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El tiempo de las vanguardias artísticas y políticas - Nicolás Casullo
Las vanguardias, espacio histórico por una parte, porque constituye en lo social en el campo del arte, de la cultura, de la política y también fenómeno particular de una época moderna, que es lo que vamos a tratar de analizar en cuanto a la configuración de lo que se entiende por vanguardia que tanto tuvo que ver en nuestro siglo con las condiciones de lo moderno y sus crisis.
Hoy en lo fundamental salvo excepciones estaríamos hablando salvo excepciones porque también hubo vanguardias que terminaron en claras políticas de derecha -casi globalmente del pensamiento de izquierda en este siglo.
Las primeras dos décadas del siglo plantean con el objeto de entender el vanguardismo, una serie de características necesarias de ser comprendidas, por un lado, aparece un clima de época de aceleración de la historia. Esta conciencia habilitada-esto tienen que ver con las vanguardias-la idea de que la historia no solamente se aceleraba en las estructuras productivas, sino también en el campo de las ideas, de los proyectos colectivos, de los armados doctrinarios, para aparecer como posibilidad de ruptura de modelos y lógicas y el paisaje a otro momento de la Modernidad.
La vanguardia política precisamente uno de los elementos que expone es una crítica profunda a los avances lentos, graduales reformistas, ilusorios de la izquierda, a la que contrapone la revolución en ciernes, la revolución a la orden del día, violenta, heroica, el asalto al estado burgués, como forma de derribar el sistema capitalista. Ese modelo de revolución que va a tener en Rusia de manera victoriosa en 1917.
Como epicentro esta la guerra europea de 1914-1918 donde podríamos decir se pone fin al siglo XIX y comienza el verdadero siglo XX. La guerra devastadora, que termina con un ideal decimonónico de mundo liberal burgués y que va a dejar, por el contrario, la desolación, el vacío, la pérdida de sentido de lo hasta ahí legitimado como promesa civilizatoria en nombre de la razón y el progreso humano. Donde van a emerger variables de vanguardias artísticas, estéticas, que van a ser demoledoras en la crítica a ese mundo burgués, que terminó en lo bélico y en más o menos quince millones de muertos.
Por último todos estos elementos, van constituyendo un campo de relación, en la cultura, entre política y arte. Un campo de relación que por primera vez se constituye de manera precisa, evidente y que se va a prolongar a lo largo del siglo XX. Es un universo cultural donde lo político y el arte conforman un espacio de izquierda básicamente anti-reformista, de corte revolucionario, contestatario, crítico, fuertemente anti-burgués, pro-socialista. Este campo aparecen tres figuras que también van a recorrer nuestra historia accidental capitalista, que son el político, el intelectual, y el artista. Las tres figuras que de distinta manera van a construir en ocasiones las llamadas vanguardias modernas.
La vanguardia artística es básicamente una experiencia grupal que se da en el campo del arte, de artistas relacionados con ideas políticas con sus propias experiencias estéticas. Las vanguardias artísticas sabían que nacían para morir. Su grito de protesta, su cuestionamiento crítico desde el arte a un mundo de razones
dados, va a ser tan enérgico contra las formas institucionales del arte que su propio espíritu las obliga a pensarse circunstanciales, de efímero recorrido de cualquier tipo de consagración estética al estilo tradicional. Y si no se mueren, las matan las otras vanguardias. Lo peor que podía pasarle a una vanguardia estética es prolongarse, transformarse en experiencia estética institucionalizada, llevada a la academia y al museo como el resto del arte burgués.
El artista va a plantearse el arte como una liberación concreta de lo instintivo, no solamente de lo reflexivo intelectual. Potencia reprimida que el artista de vanguardia va a tratar de poner de manifiesto.
Este arte va a tratar de expresar un cuestionamiento al arte burgués clásico, tradicional, consolador, que no da cuentas de tales circunstancias.
