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Descripción sobre la psicología forense
Tipo: Apuntes
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Historizando una década de producción en el campo de la psicología forense / con colaboración de Dolores Buitagro ; compilado por Liliana Álvarez y Hilda Abelleira; edición literaria a cargo de Liliana Álvarez ; recopilado por Rosana Ragno y Rubén Paletta. - 1a ed. - Buenos Aires : UCES - Editorial de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales, 011. E-Book. ISBN 978-987-1850-04-
Fecha de catalogación: 1/10/ 011
AUTORIDADES UCES Rector Dr. Gastón A. O’Donnell Vicerrectora General Lic. María Laura Pérsico
Secretaria General Académica Lic. Viviana Dopchiz
Secretario Académico de Posgrado Lic. José Fliguer Prosecretario Administrativo Cdor. Claudio Mastbaum Prosecretarías Académicas Lic. Teresa Gontá Lic. Verónica Peloso Lic. Fernando Saidon Prof. Alejandra Iscoff
SUPERIOR CONSEJO ACADÉMICO
Presidente Prof. Dr. Luis N. Ferreira
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 6
FORO 1: “Dialogando acerca de una intervención” ( 00 ) 7 Lic. Silvia Bignone Lic. Ona Sujoy Lic. Hilda Abelleira
FORO 2: “Abuso sexual en la infancia, acerca de una problemática compleja” (004) 5 Dra. Liliana Edith Álvarez Lic. María Laura Méndez Dra. Flavia Valgiusti Dra. Diana Fiorini
FORO 3: “Intervención pericial en abuso sexual infantil. Encrucijadas de la práctica” (007) 64 Dr. Ariel Introzzi Truglia Dra. Liliana Edith Álvarez Lic. Silvia Battistuzzi Lic. Ana Mourelle Lic. María Inés Acuña
CONFERENCIA: “Traumatización infantil, problemática abordada desde la práctica canadiense” (008) 104 Dr. Dermot Hurley
CONFERENCIA: “ Dostoievski, Highsmith y Hitchcock. Algunas reflexiones sobre la culpa y la responsabilidad” (008) 1 Dr. Ricardo Goldenberg
FORO 4: “Responsabilidad penal juvenil. Cuestiones de la psicopatología y de la intervención” (009) 131 Dr. Martiniano Terragni Dr. Diego Freedman Lic. Dolores Buitrago Dra. Raquel Scorzo
CONFERENCIA: “La canallada” (010) 168 Dr. Ricardo Goldenberg
CONFERENCIA: “Escucha psicológica y “declaración sin daño”: reflexiones acerca del testimonio de los niños en Brasil” (010) 179 Dra. Leila María Torraca de Brito
CONFERENCIA: “En torno al testimonio de los niños: ¿Cómo y quiénes los preparan e interrogan en la práctica canadiense?” (011) 191 Pamela M. Hurley
FORO 1: “Dialogando acerca de una intervención” (Septiembre, 00 )
Panel interdisciplinario : “Dialogando acerca de una intervención”.
Presentación del material de una intervención psicológica en el dispositivo judicial de familia. Lic. Silvia Bignone (psicóloga, egresada de la carrera de especialización en Psicología Forense, Funcionaria de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación).
Panelistas: Lic. Ona Sujoy (Licenciada en Psicología. Terapeuta de ni- ños adolescentes, Directora del Centro Asistencial A. Cuis- sard de AAPPG).
Lic. Hilda Abelleira (Licenciada en Psicología, Docente y Coordinadora académica de la carrera de Especialización en Psicología Forense, especialista en familia).
Dra. María Teresa Maggio (Abogada, Especialista en Fami- lia, Mediadora)
Coordinadora: Elena Cohen Imach (Psicóloga, Docente de la carrera de Especialización en Psicología Forense, Especialista en fami- lia y mediación).
PRESENTAN SUS TRABAJOS:
Lic. Silvia Bignone Lic. Ona Sujoy Lic. Hilda Abelleira
El expediente llega a la Defensoría de Menores e Incapaces de Cámara con motivo de la apelación de la madre en virtud de la resolución que decreta el cambio de tenencia de los dos hijos a favor del padre aten- to los reiterados incumplimientos de aquella al régimen de visitas.
