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sociologia en el medio ambiente
Tipo: Apuntes
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ESTUDIANTES
DOCENTE
1° SEMESTRE INGENIERIA AMBIENTAL
UNIVERSIDAD DE LA GUAJIRA-SEDE FONSECA
SEPTIEMBRE-
La sociología ambiental es el estudio de las interacciones entre las sociedades y
sus entornos naturales. El campo hace hincapié en los factores sociales que
influyen en la gestión de los recursos ambientales y causan problemas
ambientales, los procesos mediante los cuales estos se construyen socialmente y
se definen como problemas sociales, y las respuestas sociales a estos problemas.
La sociología ambiental surgió como un subcampo de la sociología a finales de los
años 70 en respuesta a la emergencia del movimiento ambiental en los años
sesenta.
Desde los años setenta, la crisis ambiental ha emergido como uno de los grandes
problemas globales que aquejan a nuestro planeta Tierra. Desde la Conferencia de
Estocolmo en 1972 y, muy especialmente, desde la Cumbre de Río de 1992 la
relación entre medio ambiente y desarrollo constituye un binomio de reflexión tanto
para los científicos, como para los políticos y la sociedad en general.
Con la venida del segundo milenio, la palabra CRISIS con mayúscula está en boca
de todos. Si hace unos años era el desastre atómico, en la actualidad el cambio
climático, la pérdida de biodiversidad, y la contaminación en sus diferentes formas
amenazan al mundo, tal y como hoy lo conocemos.
La aparición de la cuestión ambiental hay que ligarla por una parte a los
movimientos sociales de los años sesenta y a la crisis del petróleo de 1973,
cuando nos percibimos de la FINITUD de los recursos naturales. En la actualidad,
el peligro no parece residir tanto en la escasez de la energía que mueve la
máquina industrial mundial, sino en las emisiones, desperdicios, basuras y
desechos, subproductos nocivos de ese sistema mundial.
Hay un discurso ambientalista muy divulgado que culpabilizada al tercio del mundo
dominado por el hiperconsumismo y a los otros dos tercios que crecen y se
multiplican de forma exponencial como causas últimas de la crisis ambiental. Unos
pocos que consumen mucho, y muchos otros que por su pobreza deben tomar y
esquilmar lo poco que pueden atrapar. Sin embargo, este razonamiento simplifica
enormemente la cuestión. Detrás de ambos comportamientos socioculturales
impera una lógica, lógica impuesta por el actual sistema mundial que construye
perspectiva según la problemática social del momento y las influencias teóricas
renovadas que incorporan los distintos investigadores.
humana" pero también "sociología del medio ambiente", que valoriza a la
sociología por haberlo instituido y constituye un patrimonio en su comunicación
con otras ciencias.
de discernimiento en las decisiones políticas, que requiere una oferta académica
que capacite a los sociólogos para contribuir al diseño interdisciplinar de los
proyectos técnico-organizativos, de transformación de las condiciones de vida de
poblaciones humanas, en entornos físicos específicos.
La división del trabajo social
Emile Durkheim considera que el objeto fundamental de la sociología debe apoyarse en el estudio de los hechos sociales. La idea de que los hechos sociales deben ser tratados como "cosas" es vital para distinguir la filosofía de la sociología, los hechos sociales deben ser estudiados de un modo empírico, no filosófico, de tal manera para distinguir la sociología de la psicología, Durkheim afirma que los hechos sociales son externos y coercitivos para el actor, el objetivo de la psicología sería estudiar los hechos psicológicos, mientras que el de la sociología sería el estudio de los hechos sociales. Se distinguen en su obra dos grandes grupos de hechos sociales: hechos sociales materiales e inmateriales. Los hechos sociales materiales son los más visibles, a veces el hecho social se materializa y llega a convertirse en un elemento del mundo exterior. La arquitectura sería un ejemplo de hecho social material. Pero a lo que el gran sociólogo da mayor importancia, hasta convertirlo en núcleo de su obra es el análisis de los hechos sociales inmateriales. Los hechos sociales inmateriales se corresponden con lo que hoy consideramos normas y valores de la sociedad, o de forma extensa, la cultura. Los hechos inmateriales habitan en cierto modo en la mente del actor, por esto, para distinguirlos de los hechos psicológicos se ha de pensar en ellos como coercitivos y externos. Hay que considerar que tanto algunos hechos sociales como los psicológicos existen dentro de las conciencias y entre ellas; Durkheim considera que mientras los sociólogos se interesan por las normas y los valores, los psicólogos se afanan en temas como los instintos humanos, por tanto en fenómenos más primarios. Durkheim se esfuerza por organizar los
cambio a la división del trabajo permite a personas y estructuras, cooperar entre los diversos ámbitos de especialización.
