Docsity
Docsity

Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes

Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity


Consigue puntos base para descargar
Consigue puntos base para descargar

Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium


Orientación Universidad
Orientación Universidad

Dolor Total en el Cuidado de Pacientes Terminales: Reflexiones sobre la Humanización, Guías, Proyectos, Investigaciones de Farmacología

Este artículo estudia el concepto de dolor total y sus contribuciones teóricas y prácticas en el cuidado de pacientes terminales. Se enfatiza la necesidad de humanizar la atención para restaurar la calidad de vida y la dignidad de los pacientes, sus familias y sus allegados, y mejorar las condiciones de trabajo de los profesionales clínicos. Se analiza la historia y el proceso epistemológico del concepto de dolor total y su importancia en el cuidado paliativo.

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2021/2022

Subido el 26/01/2022

erika-homobono
erika-homobono 🇲🇽

2 documentos

1 / 17

Toggle sidebar

Esta página no es visible en la vista previa

¡No te pierdas las partes importantes!

bg1
Historia del concepto de dolor
total y reflexiones sobre la
humanización de la atención
a pacientes terminales
History of the Concept of Total Pain
and Reflections on Humanization
of Assistance for Terminal Patients
História do conceito de dor total e reflexões sobre
a humanização da atenção a pacientes terminais
Juan Rafael López Sánchez, MD*1;
Silvia Rivera-Largacha, PhD.2
Recibido: 17 de febrero de 2017 / Aceptado: 20 de febrero de 2018
Doi: http://dx.doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/revsalud/a.6773
Para citar este artículo: López-Sánchez JR, Rivera-Largacha S. Historia del concepto de dolor total y reflexiones sobre la humanización
de la atención a pacientes terminales. Rev Cienc Salud. 2018;16(2):340-356. Doi: http://dx.doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/
revsalud/a.6773
Resumen
Introducción: en este artículo se estudia el concepto de dolor total con el objetivo de abrir una reflexión
sobre los aportes teóricos y prácticos que esta categoría puede ofrecer en el cuidado de pacientes
terminales, enfatizando en la necesidad de humanizar la atención, como modo de restituir la calidad
de vida y la dignidad de los pacientes, sus familias y sus allegados, y como modo de dignificar y mejorar
la calidad y las condiciones del trabajo de los profesionales clínicos que acompañan a este tipo de
pacientes en su tránsito hacia la muerte. Desarrollo: a lo largo del artículo se analiza el proceso histórico
y epistemológico del cual surge el término dolor total como categoría que aporta herramientas teóricas
que permiten orientar el diagnóstico y el abordaje terapéutico del dolor en las condiciones particulares
propias de la enfermedad terminal. Conclusión: el concepto de dolor total permite entender el proceso
del final de la vida como una experiencia de enfermedad (disease), padecimiento (illness) y disfunción
social (sickness) que comporta diferentes formas de sufrimiento que deben ser atendidas de manera
integral. La atención integral significa que el profesional de la salud debe centrarse más en el paciente
que en su patología, y ofrecerle una mejor calidad de vida y acompañamiento en el proceso de morir.
Palabras clave: historia, dolor, comunicación y humanización de la atención.
1 Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Universidad Nacional de Colombia,
Universidad del Salvador, Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud Colegio Mayor
de Nuestra Señora del Rosario, Hospital Universitario Mayor Mederi.
* Autor de correspondencia: jrlsmd@hotmail.com
2 Escuela de Medicina y C iencias de la Salud Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.
silvia.rivera@urosario.edu.co
Rev. Cienc. Salud. Bogotá, Colombia, vol.16 (2): 340-356, mayo-agosto de 2018
ARTÍCULOS DE REFLEXIÓN
340
pf3
pf4
pf5
pf8
pf9
pfa
pfd
pfe
pff

Vista previa parcial del texto

¡Descarga Dolor Total en el Cuidado de Pacientes Terminales: Reflexiones sobre la Humanización y más Guías, Proyectos, Investigaciones en PDF de Farmacología solo en Docsity!

Historia del concepto de dolor

total y reflexiones sobre la

humanización de la atención

a pacientes terminales

History of the Concept of Total Pain

and Reflections on Humanization

of Assistance for Terminal Patients

História do conceito de dor total e reflexões sobre

a humanização da atenção a pacientes terminais

Juan Rafael López Sánchez, MD*^1 ;