El trámite del proceso como así también los informes de los dife- rentes profesionales que intervinieron dan cuenta de su modalidad obs- truccionista del vínculo parento-filial.
Así, la asistente social que interviene en el primer tiempo de la se- paración a los fines de facilitar las visitas que, desde el principio se vieron dificultadas, informa que la madre no cumple con lo pautado (días y hora- rios convenidos) e incluso se niega a abrir la puerta cuando ella se presenta pudiéndose oír el llanto de los chicos que piden ir con su padre.
Dados los inconvenientes expuestos, en ocasiones el padre veía a sus hijos en el colegio al que asistían, era un establecimiento estatal que facilitaba los encuentros. En los informes de las docentes puede leer- se los conflictos que surgieron con la madre quien finalmente los retira e inscribe en un colegio privado.
Por último, el informe de la psicóloga del Cuerpo Médico Forense expresa que la madre siente como amenazante la figura del padre de sus hijos razón por la cual no permite el vínculo entre ellos.
Asimismo, cabe destacar que durante largo tiempo se desconoció el domicilio de los niños ya que cuando se ordenaban los allanamientos para el cambio de guarda, en principio a favor de los abuelos paternos, no se los encontraba.
El padre y su abogada piden una audiencia al Defensor para co- menzar con los encuentros en esta sede ya que el vínculo del padre con los hijos estaba interrumpido desde hacía 5 años y había fracasado la revinculación con el equipo terapéutico designado por el Juzgado.
A estos efectos, se suspenden los términos procesales a los fines de dar lugar a la intervención del equipo técnico de la Defensoría previo al dictamen del Sr. Defensor.
Desde este lugar se dificulta la discriminación entre lo propio –sus propios deseos- y lo ajeno.
En las entrevistas con los padres se trabajan distintos aspectos de su relación de donde resulta relevante el rencor de Estela por haberse sentido “abandonadísima” (sic) cuando Luis dejó la casa, debiendo salir en busca de ayuda de familiares y amigos.
De esta manera explica sus reiteradas mudanzas por las que no se la encontró cuando se ordenaron los allanamientos para ubicar a los chicos.
Por su parte, Luis entiende que los hijos están condenados a elegir entre el padre y la madre tal como lo estuvo él entre su mujer y sus padres.
En ocasión de evaluar los encuentros entre el padre y los chicos al principio se manifiestan favorablemente pero a medida que transcurre el tiempo comienzan a agudizarse las dificultades basadas principalmente en la permanente descalificación de la figura del padre (no está bien de la cabeza, los alimentos los paga justo el día 10, no alcanza lo que aporta, hace chistes malos, no sabe relacionarse con los chicos, hace tonterías, nunca se acuerda donde estaciona el auto, etc.).
Si bien la madre manifestó su acuerdo para la intervención se reiteran sus ausencias a las entrevistas conjuntas resaltando su preferencia por las reuniones sin la presencia del ex marido.
Situación ésta en la que puede leerse la repetición de la exclusión de Luis cuando se trata de hablar de los hijos de ambos.
Por su parte, él comienza a mostrar el agobio por la falta de colaboración y reinstalada la pelea conyugal los hijos vuelven a quedar en el centro de un conflicto irresuelto.
Se mantiene contacto con los psicólogos que atienden a los niños.
La psicóloga de Malena cuestiona a la Justicia que no escucha el deseo de la niña de permanecer con su madre y no vincularse con su padre.
En este punto se le señala a la profesional que cabe preguntarse de qué escucha y de qué deseo hablamos y la necesidad de brindarle a su paciente un espacio en el que verdaderamente pueda desplegar su
deseo ya que después de 5 años de no ver a su padre al menos merece la oportunidad de interrogarse respecto de su negativa.
Por su parte, el psicólogo que atiende a Pedro entiende que el joven está entrampado en el conflicto parental y necesita poder crear un espacio propio.
Transcurridos unos meses de encuentros en el shopping cercano al domicilio materno donde el diálogo, que en principio sólo se limitaba a ordenar el almuerzo o elegir el programa a seguir, había incorporado algunos intercambios principalmente a modo de discusión entre Pedro y el padre éste solicita un cambio de lugar señalando dificultades económi- cas y entendiendo necesario salir de un sitio limitado.