Por otro lado, hay una idea de que el arte debe ser principalmente crítica a las consagradas representaciones del mundo, de la realidad de la sociedad. No un arte bello pensarán las vanguardias. No un arte que equilibre desde su presencia la fealdad y la hipocresía de la sociedad. Las vanguardias están absolutamente enfrentadas a la idea y al criterio burgués de la belleza en el arte. Entonces desde los dispositivos de las vanguardias aparece el arte como un arma crítica a las condiciones dadas, a los poderes, a las autoridades, a las predominancias de ciertos gustos, modas y estilos, al mundo cultural burgués, a la academia que fija normas, a las fuerzas armadas, a la iglesia, a los partidos políticos. Contra todo este entramado social, expresado de distintas maneras, las propias vanguardias van a tratar de definir una nueva sensibilidad. Aún adhiriendo a ideas colectivas y a proyectos políticos revolucionarios lo que expresa esa nueva sensibilidad intimista, que capta o puede manifestar quizás antes que el resto, lo que le incomoda.
Esto viene de vieja data, desde el renacimiento, podíamos decir, donde ya en el 1400 1500, aparece la discusión en cuanto a los artistas son verdaderos, los más legítimos, los más bendecidos hijos de Dios, porque trabajan lo creativo, porque le disputan a Dios el gran verbo de Dios, el de la Creación.
Las vanguardias a diferencia del arte Burgués-el arte excelso de la opera, de la pintura y la escultura clásica y neoclásica, de la gran literatura llevada al parnaso, de la música sublime del barroco y el romanticismo, el genio inmoral, el del buen gusto, el de la belleza eterna y universal- va a mostrar las lacras fabulosas del mundo moderno. Sus figuras van a ser la prostituta, el enfermo, el marginal, el corrupto, la violencia social, el cuerpo desnudo femenino como mercancía sexual, lo procaz, la desesperación existencial, los valores insurgentes de la bohemia, la soledad en la muchedumbre urbana, la incomunicación humana, la angustia de la falta de sentido, la guerra, la muerte horrorosa, los cuerpos mutilados, lo absurdo, lo informe, lo desarticulado. Todo lo que el Buen arte Burgués de esa época escondía porque era un camino de “belleza” de “lo otro del mundo”, de virtud un camino si se quiere educativo, donde se hacía presente la consoladora y falsa moral del hombre. Las vanguardias también trabajaban en términos humorísticos. Corrosivos en su descripción de la época en su descripción de las figuras de su tiempo, de la cultura de su época en este sentido Dadá-vanguardia que hace culto de lo hereje, punto medio entre el
la desfasa, testimonia, desde su capacidad artística, la contra representaciones establecidas del mundo. También y a su manera, el artista de vanguardia cumple esta nueva misión crítica renovada. Entre 1910 y 1940, en ese lapso se yerguen los movimientos de vanguardia, parte sustancial del arte moderno del siglo XX, vanguardia que se arroga el derecho artístico de proclamar en resumidas cuentas que todo lo que se hizo hasta ahora no sirve para nada. Esa es la nueva fortaleza del arte vanguardista en la Modernidad avanzada, arrasar con todo el pasado en pos de resistir, de seguir otorgándole al lugar del arte el otro posible proyecto humano, el sitio de la des-enajenación, el sitio ultimo resto de verdad y libertad, de lucidez de conciencia desaparecida.
Que es en definitiva para lo que nos importa hoy la vanguardia, es la construcción de una subjetividad muy importante para entender la Modernidad. Va a ser sustancial a la Modernidad la idea de la vanguardia. No olviden que la Modernidad es la novedad permanente, es lo nuevo, lo perpetuamente nuevo, lo siempre nuevo. Es lo proyectado totalmente hacia el futuro-esto ya fuera de las vanguardias- es lo viejo que tiene que quedar atrás para dar paso a la constante renovación del presente. Es lo que hoy en bárbaros términos de mercado de consumo con el modelo consumista, significaría tirar rápidamente lo viejo para poder comprar lo nuevo.