Silvia Rivera-Largacha, PhD.^2

Recibido: 17 de febrero de 2017 / Aceptado: 20 de febrero de 2018 Doi: http://dx.doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/revsalud/a. Para citar este artículo: López-Sánchez JR, Rivera-Largacha S. Historia del concepto de dolor total y reflexiones sobre la humanización de la atención a pacientes terminales. Rev Cienc Salud. 2018;16(2):340-356. Doi: http://dx.doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/ revsalud/a. Resumen Introducción : en este artículo se estudia el concepto de dolor total con el objetivo de abrir una reflexión sobre los aportes teóricos y prácticos que esta categoría puede ofrecer en el cuidado de pacientes terminales, enfatizando en la necesidad de humanizar la atención, como modo de restituir la calidad de vida y la dignidad de los pacientes, sus familias y sus allegados, y como modo de dignificar y mejorar la calidad y las condiciones del trabajo de los profesionales clínicos que acompañan a este tipo de pacientes en su tránsito hacia la muerte. Desarrollo : a lo largo del artículo se analiza el proceso histórico y epistemológico del cual surge el término dolor total como categoría que aporta herramientas teóricas que permiten orientar el diagnóstico y el abordaje terapéutico del dolor en las condiciones particulares propias de la enfermedad terminal. Conclusión : el concepto de dolor total permite entender el proceso del final de la vida como una experiencia de enfermedad ( disease ), padecimiento ( illness ) y disfunción social ( sickness ) que comporta diferentes formas de sufrimiento que deben ser atendidas de manera integral. La atención integral significa que el profesional de la salud debe centrarse más en el paciente que en su patología, y ofrecerle una mejor calidad de vida y acompañamiento en el proceso de morir. Palabras clave: historia, dolor, comunicación y humanización de la atención. 1 Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Universidad Nacional de Colombia, Universidad del Salvador, Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, Hospital Universitario Mayor Mederi.

  • Autor de correspondencia: jrlsmd@hotmail.com 2 Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. silvia.rivera@urosario.edu.co Rev. Cienc. Salud. Bogotá, Colombia, vol.16 (2): 340-356, mayo-agosto de 2018 ARTÍCULOS DE REFLEXIÓN

Abstract Introduction : In this paper we study the concept of total pain to open a reflection on the theoretical and practical contributions that this category can offer in terminal patients care, emphasizing in the need of humanize the attention, as a way to restore the quality of life and the dignity of the patients, their families, their friends and as way to dignify and improve the quality and the work conditions of the clinical professionals who keep company to these patients in their transit to death. Development : Through this paper we analyze the historical and epistemological process from which arises the term t otal pain as a category that provides theoretical tools that allow direct diagnosis and the therapeutic approach of pain in the particular conditions of the terminal illness. Conclusions : The concept of total pain allows to understand the process of end of life as an experience of disease, a condition (illness) and a social dysfunction (sickness) which involves different forms of suffering that may need to be treated in a holistic manner. Holistic care means that the health care professional should focus more on the patient, and not on its pathology, offering a better quality of life, and support in the process of dying. Keywords: history, pain, communication and humanization of assistance. Resumo Introdução : neste artigo estuda-se o conceito de dor total com o objetivo de abrir uma reflexão sobre os aportes teóricos e práticas que esta categoria pode oferecer no cuidado de pacientes terminais, enfatizan- do na necessidade de humanizar a atenção, como modo de restituir a qualidade de vida e a dignidade dos pacientes, suas famílias e seus parentes, e como modo de dignificar e melhorar a qualidade e as condições do trabalho dos profissionais clínicos que acompanha a este tipo de pacientes em seu trânsito à morte. Desenvolvimento : ao longo do artigo se analisa o processo histórico e epistemológico do qual surge o termo dor total como categoria que aporta ferramentas teóricas que permitem orientar o diagnóstico e a abor- dagem terapêutica da dor nas condições particulares próprias da doença terminal. Conclusão : o conceito de dor total permite entender o processo de fim da vida como uma experiência de doença ( disease ), pade- cimento ( illness ) e disfunção social ( sickness ) que comporta diferentes formas de sofrimento que devem ser atendidas de maneira integral. A atenção integral significa que o profissional da saúde deve centrar-se mais no paciente que em sua patologia, e oferece-lhe uma melhor qualidade de vida, e acompanhamento no processo de morrer. Palavras-chave: história, dor, comunicação e humanização da atenção.

Introducción

“El estudio del dolor conduce a una medicina humana en todos sus gestos” René Leriche (1)

E

l 18 de mayo de 2016 se presentó en la revista Pain la nueva definición de dolor aceptada por la Asociación Internacional para el estudio del dolor (iasp, según su sigla en Inglés): “El dolor es una experiencia angustiosa asociada a un daño tisular real o potencial, con com- ponentes sensoriales, emocionales, cognitivos y sociales”. Esta nueva definición propone integrar al estudio y a la atención clínica del dolor, elementos que han sido encontrados por la investigación en los últimos cincuenta años (2). La nueva definición es una revisión de la que había sido propuesta por la iasp, siguiendo el trabajo de Merskey, y Bogduk en la que se Rev. Cienc. Salud. Bogotá, Colombia, vol.16 (2): 340-356, mayo-agosto de 2018