Ese régimen se modifica con el acuerdo de los padres. A partir de ahí él retira a los hijos de la casa materna para llevarlos a almorzar a su casa donde vive junto a su nueva compañera y la hija de ésta de 3 años de edad.
La situación se torna aún más rígida. Ahora no sólo no hablan con el padre sino que tampoco comen.
La madre da una serie de excusas (desayunaron tarde, no tienen hambre, etc.). La respuesta de Pedro es siempre la misma “no sé”.
El padre se angustia por ver a sus hijos coartados en su esponta- neidad, privados de expresar sus deseos.
Frente a la imposibilidad de intervención toda vez que el contexto de la defensoría resulta amenazante se deriva a la familia a un ámbito terapéutico, marco en el que se repiten las mismas dificultades: descali- ficación de la figura paterna, negativa de vincularse, simulación de cola- boración por parte de la madre.
Los terapeutas intervinientes entienden que el padre despliega una actitud autoritaria al imponerles su presencia a los hijos y sugieren que los niños se tomen su tiempo y decidan cuándo contactarlo.
Frente a esta situación el padre pide se dictamine a los fines de que se confirme la sentencia. El dictamen del defensor implica pedir la confirmación o revocación de la resolución del Juez. Momento éste que
emerge de “otra escena”, es expresión del deseo inconsciente. Ese es el decir de la enunciación.
El sujeto –niño- sujetado al deseo del Otro, en un principio –tiempo lógico- , habla desde el Otro hasta tanto pueda de-sujetarse, desalienarse para apropiarse del lenguaje en un tiempo posterior.
Desde la especularidad establecida en la disputa entre los padres en los divorcios conflictivos, el niño se identifica con el progenitor con el que convive –en general con la madre. Así, habla con las palabras de Otro. Sus dichos no le son propios sino expresión de los deseos del Otro.
Negar esa diferencia implica avalar/legitimar la no diferenciación, la no separación entre la madre y el hijo, aboliendo su subjetividad.
La verdad del sujeto no es la que surge de su boca sino la de su estructura subjetiva.
A partir de ahí entiendo que la estrategia de la intervención tendrá que apuntar a velar la dificultad de instauración de la Ley, a no mostrar la falla del fallo.
En ese sentido no tiene que ver con una decisión -confirmar o no la sentencia a partir del dictamen del Defensor de Cámara- sino con la suspensión del decisorio.
Suspensión ésta que, tal vez, pueda abrir un espacio de interrogantes, momento de incertidumbre que reemplace la certidumbre de una madre todopoderosa y propicie la vacilación de los lugares cristalizados.
Se hace necesario entonces suspender los términos procesales, permanecer en el intervalo y postergar el dictamen que ponga en evidencia los límites de la Justicia, toda vez que, de confirmarse la sentencia de Primera Instancia sería de muy difícil cumplimiento y de rectificarse quedaría por fuera la palabra del padre.
El Defensor finalmente anuncia a las partes que no dictaminará hasta contar con una nueva evaluación familiar.
(^) Lacan, Jacques. Escritos 1. 1995. “ Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisi s”. Siglo Veintiuno Editores. Bs. As. -
Pasado un mes llama el padre para decir que los chicos comenzaron a comer en su casa, a hablar y a recorrerla como nunca antes lo habían hecho.
A la semana siguiente vuelve a comunicarse informando que la madre se contactó con él por una cuestión de salud de la hija por lo que concurrirían juntos al médico.
Referencias: Lacan, Jacques. Escritos 1. (1995). “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”. Bs. As. - Siglo Veintiuno Editores.
Milmaniene, José E. (1995.) “La Ley: entre la responsabilidad y el castigo” en “El goce y la ley”. Buenos Aires. Ed Paidos
Malena insiste cinco años después en el abuso. Pienso que es un pedido de esclarecimiento, que alguien le corrobore o le desarme su creencia. Porque no es lo mismo encarar un proceso de revinculación con un padre abusador que con un padre cuyo abuso es producto de una fantasía de una niña perturbada.