La vanguardia es más moderna que la Modernidad, porque quiere adelantarse, consumar la Modernidad. La vanguardia política o estética es la que piensa en cambio que si se produce el salto, la embestida, el nuevo arte, se llega a que la promesa moderna se cumpla. Se arriba al futuro. Las vanguardias por más que estén criticando el progreso capitalista burgués creen en la idea de progreso fijado por la lógica de la modernidad capitalista desde sus albores productivos. Por otro lado, si la Modernidad es la renovación de todo permanentemente en función de un presente de oro y de un futuro a concretar, las vanguardias son la expresión más clara de eso. Son la absoluta novedad.
Hoy aparece en la filosofía, en la canción de rock, en la nueva novelística, que no hay ninguna marcha, ninguna llegada, ningún punto final de nada. Estamos así flotando en el medio del espacio, de un desguarnecido espacio histórico. La modernizada se planteó a la vieja norma judeocristiana de que la historia es una marcha hacia algo. Vale la pena esforzarse por que se está buscando algo: privado, colectivo, propio, la constitución de la Nación, la ruptura del colonialismo, la liberación de los países africanos.
Quien es el que hace, el que constituye el que integra la vanguardia? Ahí está el artista generalmente en la ciudad. El artista en la metrópoli, el artista marginal, el artista que no quiere saber con el arte tradicional, instituido, con el museo, con lo consagrado. Un artista crítico ácido irreverente, que sufre el dolor del mundo y trata de expresarlo a través del arte. ¿Qué es ese artista? El va ha hacer de su arte precisamente su único valor auténtico es experimentar quebrantar las modas y los gustos crear lo que siente lo que piensa lo que concibe. El artista genuino el verdaderamente creador va a vivir por lo contrario conservando aquel noble sueño con que de joven pensó por que iba pintar, por que iba a escribir, por que iba a componer música, en la misma senda de sus autores amados con que aprendió a querer las letras, las pinturas, las melodías. Desde mediados del siglo XIX surge otra figura del
artista personaje de los bordes, marginal, gustador del vino de las tabernas, amigo de las prostitutas, dialogante de cualquier loco que quiere cambiar el mundo poniendo una bomba en el centro de la tierra. Artista que vive la ciudad desde sus perspectivas y sueños, pero un artista que está absolutamente en manos del mercado. Y si no está en manos del mercado la pasa mal. Debe venderse a cualquier postor para subsistir. Pero el mercado ese monstruo lo castiga y condena, es ese gran burgués que tiene el dinero para pagarle o no pagarle.
Hay un filósofo que va a tener mucha incidencia en la constitución de esta figura del artista de vanguardias, va a ser el alemán Nietzsche. A lo largo de toda su obra trabajó mucho la problemática del arte, el lugar del arte, la forma de interpretar la historia filosófica del hombre desde variables de fondo estético.
El va a trabajar una figura una subjetividad excepcional para enfrentar la debacle, las falsías y las hipocresías de la vida y la moral moderna que ha ser consustancial luego para la constitución del artista en el siglo XX.
Va a decir Nietzsche “Todo arte, toda filosofía pueden ser considerados como medios de curación y auxilio de la vida ascendente o de la vida descendente, pero siempre presupone sufrimiento o seres que sufren.” El arte presupone sufrimiento, afirma el filósofo “Pero hay dos tipos de sufrientes. Por una parte los que sufren por una sobreabundancia de vida, los que quieren un arte dionisiaco desde una visión y una perspectiva trágica de la vida.” Es decir hay un sufrimiento que es por sobreabundancia de vida, por sobreabundancia de lucidez, por sobre-conciencia. Es un arte o una filosofía o conciencia ascendente que busca las alturas, las cimas de las montañas, el vuelo alto. Estos primeros van a tener una visión trágica de la vida: precisamente esta sobreabundancia de vida, esta conciencia absoluta no es que nos lleva a una felicidad estúpida, nos lleva a una conciencia trágica, porque esta lucidez nos desnuda la miseria del mundo.