En este sentido, los cuidados paliativos se enfocan en Proporcionar alivio para el dolor y otros síntomas angustiantes; afirmar el morir como un proceso normal y como parte de la vida; intentar no acelerar o aplazar la muerte; integrar los aspectos psicológicos y espirituales del cuidado del paciente; ofrecer un sistema de apoyo para ayudar a los pacientes vivir tan activamente como sea posible hasta la muerte; ofrece un sistema de apoyo para ayudar a la familia a enfrentar la en- fermedad de los pacientes y su propio duelo; utilizar un enfoque de equipo para atender las necesidades de los pacientes y sus familias, incluyendo el asesoramiento del duelo, de ser necesario; mejorar la calidad de vida y si se puede, influir también positivamente en el curso de la enfermedad (5). En el presente artículo se analiza el concepto de dolor total a la luz de la nueva definición propuesta por la iasp, a partir de la cual se establecen como centrales los elementos sociales y cognitivos que lo componen. Esta nueva definición permite tener una mayor conciencia de las múltiples dimensiones de la experiencia álgica y repensar las estrategias de humanización del acompañamiento al enfermo terminal, puesto que señala de manera más profunda cómo el manejo del dolor no solo se refiere al reconocimiento e intervención sobre sus manifes- taciones orgánicas, sino al reconocimiento y acompañamiento del paciente y de su entorno en esta experiencia compleja de sufrimiento. Esta nueva definición permite entender que la experiencia de dolor no es independiente al estrés y otros problemas psicosociales asociados con la enfermedad y, en el caso de pacientes terminales, al proceso de muerte. Es decir, que el dolor y los otros problemas atendidos por los cuidados paliativos jamás se presentan de manera independiente el uno del otro. Por lo tanto, la atención integral al dolor, planteada desde el concepto de dolor total concibe el manejo del dolor como un trabajo de intervención que cubre también en parte la atención al estrés y otros problemas psicosociales asociados con la enfermedad y con el proceso de muerte, con el objetivo de mejorar la calidad de vida del paciente y su entorno más cercano. Frecuentemente, el dolor está vinculado con el sufrimiento y la desesperanza, y es el acompañante casi inevitable del enfermo terminal. Cuando el dolor adquiere un carácter crónico y progresivo, altera el funcionamiento personal, familiar y social, lo que afecta, de manera directa, la calidad de vida del paciente y de su entorno. Según la iasp, el dolor es una experiencia angustiosa, pero lo que no es claro es a quién corresponde la angustia. Se puede decir que emerge en quien padece en carne propia el dolor, pero también en sus allegados y en los profesionales de la salud que acompañan esta experiencia. El sufrimiento y la an- gustia emocional, espiritual y social que caracterizan la experiencia álgica, en especial en la enfermedad terminal, son elementos indisociables que forman parte de la experiencia compleja del dolor. Cuando este dolor se presenta en el caso de una enfermedad terminal, estas dimensiones deben ser analizadas y tomadas en cuenta en el tratamiento del paciente, dentro de lo que se denomina como “la experiencia de dolor total ” (5, 6). Rev. Cienc. Salud. Bogotá, Colombia, vol.16 (2): 340-356, mayo-agosto de 2018

En este artículo se revisa el proceso histórico y epistemológico a partir del cual surge el término dolor total como categoría que aporta herramientas teóricas y prácticas que permiten orientar el diagnóstico y el abordaje terapéutico del dolor y, con este, de otras dimensiones del cuidado en las condiciones particulares de la enfermedad terminal. Con esta revisión se pretende abrir una reflexión sobre los aportes teóricos y prácticos que ofrece esta categoría en el cuidado de pacientes terminales, enfatizando en la necesidad de humanizar la atención, como modo de restituir la calidad de vida y la dignidad humana del paciente, su familia, sus allegados y como modo de dignificar y mejorar la calidad y las condiciones del trabajo del personal clínico que acompaña a estos pacientes en su tránsito hacia la muerte.