Una sociedad mecánica se caracteriza por un derecho represivo, cualquier ataque a su sistema de valores compartido es algo de gran importancia para la mayoría de los individuos, por lo que el trasgresor suele ser castigado muy severamente si se considera su acción una ofensa contra el sistema moral colectivo. Una sociedad de solidaridad orgánica se caracteriza por el derecho restituido; a los individuos se les pide que cumplan con la ley o que restituyan a aquellos que resulten perjudicados por sus acciones. En este tipo de sociedades la gente no suele reaccionar emocionalmente ante el incumplimiento de las leyes. Mientras que en el primer tipo de sociedad la administración de la justicia corre a cargo de las masas, mientras que en el segundo tipo, la administración del derecho entitativo corre a cargo de especialistas, lo que concuerda con la especialización característica de la división del trabajo.
Es una de las figuras ejemplares en el desarrollo del pensamiento humano, quien fue el creador del positivismo y de la sociología, aportaciones que influyeron poderosamente en la organización y en el rumbo del mundo. La vida de este pensador se encuentra íntimamente ligada a su obra; acorde con su vocación innata, logró consagrarse exclusivamente al estudio y a la investigación, y en su desempeño se apegó fielmente a los lineamientos éticos y filosóficos que expuso en sus propios libros, a pesar de que la suerte le deparó un sino atormentado, lleno de sinsabores. Augusto Comte, el asceta parisino, en la segunda mitad del siglo XIX iluminó con sus planteamientos intelectuales a la humanidad que a partir de la Revolución Francesa vivía en una profunda crisis espiritual.
Comte nació en Montpellier, Francia, en el año de 1798; sus padres pertenecían a la clase media, en aquel entonces católica, conservadora y monárquica, ingresó a la escuela a la edad de nueve años y dio muestras en corto tiempo de poseer una capacidad intelectual privilegiada y un carácter independiente, se dice que Augusto poseía una memoria fantástica, pues podía recitar largos poemas y páginas enteras luego de oír su lectura una sola vez. De manera autodidacta aprendió español, italiano, alemán e inglés; además obtuvo premios en todos los años de su formación académica y demostró especial aptitud para las matemáticas, a las que dedicó gran parte de su vida. Esta ciencia influyó profundamente en sus especulaciones filosóficas y sociales, ya que infundió en él, según Recaséns Siches, ese “espíritu de ingeniero” en el que se cimienta su pensamiento positivista.
sobre el conjunto de los fenómenos, que se excluyen mutuamente: la primera es el punto de partida necesario de la inteligencia humana, la segunda sólo está destinada a servir de transición la tercera, su estado fijo y definitivo.
El estadio teológico
Para Comte, lo que el hombre conseguía en su tiempo a través de la ciencia, en la época primitiva lo lograba con recursos religiosos. Este primer intento de explicación, dio origen a las diversas mitologías, teogonías y teologías en las cuales, con el paso del tiempo, se fue afirmando la unicidad de Dios, es decir, la hegemonía de un dios principal.
