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Resumen Cap 1-2 de Kant: Fundamentación de la metafísica de las costumbres , Resúmenes de Filosofía

Resumen de los primeros dos capitulos del texto de Kant: Fundamentación de la metafísica de las costumbres

Tipo: Resúmenes

2019/2020
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Subido el 06/02/2020

maxilopez86
maxilopez86 🇦🇷

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RESUMEN TEXTO DE KANT:
“Fundamentación metafísica de las costumbres “(Trad. de M. García Morente)
Cap. 1º: “Tránsito del conocimiento vulgar al conocimiento filosófico”
Nada hay que sea bueno sin restricción alguna salvo una buena voluntad. Los talentos
del espíritu y los dones de la fortuna son buenos y deseables pero pueden ser perjudiciales si la
voluntad que ha de hacer uso de ellos no es buena.
La buena voluntad es buena en sí misma con independencia de la consecución o no
de los fines que se propone.
Para aclarar el concepto de una vomuntad digna de ser estimada por sí misma vamos a
considerar el concepto del deber que contiene el de una voluntad buena. Obviamos aquí las
acciones contrarias al deber aunque en algún sentido pueden ser útiles, y también las que son
conformes al deber, pues el hombre no las realiza por una inclinación inmediata sino porque otra
inclinación le empuja a ello.
Conservar la vida es un deber y además tenemos la inclinación a hacerlo así. Cuando
es muy angustioso el cuidado que ponemos en ello la máxima que rige este cuidado no tiene valor
moral. Sí tiene valor moral esa máxima cuando un individuo que ha perdido el gusto por la vida la
conserva sólo por deber y no por inclinación o miedo.
La moralidad de una acción no depende de la consecución del propósito que persigue
sino que reside en la máxima por la cual se ha realizado en el principio de la voluntad. La voluntad
no debe estar determinada por inclinación alguna sino por la ley, aún en perjuicio de todas mis
inclinaciones: el deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley.
¿Qué ley es esa que determina a la voluntad para que esta pueda llamarse buena sin restricción
alguna?: Yo debo obrar siempre de modo que pueda querer que mi máxima y mi forma de actuar
se conviertan en ley universal. Es la razón la que me impone respeto inmediato por esta
legislación de la cuál no conozco aún el fundamento que el filósofo habrá de indagar.
Cap.2º: “Tránsito de la filsofía moral popular a la metafísica de las costumbres”
No importa que nunca haya habido acciones emanadas del deber y del respeto a la ley:
ser leal en las relaciones de amistad no podría dejar de ser exigible a todo hombre aunque hasta hoy
no haya habido ningún amigo leal, pues este deber no nace de la experiencia sino que reside en una
idea de la razón que determina la voluntad por fundamentos a priori.
La moralidad no se puede deducir de ciertos ejemplos, pues de un ejemplo no se
puede extraer el concepto de moralidad.
Los imperativos se expresan por medio de un “deber ser”, nos dicen que es bueno
hacer u omitir algo, y aunque la voluntad no siempre algo porque se le represente como bueno, pero
es bueno lo que hace cuando las representaciones de la razón determinan sus acciones.
Todos los imperativos mandan. Si mandan algo para conseguir otra cosa se denominan
hipotéticos, pero si lo que mandan es bueno en sí, necesario en una voluntad conforme con la
razón, se denomina categórico. El imperativo categórico es uno solo: “Obra según una máxima
tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal”.
Si la razón por sola determina nuestra conducta ha de hacerlo necesariamente a
priori. Si hay algo cuya existencia en sí misma es un valor absoluto y que, como fin en sí mismo,
pueda fundamentar leyes, ahí está el fundamento del imperativo categórico. El hombre, la
naturaleza racional, existe como fin en mismo. Es el fundamento del que se derivan todas las
leyes de la voluntad. El imperativo será: “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu
persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente
como medio”.
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RESUMEN TEXTO DE KANT:

“Fundamentación metafísica de las costumbres “ (Trad. de M. García Morente) Cap. 1º: “Tránsito del conocimiento vulgar al conocimiento filosófico” Nada hay que sea bueno sin restricción alguna salvo una buena voluntad. Los talentos del espíritu y los dones de la fortuna son buenos y deseables pero pueden ser perjudiciales si la voluntad que ha de hacer uso de ellos no es buena. La buena voluntad es buena en sí misma con independencia de la consecución o no de los fines que se propone. Para aclarar el concepto de una vomuntad digna de ser estimada por sí misma vamos a considerar el concepto del deber que contiene el de una voluntad buena. Obviamos aquí las acciones contrarias al deber aunque en algún sentido pueden ser útiles, y también las que son conformes al deber, pues el hombre no las realiza por una inclinación inmediata sino porque otra inclinación le empuja a ello. Conservar la vida es un deber y además tenemos la inclinación a hacerlo así. Cuando es muy angustioso el cuidado que ponemos en ello la máxima que rige este cuidado no tiene valor moral. Sí tiene valor moral esa máxima cuando un individuo que ha perdido el gusto por la vida la conserva sólo por deber y no por inclinación o miedo. La moralidad de una acción no depende de la consecución del propósito que persigue sino que reside en la máxima por la cual se ha realizado en el principio de la voluntad. La voluntad no debe estar determinada por inclinación alguna sino por la ley, aún en perjuicio de todas mis inclinaciones: el deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley. ¿Qué ley es esa que determina a la voluntad para que esta pueda llamarse buena sin restricción alguna?: Yo debo obrar siempre de modo que pueda querer que mi máxima y mi forma de actuar se conviertan en ley universal. Es la razón la que me impone respeto inmediato por esta legislación de la cuál no conozco aún el fundamento que el filósofo habrá de indagar. Cap.2º: “Tránsito de la filsofía moral popular a la metafísica de las costumbres” No importa que nunca haya habido acciones emanadas del deber y del respeto a la ley: ser leal en las relaciones de amistad no podría dejar de ser exigible a todo hombre aunque hasta hoy no haya habido ningún amigo leal, pues este deber no nace de la experiencia sino que reside en una idea de la razón que determina la voluntad por fundamentos a priori. La moralidad no se puede deducir de ciertos ejemplos, pues de un ejemplo no se puede extraer el concepto de moralidad. Los imperativos se expresan por medio de un “deber ser”, nos dicen que es bueno hacer u omitir algo, y aunque la voluntad no siempre algo porque se le represente como bueno, pero es bueno lo que hace cuando las representaciones de la razón determinan sus acciones. Todos los imperativos mandan. Si mandan algo para conseguir otra cosa se denominan hipotéticos , pero si lo que mandan es bueno en sí, necesario en una voluntad conforme con la razón, se denomina categórico. El imperativo categórico es uno solo: “Obra según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal”. Si la razón por sí sola determina nuestra conducta ha de hacerlo necesariamente a priori. Si hay algo cuya existencia en sí misma es un valor absoluto y que, como fin en sí mismo, pueda fundamentar leyes, ahí está el fundamento del imperativo categórico. El hombre, la naturaleza racional, existe como fin en sí mismo. Es el fundamento del que se derivan todas las leyes de la voluntad. El imperativo será: “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como medio”.