Historia del redescubrimiento del dolor

En los años cincuenta y sesenta del siglo xx se dieron nuevos paradigmas morales, cultura- les, sociales y científicos; en este contexto se desarrolló una revolución en la explicación y tratamiento del dolor y de la medicina paliativa. Dentro de la aplicación actual del concepto de dolor total fueron John J. Bonica, Cicely Saunders y Elisabeth Kübler Ross quienes dieron aportes centrales para el desarrollo y la aplicación de esta noción en el cuidado de pacientes terminales. Bonica nació en 1917 en Italia, se graduó como médico en New York en 1942, luego de terminar su entrenamiento militar en 1944, fue asignado como jefe de Anestesia del Centro de Operaciones de Madigan Army Hospital en Tacoma, Washington, donde se atendían los soldados heridos en la ii guerra mundial (6). Bonica se interesó por aliviar el dolor a pro- mover el uso de anestesia regional en muchos de los procedimientos quirúrgicos. Además, identificaba en sus colegas una gran reticencia en el uso de opiáceos, que según él no eran formulados a tiempo, ni en las dosis adecuadas, a causa del miedo a los fenómenos de dependencia y de tolerancia. Los años de la guerra marcaron su interés por el manejo del dolor y lo confrontaron con la escasez de recursos teóricos y terapéuticos para entender y aliviar los distintos tipos de dolor. Así, se interesa por entender el dolor como un fenómeno complejo que requería un estudio y un manejo multidisciplinario que incluyera el estudio de la influencia de la mente. El resultado de su trabajo se consolida en 1953 con la publicación de su libro Tratamiento del dolor, con estudio especial del empleo del bloqueo analgésico en el diagnóstico, pronóstico y terapéutica , considerado como el primer texto moderno de medicina del dolor y el punto inaugural de una nueva era de atención a la experiencia álgica. Bonica explica esta experien- cia como un fenómeno dual compuesto por aspectos fisiológicos (percepción) y subjetivos (emoción) que incluían funciones cognitivas complejas (5, 7-9). Bonica recupera el interés público por el estudio y el manejo del dolor, teniendo en cuenta la subjetividad del paciente e introduce la expresión ‘clínica del dolor’ que, según Moscoso (10), dirige la atención hacia Rev. Cienc. Salud. Bogotá, Colombia, vol.16 (2): 340-356, mayo-agosto de 2018

en 1969, publica el libro Sobre la muerte y los moribundos (13). Este trabajo que subraya la necesidad de dirigir los servicios de salud al final de la vida, aboga por la implementación de una atención humanizada que tenga en cuenta que las personas murientes presentan cambios mentales y emocionales singulares. Cambios que describe en cinco etapas: la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación. Estas etapas son una herramienta descriptiva que permite entender el proceso del duelo en la mayoría de las personas, lo que permite una comprensión de los aspectos psicológicos más característicos de la confrontación con la muerte y ver la muerte como un episodio normal de la vida para guiar el acompañamiento de los pacientes y facilitar un trato humano y digno (13-16). Además de estrategias dialógicas, Kübler-Ross rescata la importancia de los gestos físi- cos, como el tacto como modo de comunicación y de sostén emocional y espiritual para el enfermo: “al final el moribundo quiere una persona amada, sentada confortablemente y en silencio al lado de la cama, sin palabras, pero tocando las manos, masajeando los cabellos, dando suaves pellizcos en la pie, aplicando una crema o simplemente estando allí” (13). El estar en contacto con los pacientes, tiene su propio lenguaje que humaniza, disminuye barreras, aproxima, comparte y comunica. Los médicos deben demostrar de manera verbal y no verbal que la parte más importante de la entrevista médica es el paciente que está frente a ellos y no la enfermedad (13, 17, 18). Los trabajos de Bónica, Saunders y Kübler Ross impulsan el examen crítico en lo que concierne la relación del personal de la salud y el paciente, que pretende recuperar el valor de las prácticas clínicas tradicionales que tenían en cuenta la subjetividad del paciente. Con esto resurge el interés por ofrecer una atención clínica atenta a la subjetividad del paciente con dolor o en proceso de morir. Bonica, Saunders y Kübler Ross abren las puertas al desarrollo una práctica de atención centrada en el paciente al resaltar la importancia de entender social y fenomenológicamente el cuerpo, y abrir la puerta a la necesidad de investigar e intervenir sobre el dolor y otros problemas orgánicos y psicosociales, desde una perspectiva multidimensional que incluya sus componentes psicológicos e interaccionales que acompañan la enfermedad terminal. La recuperación de esta “sabiduría clínica clásica” se combina en los trabajos de Bónica y Saunders con el énfasis en la importancia de encontrar evidencia y credibilidad científica en el diseño de nuevos tratamientos, que permitieron un mejor manejo del dolor al usar herramientas farmacológicas que durante mucho tiempo fueron temidas, desestimadas o incluso satanizadas (19, 20). Rev. Cienc. Salud. Bogotá, Colombia, vol.16 (2): 340-356, mayo-agosto de 2018