Aunque Comte usa el término “teológico” para este primer estadio, sería más exacto reemplazarlo por el término “religioso”, pues el autor del positivismo piensa más en la conducta religiosa, en la relación del hombre con Dios o con los dioses.
El estadio metafísico
En la explicación de los fenómenos de la Naturaleza, las divinidades, las voluntades personales de seres sobrenaturales, o de un dios principal, van siendo sustituidas por fuerzas o poderes inherentes a las cosas mismas. Surgen así las ideas de naturaleza, esencia, potencias activas, fuerzas vitales, causas finales, etc. que, al principio, se consideraban como instrumentos en manos de la divinidad. Comenzaba el modo metafísico de pensar en sustitución del teológico y, con él, el inicio del predominio del pensamiento abstracto.
Sin embargo, no se trata todavía de una verdadera explicación de los fenómenos pues los hombres, bloqueados por sus propias abstracciones lógicas, discuten inútilmente sobre ideas generales, como justicia, libertad, derecho y otras semejantes, confundiéndolas con la realidad.
El estadio positivo
Con el progreso de las ciencias, se supera la explicación metafísica y adviene el estadio positivo en el que la humanidad alcanza la madurez de pensamiento. El hombre renuncia a buscar causas últimas y explicaciones de los fenómenos en algo que esté más allá de la experiencia (voluntades divinas misteriosas o abstracciones metafísicas). En esta etapa se atiene a los hechos y trata de formular las leyes que los coordinan, por medio de la observación, de la experimentación y del razonamiento matemático. Este conocimiento de las leyes naturales se dirige a la previsión de los acontecimientos futuros y, con ello, al dominio de la Naturaleza. La metafísica ha quedado reemplazada por la ciencia moderna. En esta etapa definitiva del desarrollo del espíritu humano, la humanidad puede entregarse indefinidamente a sus afanes de dominio tecnológico de la naturaleza, mientras que en el ámbito especulativo va logrando la perfección en la medida que consigue unificar los conocimientos científicos bajo una única ley.
Fundamentación de esta ley
Comte piensa que la ley de los tres estadios está inscrita en la naturaleza misma del espíritu. Tiene, por tanto, valor de primer principio que no necesita demostración.
La simple observación de la evolución de las ciencias humanas “demuestra” que todas y cada una van pasando del estadio teológico al metafísico y, después, al positivo, aunque se lamenta de que, aún en su tiempo, muchas ciencias sigan conservando demasiados rasgos de las etapas anteriores.
Según Comte, también puede comprobarse muy fácilmente la verdad de esta ley, pensado en la propia experiencia personal.
A estas dos pruebas por observación, añade Comte lo que considera la “demostración” técnica de la necesidad de esa ley. Partiendo del empirismo fenomenista de Hume, entiende que los sentidos reciben sensaciones aisladas, sin inteligibilidad intrínseca. Hay necesidad, por tanto, de una teoría, un principio o un esquema que coordine los hechos aislados, dándoles la inteligibilidad de la que carecen. Este esquema ha de ser necesariamente a priori de la experiencia, que ofrece solo sensaciones aisladas. Comte plantea, por tanto, la necesidad inicial de una teoría, cuya función primordial sea la de coordinar los hechos, al margen de su contenido de verdad, así el espíritu humano, presionado por un lado por la necesidad de observar para obtener teorías reales y, por otro por la necesidad, no menos imperiosa, de crearse algunas teorías para poder continuar estas observaciones, se hubiera encontrado desde su nacimiento encerrado en un círculo vicioso del que no hubiera podido salir nunca si no hubiera abierto felizmente una salida natural por el desarrollo espontáneo de unas concepciones teológicas, las cuales han sido un punto de conexión a sus esfuerzos y han ofrecido un programa para su actividad.