“Y por otra parte están los que sufren por un empobrecimiento de la vida-no por una sobreabundancia de vida- y anhelan del arte y de la filosofía el sosiego, el silencio, la belleza, el mar en calma o bien la embriaguez el aturdimiento. En este punto esencial de diferencia que devela lo que serán las vanguardias. Ese es el burgués por excelencia, el burgués filisteo, el hombre de cultura.
La vanguardia rompe con esta idea, no quiere consolar al burgués no quiere consolarse. No quiere que el filisteo lo apruebe, entre en complicidad con su obra, ese sujeto que siendo una miseria durante toda la semana, al leer una novela o ver una película siente que el también siente se espiritualiza se emociona.
Dice Nietzsche ” No es posible se feliz mientras en torno a nuestro todo sufre y hace sufrir. No se puede ser ético mientras la marcha de los asuntos humanos esté determinada por la fuerza, el engaño, la injusticia. No se puede ser siquiera sabio mientras la humanidad entera no haya luchado en la comprensión de la sabiduría e introducido al individuo de la manera más amplia en la vida del saber.”
El sueño de la vanguardia es que todos seamos artistas, que todos seamos conciencia doliente y fuerte. En el momento en que todos seamos artistas no
Decíamos que específicamente en las vanguardias artísticas, lo que surge como elemento determinante y sustentador es un rechazo a la tradición estética, pero que no solamente se da en cuanto a las obras, artísticas que heredaban, sino a la tradición como mundo de valores, de conductas, de costumbres, de ideales, de metas que el artista plantea superar eliminar para empezar algo nuevo.
Aparece en Europa entre 1900 y 1925 este cuadro convulsionado por la guerra y revolución donde se termina un siglo de supuesta paz, la “bella época” del buen burgués, y la historia concreta otra vez pasa a ser discutida en acto en acción es decir, con un nuevo actor, la masa, inéditamente movilizada por proyectos, doctrinas, perspectivas de confrontación malestares profundos.
Plantea que no hay un gusto artístico universal para siempre, sino que cada época cada tiempo tiene sus gustos, sus modos, sus formas de expresarse.
“A cada tiempo su arte, al arte la libertad” (vanguardia vienesa). Este tiempo de arte que quiere expresar su época estos grupos que quieren expresar en ideas y en creación lo que está aconteciendo como escena del presente absoluto, se encuentran en un mundo ya modernamente reconstruido el mundo de la gran metrópoli, el de las grandes masas, el de las multitudes, el de la maquina, el de las mutaciones en el campo de la comunicación, el de la aceleración técnica, el de la velocidad, las nuevas formas productivas seriadas el monumentalismo fabril y los nuevos conocimientos científicos aplicados de lleno a la industria.
Van a aparecer distintas variables y tendencias. Lo importante es lo que en el fondo plantea el artista de la vanguardia al mundo. Lo que plantea es las formas que adquiere esta otra realidad que se hace presente.
Básicamente se viene de un larguísimo período donde había gravitado el realismo del siglo XIX, en las expresiones estéticas, es decir, la imprescindible adecuación del arte a la imagen que tenemos de lo real. La vanguardia confronta con esta variable romántica, realista, naturalista impresionista que había atravesado el siglo XIX la combate expresando que esa realidad es apenas una realidad más y más que esto, el presentar realistamente las cosas desde el arte es caer definitivamente en las apariencias, en la mentira, en lo ilusorio de la vida y de las relaciones humanas. El mandato del arte es la búsqueda de esas otras realidades invisibles disgregadas mutiladas agrietadas que no se hacen presente sino a través de una nueva intuición imaginación investigación experimentación, en ese acto complejo y profundamente subjetivo de la creación. Esto significa que lo que ponen en el tapete las vanguardias es que exclusivamente “el lenguaje construye la realidad.”
