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Plan de cuidados de enfermería
Tipo: Apuntes
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La neumonía es un tipo de infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones. Estos están formados por pequeños sacos, llamados alvéolos, que —en las personas sanas— se llenan de aire al respirar. Los alvéolos de los enfermos de neumonía están llenos de pus y líquido, lo que hace dolorosa la respiración y limita la absorción de oxígeno. La neumonía es la principal causa individual de mortalidad infantil en todo el mundo. Se calcula que la neumonía mató a unos 920 136 niños menores de 5 años en 2015, lo que supone el 15% de todas las defunciones de niños menores de 5 años en todo el mundo. La neumonía afecta a niños —y a sus familias— de todo el mundo, pero su prevalencia es mayor en el África subsahariana y Asia meridional. Pueden estar protegidos mediante intervenciones sencillas y tratados con medicación y cuidados de costo bajo y tecnología sencilla. La neumonía puede propagarse por diversas vías. Los virus y bacterias presentes comúnmente en la nariz o garganta de los niños, pueden infectar los pulmones al inhalarse. También pueden propagarse por vía aérea, en gotículas producidas en tosidos o estornudos. Además, la neumonía puede propagarse por medio de la sangre, sobre todo en el parto y en el período inmediatamente posterior.
hombre de 42 años fue hospitalizado debido a un cuadro de fiebre, disnea, tos productiva, dolor torácico y presenta exudado espeso y amarillento en los ojos que le impide abrirlos por la mañana. Antecedentes de tabaquismo intenso ( cajetillas diarios) con hipertensión arterial. El paciente no ha recibido vacunación antigripal actual y poco antes presento un cuadro de fiebre, escalofríos, irritación faríngea y artralgias. Exploración física: paciente tiene aspecto enfermo, con enfermedad respiratoria leve. En la auscultación torácica se detecta una disminución de los sonidos respiratorios junto con estertores en la base izquierda. Temperatura 39.4*c pulso 120 x1 FR 30 x1 T/A 140/ mmHg.
La neumonía, pulmonía o neumonitis es una enfermedad infecciosa e inflamatoria que consiste en la infección de los espacios alveolares de los pulmones. La neumonía puede afectar a un lóbulo pulmonar completo (neumonía lobular), a un segmento de lóbulo, a los alvéolos próximos a los bronquios (bronconeumonía) o al tejido intersticial (neumonía intersticial). La neumonía vuelve al tejido que forma los pulmones, que se ve enrojecido, hinchado y se torna doloroso. Muchos pacientes con neumonía son tratados por los médicos de cabecera y no se ingresan en los hospitales; esto es lo que se denomina Neumonía La neumonía puede ser una enfermedad grave si no se detecta a tiempo y puede llegar a ser mortal, especialmente entre personas de edad avanzada y entre los inmunodeprimidos.
Los síntomas de las neumonías son variables, sin que ello tenga siempre relación con el tipo de germen causante de la neumonía. Algunos casos se presentan con lo que se llama una "neumonía típica", que consiste en la aparición en varias horas o 2-3 días de tos con expectoración purulenta o herrumbrosa, en ocasiones con sangre, dolor torácico y fiebre con escalofríos. Otras neumonías, llamadas "atípicas" producen síntomas más graduales con décimas de fiebre, malestar general, dolores musculares y articulares, cansancio y dolor de cabeza. La tos es seca, sin expectoración, y el dolor torácico menos intenso. Algunos pacientes pueden tener síntomas digestivos leves como náuseas, vómitos y diarreas. Si la neumonía es extensa o hay una enfermedad pulmonar o cardiaca previa puede aparecer dificultad respiratoria. Además, si los gérmenes pasan a la circulación sanguínea producen una bacteriemia que puede conducir a un "shock séptico". En personas ancianas la presentación puede tener síntomas iniciales menos llamativos con fiebre poco elevada o ausente, tos escasa y con alteración del comportamiento.
