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PENSAMIENTO CRÍTICO ¿Qué teorías pueden explicar las diferencias entre personas que envejecen adecuada- mente, frente a quienes parecen deteriorarse con rapidez? 80 — CAPÍTULO 3 Teorías del envejecimiento biológico Las preguntas sobre la longevidad y la calidad de vida están íntimamente relaciona- das con lo que le ocurre al cuerpo conforme éste envejece. Un adulto joven común es un espécimen con un físico aceptable; su fuerza, energía, agilidad, resistencia y salud están en la cima; los sentidos se agudizan y los sistemas corporales funcionan a su máxima potencia. Desde la adultez joven hasta la adultez media, las pérdidas físicas por lo general son tan pequeñas y tan graduales que apenas se notan. Pero, conforme la persona envejece, sus diferencias físicas aumentan. La llegada de la senectud, el periodo de la vida marcado por un obvio deterioro en el funcionamiento corporal, y que por lo general se asocia con el envejecimiento, varía enormemente. Mientras que un hombre de 80 años de edad puede oír cada palabra de una conversación susu- rrada; otro de la misma edad no puede escuchar el timbre de una puerta. Una mujer de 70 años corre maratones; otra no puede caminar alrededor de la cuadra. ¿Por qué la senectud llega antes para algunas personas que para otras? Y, ¿por qué las personas envejecen biológicamente? La mayoría de las teorías acerca del envejecimiento biológico se ubican en dos categorías generales: teorías de programa- ción genética y teorías de tasa variable (véase la tabla 3.1). TEORÍAS DE PROGRAMACIÓN GENÉTICA Las teorías de programación genética sostienen que los cuerpos envejecen de acuerdo con un desarrollo normal programado en los genes. Dado que cada especie tiene su propia expectativa de vida y patrón de envejecimiento, tal patrón debe ser predeter- minado e innato, sujeto sólo a modificaciones menores. La teoría de programación genética es coherente con la idea de un ciclo de vida máximo determinado genéticamente. La sugerencia de Hayflick (1981; 2003) de que las células humanas en un cultivo de laboratorio pasan a través del mismo proceso de envejecimiento que dentro del cuerpo implica que las influencias ambientales juegan poco o ningún papel en el envejecimiento (Gerhard y Cristofalo, 1992; Hayflic, 2003). Y que el cuerpo humano, como una máquina, está biológicamente programada para fallar en cierto punto, incluso si se mantiene en óptima condición. La falla puede venir a través de la senectud programada, en la que genes específicos se “apagan” en mo- mentos cuando las pérdidas relacionadas con la edad (por ejemplo, en visión, audición y control motor) se vuelven evidentes. O el reloj biológico puede actuar a través de genes que controlan cambios hormonales, o que causan problemas en el sistema in- munológico, lo que deja al cuerpo vulnerable a enfermedades infecciosas. Una variante de la teoría de programación genética es que los genes están progra- mados para permitir a los humanos vivir lo suficiente para reproducirse. Como una estación de propulsión, que no tiene más función que la de poner un satélite en ór- bita y eventualmente se quema, los adultos pueden continuar viviendo después de los años de crianza infantil, pero el programa genético ya no puede ayudarlos más e incluso puede lastimarlos. Si los genes controlan el envejecimiento, ¿arreglar el programa genético podría superar el declive biológico programado y extender la vida? Es necesario recordar que el control genético de un proceso biológico puede ser extremadamente complejo. Aproximadamente doscientos genes parecen estar involucrados en la regulación del envejecimiento humano (Schneider, 1992), con genes específicos que controlan dife- rentes procesos, como los de los sistemas endocrino e inmunológico. La terapia génica (sustitución o inserción de genes para corregir un defecto, mejorar el funcionamiento