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Dogliani explica la sociedad italiana bajo el régimen fascista, desde los años de la toma del poder hasta su crisis durante la Segunda Guerra Mundial, pasando por la larga década dedicada a la organización y al logro del consenso entre las clases medias y populares
Tipo: Apuntes
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Reseña Patrizia Dogliani. El fascismo de los italianos. Una historia social, Capitulo VIII. ITALIANOS Y NO ITALIANOS Patrizia Dogliani es licenciada en Historia Contemporánea de la Universidad de Bolonia y Doctora en Historia Social de la Universidad de París. Es investigadora Asociada, Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Harvard (1986-87), Jean Monnet Fellow (1985-86) y Profesora de Historia Europea (1992). Enseño en la Universidad de Nueva York, Enseñó Historia Europea en Florencia (1999-2003) y Estudios Culturales Italianos para ECCO y Dickinson College en Bolonia. Fue invitada por breves períodos a diversas universidades extranjeras. Ha mantenido relaciones de investigación y docencia con universidades de París y en la universidad italiana Es una historiadora comparada, especialista en la historia de la Europa del siglo XIX-XX. Sus principales temas de investigación son: Historia política y social de la izquierda europea y los fascismos; Historia de los jóvenes y generaciones; Historia del municipalismo y bienestar local; Historia y memorias de los conflictos del siglo XX. Su libro explica la sociedad italiana bajo el régimen fascista, desde los años de la toma del poder hasta su crisis durante la Segunda Guerra Mundial, pasando por la larga década dedicada a la organización y al logro del consenso entre las clases medias y populares. El libro examina la incidencia del fascismo en la vida cotidiana y en la mentalidad de los italianos, las iniciativas sobre la infancia, la maternidad, los jóvenes, el ocio y la movilización de la población masculina (la milicia, el deporte), y centrando su análisis en el asentamiento y la estructuración regional del régimen.. El proyecto fascista terminó colocándose a contracorriente con respecto a lo que ocurría en la mentalidad, los hábitos y la cotidianidad de los italianos, surgiendo una resistencia pasiva y a menudo inconsciente ante los dictámenes y el sistema impuestos por el régimen. El fascismo ejercitó un esfuerzo inútil por cambiar estas transformaciones de largo plazo, cayendo en contradicción y obteniendo, a pesar de ello, resultados parciales que influyeron a medio plazo, mucho más allá de su conclusión, en la historia del país: entre la historia de Italia y la historia del fascismo hay conexiones profundas que deben estar constantemente bajo observación. La tesis de fondo del libro es que el fascismo, a pesar de todos los esfuerzos coercitivos y propagandísticos, no modificó radicalmente ni interrumpió las tendencias que ya se estaban desarrollando en la sociedad italiana. Si impuso un Estado social, pero no de una ciudadanía social, porque excluyó a quienes no respondían o no se adecuaban a su visión de la sociedad. Creó un Estado paternalista y clientelar que encontró en el Partido Fascista su mejor agente. Nacionalizó a los italianos más y mejor de cuanto lo había hecho anteriormente el Estado liberal, pero les impuso una idea unívoca de comunidad nacional que los llevó a aceptar y a participar incluso activamente en políticas, acciones y agresiones nacionalistas, racistas y xenófobas. El régimen no siempre tuvo éxito en sus políticas sociales: por ejemplo, aun practicando políticas de incremento demográfico y de ruralización, no logró impedir que los núcleos familiares
se modificasen según las nuevas necesidades y las nuevas economías, ni que la población italiana disminuyese y abandonase la montaña y el campo para desplazarse a la llanura y la ciudad. En el libro se presta atención a los largos procesos de transformación de la sociedad italiana: a sus agentes, como las legislaciones; las ideas, como la de nacionalidad; las relaciones, entre generaciones y géneros; la economía en la gestión de los recursos humanos y la demografía y el territorio geográfico. El fascismo fue la única experiencia contemporánea que tuvo un proyecto unitario y autoritario de transformación de la sociedad, de la mentalidad, de los roles de género