Las dinámicas de la relación médico-paciente: puntos de

introducción para el análisis de la humanización de la atención

al paciente con dolor

Para reflexionar sobre el impacto que históricamente ha tenido la labor de quienes han abierto el campo de la clínica del dolor y la humanización de la atención a los pacientes terminales, se propone una reflexión sobre las implicaciones de las representaciones de la enfermedad, del dolor y de las relaciones médico-paciente en el campo de la medicina del dolor y paliativa. Desde los estudios sociales de las ciencias existen tres formas distintas de nombrar la experiencia de la enfermedad: enfermedad ( disease ), padecimiento ( illness ) y disfunción so- cial ( sickness ) (21). Estas formas de describir la experiencia del enfermar han sido adoptadas además por los estudios de salud pública, especialmente, a partir del trabajo del epidemiólogo Susser en 1973 (22). Se habla de padecimiento ( illness ) para referirse al sentimiento subjetivo propio de ca- da persona de sentir una afección que compromete su bienestar. El padecimiento no hace referencia a una patología particular, sino a la experiencia personal de molestia, malestar y agotamiento. El padecimiento está marcado por las representaciones sociales e históricas que nutren las representaciones que cada persona adopta con respecto a su propio sufri- miento. Así, aunque la experiencia de cada enfermo es particular, está siempre impregnada por las representaciones que adopta de su entorno y de la historia que lo precede. De allí la importancia de la dimensión sociocultural e histórica del padecimiento. Esta dimensión es caracterizada por el término ‘ sickness ’ que habitualmente se traduce como ’disfunción social’ y que hace referencia a las concepciones sociales y culturales sobre la salud. El cáncer, por ejemplo, en las sociedades occidentalizadas es representado —de acuerdo con Sontag— como una tragedia, una amenaza bélica que ataca el cuerpo y frente al que hay que dar la batalla (23). Las representaciones sociales de la experiencia de enfermar influencian la manera en que el enfermo reacciona a su situación. Las percepciones y las representaciones sociales de la enfermedad pueden modificar la manera como el enfermo percibe, asume y reacciona frente a sus síntomas (23-25). El término enfermedad ( disease ) da cuenta del proceso de comunicación y de transformación que tiene la situación del enfermar, cuando el padecimiento del enfermo está vinculado a una narrativa social propia de la medicina. El modelo biomédico focaliza su atención en el proceso patológico para lograr un diagnóstico, seguido de un tratamiento cuyo objetivo es restaurar la integridad y la funcionalidad fisiológica del paciente. El proceso patológico, que puede o no produ- cir síntomas, resulta en la enfermedad del paciente. Puede existir, por ejemplo, una enfermedad que no necesariamente sea un padecimiento (un tumor cerebral descubierto accidentalmente por una imagen diagnóstica, que nunca generó síntomas). Puede también darse un padecimiento ( illness ) sin que exista necesariamente una enfermedad ( disease ), es el caso de la hipocondría (21). Rev. Cienc. Salud. Bogotá, Colombia, vol.16 (2): 340-356, mayo-agosto de 2018

cuyo origen es aún desconocido y hay otros padecimientos cuyo tratamiento efectivo es aún inalcanzable para la medicina del dolor (20). Finalmente, dentro de la naturaleza amplia del dolor habría que reconocer que este es también una señal de ‘salud’ como correcto funcionamiento orgánico. En este sentido, el dolor es la señal que alerta sobre cambios radicales y necesarios del cuerpo. Puede ser este el caso de los dolores de crecimiento, que hacen evidente un proceso de transformación física en niños y adolescentes; o es el caso de los dolores del parto que tienen una correla- ción con cambios fisiológicos y anatómicos que permiten la adaptación del cuerpo para el alumbramiento (28). Dentro de estas tres formas de ver la enfermedad y el dolor (padecimiento, enfermedad y disfunción social), se pueden reconocer formas y momentos distintos de la relación entre médico y paciente en lo que concierne la comprensión y el manejo del dolor. En la relación médico-paciente se pone en juego la condición de una persona que padece una dolencia. El enfermo se encuentra aquejado por el dolor, la molestia y las diferentes sensaciones que evidencian un desequilibrio. Quien padece esta experiencia se encuentra dominado por lo incontrolable y lo incomprensible de su condición. A su vez, muchos afectos como la soledad, la angustia, la tristeza o, por el contrario, la aceptación y la paciencia pueden acompañar esta experiencia. Es a esta experiencia del enfermar que hace referencia el término illness, el padecimiento (21, 29). Cuando el médico y el personal de la salud ocupan el lugar de aquel que intenta recibir el sufrimiento por medio de un logos , esta experiencia subjetiva propia al sujeto tiene un espacio de reconocimiento por parte de otro, que intenta darle forma y procura delimitar estas sensaciones desbordantes que generan un padecimiento. Es, a partir del reconocimien- to de esta experiencia por parte de un otro diferente al enfermo, conocedor de los procesos patológicos del organismo, capaz de hacer un diagnóstico, proponer una terapéutica y ejecutarla, que el padecimiento del dolor se hace síntoma o enfermedad medicamente reconocida ( disease ). El encuentro entre el médico o el profesional de la salud y el paciente está marcado de entrada por la incomprensión, pero a la vez por el acuerdo mutuo por intentar entender el origen y las posibles soluciones para el padecimiento. En este encuentro se establece una comunicación, en donde la identificación de signos por parte del clínico hace posible darle sentido a la queja del enfermo con respecto al dolor. La comunicación entre ambos permite resignificar y reorientar el sufrimiento del enfermo. Desde el nacimiento de la medicina hipocrático galénica, el objetivo de la presencia del médico es poder encontrar el origen y el sentido de ese padecimiento, encontrar un logos que lo explique y que, en lo posible, permita intervenir sobre el sufrimiento (30). De tal forma, el encuentro entre el médico y el enfermo es inicialmente una experiencia sensorial, donde el médico está atento a los signos que se hacen evidentes en el paciente. En un primer Rev. Cienc. Salud. Bogotá, Colombia, vol.16 (2): 340-356, mayo-agosto de 2018

