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RAE DE ARTICULO SOBRE LAS MADRES Y EL ABUSO SEXUAL INFANTIL INTRAFAMILIAR
Tipo: Resúmenes
1 / 5
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Fecha de elaboración del RAE
Septiembre 16 de 2019
Autor del RAE Lina Paola Ramírez Romero
2. descripción
El artículo revela la variación histórica del concepto de abuso sexual, posteriormente, recorre diferentes posiciones de las que se han apersonado las madres y cómo estas últimas también se han victimizado.
El abuso sexual se visibiliza, en la década de los 60, cuando el movimiento feminista inicia una lucha social por que sea reconocido como delito, en la década de los 70 surgen resultados de investigaciones mayoritariamente en Europa y en los 80 en América, es decir, fue negado por los legisladores hasta hace apenas un decalustro quienes se apoyaban en la idea que los niños eran de por sí sexuales (curiosidad y exploración de su cuerpo y sexualidad) y que por tanto se exponían naturalmente al trauma sexual.
En algunos otros trabajos, la autora menciona a Summit sobre “ alucinación negativa compartida” quien menciona que las instituciones y la sociedad reconocen muchas veces el tema como un problema, pero lo niegan públicamente, lo que lleva a que tanto victimarios como victimas aprendan a callar.
Inicialmente se creía que los niños eran deseosos sexualmente y que consentían las relaciones sexuales con los adultos debido a esa exploración y curiosidad sexual, luego la idea de libertad sexual bandera de la época hacía difícil la tarea de socializar públicamente el abuso sexual, pero gracias a la juiciosa tarea de tres mencionados autores Judith Herman, David Finkelhor y Ronald Summit, se logró adaptar lentamente la concepción de que un niño no está en capacidad de otorgar un “consentimiento informado” debido a su escaza comprensión de la realidad, además que la relación de dependencia y la constante necesidad de los niños de ser aprobados social y parentalmente, nula la objetividad de estas decisiones.
Entonces, si el niño, niña o adolescente es abusado por sus parientes y/o
especialmente por su progenitor (a), se encuentra en una situación de naturalización del acto en la confidencialidad familiar, por tanto conocer el abuso es de por sí la
más dura tarea del ente social; ahora si a esto aunamos que la madre desconoce la situación y está en incapacidad de leer la realidad de su hijo, está únicamente en él
exteriorizar las emociones y situaciones a las que se expone frente a cierto o ciertos adultos, lo que termina postergando el abuso hasta que el niño, niña o adolescente tenga conocimientos sociales que le permitan comprender que ha sido o está siendo abusado sexualmente, y de allí tomar la decisión de anunciarlo o no a sus tutores.
Este artículo también aporta con otro enfoque a nuestro proyecto de semestre con la idea de que no solo los niños niñas y adolescentes son víctimas de este problema, lo son también las madres quienes deben afrontar una situación que se ha revelado ante su realidad y que inherentemente les cambia la forma de maternar, de pensar y de actuar a consecuencia del mismo, es decir, las madres de los niños niñas y adolescentes abusados son víctimas ya que vivencian una experiencia traumática.
Una madre que descubre o se enfrenta al conocimiento de que su hijo ha sido abusado, se enfrenta a cambios exponenciales en el vivenciar sus relaciones de pareja, de familia extensa, política o primaria, debido a la infinidad de emociones que asume como líder de una unidad que ha sido atacada bajo su custodia, se enfrenta la culpa, horror, depresión, ira, inseguridad… Y a ella nadie la interviene en contraste con la atención y acción que hay sobre el menor abusado.
Aquí, la autora cita a Pluis para decir que quienes rodean a una víctima sí son determinantemente víctimas, y para ello se vale de ejemplos como los niños espectadores de violencia conyugal y los sobrevivientes de atentados violentos; innegablemente queda en ellos una secuela psicosocial que frecuentemente es intervenida por profesionales de distintas áreas.
En la medida que la madre sea intervenida como víctima podrá aportar en la recuperación de sus hijos; ya que contará con los recursos emocionales para ello.
Las madres son de vital importancia para: 1 Conocer la situación de abuso. 2 La evaluación clínica y forense del menor y 3 Durante la etapa testimonial y probatoria del proceso judicial.
La red de profesionales que se activa una vez se conoce un caso de abuso a menor, no siempre tiene la capacidad de tratar objetivamente a la madre y mucho menos de auxiliarle como víctima ya que socialmente no está apropiada la idea de que ella también es una víctima, por el contrario, se asume que por ser la madre recae en ella la responsabilidad de cuidado y por tanto el abuso a su hijo es en parte su responsabilidad.
La madre, puede creer que está en incapacidad de ayudar al proceso judicial y social del menor, pero es tarea del equipo interdisciplinar apoyar su sentir y encontrar el método para acompañar, ayudar y avanzar en el proceso por ella y por el abusado.
sexuales en la familia. Un abordaje sistémico y comunicacional. Buenos Aires:
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Las ciencias sociales siempre van a encontrar desafíos ante situaciones incluso muy conocidas y es allí, donde, como trabajadores sociales debemos intervenir, podemos ser líderes y pioneros en la sistematización de las experiencias con madres de menores abusados, con campañas de visibilización del abuso sexual, en canales y procesos de detección de abuso sexual a un menor, pero siempre debemos estar en disposición de desaprender sobretodo culturalmente y fortalecer nuestras herramientas no verbales como la empatía para brindar mejores resultados en cada proceso que intervenimos.
El abuso sexual no es un tema menor, en nuestro país es un tema constante y recurrente y está en las ciencias humanas reducir las consecuencias de los mismos si no es que reducir la incidencia, los menores víctimas y sus tutores sufren secuelas gravísimas no sólo para sí mismos y sus familias sino para todo el entramado social ya que la experiencia puede determinar su actuar ante el mundo e interfiere en su desarrollo académico, emocional, familiar y social.