El diagnóstico de neumonía se basa en los síntomas cardinales ya citados (tos, fiebre y dolor pleurítico) junto con una radiografía de tórax donde se aprecie la infección pulmonar. Con la radiografía se podrá poner de manifiesto la localización, la extensión y las complicaciones añadidas como la presencia de derrame pleural. Para apoyar el diagnóstico de neumonía y para identificar el microorganismo causal disponemos de las siguientes pruebas médicas: Pruebas de laboratorio: análisis de sangre y orina, niveles de oxígeno en sangre, para valorar la gravedad o la necesidad de ingreso hospitalario. Estas pruebas han de realizarse a los pacientes tratados en el ámbito hospitalario; no serían necesarias en pacientes con neumonías de bajo riesgo con tratamiento ambulatorio. Otras técnicas no invasivas: en el caso de los pacientes con ingreso hospitalario, se recomienda la recogida de muestras de sangre, orina y esputo (moco que aparece con la tos), con el objeto de realizar cultivos que permitan identificar el germen causal antes de iniciar el tratamiento antibiótico. Actualmente se dispone de un test en orina para detectar antígeno de legionella y neumococo, pudiendo obtener resultados en pocas horas y persistiendo positivos al cabo de varios meses. Técnicas invasivas, solo en casos de neumonías graves o que no respondan al tratamiento inicial.
muestras de líquido o liberar líquido acumulado en el pulmón a causa de la infección.
bronquio y recoger muestras de mucosidad, para realizar un cultivo que
quinolonas (levofloxacino, moxifloxacino) y macrólidos (azitromicina, claritromicina).
Las complicaciones de la neumonía A menudo, las personas con neumonía pueden ser tratadas con éxito y no tener complicaciones. Sin embargo, algunas personas, especialmente los grupos de alto riesgo, pueden tener complicaciones tales como: Bacteremia : Esta complicación grave se produce cuando la infección pasa a la corriente sanguínea. Desde allí, se puede propagar rápidamente a otros órganos, incluyendo el cerebro. Abscesos pulmonares : Un absceso se produce si el pus que se encuentra en los alvéolos forma una cavidad en el pulmón. Un absceso usualmente se trata con antibióticos. A veces se necesita realizar cirugía o un drenaje con una aguja que para eliminar el pus. El derrame pleural : La neumonía puede causar la acumulación de líquido en el espacio pleural. Este es un espacio muy delgado entre dos capas de tejido que recubren los pulmones y la cavidad torácica. La neumonía puede causar que el líquido se infecta, una condición llamada empiema. Si esto sucede, es posible que deba tener el líquido drenado a través de un tubo en el pecho o extirpar con cirugía
Cuidados personales Colocar un trozo de tela húmedo y caliente sin apretar sobre la nariz y la boca. Llenar un humidificador con agua caliente e inhalar el vapor caliente. Toser ayuda a despejar las vías respiratorias. Respire con profundidad de 2 a 3 veces cada hora. Estas respiraciones le ayudarán a abrir sus pulmones. Mientras está acostado, dese palmaditas en el pecho suavemente unas cuantas veces al día. Esto ayuda a sacar el moco de los pulmones. Si fuma, ahora es el momento de dejar el tabaco. NO permita que se fume en su hogar. Tome mucho líquido, en tanto el médico esté de acuerdo. Tome agua, jugo o té suave. Tome al menos de 6 a 10 tazas (1.5 a 2.5 litros) al día. NO tome alcohol. Descanse mucho cuando llegue a la casa. Si tiene dificultad para dormir en la noche, haga siestas durante el día. Cuídese de las infecciones Hágase aplicar la vacuna antigripal todos los años. El uso del oxígeno en la casa El médico puede recetarle oxígeno para usarlo en casa. El oxígeno le ayuda a respirar mejor. Cuándo llamar al médico Llame al médico si su respiración: Se está haciendo más difícil.