momento, el enfermo no sabe nada sobre estos signos, carece de referentes para entender su condición y solo sufre por la dolencia percibida. El proceso de diagnóstico, de proposición de un tratamiento y su ejecución consolidan la relación entre el médico y el enfermo, con todos los matices que pueden existir en esta. Ahora bien, la relación médico-enfermo está inmersa en una serie de particularidades sociales y psicológicas que caracterizan a ambos actores como individuos y actores sociales. La edad de cada uno, su sexo, su raza, su nivel educativo, el tipo de experiencia frente a la enfermedad padecida, entre otros, son factores que van a determinar la calidad y la dirección que toma el encuentro. Pero también en la relación entre médico y enfermo hay un contexto cultural y social en el que se da esta relación. Es este contexto al que ya se ha hecho refe- rencia como disfunción social ( sickness ) (21). En primer lugar, las representaciones sociales de la enfermedad cumplen un papel importante en la experiencia del padecimiento y en la identificación de la enfermedad. Ambos, enfermo y médico, son sujetos sociales marcados por las representaciones de la enfermedad y de dolor, propias de su contexto. En segundo lugar, el contexto social y cultural en el que se da este encuentro está conformado por terceros actores que intervienen en la relación médico-enfermo. Estos terceros son el personal de salud (paramédicos, psicólogos, trabajadores sociales, etc.), personal administrativo (entes financiadores y aseguradores de los servicios de salud) y actores relacionales (el entorno afectivo del enfermo: familiares, amigos, asesores psicológicos o espirituales) (26, 27).

El concepto de dolor total y el acompañamiento

al enfermo terminal

En 1964, Cicely Saunders desarrolla el concepto de dolor total recogiendo la experiencia del trabajo con pacientes terminales, en cuyas historias identifica vivencias de sufrimiento físico, mental, social, emocional y espiritual (7-9, 11). Al proponer este término, Saunders plantea un estilo de trabajo que pone en el centro del quehacer del clínico la subjetividad y la particularidad del paciente que padece dolor, en especial, si este dolor acompaña su tránsito hacia la muerte (11, 31). Para que el dolor no se convierta en el centro de la vida del paciente, el clínico debe poner en el centro de su atención a la persona. En el caso del paciente con cáncer avanzado, en algunos casos de sida y en la fase terminal de otras enfermedades, este concepto describe el dolor como un fenómeno complejo, en donde es importante identificar la experiencia del enfermo desde el concepto de ‘sufrimiento’ que, de acuerdo con Saunders, es una experiencia que “le sucede a las personas y no a los cuerpos”. El sufrimiento es una categoría que permite redimensionar el dolor en múltiples aspectos: Dolor físico : se hace presente en la experiencia sensorial de percepción de un daño tisular real o potencial. Los pacientes con cáncer presentan dolor en el 60 % de los casos cuando se encuentran en tratamiento activo, en enfermedad avanzada en un 65 %, en fases finales o Rev. Cienc. Salud. Bogotá, Colombia, vol.16 (2): 340-356, mayo-agosto de 2018