La realidad es construcción del lenguaje. Esa es la crítica de las vanguardias, del Expresionismo, Cubismo, Dadaísmo, Surrealismo, Abstraccionismo, a la experiencia , a la falsedad del realismo que trabaja en función de demostrar que con el lenguaje artístico va hacia una realidad insospechada de otras cosas. Lo que plantean las vanguardias es que el lenguaje constituye la realidad y de acuerdo a cómo trabajemos nosotros el lenguaje, así tendremos la realidad. Y que no hay una realidad de verdad y otra realidad de mentira. Lo que construye el lenguaje es verdad en tanto que lenguaje.
La vanguardia va a rechazar esta idea de traducir una realidad supuestamente ya construida en términos realistas. Por otro lado y al calor de este problema, las vanguardias van a tratar de establecer distintos criterios de belleza. Esta es otra problemática que es la belleza.
Hay un canon definitivo de belleza para todo tiempo y lugar. O la belleza es la construcción de época que puede hacer un artista a partir de determinado gusto, determinada forma determinada imaginación determinadas convenciones coma firmaba un siglo y medio atrás el romanticismo?
El planteo de la vanguardia es que no va haber belleza permanente, que la belleza es fugaz, circunstancial, perseguida inútilmente, en todo caso. Que está marcada por las convenciones, por valores históricos dominantes y las modas sociales. Que la belleza moderna no es lo armonioso, lo orgánico, lo agradable, lo placentero, lo unitario, sino la discusión del propio artista con su obra, la crisis de ese artista con su obra. No hay belleza como modo estético de representación, porque precisamente lo que pone infinitamente en discusión el arte es la representación del mundo.
El arte básicamente discute el lenguaje que enuncia al mundo. Lo que discute el arte es el lenguaje que nos lleva a eso, el lenguaje con lo que nosotros construimos lo real.
Desde esta nueva perspectiva, autónoma el arte estaba dedicado a lo largo del siglo XIX a plantear un ideal de cultura burguesa. A plantear lo otro con respecto a la miseria del mundo. La armonía, la belleza, la unidad, lo orgánico era precisamente el arte como un ideal moral y pedagógico burgués. Un camino de formación en valores universales intemporales inmortales una escuela jerarquizada como formas de mirar el mundo, de asumir sus aspectos críticos de desarrollar una sensibilidad superior. El arte aparece como una esfera autónoma. Un mundo no solo absolutamente diferenciado del resto, sino aglutinando aspectos sensibles, trágicos, éticos de lo humano que ninguna otra esfera del saber va a poder alcanzar. Como si hubiese otro mundo creado en el mundo, otra historia junto a la historia: Hamlet.
La vanguardia proclama su deseo de llevar el arte a la vida de fundir el mundo vital con el arte, de borrar fronteras, de escapar desmesuradamente de su esfera racionalmente otorgada por las formas del dominio burgués.
La vanguardia va a rebelarse contra la institución arte, misión por demás difícil porque ese acto exige disolver la categoría de arte. Convertir una categoría de objeto en otra. Para la vanguardia la obra de arte era un objeto negativamente mitificado.
Había una sacralización del objeto de arte, y desde ahí la conformación de una zona, también sacralizada, que institucionalizaba el arte.
La hegemonía de la verdad en esa época estaba en manos del cientificismo positivista. Ciencia técnica experimento acotado verificación y prueba era la cosmovisión que regía la verdad indiscutible del saber burgués progresista.
La vanguardia estética sale a discutirle a la ciencia positivista, a la cultura dominante, a las hipocresías morales de los distintos poderes, la verdad de variables
Hay otro movimiento de vanguardia El futurismo, es uno de los primeros movimientos de vanguardia nace en Italia el primer manifiesto es de 1909. Un movimiento estético de vanguardia agresivo en sus proclamas, ideológicamente situado como un istmo modernizador por excelencia. Contra los academicismos tradicionales, de las antiguas y retóricas universidades contra una moral cristiana que en Italia pesa sobre manera en lo histórico.
