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Resumen de Etica para Amador por Fernando Savator
Tipo: Apuntes
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Sabater amplia en este libre algunos temas que le quedaron pendiente en Ética para Amador, el define rápidamente a la ética como el hecho de estar de acuerdo con uno mismo y tener el inteligente coraje de actuar en consecuencia, aquí y ahora, sin aplazamientos cuando se trata de lo que más nos conviene, que la vida es corta y no se puede andar dejando siempre lo bueno para mañana. En cambio, la política busca otro tipo de acuerdo, el acuerdo con los demás, la coordinación y la organización de los seres humanos en Sociedad.
La sociedad se supone que está pensada por hombres como nosotros y para hombres como nosotros, es un solaz para el ser humano, nos cobija, nos sirve, pero también hay que servirla, nos brinda protección, auxilio, compañía Información, entretenimiento, viene acompañada de limitaciones, de instrucciones. Siempre estamos comprometidos con ella en cuerpo y alma.
Para Savater la razón es la capacidad de establecer convenciones, o sea, leyes que no nos vengan impuestas por la biología sino que aceptemos voluntariamente. La diferencia fundamental entre los demás animales y los humanos es que nosotros tenemos «razón» además de instintos y la otra es que los animales solo mueren y nosotros luchamos por no morir.
La vida de cada humano es irrepetible e insustituible y la vida en sí misma es un milagro, de miles de millones de galaxias y planetas que habitan el universo, que haya surgido en la tierra y que nosotros podamos tener conciencia de la misma realmente es un milagro.
Por eso cada cual tiene derecho a disfrutar de su vida del modo más humanamente posible, sin sacrificarla a dioses, ni a naciones, ni siquiera al conjunto entero de la humanidad doliente.
Pero por otra parte, para ser plenamente humanos tenemos que vivir, en Sociedad. Y no se puede desentenderse de los problemas que atañen a la misma. Si nos desentendemos de la sociedad humana de la que formamos parte, luego no podemos quejarme cuando la violencia o la indiferencia se vuelve contra nosotros.
Los antiguos griegos a quien no se metía en política le llamaron idiotés; una palabra que significaba persona aislada, sin nada que ofrecer a los demás, obsesionada por las pequeñeces de su casa y manipulada a fin
de cuentas por todos. De ese «idiotés» griego deriva nuestro idiota actual.
Savater refiere que la sociedad que nos rodea y empapa, da forma a los hábitos de nuestra mente y las destrezas o rutinas de nuestro cuerpo. Es una red de lazos más sutiles y espirituales compuesta de lenguaje (el elemento humanizador por excelencia) de memoria compartida, de costumbres, de leyes, hay obligaciones y fiestas, prohibiciones, premios y castigos. Algunos comportamientos son tabú y otros merecen aplauso.
La sociedad se supone que está pensada por hombres como nosotros y para hombres como nosotros: podemos comprender las razones de su organización y utilizarlas en nuestro provecho, la sociedad nos sirve, pero también hay que servirla: está a mi servicio, pero sólo en la medida en que yo me resigne a ponerme al suyo. Cada una de las ventajas que ofrece (protección, auxilio, compañía, información, entretenimiento nos exigen compromiso por nuestra parte.
Las sociedades humanas funcionan como máquinas de inmortalidad. El grupo social se presenta como lo que no puede morir, a diferencia de los individuos, y sus instituciones sirven para contrarrestar lo que cada cual teme de la fatalidad mortal: si la muerte es soledad definitiva, la sociedad nos brinda compañía permanente; si la muerte es debilidad e inacción, la sociedad se ofrece como la sede de la fuerza colectiva y origen de mil tareas, hazañas y logros; si la muerte borra toda diferencia personal y todo lo iguala, la sociedad brinda sus jerarquías, la posibilidad de distinguirse y ser reconocido y admirado por los demás; si la muerte es olvido, la sociedad fomenta cuanto es memoria, leyenda, monumento, celebración de las glorias pasadas; si la muerte es insensibilidad y monotonía, la sociedad potencia nuestros sentidos, refina con sus artes nuestro paladar, nuestro oído y nuestra vista, prepara intensas y emocionantes diversiones con las que romper la rutina mortificante; la muerte nos despoja de todo y por tanto la sociedad se dedica a la acumulación y producción de todo tipo de bienes; la muerte es silencio y la sociedad juego de palabras,
Obediencia y Rebeldía
Immanuel Kant, dijo que los hombres somos « insocialmente sociables ». O sea que nuestra forma de vivir en sociedad no es sólo obedecer y repetir sino también rebelarnos e inventar, se es obediente, porque sabemos que lo que hacemos es beneficioso para nosotros y para la sociedad en donde nos desenvolvemos lo hacemos sin necesidad de sentirnos presionados.