Para lograr un adecuado manejo del dolor es necesario lograr una mejor preparación en el personal de salud y una voluntad política general de las instituciones para cambiar la cultura en torno a la comprensión y la atención del dolor. La educación médica debe implementar niveles y estándares formativos tanto en pregrado como en posgrado en relación con el dolor. El tratamiento inadecuado del dolor es evitable en la mayoría de las circunstancias y pese a ello persiste, de forma generalizada, en gran parte a la no existencia de profesionales formados en su manejo (34). Un manejo integral al paciente en todos los aspectos que encierra el dolor total , incluyendo el sufrimiento, implica que se hagan esfuerzos para que el personal clínico logre una mejor comunicación con los pacientes, lo cual exige una escucha activa que permita realizar un trabajo más humano y recuperar en el trabajo del personal clínico los aspectos subjetivos de la condición del paciente. Se trata de desarrollar un trabajo en donde el paciente sea visto como sujeto de derechos y no como un objeto de tratamiento (33, 34). En el complejo entramado que constituye la relación médico-paciente, es importante reflexionar sobre el papel decisivo que tiene este espacio de la relación clínica, dentro de la generalidad del proceso de atención al paciente que sufren de dolor y, particularmente, aquellos para quienes el dolor se presenta en el proceso de deterioro generado por una en- fermedad terminal. Por tratarse de una experiencia subjetiva y socialmente determinada, el diagnóstico y el tratamiento del dolor es un desafío para el personal clínico. La calidad, la asertividad del diagnóstico y tratamiento del dolor tienen una fuerte relación con la huma- nización de la actividad clínica (35, 36). Sobre este tema, Haque y Waytz, retomado los términos de Gray, Gray y Wegner han señalado que la deshumanización se presenta dentro del campo de la salud cuando en todos o en parte de los componentes que integran la atención al paciente se presenta una negación o negligencia con respecto a la existencia de lo que en psicología se ha llamado “mente” (36). De acuerdo con estos autores, la noción de mente corresponde a la existencia de dos dimen- siones esenciales: la capacidad de un sujeto de sentir dolor y placer, descrita por el término ‘experiencia’, y la capacidad de este de planear, intentar ejercer y finalmente ejercer una elección. De tal forma, la humanización en el trato correspondería al cuidado y a la atención minuciosa en estas dos dimensiones. La clínica del dolor y, dentro de esta, el concepto de dolor total es entonces una herramienta fundamental dentro de la humanización del trato al paciente que se enfrenta a una enfermedad terminal (36). Este concepto busca atender, de manera meticulosa y asertiva, la experiencia de cada paciente, es decir, las condiciones de dolor que aquejan a cada persona de acuerdo con sus características particulares (físicas y psicológicas), al estado en el que se encuentra en el desarrollo de la enfermedad, al contexto social que lo rodea y a la dimensión espiritual desde la cual vive su enfermedad y su enfren- tamiento con la posibilidad de una muerte próxima. De igual forma, este concepto otorga las herramientas para dirigir el trabajo clínico hacia una reivindicación de la agencia del Rev. Cienc. Salud. Bogotá, Colombia, vol.16 (2): 340-356, mayo-agosto de 2018

paciente, puesto que dentro de las directrices de trabajo que se plantean, se busca ofrecer a la persona múltiples posibilidades terapéuticas que tengan en cuenta su capacidad de deci- sión para elegir el camino que quiere tomar con respecto al rumbo de su tratamiento y a las condiciones que quiere tener en el proceso de enfrentarse la experiencia física, psicológica, social y espiritual de una enfermedad terminal y del dolor que la acompaña.

Conclusiones

E

l concepto de dolor total permite entender el dolor y otros problemas sufridos por el paciente terminal no solo como fenómenos aislados y resultantes de procesos biológicos, sino como realidades indisociables la una de la otra, que tienen orígenes e implicaciones diversas en las esferas sociales, psicológicas y espirituales del paciente. En este sentido, el concepto de dolor total permite entender la enfermedad y el proceso final de la vida como experiencias de enfermedad ( disease ), padecimiento ( illness ) y disfunción social ( sickness ) que comporta diferentes formas de sufrimiento que deben ser atendidas de manera in- tegral. La mirada que acuña el concepto de dolor total permite al profesional entender la enfermedad terminal y sus problemas físicos, psicosociales y espirituales como un fenó- meno múltiple en donde cada acto clínico no solo tiene implicaciones biológicas sino que se trata de un acto de comunicación verbal o no verbal que debe estar dirigido a mejorar la calidad de vida del paciente dentro de las diferentes esferas de su vida. Este concepto permite al profesional de la salud centrarse más en el paciente que el su patología, y ofre- cerle una mejor calidad de vida, sin importar su pronóstico, esto significa acompañar al paciente a morir en paz y a vivir tan activamente como sea posible hasta el momento final. Al tener en cuenta las tensiones y el sufrimiento por las que atraviesa el paciente terminal, es posible acompañarlo y facilitarle la aceptación de la muerte como un proceso normal y natural de la vida. En los cuidados paliativos, la unidad de tratamiento es el paciente y sus allegados y, de manera tangencial, el medio social que los rodea. Al guiar el cuidado por la noción de dolor total , el personal clínico se centra más en la sanación que en la curación, lo que integra al paciente de manera social, psicológica y espiritual como un todo y permite un análisis más completo de su condición, generándole bienestar y alivio, sin acelerar el proceso de muerte y sin posponerla. Según Saunders, “no se puede morir curado, pero sí se puede morir sanado” (32). Para esta pionera, la sanación es el proceso por el cual se alcanza una relación apropiada con uno mismo, con los demás y con Dios (o con el ser o la entidad superior en la que se crea). Sanar es entonces un proceso que permite una forma de equilibrio subjetivo, en donde se le restituye la dignidad humana al enfermo. Dentro de un sistema de salud fragmentado, y muchas veces dominado por el afán de curar los órganos o sistemas del cuerpo que producen Rev. Cienc. Salud. Bogotá, Colombia, vol.16 (2): 340-356, mayo-agosto de 2018