Concepción positivista de la ciencia y clasificación de los saberes
Según Comte, el método científico se caracteriza por prescindir de la búsqueda de causas reales. Las ciencias se limitan a establecer relaciones entre los fenómenos observables. De ahí el calificativo de su filosofía como positivista, puesto que prohíbe que la ciencia traspase el ámbito de los datos, de lo positivamente dado en la experiencia. Para el positivismo, como se vio al inicio, las leyes científicas no son más que “relaciones invariables” entre fenómenos, y su finalidad principal es facilitar el dominio humano de la naturaleza, permitiendo la previsión de los hechos futuros. La realidad puede explicarse sin necesidad de recurrir a ninguna entidad o principio trascendente.
Para Comte no hay más conocimiento que el conocimiento científico-positivo. Y como las clasificaciones del saber vigentes en su época tenían un fundamento teológico o metafísico, él propone otra que responda al estadio positivo, en la que obviamente no incluirá los saberes que pretendan ir más allá de los hechos y de su coordinación a través de una ley (metafísica, teología).
meta más allá de la cual pueda decirse que ya no seguirá adelante. Conforme a esta ley del progreso, cada uno de los estados sociales es resultado necesario del precedente y el motor indispensable del que le sigue.
Comte pensaba que la crisis pública y moral de la sociedad de entonces provenía de la coexistencia de tres filosofías opuestas (teología, metafísica y ciencia). Por tanto, para reorganizar la sociedad era necesario que todas las mentes llegasen a pensar de acuerdo con unas mismas ideas y que la Sociología se constituyese como ciencia positiva. La tesis política de Comte es clara: la unidad social a través de la unidad de la doctrina.
Según Comte, el método positivo es la fuerza capaz de realizar la unidad espiritual entre los hombres. Para él, la felicidad de la sociedad depende tanto de un desarrollo general de la razón iluminada por las ciencias como del establecimiento de una ciencia positiva que estudie los hechos sociales. Pero como las ideas científicas no son la verdad común, es natural que surjan conflictos en la sociedad, debido a la diversidad de opiniones entre los hombres. Por eso, él afirmó la necesidad de reemplazar la educación teológica y metafísica por una educación exclusivamente positivista, y planteó su imposición por la fuerza desde el Estado.
Fue el iniciador del estudio sistemático sobre la burocracia. Sus observaciones del desarrollo de la burocracia y la formación de las condiciones que contribuyeron al mismo, como la economía monetaria, la aparición del sistema capitalista, la revolución industrial, y la ética protestante, son referencias del tema. Con su teoría de la dominación burocrática, trata de establecer las condiciones en las que la persona que detenta el poder justifica su legitimidad y las formas en que los sujetos sobre los que se ejerce el poder se someten a él. No es suficiente con la legitimación del poder, es preciso un cierto grado de organización administrativa que permita el ejercicio del poder.
Principios de la burocracia según Weber
La teoría de la burocracia de Weber distingue 3 principios de legitimación que permiten distinguir los tipos de dominación:
Dominación carismática: Justificada por las características del líder y aceptada por los súbditos en función de su fe y en la que, en caso de surgir una organización administrativa, lo que resulta inestable e indeterminada.
Dominación tradicional: legitima el poder del jefe en el pasado y el estatus heredado y suscita organizaciones administrativas de tipo patrimonial de tipo feudal en las cuales los "funcionarios" dependen del jefe y están fuertemente vinculados a él.
Profesionalización y racionalidad
Se requiere una especialización y una preparación cualificada y su selección se realizará de acuerdo con este tipo de criterios. Se considera el empleo como una carrera que se desarrolla de acuerdo con un sistema de promociones establecido en función de la antigüedad o la capacidad y conocimientos técnicos. Se trata de una adjudicación de los puestos y cargos por razones de competencia y no por preferencias personales o nepotismos.
Impersonalidad
Los actos administrativos, las decisiones y las reglas se formularán y registrarán por escrito y el funcionario ideal cumple su tarea con un espíritu de formalidad impersonal.