y de las tareas destinadas a las generaciones y al individuo incluso en su esfera privada. El libro no se ha pensado como un texto de alta divulgación, como algunos críticos lo han definido, sino como un trabajo historiográfico, dirigido principalmente a estudiosos y estudiantes universitarios, cuyo propósito es proporcionar a distintos niveles un cuadro completo de los resultados de las investigaciones realizadas y en curso y sugerir pistas y lagunas sobre las que dirigir la atención para investigaciones futuras. El escrito es el resultado de un intenso estudio de la bibliografía historiográfica sobre el tema y de las fuentes impresas y archivísticas. Una historia social es una narración que se basa en las fuentes y en los resultados de una investigación. Respecto a la primera edición del libro, la autora señala como ampliación la aplicación de las leyes raciales antijudías y sus consecuencias sociales y económicas, la construcción del fascismo en las zonas provinciales y la compleja relación entre el poder central y el poder local y la reconstrucción de la vida colonial bajo el fascismo. Capitulo VIII. ITALIANOS Y NO ITALIANOS En este capítulo la autora realiza un abordaje sobre el concepto de nación que según el fascismo debía ser fuerte, homogénea y preparada para la primacía ideal e histórica de Italia sobre las otras naciones y pueblos. El fascismo era entendido como la única y más completa fase de la evolución histórica y estatal de Italia, lo opuesto eran los extranjeros, súbditos coloniales, judíos y minorías religiosas y homosexuales. Las minorías lingüísticas debían ser italianizadas y abandonar su cultura de origen, desde este análisis se irá construyendo una idea sobre la otredad, por supuesto el otro considerado como inferior. El estado fascista buscó implementar una política intervencionista para transformar la economía, demografía y en el ámbito cultural. Suprimió los periódicos, italianizó la toponimia alemana, cambió los nombres a los centros habitados, calles, plazas, carteles públicos y publicitarios. El fascismo produjo cambios demográficos, provocó fragmentaciones de las propiedades y la disgregación de muchas comunidades campesinas locales, respecto a los alemanes produjo fuertes problemas en la convivencia entre las dos comunidades, reavivando formas de protesta contra la autoridad del Estado italiano que se manifestarían en los decenios siguientes con actos
instintiva, animalesca y por tanto presa del conquistador, una confirmación y un refuerzo; heroísmo y virilidad se hacían sinónimos de conquista, por lo que los pueblos y los seres considerados miedosos e inferiores primero eran burlados y después eran excluidos: negros y homosexuales en primer lugar. Los aspectos principales de pensamiento racista presentes en los años treinta y cuarenta en Italia se basaron en: El racismo biológico: fue el que dominó cuando se impuso la legislación de apartheid en las colonias en 1937 y cuando la originaria intolerancia hacia los diferentes por origen, comportamiento y cultura se transformó en una intervención destinada a excluirlos de la comunidad nacional El nacional-racismo : acentuaba el racismo ya presente en el originario nacionalismo y defendía la idea de una nación compacta, orgánica y jerarquizada, cuyos valores tradicionales había que defender de toda forma de contaminación tanto biológica como cultural El racismo esotérico-tradicionalista : Cada raza era definida, según esta corriente, no solo por elementos biológicos e históricos, sino también por características del espíritu y del alma, identificables a través de un proceso esotérico de descubrimiento de los aspectos ocultos y espirituales que constituyen al individuo y su descendencia. Este capítulo, así como el libro desde el que se desprende, nos permite ver este momento histórico desde el punto de vista político, económico, social y cultural. Es un gran aporte para comprender como operaba esta ideología, como se conformó, así como sus contradicciones y consecuencias. La identidad italiana se impuso de distintas maneras a través del colonialismo, racismo y sexismo, sin embargo, es interesante como la autora va mostrando con detalles las comunidades que fueron afectadas y cómo fueron perpetradas por políticas excluyentes por un Estado que asume características particulares en este contexto.