegación de aquel la gestión del negocio. El problema de agencia ha sido definido como la imposibilidad que tiene el principal de conocer los comportamientos y actuaciones del agente, quien gracias a la información privilegiada que maneja, podría incurrir en acciones oportunistas en
detrimento del beneficio esperado por el dueño, por lo cual este último debe estar permanentemente evaluando la mejora en los incentivos o mecanismos de control. Por su parte, los costos de transacción han significado aquellas implicaciones de la empresa debidas a la formalización contractual. Así que, en virtud a que la empresa está sometida a una serie de operaciones mediadas por el riesgo y la incertidumbre, la alta dirección debe estar evaluando estrategias para minimizar los costos y salvaguardar los resultados esperados. En ello, la definición contractual termina siendo una manera de enfrentar dicha incertidumbre.
Referencias
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