Según Weber, desde un punto de vista técnico la experiencia demostraría en forma universal que la organización administrativa de tipo burocrático puro es capaz de proporcionar el más alto grado de eficacia. El aparato burocrático desarrollado es exactamente lo mismo que la máquina respecto de las formas no mecánicas de producción. La precisión, rapidez, univocidad, la oficialidad, la continuidad, la discreción, la uniformidad, la rigurosa subordinación, el ahorro de fricciones y de costos objetivos y personales son mayores en una administración severamente burocrática y especialmente monocrática, servida por funcionarios especializados.
Burocracia ideal de Weber
Weber trató de formular un tipo ideal de administración burocrática. No es un modelo empírico del funcionamiento burocrático, ni es resultado de un promedio de las características de todas las burocracias existentes. Se trata de un tipo puro obtenido por abstracción de los aspectos burocráticos más característicos de todas las organizaciones conocidas y cuya nota esencial es la racionalidad y eficiencia.
Críticas a la burocracia ideal de Weber
Han surgido críticas al concepto de burocracia weberiano y a la utilidad del tipo ideal. Unas dirigidas a señalar las insuficiencias de un concepto que no tenía en cuenta los aspectos empíricos de las organizaciones concretas y olvidaba las dimensiones no racionales de la misma; otras ponen de manifiesto las propias contradicciones del tipo ideal establecido por Weber señalando que una organización concreta que reuniera todas las características en él establecidas no tendría que hallarse necesariamente situado en el máximo de eficiencia, porque los factores que determinan esta no pueden establecerse en abstracto.
Críticas que han puesto de manifiesto las diferencias disfuncionales que surgen a partir del modelo de organización burocrática establecido por Weber.
Teoría funcionalista
Organizando el caos
La lupa que aplica la Sociología al estudio de nuestra vida en colectividad aporta un cierto orden y dota de sentido a tanta complejidad existencial en una Sociedad cada vez más caracterizada por la capacidad de los individuos para conectarse, expresarse y actuar de forma polifacética en función de su posicionamiento social o status y a través de acciones sociales esperadas y desarrolladas según el rol del actor en cada interacción.
La práctica diaria y el transcurrir de la vida de las personas en una sociedad compleja y tecnológica como la nuestra nos muestran un caos aparente que parece presidir las relaciones interpersonales y las mil maneras de abordar la interacción de los individuos en cuanto que componentes de la Sociedad.
La Sociología utiliza determinadas herramientas analíticas para realizar un primer acercamiento al estudio de las relaciones grupales. Estas herramientas no son más que construcciones sociales que tienen como función la resolución de ciertas cuestiones metodológicas y conceptuales por lo que no existen como tales en la realidad social de los individuos.
El carácter funcional de las Instituciones
En las siguientes líneas realizamos una enumeración de las herramientas analíticas que corresponderían a una Sociedad Mínima (T. Parsons). Se trata de un ejercicio de iniciación al estudio de lo social, de acercamiento a la Sociología en un primer momento, por lo que lo exponemos de forma gradual y ascendente, iniciándose la prospección desde la noción más básica y cercana a la interacción
tiene un alto grado de funcionalidad y transversalidad, de manera que la sociedad se dota de distintas instituciones en función de la necesidad y los objetivos a lograr. Dentro de las propia Sociedad no todas las instituciones tienen la misma dimensión e importancia e incluso una institución contiene otra en sí misma, es el caso de la institución de la Familia que incluye a su vez otra institución reconocida como es el Matrimonio, ambas relacionadas con funciones de adaptación y reproducción.