También cabía el enfoque terapéutico. Si bien es cierto que el trabajo terapéutico apunta a la interpretación y a la reconstrucción histó- rica de los elementos y formaciones inconcientes: cómo vamos a develar contenidos que no sabemos cuánto de fáctico, real poseen, o rastrear fantasías que surgen a consecuencia de perturbaciones que se producen dentro del proceso de desarrollo normal de un niño, sin una base en la realidad que lo haya desencadenado
Es decir: ¿tiene o no valor clínico, sí la conducta de un niño y el recuerdo que manifiesta, está determinado por una experiencia de natu- raleza traumática, basados en hechos que acontecieron concretamente o si derivan exclusivamente de su imaginación?
Aquí se abre un campo de debate en la clínica ¿Es importante a los efectos de un análisis si el trauma sucedió o no?
Muchos autores se cuestionan, el valor de la validación entendien- do que todo hecho psíquico, haya ocurrido efectivamente en la realidad o en la fantasía del paciente, son reales psíquicamente y como tales son tratados.
Me inclino a pensar que es importante determinar el origen de los productos mentales por dos razones: a mi entender la distancia entre la construcción y la realidad empírica va a marcar el grado de patología. Por otra parte, toda organización representacional es producto de un vínculo y como tal es indispensable el reconocimiento de todos los componen- tes del vínculo. Hay un adentro y un afuera que debe ser discriminado y procesado.
Creo que en casos como este, es muy importante que desde la ley, se trabajen los focos confusionales y se genere la necesidad de discriminar y enunciar la realidad fáctica. En esta familia, este parece ser un nudo central en su funcionamiento.
La confusión propicia actitudes parcializadas por parte de la psi- cóloga de Malena, que se identifica con los miedos de la madre e hijos. Así, determina que el deseo de la niña se valida por su sola enunciación, ignorando que tanto los niños como ella misma parecen espejar los de- seos de la madre.
En un dispositivo interdisciplinario se crean, a veces este tipo de problemas ya que entran en colisión necesidades opuestas. Se le plantea al terapeuta cómo cuidar el espacio terapéutico de las interferencias de otros ámbitos y por otro lado cómo cuidar al paciente si se ignora la información y las variables que se van produciendo a raíz de otras intervenciones. Este es un trabajo que se debe realizar intraequipo y no siempre es posible.
La posibilidad de un niño de dar significación a un hecho, no re- quiere solamente que la construya en base a la representación de vínculos anteriores, a la organización fantasmática elaborada hasta ese momento, sino fundamentalmente a la interpretación que la figura adulta le propor- ciona. No puede utilizar solamente sus experiencias anteriores para hacer una Lectura de las actuales, ya que su organización psíquica inmadura se encuentra en construcción y por lo tanto en constante cambio. Así es que un niño/a acude en busca de la representación que le proveen sus padres y de quienes obtiene significaciones que modelan su apreciación, del mundo y de sí mismo.
Tanto Malena como Pedro parecen sostener un discurso que no les pertenece, que no lo han metabolizado con sus propias vivencias y emociones.
El no sé de Pedro podría estar indicando tanto una conducta ne- gativista como la incapacidad de armar un pensamiento propio.
Los síntomas y actitudes en la infancia derivan de las maniobras defensivas que implementa cada niño/a para impedir o disminuir el retor- no de las vivencias de desamparo que hayan sufrido frente a situaciones de turbulencia familiar grave, como pareciera haber sido el caso de estos niños, amarrados a profundos conflictos generados antes, durante, y es- pecialmente después de la separación.
Dice el relato, que Malena pone de manifiesto una actitud regre- siva- habla como una niña pequeña- en franca oposición.
La defensa contra la angustia provocada por la incertidumbre, tan común en los niños durante las separaciones de los padres, tiende a potenciar en estos, acciones regresivas que consoliden la dependencia.
Cuando la dependencia falla, ya sea por falta o por exceso, por la propia carencia psíquica de los padres, el niño/a se enfrenta a la desapa- rición de sus referentes habituales, al riesgo de caída del tronco identifi- catorio y a la pérdida de las certezas que daban solidez a sus objetos.