Todo aquello que para el expresionista es muestrario de duda frente al mundo el futurista lo va a reivindicar. Lo que los hermana es que tanto uno como otros están contra las tradiciones estéticas, los cánones de lo bello, la necesidad de nuevas formas expresivas. El movimiento futurista terminara siendo uno de los principales asesores del gobierno de Mussolini algo les fascina del fascismo, su violencia disruptiva, su ideología guerrera, su desconsideración del débil, su desprecio a la democracia liberal, sus ansias renovadoras del espíritu nacional. El futurismo ama y reverencia la guerra, los cañones disparados, las heroicas trincheras donde se forja un nuevo sujeto moderno. Donde se templa un nuevo espíritu de aventura cósmica. Su utopía es la utopía capitalista exacerbada.
El dadaísmo movimiento que podíamos situar ideológicamente entre una marcada tendencia anarquista por su forma de confrontar estéticamente con el mundo y un acentuado nihilismo como fondo de sus interpretaciones. Para el dadaísmo el arte estaba agotado era gesto hueco burgués. Al arte había simbólicamente ponerle una bomba y hacerlo estallar junto con el resto del mundo y los valores burgueses. Dada es extremista disonante, altanero en sus juicios cargados de un humor implacable. Su discurso panfletario llama a dejar a tras el arte y saltar hacia la vida, romper con escuelas, estilos, legados, y con las propias vanguardias. Porque las vanguardias siguen creyendo en el arte y tal vez en ese sentido sean la peor amenaza.
Existe un fondo de reírse de ellos mismos cuando anuncias que han a destruir todo, lo que representan los dadaístas en sus actuaciones provocaba y violentaba a los burgueses consumidores de arte. Encerraban al publico, en escenas violentas, representaban escenas que nadie terminaba de entender hasta concluir el evento mas en el campo de una crónica policial que estética.
El espacio de las vanguardias, con sus obras eventos y manifiestos, reúnen a dichas figuras que gestan sobre todo, una típica cultura de izquierda una cultura, que podríamos entrecomillar – de la revolución -, arte ciencia y política podían afirmarse.
Expresión sensible, saberes sistematizados, y voluntad de cambio podían roturarla.
Escéptico del hombre, agresivo en las caracterizaciones del individuo común y corriente. Los dadaístas van hacer una crítica al expresionismo como movimiento artístico. Hay un texto donde dicen: el expresionismo quería algo, es uno de sus aspectos mas lamentables, Dada no quiere nada Dada crece. El expresionismo buscaba la interiorización se concebía como reacción a su tiempo, mientras que el Dadaísmo no es otra cosa que una expresión del tiempo. El expresionismo no es una acción espontánea es el gesto de las personas cansadas que quieren salir de si mismas para olvidar la guerra y la miseria. Los expresionistas sino personas cansadas, apartadas de la naturaleza que nos se atreven a enfrentarse a la crueldad
de la época. Dada es el valor en si, se expone al peligro de su propia muerte quiere su muerte, se coloca dentro de las cosas, el expresionismo quería olvidarse Dada imponerse, el expresionismo era armónico místico angelical, Dada súper -místico. Los Dadaístas fueron todos anarquistas, no creían mucho en sus propias obras las degradaban pretendían nulificarlas negarlas disolverlas en la disolución del mundo. Pero sus experiencias estéticas hoy son arte altamente cotizado en cientos de millones de dólares y están en los grandes museos del mundo (N Y Paris Londres).
La angustia de una subjetividad casi mística en el expresionismo, la exaltación del moderno mundo técnico industrial y bélico en el futurismo, el anarquismo y la extrema irreverencia crítica en el dadaísmo, las vanguardias, artísticas, forman parte indeleble del pensar contemporáneo y sus distintas corrientes.