Sistema Social
Es la sociedad en toda su complejidad la que deviene como Sistema Social en cuanto que las diversas estructuras sociales guardan cierta coherencia en la manera en que se relacionan los actores a través de los diferentes niveles y las diversas interactuaciones que realizan. Las instituciones sociales inmersas en el ámbito de uno de los subsistemas: Adaptación, Objetivos, Integración y Latencia. (A.G.I.L.), se comunican entre sí de manera que producen la necesaria retroalimentación y equilibrio del Sistema siempre que se cumplan ciertos prerrequisitos sistémicos descritos por Parsons:
1. Los sistemas sociales deben estar estructurados de manera que sean compatibles con otros sistemas 2. El sistema social debe contar con el apoyo de otros sistemas 3. Debe satisfacer una parte significativa de las necesidades de los actores. 4. Debe fomentar en sus miembros una participación suficiente. 5. Debe ejercer control sobre las conductas potencialmente desintegradoras. 6. Si surge un conflicto lo debe controlar. 7. Requiere un lenguaje para poder sobrevivir.
Mediante la ideología deformamos la realidad objetiva y expresamos la forma en que debe organizarse la Sociedad. Este convencimiento lo proyectamos a los demás a través de nuestros valores, creencias, símbolos o significados con la intención de convencer y sumar adhesiones, de tal manera que el individuo influye en la forma de proceder de las instituciones y éstas a su vez condicionan las formas de pensamiento y conducta de los individuos ejerciendo (incluso de modo coercitivo) cierto control social.
Es el nombre con el que se designa el periodo histórico comprendido entre la Revolución francesa y la actualidad. Comprende un total de 223 años, entre 1789 y el presente.
La humanidad experimentó una transición demográfica, concluida para las sociedades más avanzadas y aún en curso para la mayor parte de los países subdesarrollados y los países recientemente industrializados ,que ha llevado su crecimiento más allá de los límites que le imponía históricamente la naturaleza, consiguiendo la generalización del consumo de todo tipo de productos, servicios y recursos naturales que han elevado para una gran parte de los seres humanos su nivel de vida de una forma antes insospechada, pero que han agudizado las desigualdades sociales y espaciales dejando para el futuro graves incertidumbres medioambientales.
Los acontecimientos de esta época se han visto marcados por transformaciones aceleradas en la economía, la sociedad y la tecnología que han merecido el nombre de Revolución Industrial, al tiempo que se destruía la sociedad preindustrial y se construía una sociedad de clases presidida por una burguesía que contempló el declive de sus antagonistas tradicionales: los privilegiados y el nacimiento y desarrollo de uno nuevo: el movimiento obrero, en nombre del cual se plantearon distintas alternativas al capitalismo. Más espectaculares fueron incluso las transformaciones políticas e ideológicas; así como las mutaciones del mapa político mundial y las mayores guerras conocidas por la humanidad.
El marco económico de esta sociedad está caracterizado por el predominio de empresas multinacionales y la globalización de los mercados financieros. En nuestras sociedades, con las agrupaciones obreras y profesionales debilitadas, las multinacionales han actuado con gran autonomía frente a estados débiles que priorizan el ingreso de capitales privados sobre el bienestar social.
La ciencia y la cultura entran en un periodo de extraordinario desarrollo y fecundidad; mientras que el arte y la literatura, liberados por el romanticismo de las sujeciones académicas y abiertas a un público y un mercado cada vez más amplios; se han visto sometidos al impacto de los nuevos medios de comunicación de masas, escritos y audiovisuales, lo que les provocó una verdadera crisis de identidad que comienza con el impresionismo y las vanguardias.
El ámbito de la sociología es elaborar teorías y metodologías para explicar, predecir y actuar sobre fenómenos de la realidad social, por ejemplo: estudiar los nuevos movimientos sociales y su posible repercusión en la búsqueda de soluciones a la crisis actual del país.
Su finalidad es elaborar y ejecutar investigaciones, planes, programas y acciones referidas a la realidad social, por ejemplo: programas de desarrollo regional.
Diseñar métodos, técnicas e instrumentos para obtener información acerca de la realidad social en los ámbitos públicos y privados, por ejemplo: ámbito público,