  1. Kübler Roos E. La Rueda de la vida 2ª edición. Barcelona: Zeta; 2011.
  2. Kübler Roos E. La muerte un amanecer 24ª edición. Barcelona: Luciérnaga; 2011.
  3. Montes de Oca Lomeli GA. Historia de los cuidados paliativos. Rev Dig Uni. 2006;7(4):1-9.
  4. Pérez T, Castañeda J. Aspectos bioéticos en el manejo de dolor por cáncer. Rev Bio. 2010 ago;9-14.
  5. Álvarez T. La magia de los últimos días. Rev aced. 2010;5(3):57-64.
  6. Seymour J. Clark D, Winslow M, Pain and Palliative Care: The Emergence of New Specialties, Journal of Pain and Symptom Management, 2005;29(1):2-13.
  7. Caraceni A1, Hanks G, Kaasa S, Bennett MI, Brunelli C, Cherny N, et al. Use of opioid analgesics in the treatment of cancer pain: evidence-based recommendations from the eapc. Lancet Oncol. 2012;13(2):e58-68. doi: 10.1016/S1470-2045(12)70040-
  8. Leder D. Health and Disease. V. The Experience of Health and Illness. En Post S G. (ed.). Encyclopedia of Bioethics. New York: Macmillan Reference; 2004. p. 1081-7.
  9. Susser MW. Causal Thinking in the Health Sciences: Concepts and Strategies in Epidemiology Oxford: Oxford University Press; 1973.
  10. Sontag S. La enfermedad y sus metáforas y El sida y sus metáforas. Trad. de Mario Muchnik. Madrid: Debolsillo; 1996.
  11. Péoc’h N. Représentations sociales de la douleur, Les dossiers des sciences de l’éduca- tion [internet]. 2014 [citado 2016 dic 02]; 31. Disponible en: http://dse.revues.org/593; doi: 10.4000/dse.
  12. Le Breton D. Antropología del dolor. Barcelona: Seix Barral; 1999.
  13. DelVecchio MJ, Brodwin P. Pain as Human Experience: An Anthropological Perspective (Comparative Studies of Health Systems and Medical Care). California: Univ of California Press; 1994.
  14. Zborowski M. People in pain. San Francisco: Jossey-Bass; 1969.
  15. Lowe NK. The nature of labor pain. Am J Obstet Gynecol.. 2002;186(5 Suppl Nature):S16-24. doi:10.1067/mob.2002.
  16. Aldricha S, Ecclestonb Ch. Making sense of everyday pain. Soc Sci Med. 2000;50(11):1631-41.
  17. Bynum W. Medicine at the Bedside. The History of Medicine: A Very Short Introduction. Oxford: Oxford University Press; 2008.
  18. De Simone G, Tripodoro V. Fundamentos de Cuidados Paliativos y control de Síntomas. Buenos Aires: Pallium Latinoamérica; 2006.
  19. Bruera E. Palliative Care. Nature Reviews. 2013;10(2):108-11.
  20. Astudillo W, Mendenueta C. Principios básicos para el control del dolor total. Rev. Soc. Esp. 1999;6(1):29-40.
  21. Mezei L, Murinson BB. Johns Hopkins Pain Curriculum Development Team. Pain Education in North American Medical Schools. J Pain. 2011;12(12):1199-208. doi: 10.1016/j. jpain.2011.06.
  22. Quevedo E. Comprensión histórico-crítica del proceso salud-enfermedad: base para una renovación curricular en medicina. Educación Médica. Diseño e implementación de un currículo basado en resultados del aprendizaje. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario; 2012. Rev. Cienc. Salud. Bogotá, Colombia, vol.16 (2): 340-356, mayo-agosto de 2018
  1. Sultan O, Waytz A. Dehumanization in Medicine: Causes, Solutions, and Functions. Per Psy Sci. 2012;7(2)176-86 doi: 10.1177/
  2. Gray HG, Gray K, Wegner D. Dimensions of Mind Perception, Science. 2007;315:619.
  3. Johnson S, Clayton J, Butow PN, Silvester W, Detering K, Hall J, et al. Advance care plan- ning in patients with incurable cancer: study protocol for a randomized controlled trial. BMJ Open. 2016; 6(12):e012387. doi: 10.1136/bmjopen-2016- Rev. Cienc. Salud. Bogotá, Colombia, vol.16 (2): 340-356, mayo-agosto de 2018