Las primeras formas de autoridad social debieron parecerse mucho a la autoridad familiar, pues los padres son los primeros «jefes» porque ellos son quienes nos han protegido de los peligros y han tenido experiencias que nos ayudaran en la vida. Luego ya en las primeras tribus quienes mandaban eran los más fuertes, pues ellos eran quienes cazaban y protegían a los demás de las fieras. Sin embargo la fuerza bruta no podía ser el todo entonces las tácticas que inventaban el hombre inteligente eran seguidas y ejecutadas por el resto de la tribu, Los ancianos llegaron a gozar de una gran jerarquía pues ellos poseían toda la experiencia y sabiduría y podrían ayudar y guiar al pueblo.
De todas las cosas dignas de admiración que hay en el mundo, ninguna es tan admirable como el hombre.» Por ello, los griegos inventaron la polis, la comunidad ciudadana en cuyo espacio artificial, antropocéntrico, no gobierna la necesidad de la naturaleza ni la voluntad enigmática de los dioses, sino la libertad de los hombres, es decir: su capacidad de razonar, de discutir, de elegir y de revocar dirigentes, de crear problemas y de plantear soluciones. El nombre por el que ahora conocemos ese invento griego, el más revolucionario políticamente hablando que nunca se haya dado en la historia humana, es Democracia.
La democracia griega estaba sometida al principio de isonomía: es decir, las mismas leyes regían para todos, pobres o ricos, de buena cuna o hijos de padres humildes, listos o tontos. Sobre todo, las leyes eran inventadas por los mismos que debían someterse a ellas.
Los romanos aportaron el derecho, sin duda la más importante modificación de la comunidad humana desde el chispazo democrático e igualitario en Grecia. Unas reglas de juego comunes precisas y públicamente divulgadas que regulasen con detalle los intereses de los individuos, sus conflictos, lo que podían esperar de la comunidad y lo que la comunidad podía esperar de ellos.
Los romanos, contribuyeron con la extensión de sus conquistas a que los derechos políticos se hicieran universales y cualquiera dentro del imperio pudiera disfrutar de ellos. En la actualidad se han perfeccionado los derechos y se han definido los derechos humanos , una serie de reglas universales para tratarnos los hombres unos a otros, cualquiera que sea nuestra posición histórica accidental.
Defender los derechos humanos universales supone admitir que los hombres nos reconocemos derechos iguales entre nosotros, a pesar de las diferencias entre los grupos a los que pertenecemos: supone admitir, por tanto, que es más importante ser individuo humano que pertenecer a tal o cual raza, nación o cultura****.
Rousseau atribuía la raíz de nuestros peores problemas es la propiedad. En cuanto un hombre espabilado cercó un campo y dijo «esto es mío», siendo creído por quienes le escuchaban, comenzaron todos los conflictos entre ricos y pobres, la explotación del hombre por el hombre. El origen de la auténtica desigualdad entre los hombres no es político, dice Rousseau, sino económico, la propiedad privada ha producido efectos tanto positivos como negativos.
Según desde el punto de vista que se la mire. La propiedad privada fomenta las desigualdades, las envidias, la codicia, y hace que los humanos se identifiquen con lo que tienen y no con lo que son, Tener para ser o Ser para tener. Pero también la propiedad privada permite el desarrollo de la independencia de cada cual, de su autonomía, su distanciamiento creador de la unanimidad del grupo y le permite desarrollar derechos y deberes basados en la deliberación racional. La propiedad comenzó a mutar en lo que luego se tradujo en modelos de producción Capitalistas y Comunismo, la complejidad del tema merece un análisis muy profundo pero llegar a una única verdad es casi imposible, debido a ello es que continúan las disputas entre los seres humanos.
El hombre es el depredador total, la fiera más completa de las conocidas. La culpa original de esta feroz condición es la escases de recursos y la falta de capacidad para compartir los existentes. En los últimos cinco mil quinientos años de historia, para no ir más lejos, se han producido catorce mil quinientas trece guerras, que han costado mil doscientos cuarenta millones de vidas. La guerra hasta ahora, ha sido una compañera odiosa pero inseparable de las sociedades humanas. Siempre se la ha tenido juntamente como una ocasión gloriosa y magnífica, pero también como una tragedia y una fuente de dolor.
La violencia entre las familias, las tribus e individuos fue políticamente atajada por medio de la institucionalización del Estado, monopolizador de la violencia dentro de su territorio. Pero los Estados permanecen