De todos modos, creo que el vínculo con la madre los inhabilita a buscar un camino propio, les dificulta crecer y poseer el derecho a tener un pensamiento independiente apropiado a su edad.
La sobreprotección de la madre les niega a los niños la construcción individual de su realidad, que podría encuadrarse dentro de la definición de maltrato, ya que está alterada la cualidad del vínculo, en la posibilidad de la madre de percibir a sus hijos diferenciadamente entre ellos y en relación a sí misma.
Entiendo este tipo de violencia larvada como distorsión, ya que se tramita a partir de la negación o descalificación de los sentimientos o pensamientos (la asistente social los escuchaba llorando detrás de la puerta) negándole a los niños estatuto de existencia propia.
La defensa contra la angustia provocada por la incertidumbre, tan común en los niños durante las separaciones de los padres, tiende a potenciar en estos, acciones regresivas que consoliden la dependencia. Cuando la dependencia falla, ya sea por falta o por exceso, por la propia carencia psíquica de los padres, el niño/a se enfrenta a la desaparición de sus referentes habituales, al riesgo de caída del tronco identificatorio y a la pérdida de las certezas que daban solidez a sus objetos.
El problema de estos niños, atravesados por los conflictos pa- rentales, toma las características de los traumatismos crónicos. Se ven sometidos a cambios constantes, de escuela, de casa, de amigos.
Los niños/as necesitan sostener la creencia en la infalibilidad de las figuras paténtales. Para Malena y Pedro esta ilusión se fracturó pre- maturamente.
Esta ruptura que involucra a los lazos libidinales, los privó del sentimiento de pertenencia e identidad que proveía el padre, quedando aferrados en forma cristalizada, al vínculo con la madre.
Cuando los niños pierden anclaje familiar, es posible que incorpo- ren pasivamente el discurso materno, único referente de cierta seguridad que poseen.
La necesidad de creer surge de la supervivencia psíquica. Si ésta no existe (la creencia) todo se convierte en irrealidad. Acatan entonces, la figura del padre que la madre les presenta, única posibilidad de retenerlo ya que tienen obturados los mecanismos creativos que permitirían la construcción de una imagen propia del padre.
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Mi participación en este Panel: “Dialogando acerca de una intervención”, será desde mi mirada y mi trayecto como Perito Psicóloga de Tribunales especializada en el abordaje de familias que transitan su divorcio en la Institución Judicial.
Leyendo y pensando la presentación que hace Silvia Bignone de esta familia, se me ocurrieron algunas reflexiones que agruparé en dos niveles de análisis:
1: Comentarios acerca del proceso de divorcio y su escenificación en esta familia, su sufrimiento y su manera de expresarlo en el espacio judicial
: Análisis del vínculo que la Institución judicial establece con esta familia, en los diferentes lugares por los que transita: qué dice, piensa y resuelve a través de sus operadores al ser demandada su intervención.
1: La clínica nos muestra que la separación de una pareja, en especial cuando se ha constituido una familia, es un acontecimiento traumático, profundamente doloroso, que altera inevitablemente la vida de sus protagonistas y los enfrenta con la necesidad de modificar la relación consigo mismo, con el otro de la pareja, con los hijos, con las familias de origen de cada uno, con los amigos, con el entorno social. Caen ideales, proyectos; cambian sentimientos, organización de vida. A la manera de un terremoto, todo el universo emocional se sacude, mucho se desmorona y en un primer tiempo lo que predomina es la vivencia de estar rodeado de escombros, desolación y, en cierta manera, estupor; y esto más allá de que la decisión aparezca como súbita o sea resultado de un tiempo de reflexión de uno o ambos integrantes de la pareja.
Uno de los trabajos más arduos con que se enfrentan las parejas que se separan es que sobre los escombros del vínculo conyugal deben edificar, y deben hacerlo “ ya”, en pleno “estupor emocional”, su vínculo como padres, que si bien existía durante el matrimonio, ahora deberán construir otro, diferente, ya no ejercido en convivencia. Se verán obligados a tomar decisiones, permitir o limitar actividades y conductas de los hijos (con infinitas variaciones según las edades de éstos, así como el número) con respecto a los estudios, las salidas, la relación con los amigos, con los parientes, compra de ropa, atención de la salud, tiempo que están